I'm not sick... I think it [libre]

Aquella mañana había sido horrible, a mi entender por lo menos,me había despertado sepulcrada bajo una montaña de libros, todos de más de mil paginas, algunos trataban sobre creencias del siglo 18 otros de obras de William Sakespeare y por ultimo, novelas rosas con amores imposibles de esos que solo ocurren en la ficción.


Lo ultimo que recordaba antes de quedarme dormida es unos tétricos
ruidos por el pasillo, probablemente obra de las posesas del alcohol que había
en mi hermandad, eran las 5:30 cuando por fin me dormí, pues me había
despertado a las 2 y pico a causa de mis habituales pesadillas.


A pesar de parecer frágil como una rosa estaba aguantando mucho más de lo que muchos esperaban de una chica como yo, eso incluía a Mdm. Lefébre,que siempre estaba allí para recordarme de una manera “Encantadora” que formo parte de la escoria de este mundo.


Cuando me levanté por la mañana con mi pelo rubio completamente enredado y mi pijama de estudiar eran las 7:30 y las clases no comenzaban hasta bien entradas las 8:30, disponía de una hora para hacer lo que quisiera y eso incluía ducharme, vestirme y salir al jardín a trepar a algún árbol, pues así es como hacía yo las cosas, en la cafetería del colegio no tenían fruta para desayunar, solo cosas asquerosas y repugnantes llenas de grasas y azucares: No había cosa que más odiase. En cambio, si conocía el paradero de un manzano estupendo ubicado en el jardín este de mi hermandad. Cuando salí del cuarto eran ya las 8 así que salí hacia el manzano todo lo deprisa que pude, llegué allí y trepe sin poner mucho cuidado de donde ubicaba pies y manos.


Iba tan acelerada en el proceso frenético de coger una hermosa manzana de color rojo que había en una de las ramas más altas que no me percaté de donde ponía el pie. Lo puse sobre una rama fina, que al principio resistió bien el peso, pero que cuando lo cargué completamente, cedió y se quebró con un estruendoso quejido.


Me levante con la pierna completamente llena de sangre que goteaba sobre el césped, tiñéndolo de un color anti natural, un chico a mi lado me dijo- ¿Estas bien? Te voy a acompañar a la enfermería, vamos, ven -Yo me puse en pie a duras penas y seguí al chico que me guiaba a la enfermería-¿Que ha pasado? ¿He gritado mucho cuando he caído? ¿Dónde está mi manzana?-Dije aun aturdida por el golpe, el chico me miró con cara rara y me dijo- Te has caído del árbol y por muy siniestro que parezca no has gritado, tuviste suerte de que pasase por ahí, respecto a la manzana, no tengo ni idea de que dices, lo siento.


Yo simplemente me dejé llevar hasta la enfermería,observando los bordes borrosos que se creaban ante mis ojos. Una señorita con bata blanca me hizo entrar en una estancia con varias camas, todos se quedaron mirando mi chorrera de sangre cuando entré; Me sentaron en una cama, frente a la cual había un chico gore-Hola, soy Pinkie ¿Qué te ha pasado-Dije dispuesta a entablar una conversación con él.

Me le quedé mirando un poco extrañada-Claro, claro...Como quieras-Me reí un poco y observé su juego"Angry Birds" y arqueé ambas cejas, sinceramente, Till me había dado otra impresión- Si quieres llevarte el libro que estabas leyendo, por mi perfecto; Eso de que eres inteligente y tu fachada de tio duro es de pega puede ser nuestro pequeño secreto-Dije dandome la vuelta sobre el costado y observandole de arriba abajo, todo en él indicaba que era un hueso duro de roer, pero ¿Realmente pensaba que no me iba a dar cuenta de que había desordenado una de mis pilas de libros? ¡Cualquiera que me conociera medianamente sabía que yo conocía meticulosamente donde ponía cada libro! ¡Incluso la inclinación en que lo dejaba!
Estiré ambos brazos sobre mi cabeza, el mareo se me había pasado con el dolor de cabeza, así pues me puse en pie y me senté en el sillón-Menos mal para mi que era un biplaza-demasiado apretujada con Till, así que intenté mantener la distancia ¿Pero que distancia había que guardar? Ya me estaba clavando el reposabrazos en las costillas.
Apoyé los codos sobre las rodillas y entrelazé los dedos de ambas manos entre sí para poner encima la barbilla- Na...tu cara es muy bonita, pero esa palidez me preocupa Till-Dije desenlazando los dedos y alargandolos hacia su mejilla, mi piel que de por si era muy pálida hacia contraste por morena con la suya...Realmente escalofriante-¿Es por esa enfermedad que me dijiste que tenías?¿Que padeces Till?¿Deabetes?¿Insomnio?...-Dije acariciandole la mejilla con las yemas de los dedos de forma cuidadosa, observandole como si fuera una pieza de arte digna de ser admirada.
Aprobeché ese momento para observarle bien; Parecía una foto en tonos grises, lo cual era curioso porque era fotógrafo, observé también bajo sus ojos, no tenía ojeras, el imsomnio quedaba descartado, descendí mis dedos hasta el cuello, justo hasta la horta, no parecía que el pulso le fuera más rapido de lo normal ¡Adios deabetes!
¿Que demonios padecía este chico? Solo se me ocurrían un par más y todas bastante poco provables, ya que no se daban en el primer mundo...La única que me pareció acertada presuponer fue la leucémia-¿Eres leucémico?-Dije en apenas un susurro, por su piel blanquecina lo parecía, le tomé por la barbilla y acerqué su rostro al mío para poder observar su piel y sus rasgos mejor. Tenía unos preciosos ojos verdes, una nariz larga, unos pómulos ligeramente marcados, unos labios largos, del color practicamente de su piel...Con los únicos rasgos que me quedaría despues de esto posiblemente, serían los ojos que parecían dos pozos y los labios, por el asunto de que sob del tono de su piel; A pesar de lo extraño de la situación, me quedé mirando los labios con descaro, me daba igual si se daba cuenta, sus labios estaban bien, eran bonitos, le solté la barbilla y me le quedé mirando fijamente un rato más observandole el rostro y con la fuerte tentación de sacar el maletín de Antropologa y ponerme a observarle la piel con lupa.

No borré mi mueca en nigún momento -No me averguenzo... es sólo que... no lo sé. Se me hace algo idiota ir por el mundo diciendolo, además desearia sólo haberme caído de un árbol -. Reí con lijereza y me separé. Cuando mi familia iba por el mundo diciendo que tenía Leucemia, todos me trataban como niño pequeño, casi como si estuviera en el lecho de muerte "Till, no hagas eso o te hara daño" ¡Tillen! no te vayas a lastimar" "¿Te duele alg? ¿te ayudo a pararte?" ¡Por dios! Tengo 21 años, en verdad soy capaz de hacer esas cosas.

Apenas me acomodaba el pantalón y la camisa me reí -Lo sé, pero despues de media hora ya cobro por exibicion -. Me acomodé las ropas y rodeé los ojos -Presisamente éso es lo que no quiero, honey. Que me estén dando explicaciones estúpidas y moralistas - Y yo ya me había acostubrado a ello, eso creo. Pero cuando llegaban con esas cosas generalmente los mandaba a freir esparragos(?) por no decir otra cosa -¿Todavia te molestas en preguntar? No se dice "¿te apetece una?" se dice "¿cuántas quieres?" - Meñique Rosa definitivamente ya era alguien importante para mi. Era impresionante, apenas una o dos horas juntos y ya casi podía considerarla amiga. Justo pensaba en ello cuando de reojo la ví medio quedarse dormida... o no se que -Meñique Rosa... oye ¿estas bien? -. Pero como parezco retrasado al hablar, como siempre ya era muy tarde, se había quedado ¿dormida? ¿desmayada? no creo, estaba como que cerrando los ojos justo antes de quedarse inmóvil. Me acerqué y pasé levemente mi nariz por sus labios-Maldita vieja de blanco- si, era un somnifero... me daban muchos de esos cuando me hacían un exámen clínico y creo que un tiempo la boca me olía a esas cosas. Le acomodé en el sillón, no quería que despertara con dolor de espalda o cuello, así que le recosté. Tomé el libro de la mochila y lo terminé antes de que Meñique Rosa despertara. Me levanté y lo acomodé en la pila donde creo que lo había encontrado. Me senté nuevamente.

Y yo ya me estaba casi durmiendo cuando escuché una vocesilla entre sueños -¿eh?!... aaaa Deben de ser las siete o talvez las ocho -. Bostezé un largo momento y para cuando volteé a la cama Meñique ya nisiquiera estaba allí. Reí y me levante -Pero si luego luego - Tomé aquella botella y saqué mis llaves, si tenía un llavero destapador. Lo usé en aquella botella y despues de pasarle los dedos para "limpiarla" le tomé un muy largo sorbo. Estaba fría, a su punto exacto, me separé un poco de la boquilla para tomar aire y luego continuar en el desague de la botella hasta que terminó la ultima gota pasando por mi garganta -Ésto si es el cielo-

Observé como Till se tomaba sus cervezas con ojos entrecerrados, aun demasiado cansada para ponerme en pie; Aquel somnífero había sido demasiado fuerte para mí, ya que no estaba acostumbrada a tomarlos de diario y me había dejado una resaca muy fuerte, notaba el cerebro como medio dormido y estaba atontada por completo.
 
Me incorporé y me senté en el borde de la cama dejando que mis piernas carentes de fuerza suficiente como para hacer el esfuerzo de aguantarme cayesen por el borde y se balanceasen a gusto. Me froté los ojos ¿Cuánto tiempo llevaba durmiendo? No sabía exactamente la hora a la que me había quedado dormida, pero por el rugir de mis tripas, no mucho antes de la comida. Entonces me di cuenta de algo; No había comido nada en todo el día.
 
Miré a Till, parecía haber terminado el libro ya que se encontraba en la pila incorrecta, en la inclinación equivocada- Till ¿Quieres quedarte a cenar? No sé hacer mucho…Pero algo decente podría preparar si quieres. Puedo hacer espagueti, risotto em…Tortilla de patatas…Ensalada china, arroz tres delicias, rollitos de primavera o simplemente un sándwich mixto-Necesitaba algo que hacer, algo para despejarme que me quitase de encima los sobrecargados efectos del somnífero.

-¿Puedo ayudarte? Tengo que advertir que si explota algo no me heches la culpa, de una vez te aviso que no sé nada de cocina -. Sonreí levantandome y ofreciendole mi mano caballerosamente para ayudarle a incorporarse. Meñique Rosado seguía dandome una impresión totalmente diferente al de hace algunas horas. Parecía cansada o dormida, no lo sé... pero en definitiva no le dejaría volver a tomar una cerveza más, luego esas cosas para dormir y el alcohol son muy malos, demaciado. No me separaría de su lado hasta volver a verla de manera más animada, estaba seguro de ello y si necesitaba quedarme en vela viéndola dormir hasta que despierte, no me importaba... no la podía dejar sola sabiendo que le habían dado un somnifero, más si era la primera vez y aún co mayor razón si era tan fuerte como parecía. No, no señor... yo no me iba de allí hasta que Meñique Rosa estuviera bien.

Repetí sus acciones en el grifo, a excepsion de que me sequé las manos en el pantalón. Le seguí hasta la estufa, me sentía niño chiquito emocionado por alguna extraña razón. Sujete los huevos, los miré y reí -Enserio que no estoy tan imbésil eeh, aunque los mios tienen más forma (?)-. Apenas ví el tenedor venir y lo sujete con los dientes, a todo lo que decía Meñique Rosa afirmé con la cabeza sin poder decir más, reí a mis adentros pensando en cómo me veía.

El primer intento no estuvo del todo mal, la mitad de la clara cayó al primer golpe y la yema se rompió; y el último cayó casi por completo en el trasto, a excepsión de la yema, ésa se volvió a romper. Estaba todo lleno de huevo y todavia nisiquiera lo batía, tomé el tenedor y lo giré como dios me dió a entender, cuando quedó una consistencia geatinosa pero amarillo-naranjosa se la estiré a Meñique -Eso creo... -. Los siguientes minutos se me hicieron eternos, al menos hasta que ví una hamburguesa frente a mi, la devoré sin esperar más, estaba deliciosa y apenas había tenido tiempo de mencionarlo al primer bocado. Erupté suave y luego suspiré satisfecho -No se como lo hiciste, pero sabía muy bien -. Me sentía casi un chef, yo, y... Tillen Veksler había batido el huevo y ya casi el mundo podía proclamarme dios con ése hecho. Almenos un premio novel

Fruncí el ceño cuando eructó-¡Till!-Le di un puñetazo en el hombro enfadada-Que en los paises árabes sea de buena educación no significa que lo puedas hacer en cualquier sitio-me comí la hamburguesa casi en un pestañear de ojos, la verdad es que teñia hambre y normal, no había comido nada en todo el día.

Me puse en pie y tomé ambos platos, el mío y el de Till, me esforcé por no cojear y fui caminando de forma extraña hasta la cocina, dejé ambos platos en la pila del grifo, me quité la camiseta de cocina, la guardé y saqué la blusa que había guardado en el armarito, no obstante no me la puse; Salí de la cocina y me dirigí a la cama y extrage de debajo de la almohada una camiseta celeste con descoloridos que se asemejaban a nubes y unos pantalones cortos de color violeta.

No tuve reparo alguno en ponerme el pijama allí mismo, estaba cansada y me daba igual si me veía medio desnuda, ya había salido en traje de baño en algunos anuncios de Pink Nation, Pull&Bear, Zara y New Yorker además de haber trabajado en Victoria's Secret. A estas alturas ya no me daba reparo mostar mi cuerpo, si tanto lo elogiaban ¿Por algo sería?

Me senté al lado de Till nuevamente, la verdad es que no tenía mucho sueño; Subí las piernas al sofá y me apoyé contra su hombro con aire relajado, me notaba los musculos como cargados y tensos-Till ¿Te apetece pasar la noche aquí? La verdad es que no tengo sueño y no quiero pasar sola la noche...Anda di que si porfa-Le rodeé el cuerpo con ambos brazos y apoyé mi mejilla sobre su hombro; No entemdía por que hacía esto, no entendía la razón de estar portandome como una niña de cinco años encaprichada con un juguete, pero me daba un poco igual.

Permanecí largo rato así, abrazada a él al más puro estilo koala (?) y la verdad es que no se estaba nada mal, su piel a pesar del color tan blanco como hielo, emanaba calor; Me separé perezosamente de él y me hice un ovillito, estaba agusto así. Tomé un libro de una pila cualquiera y ojeé el titulo "La reina descalza" leido. Tomé el siguiente tomo "El tiempo entre costuras" leido, cogí el siguiente "El cuarto reino" ese era nuevo, le había comprado recientemente.

El cuarto reino era el primer libro de una saga que tenía como protaginista a un intrepido periodista estadounidense llamado Leo que había llegado recientemente a España, recordaba haber elejido aquel libro porque prometía un buen misterio de novela negra y un torrido romance.
Cuando salí de mi mundo miré a Till y le ofrecí el mando de la televisión-Elijes tu. Pon alguna peli de estilo de "Saw" o "Scream" me apetece ver una sangrienta esta noche-Sonreí de una forma espeluznante, provablemente esa sonrisa erizaba los bellos de la nuca. Lo sabía y era imposible ocultarmelo, yo lo sabía.

Cuando me preguntó si podía fumar le contesté de inmediato-Ni de coña. No ¿Quieres que muera?-Claro, que él no sabía que ciertas sustancias que tenía el tabaco me reactivan la bulimia. Es el simple hecho de oler el humo del tabaco y me entraban fuertes arcadas; No podía tener a nadie que fumase a más de 500 metros de mí.

Estaba casi dormida cuando noté que me rodeaba, me extrañé, sinceramente, no obstante, preferí no comentar nada de eso, me daba igual si me rodeaba o no con los brazos. Cerré los ojos y por un instamte pensé que me volvería a quedar profundamente dormida hasta que Till pronunció las palabras "Call of Duty" y "Zombies" entonces abrí los ojos de par en par e intenté disimular mis ganas-Claro...Siempre jugaba con Noah y siempree ganaba, no se me da muy bien...-Mentí y muy descaradamente; Exceptuando la parte de que jugaba al Call of Duty con Noah, nada era cierto; Yo siempre ganaba, de momento ni una sola persona ha conseguido vencerme, jugué en la competición de mi barrio y gané. Me puse en pie y apagué la tele, además arrojé el libro despreocupadamemte al sofá-Tendras una consola en tu cuarto ¿O saco yo la mía?-Una de las pocas cosas que la gente no sabía de mí era que en verdad era una jugona, pero que las ganas se me habían ido apagando al no encontrar un oponente medianamente bueno. ¿Sería Till ese oponente? Me levanté de sopetón casi sin notar el dolor en la pierna gracias a las ganas de jugar que tenía. Me agaché junto a la comoda, abrí el ultimo cajón que estaba ocupado por mi PlayStation 3, la saqué con todos sus cables enredandome en ellos y estando a punto de comerme el suelo dos o tres veces antes de legar a la televisión envuelta casi por completo en cables- Till, una ayudita no me iría mal cariño.-Dije enarcando ambas cejas como dandole a entender que era su obligación ayudarme a desenredarme de aquel lío de cables.