Una cerveza en un día caluroso (Zane R. Thunder)

El reloj marcaba las siete en punto de la tarde. Y la verdad que el calor asolaba las calles estos últimos días, el regulador de temperatura habia llegado a marcar hasta cuarenta grados. Era algo insoportable, aunque era necesario aguantarlo, ya que pocas veces podía poner el aire acondicionado. Lo bueno es que podía comer cosas fresquitas para deshacerme algo de el.
Ahora también se veía a la gente por la calle con poca ropa. Y los helados llegaban para alegrar el día, no habia nada mejor que devorar un helado, y más sí era de una buena heladería.
Aunque por la tarde lo mejor era ir a un bar o a una cafetería, seguro tenían el aire acondicionado y podías disfrutar de una bebida.

Y eso haría, ir a un bar. Me coloque la ropa ya que tenía la ropa de estar por casa y luego salí a la calle. Camine entre la poca gente que había en la calle. No había mucha así que no había que esquivar tampoco a muchas personas.
Y al poco tiempo llegue a el bar donde iría, el bar que solía ir normalmente cuándo tenía ganas de quitarme de estar en casa.

Cuándo llegue me senté en la barra acomodándome y cruzando las piernas y le pedí a el camarero lo que deseaba. Una cerveza. Al minuto me la coloco en la barra y puso también unas aceitunas. Que instantáneamente moví la mano para coger una y llevármela a la boca y comérmela. Luego suspire y le di un sorbo a la cerveza y mire a la gente que estaba allí.
Entonces pude ver una cara conocida, era un chico que había conocido en una discoteca hace una semana o más quizás, había entablado poca conversación con el aunque me había parecido interesante.
Así que sin dudarlo me hacerle y amplié una sonrisa sentándome a su lado con la bebida en la mano.— ¿Puedo acompañarte?.. mmm Zane, sí no recuerdo mal te llamabas así―lo cierto era que cuándo le pregunte por su nombre no recordaba muy bien como se llamaba. Encima tenía el descaro de preguntarle sí podía sentarme con el cuándo ya lo había hecho. No podía evitarlo algunas veces era demasiado impulsiva y efusiva y no pensaba las cosas antes de hacerlas. Pero ya no tenía marcha atrás, así que me quede mirándole con una sonrisa mientras esperaba su respuesta.

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