Hablar como antes...por supuesto que si -Viktor-

Estaba molesto, me hice tiempo para ir a ver a mi hermano a su despacho, tenía varias cosas que hablar con él pero al parecer, siempre tiene cosas mejores que hacer, en su despacho solo estaba esa mujer que me ponía de malas, su cara, su actitud, la odiaba, era más soberbia que muchos, le dejé un recado para mi hermano, solo esperaba que esta vez si pudiera atenderme, en las clases era muy bueno, pero como siempre tenía problemas porque a los profesores no les gustaba mi manera de contestar o de corregirlos no era mi culpa que fueran unos mediocres, en especial el estúpido profesor de código penal, era un reverendo idiota, sabía que me metería en problemas por esto, por eso quería hablar con mi hermano, eso y otros asuntos que tengo en mente, para platicarlos con él, quería preguntar varias cosas sobre la empresa familiar, aunque no estuviera a cargo de nada de ella, por decisión de mi estúpido padre, que ya era un vejestorio pero seguía haciéndose el joven con todos, simplemente me causaba repulsión, pero tenía que llevarme bien con mi hermano de vez en cuando, no perdería la oportunidad de entrar a la empresa, aunque sea como mano derecha de Vlad, aunque odiaba estar bajo su mandato, era lo mejor que podía hacer, estaba tirado a la sombra de un árbol esperando a que a Vlad le diera la gana de volver a su despacho para poder atenderme, mire el reloj que estaba en mi mano izquierda, ¿a qué hora me había dicho esa mujer que fuera? No importaba había dicho que iría en el segundo bloque de clases así que eso es lo que haría, me levante y sacudí un poco mi ropa para ponerme en camino al edificio de la rectoría, alise un poco mi ropa y me puse en camino.

 
Cruce las puertas dobles del edificio, subí las escaleras de mala gana el solo pensar que tenía que volver a ver a esa arpía que tenia de secretaria hacia que se me revolviera el estómago, entre a la recepción de mi hermano para ver a la mujer, al verme con esos ojos déspotas y soberbios, me anuncio con mi hermano y me indicó que pasara, sin perder el tiempo me dirigí a las puertas que dejaban entrar al despacho de Vlad, las abrí y ahí se encontraba el, parado frente a mí, con ese porte característico de él, siempre había sido un hombre elegante y ni siquiera se esforzaba en serlo, se veía bien cualquier cosa que se pusiera, lo odio, pensé para mis adentros, puse una sonrisa que no había que ser genios para saber que era forzada – También me alegra verte hermano – me puse  a inspeccionar los cuadros de las paredes – ¿es agradable estar aquí? ¿detrás de tu gran escritorio? – preguntaba acerca de si le gustaba enserio ser el director de esa escuela, nunca había sido un hombre muy dedicado a los estudios, era muy inteligente y eso siempre ello había reconocido, pero no era comprometido por eso cuando nuestro padre lo eligió a él en vez de a mí me había molestado demasiado, odiaba sentirme inferior a él, por eso siempre trataba de no verlo en ningún lado, solo me recordaba la manera que me había hecho sentir mi padre al hacer eso, hacía ya varios años de eso – estúpido viejo – susurre para mí mismo.

Veía a mi hermano desde el otro extremo de la sala, viendo a aquel hombre con un porte extraordinario digno del apellido que llevábamos, odiaba sentirme atraído por el… por su forma de ser, pero por sobre todo por su físico era jodidamente hermoso, pero era solo eso, atracción, nunca he bajado la cabeza ante nadie y seguro no iba a empezar a hacerlo en este momento  ni siquiera si se tratara de la única persona que en verdad me ha importado, era horrible pensar que tenía estos sentimientos por otra persona de mi familia y peor aún por otro hombre, el me había iniciado en el placer carnal, tal vez lo que sentía era solo confusión… avance directo hacia el con paso firme, pero sin dejar la elegancia que caracterizaba mi forma de ser, mi sonrisa no se borraba del rostro por ningún motivo, me quede parado detrás de la silla que estaba enfrente del asiento de mi hermano, posando mis manos en el respaldo viendo directo a los ojos a mi hermano, esos ojos azules que siempre me volvían loco, pero el que me provocara eso hacia que me sintiera enojado con todo lo que se refiriese a él, gire los ojos cuando dijo que no insultara al señor que me había dado el apellido, suponía que lo mejor era tratar de no enojarme – tal vez no me de lo que quiero, pero seguro me hace sentir mucho mejor – tome el vaso que amablemente me ofreció, y acepte su invitación a sentarme en una de las sillas que se encontraban frente al imponente escritorio desde el cual manejaba toda la escuela y hasta la empresa de la familia, cruce una pierna sobre la otra deposite el vaso en el escritorio no sin antes darle un sorbo al líquido en su interior.

 
En el momento que mi hermano abrió la boca sabía que no podía no enojarme pero si podía no hacerlo tan evidente, odiaba que me hablara como si entendiera todo lo que me pasa -  ¿Qué te han dicho? ¿Que soy grosero con ellos? – dije con una sonrisa burlona en el rostro – no los insultaría si no fueran tan ignorantes y torpes, deberías hacer un chequeo en las aptitudes de los profesores y después preocuparte por mi comportamiento con ellos – gire los ojos, volví a tomar el vaso en mis manos y le di otro sorbo, sintiendo como el líquido resbalaba por mi garganta tan cálido y calmante como siempre me había parecido  sabía que mi hermano no hablaba enserio sobre la expulsión después de todo éramos familia, no veía el por qué me haría algo así, mire el vaso, mirando como el líquido daba vueltas en el interior de este, analizando cómo es que él quiere corregirme, lo único que quería era volverlo a sentir de manera inapropiada, pero eso era algo que no saldría de mi boca, el comentario de la caballeriza había sido bastante duro – ¿Pues eso es lo que te gustaría no? Tenerme lejos, donde no pudieras volver a verme pudriéndome en los establos… sabemos que te encantaría alejarme de aquí  toda costa, sé que no estoy a tu maldita altura, mi padre me lo recuerda cada vez que tiene oportunidad – bufe un poco, no podía seguir más calmado de lo que había estado hasta ese momento, no era de los que respiraba o contaba hasta diez para calmarse, ese simplemente no era yo… - en ese caso Aleksei dime tu … ¿Qué diablos sugieres que haga? ¿Qué es lo que quieres de mí? – esos ojos azules que se encontraban frente a mí que había empezado a desear otra vez, se había vuelto de pronto irritantes…. No soportaba verlo cuando se ponía en una actitud de “soy mejor que tu” al menos eso me parecía a mí.

Mis piernas estaban cruzadas una sobre la otra, mientras seguía con los ojos a mi hermano, no gire la cabeza ni si quiera cuando sentí sus manos sobre mis hombros, el lugar en el que ponía sus manos se sentían cálidos ¿Por qué lograba hacerme sentir así? ¿Por qué mi corazón se ponía así al tenerlo tan cerca? Troné la boca cuando empezó a defender nuestro padre, tal vez el señor era una buena persona con su hijo biológico pero conmigo siempre había sido una medirá de persona, si él quería creer eso estaba bien, pero que no viniera a decirme que yo estaba equivocado, se reconocer cuando las personas te odian con una mirada, no era para nada tope juzgando ese tipo de cosas, y no solo me basaba en unas cuantas miradas sino también en sus comentarios, decidí no decir nada UE tenga a su padre dentro de una caja de cristal en lo más alto de su estima, solo no quería que viniera a imponérmelo, no a mí que sabía bien como es ser mirado con lastima por el – Lo siento hermano, a pesar de que sabes que me encanta complacerte – una carga de ironía venia en esa frase – no poder cumplir tu sueño de llevarme bien con tu padre y ser una hermosa familia feliz – bufe un poco y baje la mirada, podía sentir su mirada a través del reflejo del vidrio, me ponía nervioso, pero no quería que él se diera cuenta, mi boca se torció hacia arriba simulando algo parecido a una sonrisa ¿un trato? El bien sabía que podía decir mis ay aún así no cumplir nada de lo que dijera, no sabía por qué estas seguro de que esta vez cumpliría lo que decía, no diría nada si eso lo hace feliz así que solo me limite a mover la cabeza de arriba abajo, demostrando que estaba de acuerdo con lo que me proponía – intentare ser más cordial, pero no prometo nada, sabes que mi temperamento es un tanto explosivo, tu mejor que nadie iberia saberlo, volvía  tomar un trago del vaso que me había servido, se prolongó un silencio un tanto incómodo para mí, pude notar por el rabillo del ojos como se me quedaba viendo lo cual hizo que los colores subieran a  mis mejillas algo que nunca me pasaba, por eso tal vez lo odiaba tanto, me sacaba de mi zona de confort y hacia que experimentara cosas con las cuales no estaba ni remotamente acostumbrado, me hice el loco, trate de no darle mucha importancia, tal vez no lo mostraba mucho o tal vez si pero el ser halagado así por mi hermano me llenaba de orgullo, lo cual hacia que me pusiera completamente nervioso y torpe, ya que me sudaban las manos cuando en ponía muy nervioso y sus palabras lo estaban logando, al tratar de dejar el vaso en el escritorio este se derramó sobre él, sin mojar nada solo resbalando el líquido hacia abajo, mojándome un poco el pantalón, me levante de golpe y mire a mi hermano un poco a penado – lo siento – me empecé a sacudir la ropa con las manos – maldita sea mi pantalón se iba a manchar si no lo llevaba a la tintorería, peor en ese lugar no había mucho que hacer solo esperar a que se secara – ya te dije, que por lo menos lo intentare, pero se me hace imposible no hacerles ver las cosas que hacen mal, deberías al menos hacer una prueba antes de contratarlos, hay muchos profesores que no saben si quiera de lo que hablan y sin embargo les das un sueldo demasiado alto, no quiero decirte como hacer tu trabajo, pero deberías cambiar varias cosas en esta escuela – viendo que mi pantalón no iba a tener remedio solo suspire y subí la mirada, al hacerlo me encontré con esos ojos azules tan penetrantes, esos ojos que desde hace años me ponían muy nervioso – Vlad – susurre mientras me encontraba ahí mirándolo, la luz que se colaba por la ventana detrás del hacia que pareciera que tenía un halo que lo hacía brillar, siempre había sido así un tipo con suerte – Supongo que tienes razón tratare de cambiar algunas cosas – siempre terminaba accediendo a sus peticiones.