Antes de ir a dormir, una buena cerveza [James]

Me moví quejándome, la perforación aun dolía y en cierta manera me preocupaba que James estuviera allí... si la mordía, me retorcería de dolor y rodaría por el suelo jadeando como si me hubieran practicado un castigo de la Santa Inquisición o algo así. Apenas el día anterior se me había bajado la hinchazón... estaba peor que un manatí con herpes.

Levanté una ceja al ver su reacción con mi pregunta... o la cerveza le caía mal, Michael Jackson no había muerto o mi pregunta le vino de sorpresa... pero la pregunta es ¿por qué? Arrugue el entrecejo mirándolo -A ver, Honey ¿qué escondes? ¿Que no me quieres decir? si no, te violo - sonreí divertido. Bebí de la botella y bufe inflando mis mejillas dejando un duckface -Tengo que ir a Suiza con mis padres y regresar una semana antes a revalidar las materias que reprobé - me encogí de hombros -Aunque quiero pasar las vacaciones contigo... pero... si, no me importa, pasaré las vacaciones contigo. Así tendrás algo productivo que hacer las próximas semanas - me acerqué y le mordí una mejilla... así, nada más, porque se me antojó ser zombie por un minuto.

Toé el menú y lo miré –Pero dejando eso de lado ¿quieres algo de cenar? Por que yo si, pero casi no tengo hambre -

¿Me violas? - respondí relajando la expresión de mi rostro - De ser así comenzaré a esconderte cosas más seguido - meneé las cejas de arriba hacia abajo entretenido. Él siempre respondía de la manera perfecta hasta cuando parecía estúpido... Como ahora. Pasé por alto sus preguntas, las tomé como simples palabras y me dediqué a escucharlo con atención.

Uhm vaya, ya veo - respondí serio. Qué aburrida serían las vacaciones sin mi compañero... Quizás con tantas cosas por hacer invitarle a vivir conmigo sería un error. - ¿Y por qué tienes que ir con tus padres? No es justo - parecía niño con pataleta aquella tarde, refunfuñaba por todo y por nada, pero la idea de pasar un tiempo limitado junto a él no me agradaba... Ningún tipo de límite era de mi agrado. - Bueno, yo me quedaré en acá en New York... No tenía ningún tipo de plan a decir verdad - me incliné hacia él y una amplia sonrisa se dibujó en mi rostro cuando le sentí morderme - Hey no... - murmuré y tiré de su labio luego de darle un pequeño beso, lamentablemente aún no me acostumbraba a su perforación - ¡Rayos, lo sientoooo! - solté una gran y maldadosa carcajada al darme cuenta del acto desquiciado y completamente desgarrador(?) que había hecho - Eso pasa porque no me preparaste psicologicamente y te haces hoyos donde no los hay - comenté molestando sin dejar de reír. Creo que con el ejemplo que Till me daba no me perforaría nunca nada... 

La verdad es que lo que quiero comer, no está en el menú... Grraw... - le guiñé un ojo entretenido y retomé el cigarrillo que una vez robado, olvidé - No sé... Tú siempre te lo comes todo aunque no tengas hambre. No sé cómo estás tan delgado, pequeño Till - fruncí el ceño y cogí el segundo menú que estaba sobre la mesa y hojeé sin leer nada en realidad. Aquel día no había almorzado, pero misteriosamente tampoco tenía hambre - Venga, decide tú, yo te sigo. Y si gustas, más tarde podemos pasar a mi casa - ir a mi hogar no era un plan de todos los días. Más bien era el lugar al que me escapaba cuando me hartaba de dormir en las habitaciones de aquel nido de víboras y chismes; la fraternidad. Más de una vez había invitado a Till, pero por lo general nos quedábamos en la sala de estar o simplemente en mi habitación. No conocía mi taller, desconocía por complejo aquellas paredes llenas de colores en donde mi personalidad desentonaba por completo. Además, ahí dejaba siempre mi coche, que llevó alguna vez a Chloë a su trabajo luego de que la recogiera completamente borracha en un bar... Ella y unos cuantos más eran los únicos que sabían de mis pertenencias, de las cuáles me desprendía completamente cuando estaba al interior de Brown... En la Universidad yo era tan sólo James.

Lo de violarlo no sonaba nada mal, sonreí rascándome la barbilla -Espero y te guste sin lubricante - ¡Mierda! si de por sí, soy un maldito depravado, Jimm sacaba lo más puerco que tenía.

Sinceramente si tenía hambre... y mucha, pero me abstuve a decir que quería todo lo que había en el menú en doble porción -Porque mis padres tienen la idea de que ando en malos pasos y quieren que vaya a verlos, además de que mi hermano menor está también en la universidad - en ése momento, bajé mi cabeza hasta darme un golpe con la mesa en la frente -Y creo que fue de chismoso... la verdad no quiero ir. Anda, ayúdame a crear un buen pretexto -. Levanté la cabeza y cuando sentí su beso, me quejé y casi grito, llevé mis dos manos al labio inferior aun quejándome – ¡Aagh!- creo que hasta mi lagrimita se me salió. Sentía el fuerte ardor y punzar sobre el labio y el idiota de mi novio solo se reía mientras yo vivía la muerte de Yisus en mi labio.

-Espérate a que te haga un hoyo donde no debería, vas a ver James Alonso Lawrence – hablé sujetando aun mi labio con la mano derecha. Reí pensando en todo lo que había comido la tarde anterior. Con eso de los exámenes orales que me dan nervios, me agarré tragando dos hamburguesas, un helado, una bolsa de frituras, dos paquetes de galletas, 3 refrescos, media pizza y un café con dona que me habían invitado por allí –Lo que tú no sabes es que guardo toda esa comida en mi trasero para invernar – todavía sentía el jalón de mi labio, pero apenas mencionó ir a su casa -¿y qué hacemos aquí sentados como idiotas? Vamos, deja pido algo para llevar y también para el camino y vamos – abrí la carta del menú otra vez y llamé al mesero –Me da para llevar tres cervezas, estas frituras de aquí pero con mucha salsa, un pack de sushi, carne arrachera con mucho de todo, una ensalada y... ¿Qué hay de postres? – vagué por las hojas del menú hasta atrás -¡Oh si! También una malteada doble – sonreí al empleado que salió terminando de anotar en su libreta -¿seguro que no quieres nada? -

Arrugué todo lo que tenía en la cara al sentir su escupitajo en mi bello y sensual rostro. Me pasé la manga de la chamarra que llevaba por la cara resignado. La sinceridad ante todo ¿o no? Además ¿qué le podía estar importando a la demás gente mis pláticas morbosas con mi novio? ¿Qué no tenían suficiente con el espectáculo de dos hombres besándose?

Pero la verdad es que... más que todo, yo no quería ir a Suiza por dos bellas razones: En primera, no quería pasar las vacaciones con James sin separarme un maldito minuto de su lado; la segunda, que si mis padres sentían que no podía con mi vida y estaba en problemas, no me dejarían volver a la Universidad, me darían de baja en la institución y me obligarían a estar en casa con ellos al pendiente de la maldita leucemia, de mi bienestar y de todo lo que pudiese ocasionar en su Tillen un bajón más en su ya mediocre vida –Ni creas que te voy a dejar solo, ya te conozco... y también me conozco yo. Así que tú irás conmigo –sonreí amplio. Estaba seguro que el dinero que tenía ahorrado y con lo que pensaba comprarme un departamento, alcanzaría para un vuelo a Suiza.

Pero... esas palabras, justo cuando el mesero partió. Levanté una ceja mirándolo y luego eché a carcajear –Mira, que tú tienes cola que te pisen, Jimm. Eres un degenerado y no puedes decirme que no –me acerqué y le robé un beso. Después de todo... y menos mal, recalcaba que me amaba así de puerco.

Cuando las bolsas estuvieron sobre la mesa, me levanté para sacar la cartera que, eventualmente, estaba en mi trasero. No literalmente- Estaba en el bolsillo de mi pantalón –No... Espera... yo lo pago –Pero claro, Till ¡CLARO! Antes de que pudiera sacar el efectivo, la cartera se me cayó dos veces. No sé de donde pude sacar tanta torpeza. Para cuando tenía al fin el billete en la mano, mi hombre de cabellos castaños ya había entregado un plástico. Tomé una de las bolsas y caminé a su lado tarareando como si nada esperando me guiara a su casa. Allí podría comer a gusto.

Cuando llegamos, sonreí entrando al lugar y sentándome en uno de los sillones, dejando las bolsas a un lado y sacando una caja de unicel de ellas, abriéndola y encontrándome con un delicioso rollo de sushi. Comencé a comer como si nada.