Liquor store blues {Libre}

-Salud, por una vida sin padres-
Levanté mi bebida, sin importarme si alguien estaba prestándome atención o no. Había llegado solo, no esperada que alguien me respondiera. Los días en el colegio iban de maravilla, solo me tenía que preocupar por obtener buenas calificaciones para que mis padres continuaran dándome el espacio que realmente disfrutaba. Ambos continuaban con su vida en Inglaterra, mis buenas notas les daban a entender que no necesitaba vigilancia paterna para hacerme responsable de mi propia vida. Claro, ellos no sabían lo que pasaba dentro y fuera del colegio, fuera del ámbito escolar. Podía hacer cualquier cosa, después de todo ellos nunca se enterarían de lo que haga en mi vida, aún tenían en la cabeza la idea de la universidad Brown era la misma escuela privada donde ellos estudiaron, pero el tiempo pasa y aunque el nivel de educación es excelente la convivencia entre los alumnos había cambiado, todos libres de responsabilidades y de vigilancia hacían cuanto quisiesen. Yo era uno de ellos.

Aún me faltaba un año para poder entrar al bar “legalmente” pero eso pareció no importarle al vigilante de la puerta cuando le enseñe un billete en lugar de una identificación. Dicen que el dinero no compra la felicidad, entonces ¿Qué era lo que sentía cuando lo usaba?. Había pasado media hora en el bar, el alcohol comenzaba a hacer sus efectos en mi cabeza, en mi cuerpo, pero aún estaba consciente. Sacudí y acomodé las mangas de mi playera blanca. Esta noche estaba usando una playera blanca lisa sin estampado y un pantalón de mezclilla negra. Algo cómodo, pues no estaba festejando nada en absoluto.

Miré a mi alrededor, como era de esperase nadie había dicho nada a las palabras que había dicho hace unos minutos. Bebí el resto de mi bebida de un solo trago y pedí otra al barman. Acomodé mi cabello y apoyé ambos brazos sobre la barra apoyando mi cabeza sobre ellos y cerrando levemente mis ojos.

El alcohol comenzaba a recorrer cada extremidad de mi cuerpo a través de mis venas, aquel fluido que entraba por mi boca y quemaba mi garganta era un verdadero disfrute. Trago tras trago el alcohol entraba borraba las coherencias de mi cabeza y me hundía en un mundo donde el razonamiento lógico desaparecía de mi realidad. No solía tomar solo, mucho menos salir solo, pero esta noche mis hermanos habían desaparecido, a Zack y a Dhani no los encontré en la fraternidad y a Geraldine no la encontré en las habitaciones de los estudiantes. No me quedó otra opción que venir solo. Pero no me quejaba, hay ocasiones en las que un poco de soledad no hace daño. Tomé otra copa, y la dejé frente a mí, observando con detenimiento el borde en donde el contenido acaba, la fina línea que dibuja el vodka en el cristal. Algo me hacía recordar, un día como hoy, en una borrachera yo solo, había besado por primera vez a un chico. Sonreí ante el recuerdo, muchas cosas pasaban cuando estaba solo.

Pero la noche no era similar a la de hace cuatro años. Podía ser parecida pero en el momento justo en la que un cuerpo golpeo mi espalda y me hiso impulsarme hacia adelante tirando mi bebida sobre la mesa del bar me di cuenta de que las cosas no suceden dos veces del mismo modo. Cuando el peso había sido retirado de mi espalda me reincorporé sacudiendo el poco líquido que había quedado sobre mi playera algo estúpido pues la tela había absorbido todo. -No, no te preocupes. Todo está bien- No lo estaba, mi piel se sentía pegajosa por la bebida en mi ropa. Pero eso estaba bien, podía haber salido peor, pudo haberme lastimado. Giré mi mirada para ver al chico que sus dedos apuntados y reí al notar que ya no había nadie -No sé si decirte que tu compañero tenía pies torpes por aventarte en un mal paso. Ó decir que tiene pies agiles por la rápida forma en la que huyó- Mis manos ahora sacudían el brazo inverso retirando los residuos líquidos de mi piel.

Regresé mi mirada a la chica, y entrecerré los ojos pues su rostro se me hacía conocido, sin embargo estaba seguro que no había tenido la oportunidad de conocerla. Probablemente la había visto en la escuela pero solo mientras caminaba, porque su rostro, solamente su rostro se me hacía familiar. Aunque probablemente el alcohol estaba jugándome una de sus bromas y me hacía ver ese rostro afilado como alguien conocido. Mordí la comisura izquierda de mi labio inferior los silencios incómodos no era lo mío y siendo yo el que literalmente había sido lastimado era yo quien debería librar la tensión. -Te dejaré invitarme otro trago y quedaremos como si esto nunca habría pasado. De otra forma te puedo asegurar que los Dioses del Olimpo no estarán felices y te echaran la maldición de medusa sobre ti. Aunque pensándolo bien con cabellos de serpiente sería irresistible no mirarte.-