2013
Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.
Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.
¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?
Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.
¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.
En resumen, el libertinaje total.
Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.
Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.
Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...
Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
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Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
°~ Cuando papá me había informado, la carrera que él quería que YO estudiara, nunca me imagine que me pidiera Medicina, creí que algo más relacionado con negocios, dinero… ¡qué sé yo! Debo reconocer que me extrañe bastante, tanto que estaba por poco menos cayéndome de espaldas Dorothea tuvo que sujetarme, y residiendo un nudo en mi garganta tuve por obligación decir que “sí”. Siempre cada vez que iba a los bosques, parques o playas cerca de casa, traía conmigo un cuaderno para dibujar, inspirarme y alejarme de la realidad. Y darme el gusto de respirar pequeños trocitos de libertad, y atinarme conmigo misma. Un dibujo significaba mucho para mi alma, lo suficiente para sentirme en mi mundo, lleno de color, y felicidad, además de poseer la habilidad de entregar el espíritu y los sentimientos de una persona trazados en papel, así en los días de tristezas podrías observarlos sin disgusto alguno y acariciar la melancolía con más animo forjando un muro de cristal a los abatimientos y sobrellevar esa angustia doliente.
La biblioteca se había convertido en una especie de santuario, una sala pequeña almacenando diferentes realidades, fantasías y dejarte llevar por el momento inusual. El examen de mañana consistía en los tejidos musculares en toda su complejidad. Parecía que cada punto y coma, olvidada jodería tu calificación. Y digamos que esto no es Literatura, si no medicina. Un profe que me tenía más arriba de la coronilla, insoportable. Busque en todos los estantes que pude un libro que tuviera relación con: Fisiología. Repase con mi dedo cada texto leyendo fugazmente, el título ubicado en el dorso de cada libro. Sentí algo de pánico, porque me encontraba en la parte más alejada de la sala, donde lamentablemente se ubicaban las materia de medicina >>HORRIBLE<< Me atemoriza estar acompañada por la oscuridad, sobre todo en un lugar que aún no le conocía a cabalidad. Encontré al fin uno que se titulaba: “la magia de los tejidos musculares”. Resople…
-vaya nombre...- murmure. Mientras cogía el librote, simpaticón.
Camine con la vista fija en el escritorio, que disfrutaba de un llenado de libros por parte mía, nada como ser malvada por un rato. Me reí de mi misma, al pensar esto, mi vida es tan aburrida que disfruto de como torturo a una mesa sin vida, y cubriéndola toda por libros. Deje caer el gigante acumulador de polvo y contenidos con brutalidad, me senté en la silla y comencé a leer línea por línea, letra por letra y definición por definición.
Alce la mirada, marcaban las cinco y tres minutos…era ¿temprano? No lo sabía, de todos modos me importaba un bledo si la mucama nuevita y pesada que escogieron mis padres me llamara. No se merecía mi respeto como a Dorth. Ella valía más que una simple mucama. Es más recuerdo un día de otoño, donde me sentía realmente una mierda. Fotocopie unos papeles de adopción y se los entregue para que lo firmase, me miro atónita y con la boca medio abierta. Por suerte “Sol”-mi perro- tenía una barriga capaz de tragar cualquier cosa, y para mi agrado sin efectos secundarios me arrebato los papeles de las manos, y de un parpadeo ya estaba adentro. Justo cuando mi madre entro a la cocina, mi progenitora.
Estaba algo débil, las horas de sueño faltantes me estaban pasando la cuenta, quería dormir, acurrucarme en mi cama y dejarme ceder por los sueños más profundos. Peor sería sosegarse, dejaría de estudiar y en el examen de mañana no tendría una calificación deseable.
Me mordí con ferocidad el labio inferior, mire hacia varios puntos de la biblioteca, estaba como siempre; silenciosa e incapaz de generar un sonido intolerable, solo se escuchaba ese deslizamiento producido por los lápices, que estaban en contacto con el papel.
>>solo un minuto<< me dije. Apoye mi cabeza en el librote, le eche una última mirada a mi alrededor, cogí un mechón rojizo para cubrirme el rostro, así nadie me reconocería. Golpee un par de veces con el lápiz la superficie de la mesa, a compás del reloj ubicado frente mío, como si revisara que estuviera estudiando. Cerré los ojos y apreciaba como las pequeñas letras del texto se hacían borrosas, incapaces de ser traducidas. Sonreí con pereza.
Todo se obscureció, y fue eterno. Me quede dormida absolutamente, lo cual no fue un simple minuto. Y pidiéndole al cielo que detuviera el tiempo permitiéndome descansar, así cuando volviera a la realidad no hubiera pasado minuto alguno~°
La biblioteca se había convertido en una especie de santuario, una sala pequeña almacenando diferentes realidades, fantasías y dejarte llevar por el momento inusual. El examen de mañana consistía en los tejidos musculares en toda su complejidad. Parecía que cada punto y coma, olvidada jodería tu calificación. Y digamos que esto no es Literatura, si no medicina. Un profe que me tenía más arriba de la coronilla, insoportable. Busque en todos los estantes que pude un libro que tuviera relación con: Fisiología. Repase con mi dedo cada texto leyendo fugazmente, el título ubicado en el dorso de cada libro. Sentí algo de pánico, porque me encontraba en la parte más alejada de la sala, donde lamentablemente se ubicaban las materia de medicina >>HORRIBLE<< Me atemoriza estar acompañada por la oscuridad, sobre todo en un lugar que aún no le conocía a cabalidad. Encontré al fin uno que se titulaba: “la magia de los tejidos musculares”. Resople…
-vaya nombre...- murmure. Mientras cogía el librote, simpaticón.
Camine con la vista fija en el escritorio, que disfrutaba de un llenado de libros por parte mía, nada como ser malvada por un rato. Me reí de mi misma, al pensar esto, mi vida es tan aburrida que disfruto de como torturo a una mesa sin vida, y cubriéndola toda por libros. Deje caer el gigante acumulador de polvo y contenidos con brutalidad, me senté en la silla y comencé a leer línea por línea, letra por letra y definición por definición.
Alce la mirada, marcaban las cinco y tres minutos…era ¿temprano? No lo sabía, de todos modos me importaba un bledo si la mucama nuevita y pesada que escogieron mis padres me llamara. No se merecía mi respeto como a Dorth. Ella valía más que una simple mucama. Es más recuerdo un día de otoño, donde me sentía realmente una mierda. Fotocopie unos papeles de adopción y se los entregue para que lo firmase, me miro atónita y con la boca medio abierta. Por suerte “Sol”-mi perro- tenía una barriga capaz de tragar cualquier cosa, y para mi agrado sin efectos secundarios me arrebato los papeles de las manos, y de un parpadeo ya estaba adentro. Justo cuando mi madre entro a la cocina, mi progenitora.
Estaba algo débil, las horas de sueño faltantes me estaban pasando la cuenta, quería dormir, acurrucarme en mi cama y dejarme ceder por los sueños más profundos. Peor sería sosegarse, dejaría de estudiar y en el examen de mañana no tendría una calificación deseable.
Me mordí con ferocidad el labio inferior, mire hacia varios puntos de la biblioteca, estaba como siempre; silenciosa e incapaz de generar un sonido intolerable, solo se escuchaba ese deslizamiento producido por los lápices, que estaban en contacto con el papel.
>>solo un minuto<< me dije. Apoye mi cabeza en el librote, le eche una última mirada a mi alrededor, cogí un mechón rojizo para cubrirme el rostro, así nadie me reconocería. Golpee un par de veces con el lápiz la superficie de la mesa, a compás del reloj ubicado frente mío, como si revisara que estuviera estudiando. Cerré los ojos y apreciaba como las pequeñas letras del texto se hacían borrosas, incapaces de ser traducidas. Sonreí con pereza.
Todo se obscureció, y fue eterno. Me quede dormida absolutamente, lo cual no fue un simple minuto. Y pidiéndole al cielo que detuviera el tiempo permitiéndome descansar, así cuando volviera a la realidad no hubiera pasado minuto alguno~°
Melissa J. Rumsfeld- Fecha de inscripción : 13/08/2012
Edad : 31
Localización : en la biblioteca, con mia
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Lo mejor de estar en tercer año de la carrera era la cantidad de prácticas que ya podías hacer y el mayor tiempo que le dedicabas al laboratorio en una carrera como Bioquímica.Semanalmente estaba más tiempo en el laboratorio, apenas tenía clases teóricas, todo eran prácticas, aunque eso sí, la cantidad de exámenes no había disminuído, eran exámenes enormes cada vez peores. Tenía el exámen a la vuelta de la esquina, doce días antes del exámen debía de repasar todo el temario que en especial tenía cierto odio. Las proteínas no eran su fuerte, pero aún así debía saber diferencias y sus caracteristicas. Bastantes horas de estudio que ya había dedicado y que aún tenía que estudiar. Pero existía un leve problema. No podía estudiar en su habitación. ¿El motivo? Ser un Kappa. Pocos chicos de los Kappa se mantienen en silencio durante el día, siempre hay alguno que pone el grito en el cielo o la música en el infierno. Si su cuarto no estaba disponible debía recurrir a la biblioteca, que pocas veces habría usado en el año y alguna que otra más desde que llegó a Brown hace su tiempo.
Dentro de la biblioteca había mesas de todo tipo y estanterías a mitad de camino, ordenadores y máquinas para revisar viejos periódicos. Cruzó la sala y se sentó en una de las grandes mesas rectangulares, era de las pocas que no estaba completamente llena ni completamente vacía. Era de esperar, casi estaban en época de exámenes pero siempre habría alguien allí. Acomodó su ordenador portátil sobre la mesa y uno de sus cuadernos con sus apuntes.
- Vamos, vamos, a por ello.- Se susurró mientras encendía su portátil y preparaba sus rotuladores y bolígrafos. Saludó al chico que tenía frente a él y a la chica rubia que estaba a su derecha. Les había molestado un poco con el sonido de inicio del ordenador y les sonrió pidiendo disculpas y un breve lo siento . Tras conectar a la red de la biblioteca su ordenador empezó a visualizar las formulas y definiciones de su estudio, y comenzó a dibujarlas e intentar memorizar sus propiedades.
Durante un largo rato el sonido de ambiente era el frotar de los codos contra el papel, el trazo de los bolígrafos y lápices sobre el papel y el sonido de las teclas de algunos ordenadores. Un suave sonido que se interrumpió con un quejido débil. Miró a su lado y pudo ver recostada sobre la mesa a una chica pelirroja. No había mirado hasta su izquierda en todo momento desde que llegó, pero podría jurar que cuando saludó al chico y la otra chica , la pelirroja estaba leyendo un libro sentada correctamente.
- Perdona... ¿ Estás .... - Se inclinó a un lado cerca de la pelirroja y con la punta cerrada de su rotulador apretó suavemente el codo de la joven, intentando llamar su atención de la forma menos ruidosa posible.
Dentro de la biblioteca había mesas de todo tipo y estanterías a mitad de camino, ordenadores y máquinas para revisar viejos periódicos. Cruzó la sala y se sentó en una de las grandes mesas rectangulares, era de las pocas que no estaba completamente llena ni completamente vacía. Era de esperar, casi estaban en época de exámenes pero siempre habría alguien allí. Acomodó su ordenador portátil sobre la mesa y uno de sus cuadernos con sus apuntes.
- Vamos, vamos, a por ello.- Se susurró mientras encendía su portátil y preparaba sus rotuladores y bolígrafos. Saludó al chico que tenía frente a él y a la chica rubia que estaba a su derecha. Les había molestado un poco con el sonido de inicio del ordenador y les sonrió pidiendo disculpas y un breve lo siento . Tras conectar a la red de la biblioteca su ordenador empezó a visualizar las formulas y definiciones de su estudio, y comenzó a dibujarlas e intentar memorizar sus propiedades.
Durante un largo rato el sonido de ambiente era el frotar de los codos contra el papel, el trazo de los bolígrafos y lápices sobre el papel y el sonido de las teclas de algunos ordenadores. Un suave sonido que se interrumpió con un quejido débil. Miró a su lado y pudo ver recostada sobre la mesa a una chica pelirroja. No había mirado hasta su izquierda en todo momento desde que llegó, pero podría jurar que cuando saludó al chico y la otra chica , la pelirroja estaba leyendo un libro sentada correctamente.
- Perdona... ¿ Estás .... - Se inclinó a un lado cerca de la pelirroja y con la punta cerrada de su rotulador apretó suavemente el codo de la joven, intentando llamar su atención de la forma menos ruidosa posible.
Mike R. Shepherd- Fecha de inscripción : 30/09/2012
Localización : Metido en un lío fijo.
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
El sueño era de blanco, negro y un gris levemente oscurecido por las mezclas de las tonalidades. Me encontraba parada justo en medio-creo yo- de un prado frondoso y extenso, trate de buscar las similitudes con el campo de mi abuela, y repentinamente un hormigueo me recorrió todo el cuerpo, agudizando mis sentidos. Parpadee un par de veces para lograr adaptarme a la poca luz del ambiente, y así recién pude percatarme que estaba soñando… ¿dónde? Mordí mi labio en busca de una respuesta, no lo recordaba, trataba de hacer memoria a mi rutina aburrida, pero nada, un esfuerzo casi sobrenatural sin resultado. No lograba amarrar mis pensamientos, sentía que la misma alucinación que asumía, los alejaba de mi mente sin poder sostenerlos por un momento. Estaba descalza, con la misma ropa que llevaba en la vida real, pero sin zapatos, me asuste. Aterrorizada por el ambiente tan tétrico de no lograr razonar, corrí, y a medida que alargaba mis zancadas apartaba cada vez más mis pies sobre el suave prado. Disminuí la poca rapidez que llevaba, apoye mis manos en las rodillas para orientarme y recuperar la respiración, alce la mirada y me basto solo con un segundo para darme cuenta que yacía ubicada en el fundo de mi abuela. Como todo estaba oscurecido, torneo un color gris, y las negras sombras se escabullían sobre mis pies, e invitandome a ingresar. Las cuatro grandes e imponentes columnas estaban en la entrada. Y como seduciéndote para que entraras, camine hacia ella hipnotizada con el corazón martillandome en el pecho. Gire el pomo de la puerta y me encontré con un niño, dando la espalda a la salida, extrañada, pregunte quien era. Se volvió, sonriendo burlonamente y supuse de inmediato que no se trataba de un “niñito” era más grande, de unos dieciocho años.
-te estoy mirando….-rio.
-¿ah?
>>te veo como duermes<< Su sonrisa se amplió más. Atónita del porque >>te estoy mirando<<. Me le acerque, de repente cuando ya no me quedaba más de cincuenta centímetros de distancia, se esfumo.
Un leve ruido a murmullos, risas de estudiantes y pasos me invadió como miles de martillazos en el tímpano, arrugue la nariz con disgusto. Mi descanso término sin permiso. Abrí lentamente los ojos tratando de poco en poco evitar que la luz solar refractara mi órgano ocular. Sentía el roce de mi mejilla con el librote, el lápiz que tenía aún cogido en mi mano derecha, mis cabellos todos esparcidos por la mesa y en el rostro. Fruncí el entrecejo al escuchar una voz de hombre, demasiado igual a la de mi primo, levante la cabeza y con la vista todavía nublada me acerque lo más que pude al desconocido, imaginándome que él probablemente sería el intrusos de mis sueños. Entrecerré más los ojos para aclarar la vista, me aproxime más. Cuando está se dilucidó por completo, me vino un torbellino de vergüenza y sangre a mis mejillas. Un sonrojo casi imposible de ocultar desde niña, se asomó por mis pómulos, dándome ese efecto insoportable de hormigueo en la cara.
>> ¡Te acercaste mucho!<< grite dentro de mí. Me había dado cuenta recién que… estaba muy próxima al rostro del chico, y para peor sin haberme percatado. Me aleje fugazmente, presa a la humillación no sabía si salir corriendo o ponerme a llorar ahí mismo, pero ninguna parecía ser la “correcta”
Cubrí mi cara con ambas manos, para “ocultar” mi bochorno.
>> ¿Se dio cuenta, que sonroje?, ¿pensará que soy una sicópata o acosadora?, ¿Cómo le digo que fue una tontera mía?<< eran algunas de las cosas que de avecinaban a mi cabeza estúpida.
-¡Lo lamento… es que…!-mordí mi labio, y desvié la vista hacia un lado-. Soy una tonta, no sabes cuánto…
-te estoy mirando….-rio.
-¿ah?
>>te veo como duermes<< Su sonrisa se amplió más. Atónita del porque >>te estoy mirando<<. Me le acerque, de repente cuando ya no me quedaba más de cincuenta centímetros de distancia, se esfumo.
Un leve ruido a murmullos, risas de estudiantes y pasos me invadió como miles de martillazos en el tímpano, arrugue la nariz con disgusto. Mi descanso término sin permiso. Abrí lentamente los ojos tratando de poco en poco evitar que la luz solar refractara mi órgano ocular. Sentía el roce de mi mejilla con el librote, el lápiz que tenía aún cogido en mi mano derecha, mis cabellos todos esparcidos por la mesa y en el rostro. Fruncí el entrecejo al escuchar una voz de hombre, demasiado igual a la de mi primo, levante la cabeza y con la vista todavía nublada me acerque lo más que pude al desconocido, imaginándome que él probablemente sería el intrusos de mis sueños. Entrecerré más los ojos para aclarar la vista, me aproxime más. Cuando está se dilucidó por completo, me vino un torbellino de vergüenza y sangre a mis mejillas. Un sonrojo casi imposible de ocultar desde niña, se asomó por mis pómulos, dándome ese efecto insoportable de hormigueo en la cara.
>> ¡Te acercaste mucho!<< grite dentro de mí. Me había dado cuenta recién que… estaba muy próxima al rostro del chico, y para peor sin haberme percatado. Me aleje fugazmente, presa a la humillación no sabía si salir corriendo o ponerme a llorar ahí mismo, pero ninguna parecía ser la “correcta”
Cubrí mi cara con ambas manos, para “ocultar” mi bochorno.
>> ¿Se dio cuenta, que sonroje?, ¿pensará que soy una sicópata o acosadora?, ¿Cómo le digo que fue una tontera mía?<< eran algunas de las cosas que de avecinaban a mi cabeza estúpida.
-¡Lo lamento… es que…!-mordí mi labio, y desvié la vista hacia un lado-. Soy una tonta, no sabes cuánto…
Melissa J. Rumsfeld- Fecha de inscripción : 13/08/2012
Edad : 31
Localización : en la biblioteca, con mia
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Se podría calificar como sorpresa o susto, pero el rápido gesto de reacción de aquella chica ante el intento por llamar su atención le dejó boquiabierto,tanto que dejó caer el bolígrafo sobre la mesa y las cejas algo tensas sobre en su frente. De haber sido una película y no la vida real habría sido un susto típico de película de serie B que pondrían en un canal público a media noche.
- Vaya, o tienes un muelle en el trasero o eres vidente ... -Habló sorprendido mientras recogía el boligrafo y empezaba sonreír, siendo satírico al principio pero ensanchando su expresión conforme la chica mostraba vergüenza. Una risilla grave pero débil escapó de su boca y se inclinó hacia atrás recuperando la porstura de la silla.
- ¿ Te pasa algo o es que tengo las marcas de la sábana aún en la cara? - Ante la pregunta para llamar la atención de la chica se confundió y se llevó la mano libre a la mejilla derecha, palpándose por si de verdad estaba en ridículo. Recogió el bolígrafo y apretó su extemo para cerrarlo y lo agarró con el puño cerrado apoyándolo después de plano sobre la mesa y retiró un palmo la silla, arrastrándola con delicadeza para no provocar ruido. Es una biblioteca, no hagas ruido si no quieres irte fuera.
- Pues si eres tonta has venido al mejor sitio de la universidad ¿No crees? - Aventuró a responder tras ella para desviar la conversación y entretenerse un poco, una breve pausa entre el estudio a veces no venía mal y si encima sonreía y reía, disfrutaba.
- Vaya, o tienes un muelle en el trasero o eres vidente ... -Habló sorprendido mientras recogía el boligrafo y empezaba sonreír, siendo satírico al principio pero ensanchando su expresión conforme la chica mostraba vergüenza. Una risilla grave pero débil escapó de su boca y se inclinó hacia atrás recuperando la porstura de la silla.
- ¿ Te pasa algo o es que tengo las marcas de la sábana aún en la cara? - Ante la pregunta para llamar la atención de la chica se confundió y se llevó la mano libre a la mejilla derecha, palpándose por si de verdad estaba en ridículo. Recogió el bolígrafo y apretó su extemo para cerrarlo y lo agarró con el puño cerrado apoyándolo después de plano sobre la mesa y retiró un palmo la silla, arrastrándola con delicadeza para no provocar ruido. Es una biblioteca, no hagas ruido si no quieres irte fuera.
- Pues si eres tonta has venido al mejor sitio de la universidad ¿No crees? - Aventuró a responder tras ella para desviar la conversación y entretenerse un poco, una breve pausa entre el estudio a veces no venía mal y si encima sonreía y reía, disfrutaba.
Mike R. Shepherd- Fecha de inscripción : 30/09/2012
Localización : Metido en un lío fijo.
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Qué lindo, era lo único que se me pasaba por la mente, que lindo de mandarse feliz el resto del día, y que terminara así, por poco menos acorralando a Mike. Trate de barajar mis opciones, podría fingir que nada pensó y dejar de hablarle, pero aún con la cara toda sonrojada. También cambiarme de mesa era una solución atrayente, al igual que marcharme de allí. Éramos los únicos en la mesa del fondo, le di un vistazo fugaz a la biblioteca.
>>Tendría que irme a una mesa desocupada, o que tuviera un puesto siquiera<< pensé.
No pudo contener su mandíbula, estaba aturdido. Apenado. Y yo, para que preguntarlo.
-No tengo muelle-dije limpiando el sudor de mis manos, disimuladamente, sobre mi vestido-, menos en el trasero…-sonreí extrañada-. ¿Y porque lo de vidente?-pregunte ignorada a lo que dijo.
Espere un momento, mientras cogía su lápiz, menuda suerte la mía tener que embarrarme el día por el sueño, deje caer mi cabeza sobre el librote, hice ausencia del dolor, me sentía demasiado humillada para pensar aunque sea un poco en la reacción de mi sistema nervioso, frente al dolor. Lo hice varias veces. Definitivamente Mike tenía el mismo timbre, tono y entonación, que la voz de mi anónimo primo. No lo vi más que tres veces en mi vida, una cuando teníamos tres años, la otra a los dieciséis y la última que fue bastante traumarte cuando levanto mi vestido por “accidente” a los diecisiete. Siempre me lleve una pésima imagen del él, y lo detestaba, incluso ahora. Arquee un ceja con indignación-Considérate “afortunado”-hice las comillas-, has sido el único chico que has estado tan cerca mío-musite. Después me arrepentí. ¿Lo entenderá mal?, ¿creerá que soy una santa? Claramente para mí no había nada de malo en serlo, prefería ser totalmente pura en vez de ser tan…tan…ramera. Solté una carcajada leve, que sonó más bien como un susurro perverso.
Alce la mirada para verle a los ojos- Sólo pensaba…-aclare. Me sentí ofendida por su comentario ¿Cómo que la biblioteca era un lugar de tonto?, ¿es que no ha escuchado reconocidos nombres de escritores, gracias a sus talentos, todo se debió porque anhelaban estar en este santuario nombrado biblioteca, y mejoraban sus habilidades? Me ofendió indirectamente, pero lo hizo, desde los tres me lo pasaba en los libros, e cualquier área, tanto como las mágicas historias de blanca nieves hasta la isometría o leyes de Newton. Arrugue la nariz con disgusto, me aparte un rizo de la cara. Fueron tres y después cinco. Me encontraba completamente despeinada.
-Para mí no es estúpido, ni un lugar para tontos-le indique- Vienes a reforzar aquí, no a joder tu cerebro-Saque lápiz de mi estuche, enrede mi pelo como un tomate, hundí este en él y ¡listo! tenía un esplendido peinado al estilo japonés. Solo que se me escapo otro mechón ondulado quedando sobre mi frente y terminando en mi clavícula descubierta por el vestido. Un rizo rebelde.
-Pero tú no me pareces tonto, eres inteligente-comente-. Te quería pedir un favor, que lo ocurrido por mi tontera, quede entre nosotros, no quiero que después me molesten-sonreí felizmente. Me volví hacía mi bolso, abrí un compartimiento pequeño que se encontraba a un costado de este y saque dos tabletas de hierro, las trague, al principio se quedaron atascadas en mi garganta, seguido por la sensación que se deslizaban por mi tráquea.
Mire tiernamente a Mike.
-es Hierro…-explique-. Hace una semana me la diagnosticaron. Debo tomar esto cuando me siento mal o estresada-me encogí de un hombro, gire sobre mi mismo eje para observarlo de frente-¿Mike?-incline la cabeza levemente-¿no tienes una enfermedad grave?
>>Tendría que irme a una mesa desocupada, o que tuviera un puesto siquiera<< pensé.
No pudo contener su mandíbula, estaba aturdido. Apenado. Y yo, para que preguntarlo.
-No tengo muelle-dije limpiando el sudor de mis manos, disimuladamente, sobre mi vestido-, menos en el trasero…-sonreí extrañada-. ¿Y porque lo de vidente?-pregunte ignorada a lo que dijo.
Espere un momento, mientras cogía su lápiz, menuda suerte la mía tener que embarrarme el día por el sueño, deje caer mi cabeza sobre el librote, hice ausencia del dolor, me sentía demasiado humillada para pensar aunque sea un poco en la reacción de mi sistema nervioso, frente al dolor. Lo hice varias veces. Definitivamente Mike tenía el mismo timbre, tono y entonación, que la voz de mi anónimo primo. No lo vi más que tres veces en mi vida, una cuando teníamos tres años, la otra a los dieciséis y la última que fue bastante traumarte cuando levanto mi vestido por “accidente” a los diecisiete. Siempre me lleve una pésima imagen del él, y lo detestaba, incluso ahora. Arquee un ceja con indignación-Considérate “afortunado”-hice las comillas-, has sido el único chico que has estado tan cerca mío-musite. Después me arrepentí. ¿Lo entenderá mal?, ¿creerá que soy una santa? Claramente para mí no había nada de malo en serlo, prefería ser totalmente pura en vez de ser tan…tan…ramera. Solté una carcajada leve, que sonó más bien como un susurro perverso.
Alce la mirada para verle a los ojos- Sólo pensaba…-aclare. Me sentí ofendida por su comentario ¿Cómo que la biblioteca era un lugar de tonto?, ¿es que no ha escuchado reconocidos nombres de escritores, gracias a sus talentos, todo se debió porque anhelaban estar en este santuario nombrado biblioteca, y mejoraban sus habilidades? Me ofendió indirectamente, pero lo hizo, desde los tres me lo pasaba en los libros, e cualquier área, tanto como las mágicas historias de blanca nieves hasta la isometría o leyes de Newton. Arrugue la nariz con disgusto, me aparte un rizo de la cara. Fueron tres y después cinco. Me encontraba completamente despeinada.
-Para mí no es estúpido, ni un lugar para tontos-le indique- Vienes a reforzar aquí, no a joder tu cerebro-Saque lápiz de mi estuche, enrede mi pelo como un tomate, hundí este en él y ¡listo! tenía un esplendido peinado al estilo japonés. Solo que se me escapo otro mechón ondulado quedando sobre mi frente y terminando en mi clavícula descubierta por el vestido. Un rizo rebelde.
-Pero tú no me pareces tonto, eres inteligente-comente-. Te quería pedir un favor, que lo ocurrido por mi tontera, quede entre nosotros, no quiero que después me molesten-sonreí felizmente. Me volví hacía mi bolso, abrí un compartimiento pequeño que se encontraba a un costado de este y saque dos tabletas de hierro, las trague, al principio se quedaron atascadas en mi garganta, seguido por la sensación que se deslizaban por mi tráquea.
Mire tiernamente a Mike.
-es Hierro…-explique-. Hace una semana me la diagnosticaron. Debo tomar esto cuando me siento mal o estresada-me encogí de un hombro, gire sobre mi mismo eje para observarlo de frente-¿Mike?-incline la cabeza levemente-¿no tienes una enfermedad grave?
Melissa J. Rumsfeld- Fecha de inscripción : 13/08/2012
Edad : 31
Localización : en la biblioteca, con mia
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Su experiencia con el género femenino ea bastante amplia, conocía a todo tipo de mujeres, todas ellas muy diferentes y variopintas, pero desde luego no dejaban en miseria a Melissa, que a su modo también solía ser diferente.
Extendio el brazo izquiero dpara coger su cartuchera de rotuladores y se la acercó a la otra mano y la abría instintivamente ya que sus ojos estaban aún mirando a la chica, que negaba tener un muelle. Evidentemente hasta para Mike eso se antojaba irreal, y eso que creía muchas cosas con fe siendo falsas.
- Evidentemente es imposible que te pongas un muelle... Me refería a que te me has abalanzado cuando menos me lo esperaba...
Al comentario provilegiado que soltó ella hacia él no tuvo menos que soltar una sonrisa muda, evitando reir con fuerza. Eran ese tipo de frasecillas que podía escuchar de la chica.
- Vale, me sentiré halagado señorita pues.- Le guiñó un ojo- Pero qué de cosas te debes de haber perdido entonces... Alzó las cejas e intentó parecer sugerente, pues la situación cómica desde el punto de vista del rubio lo requería. A pesar de cómo era, siempre le gustaba ayudar y hacer sentir bien a las chicas que se le acercaban o simplemente conocía y su humor propio era firma esencial.
Esperó a que la chica cambiase totalmente de estilo de cabello y después vigilando que nadie fuera a molestarles con " Callaos que no es un lugar de charla " se acercó más a ella e intentado aparentar que no hablaba le dió el perfil y mientras seguía con sus líneas esquemáticas y megafórmylas sobre aquella libreta.
- El recogido informal te queda bastante bien, pero no me malinterpretes, me refería a que vienes a la biblioteca a mejorar, entran tontos y salen cerebritos, como yo, que aunque me las veas de listo, soy un completo tarado . Mientas terminaba su discurso excesivamente modesto se giró y le miró con la risa contenida por no poder olvidar la situación , que no quería decir que la fuera a publicar, haría caso de la petición de la chica y la mantendía bajo tierra. Se llevó una mano, la derecha ( pues es zurdo) y se la acercó a los labios, Cerró el pulgar con el índice y movió horizontalmente la mano imitando el cierre de una cremallera.
- Entre tú y yo. No queremos que nadie se ría de nadie...- Le llamó la atención que luego cogiera sus tabletas y se cuidara sin tomar si quiera agua para suavizar el trago o que no lo acompañase de algo dulce para paliar el sabor ferroso.
- Nope, exceptuando mi poca cabeza estoy más sano que un dinosaurio Se burló de si mismo al ser irónico, pero no mentia al decir que estaba sano - Vamos, que me conservo bien y no tengo carencias...- Aclaró asintiendo con la cabeza y parpadeando. ¿ Solo cuando te estresas? ¿ Y tienes campo magnético propio ya o cómo qué? - Sonrió burlón y centró su vista en el envoltorio de la tableta que había dejado sobre la mesa. Era una marca que salía mucho por la tele, y a otras personas se la había esuchado de utilizarlas.
Extendio el brazo izquiero dpara coger su cartuchera de rotuladores y se la acercó a la otra mano y la abría instintivamente ya que sus ojos estaban aún mirando a la chica, que negaba tener un muelle. Evidentemente hasta para Mike eso se antojaba irreal, y eso que creía muchas cosas con fe siendo falsas.
- Evidentemente es imposible que te pongas un muelle... Me refería a que te me has abalanzado cuando menos me lo esperaba...
Al comentario provilegiado que soltó ella hacia él no tuvo menos que soltar una sonrisa muda, evitando reir con fuerza. Eran ese tipo de frasecillas que podía escuchar de la chica.
- Vale, me sentiré halagado señorita pues.- Le guiñó un ojo- Pero qué de cosas te debes de haber perdido entonces... Alzó las cejas e intentó parecer sugerente, pues la situación cómica desde el punto de vista del rubio lo requería. A pesar de cómo era, siempre le gustaba ayudar y hacer sentir bien a las chicas que se le acercaban o simplemente conocía y su humor propio era firma esencial.
Esperó a que la chica cambiase totalmente de estilo de cabello y después vigilando que nadie fuera a molestarles con " Callaos que no es un lugar de charla " se acercó más a ella e intentado aparentar que no hablaba le dió el perfil y mientras seguía con sus líneas esquemáticas y megafórmylas sobre aquella libreta.
- El recogido informal te queda bastante bien, pero no me malinterpretes, me refería a que vienes a la biblioteca a mejorar, entran tontos y salen cerebritos, como yo, que aunque me las veas de listo, soy un completo tarado . Mientas terminaba su discurso excesivamente modesto se giró y le miró con la risa contenida por no poder olvidar la situación , que no quería decir que la fuera a publicar, haría caso de la petición de la chica y la mantendía bajo tierra. Se llevó una mano, la derecha ( pues es zurdo) y se la acercó a los labios, Cerró el pulgar con el índice y movió horizontalmente la mano imitando el cierre de una cremallera.
- Entre tú y yo. No queremos que nadie se ría de nadie...- Le llamó la atención que luego cogiera sus tabletas y se cuidara sin tomar si quiera agua para suavizar el trago o que no lo acompañase de algo dulce para paliar el sabor ferroso.
- Nope, exceptuando mi poca cabeza estoy más sano que un dinosaurio Se burló de si mismo al ser irónico, pero no mentia al decir que estaba sano - Vamos, que me conservo bien y no tengo carencias...- Aclaró asintiendo con la cabeza y parpadeando. ¿ Solo cuando te estresas? ¿ Y tienes campo magnético propio ya o cómo qué? - Sonrió burlón y centró su vista en el envoltorio de la tableta que había dejado sobre la mesa. Era una marca que salía mucho por la tele, y a otras personas se la había esuchado de utilizarlas.
Mike R. Shepherd- Fecha de inscripción : 30/09/2012
Localización : Metido en un lío fijo.
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Le era un chiste la situación anterior, y no lo juzgaba, tan solo recordar la cara que tenía después de mi confusión, sacaría a cualquiera una mera sonrisa, de agrado. Según yo, pues, meditándolo bien, lo ocurrido estaba lejos de ser una anécdota encantadora, degradante es la única palabra que he husmeado en mi diccionario mental y que pueda describirla en una sola frase, pero sigue siendo un chiste. No sé, si conteniendo la risa le era un buen medio para no hacerme sentir mal, no lo sabía en realidad, sin embargo prefería que se riera en vez de contenerla, por tanto me indicaba que… de algún modo subjetivo, creía que era del tipo de chicas que no soportaban una broma de gusto, un poco sádica. Deseaba que la gente de la universidad, me considerara con buen sentido del humor, a pesar que, he sido educada en casa desde pequeña, esto era lo único más “publico” que he estado en mi vida, ya que, siempre me encontraba en el fundo.
Reí por el comentario, era solo cosa de usar el sentido común para darse cuenta que uno no tiene muelle en el traste, si es de ser así, que me llamarán para verlo con mis propios ojos y caerme de espaldas. Mientras que un barco gigante, se ubicaba en el trasero de alguien. La imagen rodeándome en la cabeza hizo que soltara tres carcajadas.
-Lo lamento-murmure, sin tener cuidado que nos reclamarán. Me había ganado la confianza de la bibliotecaria, entre comillas mas nada-. Sigo diciendo que me mande la peor embarrada de mi vida.
Sonreí de lado. >> ¿Halagado?<<. Alce las cejas incrédula, ¿quién en este loco mundo, se sentiría complacido de una chica que no ha tenido a nadie, más que su familia, cerca de ella? Nadie, objete. Es prácticamente imposible, todos los chicos se atemorizarían de tan solo saberlo. Me verían como una burla hacía el romanticismo. Desvié la mirada lentamente, sin tener que mover el rostro- ¿te refieres…- sonroje-, a lo de parejas?
Puse ambas manos sobre mi regazo, al ver que se acercaba, arregle mi colgante que eran dos alas, solíamos con mis primos contarnos historias de ángeles y para mi cumpleaños, me lo obsequio papá- Soy algo inocente, para esos asuntos, pero gracias a mis queridos amigos, me han puesto al tanto de ello-levante tenuemente la comisura de mis labios- Me he perdido de mucho-lo observe periféricamente, de acuerdo con su opinión. Cogí fugazmente el librote de Fisiología, con mirada vengativa, acaba de recordar algo que para mí era importante. Lamentablemente una mis defectos era que: me vengaba de cualquier asunto, por muy insignificante que fuera. Y ahora que tenía un cómplice llamado Mike, no me iría a la borda sola. Escogí con la mirada las hojas más importantes del libro ¿cuál era el plan? Despojarlas completamente del texto. Me interrumpió mi complot con su comentario.
-Vale, no será entonces la primera vez que me realizare este peinadito. Gracias por el cumplido-anote con mi lapicera justo en el borde de mi libreta “peinado informal” tenía un nombre… ¿sugestivo?-desde ahora, se llamara así- sonreí, llevándome la parte trasera del lápiz a mis labios, heridos, por tantas veces mordidos por mis nervios- Las personas inteligentes son: las que se preocupan por sus estudios y se preparan…así que-me encogí de un hombro-, eres inteligente. Increíblemente papá me lo enseño.
Espere un momento, para seguir mentalmente con mi desquite, hacía el maestro.
-Felicidades…-susurre, tan bajo que dude si me logro escuchar, no tenía nada grave. Y me alegraba de verdad- eres un dinosaurio feliz-suspire, observando las tabletas-. Depende, no solo eso, si no, en muchas ocasiones, discusiones por ejemplo. Estas son especiales-las indique con el lápiz-, tienen que ver qué tipo de anemia tienes, hay muchas.
Observe con picardía la sonrisa de Mike, ya no soportaba más, lo único que anhelaba era estallar a carcajadas frenéticas por mi embrollo, interpretar los gestos de las personas, era una de mis cualidades, pero erraba como todos, no es perfecto- puedes reírte, yo también me estoy aguantando-mordí la pequeña gomita del bolígrafo, esperando. Le empuje su rodilla contra la mía- ¡vamos! No pasará nada.
Reí por el comentario, era solo cosa de usar el sentido común para darse cuenta que uno no tiene muelle en el traste, si es de ser así, que me llamarán para verlo con mis propios ojos y caerme de espaldas. Mientras que un barco gigante, se ubicaba en el trasero de alguien. La imagen rodeándome en la cabeza hizo que soltara tres carcajadas.
-Lo lamento-murmure, sin tener cuidado que nos reclamarán. Me había ganado la confianza de la bibliotecaria, entre comillas mas nada-. Sigo diciendo que me mande la peor embarrada de mi vida.
Sonreí de lado. >> ¿Halagado?<<. Alce las cejas incrédula, ¿quién en este loco mundo, se sentiría complacido de una chica que no ha tenido a nadie, más que su familia, cerca de ella? Nadie, objete. Es prácticamente imposible, todos los chicos se atemorizarían de tan solo saberlo. Me verían como una burla hacía el romanticismo. Desvié la mirada lentamente, sin tener que mover el rostro- ¿te refieres…- sonroje-, a lo de parejas?
Puse ambas manos sobre mi regazo, al ver que se acercaba, arregle mi colgante que eran dos alas, solíamos con mis primos contarnos historias de ángeles y para mi cumpleaños, me lo obsequio papá- Soy algo inocente, para esos asuntos, pero gracias a mis queridos amigos, me han puesto al tanto de ello-levante tenuemente la comisura de mis labios- Me he perdido de mucho-lo observe periféricamente, de acuerdo con su opinión. Cogí fugazmente el librote de Fisiología, con mirada vengativa, acaba de recordar algo que para mí era importante. Lamentablemente una mis defectos era que: me vengaba de cualquier asunto, por muy insignificante que fuera. Y ahora que tenía un cómplice llamado Mike, no me iría a la borda sola. Escogí con la mirada las hojas más importantes del libro ¿cuál era el plan? Despojarlas completamente del texto. Me interrumpió mi complot con su comentario.
-Vale, no será entonces la primera vez que me realizare este peinadito. Gracias por el cumplido-anote con mi lapicera justo en el borde de mi libreta “peinado informal” tenía un nombre… ¿sugestivo?-desde ahora, se llamara así- sonreí, llevándome la parte trasera del lápiz a mis labios, heridos, por tantas veces mordidos por mis nervios- Las personas inteligentes son: las que se preocupan por sus estudios y se preparan…así que-me encogí de un hombro-, eres inteligente. Increíblemente papá me lo enseño.
Espere un momento, para seguir mentalmente con mi desquite, hacía el maestro.
-Felicidades…-susurre, tan bajo que dude si me logro escuchar, no tenía nada grave. Y me alegraba de verdad- eres un dinosaurio feliz-suspire, observando las tabletas-. Depende, no solo eso, si no, en muchas ocasiones, discusiones por ejemplo. Estas son especiales-las indique con el lápiz-, tienen que ver qué tipo de anemia tienes, hay muchas.
Observe con picardía la sonrisa de Mike, ya no soportaba más, lo único que anhelaba era estallar a carcajadas frenéticas por mi embrollo, interpretar los gestos de las personas, era una de mis cualidades, pero erraba como todos, no es perfecto- puedes reírte, yo también me estoy aguantando-mordí la pequeña gomita del bolígrafo, esperando. Le empuje su rodilla contra la mía- ¡vamos! No pasará nada.
Melissa J. Rumsfeld- Fecha de inscripción : 13/08/2012
Edad : 31
Localización : en la biblioteca, con mia
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Suspiró levemente sin fuerza mientras pasaba por su cabeza una reprimeda que no le daría a la chica por reir en el lugar. Sería hipócrita hacer eso pues él tenía auténticas ganas de reír pero se estaba aguantando.
- Sí, bueno, las parejas, es raro que una chica de Nueva York no haya tenido ningún ligue o amigo especial... Bueno, tampoco es que yo ahora sea un auténtico entendido de las mujeres neoyorkinas, solo llevo aquí 3 años... Apenas conocía sentimentalmente a cualquier mujer, solo había salido en sus inicios allá hará casi siete años, y no le interesó mucho y tampoco era un romántico con esa edad. La otra experiencia más reciente se debía a Samantha, que le había pedido que actuara como pareja suya frente a su familia, algo que no le disgustó de lo divertido que fue.
- Me caen genial las personas que no obsesionan con la belleza, conozco chicas... y algunos chicos que se pasan horas y horas frente al espejo para arreglarse.. - Enfatizó sus palabras con un gesto de cabeza, hablando con grandes gestos y arrugando la nariz a medida que usaba un tono condescendiente y no muy agradable.
Asintió acuerdo al comentario sobre la inteligencia, había pasado de modesto, pero le gustaba sentirse orgulloso sobre su cerebro. Aunque eso no quitase que aún le quedaba mucho por aprender yq eue no era el aute´tnico empollón de la universidad.
- Pues no te confundas y equivoques los medicamentos y te pongas enferma sin motivo alguno.. me sabría mal que fueras tan tonta... - Dijo con ánimos, sirviendose de su humor para insultar vagamente a la chica sin intención ofensiva, tomándole e pelo al oír las ganas que tenía ella de estallar en carcajdas. Tras el toque de su rodilla no pudo evitarlo y aunque no estalló como quería, la risa lenta y desternillante se apoderó del rubio. Una risa lenta, apenas silenciosa que no llegaba a salir cerraba sus labios, que parecían una aspidora por la cantidad de aire que aspiraba. Su torso se movía rápidamente y se contraía con el movimiento del diafragma que ventilaba su organismo.
- Sí, bueno, las parejas, es raro que una chica de Nueva York no haya tenido ningún ligue o amigo especial... Bueno, tampoco es que yo ahora sea un auténtico entendido de las mujeres neoyorkinas, solo llevo aquí 3 años... Apenas conocía sentimentalmente a cualquier mujer, solo había salido en sus inicios allá hará casi siete años, y no le interesó mucho y tampoco era un romántico con esa edad. La otra experiencia más reciente se debía a Samantha, que le había pedido que actuara como pareja suya frente a su familia, algo que no le disgustó de lo divertido que fue.
- Me caen genial las personas que no obsesionan con la belleza, conozco chicas... y algunos chicos que se pasan horas y horas frente al espejo para arreglarse.. - Enfatizó sus palabras con un gesto de cabeza, hablando con grandes gestos y arrugando la nariz a medida que usaba un tono condescendiente y no muy agradable.
Asintió acuerdo al comentario sobre la inteligencia, había pasado de modesto, pero le gustaba sentirse orgulloso sobre su cerebro. Aunque eso no quitase que aún le quedaba mucho por aprender yq eue no era el aute´tnico empollón de la universidad.
- Pues no te confundas y equivoques los medicamentos y te pongas enferma sin motivo alguno.. me sabría mal que fueras tan tonta... - Dijo con ánimos, sirviendose de su humor para insultar vagamente a la chica sin intención ofensiva, tomándole e pelo al oír las ganas que tenía ella de estallar en carcajdas. Tras el toque de su rodilla no pudo evitarlo y aunque no estalló como quería, la risa lenta y desternillante se apoderó del rubio. Una risa lenta, apenas silenciosa que no llegaba a salir cerraba sus labios, que parecían una aspidora por la cantidad de aire que aspiraba. Su torso se movía rápidamente y se contraía con el movimiento del diafragma que ventilaba su organismo.
Mike R. Shepherd- Fecha de inscripción : 30/09/2012
Localización : Metido en un lío fijo.
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Me había percatado recién, lo insinuado por el rubio, era completamente inocentona, hasta ser extravagante. Los chicos de la universidad me decían que era rara, y para peor me auto juzgaba horriblemente hasta estar al borde de las lágrimas, nunca lo dijeron con burla o reto, pues los entendía, criarme básicamente una vida entera en casa término por costarme caro. Solté un suspiro al ver nulo progreso, juraría a ojos cerrados que seguía siendo igual, sin embargo no del todo, había cambiado ciertos aspectos, un ejemplo simple: fue un día viernes, cuando me fugue de casa para ir al parque, lo jocoso fue después cuando me percate que papá tenía un restaurante ahí.
Sonreí por los bajo, con vislumbre de sentirme herida, sólo por los recuerdos. Alce la mirada cuando el chico comenzó hablarme, con los sentidos de visión y audición atentas y dispuestas a apreciar cómo salían palabras de su boca. Claramente creía que era neoyorkina.
>> ¿Lo parezco? << me pregunte, extrañada por la suposición de Mike. Juraba que Nueva York el estilo de las chicas eran rebeldes, pero en el caso mío era turbador a su lado, una monja. Fruncí el entrecejo, especulando si mi acento no le indico algo, era mitad alemana-inglesa. Nacida en este último, criada los primeros diez años y lo demás en Alemania, hasta los diecisiete claro… Tenía un acento en particular, y notorio…creo…
Lo mire a los ojos, notando si era sincero, ya se hizo una gran costumbre escuchar mentiras por parte de chicos, pero haciéndole caso a mi hipótesis, Mike era lo contrario, dejaba escapar un innegable halo de confianza y acceso a preguntarle cualquier cosa, sin siquiera conocerlo. Sonreía de manera especial, le devolví la sonrisa mostrando mi dentadura superior.
-No soy de Nueva York-murmure-,soy de Europa…Nacida en Inglaterra y criada en Alemania…-murmure con un hilo de voz, decir lo último me entristecía, no me percate que la sonrisa se elimino del rostro, desvíe la mirada hacía el alfombrado, rendida, estrujado el borde de mi vestido-Te entiendo, a veces hay personas que no se les puede alegrar con nada, tal vez tú no eras el de poco interés-levante sutilmente los labios-, nunca he tenido amigos, fui educada en casa, y verás-me encogí de hombros-,no dispuse de mucha compañía en la infancia. Ahora es cuando vivo mis años plenos
Cese de hacer dobles en los costados de mi vestido, ese gesto me delataba desmesuradamente. Sentí gracia, como arrugaba su nariz, el chico emitía ternura a pesar del gesto rehusado, al menos alguien colaboraba mi opinión, nunca fui interesada en el aspecto, eso sí, no por ello dejarías de mostrarte decente, no es buena la vanidad, sin embargo igual debes cuidar tu limpieza.
-A mí tampoco me agradan, me pregunto a veces, como demonios pueden estar tanto tiempo en el espejo, ¿no tienen, otra cosa que hacer? De verás deben tener una vida muy atareada-dije sarcásticamente-. Es bueno que te agrade…-musite- ¿te agrado, verdad?...-pregunte cohibida.
-No me equivocare, créeme.
¿No se dio cuenta la pelirroja, de lo que ocurría? Reírse en biblioteca era un error de proporciones bíblicas, cualquier falta terminaría por tajarse con el peor castigo. No así parecía disfrutar la compañía del chico, cualquier palabra que dejaba escapar de su boca le era completamente un agrado y se empeñaba por tomarle el debido respeto y atención, principalmente por no llamarle “rara” se había cansado de ese termino tan ofensivo, le habían dado ganas al principio de abrazar a Mike por no llamarle de esa manera, por la mera cognición de agradecerle. Lo extravagante de esto sencillamente lo argumentaba una sola razón, tenía una de las actitudes más complejas, le disgustaban las cosas que otras mujeres les encantaba, le fastidiaba las estupideces, pero agregando que igual reía de ellas, creía que hablar sin pedírselo era un insulto, cosas por el estilo.
Dejo escapar un suspiro, contenido hace tiempos irreconocibles, la comisura de sus labios se curvaron y por arte de toda gracia, escaparon esos trozos de alegría irregulares por la respiración, con forma de algo tan común. Según ella, no lo era. Reía en silencio. Se refregó el ojo con su mano izquierda, dando acabo a su momento de risa, por una embarrada. Observo las yemas de sus dedos, quedaron en ellas tres pestañas rojas, froto sus dedos contra ellos mismos, para que estás se cayeran el suelo.
- Me duele el estomago-dijo, soportando otra carcajada-. Nunca me reído tanto-el recuerdo de su primo Josh, cayéndose a un charco de barro, junto con los cerdos le vino a la mente-. Bueno no es la primera vez, pero si me reí.
Miro hacia varios puntos de la biblioteca colosal, el corazón se le heló de repente- ¿no es la bibliotecaria que nos mira?-pregunto al muchacho, acercándose, para aparentar que le ayudaba, rogando al cielo que la mujer hiciera caso omiso a lo sucedido.
Sonreí por los bajo, con vislumbre de sentirme herida, sólo por los recuerdos. Alce la mirada cuando el chico comenzó hablarme, con los sentidos de visión y audición atentas y dispuestas a apreciar cómo salían palabras de su boca. Claramente creía que era neoyorkina.
>> ¿Lo parezco? << me pregunte, extrañada por la suposición de Mike. Juraba que Nueva York el estilo de las chicas eran rebeldes, pero en el caso mío era turbador a su lado, una monja. Fruncí el entrecejo, especulando si mi acento no le indico algo, era mitad alemana-inglesa. Nacida en este último, criada los primeros diez años y lo demás en Alemania, hasta los diecisiete claro… Tenía un acento en particular, y notorio…creo…
Lo mire a los ojos, notando si era sincero, ya se hizo una gran costumbre escuchar mentiras por parte de chicos, pero haciéndole caso a mi hipótesis, Mike era lo contrario, dejaba escapar un innegable halo de confianza y acceso a preguntarle cualquier cosa, sin siquiera conocerlo. Sonreía de manera especial, le devolví la sonrisa mostrando mi dentadura superior.
-No soy de Nueva York-murmure-,soy de Europa…Nacida en Inglaterra y criada en Alemania…-murmure con un hilo de voz, decir lo último me entristecía, no me percate que la sonrisa se elimino del rostro, desvíe la mirada hacía el alfombrado, rendida, estrujado el borde de mi vestido-Te entiendo, a veces hay personas que no se les puede alegrar con nada, tal vez tú no eras el de poco interés-levante sutilmente los labios-, nunca he tenido amigos, fui educada en casa, y verás-me encogí de hombros-,no dispuse de mucha compañía en la infancia. Ahora es cuando vivo mis años plenos
Cese de hacer dobles en los costados de mi vestido, ese gesto me delataba desmesuradamente. Sentí gracia, como arrugaba su nariz, el chico emitía ternura a pesar del gesto rehusado, al menos alguien colaboraba mi opinión, nunca fui interesada en el aspecto, eso sí, no por ello dejarías de mostrarte decente, no es buena la vanidad, sin embargo igual debes cuidar tu limpieza.
-A mí tampoco me agradan, me pregunto a veces, como demonios pueden estar tanto tiempo en el espejo, ¿no tienen, otra cosa que hacer? De verás deben tener una vida muy atareada-dije sarcásticamente-. Es bueno que te agrade…-musite- ¿te agrado, verdad?...-pregunte cohibida.
-No me equivocare, créeme.
¿No se dio cuenta la pelirroja, de lo que ocurría? Reírse en biblioteca era un error de proporciones bíblicas, cualquier falta terminaría por tajarse con el peor castigo. No así parecía disfrutar la compañía del chico, cualquier palabra que dejaba escapar de su boca le era completamente un agrado y se empeñaba por tomarle el debido respeto y atención, principalmente por no llamarle “rara” se había cansado de ese termino tan ofensivo, le habían dado ganas al principio de abrazar a Mike por no llamarle de esa manera, por la mera cognición de agradecerle. Lo extravagante de esto sencillamente lo argumentaba una sola razón, tenía una de las actitudes más complejas, le disgustaban las cosas que otras mujeres les encantaba, le fastidiaba las estupideces, pero agregando que igual reía de ellas, creía que hablar sin pedírselo era un insulto, cosas por el estilo.
Dejo escapar un suspiro, contenido hace tiempos irreconocibles, la comisura de sus labios se curvaron y por arte de toda gracia, escaparon esos trozos de alegría irregulares por la respiración, con forma de algo tan común. Según ella, no lo era. Reía en silencio. Se refregó el ojo con su mano izquierda, dando acabo a su momento de risa, por una embarrada. Observo las yemas de sus dedos, quedaron en ellas tres pestañas rojas, froto sus dedos contra ellos mismos, para que estás se cayeran el suelo.
- Me duele el estomago-dijo, soportando otra carcajada-. Nunca me reído tanto-el recuerdo de su primo Josh, cayéndose a un charco de barro, junto con los cerdos le vino a la mente-. Bueno no es la primera vez, pero si me reí.
Miro hacia varios puntos de la biblioteca colosal, el corazón se le heló de repente- ¿no es la bibliotecaria que nos mira?-pregunto al muchacho, acercándose, para aparentar que le ayudaba, rogando al cielo que la mujer hiciera caso omiso a lo sucedido.
Melissa J. Rumsfeld- Fecha de inscripción : 13/08/2012
Edad : 31
Localización : en la biblioteca, con mia
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
A medida que Melissa hablaba sobre ella, en mi rostro se forjaba una expresión de asombro , algo idiota para que mentir, mi cara es un poema, porque yo soy una poesía ridícula. Así que la chica era de Inglaterra, interesante.
- ¿Así que eres de Inglaterra eh? Entonces somos Casi vecinos se podría decir... - Le sonrió alzando las cejas con humor, como si fuera un secreto más que debieran compartir.
- Puede que haya perdido el acento, que me pasa muy , muy amenudo, pero soy de Escocia, dejabo de todo este mechón rubio se esconde un auténtico pelirrojo, y no es broma.
Le guiñé un ojo y me apoyé con ambos codos en la mesa y después me señalé vagmente la cabeza, sujetando uno de mis mechones rubios. Nunca me había dado por estudiar el porqué de mi pelo rubio, cuando el resto lo tenía rojizo.
- Yo me crié con mis abuelos y en varios internados, por lo que tengo una combinación bastante alocada de costumbres y modales. - Desvié la mirada al techo al recordar vagamente por un segundo mi infancia problemática por los internados.
Me gustó mi infancia, para qué quejarme o airear intimidades. Y ante la pregunta de cómo me caía ella, asentí con la cabeza ligeramente . - Yep, me caes bien Le dije mientras tomaba una gran bocanada de aire después de reír, increiblemente la chica me hizo reir. Y lo necesitaba exageradamente , la semana estaba resultando demasiado liada y la risa me vino genial.
Agaché la cabeza y me coloqué bien sentado en la silla, estando perpendicular a la horizontal y pegándome arrastrando la silla a la chica y le di un codazo con el izquierdo y además le di con el tobillo sobre la pierna definitvamente ella
- Sabes que es culpa tuya , yo te lo he advertido, ahora no quiero excusas, metepatas..- Le susurré, aguantándome de nuevo la risa y comenzando a recoger mis rotuladores y trastos de la mesa, algo me decía que me iban a echar del lugar por ruidoso.
- ¿Así que eres de Inglaterra eh? Entonces somos Casi vecinos se podría decir... - Le sonrió alzando las cejas con humor, como si fuera un secreto más que debieran compartir.
- Puede que haya perdido el acento, que me pasa muy , muy amenudo, pero soy de Escocia, dejabo de todo este mechón rubio se esconde un auténtico pelirrojo, y no es broma.
Le guiñé un ojo y me apoyé con ambos codos en la mesa y después me señalé vagmente la cabeza, sujetando uno de mis mechones rubios. Nunca me había dado por estudiar el porqué de mi pelo rubio, cuando el resto lo tenía rojizo.
- Yo me crié con mis abuelos y en varios internados, por lo que tengo una combinación bastante alocada de costumbres y modales. - Desvié la mirada al techo al recordar vagamente por un segundo mi infancia problemática por los internados.
Me gustó mi infancia, para qué quejarme o airear intimidades. Y ante la pregunta de cómo me caía ella, asentí con la cabeza ligeramente . - Yep, me caes bien Le dije mientras tomaba una gran bocanada de aire después de reír, increiblemente la chica me hizo reir. Y lo necesitaba exageradamente , la semana estaba resultando demasiado liada y la risa me vino genial.
Agaché la cabeza y me coloqué bien sentado en la silla, estando perpendicular a la horizontal y pegándome arrastrando la silla a la chica y le di un codazo con el izquierdo y además le di con el tobillo sobre la pierna definitvamente ella
- Sabes que es culpa tuya , yo te lo he advertido, ahora no quiero excusas, metepatas..- Le susurré, aguantándome de nuevo la risa y comenzando a recoger mis rotuladores y trastos de la mesa, algo me decía que me iban a echar del lugar por ruidoso.
Mike R. Shepherd- Fecha de inscripción : 30/09/2012
Localización : Metido en un lío fijo.
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
El rostro algo aturdido del chico, me dijo más que rápido que no logro percibir para nada mí asentó, y la verdad era que tampoco me importaba que lo notase, tenía bastantes problemas ya con los maestro, cuando no entendían a cabalidad una palabra mal pronunciada, y hacía escapar una risotada. Al final terminaba por mirarles ceñuda y sin ganas de contestar sus preguntas, a no ser que fueran escritas, claro.
Los rayos del sol se colaban por las cortinas de la biblioteca, y hacían verle en el cabello de Mike unos leves reflejos de un color totalmente opuesto al que poseía por naturaleza, de tonalidad rojiza, entrecerré los ojos dudando si el cansancio me hacía ver estupideces, el era rubio ¿no? A no ser que tintara el cabello, algo fuera de lo normal para un chico, generalmente los hombres preferían tener la melena sin intervenciones a lo largo de sus vidas, o tal vez fuera rubio-rojizo, y que por un problema de temperatura fuera más el primero que el último. Torcí mi labio, comparando mi color con el suyo, parecía ser algo más claro, a no ser que…
- ¿vecinos? -pregunte, extrañada, no había escuchado lo demás que me decía, solía perderme en mis razonamientos, haciendo que mis oídos no recibieran sonido alguno, e interpretando algunos recuerdos. Sonreí levemente por su gesto, como si lo que declarará a continuación debía mantenerse oculto.
Me quede boquiabierta, cuando menciono que era pelirrojo, nuevamente mis cavilaciones no me decepcionaba. Sabía que era pelirrojo o por lo menos que su cabello fuera rubio-rojizo, siendo que este último era muy poco común.
- todos, modos yo logre reconocer tu acento, el dilema fue que no logre dar con el país… de -dije, aferrándome a mi lapicera, y escribiendo en el bordillo de mi cuaderno con letra imprenta: “resumen”-, sabía que lo eras, con la luz del sol de ven las raíces algo bermejas, pero ¿Por qué lo tienes rubio? Perdona si lo digo, pero prefiero tu color natural, teñirse puede estropearlo -murmure, anteponiéndome a lo que posiblemente sería su respuesta, generalmente la temperatura puede ser el causante. Recordé vagamente un verano, cuando con mi familia viajamos a Grecia, su clima caloroso, realizo un completo cambio en mi melena, pasó de ser roja a naranja, aquello me traumo por meses, hasta volver a mí cuidad y volver a su estado original…
Aprecie como levantaba un mechón de cabello, asegurándose de que no mentía, sin pedir permiso, levante uno de los tantos flequillos de su melena, fijando la mirada con atención, en efecto conservaba aún el tono propio de un color de cabello tan extravagante. Curve los labios, como si me encontrase con algo inusual.
- ¡vaya, vaya! Un autentico pelirrojo
Me incorpore, contenta por mi descubrimiento, pero para mí seguía siendo divertido como miraba el chico, confundido. ¿Por qué no conocí gene amigable, en mi infancia? Ya lo recuerdo, no fui a la escuela, ni salía de casa a no ser con mi familia o mis primos que a cualquier, lugar que nos dirigíamos, los taldos nos dominaba, solté una risita sutil, al memorizar cada imagen con avidez de que se repitieran.
Asentí, cuando me decía una leve pincelada de su infancia, yo crecí entre mucamas, empleados y maestros indiferentes. No quise intervenir, cuando hablaba, fije la vista en un librote que lo tenía sobre la mesa, leí el título, algo agitada por la risa y demasiado colorada para respirar normalmente. Sonreía, de manera especial por mis estupideces, y me gustaba hacerlo, no me echaba a morir por ellas.
Me senté erguida, fingiendo estar debidamente concentrada en mis estudios, cuando en realidad la estaba pasando de lo lindo, riéndome. Un leve cosquilleo, viajo por todo mi cuerpo, haciendo que por la misma lógica, me atreviera a gozar de ella, así que no negué sus efectos. Me dio un codazo, y luego un golpe en mi pierna. Le mire de soslayo.
- ¿metepatas? Tú igual te reíste, Mike -bufe, si pensaba escapar, no lo iba a lograr.
- quédate aquí, yo lo arreglo -le zafe su estuche, repleto de rotuladores, para tener algo con que no irse y amenazarlo. La bibliotecaria se acerco con altanería, y antes que alcanzará nuestra mesa de estudio, me puse de pie, yendo a por ella con la pertenencia de Mike entre las manos, de esa manera no lo metía en problemas a él.
Me mordí el labio ferozmente en busca de una excusa.
- antes que nos reclame, debo decirle que hemos estado estudiando todo, este tiempo, justo ahora tomábamos un descanso leve -una mesa interrumpió en risas, eran otros chicos-, no somos los únicos ¿ve?, debería tomar eso en consideración -dije al fin, estrujando el objeto residido en mi manos. La señora, alzo una ceja, algo me dijo que ni se la creyó por un momento, me hizo una seña, que rápidamente logre entenderla- gracias…
Me volví hacia Mike, poniéndome a su lado de pie, dejándole el estuche frente de él- me debes una… -murmure, contenido una risa- la vieja fue bien ingenua… -sonreí.
Los rayos del sol se colaban por las cortinas de la biblioteca, y hacían verle en el cabello de Mike unos leves reflejos de un color totalmente opuesto al que poseía por naturaleza, de tonalidad rojiza, entrecerré los ojos dudando si el cansancio me hacía ver estupideces, el era rubio ¿no? A no ser que tintara el cabello, algo fuera de lo normal para un chico, generalmente los hombres preferían tener la melena sin intervenciones a lo largo de sus vidas, o tal vez fuera rubio-rojizo, y que por un problema de temperatura fuera más el primero que el último. Torcí mi labio, comparando mi color con el suyo, parecía ser algo más claro, a no ser que…
- ¿vecinos? -pregunte, extrañada, no había escuchado lo demás que me decía, solía perderme en mis razonamientos, haciendo que mis oídos no recibieran sonido alguno, e interpretando algunos recuerdos. Sonreí levemente por su gesto, como si lo que declarará a continuación debía mantenerse oculto.
Me quede boquiabierta, cuando menciono que era pelirrojo, nuevamente mis cavilaciones no me decepcionaba. Sabía que era pelirrojo o por lo menos que su cabello fuera rubio-rojizo, siendo que este último era muy poco común.
- todos, modos yo logre reconocer tu acento, el dilema fue que no logre dar con el país… de -dije, aferrándome a mi lapicera, y escribiendo en el bordillo de mi cuaderno con letra imprenta: “resumen”-, sabía que lo eras, con la luz del sol de ven las raíces algo bermejas, pero ¿Por qué lo tienes rubio? Perdona si lo digo, pero prefiero tu color natural, teñirse puede estropearlo -murmure, anteponiéndome a lo que posiblemente sería su respuesta, generalmente la temperatura puede ser el causante. Recordé vagamente un verano, cuando con mi familia viajamos a Grecia, su clima caloroso, realizo un completo cambio en mi melena, pasó de ser roja a naranja, aquello me traumo por meses, hasta volver a mí cuidad y volver a su estado original…
Aprecie como levantaba un mechón de cabello, asegurándose de que no mentía, sin pedir permiso, levante uno de los tantos flequillos de su melena, fijando la mirada con atención, en efecto conservaba aún el tono propio de un color de cabello tan extravagante. Curve los labios, como si me encontrase con algo inusual.
- ¡vaya, vaya! Un autentico pelirrojo
Me incorpore, contenta por mi descubrimiento, pero para mí seguía siendo divertido como miraba el chico, confundido. ¿Por qué no conocí gene amigable, en mi infancia? Ya lo recuerdo, no fui a la escuela, ni salía de casa a no ser con mi familia o mis primos que a cualquier, lugar que nos dirigíamos, los taldos nos dominaba, solté una risita sutil, al memorizar cada imagen con avidez de que se repitieran.
Asentí, cuando me decía una leve pincelada de su infancia, yo crecí entre mucamas, empleados y maestros indiferentes. No quise intervenir, cuando hablaba, fije la vista en un librote que lo tenía sobre la mesa, leí el título, algo agitada por la risa y demasiado colorada para respirar normalmente. Sonreía, de manera especial por mis estupideces, y me gustaba hacerlo, no me echaba a morir por ellas.
Me senté erguida, fingiendo estar debidamente concentrada en mis estudios, cuando en realidad la estaba pasando de lo lindo, riéndome. Un leve cosquilleo, viajo por todo mi cuerpo, haciendo que por la misma lógica, me atreviera a gozar de ella, así que no negué sus efectos. Me dio un codazo, y luego un golpe en mi pierna. Le mire de soslayo.
- ¿metepatas? Tú igual te reíste, Mike -bufe, si pensaba escapar, no lo iba a lograr.
- quédate aquí, yo lo arreglo -le zafe su estuche, repleto de rotuladores, para tener algo con que no irse y amenazarlo. La bibliotecaria se acerco con altanería, y antes que alcanzará nuestra mesa de estudio, me puse de pie, yendo a por ella con la pertenencia de Mike entre las manos, de esa manera no lo metía en problemas a él.
Me mordí el labio ferozmente en busca de una excusa.
- antes que nos reclame, debo decirle que hemos estado estudiando todo, este tiempo, justo ahora tomábamos un descanso leve -una mesa interrumpió en risas, eran otros chicos-, no somos los únicos ¿ve?, debería tomar eso en consideración -dije al fin, estrujando el objeto residido en mi manos. La señora, alzo una ceja, algo me dijo que ni se la creyó por un momento, me hizo una seña, que rápidamente logre entenderla- gracias…
Me volví hacia Mike, poniéndome a su lado de pie, dejándole el estuche frente de él- me debes una… -murmure, contenido una risa- la vieja fue bien ingenua… -sonreí.
Melissa J. Rumsfeld- Fecha de inscripción : 13/08/2012
Edad : 31
Localización : en la biblioteca, con mia
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
Arrugué mi frente y mi nariz algo confuso , pensando en lo que dije sobre los países, y creo que lo que dije fuer acertado, mi país junto con el suyo, son vecinos. Un chiste basatante malo, uno de los míos, uno de los que yo, mayoritariamente, me solía reír. - Sí, bueno, creo que la geografía que estudié hará años sigue vigente y Escocia e Inglaterra siguen siendo vecinas... corrígeme, pero sé que llevo razón. - Parpadeé con algo de arrogancia pero cuando tenía la razón, me gustaba regodearme. Uno de mis pocos fallos, a parte de mi sarcástica forma de vida.
Noté que Melissa se distraía con mi pelo y chasqueé los dedos frente a ella, esperando que o el gesto o el sonido, la despertasen de su ensoñación. - Bueno... sobre el pelo... es una historia... larga y ridícula... y sí, es cierto que la coloración daña el pelo, pero he preferido el rubio a la zanahoria amarilla que tenía de pequeño.. - Ladeé la cabeza, mirando hacia otro lado distraído y me pasé la mano por la nuca, frotándola y bajándola por mi cuello para sujetarme las manos entre sí al final. Y cuando ella me sujetó un mechón, moví los labios y procuré soplar hacia arriba, para levantarme parte del flequillo y molestar un poco a ella.
Le dí un golpe con la pierna, y me devolvió el golpe, verbal. - Pero toda esta idea ha sido tuya, Aurora Durmiente... - Hice lo propio y no me callé, y salté con una ocurrencia bastante infantil, una princesita disney. Qué menos, después de vivir cuidando a dos primas pequeñas y llevarlas de espectáculo en espectáculo, se me quedaban en la cabeza algunos datos, aunque la única película disney que había llegado a ver en mi vida, fue la de Tarzán.
Me quedé boquiabierto e intenté recuperar mi estuche, pero ella se levantó casi como un rayo y decidida, y algo que sé muy bien, es que una mujer es peor que un hombre cuando se le mete una idea entre ceja y ceja. Así que me acomodé en la silla y procuré mirar disimuladamente hasta la pelirroja y la bibliotecaria.
Observé como volvía hacia mi, sonriendo de forma altiva, como quien gana un reto, y podría llamarsele reto a lo que hizo. - Eliges, o café o vuelta por la ciudad, no doy a más - Giré la silla, y la miré de frente, apoyando mi brazo derecho en el respaldo de la silla y el otro brazo sobre la mesa, le respondí con humor y antes de que me respondiera recogí mis cosas que había ido recogiendo en los últimos minutos y me levanté.
- Y este principe pelirrojo se las pira, si me buscas , suelo estar en el laboratorio de la tercera planta del ala oeste. - Sonreí y le guiñé el ojo al acercarme a ella. Le acaricié el brazo con la mano que tenía libre y después me acerqué más a ella y le solté un beso rápido en la mejilla izquierda, inclinándome rápidamente y volviendo a erguirme como si fuera un ladrón que huyera. Nos vemos chica, que ya no me concentro para estudiar aquí eh. Terminé la frase alzando poco a poco más la voz y girándome sobre mis talones para despedirla de frente mientras me alejaba.
Noté que Melissa se distraía con mi pelo y chasqueé los dedos frente a ella, esperando que o el gesto o el sonido, la despertasen de su ensoñación. - Bueno... sobre el pelo... es una historia... larga y ridícula... y sí, es cierto que la coloración daña el pelo, pero he preferido el rubio a la zanahoria amarilla que tenía de pequeño.. - Ladeé la cabeza, mirando hacia otro lado distraído y me pasé la mano por la nuca, frotándola y bajándola por mi cuello para sujetarme las manos entre sí al final. Y cuando ella me sujetó un mechón, moví los labios y procuré soplar hacia arriba, para levantarme parte del flequillo y molestar un poco a ella.
Le dí un golpe con la pierna, y me devolvió el golpe, verbal. - Pero toda esta idea ha sido tuya, Aurora Durmiente... - Hice lo propio y no me callé, y salté con una ocurrencia bastante infantil, una princesita disney. Qué menos, después de vivir cuidando a dos primas pequeñas y llevarlas de espectáculo en espectáculo, se me quedaban en la cabeza algunos datos, aunque la única película disney que había llegado a ver en mi vida, fue la de Tarzán.
Me quedé boquiabierto e intenté recuperar mi estuche, pero ella se levantó casi como un rayo y decidida, y algo que sé muy bien, es que una mujer es peor que un hombre cuando se le mete una idea entre ceja y ceja. Así que me acomodé en la silla y procuré mirar disimuladamente hasta la pelirroja y la bibliotecaria.
Observé como volvía hacia mi, sonriendo de forma altiva, como quien gana un reto, y podría llamarsele reto a lo que hizo. - Eliges, o café o vuelta por la ciudad, no doy a más - Giré la silla, y la miré de frente, apoyando mi brazo derecho en el respaldo de la silla y el otro brazo sobre la mesa, le respondí con humor y antes de que me respondiera recogí mis cosas que había ido recogiendo en los últimos minutos y me levanté.
- Y este principe pelirrojo se las pira, si me buscas , suelo estar en el laboratorio de la tercera planta del ala oeste. - Sonreí y le guiñé el ojo al acercarme a ella. Le acaricié el brazo con la mano que tenía libre y después me acerqué más a ella y le solté un beso rápido en la mejilla izquierda, inclinándome rápidamente y volviendo a erguirme como si fuera un ladrón que huyera. Nos vemos chica, que ya no me concentro para estudiar aquí eh. Terminé la frase alzando poco a poco más la voz y girándome sobre mis talones para despedirla de frente mientras me alejaba.
Mike R. Shepherd- Fecha de inscripción : 30/09/2012
Localización : Metido en un lío fijo.
Re: Tengo sueño...¿me dejarías dormir?
¿Porqué las cosas, se mantienen cómo son?, ¿no pueden ser diferentes?, ¿Qué iluminen tu vida?, ¿te regalen una mera sonrisa? Nada, es prácticamente imposible, las cosas siempre serán así, por gusto de la naturaleza, necesitaba saber si mis pensamientos eran de personas normales, yo no lo era, está más que claro ¿verdad? Un cerebrito, que se alegra por lo más sencillo, ver la luna como una sonrisa ladeada en la noche, me parecía increíble, poco común, hermoso. Las olas rompiendo en la playa…, o que me sonrieran, ello me alegraba, un día, un mes, incluso un año, o mi alma…
Apoye mi mentón sobre la palma de mi mano, observando a Mike confundido, por la complejidad de culturas.
- Llevas la razón, entonces -murmure, conviniendo en su opinión. Entrecerré los ojos burlonamente-, eres un arrogante…-le empuje con un hombro, un gesto lo dice todo. Los chicos coexistían en la arrogancia, cuando se “creían” conocedores en algunas materias, aunque ahora mismo, debía decir que él tenía la razón y no yo.
Soy curiosa, y lo admito cada vez, cuando algo atrae mi atención. Me pregunto tantas veces quién terminará por matarme, si era imprudente con mis acciones, mi vida acabaría en menos de dos años. El dicho, me perpetuaba a una culpabilidad creciente: “La curiosidad, mata al gato” ¿qué tenía que ver el gato? Un animal tan lindo, no debía ser usado en patrañas de gente vieja, admitiré que aquellos felinos, se dejan llevar por el objeto del deseo, captados por sus ojos, sin embargo, no debieron utilizarlos, yo no mataría un gato ni por muy fisgón que fuera…
Sonreí de medio lado, su cabello era suave, fino y la textura que poseía se resbalaba en mis dedos, muy bien cuidado para ser de un chico. A menos que, usará los shampoo de sus hermanas, si tuviera, no conocía a cabalidad al “inusual” Mike, ni él a mí. Tiendo a ser bastante sutil con mis actitudes, se necesitaba demasiado tiempo para recién poseer una minúscula introducción de mi forma de ser, pues generalmente la gente formaba una imagen horrible de mí, siendo que…no tiene idea de mi actitud, niñada era una de ellas, pero si me observasen en casa, se caerían de espaldas. Malditos farsantes, no los soportaba, son incrédulos, se quedan con lo primero.
Un sonido me saco de mis cavilaciones.
-¿qué?...-pregunte extrañada por el gesto, con sonido seco- No me digas…-musite poco interesada, la verdad la curiosidad me mataba.
Deseaba seguir tocando su cabello la sensación de roce era agradable, el mío era rojizo y rizado, pero nunca ha sido tan pulcro como el de este chico, pelirrojo tirando a zanahoria… Debía con esfuerzo imposibles, peinarlo y que terminase algo domable…
Deje escapar una suave carcajada.
- tienes lindo pelo… -admití. Note el mohín, que había hecho, baje la mano, incomoda. Con los hombres, soy un desastre para sociabilizar.
Ahogue otra risotada, logramos secretamente con Mike, realizar una anécdota a partir de otra, lo cual era poco elocuente por nuestras risitas mudas. Me reiré por esto el resto de mi vida, a menos alguien me golpe y quede con amnesia.
-¿Aurora?-dije ofendida, por su “apodo”- ella es rubia, creo…-entrecerré los ojos, tratando se recordar- y yo pelirroja…-dije bufando mientras dejaba golpearme la frente contra la mesa, esconderse parecía ser buena idea, así por el efecto visual de los estantes de libros, serian incapaz de echarnos a la mira con este chico zanahoria- además fue una leve pestañeada..-sisee.
Ver la cara de Mike, entre boquiabierto me dio cierta satisfacción. Le regale una sonrisa burlona por ello. ¡Gané! Agradecí de montones a esos pares de tontos estallaran en carcajadas, me salvaron el pellejo, completamente. Me volví hacia él, dispuesta a recibir algo a cambio, de no ser así, le hubiera obligado a quedarse en biblioteca hasta que me marchara, salía de este lugar alrededor de las once de la noche, estudiar en casa, me sería bastante aburrido. MUCHO. Odiaba el lugar, mucamas, mayordomos, muebles, pfff…una mierda. El jardinero, me encantaba, un hombre sabio, me acomodaba en el césped y conversábamos todo el día sobre aquellas cosas, era común que le prepara la comida en su turno. Abrí los ojos como platos, era una broma no necesitaba algo a cambio, pero una parte de mí, siseo en mis oídos que me convenía pasar un rato con él, me apestaba estar únicamente estudiando.
Comenzó a reunir sus pertenecidas cosas, sentí una decepción angustiante.
- No sé… ¿Cuál crees que es mejor?-deje todo el peso de mi cuerpo cargado en la pierna izquierda, devolviéndole su pertenencia y cruzándome de brazos.
Reí por lo de príncipe, en tus sueñitos zanahoria…pensé. Antes de haber terminado con esa especulación, se acerco de repente, como lo hacen para despedirse, no quería que se marchará me quedaría sólo por el resto del día y aún era temprano. Me acaricio el brazo, sonroje, aquella manía que nunca podre dejar… se acerca cualquiera y sonrojo- cuídate…-susurre. Un leve besito en la mejilla fue lo último que sentí, se marcho…
Apoye mi mentón sobre la palma de mi mano, observando a Mike confundido, por la complejidad de culturas.
- Llevas la razón, entonces -murmure, conviniendo en su opinión. Entrecerré los ojos burlonamente-, eres un arrogante…-le empuje con un hombro, un gesto lo dice todo. Los chicos coexistían en la arrogancia, cuando se “creían” conocedores en algunas materias, aunque ahora mismo, debía decir que él tenía la razón y no yo.
Soy curiosa, y lo admito cada vez, cuando algo atrae mi atención. Me pregunto tantas veces quién terminará por matarme, si era imprudente con mis acciones, mi vida acabaría en menos de dos años. El dicho, me perpetuaba a una culpabilidad creciente: “La curiosidad, mata al gato” ¿qué tenía que ver el gato? Un animal tan lindo, no debía ser usado en patrañas de gente vieja, admitiré que aquellos felinos, se dejan llevar por el objeto del deseo, captados por sus ojos, sin embargo, no debieron utilizarlos, yo no mataría un gato ni por muy fisgón que fuera…
Sonreí de medio lado, su cabello era suave, fino y la textura que poseía se resbalaba en mis dedos, muy bien cuidado para ser de un chico. A menos que, usará los shampoo de sus hermanas, si tuviera, no conocía a cabalidad al “inusual” Mike, ni él a mí. Tiendo a ser bastante sutil con mis actitudes, se necesitaba demasiado tiempo para recién poseer una minúscula introducción de mi forma de ser, pues generalmente la gente formaba una imagen horrible de mí, siendo que…no tiene idea de mi actitud, niñada era una de ellas, pero si me observasen en casa, se caerían de espaldas. Malditos farsantes, no los soportaba, son incrédulos, se quedan con lo primero.
Un sonido me saco de mis cavilaciones.
-¿qué?...-pregunte extrañada por el gesto, con sonido seco- No me digas…-musite poco interesada, la verdad la curiosidad me mataba.
Deseaba seguir tocando su cabello la sensación de roce era agradable, el mío era rojizo y rizado, pero nunca ha sido tan pulcro como el de este chico, pelirrojo tirando a zanahoria… Debía con esfuerzo imposibles, peinarlo y que terminase algo domable…
Deje escapar una suave carcajada.
- tienes lindo pelo… -admití. Note el mohín, que había hecho, baje la mano, incomoda. Con los hombres, soy un desastre para sociabilizar.
Ahogue otra risotada, logramos secretamente con Mike, realizar una anécdota a partir de otra, lo cual era poco elocuente por nuestras risitas mudas. Me reiré por esto el resto de mi vida, a menos alguien me golpe y quede con amnesia.
-¿Aurora?-dije ofendida, por su “apodo”- ella es rubia, creo…-entrecerré los ojos, tratando se recordar- y yo pelirroja…-dije bufando mientras dejaba golpearme la frente contra la mesa, esconderse parecía ser buena idea, así por el efecto visual de los estantes de libros, serian incapaz de echarnos a la mira con este chico zanahoria- además fue una leve pestañeada..-sisee.
Ver la cara de Mike, entre boquiabierto me dio cierta satisfacción. Le regale una sonrisa burlona por ello. ¡Gané! Agradecí de montones a esos pares de tontos estallaran en carcajadas, me salvaron el pellejo, completamente. Me volví hacia él, dispuesta a recibir algo a cambio, de no ser así, le hubiera obligado a quedarse en biblioteca hasta que me marchara, salía de este lugar alrededor de las once de la noche, estudiar en casa, me sería bastante aburrido. MUCHO. Odiaba el lugar, mucamas, mayordomos, muebles, pfff…una mierda. El jardinero, me encantaba, un hombre sabio, me acomodaba en el césped y conversábamos todo el día sobre aquellas cosas, era común que le prepara la comida en su turno. Abrí los ojos como platos, era una broma no necesitaba algo a cambio, pero una parte de mí, siseo en mis oídos que me convenía pasar un rato con él, me apestaba estar únicamente estudiando.
Comenzó a reunir sus pertenecidas cosas, sentí una decepción angustiante.
- No sé… ¿Cuál crees que es mejor?-deje todo el peso de mi cuerpo cargado en la pierna izquierda, devolviéndole su pertenencia y cruzándome de brazos.
Reí por lo de príncipe, en tus sueñitos zanahoria…pensé. Antes de haber terminado con esa especulación, se acerco de repente, como lo hacen para despedirse, no quería que se marchará me quedaría sólo por el resto del día y aún era temprano. Me acaricio el brazo, sonroje, aquella manía que nunca podre dejar… se acerca cualquiera y sonrojo- cuídate…-susurre. Un leve besito en la mejilla fue lo último que sentí, se marcho…
Melissa J. Rumsfeld- Fecha de inscripción : 13/08/2012
Edad : 31
Localización : en la biblioteca, con mia
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