Pasando de las clases {Kimberly}

Abrí la puerta de mi habitación y me encontré a Yulia de espaldas mirando debajo de la cama junto con la habitación toda desordenada, tanto sus cosas como las mías. Me la quedé mirando un rato y al parecer estaba preocupada. Cuando se dio cuenta de que yo estaba ahí ella se levantó y bajó la mirada, jugando con sus manos un tanto nerviosa. Obviamente yo me preocupe y le pregunté que le pasaba y ella me confesó que se había quejado la puerta de nuestra habitación abierta y que mi gato se había escapado. Me llevé las manos hacía la boca y ahora la que estaba nerviosa era yo. Tras calmarla y decirle que no pasaba nada idee un plan para encontrarlo. -Mira, tu vas por toda la fraternidad entrando tanto en las habitaciones de los chicos como de las chicas preguntando si lo han visto y yo iré a la universidad a ver si a podido cruzar la puerta de la fraternidad, ¿de acuerdo? Lleva el móvil encima y si lo encuentras mándame un mensaje, y yo haré lo mismo.

Salí corriendo de la habitación, bajé las escaleras y crucé la puerta de Gamma Phi despidiéndome con rapidez de la gente que estaba por afuera. Aun que lograra calmar a Yulia yo seguía nerviosa, el amor que le tenía a ese gato era infinito, y sabía que si lo veía algún profesor o el director harían que lo devolviera a mi casa ya que dejaron que se quedara en la habitación con la condición de que no podía salir de ella. Iba recorriendo los pasillos, entrando en las aulas y examinándolas detalladamente, preguntando a otros estudiantes si lo habían visto hasta que me tope con una chica que me dijo que lo había visto entrar en el auditorio. La abracé y le agradecí la información y volví a correr hacía donde me habían indicado. Al llegar abrí la puerta y encontré a mi preciada mascota junto con una chica rubia que lo estaba acariciando. Entonces suspiré y sonreí, lo había encontrado. -Hola soy Kimberly Miller, y este gato es... mío-dije acercándome al escenario-Lo siento si a logrado interrumpir tus ratos de estudio o algo así-miré al gato y le ti un pequeño golpe en la cabeza. -Gato malo- lo acaricié y miré de nuevo a la chica sonriendo- Nunca te había visto... ¿como te llamas?.

La paz que sentí al poder abrazar a mi gato y saber que estaba bien fue increíble. Ya estaba comenzando a pensar que iba a perder a Louie. Era un regalo que me había echo mi hermano para mi cumpleaños, amaba los gatos. Desde que era bien pequeña siempre quise uno y tras esperar veintidós largos años al final conseguí el que sería mi primer gato propio. -Es un gato precioso, pero muy malo-miré a Louie y le acaricié la cabecita con delicadeza, no quería hacerle daño -¿En serio? Cuesta creer, este gato es todo un problemático -suspiré para luego soltar una leve sonrisa. La chica parecía ser bastante simpática ya que en vez de quejarse o decírselo al director prefirió entregármelo, y eso se agradecía. -¿AJ? Siempre me ha gustado tener a alguien que llamar por tus iniciales, pero como que KM no queda muy bien - dije riendo, la verdad es que KM parecía más bien las iniciales de un restaurantes de carretera que un apodo. Tras escuchar las palabras de las reglas de las mascotas en la universidad, ladee la cabeza -la verdad es que está prohibido, pero yo conseguí convencer al director para tener aquí a mi gato, pero me dijo estrictamente que si salía de habitación o más allá de Gamma Phi...-tragué saliva y me encogí de hombros, estuve a nada de perder a mi gato y era algo que con solo pensarlo me horripilaba. ¿Que haría yo sin Loiue? Obviamente se quedaría en mi casa que tenía en New York pero eso implicaría que tendría que dejarlo gran parte del tiempo solo, y al final acabaría por no quererme o algo así. Negué con la cabeza mirándolo para luego mirar a la chica y sonreír -así que gracias por encontrarlo, en serio. Se podría decir que me has salvado de una buena- dije riendo ya que era totalmente cierto. No quiero ni imaginar lo que hubiera pasado si se hubiera plantado el pequeño gatito en el despacho del director o en medio de una clase, aun que debo reconocer que hubiera sido una graciosa situación.