2013
Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.
Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.
¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?
Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.
¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.
En resumen, el libertinaje total.
Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.
Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.
Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...
Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Maldita suerte {Maxime L. Levy}
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Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Recuerdo del primer mensaje :
Viernes. Última hora. Otro día más que llegaba; pero que llegaba lleno de clases, como otros tantos viernes. Ese día siempre llegaba cansada a clase, durmiera lo que durmiera y descansara lo que descansara. Suponía que era porque estaba realmente cansada de madrugar y de estar tantas horas sentada sobre una silla, que se alejaba totalmente de lo que yo tenía por comodidad. Me acomodé la cabeza encima de la mano izquierda, mientras que con la mano derecha hacia garabatos en un folio y miraba con aire distraído al profesor. ¿Resultado? Ni sabía lo que estaba poniendo en el papel ni estaba escuchando al profesor. Era como el ruido que hace una mosca o una avispa al revolotear cerca de ti, después de un buen rato te acostumbras al sonido y dejas de prestarle atención. Además, lo que estábamos dando ese día en clase ya lo había dado cuando iba en el instituto, lo que hacía que la clase se me hiciera aún más tediosa.
Exhalé un suspiro, mientras parpadeaba varias veces, intentando dejar de ver borroso al profesor. A partir de ahora intentaría pestañear a menudo y no dejar de hacerlo por un 'largo' periodo de tiempo. Dejé de apoyar mi cabeza sobre mi mano izquierda y me puse a mirar a la gente que había en clase. Todos parecían igual, o más, cansados que yo. Bueno, eso al menos era un alivio para mí. Parecía no ser la única que detestaba tener esa clase a última hora de un viernes: debido a la monótona voz del anciano profesor, había un par de personas medio dormidas. Miré el reloj y vi que ni siquiera habían pasado 10 minutos desde que había comenzado la clase. ¿Cómo podía ser que con ese profesor el tiempo pasase tan despacio? Volví a suspirar a la vez que comencé a escribir de nuevo en mi cuaderno. Si pudiera, ya me habría ido, pero no quería tener más faltas; seguro que el director, con el que gracias era becada sin haber abrierto un libro, se acabaría enterando y echándome la bronca por faltar tanto a clase.
Al cabo de un par de minutos que se me hicieron eternos, el viejo profesor llamó mi atención nombrando mi segundo nombre con esa mala pronunciación que tenía del alemán; Hinateë. Me pidió si podía ir a la clase de al lado a buscar un libro de arquitectura para comparar las esculturas de las que estaba hablando con una obra conocida en el diseño arquitectónico, así que me limité a asentir levemente con la cabeza y me levanté subiendo mis pantalones algo caídos de haber estado tanto tiempo sentada, dirigiéndome con pasos largos y ruidosos debido a mis tacones hacia la puerta de salida. Algunos silvoteos y alagos se escucharon a mi espalda, algo a lo que estaba acostumbrada.
Una vez fuera cerré la puerta tras de mí y miré de derecha a izquierda porque no sabía en que lado estaba esa clase, así que caminé primero hacia la derecha y ya que no había ningún letrero ni nada parecido me asomé por la pequeña ventana y pude observar que había una profesora joven y un montón de alumnos, la mayoría chicos, por lo que pasé de entrar a preguntar. Caminé hacia la derecha y mire de nuevo por la ventana, tampoco sabía que clase era pero sólo había un profesor (o eso parecía ser) que no había visto antes, aunque tampoco me fijaba debido a lo despistada que era. Así que toqué la puerta y abrí un poco, lo justo para poder meter mi cabeza.
-Perdona, ¿algún libro de arquitectura en el que haya una obra arquitectónica muy conocida que pueda tomar prestado para la clase de Escultura del profesor Bright? -Dije directa sin pensar mucho y entonces me dí cuenta de que esa clase era de Derecho, abogados. Parpadeé varias veces ante mi equivocación y escuché tras de mí venir alguien por el pasillo, una voz que reconocía a la perfección, era el director. Me metí rápidamente en la clase cerrando la puerta y escondiendome tras el muro que había a unos metros, ya que seguro que si me veía me echaría la bronca por no estar en mi clase y ninguna explicación le valdría, porque no me creería.
Miré entonces al profesor que seguro que se estaría quedando prendado y preguntándose por qué hacía eso. Entreabrí mis labios y sin soltar ningún sonido gesticulé: No estoy aquí . Mientras señalaba hacia la puerta por si alguna casualidad entraba allí el director.
Viernes. Última hora. Otro día más que llegaba; pero que llegaba lleno de clases, como otros tantos viernes. Ese día siempre llegaba cansada a clase, durmiera lo que durmiera y descansara lo que descansara. Suponía que era porque estaba realmente cansada de madrugar y de estar tantas horas sentada sobre una silla, que se alejaba totalmente de lo que yo tenía por comodidad. Me acomodé la cabeza encima de la mano izquierda, mientras que con la mano derecha hacia garabatos en un folio y miraba con aire distraído al profesor. ¿Resultado? Ni sabía lo que estaba poniendo en el papel ni estaba escuchando al profesor. Era como el ruido que hace una mosca o una avispa al revolotear cerca de ti, después de un buen rato te acostumbras al sonido y dejas de prestarle atención. Además, lo que estábamos dando ese día en clase ya lo había dado cuando iba en el instituto, lo que hacía que la clase se me hiciera aún más tediosa.
Exhalé un suspiro, mientras parpadeaba varias veces, intentando dejar de ver borroso al profesor. A partir de ahora intentaría pestañear a menudo y no dejar de hacerlo por un 'largo' periodo de tiempo. Dejé de apoyar mi cabeza sobre mi mano izquierda y me puse a mirar a la gente que había en clase. Todos parecían igual, o más, cansados que yo. Bueno, eso al menos era un alivio para mí. Parecía no ser la única que detestaba tener esa clase a última hora de un viernes: debido a la monótona voz del anciano profesor, había un par de personas medio dormidas. Miré el reloj y vi que ni siquiera habían pasado 10 minutos desde que había comenzado la clase. ¿Cómo podía ser que con ese profesor el tiempo pasase tan despacio? Volví a suspirar a la vez que comencé a escribir de nuevo en mi cuaderno. Si pudiera, ya me habría ido, pero no quería tener más faltas; seguro que el director, con el que gracias era becada sin haber abrierto un libro, se acabaría enterando y echándome la bronca por faltar tanto a clase.
Al cabo de un par de minutos que se me hicieron eternos, el viejo profesor llamó mi atención nombrando mi segundo nombre con esa mala pronunciación que tenía del alemán; Hinateë. Me pidió si podía ir a la clase de al lado a buscar un libro de arquitectura para comparar las esculturas de las que estaba hablando con una obra conocida en el diseño arquitectónico, así que me limité a asentir levemente con la cabeza y me levanté subiendo mis pantalones algo caídos de haber estado tanto tiempo sentada, dirigiéndome con pasos largos y ruidosos debido a mis tacones hacia la puerta de salida. Algunos silvoteos y alagos se escucharon a mi espalda, algo a lo que estaba acostumbrada.
Una vez fuera cerré la puerta tras de mí y miré de derecha a izquierda porque no sabía en que lado estaba esa clase, así que caminé primero hacia la derecha y ya que no había ningún letrero ni nada parecido me asomé por la pequeña ventana y pude observar que había una profesora joven y un montón de alumnos, la mayoría chicos, por lo que pasé de entrar a preguntar. Caminé hacia la derecha y mire de nuevo por la ventana, tampoco sabía que clase era pero sólo había un profesor (o eso parecía ser) que no había visto antes, aunque tampoco me fijaba debido a lo despistada que era. Así que toqué la puerta y abrí un poco, lo justo para poder meter mi cabeza.
-Perdona, ¿algún libro de arquitectura en el que haya una obra arquitectónica muy conocida que pueda tomar prestado para la clase de Escultura del profesor Bright? -Dije directa sin pensar mucho y entonces me dí cuenta de que esa clase era de Derecho, abogados. Parpadeé varias veces ante mi equivocación y escuché tras de mí venir alguien por el pasillo, una voz que reconocía a la perfección, era el director. Me metí rápidamente en la clase cerrando la puerta y escondiendome tras el muro que había a unos metros, ya que seguro que si me veía me echaría la bronca por no estar en mi clase y ninguna explicación le valdría, porque no me creería.
Miré entonces al profesor que seguro que se estaría quedando prendado y preguntándose por qué hacía eso. Entreabrí mis labios y sin soltar ningún sonido gesticulé: No estoy aquí . Mientras señalaba hacia la puerta por si alguna casualidad entraba allí el director.
Última edición por Ariadna H. O'Vullöus el Mar Mar 26, 2013 7:04 am, editado 4 veces
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Extraño. Esa era la palabra: Extraño. Todo se estaba volviendo así. Sentía como el aire o ¿energía? había mutado a algo distinto, tenía que dejar de pensar. Nunca pensaba demasiado en lo que hacía y no quería empezar ahora. Justo ahora no. La miré mientras interiormente me retaba a mí mismo. Sonreí mientras la escuchaba de que no se asustaría si me seguía viendo porque era Maximé , nombrando mi nombre de una manera exótica. ¿Así se escuchaba cuando lo nombraba yo?. Mientras seguíamos hablando otro poco y luego de sorprenderme con su beso suave y fugaz, dijo algo pero no la escuché bien. Asique solo sonreí.
Nos pusimos en marcha, no sabía a donde, pero nos pusimos a andar. Nuestras manos juntas otra vez como cuando estuvimos corriendo en el pasillo, pero esta vez no estábamos corriendo de nadie y me sentí...ahhh, era muy idiota, me reí de mí mismo, besé su mano soltándosela y ponerme a caminar frente a ella de espaldas. Mientras andábamos comencé a bromear para sentirme mas ¿yo?. Y observo su reacción cruzándose de brazos y un poco confusa, me sentí un poco más tranquilo sabiendo que no era solo yo el único confundido de lo que haríamos a continuación. Seguí bromeando para sacarle hierro al asunto, y me contesta que tal vez no me llevaba a su cama, que tal vez solo me estaba confundiendo, o tal vez si me lleve y solo la vería. Sonreí lentamente de manera picara -La cama de todas maneras está sobrevalorada, pero mirarla no suena mal- la miro y me reí. Luego me pongo a su lado de nuevo y le pasó un brazo por sus hombros -lo de confundirme ya lo has hecho-digo muy bajo más para mí mismo que otra cosa,luego le deposito un beso en la comisura del labio sin poder evitar decir algo de su boca...porque...era preciosa. Miré al frente de nuevo y sacando mi brazo de ella.
La miré un poco extrañado cuando me dice que no haga eso del cuello un poco molesta, levanto una ceja mirándola sobre mi hombro porque se había quedado parada - ¿de verdad estas bien?-le pregunto sin pensarlo mucho. Luego me volteo y la miro -Ariadna no tenemos que hacer nada. Era solo broma lo de recién-le digo quedándome más tranquilo que antes. No quería que se pusiera a la defensiva ni que estuviera incomoda. Y para qué negarlo, también necesitaba decírselo por mí. Porque no estaba seguro si era buena idea acostarse con ella...
Cuando me atizó la sed la miro para ver si a ella también, ya que se me había escapado de mi boca que la tenía. Me dijo que ella no, y nos paramos frente a una máquina expendedora y cuando estaba buscando la plata para comprar una, ella ya la había sacado. La miré enarcando una ceja y recibo la bebida -Gracias-la miro con atención unos momentos y le doy el dinero de la bebida dejándola caer en el bolso cuando buscaba el celular que sonaba, le sonreí y abrí el refresco, recargando un poco mi peso en la máquina. Cuando el dulzor bajo por mi garganta sentí un placer enorme...cierro los ojos unos segundos para disfrutar de la sensación. La escucho reírse a carcajadas, abro mis ojos de nuevo y la miro con una media sonrisa y preguntándole con la mirada que pasaba, mientras el refresco colgaba de mis dedos a un costado.
Entonces mientras se acerca con movimientos que me parecieron lentos apoyando sus manos en mi pecho, ladeo la cabeza mientras la miro con una sonrisa tal vez bastante estúpida en mi cara, me pregunta si prefería una cama o un coche y una excursión pasando su dedo por mis labios. La miro con intensidad unos momentos. La tenia pegada a mí, llevo mi mano libre y la hundo en su pelo acercando mi cara a la de ella, mientras mi dedo pulgar se recreaba en el hueco bajo su oreja, para luego retirar mi mano con una caricia pasando por su cuello hasta llegar a una de las manos que tenía sobre mi pecho. -Coche- le digo bajo sobre sus labios y dándole una sonrisa lobuna. Di un paso atrás y le guiñé un ojo. Cuando miro a sus espaldas veo a un par mirándonos extrañados, los miro y sonrío más ampliamente, me importaba muy poco llamar la atención, les mando un beso al aire y vuelvo a mirar a Ariadna -Te sigo belle. No tengo idea de donde esta- no sabía de quien era pero era una posibilidad de despejarnos y divertirnos. Y a la diversión nunca se le decía que no. Medio sonrei.
Off: No te preocupes, no paso mucho tiempo! jaja Ademas suele pasar no estar inspirada, a mi me ha pasado también aklklajaka
Nos pusimos en marcha, no sabía a donde, pero nos pusimos a andar. Nuestras manos juntas otra vez como cuando estuvimos corriendo en el pasillo, pero esta vez no estábamos corriendo de nadie y me sentí...ahhh, era muy idiota, me reí de mí mismo, besé su mano soltándosela y ponerme a caminar frente a ella de espaldas. Mientras andábamos comencé a bromear para sentirme mas ¿yo?. Y observo su reacción cruzándose de brazos y un poco confusa, me sentí un poco más tranquilo sabiendo que no era solo yo el único confundido de lo que haríamos a continuación. Seguí bromeando para sacarle hierro al asunto, y me contesta que tal vez no me llevaba a su cama, que tal vez solo me estaba confundiendo, o tal vez si me lleve y solo la vería. Sonreí lentamente de manera picara -La cama de todas maneras está sobrevalorada, pero mirarla no suena mal- la miro y me reí. Luego me pongo a su lado de nuevo y le pasó un brazo por sus hombros -lo de confundirme ya lo has hecho-digo muy bajo más para mí mismo que otra cosa,luego le deposito un beso en la comisura del labio sin poder evitar decir algo de su boca...porque...era preciosa. Miré al frente de nuevo y sacando mi brazo de ella.
La miré un poco extrañado cuando me dice que no haga eso del cuello un poco molesta, levanto una ceja mirándola sobre mi hombro porque se había quedado parada - ¿de verdad estas bien?-le pregunto sin pensarlo mucho. Luego me volteo y la miro -Ariadna no tenemos que hacer nada. Era solo broma lo de recién-le digo quedándome más tranquilo que antes. No quería que se pusiera a la defensiva ni que estuviera incomoda. Y para qué negarlo, también necesitaba decírselo por mí. Porque no estaba seguro si era buena idea acostarse con ella...
Cuando me atizó la sed la miro para ver si a ella también, ya que se me había escapado de mi boca que la tenía. Me dijo que ella no, y nos paramos frente a una máquina expendedora y cuando estaba buscando la plata para comprar una, ella ya la había sacado. La miré enarcando una ceja y recibo la bebida -Gracias-la miro con atención unos momentos y le doy el dinero de la bebida dejándola caer en el bolso cuando buscaba el celular que sonaba, le sonreí y abrí el refresco, recargando un poco mi peso en la máquina. Cuando el dulzor bajo por mi garganta sentí un placer enorme...cierro los ojos unos segundos para disfrutar de la sensación. La escucho reírse a carcajadas, abro mis ojos de nuevo y la miro con una media sonrisa y preguntándole con la mirada que pasaba, mientras el refresco colgaba de mis dedos a un costado.
Entonces mientras se acerca con movimientos que me parecieron lentos apoyando sus manos en mi pecho, ladeo la cabeza mientras la miro con una sonrisa tal vez bastante estúpida en mi cara, me pregunta si prefería una cama o un coche y una excursión pasando su dedo por mis labios. La miro con intensidad unos momentos. La tenia pegada a mí, llevo mi mano libre y la hundo en su pelo acercando mi cara a la de ella, mientras mi dedo pulgar se recreaba en el hueco bajo su oreja, para luego retirar mi mano con una caricia pasando por su cuello hasta llegar a una de las manos que tenía sobre mi pecho. -Coche- le digo bajo sobre sus labios y dándole una sonrisa lobuna. Di un paso atrás y le guiñé un ojo. Cuando miro a sus espaldas veo a un par mirándonos extrañados, los miro y sonrío más ampliamente, me importaba muy poco llamar la atención, les mando un beso al aire y vuelvo a mirar a Ariadna -Te sigo belle. No tengo idea de donde esta- no sabía de quien era pero era una posibilidad de despejarnos y divertirnos. Y a la diversión nunca se le decía que no. Medio sonrei.
Off: No te preocupes, no paso mucho tiempo! jaja Ademas suele pasar no estar inspirada, a mi me ha pasado también aklklajaka
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
En nuestra caminando se adelantó poniendose por delante mía, ¿orgullo? Rodé los ojos torciendo mi rostro, dejándole que fuera por delante. Mis brazos se cruzaron por inercia, era todo tan súmamente raro que incluso pensar que eso era raro, era raro de por sí, así que intenté dejar de deambular por mi cabeza y dejar de pensar en tonterías. Hizo un chiste sobre las camas, algo que me pilló de improvisto ya que no pensaba que hablaría, entreabrí mis ojos y elevé una ceja sonriendo a medias. -Mirarla será un honor para tí, pocos llegan a hacerlo... -Dije egocéntricamente, otra característica que odiaba de mí misma; mi ego. Ladeé mi rostro colocandome a su altura cuando éste pasó uno de sus poderosos brazos por mis hombros y evité girar mi cabeza para no encontrarme con esos ojos, pero me vino de sorpresa el beso, así me topé de golpe con sus ojos. -Siento eso. -Susurré cuando se separó de mi de nuevo, mis brazos seguían cruzados y seguí caminando con tranquilidad.
Se confundió ante mis siguientes palabras. Me daba tiricia que se crugiera el cuello, que me hubiera rodeado con un brazo el mío me daba igual. -Me refería a que no hagas eso de crugirte tu...tu cuello, me da tiricia. No soporto escuchar crugir los huesos. -Y eso me recordó aquella vez en la que me partí una muñeca, el sonido todavía me recordaba lo doloroso que era.
Su mirada se aferró con una intensidad tremendamente visible a mis ojos cuando estube de nuevo pegada a él, era tan magnético...Ahora se le veía algo incómodo con mis caricias, proximidad, sería por la gente, pensé para mí misma. Rodé los ojos cuando se separó y asentí levemente con la cabeza, soltando varias carcajadas sonoras después del gesto que hizo hacia la gente. -Pero es secreto eh... -Dije como una niña comenzando a caminar algo rápida hacia el aparcamiento de las afueras de la universidad que estaba a unos 10 minutos de donde estabamos.
Por el camino no hacía más que darle empujones y meterle prisa para que caminara más rápido, bromeando como una tonta, como si aquello fuera un juego, aunque en realidad si que tenía pinta de eso; de un juego de niños. Llegamos al aparcamiento y achiné mis ojos con una cara de pensativa. -Busca un... -Busqué en las llaves el logo del coche y era un Hyundai. -...un Hyundai. -Levanté en el aire las llaves y comencé a darle al botón del coche para que ver si salían luces de alguno de allí y dio la casualidad de que estaba cerca de nosotros. Vaya, qué buena suerte. -¡Ala! -Abrí mis ojos viendo el coche negro alargado algo feo para mi gusto. -Vamos, ¡es hora de aventuras! -Y entonces dudé de mis habilidades para desaparcar ese enorme coche, rasqué mi frente con una de mis uñas y le tendí las llaves a Maximé. -No sé conducir coches tan grandes... te toca a tí. -Se las dí y me metí en la parte del copiloto abriendo las aletas de mi nariz nada más entrar y oler el pestuzo de la colonia a viejo que llevaba el profesor. -Agg... -Me tapé la nariz con el pañuelo que llevaba en el cuello y cuando Maximé subió y puso el contacto bajé la ventanilla rápidamente, levantandome levemente del asiento para sacar la cabeza por la ventana y toser asqueada. Volví a meterme al cabo de unos segundos de desahogarme tosiendo, colocandome el pañuelo de nuevo como si fuese una etarra, desde la nariz hasta abajo, apretando por encima mi nariz de todas maneras. -Vamos. -Dije escuchandose mi voz entaponada por el pañuelo que no dejaba que se escuchara bien.
Maximé desaparcó el coche y le fuí haciendo indicaciones para que saliera de la universidad y comenzara a adentrarse en New York city para atravesarlo y llegar a un lugar tranquilo que me encantaba visitar; un túnel intransitado, oscuro, larguísimo, fuera de la ciudad. Cuando estuvimos por el centro donde ya sólo se veía la salida y entrada como un punto blanco diminuto le dije que frenara y que apagara el coche.
La oscuridad nos inundó y ya no se podía ver nada, así que esperé que mis pupilas se adaptaran un poco a la oscuridad y que almenos pudiera ver un poco su rostro, entonces trepé entre el freno, la palanca de cambios y el volante para posicionarme justo encima de él, sacándome el pañuelo y tirándolo al sillón de atrás. Misma posición que tomamos detrás de las escaleras, tentadora, provocadora...pero me controlé las ganas de desnudarlo ahí mismo y hacer algo que en las escaleras hubiera echo. -Vamos. -Abrí la puerta del conductor saliendo de encima de Maximé y tirando de su muñeca para que saliera, maldiciendome mentalmente pues siquiera sabía bien por qué había salido de encima de él y menos me había controlado, sólo sabía que si hubiera salido por mi puerta con lo torpe que era capaz que me caía y no quería.
No solía llevar a nadie allí pues era un sitio bastante curioso y me encantaba el aire de siniestro y misterio que otorgaba. Miré alrededor esperando que Maximé quisiera salir del coche sin poder ver nada más que oscuridad, oscuridad y más oscuridad, tranquila hasta el momento...pero algo rompió esa tranquilidad cuando noté algo trepar el empeine de mi pie derecho, una ola de asco me recorrió la nuca haciendo que se erizara todo mi bello del cuerpo. -¡¡¡¡AHHHHH!!! -Solté la muñeca de Maximé y comencé a agitar esa pierna pegando brincos para que esa cosa se saliera de mi pie pero estaba bien agarrada y no veía un carajo así que en una parte...lo agradecía porque si era un bicho enorme y feo me daría un ataque de pánico peor que el que me acababa de dar. Noté al cabo de un rato de agitamiento el bicho salir disparado, chocando contra el tunel ya que se escuchó lo que me hizo deducir que era grande por como había sonado. -Ah, no no no no no, ¡no salgo más! -Me metí rapidamente al coche por la puerta de Maximé trepando sin mucho cuidado por él y cerrando detrás de mí respirando agitadísima, dandome escalofríos todavía de recordarlo. -Dios, perdona. -Le estaba clavando un tacón en el muslo, así que me moví hasta los sillones de atrás quitándome los tacones y poniendome una mano en la frente, esperando que se me pasara aquello.
Pd; adelanté acciones de tu pj ><' lo siento, es para que abance mas rapido el rol y no sea tan aburrido. Te doy permiso para adelantar movimientos de mi pj si quieres ><
Se confundió ante mis siguientes palabras. Me daba tiricia que se crugiera el cuello, que me hubiera rodeado con un brazo el mío me daba igual. -Me refería a que no hagas eso de crugirte tu...tu cuello, me da tiricia. No soporto escuchar crugir los huesos. -Y eso me recordó aquella vez en la que me partí una muñeca, el sonido todavía me recordaba lo doloroso que era.
Su mirada se aferró con una intensidad tremendamente visible a mis ojos cuando estube de nuevo pegada a él, era tan magnético...Ahora se le veía algo incómodo con mis caricias, proximidad, sería por la gente, pensé para mí misma. Rodé los ojos cuando se separó y asentí levemente con la cabeza, soltando varias carcajadas sonoras después del gesto que hizo hacia la gente. -Pero es secreto eh... -Dije como una niña comenzando a caminar algo rápida hacia el aparcamiento de las afueras de la universidad que estaba a unos 10 minutos de donde estabamos.
Por el camino no hacía más que darle empujones y meterle prisa para que caminara más rápido, bromeando como una tonta, como si aquello fuera un juego, aunque en realidad si que tenía pinta de eso; de un juego de niños. Llegamos al aparcamiento y achiné mis ojos con una cara de pensativa. -Busca un... -Busqué en las llaves el logo del coche y era un Hyundai. -...un Hyundai. -Levanté en el aire las llaves y comencé a darle al botón del coche para que ver si salían luces de alguno de allí y dio la casualidad de que estaba cerca de nosotros. Vaya, qué buena suerte. -¡Ala! -Abrí mis ojos viendo el coche negro alargado algo feo para mi gusto. -Vamos, ¡es hora de aventuras! -Y entonces dudé de mis habilidades para desaparcar ese enorme coche, rasqué mi frente con una de mis uñas y le tendí las llaves a Maximé. -No sé conducir coches tan grandes... te toca a tí. -Se las dí y me metí en la parte del copiloto abriendo las aletas de mi nariz nada más entrar y oler el pestuzo de la colonia a viejo que llevaba el profesor. -Agg... -Me tapé la nariz con el pañuelo que llevaba en el cuello y cuando Maximé subió y puso el contacto bajé la ventanilla rápidamente, levantandome levemente del asiento para sacar la cabeza por la ventana y toser asqueada. Volví a meterme al cabo de unos segundos de desahogarme tosiendo, colocandome el pañuelo de nuevo como si fuese una etarra, desde la nariz hasta abajo, apretando por encima mi nariz de todas maneras. -Vamos. -Dije escuchandose mi voz entaponada por el pañuelo que no dejaba que se escuchara bien.
Maximé desaparcó el coche y le fuí haciendo indicaciones para que saliera de la universidad y comenzara a adentrarse en New York city para atravesarlo y llegar a un lugar tranquilo que me encantaba visitar; un túnel intransitado, oscuro, larguísimo, fuera de la ciudad. Cuando estuvimos por el centro donde ya sólo se veía la salida y entrada como un punto blanco diminuto le dije que frenara y que apagara el coche.
La oscuridad nos inundó y ya no se podía ver nada, así que esperé que mis pupilas se adaptaran un poco a la oscuridad y que almenos pudiera ver un poco su rostro, entonces trepé entre el freno, la palanca de cambios y el volante para posicionarme justo encima de él, sacándome el pañuelo y tirándolo al sillón de atrás. Misma posición que tomamos detrás de las escaleras, tentadora, provocadora...pero me controlé las ganas de desnudarlo ahí mismo y hacer algo que en las escaleras hubiera echo. -Vamos. -Abrí la puerta del conductor saliendo de encima de Maximé y tirando de su muñeca para que saliera, maldiciendome mentalmente pues siquiera sabía bien por qué había salido de encima de él y menos me había controlado, sólo sabía que si hubiera salido por mi puerta con lo torpe que era capaz que me caía y no quería.
No solía llevar a nadie allí pues era un sitio bastante curioso y me encantaba el aire de siniestro y misterio que otorgaba. Miré alrededor esperando que Maximé quisiera salir del coche sin poder ver nada más que oscuridad, oscuridad y más oscuridad, tranquila hasta el momento...pero algo rompió esa tranquilidad cuando noté algo trepar el empeine de mi pie derecho, una ola de asco me recorrió la nuca haciendo que se erizara todo mi bello del cuerpo. -¡¡¡¡AHHHHH!!! -Solté la muñeca de Maximé y comencé a agitar esa pierna pegando brincos para que esa cosa se saliera de mi pie pero estaba bien agarrada y no veía un carajo así que en una parte...lo agradecía porque si era un bicho enorme y feo me daría un ataque de pánico peor que el que me acababa de dar. Noté al cabo de un rato de agitamiento el bicho salir disparado, chocando contra el tunel ya que se escuchó lo que me hizo deducir que era grande por como había sonado. -Ah, no no no no no, ¡no salgo más! -Me metí rapidamente al coche por la puerta de Maximé trepando sin mucho cuidado por él y cerrando detrás de mí respirando agitadísima, dandome escalofríos todavía de recordarlo. -Dios, perdona. -Le estaba clavando un tacón en el muslo, así que me moví hasta los sillones de atrás quitándome los tacones y poniendome una mano en la frente, esperando que se me pasara aquello.
Pd; adelanté acciones de tu pj ><' lo siento, es para que abance mas rapido el rol y no sea tan aburrido. Te doy permiso para adelantar movimientos de mi pj si quieres ><
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Con sus contestaciones en un principio pensaba que eran bromas, pero a medida que estas se sucedían y el aire comenzaba a enrarecerse, se volvieron incomodas. No le di muchas vueltas al asunto tampoco, no me gustaba hacerme la cabeza, prefería decirlas y punto, y salir de dudas. Pero pensando en esto escucho que me dice que sería un honor, para mí, llegar a mirar su cama y que pocos llegan hacerlo. Eleve ambas cejas mientras asentía y llevándome mi dedo índice a mi cara tocando el lado externo de mi ceja derecha cejas -Ok- le digo conciso sonriendo con cortesía. Supuse que me estaba tirando indirectas para que me vaya, hubiera preferido que sea más directa pero cada quien tenía sus formas al igual que yo las mías. Me encogí de hombros y le di un beso en la mejilla, pensando que sería el último tomándolo como una despedida y sin poder resistirme a sentir de nuevo su piel. Luego me alejé y pensaba en una forma de explicar lo que nos había pasado y giro mi cabeza cuando dijo algo que no entendí bien. Suspiré mirando al cielo y me soné mi cuello, escucho que me dice molesta que no haga eso. Con eso me dio pie a preguntar si estaba bien y aclararle un poco lo que tenía en mi cabeza. Y supuse que me diría que hasta allí llegamos o algo así. Pero solo me dijo que no soportaba escuchar los huesos cuando suenan. La miré estudiándola con la mirada unos segundos y luego sonreí ligeramente -Perdona-. Miré para los costados y me di cuenta que tenía seca la boca, y sin pensar me salió en voz alta.
Mientras estábamos por un refresco, una llamada a su celular hizo que se pusiera de humor de nuevo, la miré entornando la mirada mientras la contemplaba como se reía, se veía mejor así, pensé escondiendo una sonrisa detrás del refresco. Cuando se acercó a mi preguntándome si cama o coche, pegándose a mí, volví a sonreírle de medio lado mientras mi mano por voluntad propia se deslizaba por su cuello, mientras recorría su rostro con la mirada de una forma perezosa. Coche, terminé respondiendo y alejándome un paso, ya que no quería volver a terreno peligroso y que todo se volviera raro de nuevo. La diversión flotaba en nuestros ojos de nuevo y no quería arruinarlo. Me dice que es secreto y no pude evitar sonreírle abiertamente de una manera perversa -Me gustan los secretos...- me reí por lo bajo cuando comenzamos a dirigirnos al estacionamiento de la universidad.
Tardamos unos minutos que se me pasaron rápido, entre algunos empujones que me daba me reí por lo bajo o largaba carcajadas sin pensarlo, era un juego y me estaba divirtiendo. Podía sentir de nuevo la adrenalina y mis ojos un poco más vidriosos. Cuando llegamos nos pusimos a mirar a los lados y luego me fijé en ella -¿Y ahora? ¿Dónde está?-le dije susurrando sin saber por qué porque no había nadie. Me dice que busque un Hyundai, la miré arrugando el ceño mirándola de costado porque no sabía que auto era y comenzó a buscarlo con el comando eléctrico. Comencé a fijarme si alguna luz se encendía y una cerca de nosotros respondió. Miré sonriendo -Bingo- digo mirando el auto, era lindo lo aprecié un poco con la mirada -muy lindo...- levanto la mirada cuando me dice que era hora de la aventura -¡Vamos!-me encaminé a la puerta del acompañante porque...bueno, ella tenía la llave. Cuando estaba por abrir la puerta me freno cuando dice que no sabe manejar coches tan grandes y me tira la llave por sobre el techo del auto. Sonreí más ampliamente mordiéndome el labio inferior, sintiéndome como la vez que le tomé prestado el auto de mi padre sin decirle, me reí por el recuerdo y estiré la mano agarrando la llave en el aire -Con todo el gusto del mundo love- digo mirando la llave de mi mano y trotando hacia la puerta del conductor. Huy huy huy, me picaban las manos por arrancar ese auto.
Cuando abrí la puerta del auto un vaho de olor fuerte llego a mis fosas nasales y me quedé por un momento con un pie dentro y el resto del cuerpo afuera -Joder... ¿qué es ese olor?- me senté y cerré la puerta pero puse en contacto el auto y bajé las ventanillas. La miré con gesto de asco -Por eso odio los perfumes-le digo negando con la cabeza. Cuando la miré con el pañuelo en su cara tapándose la boca y la nariz, no pude evitar mirarla fijamente de nuevo...-pareces una bailarina árabe-digo girando mi cabeza con toda mi fuerza de voluntad y mirando por el espejo retrovisor y acomodando el asiento...por dios maneja sentado casi sobre el volante el dueño/a del auto, lo alejé porque mis piernas sino quedaban muy apretadas. -Creo que dijiste vamos ¿verdad?-la miro de reojo con una sonrisa burlona y después me muerdo el labio -Let’s Go...- Pongo marcha atrás y comienzo el retroceso. -Hace mucho que no manejo...asique no sé si fue buena idea darme las llaves-la miro de reojo divertido con la boca un poco abierta por la emoción, saco la lengua por la concentración mientras estaba girado mirando para la parte trasera del auto. Me reí por lo bajo cuando el auto se fue de repente hacia atrás asiéndonos cabecear -Abróchate mejor el cinturón cherie...-dije poniéndome el mío también y volver a intentar salir sin poder dejar de sonreír como un idiota. Cuando salimos ya le había agarrado la mano y pude prestar atención al auto y a mi acompañante que me daba instrucciones. Miré la parte de la radio y me fije que tenía GPS -Mira...-lo encendí y enseguida empezó a hablar una voz femenina mecánicamente -El dueño del auto debe ser hombre...- apagué el aparato y me fije en el resto del auto, estaba sucio o desarreglado. Siguiendo sus instrucciones nos encontramos en un túnel muy oscuro y solo se veía las luces del tablero que eran azules, y muy poco del perfil de Ariadna. Me dijo que frenara el coche, fruncí el ceño -¿Acá?-dije confundido aparcando a un costado del túnel por las dudas y apagué el auto. Quedamos sumidos en la oscuridad sin ver absolutamente nada -Dime que no vas a matarme...-le digo con tono cansino soltando un suspiro mientras me recostaba hacia atrás. En eso siento que comienza a gatear pero no sabía qué quería hacer...hasta que la siento sobre mi...de nuevo a horcajadas. Contuve el aliento y no me moví por más que me picaran las manos -¿Ariadna?...- dije con una voz que en el absoluto silencio en el que estábamos se escuchó profunda y estrangulada por intentar no hacer nada estúpido. En eso escucho y siento, por el aire que entra en el auto, que abre la puerta, tira de mí diciendo que bajemos. Arrugo el ceño y tenía medio cuerpo fuera, me rio un poco -Estoy sospechando muy seriamente que sí, me mataras y dejaras mi cuerpo en la oscuridad-dije bromeando terminando de salir pero quedándome parado en la puerta abierta del auto de frente a Ariadna -¿Y ahora me vas a decir para que estamos en esta oscuridad y en este lugar con un auto robado?-pregunto divertido apoyando mi espalda en el auto y cruzando mi mano libre para colocarla bajo mi brazo contrario.
Pude sentir el momento en que Ariadna se tensaba y apretaba fuerte mi muñeca, me asusté y me incorporé del auto acercándome un poco a ella -¿qué sucede?-le digo confundido. Y escucho que grita y como sus tacos tocan el suelo repetidamente ¿estaba saltando?, sin poder evitarlo me puse a reír fuerte haciendo retumbar el lugar con mi voz. Es que imaginar lo que estaba haciendo en vez de mirarlo era mil veces más gracioso. Mientras me reía me empuja hacia atrás haciéndome caer de espaldas al asiento del auto mientras me doblaba sobre mí mismo con lágrimas en los ojos por la risa. Ella intenta cerrar la puerta del auto pero mis piernas aún estaban afuera, las entré antes de que la cerrara con más fuerza. Empecé a toser mientras ella estaba sobre mi clavándome el tacón en el muslo muy cerca de una zona delicada... -Ari...tu zapato...-dije con un gruñido contenido mientras la levantaba dejando sus pies entre los dos asientos delanteros. Me reí por lo bajo cuando se disculpa y se pasa al asiento de atrás. Aproveché para llevar mi mano a la zona donde se había clavado su tacón -Casi...pero ya pasó-contesto cuando se disculpa, inclinándome hacia delante. -Eso me pasa por reírme. Me lo merezco...-digo entre carcajadas ahogadas echándome de nuevo hacia atrás en el asiento cerrando los ojos con fuerza y luego abrirlos de nuevo. Giré la cabeza hacia atrás pero no veía nada-¿Estas bien? ¿Qué paso?-pregunto a la oscuridad en la que suponía estaba ella. Cuando me cansé de mirar a la negrura puse en contacto el auto y prendí las luces del techo. Pestañeé repetidas veces por la luz y enfoqué la vista y la miré.
Se había sacado los zapatos y estaba con los pies sobre el asiento encogida sujetándose su tobillo y con la otra mano en su frente, con la mirada un poco perdida. Suspire y miré por la ventanilla encendiendo las luces para ver que había afuera que la asusto tanto. Fue automático en cuanto las luces se encendieron se vieron algunos puntos brillosos en los recovecos del túnel. Abrí los ojos grandes mordiéndome los labios uno contra el otro apagué las luces y dejé solo las del techo. Me rasqué el puente de la nariz -No estaba tan solo el túnel parece...- nunca me habían molestado las ratas, había agarrado algunas en mi infancia -Parece que le caíste bien a alguien ahí afuera-digo elevando ambas cejas varias veces. Cuando la seguí mirando me di cuenta que para ella no fue gracioso. Agaché la mirada y me giré saliendo del coche. Al pisar el asfalto note que había charcos de agua. Tal vez las lluvias habían arrastrado a las ratas o estas se escondieron acá por el temporal. Abrí la puerta de atrás y me metí. Ella seguía acurrucada sobre sí misma. Me deslicé por el asiento hasta que mi costado se pegó al de ella -Ya pasó-le digo suave ya sin bromear con ella. Pasé un brazo por sobre sus hombros presionando mi mano en su brazo -Ya verás...ellas te tienen más miedo a vos bonita...-llevé mi mano a su nuca apartando su pelo y le di unos masajes para que se relajara -Además no son taaaann feas...-le digo intentando hacerla enojar o reírse -Cuando era chico solía jugar a cazarlas con el gato de mi casa. Nunca las matábamos las terminaba soltando. Incluso les ponía nombre. -la miré con gesto solemne asintiendo - ma petite puce- aparté su pelo para un costado-¿Sabes lo que significa?-le pregunto bajo acercándome a ella como si le fuera a contar una confidencia, quedándome cerca de ella hasta que nuestras cabezas casi se tocan y una media sonrisa se va formando en mi rostro. Me relamí los labios aguantando la sonrisa -Mi pequeña pulguita- esperaba haberla entretenido lo suficiente para que se olvidara que había tenido a un enorme y gordito roedor en el pie.
Off:Me sarpé escribiendo perdón!.
No me molesta el godmodeo, cuando es para sacar una escena y avanzar en la trama. Asique no te hagas drama!
Ooootraaa cosa el auto, lo busqué porque no tengo idea de autos e.é. y me lo imaginé como este, pero mas desmejorado:
Mientras estábamos por un refresco, una llamada a su celular hizo que se pusiera de humor de nuevo, la miré entornando la mirada mientras la contemplaba como se reía, se veía mejor así, pensé escondiendo una sonrisa detrás del refresco. Cuando se acercó a mi preguntándome si cama o coche, pegándose a mí, volví a sonreírle de medio lado mientras mi mano por voluntad propia se deslizaba por su cuello, mientras recorría su rostro con la mirada de una forma perezosa. Coche, terminé respondiendo y alejándome un paso, ya que no quería volver a terreno peligroso y que todo se volviera raro de nuevo. La diversión flotaba en nuestros ojos de nuevo y no quería arruinarlo. Me dice que es secreto y no pude evitar sonreírle abiertamente de una manera perversa -Me gustan los secretos...- me reí por lo bajo cuando comenzamos a dirigirnos al estacionamiento de la universidad.
Tardamos unos minutos que se me pasaron rápido, entre algunos empujones que me daba me reí por lo bajo o largaba carcajadas sin pensarlo, era un juego y me estaba divirtiendo. Podía sentir de nuevo la adrenalina y mis ojos un poco más vidriosos. Cuando llegamos nos pusimos a mirar a los lados y luego me fijé en ella -¿Y ahora? ¿Dónde está?-le dije susurrando sin saber por qué porque no había nadie. Me dice que busque un Hyundai, la miré arrugando el ceño mirándola de costado porque no sabía que auto era y comenzó a buscarlo con el comando eléctrico. Comencé a fijarme si alguna luz se encendía y una cerca de nosotros respondió. Miré sonriendo -Bingo- digo mirando el auto, era lindo lo aprecié un poco con la mirada -muy lindo...- levanto la mirada cuando me dice que era hora de la aventura -¡Vamos!-me encaminé a la puerta del acompañante porque...bueno, ella tenía la llave. Cuando estaba por abrir la puerta me freno cuando dice que no sabe manejar coches tan grandes y me tira la llave por sobre el techo del auto. Sonreí más ampliamente mordiéndome el labio inferior, sintiéndome como la vez que le tomé prestado el auto de mi padre sin decirle, me reí por el recuerdo y estiré la mano agarrando la llave en el aire -Con todo el gusto del mundo love- digo mirando la llave de mi mano y trotando hacia la puerta del conductor. Huy huy huy, me picaban las manos por arrancar ese auto.
Cuando abrí la puerta del auto un vaho de olor fuerte llego a mis fosas nasales y me quedé por un momento con un pie dentro y el resto del cuerpo afuera -Joder... ¿qué es ese olor?- me senté y cerré la puerta pero puse en contacto el auto y bajé las ventanillas. La miré con gesto de asco -Por eso odio los perfumes-le digo negando con la cabeza. Cuando la miré con el pañuelo en su cara tapándose la boca y la nariz, no pude evitar mirarla fijamente de nuevo...-pareces una bailarina árabe-digo girando mi cabeza con toda mi fuerza de voluntad y mirando por el espejo retrovisor y acomodando el asiento...por dios maneja sentado casi sobre el volante el dueño/a del auto, lo alejé porque mis piernas sino quedaban muy apretadas. -Creo que dijiste vamos ¿verdad?-la miro de reojo con una sonrisa burlona y después me muerdo el labio -Let’s Go...- Pongo marcha atrás y comienzo el retroceso. -Hace mucho que no manejo...asique no sé si fue buena idea darme las llaves-la miro de reojo divertido con la boca un poco abierta por la emoción, saco la lengua por la concentración mientras estaba girado mirando para la parte trasera del auto. Me reí por lo bajo cuando el auto se fue de repente hacia atrás asiéndonos cabecear -Abróchate mejor el cinturón cherie...-dije poniéndome el mío también y volver a intentar salir sin poder dejar de sonreír como un idiota. Cuando salimos ya le había agarrado la mano y pude prestar atención al auto y a mi acompañante que me daba instrucciones. Miré la parte de la radio y me fije que tenía GPS -Mira...-lo encendí y enseguida empezó a hablar una voz femenina mecánicamente -El dueño del auto debe ser hombre...- apagué el aparato y me fije en el resto del auto, estaba sucio o desarreglado. Siguiendo sus instrucciones nos encontramos en un túnel muy oscuro y solo se veía las luces del tablero que eran azules, y muy poco del perfil de Ariadna. Me dijo que frenara el coche, fruncí el ceño -¿Acá?-dije confundido aparcando a un costado del túnel por las dudas y apagué el auto. Quedamos sumidos en la oscuridad sin ver absolutamente nada -Dime que no vas a matarme...-le digo con tono cansino soltando un suspiro mientras me recostaba hacia atrás. En eso siento que comienza a gatear pero no sabía qué quería hacer...hasta que la siento sobre mi...de nuevo a horcajadas. Contuve el aliento y no me moví por más que me picaran las manos -¿Ariadna?...- dije con una voz que en el absoluto silencio en el que estábamos se escuchó profunda y estrangulada por intentar no hacer nada estúpido. En eso escucho y siento, por el aire que entra en el auto, que abre la puerta, tira de mí diciendo que bajemos. Arrugo el ceño y tenía medio cuerpo fuera, me rio un poco -Estoy sospechando muy seriamente que sí, me mataras y dejaras mi cuerpo en la oscuridad-dije bromeando terminando de salir pero quedándome parado en la puerta abierta del auto de frente a Ariadna -¿Y ahora me vas a decir para que estamos en esta oscuridad y en este lugar con un auto robado?-pregunto divertido apoyando mi espalda en el auto y cruzando mi mano libre para colocarla bajo mi brazo contrario.
Pude sentir el momento en que Ariadna se tensaba y apretaba fuerte mi muñeca, me asusté y me incorporé del auto acercándome un poco a ella -¿qué sucede?-le digo confundido. Y escucho que grita y como sus tacos tocan el suelo repetidamente ¿estaba saltando?, sin poder evitarlo me puse a reír fuerte haciendo retumbar el lugar con mi voz. Es que imaginar lo que estaba haciendo en vez de mirarlo era mil veces más gracioso. Mientras me reía me empuja hacia atrás haciéndome caer de espaldas al asiento del auto mientras me doblaba sobre mí mismo con lágrimas en los ojos por la risa. Ella intenta cerrar la puerta del auto pero mis piernas aún estaban afuera, las entré antes de que la cerrara con más fuerza. Empecé a toser mientras ella estaba sobre mi clavándome el tacón en el muslo muy cerca de una zona delicada... -Ari...tu zapato...-dije con un gruñido contenido mientras la levantaba dejando sus pies entre los dos asientos delanteros. Me reí por lo bajo cuando se disculpa y se pasa al asiento de atrás. Aproveché para llevar mi mano a la zona donde se había clavado su tacón -Casi...pero ya pasó-contesto cuando se disculpa, inclinándome hacia delante. -Eso me pasa por reírme. Me lo merezco...-digo entre carcajadas ahogadas echándome de nuevo hacia atrás en el asiento cerrando los ojos con fuerza y luego abrirlos de nuevo. Giré la cabeza hacia atrás pero no veía nada-¿Estas bien? ¿Qué paso?-pregunto a la oscuridad en la que suponía estaba ella. Cuando me cansé de mirar a la negrura puse en contacto el auto y prendí las luces del techo. Pestañeé repetidas veces por la luz y enfoqué la vista y la miré.
Se había sacado los zapatos y estaba con los pies sobre el asiento encogida sujetándose su tobillo y con la otra mano en su frente, con la mirada un poco perdida. Suspire y miré por la ventanilla encendiendo las luces para ver que había afuera que la asusto tanto. Fue automático en cuanto las luces se encendieron se vieron algunos puntos brillosos en los recovecos del túnel. Abrí los ojos grandes mordiéndome los labios uno contra el otro apagué las luces y dejé solo las del techo. Me rasqué el puente de la nariz -No estaba tan solo el túnel parece...- nunca me habían molestado las ratas, había agarrado algunas en mi infancia -Parece que le caíste bien a alguien ahí afuera-digo elevando ambas cejas varias veces. Cuando la seguí mirando me di cuenta que para ella no fue gracioso. Agaché la mirada y me giré saliendo del coche. Al pisar el asfalto note que había charcos de agua. Tal vez las lluvias habían arrastrado a las ratas o estas se escondieron acá por el temporal. Abrí la puerta de atrás y me metí. Ella seguía acurrucada sobre sí misma. Me deslicé por el asiento hasta que mi costado se pegó al de ella -Ya pasó-le digo suave ya sin bromear con ella. Pasé un brazo por sobre sus hombros presionando mi mano en su brazo -Ya verás...ellas te tienen más miedo a vos bonita...-llevé mi mano a su nuca apartando su pelo y le di unos masajes para que se relajara -Además no son taaaann feas...-le digo intentando hacerla enojar o reírse -Cuando era chico solía jugar a cazarlas con el gato de mi casa. Nunca las matábamos las terminaba soltando. Incluso les ponía nombre. -la miré con gesto solemne asintiendo - ma petite puce- aparté su pelo para un costado-¿Sabes lo que significa?-le pregunto bajo acercándome a ella como si le fuera a contar una confidencia, quedándome cerca de ella hasta que nuestras cabezas casi se tocan y una media sonrisa se va formando en mi rostro. Me relamí los labios aguantando la sonrisa -Mi pequeña pulguita- esperaba haberla entretenido lo suficiente para que se olvidara que había tenido a un enorme y gordito roedor en el pie.
Off:Me sarpé escribiendo perdón!.
No me molesta el godmodeo, cuando es para sacar una escena y avanzar en la trama. Asique no te hagas drama!
Ooootraaa cosa el auto, lo busqué porque no tengo idea de autos e.é. y me lo imaginé como este, pero mas desmejorado:
- Spoiler:
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Un "ok" seco y tanjante salió de sus labios, una sorpresa para mí, pues lo noté algo tenso y frío pero no comenté nada al respecto, pues no quería que la situación se volviera incomoda para ninguno de los dos ya que habíamos vivido unas cuantas escenas realmente incómodas y tan solo nos conocíamos desde hacía ¿una hora? ¿cuarenta y cinco minutos? ¿o más? Daba lo mismo. Le comenté el asco que le tenía al sonido de crugir huesos y con ello éste se disculpó, echo que agradecí esbozándole una semi sonrisa, asintiendo y seguidamente comenzar a reirme a carcajadas tras tomar el móvil de mi bolso y ver que me llamaba el profesor Bright. Era una situación tan divertida a mis ojos que las carcajadas salían fluidas, solas, sin que yo las controlara. Pues, imaginarme al pobre profesor durmiendo encima de una mesa, caminando de un lado a otro de la sala sin poder salir siquiera por las ventanas, ya que éstas estaban demasiado altas, haciendose...haciendo pis. Exploté a más carcajadas al imaginármelo haciendo sus necesidades en una botellita. ¿Era mala haciendo eso? No lo sabía, pero esa sería mi venganza: dejarlo encerrado allí toda la noche e incluso el día siguiente -Sábado-, ese hombre había jugado conmigo, quería obtener placeres de mi parte obligádome a ellos, un fallo por su parte, pues los placeres se dan cuando quieres recibirlos de la otra persona y yo de ese no quería nada, era un carcamal arrugado y encima verde. No, no, no. Ni para conseguir las mejores notas lo haría. Tenía orgullo y él no me lo iba a pisar, se jodería allí. Puse el teléfono tras colgarle en modo silencio para que si llamaba mas veces ni me pudiera dar cuenta.
Después de aquellas carcajadas miré con traverusa a Maximé y le dí a elegir entre mi adorada cama y el coche del profesor sumada a una excursión. Éste escogió bien, pues si hubiera escodigo la cama tal vez me hubiera mosqueado, pues bajo esa química había algo que no sabía que era pero que tampoco me iba a parar a pensar en ese momento, lo haría con el paso del tiempo, poco a poco, y si de buenas a primeras lo llevaba a mi habitación...no conseguiría aquello que me acababa de proponer. Ladeé mi rostro mientras caminabamos y escuchaba esa voz retumbante y sensual, no de otro nada mas que Maximé diciéndome que le gustaban los secretos. -A mí también, aunque depende de qué secretos. -Puntualizé antes de llegar al aparcamiento y alzar la llave para buscar que algún coche se encendiera. Se encendió enseguida uno a unos metros de nosotros y caminé hasta éste. -Wow. -Qué sorpresa y qué cochazo llevaba el profesor, era impresionante, muy chulo, pero no le pegaba nada llevarlo al profesor Bright, pues parecía más un coche de un universitario adinerado y mujeriego que llevaba muchas chicas a casa. No, no le pegaba al profesor. Le ofrecí, entonces, las llaves a Maximé y ví una sonrisa de felicidad en su rostro, le gustaba la idea de conducir aquel coche y eso me gustó. Yo podría haberlo conducido, sí, pero estaba acostumbrada a mi pequeño coche y desaparcar uno de tales dimensiones seguro que lo estropeaba y lo chocaba contra algo y todavía quería que siguiera bien.
Nada más entrar en el coche un pestuzo me recorrió la nariz, perforándome ese sentido. Dios, que olor más mala. Olía a perfume de ese que tiene tantos años que cuando lo ves en el bote no es blanco, sino que es de color marrón. Aguanté la respiración una vez dentro hasta que Maximé puso el contacto del coche y pude sacar la cabeza por la ventanilla y toser, aliviando el mal estar. Al cabo de unos segundos tapé mi nariz y boca antes de entrar al coche con mi pañuelo y reí por el comentario de Maximé hacia lo que parecía, respondiéndole a eso haciéndo un bailoteo con el cuello y brazos como una tonta, a veces era demasiado payasa. Detuve mis movimientos lentamente en ese intento de imitar a una chica árabe bailando y le miré. -Confío en que viviremos, sino, nos veremos en la otra vida. -Dije con tranquilidad. Seguidamente me coloqué el cinturón y me quedé mirando al frente para no ponerle nervioso. Después entre los dos inspeccionabamos todo lo que era los controles que habían encima de la radio, una pantalla que parecía un gps. -Es un hombre. -Afirmé. Al parecer no le daba importancia a si ese coche era mío o no, él directamente ya sabía que no era mío pero claro, era normal si ese fuera mi coche hubiera sabido donde lo había aparcado y no olería tan mal y de echo lo habría conducido. Pesamientos inútiles que pasan por la cabeza de una rubia.
Llegamos hasta donde le dije y sonreí a medias cuando comentó lo de matarle. -Sí, voy a por la cuerda que está en el maletero no te muevas de aquí. -Bromeé cuando trepé encima suya y éste me nombró con ese maldito acento francés que me perdía y me ponía nerviosa. Actué rápida bajando del coche para no retorcerme encima de él y subí mis pantalones una vez fuera arreglando mi camisa y chaleco de pluma. -No, todavía no, más tarde. -Sonreí en la oscuridad pero siquiera lo notaría. -Esque hay un sitio aquí que está muy chulo a estas horas, pero tenemos que encontrarlo, es como un pasadizo que te saca por... agg, luego lo verás. -Achinaba mis ojos agachando mi espalda para ver si veía un punto de luz más cercano como una niña pequeña, pero no veía un carajo, hasta que ese bicho asqueroso se topó en mi pie, los escalofríos recorrían mi cuerpo y la tensión aumentó, apretando la muñeca de Maximé que solté rápidamente cuando me puse a chillar y a patalear para que ese bicho saliera de mi pie.
Pobre Maximé casí le chapé las piernas entre el sillón y la puerta, menos mal que fue listo y las metio antes de que hiciera mas fuerza. Bufé cuando caí encima de él de nuevo y le clavé sin querer el tacón, sin saber donde lo hacía, en su muslo. Estaba tan atacada que ni sabía lo que hacía. Me disculpé con él y me tiré a los sillones de atrás abrazándome a mí misma, intentando relajarme. Maximé se había reido, era normal, no lo culpaba por ello pues yo seguro que cuando me tranquilizara lo haría igual e incluso reiría más que él, pero de momento mi tarea era relajarme y olvidarme de aquello del bicho asqueroso.
Normalmente allí no había ni un bicho y me atrevía a ir hasta sóla, pero desde ahora no vendría más sóla, qué asco por dios. Maximé entonces me preguntó si estaba bien y asentí con lentitud entornando los ojos, pero seguro que no me vería así que dije en un susurro que sí. Prendió el contacto y la luz del techo y me miro, observó lo que había fuera y después soltó un chiste con que le gusté a una, cosa que me hizo semi sonreir negando con la cabeza. Segundos después salió del coche y se metió atrás conmigo, pegándose a mí, algo que agradecí tan sólo con mirarle. Me hablaba para distraerme y tranquilizarme, era encantador...desdeluego que sí. Seguido me contó que de pequeño las agarraba y solté un gruñido de asco, moviéndome por otro escalofrío que me recorrió el cuerpo. Me acariciaba, me apartaba el cabello, me trataba genial. Me sentía una princesita y eso de ma petite puce me hizo caer de ternura, sin poder evitar sonreir como una tonta, disipandose aquello que me acaba de asustar. -Petite... -Repetí casi para mí misma apoyando mi cabeza en su hombro para dejar allí un beso. -¿Y grande como se dice? -Alcé mi mirada mojando mis labios en saliva para poder aguantarle la mirada.
Me sentía como una tonta dejándome llevar por sus encantos, pero esque en realidad me encantaba...así que sentirme tonta con él parecía que también me gustaba. - ¿Qué es todo ésto? -Pregunté seria, entonces, para ver como veía el lo que pasaba. -Me refiero... -hice un intento de aclarar. -... ¿alguna vez te ha pasado ésto? ¿Has sentido... -No sabía si ser tan sincera, pero siempre podría retroceder en mis actos, a mi manera podría. -...esos nervios que te pasan por todo el cuerpo, sentir como si conocieras a esa persona desde hace bastante?, como si...no lo sé. Todo esto es muy raro, me da miedo. -Me sinceré, pues tenía la cabeza demasiado rebolicada y quería saber como lo veía él, si era mutuo el sentir todo aquello raro. -No preguntes por qué tengo miedo, sólo lo tengo. -Me adelanté, ya que me imaginaba que esa pregunta caería seguro, pero era más que obvio, tenía miedo a que esa química incial hubiera sido una chispa de algo. -Si...siento si te incomodo con ésto, pero esque jamás me había pasado y estoy...confusa. -Dije sin apartarle la mirada semi recostada en él. Aquello era de película...y no me cansaría de repetirlo; dos desconocidos como si se conocieran de hacía años, como si tuvieran algo entre ellos. Era raro... y sí me daba miedo, porque no sabía si quería nada más jugar con el, mantenerlo como una amistad, dejarlo que pasara al siguiente nivel o perderlo de vista. No sabía nada.
Gosh, es hipermegasuperarchi genialoso yo quiero un coche así & no te preocupes por lo largo que quedó *-* me encantan los posts así asi que no te preocupes & no sabes qué me paso xD hahahá casi muero en el intento para responder este post ._. lo borré 2 veces seguidas escribiéndolo aquí y a la 3 me cansé y me fuí al word xD JAJAJA el foro no quería que te respondiera, peguémosle
Después de aquellas carcajadas miré con traverusa a Maximé y le dí a elegir entre mi adorada cama y el coche del profesor sumada a una excursión. Éste escogió bien, pues si hubiera escodigo la cama tal vez me hubiera mosqueado, pues bajo esa química había algo que no sabía que era pero que tampoco me iba a parar a pensar en ese momento, lo haría con el paso del tiempo, poco a poco, y si de buenas a primeras lo llevaba a mi habitación...no conseguiría aquello que me acababa de proponer. Ladeé mi rostro mientras caminabamos y escuchaba esa voz retumbante y sensual, no de otro nada mas que Maximé diciéndome que le gustaban los secretos. -A mí también, aunque depende de qué secretos. -Puntualizé antes de llegar al aparcamiento y alzar la llave para buscar que algún coche se encendiera. Se encendió enseguida uno a unos metros de nosotros y caminé hasta éste. -Wow. -Qué sorpresa y qué cochazo llevaba el profesor, era impresionante, muy chulo, pero no le pegaba nada llevarlo al profesor Bright, pues parecía más un coche de un universitario adinerado y mujeriego que llevaba muchas chicas a casa. No, no le pegaba al profesor. Le ofrecí, entonces, las llaves a Maximé y ví una sonrisa de felicidad en su rostro, le gustaba la idea de conducir aquel coche y eso me gustó. Yo podría haberlo conducido, sí, pero estaba acostumbrada a mi pequeño coche y desaparcar uno de tales dimensiones seguro que lo estropeaba y lo chocaba contra algo y todavía quería que siguiera bien.
Nada más entrar en el coche un pestuzo me recorrió la nariz, perforándome ese sentido. Dios, que olor más mala. Olía a perfume de ese que tiene tantos años que cuando lo ves en el bote no es blanco, sino que es de color marrón. Aguanté la respiración una vez dentro hasta que Maximé puso el contacto del coche y pude sacar la cabeza por la ventanilla y toser, aliviando el mal estar. Al cabo de unos segundos tapé mi nariz y boca antes de entrar al coche con mi pañuelo y reí por el comentario de Maximé hacia lo que parecía, respondiéndole a eso haciéndo un bailoteo con el cuello y brazos como una tonta, a veces era demasiado payasa. Detuve mis movimientos lentamente en ese intento de imitar a una chica árabe bailando y le miré. -Confío en que viviremos, sino, nos veremos en la otra vida. -Dije con tranquilidad. Seguidamente me coloqué el cinturón y me quedé mirando al frente para no ponerle nervioso. Después entre los dos inspeccionabamos todo lo que era los controles que habían encima de la radio, una pantalla que parecía un gps. -Es un hombre. -Afirmé. Al parecer no le daba importancia a si ese coche era mío o no, él directamente ya sabía que no era mío pero claro, era normal si ese fuera mi coche hubiera sabido donde lo había aparcado y no olería tan mal y de echo lo habría conducido. Pesamientos inútiles que pasan por la cabeza de una rubia.
Llegamos hasta donde le dije y sonreí a medias cuando comentó lo de matarle. -Sí, voy a por la cuerda que está en el maletero no te muevas de aquí. -Bromeé cuando trepé encima suya y éste me nombró con ese maldito acento francés que me perdía y me ponía nerviosa. Actué rápida bajando del coche para no retorcerme encima de él y subí mis pantalones una vez fuera arreglando mi camisa y chaleco de pluma. -No, todavía no, más tarde. -Sonreí en la oscuridad pero siquiera lo notaría. -Esque hay un sitio aquí que está muy chulo a estas horas, pero tenemos que encontrarlo, es como un pasadizo que te saca por... agg, luego lo verás. -Achinaba mis ojos agachando mi espalda para ver si veía un punto de luz más cercano como una niña pequeña, pero no veía un carajo, hasta que ese bicho asqueroso se topó en mi pie, los escalofríos recorrían mi cuerpo y la tensión aumentó, apretando la muñeca de Maximé que solté rápidamente cuando me puse a chillar y a patalear para que ese bicho saliera de mi pie.
Pobre Maximé casí le chapé las piernas entre el sillón y la puerta, menos mal que fue listo y las metio antes de que hiciera mas fuerza. Bufé cuando caí encima de él de nuevo y le clavé sin querer el tacón, sin saber donde lo hacía, en su muslo. Estaba tan atacada que ni sabía lo que hacía. Me disculpé con él y me tiré a los sillones de atrás abrazándome a mí misma, intentando relajarme. Maximé se había reido, era normal, no lo culpaba por ello pues yo seguro que cuando me tranquilizara lo haría igual e incluso reiría más que él, pero de momento mi tarea era relajarme y olvidarme de aquello del bicho asqueroso.
Normalmente allí no había ni un bicho y me atrevía a ir hasta sóla, pero desde ahora no vendría más sóla, qué asco por dios. Maximé entonces me preguntó si estaba bien y asentí con lentitud entornando los ojos, pero seguro que no me vería así que dije en un susurro que sí. Prendió el contacto y la luz del techo y me miro, observó lo que había fuera y después soltó un chiste con que le gusté a una, cosa que me hizo semi sonreir negando con la cabeza. Segundos después salió del coche y se metió atrás conmigo, pegándose a mí, algo que agradecí tan sólo con mirarle. Me hablaba para distraerme y tranquilizarme, era encantador...desdeluego que sí. Seguido me contó que de pequeño las agarraba y solté un gruñido de asco, moviéndome por otro escalofrío que me recorrió el cuerpo. Me acariciaba, me apartaba el cabello, me trataba genial. Me sentía una princesita y eso de ma petite puce me hizo caer de ternura, sin poder evitar sonreir como una tonta, disipandose aquello que me acaba de asustar. -Petite... -Repetí casi para mí misma apoyando mi cabeza en su hombro para dejar allí un beso. -¿Y grande como se dice? -Alcé mi mirada mojando mis labios en saliva para poder aguantarle la mirada.
Me sentía como una tonta dejándome llevar por sus encantos, pero esque en realidad me encantaba...así que sentirme tonta con él parecía que también me gustaba. - ¿Qué es todo ésto? -Pregunté seria, entonces, para ver como veía el lo que pasaba. -Me refiero... -hice un intento de aclarar. -... ¿alguna vez te ha pasado ésto? ¿Has sentido... -No sabía si ser tan sincera, pero siempre podría retroceder en mis actos, a mi manera podría. -...esos nervios que te pasan por todo el cuerpo, sentir como si conocieras a esa persona desde hace bastante?, como si...no lo sé. Todo esto es muy raro, me da miedo. -Me sinceré, pues tenía la cabeza demasiado rebolicada y quería saber como lo veía él, si era mutuo el sentir todo aquello raro. -No preguntes por qué tengo miedo, sólo lo tengo. -Me adelanté, ya que me imaginaba que esa pregunta caería seguro, pero era más que obvio, tenía miedo a que esa química incial hubiera sido una chispa de algo. -Si...siento si te incomodo con ésto, pero esque jamás me había pasado y estoy...confusa. -Dije sin apartarle la mirada semi recostada en él. Aquello era de película...y no me cansaría de repetirlo; dos desconocidos como si se conocieran de hacía años, como si tuvieran algo entre ellos. Era raro... y sí me daba miedo, porque no sabía si quería nada más jugar con el, mantenerlo como una amistad, dejarlo que pasara al siguiente nivel o perderlo de vista. No sabía nada.
Gosh, es hipermegasuperarchi genialoso yo quiero un coche así & no te preocupes por lo largo que quedó *-* me encantan los posts así asi que no te preocupes & no sabes qué me paso xD hahahá casi muero en el intento para responder este post ._. lo borré 2 veces seguidas escribiéndolo aquí y a la 3 me cansé y me fuí al word xD JAJAJA el foro no quería que te respondiera, peguémosle
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Si fuera por mí largaría suspiros dos por tres. No podía mirarla mucho tiempo seguido sin parecer idiota y tampoco dejar de mirarla mucho rato porque me sentía un idiota. No la quería tocar porque todo se caería de nuevo como antes, pero a la vez las manos me picaban por hacerlo. Eran contantes contradicciones...a veces la miraba como si fuera una torta de chocolate y yo hubiera estado sin comer como por 2 semanas, y otras veces era como si contemplase a gatitos chiquititos jugando unos con otros. Me perdía en mis pensamientos de vez en cuando, ladeaba la cabeza mirando hacia delante en el auto y al espejo retrovisor.
Ahora sabía que el auto era de un hombre...y uno no muy cuidadoso por lo que veía. Era un hermoso auto, había que verlo no más, pero adentro había restos por la alfombra, manchas en los asientos que parecían de café. No podía creerlo... era como si solo importara que de afuera se viera lindo...seguramente debía ser muy inseguro en algunos aspectos de su anatomía, me reí para mis adentros mordiéndome el labio inferior para evitar que salga la carcajada, mientras doblaba en una curva siguiendo las indicaciones de Ariadna.
Cuando paramos en el lugar donde ella quería me reí entre dientes apagando el auto, cuando dijo que iría por las cuerdas del maletero. La risa se evaporó cuando trepo sobre mí, dejándome un poco aturdido diciendo su nombre, sin mover un musculo de mi cuerpo. Exhalé el aire de mis pulmones cerrando ligeramente los ojos cuando abrió la puerta tirando de mi muñeca para que saliera también. Seguí con la broma de antes recobrando la serenidad cuando me dice que no, todavía no me mataría. Sonreí también mirando a los costados sin ver absolutamente nada, le pregunto que hacíamos ahí, comienza a decirme de un lugar pero a la mitad termina diciéndome que ya lo vería -de acuerdo, de acuerdo- le contesto divertido apoyándome de nuevo en el coche poniendo mi mano libre debajo de mi otro brazo. Mientras esperaba que ella dijera algo escucho que se pone a gritar soltándome de la muñeca y metiéndonos a ambos en el auto. Claramente no pude dejar de reírme hasta unos momentos después.
Una vez que me fije que había ahí afuera, confirmando mis sospechas que eran ratas, por fin prendí las luces internas de auto para ver mejor a Ariadna que se había quedado muy callada en el asiento de atrás. Cuando volteo a verla no pude evitar una sonrisa de...gatitos jugando...muchos gatitos jugando entre ellos y tropezándose con sus patitas peludas y suavecitas... miré al frente de nuevo y juntando coraje y mucho dominio sobre mí mismo me pasé al asiento de atrás.
Una vez ahí la miré sonriendo tranquilo. Le pregunté si estaba bien, dejando las bromas de antes atrás. La veo asentir con la cabeza, deje salir el aire de los pulmones que no sabía que estaba aguantando, tal vez la habían mordido o algo, pero no, estaba bien. Intenté bromear con las ratas y contarle algunas historias de mi infancia, de esas en las que siempre pensaba cuando necesitaba animarme. Y vi que funcionaba, mi mano pasó por su nuca y alejaba su pelo para que no se me enrede en los masajes que intentaba darle para que se relajara. Cuando repitió petite dejando un beso en mi hombro para luego levantar la mirada a mí, le devolví la sonrisa y comencé a seguir la línea del pelo con los dedos muy despacio hasta llegar a la oreja, poniendo su pelo detrás de la misma, siguiendo con mi mirada el recorrido de estos. Me pregunta cómo se decía grande. Sonreí de medio lado mientras mis dedos comenzaron a seguir el perfil de su mandíbula hasta llegar al mentón y sin quererlo llegar hasta su boca... cuando me di cuenta que me había detenido allí, levanto la vista a sus ojos y me quedo unos segundos callado... para luego agachar la mirada y retirar mi mano dejándola caer -Grande (*)-le respondo a su pregunta. Suspiro de nuevo pasándome la mano por un costado de mi cara, con la vista fija en el parabrisas -Se dice grande-repito de nuevo mirándola con una sonrisa que la sentía derrotada o cansada de luchar contra lo que quería hacer....sabiendo perfectamente que no lo haría. Entonces vi que su mirada se tornó seria y preguntó que era todo esto, la miro frunciendo el ceño haciendo que mis cejas prácticamente se junten -¿Esto? -estaba confundido, la miré sabiendo que mis ojos reflejaban esa confusión. Luego a medida que aclaraba lo que quiso decir mi frente se puso lisa de la sorpresa, eso era exactamente lo que me rondaba por la cabeza desde que la estaba esperando afuera de la universidad. Un poco shockeado miro hacia el frente, a la oscuridad que tragaba todo allá afuera para luego mirarme las manos que tenía enlazadas frente a mi como si se estuvieran conteniendo entre sí. Cuando escucho que me dice que le daba miedo, giro rápido mi cabeza hacia ella para estudiar su rostro y concentrándome luego en sus ojos, abrí mi boca para decirle que también había sentido lo mismo que ella, pero se apresura en decir que no le pregunte el porqué pero lo tenía. No sé qué cara habré puesto...pero se disculpó si me incomodaba diciéndome que nunca le había pasado algo así...y que estaba confusa.
Confusa. Confusión. Mi cabeza era solo eso. Pero sin pensarlo levante mi mano de nuevo hasta dejarla en su mejilla -No te disculpes ¿de acuerdo?- que bonita era...dejé caer la mano y apoyé mi cabeza en el respaldo mirándola todavía. Cuando comencé a abrir mi boca para dejar salir lo que rondaba por mi cabeza, la cerré de nuevo. Me incorporé hacia el tablero del auto y dejé prendidas las luces internas delanteras y apagué las traseras, las que estaban exactamente sobre nuestras cabezas, que desde la posición en la que estaba no me dejaba mirarla bien. Me volví a dejar caer en el asiento, quedando más a la altura de su mirada. -No. nunca me paso. Y mi primera vez es con vos-sonreí de medio lado, confirmándole que me pasaba lo mismo. -Nunca sentí...esta química...-la miré fijamente a los ojos-con nadie. Y no te das una idea de lo confuso que estoy en estos momentos-negué con la cabeza-. Pero miedo...no lo siento...-me reí por lo que estaba por decir- o tal vez sí, pero en mí se traduce con ganas de salir corriendo. No sé cómo explicártelo...-tragué saliva-porque apenas me entiendo yo. Pero no quiero salir corriendo.-la miré seguro con lo que decía. -Somos dos confundidos- dije llevándome ambas manos a la cara y después pasarla por mi pelo. Era verdad no quería salir corriendo. Pero...mi historia me condena. Y no quería que ella quede como parte de la historia junto con las demás. Me caía bien, me gustaba, me divertía...entre varias cosas más...suspiré hondo volviendo a enlazar mis manos sobre mi vientre mientras la miraba, para no ceder a la tentación de tocarla de nuevo...
Off: (*) Se escribe igual pero se pronuncia algo como "grand".
jajaja noo que mal que se te borrara!. Yo antes también lo hacia en word pero cuando mi pc se colgaba o se cortaba la luz mientras escribía me quería matar! . Por eso ahora escribo en el drive de google, que te guarda mientras escribís xDD
Ahora sabía que el auto era de un hombre...y uno no muy cuidadoso por lo que veía. Era un hermoso auto, había que verlo no más, pero adentro había restos por la alfombra, manchas en los asientos que parecían de café. No podía creerlo... era como si solo importara que de afuera se viera lindo...seguramente debía ser muy inseguro en algunos aspectos de su anatomía, me reí para mis adentros mordiéndome el labio inferior para evitar que salga la carcajada, mientras doblaba en una curva siguiendo las indicaciones de Ariadna.
Cuando paramos en el lugar donde ella quería me reí entre dientes apagando el auto, cuando dijo que iría por las cuerdas del maletero. La risa se evaporó cuando trepo sobre mí, dejándome un poco aturdido diciendo su nombre, sin mover un musculo de mi cuerpo. Exhalé el aire de mis pulmones cerrando ligeramente los ojos cuando abrió la puerta tirando de mi muñeca para que saliera también. Seguí con la broma de antes recobrando la serenidad cuando me dice que no, todavía no me mataría. Sonreí también mirando a los costados sin ver absolutamente nada, le pregunto que hacíamos ahí, comienza a decirme de un lugar pero a la mitad termina diciéndome que ya lo vería -de acuerdo, de acuerdo- le contesto divertido apoyándome de nuevo en el coche poniendo mi mano libre debajo de mi otro brazo. Mientras esperaba que ella dijera algo escucho que se pone a gritar soltándome de la muñeca y metiéndonos a ambos en el auto. Claramente no pude dejar de reírme hasta unos momentos después.
Una vez que me fije que había ahí afuera, confirmando mis sospechas que eran ratas, por fin prendí las luces internas de auto para ver mejor a Ariadna que se había quedado muy callada en el asiento de atrás. Cuando volteo a verla no pude evitar una sonrisa de...gatitos jugando...muchos gatitos jugando entre ellos y tropezándose con sus patitas peludas y suavecitas... miré al frente de nuevo y juntando coraje y mucho dominio sobre mí mismo me pasé al asiento de atrás.
Una vez ahí la miré sonriendo tranquilo. Le pregunté si estaba bien, dejando las bromas de antes atrás. La veo asentir con la cabeza, deje salir el aire de los pulmones que no sabía que estaba aguantando, tal vez la habían mordido o algo, pero no, estaba bien. Intenté bromear con las ratas y contarle algunas historias de mi infancia, de esas en las que siempre pensaba cuando necesitaba animarme. Y vi que funcionaba, mi mano pasó por su nuca y alejaba su pelo para que no se me enrede en los masajes que intentaba darle para que se relajara. Cuando repitió petite dejando un beso en mi hombro para luego levantar la mirada a mí, le devolví la sonrisa y comencé a seguir la línea del pelo con los dedos muy despacio hasta llegar a la oreja, poniendo su pelo detrás de la misma, siguiendo con mi mirada el recorrido de estos. Me pregunta cómo se decía grande. Sonreí de medio lado mientras mis dedos comenzaron a seguir el perfil de su mandíbula hasta llegar al mentón y sin quererlo llegar hasta su boca... cuando me di cuenta que me había detenido allí, levanto la vista a sus ojos y me quedo unos segundos callado... para luego agachar la mirada y retirar mi mano dejándola caer -Grande (*)-le respondo a su pregunta. Suspiro de nuevo pasándome la mano por un costado de mi cara, con la vista fija en el parabrisas -Se dice grande-repito de nuevo mirándola con una sonrisa que la sentía derrotada o cansada de luchar contra lo que quería hacer....sabiendo perfectamente que no lo haría. Entonces vi que su mirada se tornó seria y preguntó que era todo esto, la miro frunciendo el ceño haciendo que mis cejas prácticamente se junten -¿Esto? -estaba confundido, la miré sabiendo que mis ojos reflejaban esa confusión. Luego a medida que aclaraba lo que quiso decir mi frente se puso lisa de la sorpresa, eso era exactamente lo que me rondaba por la cabeza desde que la estaba esperando afuera de la universidad. Un poco shockeado miro hacia el frente, a la oscuridad que tragaba todo allá afuera para luego mirarme las manos que tenía enlazadas frente a mi como si se estuvieran conteniendo entre sí. Cuando escucho que me dice que le daba miedo, giro rápido mi cabeza hacia ella para estudiar su rostro y concentrándome luego en sus ojos, abrí mi boca para decirle que también había sentido lo mismo que ella, pero se apresura en decir que no le pregunte el porqué pero lo tenía. No sé qué cara habré puesto...pero se disculpó si me incomodaba diciéndome que nunca le había pasado algo así...y que estaba confusa.
Confusa. Confusión. Mi cabeza era solo eso. Pero sin pensarlo levante mi mano de nuevo hasta dejarla en su mejilla -No te disculpes ¿de acuerdo?- que bonita era...dejé caer la mano y apoyé mi cabeza en el respaldo mirándola todavía. Cuando comencé a abrir mi boca para dejar salir lo que rondaba por mi cabeza, la cerré de nuevo. Me incorporé hacia el tablero del auto y dejé prendidas las luces internas delanteras y apagué las traseras, las que estaban exactamente sobre nuestras cabezas, que desde la posición en la que estaba no me dejaba mirarla bien. Me volví a dejar caer en el asiento, quedando más a la altura de su mirada. -No. nunca me paso. Y mi primera vez es con vos-sonreí de medio lado, confirmándole que me pasaba lo mismo. -Nunca sentí...esta química...-la miré fijamente a los ojos-con nadie. Y no te das una idea de lo confuso que estoy en estos momentos-negué con la cabeza-. Pero miedo...no lo siento...-me reí por lo que estaba por decir- o tal vez sí, pero en mí se traduce con ganas de salir corriendo. No sé cómo explicártelo...-tragué saliva-porque apenas me entiendo yo. Pero no quiero salir corriendo.-la miré seguro con lo que decía. -Somos dos confundidos- dije llevándome ambas manos a la cara y después pasarla por mi pelo. Era verdad no quería salir corriendo. Pero...mi historia me condena. Y no quería que ella quede como parte de la historia junto con las demás. Me caía bien, me gustaba, me divertía...entre varias cosas más...suspiré hondo volviendo a enlazar mis manos sobre mi vientre mientras la miraba, para no ceder a la tentación de tocarla de nuevo...
Off: (*) Se escribe igual pero se pronuncia algo como "grand".
jajaja noo que mal que se te borrara!. Yo antes también lo hacia en word pero cuando mi pc se colgaba o se cortaba la luz mientras escribía me quería matar! . Por eso ahora escribo en el drive de google, que te guarda mientras escribís xDD
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Conducía con total tranquilidad, como si ya hubiera cogido aquel coche más de una vez. Era un chico mañoso a simple vista. Tomaba las curvas pacíficamente, cedía los pasos, no era temerario como yo. Pues, yo siquiera frenaba en los pasos de cebra, ponía como escusa el no parar por las prisas siempre pero más de una vez casi me llevo a algún despistado, que no me vió la cara de conductora loca tras la luna del coche, por delante, pero gracias a tener suerte y unos reflejos impolutos todavía no había pasado aquello, ni esperaba que pasara...no quería pasarme unos días en la cárcel ni dejar mal a nadie. Maximé seguía mientras concentrado conduciento y yo no podía evitar mirarle de vez en cuando de reojo cuando frenábamos en algún semáforo o en un paso de cebra, se me iba la mirada a él, era magnétismo puro. Pero sin embargo, no cruzamos ni una palabra por el camino, sólo se podía
escuchar el bullicio de fuera y los sonidos de cuando pisaba los pedalesy el motor rugía, nada más, ni su voz se alzó ni la mía, pues yo me comunicaba nada más con gestos de manos para dirigirle al lugar donde quería llevarle.
Allí, ambos bromeamos, él decía que quería matarle y yo tan sólo le seguía el juego. Después trepé por él hasta salir, me atacó la rata asquerosa, volvimos a entrar en el coche y yo me fuí atrás y éste me siguió hasta allí después de divisar los ojos brillantes de las ratas cuando los faros del coche les dieron. Ahora me sentía idiota de haberlo llevado hasta allí, todo por la asquerosa rata. Ah, pero de esa me vengaría, “Pondé queso envenenado por todos lados, si si. Jum.” Pensé para mí misma frunciendo los labios, arrugando mi expresión, pareciendo una niña pequeña con un berrinche. A veces era demasiado infantil al igual que tonta, pero era parte de mí, ¿qué le iba a hacer? Maximé, entonces, se sentó atrás conmigo y una ola de frío me recorrió el cuerpo, pero no hacía frío...eran nervios nada más. Arrg... tentanción de nuevo.
Se tornó serio cuando me preguntó si me encontraba bien, yo me limité a asentir y éste tiró todo el aire que parecía que tenía en sus pulmones. Me contó sus historias con las ratas de pequeño y esque, no sabía porqué le tenía tanto miedo a una rata, si es un bicho peludo que si lo pisas se podría quedar ahí chapadito con el suelo, ¿qué te va a hacer eso a tí Hinateë, ah? Pero bueno, ya sabía otro miedo que tenía; las ratas. A ese ritmo odiaría toda la fauna. Entre estos pensamientos y su historia, él, intentaba relajarme masajeandome, moviendo mi pelo como si se tratara de un peluquero, acariciandome...joder, qué dificil era estar separada de él. Mi costado seguía pegado al de él y no tenía ni la mínima intención de separarme si no lo hacía él. Entonces, hizo resonar por su garganta una frase francesa, una dedicatoria para mi gusto, petite. No pude evitar preguntarle como se decía grande y dejar un beso, que estaba reteniendo demasiado tiempo en mis labios, en su hombro. Era
mimosa a veces en exceso, también, así que volví a guardar la distancia elevando mi rostro en busca de la respuesta de mi pregunta, pero se quedó callado unos instantes y noté como uno de sus dedos recorria uno de mis perfiles, hasta la oreja, no podía apartarle la vista, eran hipnoticos esos ojos que en ese momento seguían los movimientos de su mano, concentrado. Llegó hasta mis labios y pareció salirse de la burbuja en la que estaba y en la que me estaba metiendo a mí con esa caricia, apartando la vista de su mano y apartando ésta a su vez. Pff...
Respondió lo que le pregunté y rasqué uno de mis ojos con delicadeza y lentitud. -Yo petite y tú grande. -Bajé la mirada de sus ojos, que seguía allí hipnotizada y la dejé mirando hacia los sillones, un pequeño trozo que se podía ver entre nosotros. Comencé entonces a decir aquello que me estaba retorciendo la cabeza con la sinceridad a pie, sin saber si sería una buena idea abrirme de esa manera ante él. Cuando dije que tenía miedo, noté como giró su cabeza de golpe hacia mí y levanté mi mirada, mirandole unos segundos para después seguir, terminando de hablar. Su turno...
Su mano cayó en mi mejilla de nuevo y algo en el estómago se rebolicó, cosa que me hizo dar un pequeño respingo de la sorpresa de mi estómago, poniendo disimuladamente una mano en éste, mirando a Maximé intermitentemente mientras hablaba. Pero...en eso se alzó y apagó las luces de atrás, dejando tan solo las de delante para que tuvieramos algode oscuridad, pero me hubiera dado igual ahora sí quedarme a oscuras atrás con él, ciertamente. Apoyé mi cabeza en el respaldo del sillón ladeandome cuando se volvió a sentar hacia él. Retomó su habla y ambos nos quedamos perdidos en la mirada...era química como decía él, sí, y tal vez por ser la primera vez de ambos nos sentíamos así de confusos...aunque pensándolo bien, ¿a cuánta gente se le daría esa situación más de una vez? Dijo eso de salir corriendo y una ceja en mi rostro se elevó rápidamente, casi sintiendome molesta por ese echo. - ¿Entonces? -Intenté aclararme después de que dijo que no quería salir corriendo. - ¿A qué te refieres con salir corriendo? -¿Miedo al comprimiso? Seguro era eso, pero yo no quería ahora tampoco ningún compromiso...no quería ninguno más, todos los que tuve me jodieron
realmente y ¿para qué más? estaba mejor soltera, disfrutando de la vida como yo quería, sin preocupaciones...aunque de vez en cuando sí que anhelaba un poco de cariño por parte de alguna persona que se pasara pormi vida y que no fuera cariño vicioso, ni del falso, sino del verdaderoy puro. Aunque no debía quejarme, yo decidí que fuera así. -Dejemos el tema, mejor. -Concluí, ya no quería saber aquello que había preguntado segundos atrás, aumentaría la confusión por parte de los dos y capaz acabaríamos mal. -A...Ahora no quiero salir, -Me tembló la voz un momento y me quedé sorpresa de mí misma. -pero si quieres podemos volvera la universidad.
Orgullo. Orgullo, eso era... era un tira afloja para ver quien aguantaba más sin tocar al otro y a mí me estaba quedando poco por aguantar. Sólo esperé que negara aquello, que me dijera que no quería volver, pues no quería irme...siquiera supe porque dije aquello, pero no quería volver a estar separada de él ni que fuera un metro, no quería. Ahora no. -O...podemos... -Quedé pensativa intentando corregir aquello que ya estaba declarado como un error. -...podemos... -No sabía que decir, así que negué con la cabeza queriendo hacer un reset en todo lo que había dicho desde lo de volver. “Di que no, di que no” Cerré mis ojos fuerte, como una niña, deseando aquello como si mi vida corriera en ello...pero ya se sabe lo que se dice; cuando más deseas una cosa menos posibilidades hay de que se cumplan. Así que dejé de desear eso y deseé entonces que el coche se le fundiera algo del motor o que se quedara sin gasolina. Mierda. Era desesperación lo que tenía ahora. Arrgg. -No, no mejor... -Pensé en voz alta eso que dije y me llevé las dos manos a la boca, tapándola y abriendo los ojos como si se me hubiera escapado un secreto muy secreto. No paraba de cagarla y seguro que el comenzaría a
reirse de nuevo, pero esque no era para menos, seguro que me veía muy graciosa con las tonterías que estaba haciendo.
Pd; Las líneas van a su bola, como siempre -.- las odio. En el post salen mal pero en el sitio para colgarlo salen bien xD les echaré polvo pica pica e.é
escuchar el bullicio de fuera y los sonidos de cuando pisaba los pedalesy el motor rugía, nada más, ni su voz se alzó ni la mía, pues yo me comunicaba nada más con gestos de manos para dirigirle al lugar donde quería llevarle.
Allí, ambos bromeamos, él decía que quería matarle y yo tan sólo le seguía el juego. Después trepé por él hasta salir, me atacó la rata asquerosa, volvimos a entrar en el coche y yo me fuí atrás y éste me siguió hasta allí después de divisar los ojos brillantes de las ratas cuando los faros del coche les dieron. Ahora me sentía idiota de haberlo llevado hasta allí, todo por la asquerosa rata. Ah, pero de esa me vengaría, “Pondé queso envenenado por todos lados, si si. Jum.” Pensé para mí misma frunciendo los labios, arrugando mi expresión, pareciendo una niña pequeña con un berrinche. A veces era demasiado infantil al igual que tonta, pero era parte de mí, ¿qué le iba a hacer? Maximé, entonces, se sentó atrás conmigo y una ola de frío me recorrió el cuerpo, pero no hacía frío...eran nervios nada más. Arrg... tentanción de nuevo.
Se tornó serio cuando me preguntó si me encontraba bien, yo me limité a asentir y éste tiró todo el aire que parecía que tenía en sus pulmones. Me contó sus historias con las ratas de pequeño y esque, no sabía porqué le tenía tanto miedo a una rata, si es un bicho peludo que si lo pisas se podría quedar ahí chapadito con el suelo, ¿qué te va a hacer eso a tí Hinateë, ah? Pero bueno, ya sabía otro miedo que tenía; las ratas. A ese ritmo odiaría toda la fauna. Entre estos pensamientos y su historia, él, intentaba relajarme masajeandome, moviendo mi pelo como si se tratara de un peluquero, acariciandome...joder, qué dificil era estar separada de él. Mi costado seguía pegado al de él y no tenía ni la mínima intención de separarme si no lo hacía él. Entonces, hizo resonar por su garganta una frase francesa, una dedicatoria para mi gusto, petite. No pude evitar preguntarle como se decía grande y dejar un beso, que estaba reteniendo demasiado tiempo en mis labios, en su hombro. Era
mimosa a veces en exceso, también, así que volví a guardar la distancia elevando mi rostro en busca de la respuesta de mi pregunta, pero se quedó callado unos instantes y noté como uno de sus dedos recorria uno de mis perfiles, hasta la oreja, no podía apartarle la vista, eran hipnoticos esos ojos que en ese momento seguían los movimientos de su mano, concentrado. Llegó hasta mis labios y pareció salirse de la burbuja en la que estaba y en la que me estaba metiendo a mí con esa caricia, apartando la vista de su mano y apartando ésta a su vez. Pff...
Respondió lo que le pregunté y rasqué uno de mis ojos con delicadeza y lentitud. -Yo petite y tú grande. -Bajé la mirada de sus ojos, que seguía allí hipnotizada y la dejé mirando hacia los sillones, un pequeño trozo que se podía ver entre nosotros. Comencé entonces a decir aquello que me estaba retorciendo la cabeza con la sinceridad a pie, sin saber si sería una buena idea abrirme de esa manera ante él. Cuando dije que tenía miedo, noté como giró su cabeza de golpe hacia mí y levanté mi mirada, mirandole unos segundos para después seguir, terminando de hablar. Su turno...
Su mano cayó en mi mejilla de nuevo y algo en el estómago se rebolicó, cosa que me hizo dar un pequeño respingo de la sorpresa de mi estómago, poniendo disimuladamente una mano en éste, mirando a Maximé intermitentemente mientras hablaba. Pero...en eso se alzó y apagó las luces de atrás, dejando tan solo las de delante para que tuvieramos algode oscuridad, pero me hubiera dado igual ahora sí quedarme a oscuras atrás con él, ciertamente. Apoyé mi cabeza en el respaldo del sillón ladeandome cuando se volvió a sentar hacia él. Retomó su habla y ambos nos quedamos perdidos en la mirada...era química como decía él, sí, y tal vez por ser la primera vez de ambos nos sentíamos así de confusos...aunque pensándolo bien, ¿a cuánta gente se le daría esa situación más de una vez? Dijo eso de salir corriendo y una ceja en mi rostro se elevó rápidamente, casi sintiendome molesta por ese echo. - ¿Entonces? -Intenté aclararme después de que dijo que no quería salir corriendo. - ¿A qué te refieres con salir corriendo? -¿Miedo al comprimiso? Seguro era eso, pero yo no quería ahora tampoco ningún compromiso...no quería ninguno más, todos los que tuve me jodieron
realmente y ¿para qué más? estaba mejor soltera, disfrutando de la vida como yo quería, sin preocupaciones...aunque de vez en cuando sí que anhelaba un poco de cariño por parte de alguna persona que se pasara pormi vida y que no fuera cariño vicioso, ni del falso, sino del verdaderoy puro. Aunque no debía quejarme, yo decidí que fuera así. -Dejemos el tema, mejor. -Concluí, ya no quería saber aquello que había preguntado segundos atrás, aumentaría la confusión por parte de los dos y capaz acabaríamos mal. -A...Ahora no quiero salir, -Me tembló la voz un momento y me quedé sorpresa de mí misma. -pero si quieres podemos volvera la universidad.
Orgullo. Orgullo, eso era... era un tira afloja para ver quien aguantaba más sin tocar al otro y a mí me estaba quedando poco por aguantar. Sólo esperé que negara aquello, que me dijera que no quería volver, pues no quería irme...siquiera supe porque dije aquello, pero no quería volver a estar separada de él ni que fuera un metro, no quería. Ahora no. -O...podemos... -Quedé pensativa intentando corregir aquello que ya estaba declarado como un error. -...podemos... -No sabía que decir, así que negué con la cabeza queriendo hacer un reset en todo lo que había dicho desde lo de volver. “Di que no, di que no” Cerré mis ojos fuerte, como una niña, deseando aquello como si mi vida corriera en ello...pero ya se sabe lo que se dice; cuando más deseas una cosa menos posibilidades hay de que se cumplan. Así que dejé de desear eso y deseé entonces que el coche se le fundiera algo del motor o que se quedara sin gasolina. Mierda. Era desesperación lo que tenía ahora. Arrgg. -No, no mejor... -Pensé en voz alta eso que dije y me llevé las dos manos a la boca, tapándola y abriendo los ojos como si se me hubiera escapado un secreto muy secreto. No paraba de cagarla y seguro que el comenzaría a
reirse de nuevo, pero esque no era para menos, seguro que me veía muy graciosa con las tonterías que estaba haciendo.
Pd; Las líneas van a su bola, como siempre -.- las odio. En el post salen mal pero en el sitio para colgarlo salen bien xD les echaré polvo pica pica e.é
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
La miré y la miré...y la seguí mirando. Había sido mala idea al final elegir coche. Con cada gesto me daban ganas de trazarlo con mis dedos y luego un poco más. Podía sentir como mi cuerpo se ponía en tensión por lo que tenía ganas de hacer y lo que no hacia... volví a pensar en el por qué no tocarla y por momentos los perdía... Cuando dijo que ella era petite y yo grande, me mordí el labio con una sonrisa -Sí-respondí. Era verdad, ella era menuda...delicada... incluso deliciosa...giré mi cara para el frente aclarándome un poco la garganta e intentar pensar en otra cosa.
Todavía con mi cuerpo en tensión, incluso más si se podía, ella sacó el tema de lo que estaba pasando entre nosotros. Incluso me dijo que tenía miedo, sin poder evitarlo la miré intensamente unos segundos... por la sorpresa. Sin poder evitarlo mi mano busco su mejilla por voluntad propia...me gustaba su tacto. La miré un poco más relajado pero no del todo, sabía que era peligroso estar así. ¿Peligroso? …¿acabo de pensar que era peligroso?, la miré unos segundos pensando en lo que había cruzado por mi cabeza, mientras estudiaba su cara. Confusión confusión, confusión. Dejé caer mi mano y pensé que yo también seria honesto, no podía ser de otra forma. Cuando se lo expliqué y las palabras brotaban de mi boca a veces sin pensárselo demasiado, me daban ganas de cerrar fuerte los ojos o morderme la lengua, pero… ¿cuál era el problema de decir lo que me pasaba? nunca había tenido problemas con eso. Ella me pregunta a que me refería con salir corriendo. Arrugué el entrecejo ligeramente pensando en cómo había sonado ahora que lo escuchaba de su boca, era un idiota. Tendrían que darme un maldito diploma. Me humedecí los labios que se habían resecado. ¿Cómo explicarlo? ¿Qué le decía? que me encantaba, que podría quedarme días enteros encerrado con ella y no me molestaría pero que había altas chances de saber cómo terminaría. Pero tal vez estaba pensando demasiado ¿no?. Y yo no era de pensar demasiado...y ahora estaba pensando en cada maldito punto en contra que había, en lo malo que podría terminar... ¿pero qué podía terminar si no había empezado nada?, me reí de mí mismo, por eso no pensaba mucho...ahí estaba la explicación, me volvía idiota, por contradictorio que sonara.
-Yo...-empecé a decir para intentar poner en palabras lo que se empezaba a armar en mi cabeza, pero ella comenzó a hablar de nuevo diciendo que dejáramos el tema, que no quería salir y si quería volviéramos a la universidad. La miré y sentí como una especie de ¿desilusión? no, no era eso... era... ¿contrariado?...es que no quería irme, pero supongo que ella ya piensa que soy un idiota por lo que dije, y la entendía. Miré el techo unos segundos mientras asimilaba la situación, me di cuenta que mis manos estaban frías de estar tanto en la misma posición, casi congeladas en el lugar y muy tensas, las desenlacé y las moví un poco inclinándome hacia delante apoyándome en mis rodillas -Sí, como quieras...-intenté sonar como si estuviera todo bien pero sin mirarla. Me quedé con la mirada en blanco pensando si podría hacer algo para remediarlo, supongo que la puse incomoda. Giré ligeramente mi cabeza hacia la puerta que tenía a mi lado. Maldición...no quería salir. Vamos, me dije a mi mismo estirando la mano hacia la manija de la puerta tomando impulso para salir...cuando la escucho. Me quedé en el lugar donde estaba y giré mi cabeza hasta mirarla...dándome cuenta que no le había dicho nada...me daban ganas de darme de cachetadas a mí mismo. -¿o? -dije bajo mientras volvía lentamente a la posición de antes acercándome a ella de nuevo -¿o?-la miré de nuevo con tanta atención que me di cuenta que no estaba pestañeando. Tal vez no había sido taaaan idiota y sí pudiera arreglar algo. Me humedecí rápidamente los labios.
La vi cerrar fuerte los ojos y esto saco una ligera sonrisa a mis labios mientras la miraba...que linda era. Con ella la palabra “linda” tomaba un nuevo significado...tal ve en realidad siempre significó esto y yo no lo sabía hasta hoy. Es posible. Solo era mirarla para entender. Me mordí el labio inferior para que mentir: embobado, pero ella no me miraba asique no se daría cuenta. Mientras prácticamente estaba embebido en ella, veo que dice algo y se lleva las manos a la boca con una expresión tan adorable que no pude evitar sonreír ampliamente intentando no reír, entrecerré los ojos un poco y pude sentir e incluso escuchar como algo se rompía, sintiendo alivio inmediato.
Me incliné hacia ella y con mis manso frías, que de apoco recobraban por fin el calor a medida que se acercaban a ella, bajé sus manos de su boca. Tomé mi mano izquierda y la hundí en su cuello hasta poder deslizarla hasta su cabello y acerqué mi cara a la de ella con una sonrisa aliviada...joder, por fin se había ido la tensión que había tenido en el cuerpo desde hace un rato. Me estaba relajando mientras más cerca estaba y por su contacto. Apoyé mi frente en la de ella y cerrando los ojos mientras disfrutaba el momento -¿porque sos tan linda?-le digo con una sonrisa con un tono más bajo de lo usual. Respiré hondo por la nariz y jugué con la suya rozándola con la mía, para luego comenzar a deslizarla hasta sus cejas expresivas dejando mis labios en sus parpados y deslizarlos hasta su mejilla quedando semi apoyada la mía en la de ella y sujetando un poco más fuerte su cabeza, volviendo a llevar mi mano hasta su cuello. Ya tenía mis manos tibias...que bien se sentía. Aún tenía los ojos cerrados, disfrutando la sensación. -Sabes que me gustas...me encantas Ariadna.-entre palabra y palabra movía mis labios contra su piel con una caricia muy ligera, mientras mi dedo pulgas comenzaba a hacer círculos en el hueco bajo su oreja. -me haces actuar y pensar cosas que no estoy acostumbrado a pensar- mis labios comenzaron a dibujar muy lentamente su mandíbula -Por eso perdóname, si dije algo idiota- llegué a su lóbulo dejándole un leve mordisco, mientras mi dedo pulgar de mi mano izquierda dio caricias esporádicas a su cuello hasta llegar a ese labio inferior que daban ganas de morderlo todo el tiempo... siguiendo su línea inferior muy suavemente. -Pero te quiero en mi vida..., quiero poder encontrarte y poder abrazarte como saludo-mis labios volvieron a reseguir su mandíbula hasta llegar al mentón, mientras mi mano izquierda volvía a su cabello tomándolo despacio entre mis dedos y tirar ligeramente hacia atrás para que mi boca pudiera deslizarse hasta su cuello bajando por el mentón, sin poder resistirlo dándole un toque rápido con la lengua, sí... sabia igual de bien que hace unos momentos en la universidad, pensé complacido por no haberlo imaginado. Cuando llegué a ese huequito que se hace entre las clavículas y el cuello -¿Va a poder ser?-dije un poco ronco mientras mi lengua se deleitaba en ese lugar, poniendo un poco más de presión en mi boca.
Off: xDD jajaja a mi me pasa cuando me olvido de desactivar la opción de "oscilar el modo de edición" antes de pegar el texto. Maldito !
Pd: este post es hijo de la canción 9 crime, lo escribí escuchándola. Prácticamente lo leo y la escucho de fondo, dato que no sirve de nada pero lo quería decir jaaa
Todavía con mi cuerpo en tensión, incluso más si se podía, ella sacó el tema de lo que estaba pasando entre nosotros. Incluso me dijo que tenía miedo, sin poder evitarlo la miré intensamente unos segundos... por la sorpresa. Sin poder evitarlo mi mano busco su mejilla por voluntad propia...me gustaba su tacto. La miré un poco más relajado pero no del todo, sabía que era peligroso estar así. ¿Peligroso? …¿acabo de pensar que era peligroso?, la miré unos segundos pensando en lo que había cruzado por mi cabeza, mientras estudiaba su cara. Confusión confusión, confusión. Dejé caer mi mano y pensé que yo también seria honesto, no podía ser de otra forma. Cuando se lo expliqué y las palabras brotaban de mi boca a veces sin pensárselo demasiado, me daban ganas de cerrar fuerte los ojos o morderme la lengua, pero… ¿cuál era el problema de decir lo que me pasaba? nunca había tenido problemas con eso. Ella me pregunta a que me refería con salir corriendo. Arrugué el entrecejo ligeramente pensando en cómo había sonado ahora que lo escuchaba de su boca, era un idiota. Tendrían que darme un maldito diploma. Me humedecí los labios que se habían resecado. ¿Cómo explicarlo? ¿Qué le decía? que me encantaba, que podría quedarme días enteros encerrado con ella y no me molestaría pero que había altas chances de saber cómo terminaría. Pero tal vez estaba pensando demasiado ¿no?. Y yo no era de pensar demasiado...y ahora estaba pensando en cada maldito punto en contra que había, en lo malo que podría terminar... ¿pero qué podía terminar si no había empezado nada?, me reí de mí mismo, por eso no pensaba mucho...ahí estaba la explicación, me volvía idiota, por contradictorio que sonara.
-Yo...-empecé a decir para intentar poner en palabras lo que se empezaba a armar en mi cabeza, pero ella comenzó a hablar de nuevo diciendo que dejáramos el tema, que no quería salir y si quería volviéramos a la universidad. La miré y sentí como una especie de ¿desilusión? no, no era eso... era... ¿contrariado?...es que no quería irme, pero supongo que ella ya piensa que soy un idiota por lo que dije, y la entendía. Miré el techo unos segundos mientras asimilaba la situación, me di cuenta que mis manos estaban frías de estar tanto en la misma posición, casi congeladas en el lugar y muy tensas, las desenlacé y las moví un poco inclinándome hacia delante apoyándome en mis rodillas -Sí, como quieras...-intenté sonar como si estuviera todo bien pero sin mirarla. Me quedé con la mirada en blanco pensando si podría hacer algo para remediarlo, supongo que la puse incomoda. Giré ligeramente mi cabeza hacia la puerta que tenía a mi lado. Maldición...no quería salir. Vamos, me dije a mi mismo estirando la mano hacia la manija de la puerta tomando impulso para salir...cuando la escucho. Me quedé en el lugar donde estaba y giré mi cabeza hasta mirarla...dándome cuenta que no le había dicho nada...me daban ganas de darme de cachetadas a mí mismo. -¿o? -dije bajo mientras volvía lentamente a la posición de antes acercándome a ella de nuevo -¿o?-la miré de nuevo con tanta atención que me di cuenta que no estaba pestañeando. Tal vez no había sido taaaan idiota y sí pudiera arreglar algo. Me humedecí rápidamente los labios.
La vi cerrar fuerte los ojos y esto saco una ligera sonrisa a mis labios mientras la miraba...que linda era. Con ella la palabra “linda” tomaba un nuevo significado...tal ve en realidad siempre significó esto y yo no lo sabía hasta hoy. Es posible. Solo era mirarla para entender. Me mordí el labio inferior para que mentir: embobado, pero ella no me miraba asique no se daría cuenta. Mientras prácticamente estaba embebido en ella, veo que dice algo y se lleva las manos a la boca con una expresión tan adorable que no pude evitar sonreír ampliamente intentando no reír, entrecerré los ojos un poco y pude sentir e incluso escuchar como algo se rompía, sintiendo alivio inmediato.
Me incliné hacia ella y con mis manso frías, que de apoco recobraban por fin el calor a medida que se acercaban a ella, bajé sus manos de su boca. Tomé mi mano izquierda y la hundí en su cuello hasta poder deslizarla hasta su cabello y acerqué mi cara a la de ella con una sonrisa aliviada...joder, por fin se había ido la tensión que había tenido en el cuerpo desde hace un rato. Me estaba relajando mientras más cerca estaba y por su contacto. Apoyé mi frente en la de ella y cerrando los ojos mientras disfrutaba el momento -¿porque sos tan linda?-le digo con una sonrisa con un tono más bajo de lo usual. Respiré hondo por la nariz y jugué con la suya rozándola con la mía, para luego comenzar a deslizarla hasta sus cejas expresivas dejando mis labios en sus parpados y deslizarlos hasta su mejilla quedando semi apoyada la mía en la de ella y sujetando un poco más fuerte su cabeza, volviendo a llevar mi mano hasta su cuello. Ya tenía mis manos tibias...que bien se sentía. Aún tenía los ojos cerrados, disfrutando la sensación. -Sabes que me gustas...me encantas Ariadna.-entre palabra y palabra movía mis labios contra su piel con una caricia muy ligera, mientras mi dedo pulgas comenzaba a hacer círculos en el hueco bajo su oreja. -me haces actuar y pensar cosas que no estoy acostumbrado a pensar- mis labios comenzaron a dibujar muy lentamente su mandíbula -Por eso perdóname, si dije algo idiota- llegué a su lóbulo dejándole un leve mordisco, mientras mi dedo pulgar de mi mano izquierda dio caricias esporádicas a su cuello hasta llegar a ese labio inferior que daban ganas de morderlo todo el tiempo... siguiendo su línea inferior muy suavemente. -Pero te quiero en mi vida..., quiero poder encontrarte y poder abrazarte como saludo-mis labios volvieron a reseguir su mandíbula hasta llegar al mentón, mientras mi mano izquierda volvía a su cabello tomándolo despacio entre mis dedos y tirar ligeramente hacia atrás para que mi boca pudiera deslizarse hasta su cuello bajando por el mentón, sin poder resistirlo dándole un toque rápido con la lengua, sí... sabia igual de bien que hace unos momentos en la universidad, pensé complacido por no haberlo imaginado. Cuando llegué a ese huequito que se hace entre las clavículas y el cuello -¿Va a poder ser?-dije un poco ronco mientras mi lengua se deleitaba en ese lugar, poniendo un poco más de presión en mi boca.
Off: xDD jajaja a mi me pasa cuando me olvido de desactivar la opción de "oscilar el modo de edición" antes de pegar el texto. Maldito !
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Me dí con la palma de la mano tras terminar de humillarme en ese momento a mí misma, a mi propia persona. Era ridículo, muy ridículo. ¿Por qué habría dicho algo que no quería que pasara? ¿Por qué le había sugerido volver a la universidad si en realidad no quería? Los echos apuntaban que me estaba poniendo nerviosa, pues éstos me estaban empezando a traicionar...y mis impulsos sumados a éstos nervios, no hacían buen conjunto, lo que hacía que toda mi cabeza y todo lo que dijera, hiciera, fuera contradictorio: querer irme y luego querer quedarme. Dejar el tema sería lo mejor...sí, eso sería lo mejor, no quería saber a qué se había querido referir con eso, no en ese momento, tal vez luego me contradijera a mí misma y le preguntara, pero no sabía que pasaría futuramente. Maximé comenzó a hablar, pero yo tan siquiera le dejé seguir y con mis palabras se ve que lo dejé algo... ¿asustado podría decirse? Miraba al techo, se apoyaba en sus rodillas...ya no me miraba. “Maldita sea, ¿qué has hecho ahora Hinateë? Idiota.” Aceptó mi petición de volver a la universidad, pero no, no, no, no, no quería volver. Mierda... Entonces un atisbo de cambiar aquello surgió en mí, no quería y no volveríamos ni aunque quisiera ahora él. Cuando se estaba separando de mí para tomar la manibela de la puerta y salir, lo agarré de uno de sus dedos, el índice fue y me quedé mirandole a los ojos mientras preguntaba la otra opción que se me podría haber ocurrido...pero no tenía ni idea de qué proponer, pues la idea de estar en un túnel, sin luz era poco llamativa y además demasiado rara. -O...te quedas aquí conmigo. -Froté mis labios, apretando uno contra el otro, soltando su dedo y acercarme más a él. -Quédate conmigo. -Ahora sólo faltaría que aquello que deseaba con tanta ansia ocurriera, que el aceptara mi compañía...que se quisiera quedar.
Y fué entonces cuando deseé mentalmente que dijera que no quería volver a la universidad, soltando aquel comentario inocentemente, como una tonta demente que no sabe lo que habla y piensa, llevándome las manos a la boca como si haciendo aquello fuera a olvidar lo que acaba de decir. Ya había declarado que quería que se quedara conmigo y no sabía si sería un error o...pero soltar aquello de “O te quedas aquí conmigo” y luego aquella súplica de “Quédate conmigo” me hacía desconcentrarme y perderme en mis pensamientos. Maximé, entonces, me miro con una cara muy tierna, sonriente como si detrás de ella se escondiera una carcajada que quisiera salir, algo que me hizo a mí también dibujar una fina línea en mi rostro; una sonrisa.
Tomó mis manos con esa delicadeza...ese tacto tan suave que tenía y las deslizó de mi rostro, apartándolas de mi cara y haciéndome notar el poco calor que éstas tenían. Me tomó acercandose, acercandome por incercia, volvíamos a las redadas. Sonreí satisfecha, satisfecha de que se quisiera quedar...de que no hubiera jodido aquel momento, dios... la tentación de nuevo. Mis ojos se desviaban a sus labios cada vez que soltaba una palabra, y mis manos traviesas se colocaron dispersamente, pegándose como lapas al cuerpo de éste. Una en su nuca y la otra en su hombro. -¿Por qué tenías que ser tú el que estaba en la clase del derecho? -Solté con algo de diversión en mis palabras, a forma de reproche.
Esas escenas estaba tan presentes en mi cabeza... cuando se escondió bajo la mesa del profesor, cuando entretuvo al director, cuando buscamos el libro, cuando estuvimos apretados contra las taquillas, cuando huímos del director....cuando estuvimos bajo las escaleras... Y que apoyara su frente en la mía y que volviera aquella proximidad no me lo hizo fácil aguantar aquello que estaba evitando tanto tiempo, era tan misterioso, tan magnético, tan atractivo...la perdición de cualquier mujer y yo no iba a ser la excepción. Me perdía en su mirada, me perdía cuando hablaba...todo lo que lo relacionaba por más que no quisiera me ponía nerviosa y eso era lo más curioso de todo, que me ponía nerviosa. Él me ponía nerviosa. Hacía que un hormigueo se iniciara en mi estómago y que éste fuera ascendiendo hasta entrar en mi cerebro y hacerme actuar como lo estaba haciendo, por puros impulsos, con tembleos en mi voz, con escalofríos. Y... esto último ascendió por mi espalda, causandome un temblor al sentir su aliento golpear contra mis labios cuando hablaba. Decía que...que le gustaba, ¿sería cierto de verdad o tan sólo sería palabrería? Maldita sea, me estaba volviendo loca, y para colmo ahora sus labios recorrían mi rostro y yo parecía una tonta ahí parada sin poder mover un músculo de la fascinación. -Mierda. -Solté cuando mordió mi lóbulo. Todas aquellas emociones que estaba evitando estaban volviendo a venirse en mí, como bajo la escalera. Dios. -Sólo si prometes que será así siempre. -Dije a regañadientes, susurrando. Seguía buscandome aquellas sensaciones...me recorrió anteriormente a decir aquello mi mentón, notando la humedad de su lengua yacer por éstos sitios. Bf. -Y cuando... -Tomé su cabeza con delicadeza para volverla al frente mío y que me mirara. -... cuando digo siempre es siempre.
Y esos ojos me perdieron de nuevo...volví a perderme en ellos, y lo inevitable se vino: acerqué lentamente mi cara a la suya, mientras sostenía su rostro y dejé un beso fugaz en sus labios, separandome y apretando mis labios fuerte, arrugando el ceño para no volverlo a hacer. -Me tienes adicta, mierda. -Solté rápida y volví a apretar mis labios fuerte aguantando mis impulsos. Pues mi cuerpo me desobedecía, no hacía lo que quería que hiciera, ya que se volvió a pegar a él enredando mis brazos alrededor de su cabeza. -Juguemos a algo... -Dije dibujando en mi rostro una sonrisa de maldad, deslizando una de mis manos por su costado, notando mientras la descendia esos musculos fornidos que se escondian bajo la camisa blanca. Miré de reojo sus labios, colocando mi rostro en el ángulo justo para besarlo, pero sin hacerlo para susurrar sobre sus labios: -Tú y yo, aquí, ahora. -Dije aflorando en mí aquella sensualidad que me distinguía, perdiendo la niña que hasta hacía momentos había parecido. Tenía sed, sed de la mala por Maximé. - ¿Alguna idea? -Entreabrí mis labios, despegando la mano que recorría su costado de alli para dejarla en su muslo apoyada por la posición que teníamos, mientras la otra se quedo en su nuca, sin separarse de allí, intentando parpadear lo menos posible para poder observarle el tiempo máximo que fuera posible.
PD: Esa cancion es tan añlfjñalkjflkfj >< es preciosa t.t por cierto, mori con tu post de ternura así solo harás que Maximé tenga una acosadora de por vida T_T {Aria} hahahá, pero enserio t_t me ha encantado añlkdfjakf lo he leido muchas veces desde que lo colgaste T_T y está de testigo Kimberly alñdflñkadflk me encanta ><
Y fué entonces cuando deseé mentalmente que dijera que no quería volver a la universidad, soltando aquel comentario inocentemente, como una tonta demente que no sabe lo que habla y piensa, llevándome las manos a la boca como si haciendo aquello fuera a olvidar lo que acaba de decir. Ya había declarado que quería que se quedara conmigo y no sabía si sería un error o...pero soltar aquello de “O te quedas aquí conmigo” y luego aquella súplica de “Quédate conmigo” me hacía desconcentrarme y perderme en mis pensamientos. Maximé, entonces, me miro con una cara muy tierna, sonriente como si detrás de ella se escondiera una carcajada que quisiera salir, algo que me hizo a mí también dibujar una fina línea en mi rostro; una sonrisa.
Tomó mis manos con esa delicadeza...ese tacto tan suave que tenía y las deslizó de mi rostro, apartándolas de mi cara y haciéndome notar el poco calor que éstas tenían. Me tomó acercandose, acercandome por incercia, volvíamos a las redadas. Sonreí satisfecha, satisfecha de que se quisiera quedar...de que no hubiera jodido aquel momento, dios... la tentación de nuevo. Mis ojos se desviaban a sus labios cada vez que soltaba una palabra, y mis manos traviesas se colocaron dispersamente, pegándose como lapas al cuerpo de éste. Una en su nuca y la otra en su hombro. -¿Por qué tenías que ser tú el que estaba en la clase del derecho? -Solté con algo de diversión en mis palabras, a forma de reproche.
Esas escenas estaba tan presentes en mi cabeza... cuando se escondió bajo la mesa del profesor, cuando entretuvo al director, cuando buscamos el libro, cuando estuvimos apretados contra las taquillas, cuando huímos del director....cuando estuvimos bajo las escaleras... Y que apoyara su frente en la mía y que volviera aquella proximidad no me lo hizo fácil aguantar aquello que estaba evitando tanto tiempo, era tan misterioso, tan magnético, tan atractivo...la perdición de cualquier mujer y yo no iba a ser la excepción. Me perdía en su mirada, me perdía cuando hablaba...todo lo que lo relacionaba por más que no quisiera me ponía nerviosa y eso era lo más curioso de todo, que me ponía nerviosa. Él me ponía nerviosa. Hacía que un hormigueo se iniciara en mi estómago y que éste fuera ascendiendo hasta entrar en mi cerebro y hacerme actuar como lo estaba haciendo, por puros impulsos, con tembleos en mi voz, con escalofríos. Y... esto último ascendió por mi espalda, causandome un temblor al sentir su aliento golpear contra mis labios cuando hablaba. Decía que...que le gustaba, ¿sería cierto de verdad o tan sólo sería palabrería? Maldita sea, me estaba volviendo loca, y para colmo ahora sus labios recorrían mi rostro y yo parecía una tonta ahí parada sin poder mover un músculo de la fascinación. -Mierda. -Solté cuando mordió mi lóbulo. Todas aquellas emociones que estaba evitando estaban volviendo a venirse en mí, como bajo la escalera. Dios. -Sólo si prometes que será así siempre. -Dije a regañadientes, susurrando. Seguía buscandome aquellas sensaciones...me recorrió anteriormente a decir aquello mi mentón, notando la humedad de su lengua yacer por éstos sitios. Bf. -Y cuando... -Tomé su cabeza con delicadeza para volverla al frente mío y que me mirara. -... cuando digo siempre es siempre.
Y esos ojos me perdieron de nuevo...volví a perderme en ellos, y lo inevitable se vino: acerqué lentamente mi cara a la suya, mientras sostenía su rostro y dejé un beso fugaz en sus labios, separandome y apretando mis labios fuerte, arrugando el ceño para no volverlo a hacer. -Me tienes adicta, mierda. -Solté rápida y volví a apretar mis labios fuerte aguantando mis impulsos. Pues mi cuerpo me desobedecía, no hacía lo que quería que hiciera, ya que se volvió a pegar a él enredando mis brazos alrededor de su cabeza. -Juguemos a algo... -Dije dibujando en mi rostro una sonrisa de maldad, deslizando una de mis manos por su costado, notando mientras la descendia esos musculos fornidos que se escondian bajo la camisa blanca. Miré de reojo sus labios, colocando mi rostro en el ángulo justo para besarlo, pero sin hacerlo para susurrar sobre sus labios: -Tú y yo, aquí, ahora. -Dije aflorando en mí aquella sensualidad que me distinguía, perdiendo la niña que hasta hacía momentos había parecido. Tenía sed, sed de la mala por Maximé. - ¿Alguna idea? -Entreabrí mis labios, despegando la mano que recorría su costado de alli para dejarla en su muslo apoyada por la posición que teníamos, mientras la otra se quedo en su nuca, sin separarse de allí, intentando parpadear lo menos posible para poder observarle el tiempo máximo que fuera posible.
PD: Esa cancion es tan añlfjñalkjflkfj >< es preciosa t.t por cierto, mori con tu post de ternura así solo harás que Maximé tenga una acosadora de por vida T_T {Aria} hahahá, pero enserio t_t me ha encantado añlkdfjakf lo he leido muchas veces desde que lo colgaste T_T y está de testigo Kimberly alñdflñkadflk me encanta ><
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
“Quédate conmigo”...eso fue lo que dijo...”quédate conmigo”. Esas palabras me hicieron tragar saliva. La miré sin mirar...de nuevo esa sensación extraña. Medité en silencio sobre eso... era normal, todo lo nuevo o novedoso en un principio si no lo esperas es un poco extraño. No había estado frente a alguien tan… única antes. Cuando vi su forma casi inocente de intentar decir algo me hizo mirarla entrecerrando los ojos con algo de ternura. Percatándome de cosas que antes solo las había vislumbrado en sombras y que por fin ahora podía ponerle nombre.
Tuve que tocarla. Lo necesitaba. Siempre fui de necesitar el contacto humano...pero con ella hacia que casi me picaran las manos por hacerlo. Sentir su piel bajo mis manos y como las de ella tocaba la mía, me hizo respirar profundo, cerrando los ojos para poder apreciar ese momento y tal vez recordarlo más adelante. Ahora sabía que existía una química así. Sonreí sin poder evitarlo cuando me pregunto por qué tenía que ser yo el que estaba en esa clase de derecho -mmm...no lo sé. Pero lo mismo pregunto yo ¿por qué vos?- seguí el recorrido que hacia mis labios en su rostro sin ser consciente de la magnitud de lo que hacía. Me encantaba sentirla, y como me gustaba… lo hacía, punto. Estaba tan ensimismado que si bien escuchaba lo que me decía no podía captar el significado de esas palabras, me sentía como si estuviera hambriento...sí, hambriento era la palabra. Por eso cuando sentí sus manos en mi rostro para levantarlo, lancé un gemido por lo perdido... por haberme apartado. Aún tenía los ojos cerrados pero cuando me di cuenta que sus manos no me soltaban los entreabrí, mirándola seguramente dejándola ver lo desesperado que estaba por ella. Y me di cuenta que era mejor tener los ojos abiertos. La vi y su forma de mirarme me dejo prendido a esos ojos. No hice nada, disfruté de la visión que estaba teniendo. La vi acercarse y la miré sin pestañear, me sentía en un trance. Pero cuando sus labios tocaron los míos...otra fue la historia.
Cerré los ojos frunciendo ligeramente el ceño, conteniendo el aliento hasta que la sentí apartarse. Solo había sido un toque, solo eso y todo cayó encima de mí: Los recuerdos de hace unas horas (?) en la universidad...los buenos y los no tanto... La miré pestañeando varias veces seguidas, tal vez las veces que antes había olvidado. Con dificultad tragué saliva cuando la sentí pegarse a mí y escuché que me dijo que la tenía adicta -¿si?-atisbé a decir en un tono que me sonó lejano. Podría estar en esa posición indefinidamente. Vi su sonrisa. La miré. Y la miré. Y la seguí mirando.
“Juguemos a algo”. Eso dijo. De acuerdo, pensé embelesado pero me di cuenta que no había abierto mi boca para nada. Sentí su mano por mi costado haciendo que me estremeciera, cerré los ojos de nuevo pero los volví abrir al instante, esta vez no quería perderme detalle de su rostro. “tú y yo. Aquí, ahora" esas fueran las palabras que salieron de esa boca tentadora a la cual había estado mirando largo rato sin ser consiente de ello, y con esa sensualidad que me había atrapado apenas conocerla sin darme cuenta. Llevé mi mano derecha hacia su cabeza apartando su pelo -Aquí...ahora- repetí pausadamente en un susurro, con una voz que no pude apreciar como mía. Podría haber estallado una bomba afuera y no podría apartar la mirada ni mis manos. Por fin pude sonreír, pero solo alzándose la comisura de mi boca imperceptiblemente y pude recorrer sus rostro con la mirada como había hecho anteriormente. “¿alguna idea?”... una pregunta que parecía decir más de que decía. -Me haces pensar como un jodido poeta...- le digo sonriendo por fin, no contestando a su pregunta.
Mi cerebro había empezado a funcionar en una frecuencia distinta, pensé divertido. Cuando dije esa frase al pasar, me di cuenta cuanta verdad había tras ella. Ladee mi cabeza ligeramente para complementar a la suya. Llevé mi mano izquierda a su rostro siguiendo el nacimiento del pelo hasta llegar a sus cejas y seguir las mismas hasta llegar a su nariz y bajar por esta, para poder sostener su mentón. Y sin pensarlo, me encogí en el asiento, quedando mi cabeza unos cuantos centímetros debajo de la de ella y con un envión capturando sus labios, primero uno, después el otro...jugando con ambos. Cuando ya sentía que era una tortura los dejé sobre los suyos respirando profundo y abrí un poco los ojos, separándome unos milímetros -Por ahora solo puedo pensar en besarte- pasando mi lengua por ellos, como si de un lametazo se tratara.
¿Estaba mal? no lo sé. ¿Era lo que quería? Sí. ¿Alcanzaba? no. ¿Importaba?...no lo sé...
-¿Estas segura?...-solté de repente-.
Como dije antes, Ariadna hacia que pensara y dijera cosas que me parecían que no fuera yo. Y solo la conocía hace unas horas.
Off: awww ¿de verdad? >.<. . Igual Aria ya lo trastornó jkssjks xD
Aunque estoy empezando a pensar que Maximé es muy bueno arruinando momentos
Tuve que tocarla. Lo necesitaba. Siempre fui de necesitar el contacto humano...pero con ella hacia que casi me picaran las manos por hacerlo. Sentir su piel bajo mis manos y como las de ella tocaba la mía, me hizo respirar profundo, cerrando los ojos para poder apreciar ese momento y tal vez recordarlo más adelante. Ahora sabía que existía una química así. Sonreí sin poder evitarlo cuando me pregunto por qué tenía que ser yo el que estaba en esa clase de derecho -mmm...no lo sé. Pero lo mismo pregunto yo ¿por qué vos?- seguí el recorrido que hacia mis labios en su rostro sin ser consciente de la magnitud de lo que hacía. Me encantaba sentirla, y como me gustaba… lo hacía, punto. Estaba tan ensimismado que si bien escuchaba lo que me decía no podía captar el significado de esas palabras, me sentía como si estuviera hambriento...sí, hambriento era la palabra. Por eso cuando sentí sus manos en mi rostro para levantarlo, lancé un gemido por lo perdido... por haberme apartado. Aún tenía los ojos cerrados pero cuando me di cuenta que sus manos no me soltaban los entreabrí, mirándola seguramente dejándola ver lo desesperado que estaba por ella. Y me di cuenta que era mejor tener los ojos abiertos. La vi y su forma de mirarme me dejo prendido a esos ojos. No hice nada, disfruté de la visión que estaba teniendo. La vi acercarse y la miré sin pestañear, me sentía en un trance. Pero cuando sus labios tocaron los míos...otra fue la historia.
Cerré los ojos frunciendo ligeramente el ceño, conteniendo el aliento hasta que la sentí apartarse. Solo había sido un toque, solo eso y todo cayó encima de mí: Los recuerdos de hace unas horas (?) en la universidad...los buenos y los no tanto... La miré pestañeando varias veces seguidas, tal vez las veces que antes había olvidado. Con dificultad tragué saliva cuando la sentí pegarse a mí y escuché que me dijo que la tenía adicta -¿si?-atisbé a decir en un tono que me sonó lejano. Podría estar en esa posición indefinidamente. Vi su sonrisa. La miré. Y la miré. Y la seguí mirando.
“Juguemos a algo”. Eso dijo. De acuerdo, pensé embelesado pero me di cuenta que no había abierto mi boca para nada. Sentí su mano por mi costado haciendo que me estremeciera, cerré los ojos de nuevo pero los volví abrir al instante, esta vez no quería perderme detalle de su rostro. “tú y yo. Aquí, ahora" esas fueran las palabras que salieron de esa boca tentadora a la cual había estado mirando largo rato sin ser consiente de ello, y con esa sensualidad que me había atrapado apenas conocerla sin darme cuenta. Llevé mi mano derecha hacia su cabeza apartando su pelo -Aquí...ahora- repetí pausadamente en un susurro, con una voz que no pude apreciar como mía. Podría haber estallado una bomba afuera y no podría apartar la mirada ni mis manos. Por fin pude sonreír, pero solo alzándose la comisura de mi boca imperceptiblemente y pude recorrer sus rostro con la mirada como había hecho anteriormente. “¿alguna idea?”... una pregunta que parecía decir más de que decía. -Me haces pensar como un jodido poeta...- le digo sonriendo por fin, no contestando a su pregunta.
Mi cerebro había empezado a funcionar en una frecuencia distinta, pensé divertido. Cuando dije esa frase al pasar, me di cuenta cuanta verdad había tras ella. Ladee mi cabeza ligeramente para complementar a la suya. Llevé mi mano izquierda a su rostro siguiendo el nacimiento del pelo hasta llegar a sus cejas y seguir las mismas hasta llegar a su nariz y bajar por esta, para poder sostener su mentón. Y sin pensarlo, me encogí en el asiento, quedando mi cabeza unos cuantos centímetros debajo de la de ella y con un envión capturando sus labios, primero uno, después el otro...jugando con ambos. Cuando ya sentía que era una tortura los dejé sobre los suyos respirando profundo y abrí un poco los ojos, separándome unos milímetros -Por ahora solo puedo pensar en besarte- pasando mi lengua por ellos, como si de un lametazo se tratara.
¿Estaba mal? no lo sé. ¿Era lo que quería? Sí. ¿Alcanzaba? no. ¿Importaba?...no lo sé...
-¿Estas segura?...-solté de repente-.
Como dije antes, Ariadna hacia que pensara y dijera cosas que me parecían que no fuera yo. Y solo la conocía hace unas horas.
Off: awww ¿de verdad? >.<. . Igual Aria ya lo trastornó jkssjks xD
Aunque estoy empezando a pensar que Maximé es muy bueno arruinando momentos
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Seguía sorprendida ante lo que ambos estábamos compartiendo en el coche de aquel profesor, ¿sería casualidad? ¿o estábamos predestinados a encontrarnos y llegar a ese sitio? ¿qué pasaría allí dentro y qué dejaría de pasar? Mejor no pensar en ello. Sería más fácil guiarse por los instintos en vez de por el sentido racional que a veces imperceptiblemente aparecía. Sobre sus cuerdas bucales volvieron a resonar unas palabras profundas, pero que salieron en una forma extraña, como si fuese un siseo de una serpiente; tranquilas y encamelantes. Para colmo, él seguía haciendo su recorrido, jugando a descubrir todas las zonas de mi rostro y cuello...era...tan... indescriptible las sensaciones que me despertaba, demasiado raras para mí, pues, de haber sido otro hombre ya le hubiera pegado por hacerme sentir de aquella manera pero con él no podía, no podía pegarle para que huyera de tocarme porque me encantaba.
Mi mirada seguía clavada en la suya y una de sus enormes manos se colocó en mi mejilla, y un hombro a la vez que mi cabeza se torcieron para acariciar aquella mano. Maximé... francés, moreno, ojos oscuros, cuerpo con espalda en “v”, brazos bien trabajados en el gimnasio, trabajaba con un traje elegante... pero, ¿qué más sabía de él? Sabía cosas materiales, físicas, pero...pocas acababa de conocer en un corto periodo de tiempo de su personalidad, aunque, me gustaba aquello, pues a pesar de ese inconveniente parecia que sabiamos todo el uno del otro, que nos conocieramos de mucho tiempo por la manera en la que nos mirabamos y la confianza que teníamos al tocarnos, acariciarnos y besarnos sin pedir permiso. Era... -Pura química... -Solté en un débil susurro inconscientemente todavía mirándole. No me había dado ni cuenta de que pensé aquello en voz alta, salió sólo, sin avisar, por lo que solté un suspiro. Y siquiera había oído nada de lo que me había dicho antes hasta que sus labios se pegaron a los míos, haciéndome perder la vista de su mirada ya que cerré los ojos, dejándome llevar por aquel beso...pero cuando se separó mi cuerpo se fué contra él frenandose en sus labios cuando estos volvieron a hablar, no quería que terminara. Subí mi mirada de sus labios a los ojos para observarle y arrugué el ceño, volviendo a separarme unos milimetros para verle bien. -Pues... -Su húmeda lengua se deslizó por mis labios y mis ojos se entornaron, vibrando unos segundos para luego quedarse estáticamente cerrados.-...no dej... -Hablaba demasiado lenta que me alcanzó con una pregunta y abrí mis ojos mirándole unos segundos a los ojos para luego bajar mi mirada y pasar tras mi oreja derecha un mechón de mi largo cabello. -No me gusta dejar las cosas a medias... -Posé una mano en su coronilla sonriendo mientras acariciaba el cabello que allí había. -...aunque, respetaré lo que tú decidas. -Mi sonrisa se mantuvo en mi rostro. -No quiero que esto sea... -Miré hacia el techo alzando mi cuello tomando un poco de aire.-...ya sabes...no me gustaría perder el contacto contigo, pero tampoco quiero entrometerme en tu vida de manera forzosa...no sé si me explico. -Pues sabía que no lo estaba haciendo. Cuando me ponía nerviosa lo de explicarme era fatal. Volví mi mirada a él de nuevo entonces. -Sé que, almenos por mi parte, si pasa lo q-que queremos...yo podría seguir viendote igual, pero no sé si tú...si tú... -Entorné mis ojos subiendo mis piernas al sillón, acomodándome mejor y apretujandome un poco.-...ya sabes. -Hice una mueca, mordiendo una de mis mejillas internas, volviendo a apartarle la mirada para llevarla esta vez a un sillón de los de delante.
Con todo aquello sólo quería saber lo que pensaba de aquello y que si iba a desaparecer después de ello tal vez...si pudiera escoger preferiría no hacerlo, pero algo me decía que él no iba a ser el royo de un día, pensaba que podría verlo días después sin tener que preocuparme de si desaparecería o no...aunque como había dicho un rato antes hubiera salido corriendo, y éso era lo único que me preocupaba; ¿sería yo sola la que sentiría esa proximidad y afinidad? ¿o él también tenía algo? Parecer una novata en cosas como aquella me provocaba confundirme todavía más. Con la de hombres que había tratado y que nunca me hubiera pasado algo como...como con Maximé. Mierda, maldita confusión.
Estaba impaciente por saber lo que me diría así que le miré y tragué saliva, carraspeando. - Yo si lo estoy, ¿tú lo estás? -Mi mano se quitó de su coronilla, quedando ambas recogidas alrededor de mi pecho, mirándole como una inocente adolescente que fuera la primera vez que trataba con un hombre. Los nervios se apoderaban de mí y jamás me había resultado imposible ocultarlos como esa vez, que era imposible esconderlos, IMPOSIBLE y eso que normalmente pensaba que era buena actriz...
Mi mirada seguía clavada en la suya y una de sus enormes manos se colocó en mi mejilla, y un hombro a la vez que mi cabeza se torcieron para acariciar aquella mano. Maximé... francés, moreno, ojos oscuros, cuerpo con espalda en “v”, brazos bien trabajados en el gimnasio, trabajaba con un traje elegante... pero, ¿qué más sabía de él? Sabía cosas materiales, físicas, pero...pocas acababa de conocer en un corto periodo de tiempo de su personalidad, aunque, me gustaba aquello, pues a pesar de ese inconveniente parecia que sabiamos todo el uno del otro, que nos conocieramos de mucho tiempo por la manera en la que nos mirabamos y la confianza que teníamos al tocarnos, acariciarnos y besarnos sin pedir permiso. Era... -Pura química... -Solté en un débil susurro inconscientemente todavía mirándole. No me había dado ni cuenta de que pensé aquello en voz alta, salió sólo, sin avisar, por lo que solté un suspiro. Y siquiera había oído nada de lo que me había dicho antes hasta que sus labios se pegaron a los míos, haciéndome perder la vista de su mirada ya que cerré los ojos, dejándome llevar por aquel beso...pero cuando se separó mi cuerpo se fué contra él frenandose en sus labios cuando estos volvieron a hablar, no quería que terminara. Subí mi mirada de sus labios a los ojos para observarle y arrugué el ceño, volviendo a separarme unos milimetros para verle bien. -Pues... -Su húmeda lengua se deslizó por mis labios y mis ojos se entornaron, vibrando unos segundos para luego quedarse estáticamente cerrados.-...no dej... -Hablaba demasiado lenta que me alcanzó con una pregunta y abrí mis ojos mirándole unos segundos a los ojos para luego bajar mi mirada y pasar tras mi oreja derecha un mechón de mi largo cabello. -No me gusta dejar las cosas a medias... -Posé una mano en su coronilla sonriendo mientras acariciaba el cabello que allí había. -...aunque, respetaré lo que tú decidas. -Mi sonrisa se mantuvo en mi rostro. -No quiero que esto sea... -Miré hacia el techo alzando mi cuello tomando un poco de aire.-...ya sabes...no me gustaría perder el contacto contigo, pero tampoco quiero entrometerme en tu vida de manera forzosa...no sé si me explico. -Pues sabía que no lo estaba haciendo. Cuando me ponía nerviosa lo de explicarme era fatal. Volví mi mirada a él de nuevo entonces. -Sé que, almenos por mi parte, si pasa lo q-que queremos...yo podría seguir viendote igual, pero no sé si tú...si tú... -Entorné mis ojos subiendo mis piernas al sillón, acomodándome mejor y apretujandome un poco.-...ya sabes. -Hice una mueca, mordiendo una de mis mejillas internas, volviendo a apartarle la mirada para llevarla esta vez a un sillón de los de delante.
Con todo aquello sólo quería saber lo que pensaba de aquello y que si iba a desaparecer después de ello tal vez...si pudiera escoger preferiría no hacerlo, pero algo me decía que él no iba a ser el royo de un día, pensaba que podría verlo días después sin tener que preocuparme de si desaparecería o no...aunque como había dicho un rato antes hubiera salido corriendo, y éso era lo único que me preocupaba; ¿sería yo sola la que sentiría esa proximidad y afinidad? ¿o él también tenía algo? Parecer una novata en cosas como aquella me provocaba confundirme todavía más. Con la de hombres que había tratado y que nunca me hubiera pasado algo como...como con Maximé. Mierda, maldita confusión.
Estaba impaciente por saber lo que me diría así que le miré y tragué saliva, carraspeando. - Yo si lo estoy, ¿tú lo estás? -Mi mano se quitó de su coronilla, quedando ambas recogidas alrededor de mi pecho, mirándole como una inocente adolescente que fuera la primera vez que trataba con un hombre. Los nervios se apoderaban de mí y jamás me había resultado imposible ocultarlos como esa vez, que era imposible esconderlos, IMPOSIBLE y eso que normalmente pensaba que era buena actriz...
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Ariadna Ariadna Ariadna. Eso daba vueltas en mi cabeza. No había nadie más. Y era incluso liberador. ¿El calor en el auto había aumentado o era yo? ¿Mis manos picaban por tocarla al igual que mis labios o era mi imaginación?. Era una tarde surreal tanto que me plantee seriamente si aún no estaría en mi cama durmiendo, uno de esos sueños en que cuando te despiertas podes sentir el tacto aun en tus manos, que te despiertas con las mismas sensaciones que viviste en él. Pero no tenía tanta imaginación. Jamás podría haber imaginado esto. Ni lo que vivía ni lo que sentía.
Cada roce, cada beso, cada palabra que escapaba de sus labios o los míos eran una tortura de la cual no quería que me sacaran. Escucho que de sus labios salen palabras pero solo entendí “pura química” y no pude más que sonreír como un idiota. -Sí- quería pensar que solo era pura química. Al sentir su mano en mi coronilla cerré los ojos mientras me esforzaba por escucharla respondiendo a una pregunta que escapo de mi conciencia. Que bien se sentía...
Escucho “respeto” y abro mis ojos, mirándola con atención a lo que decía. Decía cosas que también pensaba yo. En cuanto desvía su mirada me molesto un poco porque me gustaba cuando nuestros ojos se encontraban, pero no dije nada y seguí escuchándola. No sabía si se estaba explicando bien o no, pero lo entendía o pretendía entenderlo. Tal vez es porque quería que pensáramos igual, o no lo sé. Me dice que si pasara algo entre nosotros ella me podría ver igual pero no sabía si yo sí...y para mi desgracia la respuesta que yo también esperaba de mí mismo no llegó.
Cuando la veo mirar de nuevo al frente y acomodarse en el asiento como si quisiera ocupar menos espacio me hizo largar un suspiro, un suspiro que sentí que no vino de mis pulmones...de otro lado, que nació en otro lado. Entonces me mira y me afirma que ella lo está y me lo pregunta a mí. La miré unos segundos sabiendo la respuesta. Una respuesta que la vislumbre hace solo unos segundos gracias a ella, porque esta mujer me subyugaba, con cada gesto que realizaba, con cada mirada, con cada movimiento, con cada broma...
Me acomodo en el asiento y me estiro hasta ella hasta sentarla en mi regazo pasándole mis manos por debajo de sus rodillas y la otra por su espalda. Una vez la tuve así, enterré mi cara en su cuello y la abracé fuerte. Inhalé imperceptiblemente el aroma de su piel y me levanté el rostro hacia ella, dándole solo un beso en los labios mientras encerraba su rostro entre mis manos. Una vez me alejé sonrío ligeramente, mirando esos labios que acababa de dejar. Sin decir nada aun, me inclino hacia delante y prendo las luces bajas del auto alumbrando ligeramente el túnel. Luego abro la puerta del auto y nos bajo a ambos, aun con ella en mis brazos camino hasta ponerme a unos cuantos metros del auto sin salirnos del radio de las luces. Y al encontrarme en ese lugar y mirar la oscuridad digo -Quiero conocer el lugar por el que quisiste venir- la miro entornando los ojos y me incliné a besarla de nuevo. Cuando me alejé sonreí mordiéndome el labio. Lo hice para tomar valor.
-Te diré algo, que ni siquiera le diría a mi mejor amiga. Con la cual compartimos...mucho- suspiro hondo negando con la cabeza - sos una mujer de la cual me enamoraría.-la miro para que entienda que lo que le decía era en serio, incluso con un dejo de tristeza que me encargue de ocultar -Sos una mujer que me pondría de rodillas muy fácil, y estoy seguro que no soy el único que lo haría- y lo estaba, Ariadna era una mujer que tendría a quien quisiera -Incluso ahora creo que ya me tienes un poco enamorado- me rio por la bajo apartando la mirada de sus ojos, casi burlándome de mi mismo -Pero si hacemos lo que nuestros cuerpos quieren, estoy seguro de que voy a querer más...y ya sé cómo termina- ladeo la cabeza hacia un lado aun mirándola -Voy a querer salir con vos, besarte todo el rato, abrazarte...- frunzo los labios.
Le estaba diciendo lo que pensaba y sentía, era un acto de sincericidio en estado puro. -No estoy diciendo que a vos te pasaría lo mismo, te digo lo que yo sé -refuerzo la última palabra- lo que me pasaría a mí-. La miro con una sonrisa divertida, aunque no pasaba nada de divertido por mi cabeza -Lo que te dije cuando nos conocimos es verdad. Cada mujer con la que salí o por la cual sentí algo fuerte, lo arruiné -aparté la mirada suspirando hondo al recordar a las mujeres que habían significado algo en mi vida y las cuales me habían dejado - y lo sé porque me lo dijeron cuando me dejaron. No mentí. Es verdad. Ninguna de esas mujeres esta en mi vida hoy-. No entendía porque lo hacían, a veces me quedaba pensando pero tampoco ahondaba demasiado... pero luego de un duelo seguía adelante. Porque las mujeres a las que consideré novia o pareja sentí algo real, o eso me gustaba pensar, porque había sufrido las separaciones, había sentido la pérdida. Pero luego de sufrirlas seguía a delante y ahora era más cuidadoso en los asuntos amorosos.
Junté aire en mis pulmones diciendo lo último que quería decir, y que tal vez fuera la única a la cual se lo diría -No estoy listo. Sé que vos podrás verme y que siga todo igual. Poder ser amigos. Pero yo no. Llámame cobarde si quieres, pero...-me encojo de hombros y largué una risa mezclada con exhalación- sos demasiado divertida como para que desaparezcas como el resto- digo intentando bromear.
Me giro para ver los alrededores,-Si queres que veamos el lugar que querías visitar solo dime para dónde ir. Si queres que volvamos en el auto a la universidad también está perfecto- La miré y esperé su respuesta mientras pensaba en lo que había dicho, había revelado hasta cosas que luego tendría que volver a pensar. Pero ahora no. Darle vueltas a un asunto que ya se dijo, palabras ya dichas, no sirve de nada en el momento. Porque las palabras no se las lleva el viento como dice el refrán, más bien todo lo contrario.
Off: Perdooon por la tardanza!!
Cada roce, cada beso, cada palabra que escapaba de sus labios o los míos eran una tortura de la cual no quería que me sacaran. Escucho que de sus labios salen palabras pero solo entendí “pura química” y no pude más que sonreír como un idiota. -Sí- quería pensar que solo era pura química. Al sentir su mano en mi coronilla cerré los ojos mientras me esforzaba por escucharla respondiendo a una pregunta que escapo de mi conciencia. Que bien se sentía...
Escucho “respeto” y abro mis ojos, mirándola con atención a lo que decía. Decía cosas que también pensaba yo. En cuanto desvía su mirada me molesto un poco porque me gustaba cuando nuestros ojos se encontraban, pero no dije nada y seguí escuchándola. No sabía si se estaba explicando bien o no, pero lo entendía o pretendía entenderlo. Tal vez es porque quería que pensáramos igual, o no lo sé. Me dice que si pasara algo entre nosotros ella me podría ver igual pero no sabía si yo sí...y para mi desgracia la respuesta que yo también esperaba de mí mismo no llegó.
Cuando la veo mirar de nuevo al frente y acomodarse en el asiento como si quisiera ocupar menos espacio me hizo largar un suspiro, un suspiro que sentí que no vino de mis pulmones...de otro lado, que nació en otro lado. Entonces me mira y me afirma que ella lo está y me lo pregunta a mí. La miré unos segundos sabiendo la respuesta. Una respuesta que la vislumbre hace solo unos segundos gracias a ella, porque esta mujer me subyugaba, con cada gesto que realizaba, con cada mirada, con cada movimiento, con cada broma...
Me acomodo en el asiento y me estiro hasta ella hasta sentarla en mi regazo pasándole mis manos por debajo de sus rodillas y la otra por su espalda. Una vez la tuve así, enterré mi cara en su cuello y la abracé fuerte. Inhalé imperceptiblemente el aroma de su piel y me levanté el rostro hacia ella, dándole solo un beso en los labios mientras encerraba su rostro entre mis manos. Una vez me alejé sonrío ligeramente, mirando esos labios que acababa de dejar. Sin decir nada aun, me inclino hacia delante y prendo las luces bajas del auto alumbrando ligeramente el túnel. Luego abro la puerta del auto y nos bajo a ambos, aun con ella en mis brazos camino hasta ponerme a unos cuantos metros del auto sin salirnos del radio de las luces. Y al encontrarme en ese lugar y mirar la oscuridad digo -Quiero conocer el lugar por el que quisiste venir- la miro entornando los ojos y me incliné a besarla de nuevo. Cuando me alejé sonreí mordiéndome el labio. Lo hice para tomar valor.
-Te diré algo, que ni siquiera le diría a mi mejor amiga. Con la cual compartimos...mucho- suspiro hondo negando con la cabeza - sos una mujer de la cual me enamoraría.-la miro para que entienda que lo que le decía era en serio, incluso con un dejo de tristeza que me encargue de ocultar -Sos una mujer que me pondría de rodillas muy fácil, y estoy seguro que no soy el único que lo haría- y lo estaba, Ariadna era una mujer que tendría a quien quisiera -Incluso ahora creo que ya me tienes un poco enamorado- me rio por la bajo apartando la mirada de sus ojos, casi burlándome de mi mismo -Pero si hacemos lo que nuestros cuerpos quieren, estoy seguro de que voy a querer más...y ya sé cómo termina- ladeo la cabeza hacia un lado aun mirándola -Voy a querer salir con vos, besarte todo el rato, abrazarte...- frunzo los labios.
Le estaba diciendo lo que pensaba y sentía, era un acto de sincericidio en estado puro. -No estoy diciendo que a vos te pasaría lo mismo, te digo lo que yo sé -refuerzo la última palabra- lo que me pasaría a mí-. La miro con una sonrisa divertida, aunque no pasaba nada de divertido por mi cabeza -Lo que te dije cuando nos conocimos es verdad. Cada mujer con la que salí o por la cual sentí algo fuerte, lo arruiné -aparté la mirada suspirando hondo al recordar a las mujeres que habían significado algo en mi vida y las cuales me habían dejado - y lo sé porque me lo dijeron cuando me dejaron. No mentí. Es verdad. Ninguna de esas mujeres esta en mi vida hoy-. No entendía porque lo hacían, a veces me quedaba pensando pero tampoco ahondaba demasiado... pero luego de un duelo seguía adelante. Porque las mujeres a las que consideré novia o pareja sentí algo real, o eso me gustaba pensar, porque había sufrido las separaciones, había sentido la pérdida. Pero luego de sufrirlas seguía a delante y ahora era más cuidadoso en los asuntos amorosos.
Junté aire en mis pulmones diciendo lo último que quería decir, y que tal vez fuera la única a la cual se lo diría -No estoy listo. Sé que vos podrás verme y que siga todo igual. Poder ser amigos. Pero yo no. Llámame cobarde si quieres, pero...-me encojo de hombros y largué una risa mezclada con exhalación- sos demasiado divertida como para que desaparezcas como el resto- digo intentando bromear.
Me giro para ver los alrededores,-Si queres que veamos el lugar que querías visitar solo dime para dónde ir. Si queres que volvamos en el auto a la universidad también está perfecto- La miré y esperé su respuesta mientras pensaba en lo que había dicho, había revelado hasta cosas que luego tendría que volver a pensar. Pero ahora no. Darle vueltas a un asunto que ya se dijo, palabras ya dichas, no sirve de nada en el momento. Porque las palabras no se las lleva el viento como dice el refrán, más bien todo lo contrario.
Off: Perdooon por la tardanza!!
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Parecía que estaba en una nube encerrada, en una burbuja con oxígeno con el que poder respirar...pero no sola, sino con Maximé... él...y sólo él. Parecía un sueño, no podía estar pasando tanto allí y era imposible que yo estuviera sintiendo tantas cosas junto a él, era demasiado mágico, aterrador y a la vez todo ese conjunto de sensaciones no solo me gustaba, sino que me encantaba. El que me hiciera sentirme confusa, que no supiera como reaccionar o como esconder mis nervios eran señal de algo y no sabía si todo aquello era bueno, no sabía si mostrarme tal como era sería buena idea pero en ese momento...pero...todo parecía bueno: fundirme en sus labios, abrazarlo, acariciarlo, sentirlo... todo era completamente química, ¿qué más sino? Maldición, Maximé me había atrapado en esa burbuja como nunca nadie antes lo había conseguido. Me tomó...me acaricio, volvio a hacerme perder en un mundo que no existía; encima de sus piernas sentada, tomada a pulso con sus fuertes brazos y allí seguía yo encogida sobre mi misma pero fundiendome ahora con él en un abrazo más que efusivo...totalmente perdida. No podía gesticular palabra ni podia articular ninguna de mis extremidades, sólo me dejaba llevar por él...me dejaba hacer y qué bien se sentía... Era un verdadero caballero, me sentí respetada, muy respetada cuando me sacó en brazos del coche y...después de unas delicadas palabras que siquiera había escuchado bien ya que me encontraba perdida en sus facciones me besó y eso me hizo salir de otra burbuja en la que me había metido, me había metido en la burbuja de la burbuja. Joder... estaba completamente perdida y entonces, una de mis manos se articularon poniendose en su mejilla, acariciandola con el dedo pulgar con lentitud mientras por su garganta se volvieron a alzar unas palabras. La sorpresa no era sólo una emoción más, sino que fue algo que me impacto, jamás me habían dicho nada parecido y nadie había mostrado tanta sinceridad hacia mi persona, o almenos que pareciera que fuera verdad. Pues, ser una hot-dancer...una "prostituta" -para la boca de otros- era más que un pecado, y ser lo que un día fui era mi desdicha, con lo que me conocerían siempre aquellos que un día me vieron bailando, pero nadie jamás me conocieron, sólo comentaban y comentaban sin saber nada de lo que había detrás de esa losa de sexy bailairna con buenos atributos...jamás nadie pensó en lo que quería, ni en lo que quería tener, pero ahora en ese mismo momento Maximé me dio lo que pensaba que jamas recibiría: unas palabras de cariño, no había detrás de ellas el típico deje de decirmelo para acostarse conmigo, no había mentira -o almenos eso me parecía- pues, me miro a los ojos como nadie nunca lo había hecho, me hablaba de esa manera que...engatusaba a cualquiera. En ese mismo momento cuando terminó sus palabras, sincerandose...diciéndome que si hacíamos lo que hacía rato atrás queríamos no saldríamos bien parados de la situación. Sólo me limité a asentirle, agachando mi mirada, deslizando mi mano de su rostro para recogerlas en mi regazo. Y el siguió con sus argumentos, y claro, yo estaba atenta escuchándole, así cuando terminó volví a asentir. -Me parece bien...pero ahora prefiero volver a la universidad, esto está lleno de ratas y como se me agarre otra juro que moriré del asco. -Dije intentando sonar no afectada, no entristecida pasando mi mirada por el túnel, mirando los brillantes ojos de las ratas. -Te lo enseñaré otro día que venga con deportivas y...y...una pala de tenis. -Bajé de sus brazos entonces que no estaban demasiado tensos y con el más pesar de mi cabeza fui hasta el coche con varias zancadas largas para pisar lo menos posible el terreno.
PD; Siento muchísimo mi tardanza -.- estoy más que desinspirada, los exámenes me consumen. ¡Ah! y respondí así para terminar ya este post >< y empezar otro si quieres :o si no podemos alargarlo más :3 como veas, avisame. Si quieres que siga secuestra a Aria (? xD jajajaja
PD; Siento muchísimo mi tardanza -.- estoy más que desinspirada, los exámenes me consumen. ¡Ah! y respondí así para terminar ya este post >< y empezar otro si quieres :o si no podemos alargarlo más :3 como veas, avisame. Si quieres que siga secuestra a Aria (? xD jajajaja
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
El peso se liberó. Las ganas de correr se fueron. Y acá estábamos de vuelta yendo al auto. Decidí no decir nada y solo seguirla a unos pasos de distancia. No quería que el ambiente amistoso se esfumara, asique mientras la miraba que iba dando zancadas hacia el auto, sonreí maliciosamente -¡Cuidado Ariadna! ¡Una amiga de cola larga y tapado gris te pisa los talones...!-le digo elevando la voz y tratando de sonar urgente aunque no creo que me haya salido. Me reí por lo bajo y troté hasta llegar al auto ya que ella ya estaba en él. Cuando me subí me reí mirándola de reojo y de nuevo decidí no decir nada y poner la llave en el contacto y recorrer el camino de vuelta a la universidad.
El sol ya se había escondido y el cielo comenzó a oscurecerse de a poco. Mientras manejaba puse la radio en cualquier estación y la música de una mujer llenó el auto, me sonaba...ah sí, era Pink y por el estribillo la canción se debía llamar Try. Dejé que mi mente vagara al ritmo de la canción. Los autos nos pasaban por al lado y decidí abrir la ventana de mi lado para dejar entrar el viento. Apoyé mi brazo en la ventana y manejaba con el otro. Mi mente se había quedado en blanco y solo escuchaba, sin escuchar, la canción.
Try Try Try
Enfoqué la mirada hasta que vi la curva que debíamos tomar. Giré y nos adentramos en el campus. Estacioné en el lugar donde habíamos encontrado el auto, giré mi cabeza hacia ella y sonreí ampliamente, para luego salir del auto. Una vez afuera me acerqué adonde estaba y me puse frente a ella. -Muy bien mademoiselle, llegamos- mis labios se curvaron en una suave sonrisa mientras observaba sus rasgos. Tomé un mechón de su pelo que caía sobre su hombro y lo miré unos segundos mientras mis dedos se recreaban en su suavidad. Levanté la mirada, que no sabía que había bajado hasta mi mano, y lo solté mientras ponía ambas manos en los bolsillos. -Fue muy divertido. Gracias por alegrarme el día.-Era increíble que solo hayan sido unas horas...se sentía como si me hubiera pasado un huracán por encima. Di un paso hacia atrás y miré el cielo viendo que aún quedaban rastros celestes. No la acompañaría hasta su casa, tenía una fuerte voluntad pero por hoy ya había abusado de ella. Y estar cerca de esta mujer era como caminar por una cornisa de la cual quería saltar. -Tendríamos que repetirlo, no sé si robar un auto...-hice una mueca bromeando- peroo...-me volví a reír mirando a sus espaldas-. Como sea, cuídate.- me giré y comencé a caminar y me detuve. Oh que más daba...
Me giré y volví a donde ella estaba y la abracé. Apoyé mi boca sobre su coronilla -Nos vemos por ahí ¿vale?- la estreché un poco más y la solté retirándome rápido como si quemara. Mientras me alejaba levanté una mano a modo de despedida. Incluso mientras me alejaba aun sentía el aroma de su perfuma en mi ropa...mierda. Luego de unas cuadras me di cuenta de que me había olvidado pedir su número de celular, me reí de mí mismo. Eso hace mucho que no me pasaba. Negué con la cabeza mientras caminaba mirando al frente con los labios curvados en una sonrisa.
Off: Waa tarde mucho en escribirlo jaja no encontraba la canción que tenía en la cabeza grrrrr . Pero en fin ya ta! Tu cierras si quieres o lo dejas acá.
¡¡¡Mucha suerte con tus exámenes!!!!. Cuando pasen avisame y abrimos otro post!. Abashho enorme!
El sol ya se había escondido y el cielo comenzó a oscurecerse de a poco. Mientras manejaba puse la radio en cualquier estación y la música de una mujer llenó el auto, me sonaba...ah sí, era Pink y por el estribillo la canción se debía llamar Try. Dejé que mi mente vagara al ritmo de la canción. Los autos nos pasaban por al lado y decidí abrir la ventana de mi lado para dejar entrar el viento. Apoyé mi brazo en la ventana y manejaba con el otro. Mi mente se había quedado en blanco y solo escuchaba, sin escuchar, la canción.
Try Try Try
Enfoqué la mirada hasta que vi la curva que debíamos tomar. Giré y nos adentramos en el campus. Estacioné en el lugar donde habíamos encontrado el auto, giré mi cabeza hacia ella y sonreí ampliamente, para luego salir del auto. Una vez afuera me acerqué adonde estaba y me puse frente a ella. -Muy bien mademoiselle, llegamos- mis labios se curvaron en una suave sonrisa mientras observaba sus rasgos. Tomé un mechón de su pelo que caía sobre su hombro y lo miré unos segundos mientras mis dedos se recreaban en su suavidad. Levanté la mirada, que no sabía que había bajado hasta mi mano, y lo solté mientras ponía ambas manos en los bolsillos. -Fue muy divertido. Gracias por alegrarme el día.-Era increíble que solo hayan sido unas horas...se sentía como si me hubiera pasado un huracán por encima. Di un paso hacia atrás y miré el cielo viendo que aún quedaban rastros celestes. No la acompañaría hasta su casa, tenía una fuerte voluntad pero por hoy ya había abusado de ella. Y estar cerca de esta mujer era como caminar por una cornisa de la cual quería saltar. -Tendríamos que repetirlo, no sé si robar un auto...-hice una mueca bromeando- peroo...-me volví a reír mirando a sus espaldas-. Como sea, cuídate.- me giré y comencé a caminar y me detuve. Oh que más daba...
Me giré y volví a donde ella estaba y la abracé. Apoyé mi boca sobre su coronilla -Nos vemos por ahí ¿vale?- la estreché un poco más y la solté retirándome rápido como si quemara. Mientras me alejaba levanté una mano a modo de despedida. Incluso mientras me alejaba aun sentía el aroma de su perfuma en mi ropa...mierda. Luego de unas cuadras me di cuenta de que me había olvidado pedir su número de celular, me reí de mí mismo. Eso hace mucho que no me pasaba. Negué con la cabeza mientras caminaba mirando al frente con los labios curvados en una sonrisa.
Off: Waa tarde mucho en escribirlo jaja no encontraba la canción que tenía en la cabeza grrrrr . Pero en fin ya ta! Tu cierras si quieres o lo dejas acá.
¡¡¡Mucha suerte con tus exámenes!!!!. Cuando pasen avisame y abrimos otro post!. Abashho enorme!
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
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