2013
Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.
Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.
¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?
Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.
¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.
En resumen, el libertinaje total.
Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.
Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.
Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...
Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Whisky&Blues [James A. Goodwill]
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Whisky&Blues [James A. Goodwill]
La barra estaba escasa de gente, o al menos eso creía, pero de seguro la gente era poca sobre todo considerando que era temprano aún. El olor a alcohol impregnaba el ambiente mientras resonaba a lo lejos una suave melodía, blues humeante que destilaba soledad y melancolía sureña en cada una de sus notas. Un ligero halo de nostalgia abrazaba el lugar de tenue iluminación, nostalgia que podía respirarse, nostalgia tan mía como del resto de los presentes allí, pero que calaba profundo dentro de mí al traerme el recuerdo de los campos de algodón y la sonrisa de mis padres. Estaba nostálgico sí, pero el ambiente de aquel bar me hacía difícil no estar así. Bueno, técnicamente no era un bar, pero el sitio distaba mucho de ser el típico restaurante, y el ambiente que tenía era de mi agrado, empezando por la música. Había quedado allí con James, mejor conocido como el Profesor Goodwill, aunque a veces se me hiciera problemático el tener que llamarle por profesor en clase y tratarle por su nombre en situaciones más informales. Nos habíamos hecho muy amigos en estos años compartiendo clase, y aunque algunos pudieran decir que mezclar trabajo con amistad solía resultar mal, hasta ahora no habíamos experimentado problema alguno.
-Un whisky on the rocks, por favor- pedí al encargado de la barra, posiblemente debería esperar a que mi amigo llegara para beber algo pero ir bebiendo algo tampoco le haría mal a nadie, hacía tiempo que no disfrutaba de un buen trago y realmente tenía deseos de beber. Recorrí con la mirada el lugar mientras aguardaba la llegada de mi bebida. Habían desde imitaciones de guitarras eléctricas pertenecientes a grandes músicos, hasta platillos de batería autografiados y otro sin fin de decoraciones alusivas al tema del rock'n'roll. Todo aquello, sumado a la ambientación sobria de colores oscuros y aspecto relativamente anticuado creaba un ambiente cálido y de relativa calma dentro de la ajetreada y glamorosa Nueva York. Aquel sitio era como un lugar de escape donde uno podía sentirse fuera de la Gran Manzana y más bien perdido en algún lugar del sur o medio-este estadounidense, e incluso en algún barrio londinense.
La canción que resonaba hasta entonces en mis oídos cambió y le siguió otro gran éxito del blues-rock, Since I've Been Loving You, de los aclamados Led Zeppelin, casualmente uno de mis grupos favoritos. La guitarra de Page entró con sus lamentos mientras la batería de Bonzo le acompañaba marcando el compás. -Working seven to eleven every night, it really makes my life a drag, I don't think that's right- canté en un susurro, siguiendo la voz de Plant, sin preocuparme demasiado de que alguien me escuchara, aquella canción lo merecía. El encargado de la barra se acercó con mi vaso de whisky el cual entregó con un golpe contra la barra. Tomé el vaso y di un largo trago, la noche apenas comenzaba y yo aún aguardaba la llegada de quien sería mi acompañante en aquel lugar. Sentí mi garganta arder al momento de tragar el alcohol, mientras mi pie se movía al ritmo de la música. El cuarteto inglés seguía con sus lamentos que desprendían olor a humo y alcohol, definitivamente aquel sitio era perfecto para alguien como yo, me hacía sentir absurdamente en casa. Dediqué una mirada a la puerta y pude ver entonces la silueta de aquel hombre acercarse, parecía ser que la espera había terminado.
-Un whisky on the rocks, por favor- pedí al encargado de la barra, posiblemente debería esperar a que mi amigo llegara para beber algo pero ir bebiendo algo tampoco le haría mal a nadie, hacía tiempo que no disfrutaba de un buen trago y realmente tenía deseos de beber. Recorrí con la mirada el lugar mientras aguardaba la llegada de mi bebida. Habían desde imitaciones de guitarras eléctricas pertenecientes a grandes músicos, hasta platillos de batería autografiados y otro sin fin de decoraciones alusivas al tema del rock'n'roll. Todo aquello, sumado a la ambientación sobria de colores oscuros y aspecto relativamente anticuado creaba un ambiente cálido y de relativa calma dentro de la ajetreada y glamorosa Nueva York. Aquel sitio era como un lugar de escape donde uno podía sentirse fuera de la Gran Manzana y más bien perdido en algún lugar del sur o medio-este estadounidense, e incluso en algún barrio londinense.
La canción que resonaba hasta entonces en mis oídos cambió y le siguió otro gran éxito del blues-rock, Since I've Been Loving You, de los aclamados Led Zeppelin, casualmente uno de mis grupos favoritos. La guitarra de Page entró con sus lamentos mientras la batería de Bonzo le acompañaba marcando el compás. -Working seven to eleven every night, it really makes my life a drag, I don't think that's right- canté en un susurro, siguiendo la voz de Plant, sin preocuparme demasiado de que alguien me escuchara, aquella canción lo merecía. El encargado de la barra se acercó con mi vaso de whisky el cual entregó con un golpe contra la barra. Tomé el vaso y di un largo trago, la noche apenas comenzaba y yo aún aguardaba la llegada de quien sería mi acompañante en aquel lugar. Sentí mi garganta arder al momento de tragar el alcohol, mientras mi pie se movía al ritmo de la música. El cuarteto inglés seguía con sus lamentos que desprendían olor a humo y alcohol, definitivamente aquel sitio era perfecto para alguien como yo, me hacía sentir absurdamente en casa. Dediqué una mirada a la puerta y pude ver entonces la silueta de aquel hombre acercarse, parecía ser que la espera había terminado.
Sufjan A. Greenwood- Fecha de inscripción : 29/03/2012
Edad : 35
Re: Whisky&Blues [James A. Goodwill]
El sonido de sus pasos rebotando en las calles vacías lo acompañaban en su jornada rumbo al bar, lugar en el que se vería con uno de sus alumnos, o quizás mejor dicho, con uno de sus amigos. No quiso preguntarse qué pasaría si alguien de la junta directiva de la universidad se enteraba que iba a bares con estudiantes -aunque más que 'estudiantes', fuese sólo uno, y ya mayor de edad- a pasar el tiempo con ellos. En ese momento, James no quiso detenerse en ningún momento, ni a pensar, ni a detener los pasos que lo acercaban cada vez más al lugar al que tenía que llegar. La noche estaba fresca y el viento se sentía algo húmedo, pero agradable, así era más sencilla la tarea de, para variar, no pensar en nada. Recordaba en esos momentos su día, las clases de viernes y el haber estado en casa tomándose un rato para ejercitarse, para tomar otra ducha más y arreglarse para una pequeña junta con otros compañeros profesores para actualizar los temas de estudio que en el próximo semestre se estudiarían.
"Nota mental: No hablar sobre el nuevo plan de estudios." Se dice a sí mismo, rascándose una mejilla poblada de vello. Era difícil cambiar de temas una vez que estás demasiado acostumbrado, y tomando en cuenta que Sufjan y él habían empezado a formar lazos por las ricas discusiones que habían llegado a tener, era algo que se había convertido en una especie de vicio para James. Tras días varios comenzaron a relacionarse de una manera más personal, aunque el profesor no compartió nunca demasiado, era difícil no caer por el encanto que la timidez del más joven significaba, siempre le habían gustado las personas inteligentes y tímidas. Además de todo, Sufjan tenía la sensatez de saber que el que fueran amigos fuera de las aulas, no significaba nada a la hora de las evaluaciones, no era, de cualquier modo, como si el muchacho tuviese que preocuparse, sus notas eran excelentes por sí solas, sin requerir ayuda.
Para cuando James terminó de recordar cómo habían comenzado las cosas con Sufjan, ya estaba en frente de la pequeña escalinata que, al descender, daba a las puertas del bar. Quizás no la salida más inteligente si había un siniestro o algún terremoto, pero sin duda le sumaba puntos a la apariencia del lugar. Bajó con calma, sacando una cajetilla de cigarrillos del bolsillo del saco que llevaba, extrayendo uno y dejando que sus labios lo sostuvieran, guardó el paquete, encendió el cigarro y procedió a guardar también el encendedor mientras daba una calada profunda. Sonrió cuando notó la mirada de su alumno en él, alzando la mano de manera inconsciente a modo de saludo.
-Disculpa la tardanza.- fue lo primero que dijo cuando estuvo a su lado, sentándose inmediatamente y dejando que su postura se relajara.- La junta se alargó un poco y aunque me he tardado en llegar aquí caminando, seguro estaría aún atascado en el tráfico si hubiese venido en auto.- suspiró, pero estaba acostumbrado a la locura de Nueva York, aún no sabía como Sufjan había logrado adaptarse a la ciudad. -En fin. ¿Qué tal? ¿Todo bien?-se inclinó un poco hacia él, preguntándose si la solucitud de verse en el bar era una manera de pedirle que le ayudase con un problema.
"Nota mental: No hablar sobre el nuevo plan de estudios." Se dice a sí mismo, rascándose una mejilla poblada de vello. Era difícil cambiar de temas una vez que estás demasiado acostumbrado, y tomando en cuenta que Sufjan y él habían empezado a formar lazos por las ricas discusiones que habían llegado a tener, era algo que se había convertido en una especie de vicio para James. Tras días varios comenzaron a relacionarse de una manera más personal, aunque el profesor no compartió nunca demasiado, era difícil no caer por el encanto que la timidez del más joven significaba, siempre le habían gustado las personas inteligentes y tímidas. Además de todo, Sufjan tenía la sensatez de saber que el que fueran amigos fuera de las aulas, no significaba nada a la hora de las evaluaciones, no era, de cualquier modo, como si el muchacho tuviese que preocuparse, sus notas eran excelentes por sí solas, sin requerir ayuda.
Para cuando James terminó de recordar cómo habían comenzado las cosas con Sufjan, ya estaba en frente de la pequeña escalinata que, al descender, daba a las puertas del bar. Quizás no la salida más inteligente si había un siniestro o algún terremoto, pero sin duda le sumaba puntos a la apariencia del lugar. Bajó con calma, sacando una cajetilla de cigarrillos del bolsillo del saco que llevaba, extrayendo uno y dejando que sus labios lo sostuvieran, guardó el paquete, encendió el cigarro y procedió a guardar también el encendedor mientras daba una calada profunda. Sonrió cuando notó la mirada de su alumno en él, alzando la mano de manera inconsciente a modo de saludo.
-Disculpa la tardanza.- fue lo primero que dijo cuando estuvo a su lado, sentándose inmediatamente y dejando que su postura se relajara.- La junta se alargó un poco y aunque me he tardado en llegar aquí caminando, seguro estaría aún atascado en el tráfico si hubiese venido en auto.- suspiró, pero estaba acostumbrado a la locura de Nueva York, aún no sabía como Sufjan había logrado adaptarse a la ciudad. -En fin. ¿Qué tal? ¿Todo bien?-se inclinó un poco hacia él, preguntándose si la solucitud de verse en el bar era una manera de pedirle que le ayudase con un problema.
James A. Goodwill- Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: Whisky&Blues [James A. Goodwill]
Una sonrisa escapó de mis labios al ver la alta e imponente figura del profesor en la entrada del bar, con un cigarrillo entre labios y la elegancia de siempre, con ese porte solo de él que resultaba realmente atract... impresionante. Aquel hombre que ahora mismo se acercaba a pasos lentos con una sonrisa igual de radiante que la mía, aquel hombre era simplemente una de las personas más importantes en mi vida. ¿Cómo se había ganado ese lujo? Todo un misterio. Su inteligencia, su hambre de conocimiento, su actitud serena y calma, todo aquello había ido sumando puntos para que poco a poco lo que comenzó como una relación profesor-alumno más acabase convirtiéndose en una profunda y demandante relación de amistad. No demandante en el sentido de que pesara o incomodara ser amigo suyo, no, sino que era intelectualmente demandante, nuestras charlas podían ir de las cuestiones más superfluas a debates sumamente interesantes y profundos. El amor que ambos teníamos por la filosofía hacía que conectáramos de una forma que parecía increíble para mí, no me costaba tanto soltarme con él, ser yo mismo, a diferencia de con otras personas. Aunque seguro que aquella actitud paternal que a veces asumía ayudaba a todo aquello, después de todo era un hombre unos cuantos años mayor, pero de vez en cuando, y títulos, madurez y edad a parte, lograba verlo como un igual, y eso era asombroso y a la vez aterrador.
Le escuché excusarse por haber llegado tarde, no necesitaba un motivo en realidad, no había problema, no importaba si era verdad o no (aunque no dudara de sus palabras) lo que decía, lo importante era que había llegado y de todos modos con un medio vaso de whisky encima estaba claro que la espera no había sido demasiado larga. -Imaginé que algo así había ocurrido, de todos modos no hace mucho que estoy aquí- respondí de inmediato, clavando la mirada en la profundidad de sus ojos, seguro como solo podía estarlo con él y pocas personas más, sin titubeos, sin nervios, sin absurdas ansiedades. -Yo bien, terminé las clases temprano, estuve recorriendo un poco la ciudad y vine para aquí hace un rato. Ya sabes, nada interesante que contar- respondí con desgano, desviando la mirada al vaso que tenía entre los dedos, antes de darle un nuevo trago. La música que antes resonaba en mis oídos e incitaba a mi cuerpo a moverse sutilmente de pronto se había desvanecido con todo a mi alrededor, ahora mi concentración estaba dirigida completamente a aquel vaso de whisky y el hombre sentado a mi lado.
-¿Y tú qué tal? ¿Muy aburrida la junta?- acabé inquiriendo curioso, volviendo a mirarle esta vez observando con más deteniemiento sus labios, y el cigarrillo entre ellos, y el humo escapando divertido en las más curiosas formas. Esperé alguna respuesta, mientras daba otro trago al vaso, sintiendo mi garganta arder una vez más. Hacía tiempo que no bebía y la verdad ya había perdido la práctica. Se suponía que el whisky no debía bebérmelo tan rápido, y sabía que de seguro acabaría haciéndome mal, pero la verdad es que no me importaba. En cierta forma uno de los motivos por el que había accedido a salir aquella noche era para beber sin importar las consecuencias, tornarme un poco irresponsable y romper con aquella típica actitud de estar siempre pendiente de todo. Estaba harto de estar pendiente de todo y todos, siempre. -¿Te sobra un cigarrillo? Creo que uno me vendría bien- terminé por decir, seguro de mis palabras, inseguro de si estaba haciendo lo correcto.
Le escuché excusarse por haber llegado tarde, no necesitaba un motivo en realidad, no había problema, no importaba si era verdad o no (aunque no dudara de sus palabras) lo que decía, lo importante era que había llegado y de todos modos con un medio vaso de whisky encima estaba claro que la espera no había sido demasiado larga. -Imaginé que algo así había ocurrido, de todos modos no hace mucho que estoy aquí- respondí de inmediato, clavando la mirada en la profundidad de sus ojos, seguro como solo podía estarlo con él y pocas personas más, sin titubeos, sin nervios, sin absurdas ansiedades. -Yo bien, terminé las clases temprano, estuve recorriendo un poco la ciudad y vine para aquí hace un rato. Ya sabes, nada interesante que contar- respondí con desgano, desviando la mirada al vaso que tenía entre los dedos, antes de darle un nuevo trago. La música que antes resonaba en mis oídos e incitaba a mi cuerpo a moverse sutilmente de pronto se había desvanecido con todo a mi alrededor, ahora mi concentración estaba dirigida completamente a aquel vaso de whisky y el hombre sentado a mi lado.
-¿Y tú qué tal? ¿Muy aburrida la junta?- acabé inquiriendo curioso, volviendo a mirarle esta vez observando con más deteniemiento sus labios, y el cigarrillo entre ellos, y el humo escapando divertido en las más curiosas formas. Esperé alguna respuesta, mientras daba otro trago al vaso, sintiendo mi garganta arder una vez más. Hacía tiempo que no bebía y la verdad ya había perdido la práctica. Se suponía que el whisky no debía bebérmelo tan rápido, y sabía que de seguro acabaría haciéndome mal, pero la verdad es que no me importaba. En cierta forma uno de los motivos por el que había accedido a salir aquella noche era para beber sin importar las consecuencias, tornarme un poco irresponsable y romper con aquella típica actitud de estar siempre pendiente de todo. Estaba harto de estar pendiente de todo y todos, siempre. -¿Te sobra un cigarrillo? Creo que uno me vendría bien- terminé por decir, seguro de mis palabras, inseguro de si estaba haciendo lo correcto.
Sufjan A. Greenwood- Fecha de inscripción : 29/03/2012
Edad : 35
Re: Whisky&Blues [James A. Goodwill]
Se alegró de que Suf no tuviese demasiado tiempo esperando, él solía ser puntual, pero la ciudad que nunca duerme siempre se las arreglaba para retrasar incluso a las personas más puntuales. Pese a todo, Sufjan era un muchacho que no solía ser conflictivo, era amable y aunque tímido, a James siempre le pareció que se esforzaba por ser un buen chico. Escuchó con atención la respuesta a sus preguntas y le revolvió el cabello.-Vamos, no digas eso o pensaré que he venido con un aburrido cuando eso no es verdad.- indicó, sonriendo divertido. Contrario a la imagen que los demás alumnos tenían de él en la universidad, James era un hombre que podía sonreír con facilidad, aunque siempre prefirió mantener un rostro serio y sin emociones cuando estaba en la universidad, sus clase eran de cualquier modo tan dinámicas como a él le era posible y no había recibido quejas al respecto. A él no le molestaba que le tomaran por ogro de todos modos. Entre la relación de ambos, Sufjan había sido el primero en dar el paso para la amistad, y afortunadamente las cosas habían salido bien.
Sacudió la cabeza, su cabello quedándose en su lugar. -No tanto, fue sobre los temas de estudio nuevos, pero me he prometido antes de llegar que no te abrumaría con eso. -miró al cantinero y tras pensarlo un momento, sonrió antes de ordenar exactamente lo mismo que estaba bebiendo su estudiante, ya después bebería algo más, pero de momento el trago que Sufjan le había dado a su bebida había logrado que se le antojara. Levantó una ceja con curiosidad y escepticismo, no recordaba haber visto al muchacho fumar antes, y aunque él sólo mantenía como regla no ofrecer cigarrillos para no influenciar a nadie en el mal vicio que era fumar, siempre solía regalar uno a quien se lo pidiera. Sintiéndose protector como solía suceder cuando estaba con el otro hombre, sacó la cajetilla, pero no hizo amago de acercarla al otro.
-¿Estás seguro?- preguntó, manteniendo un tono de voz moderado y ojos comprensivos, pero serios.-No quiero influenciarte para tomar ningún mal vicio, y tu sabes que este vicio puede matarte como pasa con, quizás, todos los vicios. Lo muestra bien claro en las cajetillas.- para reafirmar sus palabras, le mostró la tapa de la cajetilla donde se veía la fotografía de unos pulmones sanos y a lado, en el segundo panel, el de unos pulmones con enfisema. Cuando el cantinero dejó la copa frente a él, sólo depositó el paquete de cigarros junto con el encendedor plateado en la barra, justo entre ambos, para que si la respuesta era afirmativa, pudiese con toda libertad tomar un cigarro y fumarlo. Le dio un trago a su copa y con una sonrisa serena miró a su alrededor, notando la poca gente, y entre todos a alguien que miraba fijamente a su acompañante. Sin molestarse en fruncir el ceño con enojo -como generalmente lo habría hecho y por razones que no quería pensar-, se limitó a descansar su mano libre en el hombro del muchacho hasta que la persona que miraba dejó de hacerlo. Disfrazó el movimiento con una palmada y un trago más a su bebida, casi dejando la copa vacía.
-No falta mucho para que acabes los estudios.- comentó entonces, con algo de melancolía en la voz. Se aflojó un poco la corbata, desabotonado el primer botón de la camisa.
Sacudió la cabeza, su cabello quedándose en su lugar. -No tanto, fue sobre los temas de estudio nuevos, pero me he prometido antes de llegar que no te abrumaría con eso. -miró al cantinero y tras pensarlo un momento, sonrió antes de ordenar exactamente lo mismo que estaba bebiendo su estudiante, ya después bebería algo más, pero de momento el trago que Sufjan le había dado a su bebida había logrado que se le antojara. Levantó una ceja con curiosidad y escepticismo, no recordaba haber visto al muchacho fumar antes, y aunque él sólo mantenía como regla no ofrecer cigarrillos para no influenciar a nadie en el mal vicio que era fumar, siempre solía regalar uno a quien se lo pidiera. Sintiéndose protector como solía suceder cuando estaba con el otro hombre, sacó la cajetilla, pero no hizo amago de acercarla al otro.
-¿Estás seguro?- preguntó, manteniendo un tono de voz moderado y ojos comprensivos, pero serios.-No quiero influenciarte para tomar ningún mal vicio, y tu sabes que este vicio puede matarte como pasa con, quizás, todos los vicios. Lo muestra bien claro en las cajetillas.- para reafirmar sus palabras, le mostró la tapa de la cajetilla donde se veía la fotografía de unos pulmones sanos y a lado, en el segundo panel, el de unos pulmones con enfisema. Cuando el cantinero dejó la copa frente a él, sólo depositó el paquete de cigarros junto con el encendedor plateado en la barra, justo entre ambos, para que si la respuesta era afirmativa, pudiese con toda libertad tomar un cigarro y fumarlo. Le dio un trago a su copa y con una sonrisa serena miró a su alrededor, notando la poca gente, y entre todos a alguien que miraba fijamente a su acompañante. Sin molestarse en fruncir el ceño con enojo -como generalmente lo habría hecho y por razones que no quería pensar-, se limitó a descansar su mano libre en el hombro del muchacho hasta que la persona que miraba dejó de hacerlo. Disfrazó el movimiento con una palmada y un trago más a su bebida, casi dejando la copa vacía.
-No falta mucho para que acabes los estudios.- comentó entonces, con algo de melancolía en la voz. Se aflojó un poco la corbata, desabotonado el primer botón de la camisa.
James A. Goodwill- Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: Whisky&Blues [James A. Goodwill]
No pude evitar agachar la mirada y soltar una nerviosa risilla al sentir como revolvía mis cabellos cual niño pequeño. Aún cuando James era una de las pocas personas con las que me permitía tener un mayor contacto físico por mi propia forma de ser (y por los ligeros trastornos que tenía, diagnosticados ya por varios médicos) no podía evitar sentir algo de ansiedad cuando otra persona, de la forma que fuera, me tocara. Sí, era patético, se supone que los amigos tienen, más o menos, cierto contacto, pero para mí era muy difícil procesar aquello. Por fortuna no tenía ningún problema mental grave, ya que la patología de la que sufría podía dejarme en un estado casi autista. Aburrido, sí, más bien tenía razón en lo que decía. Era un chico bastante aburrido, mi vida era tan monótona que si la monotonía matara a esta altura estaría veinte metros bajo tierra. Un minúsculo suspiro escapó de mis labios mientras pensaba cómo serían las cosas si no fuera lo que era, o si pudiera ser más abierto con las personas, o si simplemente no me importara nada. -¿Que no soy aburrido? Eso es casi un halago, aunque viniendo de ti no me extraña. Me mimas demasiado- acabé por decir con una divertida sonrisa entre labios, con la mirada fija en el vaso de whisky, paseando el dedo por el borde de este lo que producía un suave chirrido.
Devolví la mirada para observarle con atención y escucharle con detenimiento. Sonreí, negando con la cabeza al escuchar aquello. Que me hablara del nuevo plan de estudios no me aburriría, claro que no, porque seguro encontraría la forma de que aquello, por aburrido que fuera, sonara interesante. "El aburrimiento está en como se da el mensaje, no en el contenido" aquel prácticamente era mi lema, y la verdad era que una de las personas que mejor parecía entender aquello era el mismo James. Había tenido clases tediosas e insoportablemente aburridas, incluso en otros módulos de ética que había cursado con otros profesores, pero nunca me había aburrido en una clase de él. Definitivamente el problema no era qué se decía, sino cómo. -Por favor James, ambos sabemos muy bien que tú podrías hablar de qué diferencia a un camello de un dromedario y hacerlo sonar igual de interesante que el 1984 de Orwell-. ¿Exageraba? No lo creía, el hombre tenía talento, un envidiable talento que me hacía desear ser capaz de ser como él algún día. Básicamente era un inspiración para mí, y a decir verdad uno de los motivos por los que no había renunciado a estudiar aún cuando algunos nenes de mamá idiotas se empeñaran en hacerme la vida imposible en la universidad por el simple hecho de ser un becado. Di un nuevo trago al vaso, el último ya, que quedó vacío entonces. -¿Aburrirme tú? Eso no me lo creo- rectifiqué, por si no había sido lo suficientemente claro.
Las palabras del otro resonaron en mi cabeza por unos instantes. ¿Yo, fumar, desde cuándo? Claro que era consciente de los peligros de aquello, y en realidad, no creía que fuera buena idea hacerlo. Matarme, fuera de una sola vez o poco a poco parecía ser igual de malo, ¿no? Pasó por mi cabeza entonces un par de situaciones vividas días antes, donde en un desafortunado accidente casi había perdido la vida. El terror de aquel momento de pronto volvió a dibujarse en mi rostro. -Tienes razón- respondí con seriedad, en voz baja, arrepentido y casi asustado de mi estúpido impulso anterior. -Y ahora que lo pienso, ¿nunca has pensado en dejar de fumar? Si eres consciente de que es un suicidio a largo plazo, ¿por qué sigues fumando?- acabé inquiriendo, casi interrogándome a mí mismo. Tampoco quería incomodarlo, pero suponía que teníamos la confianza suficiente para hablar de aquello, aún cuando un bar no pareciera a primera vista el mejor de los lugares para hablar de aquello. Mi mirada se posó sobre los ojos azules del mayor, intentando encontrar en ellos algún atisbo de respuesta a las preguntas que ahora rondaban mi mente, tratándose de un profesor de ética las cosas se tornaban más significativas. Tal era mi preocupación con aquello que ni me percaté (o me importó demasiado) sentir la mano suya encima de mi hombro.
Habló una vez más y entonces se rompió el hilo de concentración en mi mente. -Sí, falta poco... aunque realmente no sé qué será de mí una vez que acabe- comenté con algo de desgano, mirando hacia cualquier parte, repasando los últimos días de la semana en mi mente. Aquella misma pregunta había encontrado lugar más de una vez. ¿Y cuando la carrera acabara, qué haría con mi vida? Parecía que aquella incógnita no tenía fácil solución.
Devolví la mirada para observarle con atención y escucharle con detenimiento. Sonreí, negando con la cabeza al escuchar aquello. Que me hablara del nuevo plan de estudios no me aburriría, claro que no, porque seguro encontraría la forma de que aquello, por aburrido que fuera, sonara interesante. "El aburrimiento está en como se da el mensaje, no en el contenido" aquel prácticamente era mi lema, y la verdad era que una de las personas que mejor parecía entender aquello era el mismo James. Había tenido clases tediosas e insoportablemente aburridas, incluso en otros módulos de ética que había cursado con otros profesores, pero nunca me había aburrido en una clase de él. Definitivamente el problema no era qué se decía, sino cómo. -Por favor James, ambos sabemos muy bien que tú podrías hablar de qué diferencia a un camello de un dromedario y hacerlo sonar igual de interesante que el 1984 de Orwell-. ¿Exageraba? No lo creía, el hombre tenía talento, un envidiable talento que me hacía desear ser capaz de ser como él algún día. Básicamente era un inspiración para mí, y a decir verdad uno de los motivos por los que no había renunciado a estudiar aún cuando algunos nenes de mamá idiotas se empeñaran en hacerme la vida imposible en la universidad por el simple hecho de ser un becado. Di un nuevo trago al vaso, el último ya, que quedó vacío entonces. -¿Aburrirme tú? Eso no me lo creo- rectifiqué, por si no había sido lo suficientemente claro.
Las palabras del otro resonaron en mi cabeza por unos instantes. ¿Yo, fumar, desde cuándo? Claro que era consciente de los peligros de aquello, y en realidad, no creía que fuera buena idea hacerlo. Matarme, fuera de una sola vez o poco a poco parecía ser igual de malo, ¿no? Pasó por mi cabeza entonces un par de situaciones vividas días antes, donde en un desafortunado accidente casi había perdido la vida. El terror de aquel momento de pronto volvió a dibujarse en mi rostro. -Tienes razón- respondí con seriedad, en voz baja, arrepentido y casi asustado de mi estúpido impulso anterior. -Y ahora que lo pienso, ¿nunca has pensado en dejar de fumar? Si eres consciente de que es un suicidio a largo plazo, ¿por qué sigues fumando?- acabé inquiriendo, casi interrogándome a mí mismo. Tampoco quería incomodarlo, pero suponía que teníamos la confianza suficiente para hablar de aquello, aún cuando un bar no pareciera a primera vista el mejor de los lugares para hablar de aquello. Mi mirada se posó sobre los ojos azules del mayor, intentando encontrar en ellos algún atisbo de respuesta a las preguntas que ahora rondaban mi mente, tratándose de un profesor de ética las cosas se tornaban más significativas. Tal era mi preocupación con aquello que ni me percaté (o me importó demasiado) sentir la mano suya encima de mi hombro.
Habló una vez más y entonces se rompió el hilo de concentración en mi mente. -Sí, falta poco... aunque realmente no sé qué será de mí una vez que acabe- comenté con algo de desgano, mirando hacia cualquier parte, repasando los últimos días de la semana en mi mente. Aquella misma pregunta había encontrado lugar más de una vez. ¿Y cuando la carrera acabara, qué haría con mi vida? Parecía que aquella incógnita no tenía fácil solución.
Sufjan A. Greenwood- Fecha de inscripción : 29/03/2012
Edad : 35
Re: Whisky&Blues [James A. Goodwill]
Se rió entre dientes y sacudió la cabeza.- Me confundes, yo siempre digo la verdad, incluso cuando puede que sea verdad que te mimo demasiado- dijo, entre broma y seriamente, pero eso Sufjan ya lo sabía, nunca le había mentido y no pensaba hacerlo en un futuro cercano. James no mentía, no era una regla personal el no mentir, pero ciertamente era algo que él consideraba una de esas cosas que facilita la vida. Una mentira puede llevarte a tener que crear todo un laberinto de mentiras más, y obligaba a tener que poseer una memoria bastante buena para recordar todas ellas, y la habilidad de un cuentista y un lógico para poder entrelazar cada mentira con la verdad sin caer en contradicciones. Dado que James no se consideraba ni cuentista ni lógico, ni tampoco tenía una memoria prodigiosa, sin duda era más sencillo simplemente optar por decir la verdad, tampoco era tan difícil, y en aquellas ocasiones escasas en las que una voz pequeña en su mente le sugirió que mintiera, fue para salvar el orgullo, y no por razón más noble, por lo que simplemente optó por no decir ficciones.
La música, que sonaba suave desde el fondo, había cambiado a una canción que le gustaba. Inconscientemente uno de sus pies quiso seguir la melodía, pero pronto se detuvo. No pudo evitar reír por el comentario y sintió un calor suave en el pecho, era de satisfacción, pero también de afecto, en días malos Sufjan era el mejor remedio. La verdad es que los días en que las dudas intestaban su cabeza, sólo una mirada del muchacho lo hacían sentir mucho mejor, más calmo, más racional pero al mismo tiempo más pasional. Era difícil, sabía de sus sentimientos por Sufjan, pero no le quedaba más remedio que reprimirlos por un bien que ahora no le quedaba claro. Quizás más que otra cosa es que estaba intimidado, Sufjan nunca había demostrado interés por hombres, pero tampoco lo había visto interesarse en mujeres. ¿Quizás tendría que rebajarse a esa raza epicúrea que tomaba como resolución mostrar interés en otras personas para provocar celos? Eso no era su estilo.
-Me alegra que pienses eso, Suf. -respondió entonces, saber que su amigo le consideraba un buen profesor era algo que le agradaba mucho, esperaba poder ser mejor conforme los años pasaran, aún era muy joven y tenía tiempo para seguir estudiando y superándose, esperaba poder seguir siendo amigo de Sufjan para cuando ambos fueran mucho mayores, con muchos trabajos a sus espaldas, y una manera de transmitir la filosofía de un modo más agradable y motivador, para demostrar que la filosofía no llevaba unos 2600 años de existir por nada, por mero ocio. Sabía que para Sufjan amaba a la filosofía tanto como él mismo, por eso quería seguir a su lado, quería verlo convertirse en lo que quisiera, un profesor o un investigador, o lo que deseara, pero quería estar ahí con él, a su lado animándolo tanto como el otro hacía con él.
No pudo menos que sentirse aliviado e incluso orgulloso de que Suf al final hubiese tomado la decisión más inteligente de salvarse de un vicio que se agarra fácil. Descansó el cigarro que estaba en sus labios en el cenicero y tomó con la otra mano el paquete y el encendedor que pareció darle un guiño cuando el metal plateado reflejó la luz. Los guardó en el bolsillo de su saco y sonrió con un deje de misterio, junto con algo de melancolía cuando escuchó la pregunta que le era dirigida. -Lo he pensado, pero nunca he tomado seriamente la idea de dejarlo-se encogió de hombros antes de darle una última calada al cigarrillo moribundo, para luego aplastar la punta, aún encendida, contra las cenizas, apagándolo. -¿Por qué sigo fumando? No lo sé, quizás me tomé muy a pecho eso de que el ser humano es un ser para la muerte.-fue una broma, pero una de esas bromas secas, sin gran humor o quizás, pero era un humor privado.- Sé que es irracional, pero siento que pienso mejor cuando fumo, además de que me ayuda a dejar de pensar también. -explicó y después sonrió ligero.-Si es que eso tiene sentido.
Acabando el asiento de la copa, la descansó frente a él y pidió un ruso blanco, sintiendo un repentino deseo por probar algo dulce. Luego recordó la película 'Catwoman', recordando el pedido de un ruso blanco sin alcohol y sin hielo, resultando sólo un vaso de leche. Se enfocó nuevamente en su acompañante cuando lo escuchó hablar y levantó una ceja, no sabía que Sufjan tenía esa duda respecto a su futuro.-Siempre di por hecho que seguirías estudiando.-ladeó un poco la cabeza, encontrando sus ojos azules con los castaños del otro.-¿No tienes deseo de hacer algún posgrado?-le parecía extraño que el muchacho no tuviera claro lo que quería hacer, pero entonces su mente le hizo recordar que estaba tratando con un jovencito de veintiún años. Toda una vida por delante y muchas posibilidades. Sufjan podía comerse al mundo si quería.
La música, que sonaba suave desde el fondo, había cambiado a una canción que le gustaba. Inconscientemente uno de sus pies quiso seguir la melodía, pero pronto se detuvo. No pudo evitar reír por el comentario y sintió un calor suave en el pecho, era de satisfacción, pero también de afecto, en días malos Sufjan era el mejor remedio. La verdad es que los días en que las dudas intestaban su cabeza, sólo una mirada del muchacho lo hacían sentir mucho mejor, más calmo, más racional pero al mismo tiempo más pasional. Era difícil, sabía de sus sentimientos por Sufjan, pero no le quedaba más remedio que reprimirlos por un bien que ahora no le quedaba claro. Quizás más que otra cosa es que estaba intimidado, Sufjan nunca había demostrado interés por hombres, pero tampoco lo había visto interesarse en mujeres. ¿Quizás tendría que rebajarse a esa raza epicúrea que tomaba como resolución mostrar interés en otras personas para provocar celos? Eso no era su estilo.
-Me alegra que pienses eso, Suf. -respondió entonces, saber que su amigo le consideraba un buen profesor era algo que le agradaba mucho, esperaba poder ser mejor conforme los años pasaran, aún era muy joven y tenía tiempo para seguir estudiando y superándose, esperaba poder seguir siendo amigo de Sufjan para cuando ambos fueran mucho mayores, con muchos trabajos a sus espaldas, y una manera de transmitir la filosofía de un modo más agradable y motivador, para demostrar que la filosofía no llevaba unos 2600 años de existir por nada, por mero ocio. Sabía que para Sufjan amaba a la filosofía tanto como él mismo, por eso quería seguir a su lado, quería verlo convertirse en lo que quisiera, un profesor o un investigador, o lo que deseara, pero quería estar ahí con él, a su lado animándolo tanto como el otro hacía con él.
No pudo menos que sentirse aliviado e incluso orgulloso de que Suf al final hubiese tomado la decisión más inteligente de salvarse de un vicio que se agarra fácil. Descansó el cigarro que estaba en sus labios en el cenicero y tomó con la otra mano el paquete y el encendedor que pareció darle un guiño cuando el metal plateado reflejó la luz. Los guardó en el bolsillo de su saco y sonrió con un deje de misterio, junto con algo de melancolía cuando escuchó la pregunta que le era dirigida. -Lo he pensado, pero nunca he tomado seriamente la idea de dejarlo-se encogió de hombros antes de darle una última calada al cigarrillo moribundo, para luego aplastar la punta, aún encendida, contra las cenizas, apagándolo. -¿Por qué sigo fumando? No lo sé, quizás me tomé muy a pecho eso de que el ser humano es un ser para la muerte.-fue una broma, pero una de esas bromas secas, sin gran humor o quizás, pero era un humor privado.- Sé que es irracional, pero siento que pienso mejor cuando fumo, además de que me ayuda a dejar de pensar también. -explicó y después sonrió ligero.-Si es que eso tiene sentido.
Acabando el asiento de la copa, la descansó frente a él y pidió un ruso blanco, sintiendo un repentino deseo por probar algo dulce. Luego recordó la película 'Catwoman', recordando el pedido de un ruso blanco sin alcohol y sin hielo, resultando sólo un vaso de leche. Se enfocó nuevamente en su acompañante cuando lo escuchó hablar y levantó una ceja, no sabía que Sufjan tenía esa duda respecto a su futuro.-Siempre di por hecho que seguirías estudiando.-ladeó un poco la cabeza, encontrando sus ojos azules con los castaños del otro.-¿No tienes deseo de hacer algún posgrado?-le parecía extraño que el muchacho no tuviera claro lo que quería hacer, pero entonces su mente le hizo recordar que estaba tratando con un jovencito de veintiún años. Toda una vida por delante y muchas posibilidades. Sufjan podía comerse al mundo si quería.
James A. Goodwill- Fecha de inscripción : 01/04/2012
Re: Whisky&Blues [James A. Goodwill]
La verdad. ¿Qué era la verdad? ¿Qué significaba ser sincero? ¿A qué se refería James cuando afirmaba que él siempre decía la verdad? ¿Era aquello posible? ¿Era realmente cierto que una persona fuera capaz de decir la verdad y nada más que la verdad? Yo dudaba ciertamente de ello, la verdad era la más grande de las mentiras. Todos, consciente o inconscientemente mentíamos, a los demás, a nosotros mismos, a veces tan absurdos queríamos mentirle hasta a Dios. Mentira, la verdad no era más que una mentira. Sí, eso creía y si acaso existía verdad alguna, esa con uve mayúscula sería equiparable al concepto de Bien, de Belleza y de Dios, una entidad propia de la cual emanaban todas las "verdades" humanas. Pero el ser humano era mentiroso por naturaleza, eso creía yo al menos. O bueno, quizá eso quería creer para justificar el mentirme a mí mismo por no reconocer, o mejor dicho, por no querer asumir que el hecho de que me atrayeran los hombres y no las mujeres era algo que formaba parte de mí, y por ello mismo, negarlo era negarme a mí mismo. Si existía ese Dios en que creía, Él me había hecho así, ¿no? ¿Qué sentido tendría entonces que fuera pecado ser lo que Él quiso que fuera, lo que emanaba de su absoluta y omnipresente Voluntad? Allí íbamos otra vez, pregunta sin respuesta. Pero en el fondo, lo que más me dolía de aquella frase disparadora era saber que mi amigo, mi mejor amigo, era capaz de darme algo que yo no era capaz de retribuir: sinceridad absoluta. Ya le diría de todo aquello algún día, ya le diría.
Después de unos instantes de silencio, producto de dinamitar de pensamientos que recorrían mi mente tras una simple pero muy significativa broma de mi acompañante, retomé el hilo de concentración tras escucharle devolverme la palabra. Pude notar cómo reía un poco acerca de lo que había dicho antes, pero aunque pudiera haber pensado que exageraba o bromeaba lo cierto es que mis palabras no podían ser más sinceras. Realmente aquel hombre era una de las personas más interesantes que había conocido jamás, mejor aún, una de las pocas personas interesantes a las que me había atrevido a conocer. Aún me resultaba asombroso el hecho de que hubiera sido yo quien me aproximara a él, en lugar de ser a la inversa. No sé si habrá sido un momento de lucidez, si fue un instante en que el viejo Sufjan salió a relucir, o si simplemente fue una fuerza motora pecaminosa la que me llevó a todo aquello, pero no importaba, así fuera obra del mismísimo Satán conocer a alguien como James no tenía precio. Sin dudas que mi vida habría sido muy diferente de no ser por aquel arrebato de coraje que me había llevado a dirigirle la palabra a alguien a quien ahora, sin conocerle, no me le hubiera atrevido siquiera a mirar a los ojos.
Le observé con los ojos fijos en los suyos mientras le escuchaba responder a mis interrogantes. Claramente no podía entender como un hombre con la profundidad que tenía James fuera capaz de caer en un vicio como aquel, más siendo consciente de que tarde o temprano acabaría con él. Su respuesta fue aún más sorpresiva, extraña incluso, repleta de una especie de humor extraño, difuso y poco gracioso, que parecía indicar que había algo más detrás de ello. ¿Quizá James no era tan sincero como él creía? ¿Quizá tenía sus "mentiras" ocultas, sus secretos bien enterrados que no quería compartir? Eso parecía, aunque quizá solo era mi imaginación, sí, seguro solo era eso. -Eso no tiene nada de sentido- sentencié con certeza absoluta, ¿pensar mejor por fumar? -Al menos no desde un punto de vista biológico, y si el cerebro no funciona mejor, a menos que el cigarrillo estimulara el alma dudo que pudieras pensar mejor. Y todos saben que los vicios no enriquecen, así que James, ve inventando otra excusa- acabé diciendo, intentando refutar su idea, no por armar debate, si no más bien en clave de broma. -Yo creo que lo que te hace falta es un móvil. Seguro que si tuvieras algo o alguien que te diera la fuerza para dejarlo, lo dejarías- ...y esa afirmación iba con trampa. Sabía que James era soltero, lo cual a sus treinta y cuatro años de edad resultaba por lo menos asombroso. Sí, se había dedicado mucho a su carrera, a su profesión, pero igualmente era extraño que no hubiera conocido a alguien, ¿no?
Vi como pedía algo más para beber y aunque pensé por un instante en hacer lo mismo acabé distrayéndome con sus comentarios. Claramente la charla estaba más interesante que cualquier vaso de alcohol. -Es más... complejo que una cuestión profesional, James- expresé, intentando explicarme, temeroso del terreno por el que empezaba a caminar. ¿Cómo le soltaba que tenía prácticamente una crisis existencial sin ahondar, o más bien, sin revelar la causa de su origen? Sí, me estaba metiendo en aguas peligrosas, pero una vez dado el primer paso no podía dar marcha atras, ¿o sí? -Digamos que no sé qué hacer con mi vida en varios planos. Me siento estancando, como en una fosa sin salida. Claro que hay cosas que quisiera estudiar y demás, pero... ese no es el verdadero problema. No sé a dónde voy... como persona-. Intenté ser claro, pero creo que me enredaba más y más con cada palabra que decía. Seguro que el otro ahora podría pensar desde que estaba loco a que era un drogadicto o suicida, o quizá no, pero al intentar repensar en mis propias palabras solo me confundía más a mí mismo. ¿Por qué era tan difícil ser sincero? En aquel instante lo envidiaba más que nunca.
Después de unos instantes de silencio, producto de dinamitar de pensamientos que recorrían mi mente tras una simple pero muy significativa broma de mi acompañante, retomé el hilo de concentración tras escucharle devolverme la palabra. Pude notar cómo reía un poco acerca de lo que había dicho antes, pero aunque pudiera haber pensado que exageraba o bromeaba lo cierto es que mis palabras no podían ser más sinceras. Realmente aquel hombre era una de las personas más interesantes que había conocido jamás, mejor aún, una de las pocas personas interesantes a las que me había atrevido a conocer. Aún me resultaba asombroso el hecho de que hubiera sido yo quien me aproximara a él, en lugar de ser a la inversa. No sé si habrá sido un momento de lucidez, si fue un instante en que el viejo Sufjan salió a relucir, o si simplemente fue una fuerza motora pecaminosa la que me llevó a todo aquello, pero no importaba, así fuera obra del mismísimo Satán conocer a alguien como James no tenía precio. Sin dudas que mi vida habría sido muy diferente de no ser por aquel arrebato de coraje que me había llevado a dirigirle la palabra a alguien a quien ahora, sin conocerle, no me le hubiera atrevido siquiera a mirar a los ojos.
Le observé con los ojos fijos en los suyos mientras le escuchaba responder a mis interrogantes. Claramente no podía entender como un hombre con la profundidad que tenía James fuera capaz de caer en un vicio como aquel, más siendo consciente de que tarde o temprano acabaría con él. Su respuesta fue aún más sorpresiva, extraña incluso, repleta de una especie de humor extraño, difuso y poco gracioso, que parecía indicar que había algo más detrás de ello. ¿Quizá James no era tan sincero como él creía? ¿Quizá tenía sus "mentiras" ocultas, sus secretos bien enterrados que no quería compartir? Eso parecía, aunque quizá solo era mi imaginación, sí, seguro solo era eso. -Eso no tiene nada de sentido- sentencié con certeza absoluta, ¿pensar mejor por fumar? -Al menos no desde un punto de vista biológico, y si el cerebro no funciona mejor, a menos que el cigarrillo estimulara el alma dudo que pudieras pensar mejor. Y todos saben que los vicios no enriquecen, así que James, ve inventando otra excusa- acabé diciendo, intentando refutar su idea, no por armar debate, si no más bien en clave de broma. -Yo creo que lo que te hace falta es un móvil. Seguro que si tuvieras algo o alguien que te diera la fuerza para dejarlo, lo dejarías- ...y esa afirmación iba con trampa. Sabía que James era soltero, lo cual a sus treinta y cuatro años de edad resultaba por lo menos asombroso. Sí, se había dedicado mucho a su carrera, a su profesión, pero igualmente era extraño que no hubiera conocido a alguien, ¿no?
Vi como pedía algo más para beber y aunque pensé por un instante en hacer lo mismo acabé distrayéndome con sus comentarios. Claramente la charla estaba más interesante que cualquier vaso de alcohol. -Es más... complejo que una cuestión profesional, James- expresé, intentando explicarme, temeroso del terreno por el que empezaba a caminar. ¿Cómo le soltaba que tenía prácticamente una crisis existencial sin ahondar, o más bien, sin revelar la causa de su origen? Sí, me estaba metiendo en aguas peligrosas, pero una vez dado el primer paso no podía dar marcha atras, ¿o sí? -Digamos que no sé qué hacer con mi vida en varios planos. Me siento estancando, como en una fosa sin salida. Claro que hay cosas que quisiera estudiar y demás, pero... ese no es el verdadero problema. No sé a dónde voy... como persona-. Intenté ser claro, pero creo que me enredaba más y más con cada palabra que decía. Seguro que el otro ahora podría pensar desde que estaba loco a que era un drogadicto o suicida, o quizá no, pero al intentar repensar en mis propias palabras solo me confundía más a mí mismo. ¿Por qué era tan difícil ser sincero? En aquel instante lo envidiaba más que nunca.
Off: Disculpa si me estoy excediendo con el tamaño de los posts xD
Sufjan A. Greenwood- Fecha de inscripción : 29/03/2012
Edad : 35
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