{Libre} Well, that's your opinion, isn't it?

Me había levantado con el pie izquierdo, como aquel que dice, y las cosas desde primera hora de la mañana no me venían saliendo muy bien. Me dí una ducha ligera y salí corriendo de la habitación de la fraternidad para la cafetería. No era aconsejable tener que aguantar las clases con el estómago vacío. -Gracias. -agradecí a la mujer del comedor con una sonrisa simpática aunque fuese lo último que esperaba de mi. El despertador se había quedado sin pilas en alguna hora de la noche y gracias a los gritos de la calle, desperté. Me senté sobre una mesa vacía y comencé a comer mi desayuno mientra mi mente pensaba las mil maneras de poder afrontar este día. Había dejado a Mía a casa de mis padres y realmente no sabía que haría con ella. Las cosas con Scooter estaban realmente mal y podía asegurar lo que ocurriría. -Hola. -escuché al chico que se sentó a mi lado. Le saludé igualmente y vi que era uno nuevo. Jamás lo había visto. Charlamos hasta que tuvo que irse y me volví a quedar nuevamente solo.

Maldito examen... - refunfuñaba luego de una larga noche de estudio. Más tarde tendría que rendir la prueba de Filosofía, y tantos autores, frases, citas célebres, momentos históricos comenzaban a dar vueltas por mi cabeza y parecían no querer abandonarme jamás... Por parte estaba bien, sabía que no olvidaría ni un solo detalle de los estudiado para el examen, pero era horrible el hecho de que se mezclaran mis propios pensamientos con tanta materia inútil... - Quizás sólo es malhumor, tranquilo... - pensaba para mis adentros, intentado auto-animarme.

Un capuccino vainilla, por favor... - pedí a la señora de la cafetería. Necesitaba despejarme un poco, pues ni siquiera la ducha tibia que me había dado antes de salir había logrado relajar tanto nudo que se había formado en mi cuello y hombros. - Gracias... - murmuré con una sonrisa, luego de haber entregado el dinero. Tomé el gran vaso de café, y justo con mi mochila y mis papeles me senté a hojear mis apuntes.

Era realmente desordenado con mis resúmenes... Estoy seguro que no hay persona alguna que entienda aquellos jeroglíficos que parecían ser mis palabras. Di una pequeña mirada al rededor, y en realidad poca gente había... La cafetería estaba llena de amigos, y unos cuantos que se encontraban solos, igual que yo... Me sumergí a la lectura e idiotamente olvidé beber mi café, el cuál se enfriaba a cada segundo un poco más, y yo ni enterado.