2013
Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.
Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.
¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?
Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.
¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.
En resumen, el libertinaje total.
Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.
Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.
Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...
Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Maldita suerte {Maxime L. Levy}
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Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Viernes. Última hora. Otro día más que llegaba; pero que llegaba lleno de clases, como otros tantos viernes. Ese día siempre llegaba cansada a clase, durmiera lo que durmiera y descansara lo que descansara. Suponía que era porque estaba realmente cansada de madrugar y de estar tantas horas sentada sobre una silla, que se alejaba totalmente de lo que yo tenía por comodidad. Me acomodé la cabeza encima de la mano izquierda, mientras que con la mano derecha hacia garabatos en un folio y miraba con aire distraído al profesor. ¿Resultado? Ni sabía lo que estaba poniendo en el papel ni estaba escuchando al profesor. Era como el ruido que hace una mosca o una avispa al revolotear cerca de ti, después de un buen rato te acostumbras al sonido y dejas de prestarle atención. Además, lo que estábamos dando ese día en clase ya lo había dado cuando iba en el instituto, lo que hacía que la clase se me hiciera aún más tediosa.
Exhalé un suspiro, mientras parpadeaba varias veces, intentando dejar de ver borroso al profesor. A partir de ahora intentaría pestañear a menudo y no dejar de hacerlo por un 'largo' periodo de tiempo. Dejé de apoyar mi cabeza sobre mi mano izquierda y me puse a mirar a la gente que había en clase. Todos parecían igual, o más, cansados que yo. Bueno, eso al menos era un alivio para mí. Parecía no ser la única que detestaba tener esa clase a última hora de un viernes: debido a la monótona voz del anciano profesor, había un par de personas medio dormidas. Miré el reloj y vi que ni siquiera habían pasado 10 minutos desde que había comenzado la clase. ¿Cómo podía ser que con ese profesor el tiempo pasase tan despacio? Volví a suspirar a la vez que comencé a escribir de nuevo en mi cuaderno. Si pudiera, ya me habría ido, pero no quería tener más faltas; seguro que el director, con el que gracias era becada sin haber abrierto un libro, se acabaría enterando y echándome la bronca por faltar tanto a clase.
Al cabo de un par de minutos que se me hicieron eternos, el viejo profesor llamó mi atención nombrando mi segundo nombre con esa mala pronunciación que tenía del alemán; Hinateë. Me pidió si podía ir a la clase de al lado a buscar un libro de arquitectura para comparar las esculturas de las que estaba hablando con una obra conocida en el diseño arquitectónico, así que me limité a asentir levemente con la cabeza y me levanté subiendo mis pantalones algo caídos de haber estado tanto tiempo sentada, dirigiéndome con pasos largos y ruidosos debido a mis tacones hacia la puerta de salida. Algunos silvoteos y alagos se escucharon a mi espalda, algo a lo que estaba acostumbrada.
Una vez fuera cerré la puerta tras de mí y miré de derecha a izquierda porque no sabía en que lado estaba esa clase, así que caminé primero hacia la derecha y ya que no había ningún letrero ni nada parecido me asomé por la pequeña ventana y pude observar que había una profesora joven y un montón de alumnos, la mayoría chicos, por lo que pasé de entrar a preguntar. Caminé hacia la derecha y mire de nuevo por la ventana, tampoco sabía que clase era pero sólo había un profesor (o eso parecía ser) que no había visto antes, aunque tampoco me fijaba debido a lo despistada que era. Así que toqué la puerta y abrí un poco, lo justo para poder meter mi cabeza.
-Perdona, ¿algún libro de arquitectura en el que haya una obra arquitectónica muy conocida que pueda tomar prestado para la clase de Escultura del profesor Bright? -Dije directa sin pensar mucho y entonces me dí cuenta de que esa clase era de Derecho, abogados. Parpadeé varias veces ante mi equivocación y escuché tras de mí venir alguien por el pasillo, una voz que reconocía a la perfección, era el director. Me metí rápidamente en la clase cerrando la puerta y escondiendome tras el muro que había a unos metros, ya que seguro que si me veía me echaría la bronca por no estar en mi clase y ninguna explicación le valdría, porque no me creería.
Miré entonces al profesor que seguro que se estaría quedando prendado y preguntándose por qué hacía eso. Entreabrí mis labios y sin soltar ningún sonido gesticulé: No estoy aquí . Mientras señalaba hacia la puerta por si alguna casualidad entraba allí el director.
Exhalé un suspiro, mientras parpadeaba varias veces, intentando dejar de ver borroso al profesor. A partir de ahora intentaría pestañear a menudo y no dejar de hacerlo por un 'largo' periodo de tiempo. Dejé de apoyar mi cabeza sobre mi mano izquierda y me puse a mirar a la gente que había en clase. Todos parecían igual, o más, cansados que yo. Bueno, eso al menos era un alivio para mí. Parecía no ser la única que detestaba tener esa clase a última hora de un viernes: debido a la monótona voz del anciano profesor, había un par de personas medio dormidas. Miré el reloj y vi que ni siquiera habían pasado 10 minutos desde que había comenzado la clase. ¿Cómo podía ser que con ese profesor el tiempo pasase tan despacio? Volví a suspirar a la vez que comencé a escribir de nuevo en mi cuaderno. Si pudiera, ya me habría ido, pero no quería tener más faltas; seguro que el director, con el que gracias era becada sin haber abrierto un libro, se acabaría enterando y echándome la bronca por faltar tanto a clase.
Al cabo de un par de minutos que se me hicieron eternos, el viejo profesor llamó mi atención nombrando mi segundo nombre con esa mala pronunciación que tenía del alemán; Hinateë. Me pidió si podía ir a la clase de al lado a buscar un libro de arquitectura para comparar las esculturas de las que estaba hablando con una obra conocida en el diseño arquitectónico, así que me limité a asentir levemente con la cabeza y me levanté subiendo mis pantalones algo caídos de haber estado tanto tiempo sentada, dirigiéndome con pasos largos y ruidosos debido a mis tacones hacia la puerta de salida. Algunos silvoteos y alagos se escucharon a mi espalda, algo a lo que estaba acostumbrada.
Una vez fuera cerré la puerta tras de mí y miré de derecha a izquierda porque no sabía en que lado estaba esa clase, así que caminé primero hacia la derecha y ya que no había ningún letrero ni nada parecido me asomé por la pequeña ventana y pude observar que había una profesora joven y un montón de alumnos, la mayoría chicos, por lo que pasé de entrar a preguntar. Caminé hacia la derecha y mire de nuevo por la ventana, tampoco sabía que clase era pero sólo había un profesor (o eso parecía ser) que no había visto antes, aunque tampoco me fijaba debido a lo despistada que era. Así que toqué la puerta y abrí un poco, lo justo para poder meter mi cabeza.
-Perdona, ¿algún libro de arquitectura en el que haya una obra arquitectónica muy conocida que pueda tomar prestado para la clase de Escultura del profesor Bright? -Dije directa sin pensar mucho y entonces me dí cuenta de que esa clase era de Derecho, abogados. Parpadeé varias veces ante mi equivocación y escuché tras de mí venir alguien por el pasillo, una voz que reconocía a la perfección, era el director. Me metí rápidamente en la clase cerrando la puerta y escondiendome tras el muro que había a unos metros, ya que seguro que si me veía me echaría la bronca por no estar en mi clase y ninguna explicación le valdría, porque no me creería.
Miré entonces al profesor que seguro que se estaría quedando prendado y preguntándose por qué hacía eso. Entreabrí mis labios y sin soltar ningún sonido gesticulé: No estoy aquí . Mientras señalaba hacia la puerta por si alguna casualidad entraba allí el director.
Última edición por Ariadna H. O'Vullöus el Mar Mar 26, 2013 7:04 am, editado 4 veces
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Estaba incomodo hasta las cejas.... Me agarro del cuello de la camisa blanca y me desabrocho los primeros botones. Me había sacado el chaleco en el camino y despeinado un poco el pelo. ¿Quién diría que el trabajo de mesero seria así? ...
Caminé a paso lento moviendo el chaleco con mi mano derecha asustando a las palomas de la plaza sin querer, dándome gracia. Cuando una señora que estaba alimentándolas me gritó de todo menos lindo, le pedí perdón con la cabeza y me colgué la prenda en el hombro.
Repasé mentalmente lo que tenía que hacer ahora. Si bien estaba cansado no era mucho. Di un trote lento cuando me acerqué a la universidad. Tenía que buscar unas fotocopias que me dijeron que tenía que leer para el lunes. De solo pensarlo me aburro...es de la clase del profesor Hyde, y por dios es aburridísimo como da la clase.Cuando entro no veo a nadie conocido, es viernes y la mayoría de mis amigos o conocidos ya no andan por las inmediaciones.Las recogí y me puse a vagar por la universidad. Algunos llamarían a esto: evitando lo inevitable. Si iba a la habitación tendría que empezar a leer.
Me metí en un aula que terminaban de salir los chicos de Abogacía y cerré la puerta. Me encerré dentro y me senté frente al escritorio subiendo los pies a al mismo, tirando la cabeza para atrás. Estar en la facultad tendría que ser siempre así. Mientras me relajaba, siento que alguien toca la puerta. Me siento recto de repente y pensando rápido alguna excusa para estar allí. Miro y veo a una chica que metía la cabeza. Inclino un poco la mía mientras la miraba con el ceño fruncido, intentando evitar la risa. Pensó que era un profesor. Lo que hace una camisa blanca de vestir y unos pantalones negros. Me preguntó por un libro que no tenía idea. Cuando estaba a punto de decirle que se había equivocado, se mete rápido y se esconde detrás del muro. Se me escapa una carcajada baja, ya me había dado curiosidad. Me acerqué a la puerta para ver quién venia que la había puesto así, mientras la miraba divertido. Cuando me dice “no estoy aquí”, me giro para ver por la ventana y veo que es el director.
Mierda mierda mierda. Me impulsé hacia atrás rápido y me giré con intención de esconderme debajo del escritorio, gesticulo con manos y labios a la chica “yo tampoco estoy, shhh” llevándome el dedo índice a la boca. Peeero no podía ser tan buen día. El director entro al aula sin darme tiempo a nada. Me habla llamándome por mi apellido porque ya nos conocíamos...bastante. Me giro con cara de inocente -¿Sí?- y me pregunta qué hacia allí, mirándome a mí y a los alrededores. Me encojo de hombros negando con la cabeza, -leyendo, para una materia. Vi que estaba vacía y con luz: entré- le respondo con una sonrisa mientras de vez en cuando pispeaba a la chica. Me dijo que salga y preguntándome que hacía con esa ropa -Trabajo- respondo. Niega con la cabeza y me dice que nunca me entendería. Me rio, porque a pesar de que conmigo tenía que ser el malo de la película, era un buen tipo. Salimos afuera y le digo que me olvidaba las fotocopias, que las tomaba y me iba. Asintió cansado.
Entonces entro y me asomo por el costado del muro -¡Bú!- me rio por la situación y me alejo al escritorio a buscar las copias -ya se fue, podes salir tranquila- la miro divertido.-Y lamento decirle que no tengo ningún libro bella(*). Asique no puedo ayudarla-le digo en broma porque ya estaría claro que estaba lejos de ser un profesor. Agarro mi chaleco y las fotocopias. La miro con una sonrisa ladeada -¿Se puede saber su nombre?
Off: (*) En Francés lo dice el "Bella"
Caminé a paso lento moviendo el chaleco con mi mano derecha asustando a las palomas de la plaza sin querer, dándome gracia. Cuando una señora que estaba alimentándolas me gritó de todo menos lindo, le pedí perdón con la cabeza y me colgué la prenda en el hombro.
Repasé mentalmente lo que tenía que hacer ahora. Si bien estaba cansado no era mucho. Di un trote lento cuando me acerqué a la universidad. Tenía que buscar unas fotocopias que me dijeron que tenía que leer para el lunes. De solo pensarlo me aburro...es de la clase del profesor Hyde, y por dios es aburridísimo como da la clase.Cuando entro no veo a nadie conocido, es viernes y la mayoría de mis amigos o conocidos ya no andan por las inmediaciones.Las recogí y me puse a vagar por la universidad. Algunos llamarían a esto: evitando lo inevitable. Si iba a la habitación tendría que empezar a leer.
Me metí en un aula que terminaban de salir los chicos de Abogacía y cerré la puerta. Me encerré dentro y me senté frente al escritorio subiendo los pies a al mismo, tirando la cabeza para atrás. Estar en la facultad tendría que ser siempre así. Mientras me relajaba, siento que alguien toca la puerta. Me siento recto de repente y pensando rápido alguna excusa para estar allí. Miro y veo a una chica que metía la cabeza. Inclino un poco la mía mientras la miraba con el ceño fruncido, intentando evitar la risa. Pensó que era un profesor. Lo que hace una camisa blanca de vestir y unos pantalones negros. Me preguntó por un libro que no tenía idea. Cuando estaba a punto de decirle que se había equivocado, se mete rápido y se esconde detrás del muro. Se me escapa una carcajada baja, ya me había dado curiosidad. Me acerqué a la puerta para ver quién venia que la había puesto así, mientras la miraba divertido. Cuando me dice “no estoy aquí”, me giro para ver por la ventana y veo que es el director.
Mierda mierda mierda. Me impulsé hacia atrás rápido y me giré con intención de esconderme debajo del escritorio, gesticulo con manos y labios a la chica “yo tampoco estoy, shhh” llevándome el dedo índice a la boca. Peeero no podía ser tan buen día. El director entro al aula sin darme tiempo a nada. Me habla llamándome por mi apellido porque ya nos conocíamos...bastante. Me giro con cara de inocente -¿Sí?- y me pregunta qué hacia allí, mirándome a mí y a los alrededores. Me encojo de hombros negando con la cabeza, -leyendo, para una materia. Vi que estaba vacía y con luz: entré- le respondo con una sonrisa mientras de vez en cuando pispeaba a la chica. Me dijo que salga y preguntándome que hacía con esa ropa -Trabajo- respondo. Niega con la cabeza y me dice que nunca me entendería. Me rio, porque a pesar de que conmigo tenía que ser el malo de la película, era un buen tipo. Salimos afuera y le digo que me olvidaba las fotocopias, que las tomaba y me iba. Asintió cansado.
Entonces entro y me asomo por el costado del muro -¡Bú!- me rio por la situación y me alejo al escritorio a buscar las copias -ya se fue, podes salir tranquila- la miro divertido.-Y lamento decirle que no tengo ningún libro bella(*). Asique no puedo ayudarla-le digo en broma porque ya estaría claro que estaba lejos de ser un profesor. Agarro mi chaleco y las fotocopias. La miro con una sonrisa ladeada -¿Se puede saber su nombre?
Off: (*) En Francés lo dice el "Bella"
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Bff...qué suerte tenía, siempre precisa y puntual... tenía que haber salido justo cuando el director le dió por pasearse por los pasillos. Qué puntual Ariadna, qué puntual. Y qué profesor más raro, permaneció en puro silencio cuando me vió entrar, seguro que me delataría ante el director así que me fuí haciendo a la idea. Me miraba con una cara expresiva total, le hacía gracia lo que estaba haciendo y no me sorprendía, era demasiado ridículo. Se levanto con algo de lentitud para asomarse a ver por la ventanita de la puerta, al parecer, pues no puedo asegurarlo ya que no me iba a arriesgar a asomarme para que justo entrara el director y me pillara. Aunque... no sabía si sería más bochornoso que me pillase asomandome o que el profesor me dijera que saliera de ahí y como una niña obediente tuviera que hacerlo, pero bueno, decidí quedarme quieta, apoyada contra el muro.
El director me tenía un amor incondicional...gracias a él estaba en la universidad y encima era becada sin haber movido un esparto años atrás para sacar notazas, así que debía obedecerle, ya le había dado demasiados dolores de cabeza al pobre con mi "fama de las peores de la universidad", así me nombraba él cada vez que acudía a ese despacho maloliente lleno de papeles desordenados y olor a puro.
Me sorprendí entonces al observar como el "profesor" pegaba una pequeña carrera hacia atrás, donde estaba anteriormente sentado y me gesticuló de la misma manera que yo lo había dicho que el tampoco estaba. ¿No era un profesor? o esque, ¿estaba intentando burlarse de mí? Entonces entró el director, mierda mierda, el corazón se me aceleró un poco al escuchar su retumbante voz dirigirse al "profesor", já, profesor... sí claro, era un alumno como yo pero por su vestimenta y el hecho de estar allí en esa aula sentado leyendo, pensé que era un profesor. Me aplaudí mentalmente por el error tan súmamente tonto que había cometido, aunque bueno... no había nadie, sólo lo recordaría él.
La situación mejoraba, los observaba de reojo sin moverme del sitio viendo la cara que ponía el pobre chico. Así que...llevaba esa ropa porque trabajaba y estaba allí leyendo porque vió el aula vacía. Me causó gracia ese hecho, agaché mi cabeza mirando el suelo y tapándome la boca solté unas carcajadas inaudibles esperando que este se fuera para poder reirme agusto.
Ambos, al cabo de segundos, salieron fuera y solté unas carcajadas negando con la cabeza. Era demasiado.
Esperé un poco a escuchar si se cerraba la puerta para poder salir, pero no la oía ¿habrían dejado la puerta abierta? Me asomé con delicadeza, agarrandome con las manos del muro y me tropecé de golpe con la cara del chico. Retraje mi rostro al momento evitando que nos golpearamos las cabezas y reí más, escuchándole, a pesar de mis carcajadas, atentamente. -Ya ya... -Dije sacando la lengua y rodando los ojos divertida. -Pensé que eras un profesor. -Chasqueé mi lengua todavía sonriente. -En la próxima reunión que haya, propondré que los profesores lleven letreros para diferenciarlos. -Dije con algo de sarcásmo sin perder la sonrisa y lo observé cuando pronunció "Bella" con ese acento tan distintivo. Sus rasgos eran duros pero a la vez delicados, típicos de un francés, pero no dije nada al respecto, pues no quería equivocarme de nuevo. -Es una lástima... -Murmuré mientras le seguía con la mirada.
Salí de ahí soltando un suspiro de alivio, acercandome a una estantería baja. Me agaché torciendo mi cabeza para leer los títulos de los libros, debía terminar mi misión a pesar de todo y éste me preguntó mi nombre. Volví mi mirada hacia él dedicandole una sonrisa inevitable. -Perdona... soy Ariadna. ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? Nunca te he visto por aquí...
El director me tenía un amor incondicional...gracias a él estaba en la universidad y encima era becada sin haber movido un esparto años atrás para sacar notazas, así que debía obedecerle, ya le había dado demasiados dolores de cabeza al pobre con mi "fama de las peores de la universidad", así me nombraba él cada vez que acudía a ese despacho maloliente lleno de papeles desordenados y olor a puro.
Me sorprendí entonces al observar como el "profesor" pegaba una pequeña carrera hacia atrás, donde estaba anteriormente sentado y me gesticuló de la misma manera que yo lo había dicho que el tampoco estaba. ¿No era un profesor? o esque, ¿estaba intentando burlarse de mí? Entonces entró el director, mierda mierda, el corazón se me aceleró un poco al escuchar su retumbante voz dirigirse al "profesor", já, profesor... sí claro, era un alumno como yo pero por su vestimenta y el hecho de estar allí en esa aula sentado leyendo, pensé que era un profesor. Me aplaudí mentalmente por el error tan súmamente tonto que había cometido, aunque bueno... no había nadie, sólo lo recordaría él.
La situación mejoraba, los observaba de reojo sin moverme del sitio viendo la cara que ponía el pobre chico. Así que...llevaba esa ropa porque trabajaba y estaba allí leyendo porque vió el aula vacía. Me causó gracia ese hecho, agaché mi cabeza mirando el suelo y tapándome la boca solté unas carcajadas inaudibles esperando que este se fuera para poder reirme agusto.
Ambos, al cabo de segundos, salieron fuera y solté unas carcajadas negando con la cabeza. Era demasiado.
Esperé un poco a escuchar si se cerraba la puerta para poder salir, pero no la oía ¿habrían dejado la puerta abierta? Me asomé con delicadeza, agarrandome con las manos del muro y me tropecé de golpe con la cara del chico. Retraje mi rostro al momento evitando que nos golpearamos las cabezas y reí más, escuchándole, a pesar de mis carcajadas, atentamente. -Ya ya... -Dije sacando la lengua y rodando los ojos divertida. -Pensé que eras un profesor. -Chasqueé mi lengua todavía sonriente. -En la próxima reunión que haya, propondré que los profesores lleven letreros para diferenciarlos. -Dije con algo de sarcásmo sin perder la sonrisa y lo observé cuando pronunció "Bella" con ese acento tan distintivo. Sus rasgos eran duros pero a la vez delicados, típicos de un francés, pero no dije nada al respecto, pues no quería equivocarme de nuevo. -Es una lástima... -Murmuré mientras le seguía con la mirada.
Salí de ahí soltando un suspiro de alivio, acercandome a una estantería baja. Me agaché torciendo mi cabeza para leer los títulos de los libros, debía terminar mi misión a pesar de todo y éste me preguntó mi nombre. Volví mi mirada hacia él dedicandole una sonrisa inevitable. -Perdona... soy Ariadna. ¿Y tú? ¿Cómo te llamas? Nunca te he visto por aquí...
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Me reí ante la idea de decirles a los profesores que se pongan letreros para diferenciarlos. Me reí más fuerte por la imagen que se vino a mi cabeza: los profesores todos reunidos sentaditos o paseándose por la facultad con los letreros enormes colgados del cuello con su nombre y el prefijo Prof. Pagaría por vivir en esa realidad alternativa. Y por qué no todos, así nos evitábamos confundirnos los nombres en situaciones embarazosas...que buena idea...
Me dejé de imaginar cosas sin sentido, porque ya empezaba a divagar mucho.
La miro levantando la mirada del escritorio con una media sonrisa sugestiva cuando me dice que es una lástima. Ya lo creo que es una lástima...estaba por decirle que si quería le escribía yo mismo el libro que necesitaba pero me pareció que era muy excesivo ya.
Ariadna...se llama Ariadna. Joli nom, pensé. Me dirijo hacia donde esta ella -Me llamo Maximé. Un gusto Ariadna- no sé si lo había pronunciado bien, mi acento tenía un deje francés muy pronunciado y solía decir los nombres de personas o de las cosas afrancesados, diría un amigo. Me pongo las manos en los bolsillos del pantalón mientras recorro su cara con la mirada, era hermosa de eso no había duda, luego sonrío inocentemente centrándome en sus ojos - Es verdad, me acordaría de haberte visto. Estudio Filosofía tal vez por eso no nos hemos cruzado...aun.
Me puse a mirar los lomos de los libros que estaban expuestos en la estantería para ver si encontraba el que había dicho ella. Empecé a dudar si encontraría lo que buscaba, había mucho Derecho Romano, Griego... Comencé a tener en más alta estima a los estudiantes de derecho por leer estas cosas. Arrugué la nariz mientras sacaba uno que se llamaba Derecho Constitucional...¡Dios! ese libro tendría mas de 700 páginas. La miro y le muestro el libro con cara perpleja -wow- gesticulando bien con la boca. Lo dejo donde lo encontré negando con la cabeza.
Giro la cabeza mirándole el perfil -Tal vez es obvio y yo no me doy cuenta, soy una persona dispersa. Pero ¿qué estudias?- tal vez tendría que saberlo por el libro que buscaba pero si la tengo al lado porque no preguntarle y de paso escucharla hablar un poco más. La miro tranquilo con los parpados un poco caídos. La mirada que me había dado el apodo de perezoso, me reí internamente.
Me dejé de imaginar cosas sin sentido, porque ya empezaba a divagar mucho.
La miro levantando la mirada del escritorio con una media sonrisa sugestiva cuando me dice que es una lástima. Ya lo creo que es una lástima...estaba por decirle que si quería le escribía yo mismo el libro que necesitaba pero me pareció que era muy excesivo ya.
Ariadna...se llama Ariadna. Joli nom, pensé. Me dirijo hacia donde esta ella -Me llamo Maximé. Un gusto Ariadna- no sé si lo había pronunciado bien, mi acento tenía un deje francés muy pronunciado y solía decir los nombres de personas o de las cosas afrancesados, diría un amigo. Me pongo las manos en los bolsillos del pantalón mientras recorro su cara con la mirada, era hermosa de eso no había duda, luego sonrío inocentemente centrándome en sus ojos - Es verdad, me acordaría de haberte visto. Estudio Filosofía tal vez por eso no nos hemos cruzado...aun.
Me puse a mirar los lomos de los libros que estaban expuestos en la estantería para ver si encontraba el que había dicho ella. Empecé a dudar si encontraría lo que buscaba, había mucho Derecho Romano, Griego... Comencé a tener en más alta estima a los estudiantes de derecho por leer estas cosas. Arrugué la nariz mientras sacaba uno que se llamaba Derecho Constitucional...¡Dios! ese libro tendría mas de 700 páginas. La miro y le muestro el libro con cara perpleja -wow- gesticulando bien con la boca. Lo dejo donde lo encontré negando con la cabeza.
Giro la cabeza mirándole el perfil -Tal vez es obvio y yo no me doy cuenta, soy una persona dispersa. Pero ¿qué estudias?- tal vez tendría que saberlo por el libro que buscaba pero si la tengo al lado porque no preguntarle y de paso escucharla hablar un poco más. La miro tranquilo con los parpados un poco caídos. La mirada que me había dado el apodo de perezoso, me reí internamente.
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Seguí observandole a cada zancada que dió hasta plantarse a mi lado y presentarse. Me coloqué depiés y repetí su nombre a la vez que el mío con ese aire que él le había dado, lo que hacía que mis sospechas se hicieran ciertas; era francés.
Me hizo gracia la manera en que pronunció Ariadna...el francés había sido una lengua que había querido enseñarme pero no sabía que tenía escondido ese aire tan provocativo. Parafraseé mi nombre en mi cabeza, intentando soltarlo de la misma manera en el que él lo dijo, cosa que sabía que si lo decía de palabra me saldría un popurrí de acento. Pues, mi mezcla entre inglés, castellano y alemán no era demasiado buena... pero ya apenas se notaba esta mezcla de acentos, ya que me había adaptado muy bien al castellano.
No pude evitar una risa dulce. -Ariadna... -Coloqué mi lengua tras las paletas intentando que el acento fuera el mismo, imitando los movimientos que él había hecho segundos antes con su boca. -Ariadna... Maximé. -Saqué la lengua como gesto de que se me trababa la lengua al intentar pronunciarlo y sonreí tontamente. -Francés eh... -Solté en un pequeño susurro, colocando con los dedos de una mano un mechón rebelde que intentaba colarse por mi blusa. -Yo tal vez te he visto pero soy demasiado despistada y tengo memoria de pez, así que... -Ladeé mi rostro haciendo una mueca divertida y me volví a agachar para seguir buscando ese maldito libro. No tenía que olvidar mi misión..pues seguro que el profesor ya estaría soltando algunas indirectas a mis compañeros preguntando por donde andaría y por qué estaba tardando tanto.
Me reí internamente, pobre Bright, estaba perdiendo una clase para explicar un muermo que no nos serviría de nada, y a mí menos. Alcé mi rostro hacia arriba cuando Maximé llamó mi atención para enseñarme un pesado libro cosa que me hizo apantallar los ojos. -Qué miedo, pobres abogados lo que tienen que estudiar. -Me apené por ellos un momento y después seguí buscando por esa pequeña estantería que parecía jamás terminar con tantos títulos aburridos.
Resoplé vagamente mientras me alzaba para buscar en otra estantería justo al lado de la anterior, maldiciendo ese libro. Y el francés volvió a llamar mi atención con esa voz profunda y acento marcado. -Ehm... -Me quedé pensativa unas milésimas de segundo ya que lo que estaba estudiando no era en sí una carrera, así que no sabía qué decirle. -...estudio arte, danza. -Le sonaría raro seguro, ¿una carrera dedicada a la danza? ¿desde cuando? Pero bueno...
Al parecer él estudiaba Filosofía así que nos podríamos comprender bien y tener unos buenos debates, cosa que me agradó. -La filosofía me gusta; aprender cosas desde un punto racional y no desde uno inventado. -Seguro que sabía de lo que hablaba o tal vez no, pero esa asignatura en el instituto se me daba bien, era la única que estudiaba. -¿Es difícil? -Solté mientras agarraba una silla y la llevaba hasta frente una estantería ya que mi altura no me daba para llegar al cuarto estante.
Me hizo gracia la manera en que pronunció Ariadna...el francés había sido una lengua que había querido enseñarme pero no sabía que tenía escondido ese aire tan provocativo. Parafraseé mi nombre en mi cabeza, intentando soltarlo de la misma manera en el que él lo dijo, cosa que sabía que si lo decía de palabra me saldría un popurrí de acento. Pues, mi mezcla entre inglés, castellano y alemán no era demasiado buena... pero ya apenas se notaba esta mezcla de acentos, ya que me había adaptado muy bien al castellano.
No pude evitar una risa dulce. -Ariadna... -Coloqué mi lengua tras las paletas intentando que el acento fuera el mismo, imitando los movimientos que él había hecho segundos antes con su boca. -Ariadna... Maximé. -Saqué la lengua como gesto de que se me trababa la lengua al intentar pronunciarlo y sonreí tontamente. -Francés eh... -Solté en un pequeño susurro, colocando con los dedos de una mano un mechón rebelde que intentaba colarse por mi blusa. -Yo tal vez te he visto pero soy demasiado despistada y tengo memoria de pez, así que... -Ladeé mi rostro haciendo una mueca divertida y me volví a agachar para seguir buscando ese maldito libro. No tenía que olvidar mi misión..pues seguro que el profesor ya estaría soltando algunas indirectas a mis compañeros preguntando por donde andaría y por qué estaba tardando tanto.
Me reí internamente, pobre Bright, estaba perdiendo una clase para explicar un muermo que no nos serviría de nada, y a mí menos. Alcé mi rostro hacia arriba cuando Maximé llamó mi atención para enseñarme un pesado libro cosa que me hizo apantallar los ojos. -Qué miedo, pobres abogados lo que tienen que estudiar. -Me apené por ellos un momento y después seguí buscando por esa pequeña estantería que parecía jamás terminar con tantos títulos aburridos.
Resoplé vagamente mientras me alzaba para buscar en otra estantería justo al lado de la anterior, maldiciendo ese libro. Y el francés volvió a llamar mi atención con esa voz profunda y acento marcado. -Ehm... -Me quedé pensativa unas milésimas de segundo ya que lo que estaba estudiando no era en sí una carrera, así que no sabía qué decirle. -...estudio arte, danza. -Le sonaría raro seguro, ¿una carrera dedicada a la danza? ¿desde cuando? Pero bueno...
Al parecer él estudiaba Filosofía así que nos podríamos comprender bien y tener unos buenos debates, cosa que me agradó. -La filosofía me gusta; aprender cosas desde un punto racional y no desde uno inventado. -Seguro que sabía de lo que hablaba o tal vez no, pero esa asignatura en el instituto se me daba bien, era la única que estudiaba. -¿Es difícil? -Solté mientras agarraba una silla y la llevaba hasta frente una estantería ya que mi altura no me daba para llegar al cuarto estante.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Sonreí ampliamente cuando intentó pronunciar su nombre y el mío como había hecho yo. Es como cuando yo intentaba parecer americano y no me salía ni por casualidad. Largué una carcajada por lo mona que se veía. -Casi-le digo ladeando la cabeza-pero debes relajar más al lengua...Ariadna- repito pero despacio para que vea lo que quería decir- El francés es algo complicado-sonrío cuando veo que saca la lengua, y sigo el movimiento de su mano...luego desplazo despacio mi mirada hacia sus ojos de nuevo y confirmo lo que dijo recién -Si. Francés- inclino la cabeza a modo de reconocimiento.
Me dice que tal vez ella si me había visto pero que tenía memoria de pez. La miré de costado mientras se agachaba de nuevo a buscar el libro. Sonrío pícaramente para mí mismo. Si nos hubiéramos visto seguramente hubiera hecho algún movimiento. Me agacho para dejar de pensar hipótesis que ya no se podrían constatar.
Comparte conmigo lo que tienen que pasar los abogados. Asiento con ella y seguimos buscando entre los libros. Al rato me incorporo y me apoyo de costado en la estantería mirando su perfil, me responde un poco dudosa lo que estudiaba. Esa duda me hizo mirarla interesado: arte, danza. Dios… sabía que era complicado bailar, yo solo hacia los pasos de las discotecas pero sabía que era más que eso, era una profesión sumamente difícil. Entre ellos y los abogados se llevaban mi admiración en estos momentos. -Asique danza...-la recorro con la mirada disimuladamente (creo), lo tendría que haber supuesto. Solo las bailarinas podían estar así de buenas -yo no puedo hacer ni un ocho-me rio.
Me dice que a ella le gustaba la filosofía y su manera racional de aprender. Me muestro de acuerdo con ella -Exacto, no está taaan plagada de prejuicios. Pero no deja de ser un producto del hombre, y estos son inherentes al ser humano-me encojo de hombros, y pienso en todas las cosas que las personas, incluido yo, piensan y dicen que en cierto punto yace un prejuicio, cultural o no, detrás.
Me sacó de mis pensamientos cuando me pregunta si era difícil. Pensé mi respuesta un poco -Ninguna carrera en fácil. Pero es compleja...- mis últimas palabras se perdieron en el aire cuando se subió a una silla dejando mis ojos a la altura...de... bueno…su pecho... y vientre.
Agacho la mirada sonriendo de medio lado para luego inclinar la cabeza hacia atrás y ver su cara, levantando una ceja mientras me mordía el labio. Recobra el hilo, concéntrate, me dije a mi mismo -Es interesante- le digo y a los segundos sigo- Aunque debo admitir que no le dedico el tiempo que requiere. Mucha lectura. Y me gusta leer solo cuando tengo ganas- mi mirada volvió a sus caderas...y un poco más abajo. Me giré rápido para quedar de frente a la biblioteca de nuevo mirando hacia arriba. -¿Y lo encontraste? Porque si no me equivoco por cómo te escondiste de nuestro pobre director...no deberías estar acá- le digo en susurros.
Me dice que tal vez ella si me había visto pero que tenía memoria de pez. La miré de costado mientras se agachaba de nuevo a buscar el libro. Sonrío pícaramente para mí mismo. Si nos hubiéramos visto seguramente hubiera hecho algún movimiento. Me agacho para dejar de pensar hipótesis que ya no se podrían constatar.
Comparte conmigo lo que tienen que pasar los abogados. Asiento con ella y seguimos buscando entre los libros. Al rato me incorporo y me apoyo de costado en la estantería mirando su perfil, me responde un poco dudosa lo que estudiaba. Esa duda me hizo mirarla interesado: arte, danza. Dios… sabía que era complicado bailar, yo solo hacia los pasos de las discotecas pero sabía que era más que eso, era una profesión sumamente difícil. Entre ellos y los abogados se llevaban mi admiración en estos momentos. -Asique danza...-la recorro con la mirada disimuladamente (creo), lo tendría que haber supuesto. Solo las bailarinas podían estar así de buenas -yo no puedo hacer ni un ocho-me rio.
Me dice que a ella le gustaba la filosofía y su manera racional de aprender. Me muestro de acuerdo con ella -Exacto, no está taaan plagada de prejuicios. Pero no deja de ser un producto del hombre, y estos son inherentes al ser humano-me encojo de hombros, y pienso en todas las cosas que las personas, incluido yo, piensan y dicen que en cierto punto yace un prejuicio, cultural o no, detrás.
Me sacó de mis pensamientos cuando me pregunta si era difícil. Pensé mi respuesta un poco -Ninguna carrera en fácil. Pero es compleja...- mis últimas palabras se perdieron en el aire cuando se subió a una silla dejando mis ojos a la altura...de... bueno…su pecho... y vientre.
Agacho la mirada sonriendo de medio lado para luego inclinar la cabeza hacia atrás y ver su cara, levantando una ceja mientras me mordía el labio. Recobra el hilo, concéntrate, me dije a mi mismo -Es interesante- le digo y a los segundos sigo- Aunque debo admitir que no le dedico el tiempo que requiere. Mucha lectura. Y me gusta leer solo cuando tengo ganas- mi mirada volvió a sus caderas...y un poco más abajo. Me giré rápido para quedar de frente a la biblioteca de nuevo mirando hacia arriba. -¿Y lo encontraste? Porque si no me equivoco por cómo te escondiste de nuestro pobre director...no deberías estar acá- le digo en susurros.
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Me uní con él a su risa ante mi intento nulo de parecer francesa nativa, cosa imposible. Era demasiado tonta en algunos momentos y uno era ése, pero quería intentarlo de nuevo y éste me dió pié a ello volviendo a repetir mi nombre, aconsejandome para que relajara más mi lengua. ¿Y cómo se hacía eso? Elevé mis cejas mirando sus labios a la vez que movía los míos torpemente para imitar sus movimientos, sin soltar sonido, sólo moviéndolos. Y me lancé segundos depués de que éste me afirmara que era francés y que éste idioma era complicado, no debía jurarlo, se veía a simple vista. -Ariadna... -repetí de nuevo en otro intento fallido de darle un aire sensual a mi nombre como él lo hacía. -Bff...sí que lo es, sí. -Hice una mueca y le esbocé una sonrisa. -Yo también soy extranjera, soy alemana. -Le dediqué una semi sonrisa.
Hablar de mi carrera me recordó lo que amaba el ballet y el tiempo que llevaba sin practicarlo, cosa que me hizo perderme un poco en mis pensamientos mientras permanecíamos en silencio. Ésa había sido mi pasión desde niña...y ni un sólo día había dejado de practicarla hasta hacía unos meses. Ni yo misma sabía por qué.
Me hizo salir de mis pensamientos cuando abrió su boca para volver a largar unas palabras con ese acento que...irremediablemente hacía que se me mordiera el labio de placer al escucharlo. -Así es. -Afirmé que ésa era mi carrera mirándole por unos segundos, notando como recorría mi cuerpo con su mirada, cosa que me hizo sonreír interiormente y exteriormente hice como que no me dí cuenta. Lo siguiente que comentó me hizo gracia y me reí silenciosamente.
Asentí ante su razonamiento, estaba deacuerdo con lo que dijo. -De mayor quiero ser filósofa. -Solté varias carcajadas, poniendome en la posición de una niña, bromeando con mi comentario. -Eso es verdad. -Suspiré. -Ojala todo fuera fácil, ojalá.
Estiré mis brazos encima de esa silla, teniendo aún así que ponerme un poco de puntillas con mis tacones. Maldita altura. Doblé mi cabeza un poco, agarrándome con una mano del estante y con la otra seguía los títulos de los libros con el dedo índice. -Dónde coño estará el libro ese... -murmuré por lo bajo algo agotada de buscar. Entonces Maximé me comentó cómo se debía estudiar su carrera, me explicaba que tenía que leer mucho y sí, eso era un coñazo total. -Pff... leer es muy aburrido. -Bufé.
Me percaté entonces de su mirada, que me miró pero se les desviaban a otras partes de mi cuerpo... no me molestaba que lo hiciera...era costumbre.
Resoplé bajándome de esa silla con cuidado y dejándola con cuidado en su sitio. -No, no está. Que venga él y que lo busque, siempre tengo que estar haciendo yo sus recados. -Bufé quejica refiriendome al profesor Bright y negué riendome, a la vez que me hacía una coleta un poco alta. -Es cierto...no debería estarlo, debería estar en la clase de al lado tomando clase, -Solté con dejadez, como aburrida por imaginarme que debía entrar de nuevo allí. -pero me mandaron aquí a buscar ese dichoso libro que ya me he cansado de buscar y por ello me escondí al escuchar al director. No es que precisamente tenga una buena reputación ante él, estoy casi siempre allí y bueno... -No le iba a contar mi vida así que negué levemente sonriendo y le miré ladeando mi cabeza. -Bueno, debo volver a mi clase Maximé. -Volví a hacer el intento de su acento, fallido otra vez más... y reí. -Gracias por ayudarme, -Dije mientras me encaminaba hacia la puerta frenando una vez estaba en ésta, colocando mi mano en la manibela. -y por enseñarme algo de...francés. -Solté ésto último a forma de broma y antes de salir me asomé por la pequeña ventana asegurandome de que no habían moros en la costa. Giré la manibela y salí, dejándole la puerta entornada por si salía el después.
Hablar de mi carrera me recordó lo que amaba el ballet y el tiempo que llevaba sin practicarlo, cosa que me hizo perderme un poco en mis pensamientos mientras permanecíamos en silencio. Ésa había sido mi pasión desde niña...y ni un sólo día había dejado de practicarla hasta hacía unos meses. Ni yo misma sabía por qué.
Me hizo salir de mis pensamientos cuando abrió su boca para volver a largar unas palabras con ese acento que...irremediablemente hacía que se me mordiera el labio de placer al escucharlo. -Así es. -Afirmé que ésa era mi carrera mirándole por unos segundos, notando como recorría mi cuerpo con su mirada, cosa que me hizo sonreír interiormente y exteriormente hice como que no me dí cuenta. Lo siguiente que comentó me hizo gracia y me reí silenciosamente.
Asentí ante su razonamiento, estaba deacuerdo con lo que dijo. -De mayor quiero ser filósofa. -Solté varias carcajadas, poniendome en la posición de una niña, bromeando con mi comentario. -Eso es verdad. -Suspiré. -Ojala todo fuera fácil, ojalá.
Estiré mis brazos encima de esa silla, teniendo aún así que ponerme un poco de puntillas con mis tacones. Maldita altura. Doblé mi cabeza un poco, agarrándome con una mano del estante y con la otra seguía los títulos de los libros con el dedo índice. -Dónde coño estará el libro ese... -murmuré por lo bajo algo agotada de buscar. Entonces Maximé me comentó cómo se debía estudiar su carrera, me explicaba que tenía que leer mucho y sí, eso era un coñazo total. -Pff... leer es muy aburrido. -Bufé.
Me percaté entonces de su mirada, que me miró pero se les desviaban a otras partes de mi cuerpo... no me molestaba que lo hiciera...era costumbre.
Resoplé bajándome de esa silla con cuidado y dejándola con cuidado en su sitio. -No, no está. Que venga él y que lo busque, siempre tengo que estar haciendo yo sus recados. -Bufé quejica refiriendome al profesor Bright y negué riendome, a la vez que me hacía una coleta un poco alta. -Es cierto...no debería estarlo, debería estar en la clase de al lado tomando clase, -Solté con dejadez, como aburrida por imaginarme que debía entrar de nuevo allí. -pero me mandaron aquí a buscar ese dichoso libro que ya me he cansado de buscar y por ello me escondí al escuchar al director. No es que precisamente tenga una buena reputación ante él, estoy casi siempre allí y bueno... -No le iba a contar mi vida así que negué levemente sonriendo y le miré ladeando mi cabeza. -Bueno, debo volver a mi clase Maximé. -Volví a hacer el intento de su acento, fallido otra vez más... y reí. -Gracias por ayudarme, -Dije mientras me encaminaba hacia la puerta frenando una vez estaba en ésta, colocando mi mano en la manibela. -y por enseñarme algo de...francés. -Solté ésto último a forma de broma y antes de salir me asomé por la pequeña ventana asegurandome de que no habían moros en la costa. Giré la manibela y salí, dejándole la puerta entornada por si salía el después.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Cada vez que intentaba repetir su nombre con acento francés me hacía ampliar más mi sonrisa. Era encantadora. La miré en sus intentos con los brazos cruzados. Me dijo que es alemana, la miro enarcando una ceja -Hablas perfecto. No se nota.- ¿o bien si yo había obviado esa parte?. Me reí un poco. -Supongo que ese es el resultado de haber estudiado bien un idioma-cosa que yo no hice ni por asomo.
Mientras seguíamos hablando pude percatarme de que era más mona de lo que pensaba, sus gestos, su forma de hablar. - Tu es tres Mignonne- le digo embelesado en susurros. Luego pasaba de parecer inocente a una sensualidad que te dejaba medio babeando. Era extraño y mi curiosidad aumentó estratosféricamente.
Cuando estaba sobre la silla era difícil mirarla a la cara...precisamente. Me sacó un poco de mi estado de atontamiento pensar que tal vez se podía caer mientras se ponía de puntas de pie -Ten cuidado mujer-. Luego sonreí con su comentario de que leer era aburrido -Lo es cuando no tienes ganas-me encogí de hombros. Y sigo mirándola hasta que baja de la silla resoplando, una media sonrisa se dibuja en mi rostro -¿No hay suerte?-
Comienza a despotricar o descargarse contra su profesor. Era hipnótica, todos su movimientos parecían fluidos y sin esfuerzo. Me pregunté si en algún momento no se vería sexi. Sonó aburrida cuando dijo que tendría que estar en la clase. Comenzó a decirme el porqué estaba allí y me dejo sorprendido el hecho de que pasara mucho tiempo en la oficina del director -¿De verdad?-le digo escéptico con lo que me decía-no te ves muy...como se dice...rebel-de...no espera....mmm... muy.... ¿problemática?- no sabía si había elegido bien la palabra, pero creo que así me llamaban a veces.
Me dice que debe volver a clase, y maldecí a la clase, era interesante hablar con ella, entretenido. -El gusto ha sido todo mío bella -.
Cuando ella salió yo fui por mis cosas y las estaba agarrando cuando se me prende la lamparita. ¿Estaba siquiera considerando irme?. Lo pienso un segundo y...no, en realidad no lo pienso demasiado. No sería yo si pensara demasiado en hacer algo que quiero. Salgo disparado por la puerta y miro por si viene alguien, acción inútil porque si había alguien ya me habría visto parado en la mitad del pasillo. Pero bueno. La veo que está llegando al salón y me apuro para sujetarla del brazo despacio-Hey... ¿quieres hacer una locura?-la miro divertido- puedo ayudarte a salir de tu clase si quieres- luego me hago el que pienso- o bien te espero hasta que salgas cuando se cumpla el horario - pongo un gesto inocente- y seguir practicando francés-le sonrío divertido- ¿te animas?
Mientras seguíamos hablando pude percatarme de que era más mona de lo que pensaba, sus gestos, su forma de hablar. - Tu es tres Mignonne- le digo embelesado en susurros. Luego pasaba de parecer inocente a una sensualidad que te dejaba medio babeando. Era extraño y mi curiosidad aumentó estratosféricamente.
Cuando estaba sobre la silla era difícil mirarla a la cara...precisamente. Me sacó un poco de mi estado de atontamiento pensar que tal vez se podía caer mientras se ponía de puntas de pie -Ten cuidado mujer-. Luego sonreí con su comentario de que leer era aburrido -Lo es cuando no tienes ganas-me encogí de hombros. Y sigo mirándola hasta que baja de la silla resoplando, una media sonrisa se dibuja en mi rostro -¿No hay suerte?-
Comienza a despotricar o descargarse contra su profesor. Era hipnótica, todos su movimientos parecían fluidos y sin esfuerzo. Me pregunté si en algún momento no se vería sexi. Sonó aburrida cuando dijo que tendría que estar en la clase. Comenzó a decirme el porqué estaba allí y me dejo sorprendido el hecho de que pasara mucho tiempo en la oficina del director -¿De verdad?-le digo escéptico con lo que me decía-no te ves muy...como se dice...rebel-de...no espera....mmm... muy.... ¿problemática?- no sabía si había elegido bien la palabra, pero creo que así me llamaban a veces.
Me dice que debe volver a clase, y maldecí a la clase, era interesante hablar con ella, entretenido. -El gusto ha sido todo mío bella -.
Cuando ella salió yo fui por mis cosas y las estaba agarrando cuando se me prende la lamparita. ¿Estaba siquiera considerando irme?. Lo pienso un segundo y...no, en realidad no lo pienso demasiado. No sería yo si pensara demasiado en hacer algo que quiero. Salgo disparado por la puerta y miro por si viene alguien, acción inútil porque si había alguien ya me habría visto parado en la mitad del pasillo. Pero bueno. La veo que está llegando al salón y me apuro para sujetarla del brazo despacio-Hey... ¿quieres hacer una locura?-la miro divertido- puedo ayudarte a salir de tu clase si quieres- luego me hago el que pienso- o bien te espero hasta que salgas cuando se cumpla el horario - pongo un gesto inocente- y seguir practicando francés-le sonrío divertido- ¿te animas?
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Esbocé una sonrisa contigua a la suya, pues sí, era verdad...no se me notaba apenas ya el acento alemán, pero era fácil también disimularlo con el castellano, o eso me parecía a mí. -He estado en varios sitios y eso hace que se me haga más fácil adaptarme a un idioma. -Le expliqué resumidamente. Pues era cierto, había dado tantas vueltas que aprender idiomas parecía que se me daba bien aunque el francés no era el caso... se me estaba resistiendo, cosa que me hizo comentar lo siguiente que hablé. -No pierdas ese acento Maximé...atraerás a muchas chicas. -Imité de nuevo el acento al nombrarlo y parecía que iba mejorando. Seguidamente, hice un levantamiendo de cejas con algo de picardía, bromeando y sonriendo. -...si esque no has atraído ya alguna. -Susurré por lo bajo riendo de igual manera.
No comprendí aquello que me dijo. -¿Tres mignonne? -Miré alrededor de la sala buscando algo a lo que pensaba que se refería, buscaba un cuadro o algo así. Así que al ver que esbozaba una sonrisa, sonreí yo de la misma manera. Qué pregunta más tonta y que cabeza también, ¿cómo iba a ser un cuadro? había dicho anteriormente 'tu' ¿sería algo referido a mí? Averiguémoslo. -¿Qué significa? -Arrugué un poco el ceño, la curiosidad llamaba.
Era verdad aquello que decía, leer era aburrido solo cuando no tenías ganas, me limité a asentir. Pues no había suerte, no, el libro allí no estaba así que bufé. ¿Para qué buscar más? Quería seguir buscando sólo para seguir hablando con él pero debía irme...
Solté varias carcajadas cuando éste intentó buscar la palabra adecuada para definir mi comportamiento. Le costó decir rebelde, cosa, que me hizo sonreír como una tonta. Era muy simpático, sensual y tierno, a primera vista. -Rebelde. -Repetí corrigiendole para que escuchara como se decía. -Sí, problemática...no tengo buena fama. -Solté acariciando las puntas de mi cabello, respondiendo con algo de lentitud.
Estaba a punto de entrar en la clase cuando una poderosa mano me tomó del brazo, mierda... ¿sería el director? No, no lo era, era Maximé. Me giré conforme escuché su voz, mirándole, atenta a sus palabras. -Tengo mis cosas dentro, puedo agarrarlas después. -Dije en susurros gesticulando con mis labios mucho por si no oía mi voz, leyera mis labios. Era imposible negarme a tan buena propuesta, así que asentí. -Hagámoslo. ¿Cuál es el plan? -Puse cara de malvada. Entonces éste dijo algo que me hizo gracia y a la vez me hizo verlo distinto a los demás chicos, tenía ese lado divertido y juguetón. Ya tenía más adjetivos para definirlo. -Uhm... -Coloqué un dedo en un labio dirigiendo mi mirada al techo de manera pensativa. -Me parece bien. -Esbocé una semi sonrisa, mordiendo levemente una esquina de la uña del dedo que hacía segundos estaba en mi labio.
Escuché entonces unas pisadas largas, pesadas...y ésta vez sí que era el director. Joder qué pesado estaba hoy, ¿para qué se paseaba tanto? Pf. Miré a Maximé abriendo mis ojos como platos. -Creo que...debemos mejor improvisar... -Lo agarré del brazo y tiré de él hasta un hueco que había entre las taquillas de los de derecho y los de mi clase, colocándolo entre ese hueco y metiendome yo de lado en el trozo que quedaba, ya que era demasiado pequeño. -Chss... -Hice en un pequeño susurro.
Las zancadas cada vez se oían más cerca, maldita sea, si nos pillaba ahí sería ridículo. Y hasta ese momento no me había dado cuenta de que mi espalda estaba pegada a un costado de Maximé. Estaba empotrada entre él y la taquilla. Mierda...
No comprendí aquello que me dijo. -¿Tres mignonne? -Miré alrededor de la sala buscando algo a lo que pensaba que se refería, buscaba un cuadro o algo así. Así que al ver que esbozaba una sonrisa, sonreí yo de la misma manera. Qué pregunta más tonta y que cabeza también, ¿cómo iba a ser un cuadro? había dicho anteriormente 'tu' ¿sería algo referido a mí? Averiguémoslo. -¿Qué significa? -Arrugué un poco el ceño, la curiosidad llamaba.
Era verdad aquello que decía, leer era aburrido solo cuando no tenías ganas, me limité a asentir. Pues no había suerte, no, el libro allí no estaba así que bufé. ¿Para qué buscar más? Quería seguir buscando sólo para seguir hablando con él pero debía irme...
Solté varias carcajadas cuando éste intentó buscar la palabra adecuada para definir mi comportamiento. Le costó decir rebelde, cosa, que me hizo sonreír como una tonta. Era muy simpático, sensual y tierno, a primera vista. -Rebelde. -Repetí corrigiendole para que escuchara como se decía. -Sí, problemática...no tengo buena fama. -Solté acariciando las puntas de mi cabello, respondiendo con algo de lentitud.
Estaba a punto de entrar en la clase cuando una poderosa mano me tomó del brazo, mierda... ¿sería el director? No, no lo era, era Maximé. Me giré conforme escuché su voz, mirándole, atenta a sus palabras. -Tengo mis cosas dentro, puedo agarrarlas después. -Dije en susurros gesticulando con mis labios mucho por si no oía mi voz, leyera mis labios. Era imposible negarme a tan buena propuesta, así que asentí. -Hagámoslo. ¿Cuál es el plan? -Puse cara de malvada. Entonces éste dijo algo que me hizo gracia y a la vez me hizo verlo distinto a los demás chicos, tenía ese lado divertido y juguetón. Ya tenía más adjetivos para definirlo. -Uhm... -Coloqué un dedo en un labio dirigiendo mi mirada al techo de manera pensativa. -Me parece bien. -Esbocé una semi sonrisa, mordiendo levemente una esquina de la uña del dedo que hacía segundos estaba en mi labio.
Escuché entonces unas pisadas largas, pesadas...y ésta vez sí que era el director. Joder qué pesado estaba hoy, ¿para qué se paseaba tanto? Pf. Miré a Maximé abriendo mis ojos como platos. -Creo que...debemos mejor improvisar... -Lo agarré del brazo y tiré de él hasta un hueco que había entre las taquillas de los de derecho y los de mi clase, colocándolo entre ese hueco y metiendome yo de lado en el trozo que quedaba, ya que era demasiado pequeño. -Chss... -Hice en un pequeño susurro.
Las zancadas cada vez se oían más cerca, maldita sea, si nos pillaba ahí sería ridículo. Y hasta ese momento no me había dado cuenta de que mi espalda estaba pegada a un costado de Maximé. Estaba empotrada entre él y la taquilla. Mierda...
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Era una chica de mundo. Me dijo que estuvo en varios lugares y por eso su acento no se notaba. Asentí mientras pensaba en esa información. ¿Habrá viajado por la danza?. Vuelvo a enfocar la mirada en ella cuando me dice que no pierda el acento ya que atraería muchas chicas, me reí desviando la mirada y volverla a posar en ella -es un extra que a veces … ojo, solo a veces atrae. No siempre-me cruzo de brazos y pongo un pie sobre el otro mientras me recostaba sobre las estanterías. Ya ni buscaba el libro y tampoco disimulaba que me interesaba escuchar a la mujer que tenía delante de mí. Sonrío sugerente cuando la escucho decir bajo, si es que no había atraído alguna ya. -Un caballero no habla de sus conquistas...-, me rio y me incorporo alejándome unos pasos hacia atrás.
Se muestra confusa cuando le digo Tu es tres Mignonne. Solo me salió y no pensé que lo había dicho en mi idioma natal. Me paso la mano por el cuello mientras mira por la habitación y me decanto por mirarla un poco más hasta que me pregunta que significa. No le mentira, además había sido un lapsus, no era dado a la timidez precisamente. Me inclino un poco hacia delante y le digo bajo -Significa...eres mona...o linda....o tierna…-con una sonrisa vuelvo a mi posición de antes mientras miro su expresión.
Mi sorpresa fue mayor cuando me confirmó que no tenía buena fama. Enarco una ceja por la sorpresa viendo también como comenzaba a acariciarse su pelo. Definitivamente sensualidad nata. Me sonrío y miro hacia otro lado-No te preocupes. Digamos que yo tampoco tengo muyyy buena fama. Pero ser bueno está sobrevalorado-le digo bromeando. Largando una carcajada silenciosa.
Se veía que hoy estaba más disperso que otros días. Porque luego de mi idiotez de dejar que se fuera así sin más (tarado yo), y que la alcanzara cuan rápido pude. Sonrío más ampliamente cuando se muestra de acuerdo con mi propuesta. Incluso me dice que puede agarrar sus cosas después. No podía hacer que arriesgara la materia, si el profesor la estaba esperando se cabrearía mucho con ella, y si bien yo lo haría, no quería que ella cargara las consecuencias de mi iniciativa inconsciente. -No voy a pedirte que hagas eso, luego tendrás que ver de nuevo a tu profesor-le digo con una sonrisa lobuna. Me dice que lo hagamos con una sonrisa que se me antojó comestible, sí comestible. Con mis siguientes comentarios me dice que le parecía bien, una sonrisa ladeada se formó en mi cara de nuevo mientras miraba de sus ojos a su boca donde mordía su uña, tal vez quedándome demasiado tiempo en la última. Habría que poder poner multa por lo que estaba haciendo.
Entonces mientras la miraba su expresión cambio y me hizo prestar atención de nuevo a lo que nos rodeaba. Y... ¿qué? ¿de nuevo?, este hombre necesitaba una vida. Mientras pensaba en lo que podría hacer para que el director se divirtiera un poco más. A veces le sacaba una sonrisa pero era un tipo serio. Asentí con el pensamiento que necesitaba salir más. Cuando escucho a Ariadna que dice que habrá que improvisar, la miro confundido porque ¿improvisar? que tenía pensado...entonces tira de mi por mi brazo a un hueco chico, muy chico desde mi punto de vista, y metiéndose ella también de costado porque yo ocupaba casi todo el lugar. Enarco una ceja divertido y estaba a punto de reírme pero me contuve mirando al techo para luego desplazar mis ojos a la parte de atrás de su cabeza y recorriendo su cuello con la mirada, ya que estaba de espaldas a mí. Me semi giro hacia ella y le susurro al oído para que no se escuche por si el director estaba muy cerca - Ma chérie...esta no fue muy buena idea creo- estando así de cerca me llegó su aroma...rayos también olía bien. ¿Algo más para hacer de este momento una tortura? me rio internamente de mis propios pensamientos. A veces pensaba como un perro en celo.
Me estiro para asomarme y ver por dónde venía el director. Y estaba leyendo unos carteles pegados en la pared. Niego con la cabeza...¿quién se pone a leer los carteles de su propia universidad cuando podría estar en cualquier otro lugar....no lo sé...usando internet tal vez?. Giro mi cabeza hacia Ariadna que desde esa posición y ángulo podía verle el perfil y su cara más a detalle, lo cual aproveché, claro está, para repasarla de nuevo...tenía unas pestañas largas. Le sonrío enarcando una ceja -Nuestro director está un poco entretenido mirando las paredes...- miro su boca unos segundos y levanto la mirada de nuevo- ¿si lo entretengo, te animas a salir por el otro lado y esperarme debajo de las escaleras de allá?
Se muestra confusa cuando le digo Tu es tres Mignonne. Solo me salió y no pensé que lo había dicho en mi idioma natal. Me paso la mano por el cuello mientras mira por la habitación y me decanto por mirarla un poco más hasta que me pregunta que significa. No le mentira, además había sido un lapsus, no era dado a la timidez precisamente. Me inclino un poco hacia delante y le digo bajo -Significa...eres mona...o linda....o tierna…-con una sonrisa vuelvo a mi posición de antes mientras miro su expresión.
Mi sorpresa fue mayor cuando me confirmó que no tenía buena fama. Enarco una ceja por la sorpresa viendo también como comenzaba a acariciarse su pelo. Definitivamente sensualidad nata. Me sonrío y miro hacia otro lado-No te preocupes. Digamos que yo tampoco tengo muyyy buena fama. Pero ser bueno está sobrevalorado-le digo bromeando. Largando una carcajada silenciosa.
Se veía que hoy estaba más disperso que otros días. Porque luego de mi idiotez de dejar que se fuera así sin más (tarado yo), y que la alcanzara cuan rápido pude. Sonrío más ampliamente cuando se muestra de acuerdo con mi propuesta. Incluso me dice que puede agarrar sus cosas después. No podía hacer que arriesgara la materia, si el profesor la estaba esperando se cabrearía mucho con ella, y si bien yo lo haría, no quería que ella cargara las consecuencias de mi iniciativa inconsciente. -No voy a pedirte que hagas eso, luego tendrás que ver de nuevo a tu profesor-le digo con una sonrisa lobuna. Me dice que lo hagamos con una sonrisa que se me antojó comestible, sí comestible. Con mis siguientes comentarios me dice que le parecía bien, una sonrisa ladeada se formó en mi cara de nuevo mientras miraba de sus ojos a su boca donde mordía su uña, tal vez quedándome demasiado tiempo en la última. Habría que poder poner multa por lo que estaba haciendo.
Entonces mientras la miraba su expresión cambio y me hizo prestar atención de nuevo a lo que nos rodeaba. Y... ¿qué? ¿de nuevo?, este hombre necesitaba una vida. Mientras pensaba en lo que podría hacer para que el director se divirtiera un poco más. A veces le sacaba una sonrisa pero era un tipo serio. Asentí con el pensamiento que necesitaba salir más. Cuando escucho a Ariadna que dice que habrá que improvisar, la miro confundido porque ¿improvisar? que tenía pensado...entonces tira de mi por mi brazo a un hueco chico, muy chico desde mi punto de vista, y metiéndose ella también de costado porque yo ocupaba casi todo el lugar. Enarco una ceja divertido y estaba a punto de reírme pero me contuve mirando al techo para luego desplazar mis ojos a la parte de atrás de su cabeza y recorriendo su cuello con la mirada, ya que estaba de espaldas a mí. Me semi giro hacia ella y le susurro al oído para que no se escuche por si el director estaba muy cerca - Ma chérie...esta no fue muy buena idea creo- estando así de cerca me llegó su aroma...rayos también olía bien. ¿Algo más para hacer de este momento una tortura? me rio internamente de mis propios pensamientos. A veces pensaba como un perro en celo.
Me estiro para asomarme y ver por dónde venía el director. Y estaba leyendo unos carteles pegados en la pared. Niego con la cabeza...¿quién se pone a leer los carteles de su propia universidad cuando podría estar en cualquier otro lugar....no lo sé...usando internet tal vez?. Giro mi cabeza hacia Ariadna que desde esa posición y ángulo podía verle el perfil y su cara más a detalle, lo cual aproveché, claro está, para repasarla de nuevo...tenía unas pestañas largas. Le sonrío enarcando una ceja -Nuestro director está un poco entretenido mirando las paredes...- miro su boca unos segundos y levanto la mirada de nuevo- ¿si lo entretengo, te animas a salir por el otro lado y esperarme debajo de las escaleras de allá?
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Rodé los ojos ante su comentario y le miré elevando una ceja. -Pues dime, ¿cuántas chicas te has rechazado hasta el momento? -Realmente no sentía curiosidad de saberlo, pues sabía con certeza que si había alguna habría sido por puro despecho o por joderle. Con lo siguiente, entorné mis ojos soltando varias carcajadas. -Oh, perdone Herr.Retiro mi pregunta entonces. -Dije con un aire de malicia quitando de uno de mis ojos una pestaña que se había colado en mi lagrimal y me causaba molestia, sin perder la sonrisa.
Esa postura que desenfrenaba en mí...un hombre tocándose la nuca, sólo le hubiera faltado una mano en el bolsillo y con la mirada en el suelo para que ahí mismo, sin previo aviso, me derritiera. -Uhm... -El significado de aquello me hizo sonreir ensismada con ese grato piropo francés. -Mignonne... du bist affen. -Murmuré por lo bajo para mí misma, echándole una mirada ligera desde su torso hasta sus ojos. -Merci. -Le dije entonces a él haciendo un leve asentimiento, pues ésta era la única palabra que sabía pronunciar bien en francés o almenos eso creía, y la única que sabía su significado. Aunque hacía segundos acaba de aprender una palabra; linda.
Él tampoco tenía buena fama, estaba claro, pues no tenía cara de menos, y, además si no hubiera sido así no lo hubiera encontrado en esa sala, sólo, a su royo y sin miedo a que le encontraran. -Entonces estamos en la misma posicón... -Bromeé sonriendo levemente. Me gustaba que también no fuera un chico de seguir reglas, me parecía divertido tener afinidad en ese punto.
El profesor Bright me estaría esperando y por mis adentros esto me causaba adrenalina que hiciera que supesara la situación, poner en una balanza el qué hacer. Qué raro... ¿yo pensando en si realmente seguiría las reglas o no? Seguro que ese día estaría en otro mundo...o me habría quedado eclipsada con ese francés, de tal modo que no sabía siquiera pensar. Le miré disipandome de esos pensamientos nulos y le negué. -Le diré que me perdí en ir a buscar el libro, me las apañaré, no te preocupes. -Demasiada provocación tan cercana... demasiada, esa sonrisa me dejó aislada del mundo... ¿que estaba pasando con ese francés? Lo arrastré entonces conmigo y empotrada entre él y esa maldita taquilla apenas podía moverme. Mis manos estaban colocadas con las palmas contra la taquilla a la altura de mi pecho, con mis brazos flexionados por los codos y mi cuello estaba semi torcido, como girado de perfil para poder asomar un ojo y observar al director. Entonces, a eso de que yo saqué uno de mis ojos para ver através de la taquilla noté la cercanía de Maximé en mi cuello y sus labios depositando unas palabras que primeramente no entendí, debido al sofoco de ese acento y ese cálido aliento que por unos segundos rebotó contra mi oído, pero luego mi cabeza las fué digeriendo hasta que entendí el mensaje de la frase; no era buena idea. Era demasiado provocador.
Los pasos del director se frenaron y mis ojos se abrieron de par en par pensando que habría oido la retumbante voz de Maximé. Fruncí mis labios entonces, apretando unos contra otros hasta que Maximé me avisó de que se había quedado frenado mirando unos carteles. Qué susto me había dado, joder. Le miré como pude desde mi posición, por el rabillo del ojo quedando mi mirada pegada a sus labios que eran justo donde caía mi altura, mierda, no podía subir más para verle los ojos así que miré de nuevo contra la taquilla. -Si te atreves... -Sonreí pícara llevando una mano a mi costado que estaba en la parte del pasillo para sacarme el tacón de esta pierna y agarrarlo entre mis manos. -¿No te reñirá? -Dije haciendo una mueca algo preocupada por si le castigaba por mi culpa y esa aventura que íbamos a llevar a cabo como dos niños.
-Y si...¿salimos los dos corriendo? Así no te arriesgas a que te ponga mala cara y te castigue. -Me giré en ese momento sobre mi propio eje como pude en el pequeño sitio que había para poder verle la cara y a la vez quitarme el otro tacón, para que la huída fuera menos sonora. -Será divertido, ¿te atreves? -Se me olvidaron todos los contras que podría haber al hacer lo que íbamos a hacer y decidí guiarme por mis instintos que en ese mismo momento querían pasarselo bien. -Además no lleva gafas y de lejos no vé. -Sonreí con malicia y me asomé sin mucho cuidado para divisar donde estaba. Asíque, salí de puntillas de nuestro escondite y caminé con cuidado pegándome por las taquillas, tirando de una de las manos de Maximé que no sabía todavía si le había parecido buena idea la idea pero ya la había puesto en marcha yo. -Vamos... -susurré sin verle todavía, pues sólo veía la mano que llevaba tomada ya que del escondite no había salido.
Esa postura que desenfrenaba en mí...un hombre tocándose la nuca, sólo le hubiera faltado una mano en el bolsillo y con la mirada en el suelo para que ahí mismo, sin previo aviso, me derritiera. -Uhm... -El significado de aquello me hizo sonreir ensismada con ese grato piropo francés. -Mignonne... du bist affen. -Murmuré por lo bajo para mí misma, echándole una mirada ligera desde su torso hasta sus ojos. -Merci. -Le dije entonces a él haciendo un leve asentimiento, pues ésta era la única palabra que sabía pronunciar bien en francés o almenos eso creía, y la única que sabía su significado. Aunque hacía segundos acaba de aprender una palabra; linda.
Él tampoco tenía buena fama, estaba claro, pues no tenía cara de menos, y, además si no hubiera sido así no lo hubiera encontrado en esa sala, sólo, a su royo y sin miedo a que le encontraran. -Entonces estamos en la misma posicón... -Bromeé sonriendo levemente. Me gustaba que también no fuera un chico de seguir reglas, me parecía divertido tener afinidad en ese punto.
El profesor Bright me estaría esperando y por mis adentros esto me causaba adrenalina que hiciera que supesara la situación, poner en una balanza el qué hacer. Qué raro... ¿yo pensando en si realmente seguiría las reglas o no? Seguro que ese día estaría en otro mundo...o me habría quedado eclipsada con ese francés, de tal modo que no sabía siquiera pensar. Le miré disipandome de esos pensamientos nulos y le negué. -Le diré que me perdí en ir a buscar el libro, me las apañaré, no te preocupes. -Demasiada provocación tan cercana... demasiada, esa sonrisa me dejó aislada del mundo... ¿que estaba pasando con ese francés? Lo arrastré entonces conmigo y empotrada entre él y esa maldita taquilla apenas podía moverme. Mis manos estaban colocadas con las palmas contra la taquilla a la altura de mi pecho, con mis brazos flexionados por los codos y mi cuello estaba semi torcido, como girado de perfil para poder asomar un ojo y observar al director. Entonces, a eso de que yo saqué uno de mis ojos para ver através de la taquilla noté la cercanía de Maximé en mi cuello y sus labios depositando unas palabras que primeramente no entendí, debido al sofoco de ese acento y ese cálido aliento que por unos segundos rebotó contra mi oído, pero luego mi cabeza las fué digeriendo hasta que entendí el mensaje de la frase; no era buena idea. Era demasiado provocador.
Los pasos del director se frenaron y mis ojos se abrieron de par en par pensando que habría oido la retumbante voz de Maximé. Fruncí mis labios entonces, apretando unos contra otros hasta que Maximé me avisó de que se había quedado frenado mirando unos carteles. Qué susto me había dado, joder. Le miré como pude desde mi posición, por el rabillo del ojo quedando mi mirada pegada a sus labios que eran justo donde caía mi altura, mierda, no podía subir más para verle los ojos así que miré de nuevo contra la taquilla. -Si te atreves... -Sonreí pícara llevando una mano a mi costado que estaba en la parte del pasillo para sacarme el tacón de esta pierna y agarrarlo entre mis manos. -¿No te reñirá? -Dije haciendo una mueca algo preocupada por si le castigaba por mi culpa y esa aventura que íbamos a llevar a cabo como dos niños.
-Y si...¿salimos los dos corriendo? Así no te arriesgas a que te ponga mala cara y te castigue. -Me giré en ese momento sobre mi propio eje como pude en el pequeño sitio que había para poder verle la cara y a la vez quitarme el otro tacón, para que la huída fuera menos sonora. -Será divertido, ¿te atreves? -Se me olvidaron todos los contras que podría haber al hacer lo que íbamos a hacer y decidí guiarme por mis instintos que en ese mismo momento querían pasarselo bien. -Además no lleva gafas y de lejos no vé. -Sonreí con malicia y me asomé sin mucho cuidado para divisar donde estaba. Asíque, salí de puntillas de nuestro escondite y caminé con cuidado pegándome por las taquillas, tirando de una de las manos de Maximé que no sabía todavía si le había parecido buena idea la idea pero ya la había puesto en marcha yo. -Vamos... -susurré sin verle todavía, pues sólo veía la mano que llevaba tomada ya que del escondite no había salido.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Me seguí riendo cuando me preguntó cuántas chicas me habían rechazado. Desvié la mirada unos segundos y me muerdo el labio inferior mirándola de nuevo, inhalo una bocanada de aire -Más de la mitad-con aire triste sobreactuado. Era verdad, era rechazado muchas veces pero eso no me daba pena ni me bajaba la autoestima. Solo era un no y a otra cosa mariposa, ¿quién nunca fue rechazado?, alguien más te dirá que sí, solo hay que seguir adelante. Largo una carcajada cuando me dice que retira su pregunta y algo que no entiendo por eso luego arrugo el ceño confuso y divertido a la vez – Herr… ¿alemán? ¿Qué significa?- el alemán era un idioma que me habían querido enseñar pero me había negado por...ya ni me acuerdo porqué. Pero de repente me habían dado muchas ganas de que me lo enseñen.
Luego de mi confesión ella lo repite como para sí misma y algo más para después darme las gracias en francés, le sonreí de nuevo dejando caer un poco los parpados mientras la observaba y me doy cuenta que había dicho algo mas pero que no escuché bien y lo que escuché no lo entendí. Miro para los costados como si estuviera viendo si alguien nos escuchaba y me inclino cerca hasta dejar mi oreja cerca de su rostro y le pregunto bajo en plan broma -¿Acabas de insultarme?-la miro de reojo y me alejo riendo bajo. Y la miro preguntándole silenciosamente que había querido decir-por que si lo hiciste quiero que me lo enseñes-
Cuando me dice que parece que estamos en la misma posición, sonrío con desfachatez -así parece...- ladeando mi cabeza. Si lo decía así mi imaginación comenzaba a volar. Pero había aprendido a diferenciar entre lo que pasa en mi cabeza y lo que pasaba de verdad. Y vaya que tenía imaginación... con una carcajada ahogada me toco la cara y me las paso por el pelo.
Seguía constantemente sorprendiéndome. No solo se mostró de acuerdo en escaparse de la clase, si no que también no le importaba no volver a entrar a pesar de lo enojado que se pondría su profesor. Antes de poder decir nada nos encontramos escondidos del director, nada más y nada menos. Y en un lugar tan chico con una mujer... con Ariadna mejor dicho, y mi imaginación de por medio era...demasiado. Me comenzaría reír solo para no hacer lo que sucedía en mi cabeza. Estar tan cerca de su oreja y su cuello...era como una invitación...de mordisquearle la oreja y bajar...ok, suficiente. Había que salir de allí YA.-Bien, si no salimos de acá chérie no se que podría pasar- mirando la curva de su espalda incluso me senti la voz un poco ronca. Aleje la mirada y comencé a pensar en...perros abandonados, gatos abandonos... y funcionó.
A mi pregunta de si se animaría a salir mientras lo entretengo al director me dice: si me atrevo...y la manera que lo dijo me habían dado ganas de pegarme cabezazos contra la pared. Por dios que complicado debe ser, ser amigo de esta mujer. Luego me pregunta si no me reñirá-No será la primera ni la última vez-contesto divertido, viendo cómo se saca los zapatos. Me achico un poco más para que tenga más espacio quedándome casi de costado frente a su espalda.
Luego escucho que me dice que si mejor no corremos los dos y se gira...
Le sonrío de medio lado y mi mirada se desvía a su pecho pero más de una forma automática que dándole una mirada apreciativa y vuelvo a su cara, a sus ojos que eran los verdaderamente hipnóticos. La miro con intensidad unos segundos fugaces. La adrenalina estaba haciendo estragos en mi sistema....
Me dice que será divertido si me atrevía y que no nos vería porque no traía sus gafas. Esa frase llevo a mi mente a despejarse un poco de mis pensamientos subidos de tono. Ya que recordé que era un murciélago el director, no veía nada de lejos. La miré divertido con la situación y con todo, para que mentir. Antes de poder contestarle me toma de la mano y nos ponemos en marcha. ¡Encima tenía iniciativa!, no me sentí tan idiota, todos deben quedar babeando con ella. Aguanté la risa y apreté su mano pequeña y delicada con mis dedos, mirando alternativamente al director y al frente.
Faltaba unos metros para llegar a una esquina y doblar, cuando escucho -¡Hey, ustedes!- la risa que aguanté explota en mi garganta y agarro su mano más fuerte y comienzo a correr por los pasillos casi arrastrándola, ya que mis zancadas eran más largas. La miré sobre mi hombro mientras corríamos con una sonrisa divertida y ancha -Esto es mejor de lo que esperaba-le digo entrecortadamente mientras nos acercábamos a una de las salidas.
Luego de mi confesión ella lo repite como para sí misma y algo más para después darme las gracias en francés, le sonreí de nuevo dejando caer un poco los parpados mientras la observaba y me doy cuenta que había dicho algo mas pero que no escuché bien y lo que escuché no lo entendí. Miro para los costados como si estuviera viendo si alguien nos escuchaba y me inclino cerca hasta dejar mi oreja cerca de su rostro y le pregunto bajo en plan broma -¿Acabas de insultarme?-la miro de reojo y me alejo riendo bajo. Y la miro preguntándole silenciosamente que había querido decir-por que si lo hiciste quiero que me lo enseñes-
Cuando me dice que parece que estamos en la misma posición, sonrío con desfachatez -así parece...- ladeando mi cabeza. Si lo decía así mi imaginación comenzaba a volar. Pero había aprendido a diferenciar entre lo que pasa en mi cabeza y lo que pasaba de verdad. Y vaya que tenía imaginación... con una carcajada ahogada me toco la cara y me las paso por el pelo.
Seguía constantemente sorprendiéndome. No solo se mostró de acuerdo en escaparse de la clase, si no que también no le importaba no volver a entrar a pesar de lo enojado que se pondría su profesor. Antes de poder decir nada nos encontramos escondidos del director, nada más y nada menos. Y en un lugar tan chico con una mujer... con Ariadna mejor dicho, y mi imaginación de por medio era...demasiado. Me comenzaría reír solo para no hacer lo que sucedía en mi cabeza. Estar tan cerca de su oreja y su cuello...era como una invitación...de mordisquearle la oreja y bajar...ok, suficiente. Había que salir de allí YA.-Bien, si no salimos de acá chérie no se que podría pasar- mirando la curva de su espalda incluso me senti la voz un poco ronca. Aleje la mirada y comencé a pensar en...perros abandonados, gatos abandonos... y funcionó.
A mi pregunta de si se animaría a salir mientras lo entretengo al director me dice: si me atrevo...y la manera que lo dijo me habían dado ganas de pegarme cabezazos contra la pared. Por dios que complicado debe ser, ser amigo de esta mujer. Luego me pregunta si no me reñirá-No será la primera ni la última vez-contesto divertido, viendo cómo se saca los zapatos. Me achico un poco más para que tenga más espacio quedándome casi de costado frente a su espalda.
Luego escucho que me dice que si mejor no corremos los dos y se gira...
Le sonrío de medio lado y mi mirada se desvía a su pecho pero más de una forma automática que dándole una mirada apreciativa y vuelvo a su cara, a sus ojos que eran los verdaderamente hipnóticos. La miro con intensidad unos segundos fugaces. La adrenalina estaba haciendo estragos en mi sistema....
Me dice que será divertido si me atrevía y que no nos vería porque no traía sus gafas. Esa frase llevo a mi mente a despejarse un poco de mis pensamientos subidos de tono. Ya que recordé que era un murciélago el director, no veía nada de lejos. La miré divertido con la situación y con todo, para que mentir. Antes de poder contestarle me toma de la mano y nos ponemos en marcha. ¡Encima tenía iniciativa!, no me sentí tan idiota, todos deben quedar babeando con ella. Aguanté la risa y apreté su mano pequeña y delicada con mis dedos, mirando alternativamente al director y al frente.
Faltaba unos metros para llegar a una esquina y doblar, cuando escucho -¡Hey, ustedes!- la risa que aguanté explota en mi garganta y agarro su mano más fuerte y comienzo a correr por los pasillos casi arrastrándola, ya que mis zancadas eran más largas. La miré sobre mi hombro mientras corríamos con una sonrisa divertida y ancha -Esto es mejor de lo que esperaba-le digo entrecortadamente mientras nos acercábamos a una de las salidas.
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Observé su expresión de tristeza algo aguda, esbozando una sonrisa con mis dientes alineados y los colmillos bien marcados, todo ello enmarcado con mis finos labios. Se le veía buen chico. -Sí sí, más de la mitad... -Dije en un tono burlesco, pues no me lo creía. Seguro que mis primeros pensamientos de que era un ligón eran bastante acertados, pues, para mi gusto ese acento decía mucho de su persona y ni yo misma sabía el por qué de esta afirmacion tan tonta, falta de argumentos. -Perdona, a veces se me escapan palabras. -Rodé los ojos, poniendome una mano en la frente. -Signifinica señor, Herr Maximé. -Reí ante mi manipulo de ambos idiomas, en uno era experta pues era mi idioma pero en el de él era un completo desastre.
Me fijé en sus movimientos lentos, pegándose a mí por unos instantes, susurrandome al oído si le había insultado al decirle 'qué mono'. Era divertido eso de que ni yo sabía lo que decía en ciertas ocasiones y que ni él supiera lo que yo decía en otros, resultaba interesante esa combinación de idiomas; castellano, francés y alemán. -No...no es un insulto. -Respondí por inercia en su oído que caía sobre mi boca. Se alejó con cuidado y yo me quedé en mi posición, observándole por momentos, riendo con su siguiente comentario, y a decir verdad a mi tambien me habían entrado ganas de enseñarme francés para insultar a gente...aunque con mi idioma ya parecía que estaba insultando a alguien al hablarlo, ya que era demasiado rudo, fuerte no como el de él que era suave y encamelaba.
Eramos ambos problemáticos, al parecer, y eso era mejor aún. Podríamos alguna vez encontrarnos en las aulas de castigados, que más de universitarios parecían de colegiales, y podría no estar tan aburrida, podría hablar con él he incluso planear fugas necesarias para la supervivencia de nuestro aburrimiento. Le sonreí con un toque traviesa al pensar en ésto y me dejé llevar por estos pensamientos hasta que me tocó reaccionar.
La situación estaba clara: debíamos salir de allí cuanto antes, la proximidad de mi cuerpo con el de él me estaba matando y no precisamente por la presión... Hice una mueca como si me preocupara aquello, pues podría tirarme allí todo el rato que fuese si no hubiera sido por el maldito director y la posibilidad de un castigo inminente. Se mostraba perceptivo ante mis ideas, pues me gustaba llevar el control de ciertas situaciones y esa parecía ser que era una de ellas. Pero quedar frente a él me hizo perder el rumbo de lo que quería hacer realmente. Mis instintos en ese mismo instante se hubieran dejado llevar por aquello que querían, que eran lanzarse contra él y no soltarle hasta dejarle sin respiración, era demasiada provocación cercana. Me perdí por unos segundos en su mirada antes de arrastrarlo conmigo, pues si no me movía en ese momento no lo haría después, así que por un impulso lo arrastré conmigo y éste accedió, cosa que me hizo sonreir como una niña pequeña ilusionada.
Tomó mi mano con una delicadez exquisita, me estaba enamorando de los franceses y reí por mis adentros ante ésto, pues jamás había visto tanta delicadeza y menos con mi persona. Tenía ese aire de sensuallidad que a más de uno no le gustaba ya que pensaban que me dedicaba a hacer servicios carnales con hombres, cosa que, sí, en su tiempo hice algo parecido pero que jamás llevé a mi vida diaria, eso solo era un trabajo. Y como dicen, la vida diria hay que separarla del trabajo, pero ésto era una cosa que pocos se aplicaban. Pero no me importaba, sólo yo me conocía realmente y sólo yo sabía cómo era, así que lo que pensaran los demas me lo soplaba literalmente. Por ello me resultó extraño la manera en que me tratara así, al no ser que debajo de esa delicadeza estuviera ese tipo de chicos que ven mi sensualidad como un pase para hacer algo más allá, aunque, para qué mentir, con ciertos chicos no me importó ni importaría, no era una chica para nada conservadora...
Nos estabamos aproximando a la esquina para doblar cuando escuché al director a mis espaldas llamarnos la atención, abrí mis ojos ante la sorpresa, ¿pero ese hombre no estaba ciego que de lejos no veía? Madre mía... Maximé comenzó a correr y yo con pequeños pasos rápidos y acelerados le seguía como podía ya que mis piernas comparadas con las de él eran demasiado cortas. Exploté a carcajadas riendo con él mientras huíamos como niños pequeños. -¡Corre corre! -Chillé mientras tomaba bocanadas de aire riendo a mas no poder. Ví entonces una salida de escape de esa situación bajo nuestro primer escondite inicial, el que él me había dicho al que me fuera; las escaleras y lo arrastré conmigo pegando un pequeño tiron de su brazo y metiéndome allí con él, poniendome una mano en la boca para ahogar mis carcajadas. -Nos habrá oído. -Susurré pegándome a la pared que estaba bajo las escaleras, haciendome una cosa pequeña al agarrar con uno de mis brazos mis dos piernas.
Ahora había más espacio entre nosotros que en aquel hueco entre las taquillas, pero aún así por inercia y sin saber por qué estaba pegada a él. Se oyeron los pasos del director corriendo hacia la salida por la que ibamos a salir chillando que paresemos de correr y que nos comportaramos como dos personas adultas que éramos. ¿Adultas? Adultas por tener 18 años porque por hacer lo que estabamos haciendo no sería. Apreté mi mano contra mi boca intentando que mis carcajadas se metieran hacia dentro, que no se oyeran, pero una se me escapó y apreté mis labios mas fuerte al escuchar como el director retrocedía y se paraba frente las escaleras. Mierda...
Comenzó a subir las escaleras como si el diablo se lo llevase chillando que nos dejaramos de escondites, que ya estaba bien, que salieramos si sólo queríamos recibir una pequeña regañina. Poco a poco las voces del director se iban alejando, pues al parecer subió hasta la cuarta planta de las clases y empecé a reirme a carcajadas sin aguantar más, poniendome los tacones y saliendo de ese escondite. -¡Vamos vamos es nuestro momento! -Le hice señas con la mano a Maximé agachada en el pequeño hueco de la escalera andando de puntillas con los tacones, qué incomodidad.
Escuché entonces de nuevo al director bajando a toda prisa por las escaleras gritando que ya bastaba de juegos. Hoy estaba haciendo mucho ejercicio el pobre hombre. Corrí de nuevo dentro del hueco de la escalera empujando a Maximé, sentandome encima suya de la aceleración, sin querer. -¡Chss chss! -Le hice un gesto de silencio a Maximé quedandome parada encima de sus piernas, sin percartarme de donde estaba sentada ya que la adrenalina que estaba consumiendo no me dejaba pensar. El director bajó volado y todavía seguía chillando ya empezando a cabrearse, insistiendo en que salieramos de nuestro escondite que solo nos daría un pequeño regaño. Já, ¿se pensaba que iba a salir de ahí con lo bien que me lo estaba pasando tomándole el pelo? Ja ja ja. Que siguiera soñando. Se le oía la respiración fuerte, pronto se rendiría o eso esperaba. Giré mi cuello mirando a Maximé haciendo una mueca y aguanto mis carcajadas de nuevo, para luego mirar de nuevo al frente apretando mi boca nuevo con una mano.
Me fijé en sus movimientos lentos, pegándose a mí por unos instantes, susurrandome al oído si le había insultado al decirle 'qué mono'. Era divertido eso de que ni yo sabía lo que decía en ciertas ocasiones y que ni él supiera lo que yo decía en otros, resultaba interesante esa combinación de idiomas; castellano, francés y alemán. -No...no es un insulto. -Respondí por inercia en su oído que caía sobre mi boca. Se alejó con cuidado y yo me quedé en mi posición, observándole por momentos, riendo con su siguiente comentario, y a decir verdad a mi tambien me habían entrado ganas de enseñarme francés para insultar a gente...aunque con mi idioma ya parecía que estaba insultando a alguien al hablarlo, ya que era demasiado rudo, fuerte no como el de él que era suave y encamelaba.
Eramos ambos problemáticos, al parecer, y eso era mejor aún. Podríamos alguna vez encontrarnos en las aulas de castigados, que más de universitarios parecían de colegiales, y podría no estar tan aburrida, podría hablar con él he incluso planear fugas necesarias para la supervivencia de nuestro aburrimiento. Le sonreí con un toque traviesa al pensar en ésto y me dejé llevar por estos pensamientos hasta que me tocó reaccionar.
La situación estaba clara: debíamos salir de allí cuanto antes, la proximidad de mi cuerpo con el de él me estaba matando y no precisamente por la presión... Hice una mueca como si me preocupara aquello, pues podría tirarme allí todo el rato que fuese si no hubiera sido por el maldito director y la posibilidad de un castigo inminente. Se mostraba perceptivo ante mis ideas, pues me gustaba llevar el control de ciertas situaciones y esa parecía ser que era una de ellas. Pero quedar frente a él me hizo perder el rumbo de lo que quería hacer realmente. Mis instintos en ese mismo instante se hubieran dejado llevar por aquello que querían, que eran lanzarse contra él y no soltarle hasta dejarle sin respiración, era demasiada provocación cercana. Me perdí por unos segundos en su mirada antes de arrastrarlo conmigo, pues si no me movía en ese momento no lo haría después, así que por un impulso lo arrastré conmigo y éste accedió, cosa que me hizo sonreir como una niña pequeña ilusionada.
Tomó mi mano con una delicadez exquisita, me estaba enamorando de los franceses y reí por mis adentros ante ésto, pues jamás había visto tanta delicadeza y menos con mi persona. Tenía ese aire de sensuallidad que a más de uno no le gustaba ya que pensaban que me dedicaba a hacer servicios carnales con hombres, cosa que, sí, en su tiempo hice algo parecido pero que jamás llevé a mi vida diaria, eso solo era un trabajo. Y como dicen, la vida diria hay que separarla del trabajo, pero ésto era una cosa que pocos se aplicaban. Pero no me importaba, sólo yo me conocía realmente y sólo yo sabía cómo era, así que lo que pensaran los demas me lo soplaba literalmente. Por ello me resultó extraño la manera en que me tratara así, al no ser que debajo de esa delicadeza estuviera ese tipo de chicos que ven mi sensualidad como un pase para hacer algo más allá, aunque, para qué mentir, con ciertos chicos no me importó ni importaría, no era una chica para nada conservadora...
Nos estabamos aproximando a la esquina para doblar cuando escuché al director a mis espaldas llamarnos la atención, abrí mis ojos ante la sorpresa, ¿pero ese hombre no estaba ciego que de lejos no veía? Madre mía... Maximé comenzó a correr y yo con pequeños pasos rápidos y acelerados le seguía como podía ya que mis piernas comparadas con las de él eran demasiado cortas. Exploté a carcajadas riendo con él mientras huíamos como niños pequeños. -¡Corre corre! -Chillé mientras tomaba bocanadas de aire riendo a mas no poder. Ví entonces una salida de escape de esa situación bajo nuestro primer escondite inicial, el que él me había dicho al que me fuera; las escaleras y lo arrastré conmigo pegando un pequeño tiron de su brazo y metiéndome allí con él, poniendome una mano en la boca para ahogar mis carcajadas. -Nos habrá oído. -Susurré pegándome a la pared que estaba bajo las escaleras, haciendome una cosa pequeña al agarrar con uno de mis brazos mis dos piernas.
Ahora había más espacio entre nosotros que en aquel hueco entre las taquillas, pero aún así por inercia y sin saber por qué estaba pegada a él. Se oyeron los pasos del director corriendo hacia la salida por la que ibamos a salir chillando que paresemos de correr y que nos comportaramos como dos personas adultas que éramos. ¿Adultas? Adultas por tener 18 años porque por hacer lo que estabamos haciendo no sería. Apreté mi mano contra mi boca intentando que mis carcajadas se metieran hacia dentro, que no se oyeran, pero una se me escapó y apreté mis labios mas fuerte al escuchar como el director retrocedía y se paraba frente las escaleras. Mierda...
Comenzó a subir las escaleras como si el diablo se lo llevase chillando que nos dejaramos de escondites, que ya estaba bien, que salieramos si sólo queríamos recibir una pequeña regañina. Poco a poco las voces del director se iban alejando, pues al parecer subió hasta la cuarta planta de las clases y empecé a reirme a carcajadas sin aguantar más, poniendome los tacones y saliendo de ese escondite. -¡Vamos vamos es nuestro momento! -Le hice señas con la mano a Maximé agachada en el pequeño hueco de la escalera andando de puntillas con los tacones, qué incomodidad.
Escuché entonces de nuevo al director bajando a toda prisa por las escaleras gritando que ya bastaba de juegos. Hoy estaba haciendo mucho ejercicio el pobre hombre. Corrí de nuevo dentro del hueco de la escalera empujando a Maximé, sentandome encima suya de la aceleración, sin querer. -¡Chss chss! -Le hice un gesto de silencio a Maximé quedandome parada encima de sus piernas, sin percartarme de donde estaba sentada ya que la adrenalina que estaba consumiendo no me dejaba pensar. El director bajó volado y todavía seguía chillando ya empezando a cabrearse, insistiendo en que salieramos de nuestro escondite que solo nos daría un pequeño regaño. Já, ¿se pensaba que iba a salir de ahí con lo bien que me lo estaba pasando tomándole el pelo? Ja ja ja. Que siguiera soñando. Se le oía la respiración fuerte, pronto se rendiría o eso esperaba. Giré mi cuello mirando a Maximé haciendo una mueca y aguanto mis carcajadas de nuevo, para luego mirar de nuevo al frente apretando mi boca nuevo con una mano.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Me sorprendí, no sabía porque, pero sonaba escéptica de que me habían rechazado más de la mitad de las chicas que intentaba ligar, la miré unos segundos asombrado para después reírme. Es que si supiera como me habían rechazado a veces daría pena, y ni hablar de las que me dejaron luego de “intentar” tener algo entre nosotros, es que me dejaban más de lo que yo dejaba. -Te sorprenderías-me encontré murmurando mientras miraba su cuello...sí su cuello. ¿Qué? Tenía un cuello delicado. En realidad toda ella daba esa sensación, tal vez por lo menuda que era o la danza le daba ese aspecto, no lo sé. Sonrío cuando me dice que me había llamado Señor en Alemán hace unos instantes. Asentí mirándola interesado -Herr...-dije, a mis oídos sonó perfecto, pero cuando eso pasaba nunca era verdad, me reí entretenido.
Luego cuando pregunté lo segundo que me había dicho en alemán (supuse), luego de pegar mi oreja a sus labios, me dijo que no era un insulto... no sé si por la cercanía de ella, de su aliento en mi oído, pero se me pusieron los pelos de punta, pude sentir como el escalofrió nacía en mi columna y recorría todo mi cuerpo. Luego de un momento me incorporé despacio aun un poco aturdido por la sensación. Luego intente desviar la atención con otros comentarios que ni sé de donde salieron. Y me reí con ella, olvidándome de querer saber que era lo que significaba. No ahora por lo menos.
Tal vez fue por esto que no tenía reacciones rápidas y me tardaba más de usual. Lo pensé y lo negué meneando la cabeza porque era así todo el tiempo, creo. Y para colmo luego en las taquillas... moriría de combustión espontanea... pero a pesar de la atracción obvia que sentía por mi compañera de travesuras, era tan divertido que no quería arruinarlo. Era tal mi estado obnubilado, que llegué a ver en sus ojos algo similar a lo que me pasaba a mí con ella. Pero lo deseche de inmediato, no era momento de pensar en esto con el director pisándonos los talones.
En cuanto nos pusimos en marcha dejándome llevar por ella fue muy divertido, porque el director estaba no muy lejos. Pero se ve que al tener deteriorada la vista sus otros sentidos se habían desarrollado... ¡porque nos vio!, o más o menos...tal vez nos olio… pensé mientras corría y me reía al mismo tiempo. Debía dejar de ver televisión. Mientras pensaba en cosas sin sentidos siento un tirón hacia un costado y cuando miro era Ariadna que nos llevaba debajo de las escaleras, el lugar inicial. Pero estaba corriendo con potencia, y para no tirar de ella hacia delante desaceleré muy rápido para doblar, lo que me hizo trastabillar en el piso pero llegué a apoyar mi mano libre en el suelo junto con la rodilla. Me paré al instante y corriendo mirando en dirección de donde tendría que aparecer el Director. Sabía que había que hacer silencio pero la situación mas la semi caída era demasiado...pero me aguante la risa temblandome los hombros.
Nos escondimos en el hueco de la escalera y aún tenía su mano en la mía. Me quede cerca de ella, porque no se me ocurrió soltarla, apoyado en una rodilla y la mano libre en el piso como un corredor preparado. -Lo más seguro-le digo también en susurros- .Dicen que cuando perdemos un sentido se agudizan otros...- le digo compartiendo lo que pasaba por mi cabeza, mientras tenía mi mirada puesta en si se acercaba o no. Cuando el director intentaba cambiar de táctica para que saliéramos como si tuviéramos 4 años, casi nace una carcajada en mi garganta, pero evité que saliera llevándome la mano que sostenía la de Ariadna a la boca (con su mano incluida) pegando mi dorso en ella. Mis hombros temblaban cada vez más por la risa contenida.
Entonces la voz se alejó y soltamos ambos las carcajadas que no podíamos soltar antes y dejando libre su mano para apoyarme bien en el piso. Ella se puso sus tacones y comenzamos a salir de nuevo entre risas. Me mordí los labios cuando salimos del hueco de la escalera mirando para los costados. Parece que no fuimos muy silenciosos porque volvió como un torbellino de nuevo gritando y corriendo. Por dios le daría un ataque, y volví a confirmar que necesitaba salir más. Dejé que Ariadna me empujara por el pecho hacia atrás hasta que choque contra la pared deslizándome por la misma hasta quedar apoyado en mis talones, cuando siento que Ariadna se sienta sobre mis piernas. Me quedo sorprendido un segundo, haciéndome sentar directamente en el suelo.
Al principio no moví mis manos ni las acerqué a ella...porque estaba sorprendido joder. -Ariadna...- empiezo a decir cuando ella me calla porque el director está cerca. Miro y bajaba muy rápido, me sorprendí porque era veloz pero podía apreciarse en su respiración que estaba muy agitado. Eso me hizo sonreír porque entonces no nos había reconocido, no sabía quiénes éramos, de lo contrario esperaría a mañana para mandarnos a llamar a la dirección. Me mordí los labios con una sonrisa y acerqué mis manos al cuerpo de Ariadna. Puse una mano en su cadera y otra en sus piernas. Hacer esto me hizo darme cuenta de lo se cerca que la tenía, si girábamos nuestras cabezas al mismo tiempo haría que nuestras narices se rozaran. Me mordí el labio de nuevo pero pensando en otras cosas y no en el director precisamente.
Él seguía por ahí pero habría que tener paciencia hasta que se cansara y cambiara de lugar. Inconscientemente comencé a mover mi dedo pulgar en la cintura de Ariadna como si fuera un pequeño masaje. Luego giro mi cabeza y me encuentro con la de ella...y sí... estaba cerca...miré sus labios y no pude evitar humedecerme los míos. Entonces me acerqué a su oído con mis ojos semicerrados, quedando mi mejilla pegada a la suya -Si tenemos que correr de nuevo... con los zapatos te caerás...-le digo murmurando lo más bajo que pude y sin poder evitarlo, rozar con mi nariz su oreja. Deslicé despacio la otra mano por sus piernas hasta llegar a sus pies y fui sacando muy lentamente sus tacones, o como fuera que se llamen esas cosas. Cuando saqué los dos dejé mi mano en su tobillo y acaricié con mis dedos su piel -no queremos que te lastimes...menos los pies...que es lo que necesitas...chérie- le digo ya cerrando los ojos e inhalando su aroma de nuevo como antes... otra mala idea esconderse acá... aunque creo que en cualquier lugar con ella sería una mala idea. Volví a humedecerme los labios porque de repente sentía la boca seca.
Gatos abandonados....perros abandonados.....loros abandonados....¿hámsters abandonados?...
Moví mi cabeza de nuevo y la miré a los ojos con mucho esfuerzo mientras sentía mi respiración pesada. -No te das una idea de lo que generas...o sí.-y sonreí perezosamente dejando que mi mirada cayera a sus labios. Y escuchando cómo el rezongueo del director seguía cerca y sumando más castigos –Si nos dejamos convencer en salir ahora, según él viviríamos en la sala de castigo…-
Luego cuando pregunté lo segundo que me había dicho en alemán (supuse), luego de pegar mi oreja a sus labios, me dijo que no era un insulto... no sé si por la cercanía de ella, de su aliento en mi oído, pero se me pusieron los pelos de punta, pude sentir como el escalofrió nacía en mi columna y recorría todo mi cuerpo. Luego de un momento me incorporé despacio aun un poco aturdido por la sensación. Luego intente desviar la atención con otros comentarios que ni sé de donde salieron. Y me reí con ella, olvidándome de querer saber que era lo que significaba. No ahora por lo menos.
Tal vez fue por esto que no tenía reacciones rápidas y me tardaba más de usual. Lo pensé y lo negué meneando la cabeza porque era así todo el tiempo, creo. Y para colmo luego en las taquillas... moriría de combustión espontanea... pero a pesar de la atracción obvia que sentía por mi compañera de travesuras, era tan divertido que no quería arruinarlo. Era tal mi estado obnubilado, que llegué a ver en sus ojos algo similar a lo que me pasaba a mí con ella. Pero lo deseche de inmediato, no era momento de pensar en esto con el director pisándonos los talones.
En cuanto nos pusimos en marcha dejándome llevar por ella fue muy divertido, porque el director estaba no muy lejos. Pero se ve que al tener deteriorada la vista sus otros sentidos se habían desarrollado... ¡porque nos vio!, o más o menos...tal vez nos olio… pensé mientras corría y me reía al mismo tiempo. Debía dejar de ver televisión. Mientras pensaba en cosas sin sentidos siento un tirón hacia un costado y cuando miro era Ariadna que nos llevaba debajo de las escaleras, el lugar inicial. Pero estaba corriendo con potencia, y para no tirar de ella hacia delante desaceleré muy rápido para doblar, lo que me hizo trastabillar en el piso pero llegué a apoyar mi mano libre en el suelo junto con la rodilla. Me paré al instante y corriendo mirando en dirección de donde tendría que aparecer el Director. Sabía que había que hacer silencio pero la situación mas la semi caída era demasiado...pero me aguante la risa temblandome los hombros.
Nos escondimos en el hueco de la escalera y aún tenía su mano en la mía. Me quede cerca de ella, porque no se me ocurrió soltarla, apoyado en una rodilla y la mano libre en el piso como un corredor preparado. -Lo más seguro-le digo también en susurros- .Dicen que cuando perdemos un sentido se agudizan otros...- le digo compartiendo lo que pasaba por mi cabeza, mientras tenía mi mirada puesta en si se acercaba o no. Cuando el director intentaba cambiar de táctica para que saliéramos como si tuviéramos 4 años, casi nace una carcajada en mi garganta, pero evité que saliera llevándome la mano que sostenía la de Ariadna a la boca (con su mano incluida) pegando mi dorso en ella. Mis hombros temblaban cada vez más por la risa contenida.
Entonces la voz se alejó y soltamos ambos las carcajadas que no podíamos soltar antes y dejando libre su mano para apoyarme bien en el piso. Ella se puso sus tacones y comenzamos a salir de nuevo entre risas. Me mordí los labios cuando salimos del hueco de la escalera mirando para los costados. Parece que no fuimos muy silenciosos porque volvió como un torbellino de nuevo gritando y corriendo. Por dios le daría un ataque, y volví a confirmar que necesitaba salir más. Dejé que Ariadna me empujara por el pecho hacia atrás hasta que choque contra la pared deslizándome por la misma hasta quedar apoyado en mis talones, cuando siento que Ariadna se sienta sobre mis piernas. Me quedo sorprendido un segundo, haciéndome sentar directamente en el suelo.
Al principio no moví mis manos ni las acerqué a ella...porque estaba sorprendido joder. -Ariadna...- empiezo a decir cuando ella me calla porque el director está cerca. Miro y bajaba muy rápido, me sorprendí porque era veloz pero podía apreciarse en su respiración que estaba muy agitado. Eso me hizo sonreír porque entonces no nos había reconocido, no sabía quiénes éramos, de lo contrario esperaría a mañana para mandarnos a llamar a la dirección. Me mordí los labios con una sonrisa y acerqué mis manos al cuerpo de Ariadna. Puse una mano en su cadera y otra en sus piernas. Hacer esto me hizo darme cuenta de lo se cerca que la tenía, si girábamos nuestras cabezas al mismo tiempo haría que nuestras narices se rozaran. Me mordí el labio de nuevo pero pensando en otras cosas y no en el director precisamente.
Él seguía por ahí pero habría que tener paciencia hasta que se cansara y cambiara de lugar. Inconscientemente comencé a mover mi dedo pulgar en la cintura de Ariadna como si fuera un pequeño masaje. Luego giro mi cabeza y me encuentro con la de ella...y sí... estaba cerca...miré sus labios y no pude evitar humedecerme los míos. Entonces me acerqué a su oído con mis ojos semicerrados, quedando mi mejilla pegada a la suya -Si tenemos que correr de nuevo... con los zapatos te caerás...-le digo murmurando lo más bajo que pude y sin poder evitarlo, rozar con mi nariz su oreja. Deslicé despacio la otra mano por sus piernas hasta llegar a sus pies y fui sacando muy lentamente sus tacones, o como fuera que se llamen esas cosas. Cuando saqué los dos dejé mi mano en su tobillo y acaricié con mis dedos su piel -no queremos que te lastimes...menos los pies...que es lo que necesitas...chérie- le digo ya cerrando los ojos e inhalando su aroma de nuevo como antes... otra mala idea esconderse acá... aunque creo que en cualquier lugar con ella sería una mala idea. Volví a humedecerme los labios porque de repente sentía la boca seca.
Gatos abandonados....perros abandonados.....loros abandonados....¿hámsters abandonados?...
Moví mi cabeza de nuevo y la miré a los ojos con mucho esfuerzo mientras sentía mi respiración pesada. -No te das una idea de lo que generas...o sí.-y sonreí perezosamente dejando que mi mirada cayera a sus labios. Y escuchando cómo el rezongueo del director seguía cerca y sumando más castigos –Si nos dejamos convencer en salir ahora, según él viviríamos en la sala de castigo…-
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Le mantuve esa mirada, se ve que se quedó perdido en sus pensamientos y reí por mis adentros de ver esos ojos envueltos por esa capa de pensamientos. No me creía lo que me había dicho, ¿quién se resistiría a él? Era poco creíble que había rechazado más de la mitad de chicas con las que habría intentado algo, pero, ¿cuántas habrían sido? La curiosidad me picaba por dentro, quería preguntárselo pero no quería ser cotilla, así que me callé la pregunta soltando una sonrisa cuando dijo que me sorprendería de las veces que había sido rechazado y negué con la cabeza. -No te creo. -Respondí suavemente agarrando un pequeño mechón que se había caído de mi coleta, intentando meterlo entre el demás cabello para que sujetara con éste. Sonreí de nuevo más ampliamente cuando murmuró Sr. en aleman, era tan...tan...no tengo palabra para definirlo.
Me quedé observándolo, mordiendo el interior de mi mejilla con mis muelas, parecía ya una obsesión por quedarme mirándolo, aunque de vez en cuando apartaba la mirada de él, pues no quería parecer una acosadora, tampoco tenía pinta de una...¿o sí? No creo... Pensamientos idiotas que me rondaban la cabeza, ¿tú acosadora desde cuando? ¿ah? Agité mi cabeza levemente disipando esos pensamientos que siqueira supe por qué se plantaron en mi mente, sería de la misma situación que ya ni me regaba la cabeza como normalmente. "Maldita sea" pensé en mi cabeza.
Conseguimos huir del director, al fin y al cabo su vista estaba más atrofiada...ya que si nos hubiera reconocido nos hubiera llamado por nuestros nombres, y eso si que hubiera sido malo, pero el echo de que no nos reconociera me causaba aún más adrenalina porque -al menos para mí- con el cabreo que estaba cogiendose él solo si nos pillaba nos echaría doble regañina y capaz que nos sancionaba o ridiculizaba por las clases de los demás universitarios. Así que, causaba más adrenalina, sí, pero no me preocupaba que me pillara ya que sabía que si no salíamos de ahí no lo haría. Jamás miraba bajo las escaleras ya que era muy claustrofóbico. Otra ventaja para nosotros; que yo conociera al director. Observé a Maximé que aterrizo bajo las escaleras derrapando como si fuera un coche de carreras, lo que me hizo reír más aún, aguantando mis carcajadas, temblequeandome todo el cuerpo por aguantarlas en mi boca. Me dí cuenta, entonces que mi mano seguía unida a la suya. La suya cubría al completo la mía, tenía unas manos enormes que, a primera vista, daban miedo. Si esas manos me enganchaban algún día sabía perfectamente que no podría soltarme de tales garras...eran enormes, realmente grandes. Ésto me causó abrir mis ojos grande al ver la mía unida a la de él, la mía parecía un piojo comparada con la suya. Definitivamente las proporciones eran totalmente disparatadas: yo era muy pequeña, él era muy grande.
Aquello que dijo era cierto, cuando te falta algo de un sentido se te desarrolla en otro, así que en el del director se le habría desarrollado el oído aunque no se lo comenté ya que el director estaba demasiado cerca y no quería delatar nuestro escondite. Maximé llevo mi mano unida con la suya hasta su boca y sentí la calidez de sus labios en la palma de mi mano...mierda, eso había sido demasiado para mí. Me recorrió un nosequé por la nuca que me hizo temblequear y no por aguantar mi risa. Soltó mi mano y como una niña pequeña seguí donde llevó su mano, observándola, todavía alucinada por lo grande que era, dejándome llevar por pensamientos obscenos que en otra situación no se me habrían pasado por la cabeza. Asique puse la mano que hacía segundos estaba unida a la de él en mi boca...oliendo ese aroma que todavía no había captado por la situación.
Llegó el momento de levantarse y huir, pero se torció todo cuando el director volvió a bajar las escaleras corriendo, y de tanto apresuramiento para escondernos de nuevo caí encima de Maximé, siquiera me había dado cuenta de donde estaba, siquiera escuché como me nombró ya que mis oídos estaban intentando captar la dirección del director, cuando...noté esas poderosas manos en mi cuerpo. Ésto me hizo que me subiera un sofoque en las mejillas que no le dieron color, sólo noté toda mi sangre en ellas, sintiendome nerviosa. Miré sin mover mi cabeza donde había colocado las manos asegurandome que no era una ilusión mía, asegurandome que tenía sus manos donde yo las notaba y así era, ahí estaban: una en mi cadera y otra en el lateral de mi muslo. Tomé aire profundamente mojando mis labios en saliva, mordiendo el interior de mi mejilla...con el fin de aguantar mis impulsos. Comenzó a mover algún dedo en mi cintura, como acariciándola, cosa que me hizo girar la cabeza y encontrarme con la de él llevando mi mirada directamente a sus labios...mierda...noté como se me erizaba el cabello de la nuca, así que giré mi rostro antes de hacer algo que seguro luego tendría que disculpar. Cerré mis ojos fuerte mirando al frente, intentando que mis sentidos se controlasen de una maldita vez...pero éste volvió a interrumpirme en el intento de controlarlos, pues me susurró en el oído y perdí el norte de todo de nuevo. No supe que me dijo. Lo siguiente fué sus manos deslizarse por mis piernas...¿quería volverme loca? Le ayudé a sacarme los tacones, elevando un poco cada pierna cuando éste se disponía a sacarlos. Mis manos, entonces, se fueron a las suyas cuando empezó a acariciar mis tobillos por pura inercia se quedaron encima de las de él. Giré mi rostro para poder verle por un ojo, escuchado su voz ronca...que eso era peor aún para mí, era una debilidad. -Si me los lastimo no pasará nada...tendré el recuerdo de ésto... -susurré muy bajo ya olvidada por completo del director, con mis pies desnudos en el suelo, entre el hueco que había creado entre las piernas de Maximé, separando éstas un poco.
Sentía su torso pegado a mi espalda, sus abdominales, sus pectorales... dios mío. Me giré despacio agarrando sus manos para que no se separaran de mi cuerpo, me gustaba su tacto. Me senté de nuevo encima de él, abriendo mis piernas para poner una a cada lado de las suyas observándole, soltando sus manos y colocando cada una de las mías. Una en su pecho y otra en la pared, sin percatarme de la proximidad que ese giro habían tomado nuestros rostros, estaba demasiado cerca de él. -¿Qué genero? -Solté en un susurro mordiendo mi labio pausadamente, mirando los suyos y después subiendo mi mirada a sus ojos. -No quiero pasarme lo que queda de curso en la sala de castigos...
Embobada como una tonta escuchaba al director ya alejandose, refunfuñando por lo que acababa de pasar, cabreado y dando unos pisotones fuertes. Esbocé una sonrisa parpadeando varias veces al darme cuenta de, ahora sí, nuestra proximidad, abrí mis ojos un poco...pues al parecer me había dejado llevar por lo que estaba evitando todo el rato: mis instintos. Separé un poco mi rostro de él quitando mi mano de su pecho para recolocar un mechón en mi cabellera. -Creo...que ya podemos salir. -Dije de tirón para que no me costara decirlo mientras con las dos manos, puse mi espalda recta, sin estar ya tirada hacia él...joder, me había costado más de lo que creía separarme.
Me quedé observándolo, mordiendo el interior de mi mejilla con mis muelas, parecía ya una obsesión por quedarme mirándolo, aunque de vez en cuando apartaba la mirada de él, pues no quería parecer una acosadora, tampoco tenía pinta de una...¿o sí? No creo... Pensamientos idiotas que me rondaban la cabeza, ¿tú acosadora desde cuando? ¿ah? Agité mi cabeza levemente disipando esos pensamientos que siqueira supe por qué se plantaron en mi mente, sería de la misma situación que ya ni me regaba la cabeza como normalmente. "Maldita sea" pensé en mi cabeza.
Conseguimos huir del director, al fin y al cabo su vista estaba más atrofiada...ya que si nos hubiera reconocido nos hubiera llamado por nuestros nombres, y eso si que hubiera sido malo, pero el echo de que no nos reconociera me causaba aún más adrenalina porque -al menos para mí- con el cabreo que estaba cogiendose él solo si nos pillaba nos echaría doble regañina y capaz que nos sancionaba o ridiculizaba por las clases de los demás universitarios. Así que, causaba más adrenalina, sí, pero no me preocupaba que me pillara ya que sabía que si no salíamos de ahí no lo haría. Jamás miraba bajo las escaleras ya que era muy claustrofóbico. Otra ventaja para nosotros; que yo conociera al director. Observé a Maximé que aterrizo bajo las escaleras derrapando como si fuera un coche de carreras, lo que me hizo reír más aún, aguantando mis carcajadas, temblequeandome todo el cuerpo por aguantarlas en mi boca. Me dí cuenta, entonces que mi mano seguía unida a la suya. La suya cubría al completo la mía, tenía unas manos enormes que, a primera vista, daban miedo. Si esas manos me enganchaban algún día sabía perfectamente que no podría soltarme de tales garras...eran enormes, realmente grandes. Ésto me causó abrir mis ojos grande al ver la mía unida a la de él, la mía parecía un piojo comparada con la suya. Definitivamente las proporciones eran totalmente disparatadas: yo era muy pequeña, él era muy grande.
Aquello que dijo era cierto, cuando te falta algo de un sentido se te desarrolla en otro, así que en el del director se le habría desarrollado el oído aunque no se lo comenté ya que el director estaba demasiado cerca y no quería delatar nuestro escondite. Maximé llevo mi mano unida con la suya hasta su boca y sentí la calidez de sus labios en la palma de mi mano...mierda, eso había sido demasiado para mí. Me recorrió un nosequé por la nuca que me hizo temblequear y no por aguantar mi risa. Soltó mi mano y como una niña pequeña seguí donde llevó su mano, observándola, todavía alucinada por lo grande que era, dejándome llevar por pensamientos obscenos que en otra situación no se me habrían pasado por la cabeza. Asique puse la mano que hacía segundos estaba unida a la de él en mi boca...oliendo ese aroma que todavía no había captado por la situación.
Llegó el momento de levantarse y huir, pero se torció todo cuando el director volvió a bajar las escaleras corriendo, y de tanto apresuramiento para escondernos de nuevo caí encima de Maximé, siquiera me había dado cuenta de donde estaba, siquiera escuché como me nombró ya que mis oídos estaban intentando captar la dirección del director, cuando...noté esas poderosas manos en mi cuerpo. Ésto me hizo que me subiera un sofoque en las mejillas que no le dieron color, sólo noté toda mi sangre en ellas, sintiendome nerviosa. Miré sin mover mi cabeza donde había colocado las manos asegurandome que no era una ilusión mía, asegurandome que tenía sus manos donde yo las notaba y así era, ahí estaban: una en mi cadera y otra en el lateral de mi muslo. Tomé aire profundamente mojando mis labios en saliva, mordiendo el interior de mi mejilla...con el fin de aguantar mis impulsos. Comenzó a mover algún dedo en mi cintura, como acariciándola, cosa que me hizo girar la cabeza y encontrarme con la de él llevando mi mirada directamente a sus labios...mierda...noté como se me erizaba el cabello de la nuca, así que giré mi rostro antes de hacer algo que seguro luego tendría que disculpar. Cerré mis ojos fuerte mirando al frente, intentando que mis sentidos se controlasen de una maldita vez...pero éste volvió a interrumpirme en el intento de controlarlos, pues me susurró en el oído y perdí el norte de todo de nuevo. No supe que me dijo. Lo siguiente fué sus manos deslizarse por mis piernas...¿quería volverme loca? Le ayudé a sacarme los tacones, elevando un poco cada pierna cuando éste se disponía a sacarlos. Mis manos, entonces, se fueron a las suyas cuando empezó a acariciar mis tobillos por pura inercia se quedaron encima de las de él. Giré mi rostro para poder verle por un ojo, escuchado su voz ronca...que eso era peor aún para mí, era una debilidad. -Si me los lastimo no pasará nada...tendré el recuerdo de ésto... -susurré muy bajo ya olvidada por completo del director, con mis pies desnudos en el suelo, entre el hueco que había creado entre las piernas de Maximé, separando éstas un poco.
Sentía su torso pegado a mi espalda, sus abdominales, sus pectorales... dios mío. Me giré despacio agarrando sus manos para que no se separaran de mi cuerpo, me gustaba su tacto. Me senté de nuevo encima de él, abriendo mis piernas para poner una a cada lado de las suyas observándole, soltando sus manos y colocando cada una de las mías. Una en su pecho y otra en la pared, sin percatarme de la proximidad que ese giro habían tomado nuestros rostros, estaba demasiado cerca de él. -¿Qué genero? -Solté en un susurro mordiendo mi labio pausadamente, mirando los suyos y después subiendo mi mirada a sus ojos. -No quiero pasarme lo que queda de curso en la sala de castigos...
Embobada como una tonta escuchaba al director ya alejandose, refunfuñando por lo que acababa de pasar, cabreado y dando unos pisotones fuertes. Esbocé una sonrisa parpadeando varias veces al darme cuenta de, ahora sí, nuestra proximidad, abrí mis ojos un poco...pues al parecer me había dejado llevar por lo que estaba evitando todo el rato: mis instintos. Separé un poco mi rostro de él quitando mi mano de su pecho para recolocar un mechón en mi cabellera. -Creo...que ya podemos salir. -Dije de tirón para que no me costara decirlo mientras con las dos manos, puse mi espalda recta, sin estar ya tirada hacia él...joder, me había costado más de lo que creía separarme.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Su pelo me estaba volviendo un desquiciado. Siempre que la veía arreglárselo me daban ganas de llevar mis manos a ellos y hacerlo yo. No sé por qué, pero siempre me gustó acariciar el cabello y hundir la nariz en él, en realidad siempre me gustaba la caricia darla y recibirla. Apreté fuerte mis manos para no caer en esa tentación, ya veo que se asustaría y salía corriendo...y no quería que pasara eso.
La situación con el director comenzó a ser de sitcom, estaba muy enojado y no entendía el porqué de tanto enojo...vamos solo éramos unos chicos en la universidad corriendo, me reí internamente ante este pensamiento. Si bien no podía verle la cara en detalle, estaba seguro de que estaría roja y muy traspirada, negué mientras lo pensaba. Y viendo donde estábamos...no sabía si agradecerle u odiarle. En un espacio chico con una mujer que...largué un suspiro sin terminar siquiera el pensamiento. Mirando para afuera luego de soltarle la mano, cosa que me arrepentí enseguida, definitivamente hoy estaba muy ….¿idiota?. Tampoco quería ser tan duro conmigo mismo.
Y poniendo las cosas más difíciles acá la tenía, sentada entre mis piernas. Cerré los ojos con fuerza y ya no funcionó pensar en otra cosa. Mis manos obraban solas, mi cuerpo empezó a dejar de escuchar a mi cabeza. La tenía tan cerca, prácticamente pegada a mi pecho, pero no podía ver su cara… cosa que lamentaba porque me la quedaría mirando mucho tiempo seguido sin descanso. Pude sentir cuando tomó aire profundamente, imaginación detente ahora mismo...está cansada porque corrimos, está cansada porque corrimos ¿escuchaste?. Entonces se gira hacia mí y quedamos frente a frente con solo unos centímetros de distancia, la miré con mis parpados caídos por el deseo...ella se giró de nuevo y no sabía si estaba contento o no.
Llevé mi nariz a su oreja y su cuello para saciar solo un poco el ansia que tenía. Comencé a deslizar mis manos por sus piernas muy lentamente, cuando logré sacarle sus tacones, sentí que sus manos se posaban sobre las mías y...mi mente hizo un silencio sepulcral dándole vía libre al cuerpo, como dándose por vencido. Me acerqué a su oreja y le di un mordisco en el lóbulo muy suave casi imperceptible... entonces ella se giró y me dice en susurros que no pasaba nada si se lastimaba que tendría el recuerdo de esto, medio sonreí y acaricié su mejilla con los labios...de nuevo fue un roce que podría haber sido el de una mariposa. Apoyé mi frente en su coronilla mientras cerraba los ojos unos segundos para recobrar el control de nuevo sobre mí mismo.
En eso se gira muy despacio… que no hizo más que aumentar mi libido que ya estaba a punto de explotar. ¿Hacía tanto calor hoy o era yo? posiblemente era yo. Y no soltó mis manos, fijaba con las suyas las mías en su cuerpo...si supiera que no era necesario, pero era excitante saber que no quería que dejara de tocarla. Entonces la tuve sobre mí a horcajadas (?), apoyé mi cabeza en la pared y la mire con deseo a través de mis ojos semi cerrados. No saqué mis manos cuando sacó las suyas, ni loco las sacaba. Solo las acomodé mejor. Las deslicé por su muslo hasta llegar a sus caderas y sentir la cintura del pantalón, colé mis pulgares por debajo de su camiseta casi con naturalidad para dibujar el lugar donde empezaba su piel, y comencé hacer lo mismo de antes, reseguir con mi dedo su cintura pero solo ese trocito de piel suave...muy suave. Mientras hacía esto casi inconscientemente, como todo lo que estaba pasando hoy, ella apoya una mano en la pared y la otra en mi pecho. Miro su mano del frente y vuelvo la mirada a esos labios que parecieran que me llamaran. Y la misma palabra de antes resonó en mi cabeza, se veían muy comestibles...mientras miraba como se los mordía, escucho que me pregunta qué genera. ¿Acaso no se daba cuenta con solo ver mi cara?, para ser sincero en mi frente estaba seguro que decía REGALADO. Porque podría hacerme lo que quiera que no me quejaría para nada. -Todo y más...-mi voz salía ronca de nuevo, no podía disimularla, apreté un poco más fuerte su cintura volviendo a bajar mis manos hasta sus muslos. Sentir su piel estaba poniéndome demasiado. Me dice que no le gustaría quedarse en la sala de castigo, miro esa boca...-yo tampoco...-contesto algo ido. Me daban ganas de cerrar el espacio que nos distanciaba y robar un beso solamente para saber si era lo que mi imaginación decía. Pero respiré hondo y no lo hice.
Mientras la miraba con deseo y ella me la devolvía ... me percato que en la nebulosa de su mirada apareció algo de ...no sé cómo llamarlo… razón, sentido común...no sé. Y la envidié un poco por ser capaz de eso. Sacó su mano de mi pecho y casi gruñí de frustración...y para colmo vuelve a acomodarse el pelo... el pelo con el aroma más atrayente que había olido hasta ahora. Mientras pensaba en hundir mis manos en ese pelo la escucho a través de la niebla del deseo que ya podemos salir -Sí...podemos...- me despego de la pared y esta vez me acerco yo a ella haciendo que nuestras narices se rocen y apoye mi frente en la ella. Quería sentir sus manos de nuevo...agarré una de ellas y la llevé hasta mi cara besando su palma y dejándola unos segundos allí con mis ojos cerrados. Luego la muevo para mi mejilla para sentir ese roce suave ahí...giro mi cara y le doy un beso de nuevo mordiendo delicadamente su pulgar. Entonces me la llevé hasta mi cabeza, en mi pelo y la dejé ahí. Entonces abro los ojos queriéndomela comer con la mirada y con mi boca, pero aguanto lo último. Llevo su otra mano a la misma posición que la otra. Inhalé hondo porque se sentía muy muy muy bien. Entonces suelto su pelo...sí, lo suelto...y hundo mis manos en el como un desesperado que se calmaba con eso. Dios que suave era... comienzo a rozar mi nariz con la suya para luego rozarla con su mentón... y sin poder evitarlo le doy un pequeño mordisco, arrastrando mis labios por su mandíbula hasta llegar a su oreja.
Deslicé mis manos hasta su cintura rodeándola y la acerque un poco más a mí... ¿por qué se sentía tan bien? ¿Será esto lo que llaman piel, química?. Me deslicé por su cuello y le di un beso prolongado y luego lo rocé con mi lengua...solo un poco...y mi imaginación tenía razón, su piel tenía un sabor excito. Una de las manos que tenía en su espalda las deslicé hasta su cabeza hundiendo mi mano en su pelo e inclinarle la cabeza un poco para el costado para tener mejor acceso al cuello y volví a saborearla...solo eso y ya…me dije... listo, pará. Pará pará pará pará pará. Mi sentido auditivo volvió a funcionar para escuchar a alguien más que no sea Ariadna y me obligue a abrir los ojos. El director seguía con las amenazas y dijo que volvería con más gente, que nadie lo trataba de idiota. Lo odie por un momento. Me separé un poco para mirarla a los ojos de nuevo llevando mis dos manos a su rostro para sujetarla. -Esto generas...-peine su pelo hacia atrás-me encanta tu pelo chérie- le digo mientras sonrío de medio lado. Respirando hondo, intentando acompasar mi respiración a un ritmo normal.
La situación con el director comenzó a ser de sitcom, estaba muy enojado y no entendía el porqué de tanto enojo...vamos solo éramos unos chicos en la universidad corriendo, me reí internamente ante este pensamiento. Si bien no podía verle la cara en detalle, estaba seguro de que estaría roja y muy traspirada, negué mientras lo pensaba. Y viendo donde estábamos...no sabía si agradecerle u odiarle. En un espacio chico con una mujer que...largué un suspiro sin terminar siquiera el pensamiento. Mirando para afuera luego de soltarle la mano, cosa que me arrepentí enseguida, definitivamente hoy estaba muy ….¿idiota?. Tampoco quería ser tan duro conmigo mismo.
Y poniendo las cosas más difíciles acá la tenía, sentada entre mis piernas. Cerré los ojos con fuerza y ya no funcionó pensar en otra cosa. Mis manos obraban solas, mi cuerpo empezó a dejar de escuchar a mi cabeza. La tenía tan cerca, prácticamente pegada a mi pecho, pero no podía ver su cara… cosa que lamentaba porque me la quedaría mirando mucho tiempo seguido sin descanso. Pude sentir cuando tomó aire profundamente, imaginación detente ahora mismo...está cansada porque corrimos, está cansada porque corrimos ¿escuchaste?. Entonces se gira hacia mí y quedamos frente a frente con solo unos centímetros de distancia, la miré con mis parpados caídos por el deseo...ella se giró de nuevo y no sabía si estaba contento o no.
Llevé mi nariz a su oreja y su cuello para saciar solo un poco el ansia que tenía. Comencé a deslizar mis manos por sus piernas muy lentamente, cuando logré sacarle sus tacones, sentí que sus manos se posaban sobre las mías y...mi mente hizo un silencio sepulcral dándole vía libre al cuerpo, como dándose por vencido. Me acerqué a su oreja y le di un mordisco en el lóbulo muy suave casi imperceptible... entonces ella se giró y me dice en susurros que no pasaba nada si se lastimaba que tendría el recuerdo de esto, medio sonreí y acaricié su mejilla con los labios...de nuevo fue un roce que podría haber sido el de una mariposa. Apoyé mi frente en su coronilla mientras cerraba los ojos unos segundos para recobrar el control de nuevo sobre mí mismo.
En eso se gira muy despacio… que no hizo más que aumentar mi libido que ya estaba a punto de explotar. ¿Hacía tanto calor hoy o era yo? posiblemente era yo. Y no soltó mis manos, fijaba con las suyas las mías en su cuerpo...si supiera que no era necesario, pero era excitante saber que no quería que dejara de tocarla. Entonces la tuve sobre mí a horcajadas (?), apoyé mi cabeza en la pared y la mire con deseo a través de mis ojos semi cerrados. No saqué mis manos cuando sacó las suyas, ni loco las sacaba. Solo las acomodé mejor. Las deslicé por su muslo hasta llegar a sus caderas y sentir la cintura del pantalón, colé mis pulgares por debajo de su camiseta casi con naturalidad para dibujar el lugar donde empezaba su piel, y comencé hacer lo mismo de antes, reseguir con mi dedo su cintura pero solo ese trocito de piel suave...muy suave. Mientras hacía esto casi inconscientemente, como todo lo que estaba pasando hoy, ella apoya una mano en la pared y la otra en mi pecho. Miro su mano del frente y vuelvo la mirada a esos labios que parecieran que me llamaran. Y la misma palabra de antes resonó en mi cabeza, se veían muy comestibles...mientras miraba como se los mordía, escucho que me pregunta qué genera. ¿Acaso no se daba cuenta con solo ver mi cara?, para ser sincero en mi frente estaba seguro que decía REGALADO. Porque podría hacerme lo que quiera que no me quejaría para nada. -Todo y más...-mi voz salía ronca de nuevo, no podía disimularla, apreté un poco más fuerte su cintura volviendo a bajar mis manos hasta sus muslos. Sentir su piel estaba poniéndome demasiado. Me dice que no le gustaría quedarse en la sala de castigo, miro esa boca...-yo tampoco...-contesto algo ido. Me daban ganas de cerrar el espacio que nos distanciaba y robar un beso solamente para saber si era lo que mi imaginación decía. Pero respiré hondo y no lo hice.
Mientras la miraba con deseo y ella me la devolvía ... me percato que en la nebulosa de su mirada apareció algo de ...no sé cómo llamarlo… razón, sentido común...no sé. Y la envidié un poco por ser capaz de eso. Sacó su mano de mi pecho y casi gruñí de frustración...y para colmo vuelve a acomodarse el pelo... el pelo con el aroma más atrayente que había olido hasta ahora. Mientras pensaba en hundir mis manos en ese pelo la escucho a través de la niebla del deseo que ya podemos salir -Sí...podemos...- me despego de la pared y esta vez me acerco yo a ella haciendo que nuestras narices se rocen y apoye mi frente en la ella. Quería sentir sus manos de nuevo...agarré una de ellas y la llevé hasta mi cara besando su palma y dejándola unos segundos allí con mis ojos cerrados. Luego la muevo para mi mejilla para sentir ese roce suave ahí...giro mi cara y le doy un beso de nuevo mordiendo delicadamente su pulgar. Entonces me la llevé hasta mi cabeza, en mi pelo y la dejé ahí. Entonces abro los ojos queriéndomela comer con la mirada y con mi boca, pero aguanto lo último. Llevo su otra mano a la misma posición que la otra. Inhalé hondo porque se sentía muy muy muy bien. Entonces suelto su pelo...sí, lo suelto...y hundo mis manos en el como un desesperado que se calmaba con eso. Dios que suave era... comienzo a rozar mi nariz con la suya para luego rozarla con su mentón... y sin poder evitarlo le doy un pequeño mordisco, arrastrando mis labios por su mandíbula hasta llegar a su oreja.
Deslicé mis manos hasta su cintura rodeándola y la acerque un poco más a mí... ¿por qué se sentía tan bien? ¿Será esto lo que llaman piel, química?. Me deslicé por su cuello y le di un beso prolongado y luego lo rocé con mi lengua...solo un poco...y mi imaginación tenía razón, su piel tenía un sabor excito. Una de las manos que tenía en su espalda las deslicé hasta su cabeza hundiendo mi mano en su pelo e inclinarle la cabeza un poco para el costado para tener mejor acceso al cuello y volví a saborearla...solo eso y ya…me dije... listo, pará. Pará pará pará pará pará. Mi sentido auditivo volvió a funcionar para escuchar a alguien más que no sea Ariadna y me obligue a abrir los ojos. El director seguía con las amenazas y dijo que volvería con más gente, que nadie lo trataba de idiota. Lo odie por un momento. Me separé un poco para mirarla a los ojos de nuevo llevando mis dos manos a su rostro para sujetarla. -Esto generas...-peine su pelo hacia atrás-me encanta tu pelo chérie- le digo mientras sonrío de medio lado. Respirando hondo, intentando acompasar mi respiración a un ritmo normal.
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
No sabía si mi peso le molestaría o notaría al estar tanto tiempo allí sentada, en sus rudas y largas piernas. Pues mis manos permanecían encima de las suyas hasta que me giré por pura inercia, por un impulso que llevaba rato intentando dirigir a mis sentidos. Dejé entonces que micuerpo y mis actos se llevaran por impulsos y no por lo que mi razón me decía, que me hacía resonar fuertemente la frase 'Respeto hacia mí misma', una vieja frase que una dama sentenció antes de su muerte a mí. Bufé por mis adentros, sin sacarlo fuera pues no quería que Maximé se confundiera con ése suspiro, la atracción era muy fuerte y no sólo era por mi parte, por la de él también se le veía cierto interés por mí...aunque mejor no pensar en qué tipo de interés sino actuaría de nuevo por medio de la razón y no por mis impulsos.
Siquiera me dió tiempo a gesticular nada, pues éste me quería poner mas nerviosa de
lo que ya estaba, aunque gracias al tiempo que llevaba trabajando con hombres supe cubrirlos bien, sin que se notaran. Su nariz recorrió mi oreja y cuello, algo que noté me hizo temblar por un momento, cosa que odié ya que me acaba de dar cuenta que no tenía tanto dominio con mis nervios como pensaba. Me mordió entonces tan levemente que pareció como si unas pequeñas gotas de lluvia cayeran donde dejó el mordisco, notando algo de electricidad y calor procedente de su boca, algo que me hizo elevar mi hombro para tocar mi oreja ya que me causó algo parecido a una leve cosquilla, acariciandola con mi hombro, colocando luego en su lugar. Seguidamente sus labios recorrieron mi mejilla ésta vez, maldita sea no podía responderle a esos movimientos tan provocadores y que causaban tantas sensaciones en mí, no podía... estaba paralizada, hasta que giré intentando que esas sensaciones de nerviosismo se disiparan quedandome mirándolo, colocando mis manos en él, notando como sus pupilas aumentaron cuando giré. Me fijaba en muchas cosas...cosas en las que la gente no se fijaban y todo ello gracias a mi minimalismo. Recoloqué sus manos en mi cuerpo, no quería que las separara, quería sentir su calor, su pulso, sentir como cubría una parte de mi cuerpo. Sus ojos permanecían entrecerrados como con un aire cansado pero sus pupilas no dejaban de estar más grandes y sus labios...se tornaron un grado más oscuro, más rojizos a la vez que aumentaban en tamaño. Eso me gustó. Eran buenas señales de que era atracción, pues de seguro a mí me había pasado lo mismo: mis labios y pupilas aumentados pero seguro que no se habría dado ni cuenta. ¿Cómo era posible sentirse de esa manera entre las manos de un completo desconocido? Jamás me había pasado... ¿qué significaba todo eso? ¿por qué estaba pasando? Mi cabeza intentaba romper ese momento atormentandome con una lluvia de preguntas que, para mi desgracia, no tenían respuesta alguna...pero esperaba que con el tiempo tuvieran.
Una de sus dedos traviesamente se colaron por el lateral de mi ceñida camisa notando como ese dedo acariciaba levemente mi cintura...parecía que lo había echo a propósito ya que ese dedo, no se quedaba atrás con la mano, era enorme al igual y podía recorrer cuanto quisiera sin que yo me enterara...pues con un movimiento algo más descabellado alcanzaría mi pecho si elevaba su mano unos dos centímetros más, cosa que hizo que me encendiera...tornandose mi cabeza de pensamientos obscenos que llevaba intentando disipar casi todo el rato que estube con él. Mis manos al igual, se colocaron; una en su cuerpo y otra en la pared para no ejercer toda la presión de mi cuerpo en su pectoral. Y su mirada alcanzó mis ojos, haciendome que me perdiera en esos ojos oscuros, llenos de misterios que quería resolver en ese mismo momento...algo imposible. Me respondió con esa voz de nuevo ronca y a su vez apretó mi cintura, deslizandolas por mis muslos. "Ariadna, contrólate, vamos, tranquila." Me decía internamente entornando los ojos todavía perdida en esos ojos que me hicieron paralizarme de nuevo. Esa voz...esas caricias, esos ojos, eran la perdición para mí en ese momento. Aguanté mi posición ya que si me movía sería para abalanzarme contra él y besarle, besarle como si mi vida corriera de ello...era demasiada tentación...
Maldito pelo, maldita situación, maldito francés y maldito todo lo que estaba pasando. Arrrg. Estaba frustada al completo. No sabía como actuar, no sabía que hacer, ni que decir. Podíamos salir pero ambos decidimos que nos quedariamos un poco más. Se acercó a mí, despegándose de la pared, tomando una de mis manos, besándola, acariciándola con su mejilla...pegándo mi frente con la suya pareciendo estar pegadas por un chicle invisible para el ser humano. Mordió mi dedo pulgar y seguida por sus movimientos terminó dejando mi mano en su cabeza, pero yo la arrastré hasta un poco más arriba de su nuca, agarrando su cabeza para que no se separara de mí...sintiendo su aliento cálido contra mis labios de la proximidad, sintiendo mi corazon acelerar. -Ahora no quiero salir... -Dije algo refunfuñona, susurrandolo en sus labios. Mi otra mano también quedó con la otra, entrelazando mis dedos, sujetandole. Soltó mi cabello...parecía que le gustó, pues era bien largo y conforme lo soltó mi espalda se cubrió casi enteramente.
Comenzó a jugar con zonas de mi cuerpo, besando, mordiendo, acariciando pero lo que el no sabía era que eso cada vez se estaba acelerando más, poniendome sin quererlo más y más. Le ayudé en su tarea de recorrer mi cuello colocándolo en el angulo correcto para que fuera más fácil para él. Estaba por uno de mis puntos débiles; el cuello, así que no me haría responsable de lo que consecuentemente mi cuerpo pidiera. Notaba unos calores ascender pausamente por mi espalda, rompiendo en mis mejillas y haciendo que mi temperatura se elevara. Entonces paró, cosa que me hizo abrir los ojos que también permanecían cerrados disfrutando de aquello...mierda, el director. Me estaba comenzando a mosquear, ¿que iba a llamar a más gente? que lo hiciera si fuera valiente, que luego me tomaría la venganza por mi mano y no sería nada buena ni comprensiva. Me estaba jodiendo el momento que tenía con el francés, joder. Pero no me dió tiempo a mosquearme más, pues acarició mi pelo y respondió a mi pregunta de qué generaba. Respiraba algo agitado lo que me hizo sonreír algo traviesa.
Bajé mis manos de su cabeza con aquello que me distinguía de las demás chicas, que era irremediable en mí y menos en una situación así; la sensualidad. Me acomodé mejor en sus piernas, notando algo suyo fuerte, despertándose. Era mi turno. Recorrí con uno de mis dedos su nuca, hombro y biceps hasta saltar a su pectoral, bajando por el costado y adentrando mi mano entera por su camisa, entreabriendo mis labios mientras seguía con mi mirada mis movimientos. Clavé entonces mi mirada en él esbozando una sonrisa cómplice, abalazandome hacia él de manera algo brusca quedando a unos milímetros de su boca, hablándole desde esa corta distancia. -Si quieres... -Saqué mi lengua y con la punta recorrí de bajo arriba en un movimiento rápido sus labios cerrados. -...seguimos jugando al escondite con el director, sino...nos vamos y nos dedicamos a jugar a otra cosa... -Movi mi cabeza despacio hasta que mis labios alcanzaron una de sus mejillas y la mordieron, marcando un sendero hasta el lóbulo de su oreja. Dejándo un beso en el trago de ésta, susurrandole. -Si quieres...claro. -Seguidamente volví mi cabeza al frente de la de él tirandole con mi pecho hacia atrás para que se apoyara en la pared, apoyando una de mis manos en su clavícula, haciendo el amago de querer colar uno de mis dedos por el costado de sus pantalones, raspando con mi uña su piel, ladeando la cabeza y tirando todo mi pelo en este movimiento hacia el lado ladeado.
PD: No sé por qué las líneas se separan solas, están vivas e_e ¡No me hacen caso de como quiero ponerlas! Malditas.
Siquiera me dió tiempo a gesticular nada, pues éste me quería poner mas nerviosa de
lo que ya estaba, aunque gracias al tiempo que llevaba trabajando con hombres supe cubrirlos bien, sin que se notaran. Su nariz recorrió mi oreja y cuello, algo que noté me hizo temblar por un momento, cosa que odié ya que me acaba de dar cuenta que no tenía tanto dominio con mis nervios como pensaba. Me mordió entonces tan levemente que pareció como si unas pequeñas gotas de lluvia cayeran donde dejó el mordisco, notando algo de electricidad y calor procedente de su boca, algo que me hizo elevar mi hombro para tocar mi oreja ya que me causó algo parecido a una leve cosquilla, acariciandola con mi hombro, colocando luego en su lugar. Seguidamente sus labios recorrieron mi mejilla ésta vez, maldita sea no podía responderle a esos movimientos tan provocadores y que causaban tantas sensaciones en mí, no podía... estaba paralizada, hasta que giré intentando que esas sensaciones de nerviosismo se disiparan quedandome mirándolo, colocando mis manos en él, notando como sus pupilas aumentaron cuando giré. Me fijaba en muchas cosas...cosas en las que la gente no se fijaban y todo ello gracias a mi minimalismo. Recoloqué sus manos en mi cuerpo, no quería que las separara, quería sentir su calor, su pulso, sentir como cubría una parte de mi cuerpo. Sus ojos permanecían entrecerrados como con un aire cansado pero sus pupilas no dejaban de estar más grandes y sus labios...se tornaron un grado más oscuro, más rojizos a la vez que aumentaban en tamaño. Eso me gustó. Eran buenas señales de que era atracción, pues de seguro a mí me había pasado lo mismo: mis labios y pupilas aumentados pero seguro que no se habría dado ni cuenta. ¿Cómo era posible sentirse de esa manera entre las manos de un completo desconocido? Jamás me había pasado... ¿qué significaba todo eso? ¿por qué estaba pasando? Mi cabeza intentaba romper ese momento atormentandome con una lluvia de preguntas que, para mi desgracia, no tenían respuesta alguna...pero esperaba que con el tiempo tuvieran.
Una de sus dedos traviesamente se colaron por el lateral de mi ceñida camisa notando como ese dedo acariciaba levemente mi cintura...parecía que lo había echo a propósito ya que ese dedo, no se quedaba atrás con la mano, era enorme al igual y podía recorrer cuanto quisiera sin que yo me enterara...pues con un movimiento algo más descabellado alcanzaría mi pecho si elevaba su mano unos dos centímetros más, cosa que hizo que me encendiera...tornandose mi cabeza de pensamientos obscenos que llevaba intentando disipar casi todo el rato que estube con él. Mis manos al igual, se colocaron; una en su cuerpo y otra en la pared para no ejercer toda la presión de mi cuerpo en su pectoral. Y su mirada alcanzó mis ojos, haciendome que me perdiera en esos ojos oscuros, llenos de misterios que quería resolver en ese mismo momento...algo imposible. Me respondió con esa voz de nuevo ronca y a su vez apretó mi cintura, deslizandolas por mis muslos. "Ariadna, contrólate, vamos, tranquila." Me decía internamente entornando los ojos todavía perdida en esos ojos que me hicieron paralizarme de nuevo. Esa voz...esas caricias, esos ojos, eran la perdición para mí en ese momento. Aguanté mi posición ya que si me movía sería para abalanzarme contra él y besarle, besarle como si mi vida corriera de ello...era demasiada tentación...
Maldito pelo, maldita situación, maldito francés y maldito todo lo que estaba pasando. Arrrg. Estaba frustada al completo. No sabía como actuar, no sabía que hacer, ni que decir. Podíamos salir pero ambos decidimos que nos quedariamos un poco más. Se acercó a mí, despegándose de la pared, tomando una de mis manos, besándola, acariciándola con su mejilla...pegándo mi frente con la suya pareciendo estar pegadas por un chicle invisible para el ser humano. Mordió mi dedo pulgar y seguida por sus movimientos terminó dejando mi mano en su cabeza, pero yo la arrastré hasta un poco más arriba de su nuca, agarrando su cabeza para que no se separara de mí...sintiendo su aliento cálido contra mis labios de la proximidad, sintiendo mi corazon acelerar. -Ahora no quiero salir... -Dije algo refunfuñona, susurrandolo en sus labios. Mi otra mano también quedó con la otra, entrelazando mis dedos, sujetandole. Soltó mi cabello...parecía que le gustó, pues era bien largo y conforme lo soltó mi espalda se cubrió casi enteramente.
Comenzó a jugar con zonas de mi cuerpo, besando, mordiendo, acariciando pero lo que el no sabía era que eso cada vez se estaba acelerando más, poniendome sin quererlo más y más. Le ayudé en su tarea de recorrer mi cuello colocándolo en el angulo correcto para que fuera más fácil para él. Estaba por uno de mis puntos débiles; el cuello, así que no me haría responsable de lo que consecuentemente mi cuerpo pidiera. Notaba unos calores ascender pausamente por mi espalda, rompiendo en mis mejillas y haciendo que mi temperatura se elevara. Entonces paró, cosa que me hizo abrir los ojos que también permanecían cerrados disfrutando de aquello...mierda, el director. Me estaba comenzando a mosquear, ¿que iba a llamar a más gente? que lo hiciera si fuera valiente, que luego me tomaría la venganza por mi mano y no sería nada buena ni comprensiva. Me estaba jodiendo el momento que tenía con el francés, joder. Pero no me dió tiempo a mosquearme más, pues acarició mi pelo y respondió a mi pregunta de qué generaba. Respiraba algo agitado lo que me hizo sonreír algo traviesa.
Bajé mis manos de su cabeza con aquello que me distinguía de las demás chicas, que era irremediable en mí y menos en una situación así; la sensualidad. Me acomodé mejor en sus piernas, notando algo suyo fuerte, despertándose. Era mi turno. Recorrí con uno de mis dedos su nuca, hombro y biceps hasta saltar a su pectoral, bajando por el costado y adentrando mi mano entera por su camisa, entreabriendo mis labios mientras seguía con mi mirada mis movimientos. Clavé entonces mi mirada en él esbozando una sonrisa cómplice, abalazandome hacia él de manera algo brusca quedando a unos milímetros de su boca, hablándole desde esa corta distancia. -Si quieres... -Saqué mi lengua y con la punta recorrí de bajo arriba en un movimiento rápido sus labios cerrados. -...seguimos jugando al escondite con el director, sino...nos vamos y nos dedicamos a jugar a otra cosa... -Movi mi cabeza despacio hasta que mis labios alcanzaron una de sus mejillas y la mordieron, marcando un sendero hasta el lóbulo de su oreja. Dejándo un beso en el trago de ésta, susurrandole. -Si quieres...claro. -Seguidamente volví mi cabeza al frente de la de él tirandole con mi pecho hacia atrás para que se apoyara en la pared, apoyando una de mis manos en su clavícula, haciendo el amago de querer colar uno de mis dedos por el costado de sus pantalones, raspando con mi uña su piel, ladeando la cabeza y tirando todo mi pelo en este movimiento hacia el lado ladeado.
PD: No sé por qué las líneas se separan solas, están vivas e_e ¡No me hacen caso de como quiero ponerlas! Malditas.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
En cuanto puse sus manos en mi cabeza, pude sentir como estas se deslizaban más arriba para sujetarme contra ella pero sin llegar a besarnos. Sonreí de medio lado, y la miré a los ojos mientras entreabría mis labios para humedecerlos. Mi respiración se volvió pesada al tenerla así de cerca...y me dice que ahora no quiere salir, miré sus labios cuando habló viendo como estos se movían, y me mordí mi labio inferior con una sonrisa -somos dos...-murmuro sobre su boca, acercándome un poco más hasta tocar fugazmente sus labios con los míos pero sin llegar a ser un beso. Era tan excitante esto que me que estaba empezando a dar más calor, queriendo sacarme la camisa o desabrochar más botones...y empezar a sacarle a ella....BASTA.
Cuando comencé a besarla y rozarla, intentando no perder el control, por su cuello y su mandíbula, ella estiró su delicado cuello dejándome vía libre para seguir haciendo lo que estaba haciendo. Pero ese gesto me hizo saber más decibeles, le gustaba lo que le hacía...y dios sabía como me gustaba hacérselo. Podría estar así mucho tiempo, por más que después anduviera dolorido en mis partes íntimas...que en estos momentos comienza a tensar mi pantalón. Pensé en hacer que ella no se diera cuenta pero era muy complicado por la posición en la estábamos. Y la verdad es que no quería apartarla, sinceramente. Mi lengua dejó de ser tímida y comencé a lamerla usando mis labios también, acercándola cada vez más a mí, hundiendo mis dedos en su pelo; recorriendo su cuello y bajando por su clavícula haciendo que se arqueara un poco hacia atrás con el brazo que rodeaba su cintura. Llegué hasta casi el nacimiento de sus senos, viendo como estos (por la posición) quedaban más elevados, casi como una ofrenda... Arrastré mi lengua hacia arriba otra vez, rozándola de vez en cuando con los dientes, como si de un helado se tratara, y no mentiré...era más deliciosa que uno. Volví a atacar su cuello, con las ganas de haber seguido bajando más abajo, mientras la mano que tenía a su espalda se colaba entera bajo su camiseta ceñida, que dejaba todas sus formas perfectamente delineadas. Acaricié su espalda perezosamente hasta tocar la fina tela del sostén, sus breteles...y comencé a besar su cuello como lo haría con su boca. Lo que estaba haciendo con mi mano en su espalda, hizo que la camiseta se le subiera hasta la parte inferior de sus pechos, dejando su vientre al descubierto. Cuando me alejé un poco y vi hacia abajo...me di cuenta lo cerca que estaba de desnudarla en el hueco de la escalera si ella me dejaba. Respiré un poco agitado y la miré casi como si de un depredador se tratara, y ella puso en sus labios esa sonrisa traviesa...que me dieron ganas de borrársela mordiendo sus boquita perfecta.
Por dios estaba muy acelerado, lo empecé a notar por mi forma de pensar y que mis manos cada vez tenían mas vida independiente. Entonces siento que sus manos bajan tan despacio y suave por mi cabeza y me hace cerrar los ojos del placer, quería que lo haga de nuevo. Pero lo que siguió me hizo olvidar ese deseo. Se acomodó sobre mí de tal manera que sintió como de duro me estaba poniendo...joder, apreté los dientes cuando la sentí rozarme, mis músculos se contrajeron y ajusté el apriete que tenía en su trasero…¿en qué momento había bajado mi mano ahí?. Cuando me di cuenta de ese detalle de nuevo me quede mirando su vientre y como se delineaban las caderas y la cintura perfectamente, haciendo que mi mano resiguieran sus curvas. Llevé mi dedo pulgar a acariciarla alrededor su ombligo...y me imagine poniendo mi boca allí y bajando... rayos, la miré de nuevo para encontrar un poco de raciocinio...pero su cara me excitaba tanto o más.
Entonces sentí como su mano se deslizaba por mi nuca...hombros...cerré los ojos...mis bíceps...hasta que la sentí en mi pectoral, pero no la dejo allí...no...la fue bajando hasta que sentí como la colaba dentro de mi camisa. Creo que largué un pequeño jadeo bajo, al sentir su mano en mi piel. -no pares- me di cuenta que lo dije en voz alta cuando tendría que haber sido un pensamiento.
Ella miraba con sus labios entre abiertos como su mano obraba estragos en mí. Y cuando levantó su mirada se encontró con la mía con las mismas ganas depredadoras de hace unos instantes y sonríe cómplice... le sonrío de la misma manera. Entonces se abalanzó sobre mí y sonrío más ampliamente agarrando su cabeza con la mano libre, para que sea ella esta vez la que no se aleje ni un milímetro. Entonces comienza a hablarme, pero se detiene para hacer algo que me hizo latir la entrepierna, me paso su lengua por mis labios...y me tomo por sorpresa. Casi al instante o simultáneamente me paso mi lengua por mis labios para saborear su sabor en los míos, rozando su labio inferior pero sin llegar a alcanzar su lengua cálida y sedosa... empecé a respirar más rápido y moví mi mano por su espalda de nuevo pero esta vez dibuje el contorno del costado del sostén, colocando mi mano debajo de su axila...si la moviera solo un poco más podría tomar su pecho...pero me contuve. Me dice que si quiero seguimos jugando al escondite con el director, pero que si no nos podríamos ir y jugar a otra cosa. Sonreí de lado otra vez porque sabía a qué se refería. Comenzó a mordisquearme la mejilla hasta llegar a mi oreja, depositando un beso...inhalé hondo y escucho que me susurra, “si quiero”.
Si no hubiera estado tan excitado me hubiera puesto a reír, quería gritar que sí sí sí. Pero todavía no terminaba. Me empujó hacia atrás con su pecho hasta que toqué la pared con mi espalda. Nos miramos todo el tiempo a los ojos y sentí como su uña raspaba mi piel cerca de mis pantalones... ladee el cuello un poco mirándola con una mirada de advertencia -Ariadna...- entonces tiró todo su cabello hacia un lado. Mierda iba a agujerear mis putos pantalones... llevé una de mis manos a su pelo y tiré de ella tal vez un poco abruptamente y pegué mi boca a la de ella. Respiré agitado, jadeando sobre su boca -Vayámonos...ahora. Y vamos a pasar toda el puto rato con la luz prendida porque no pienso perderme nada-. Hablaba tan pegado su boca que hacía que en ciertas palabras nuestros dientes chocaran. Apresé su labio inferior y lo mordí no tan suavemente. Cuando lo solté estaba un poco hinchado y le pasé mi lengua para después chuparlo. Entonces la solté, y pude ver como brillaba con mi saliva -me estas volviendo loco...más de lo que ya estaba....- la miré a los ojos y luego a sus pechos pensando en lo que les haría. Y la miré con el hambre escrito en mis facciones -Vamos antes de que no pueda parar-
Cuando comencé a besarla y rozarla, intentando no perder el control, por su cuello y su mandíbula, ella estiró su delicado cuello dejándome vía libre para seguir haciendo lo que estaba haciendo. Pero ese gesto me hizo saber más decibeles, le gustaba lo que le hacía...y dios sabía como me gustaba hacérselo. Podría estar así mucho tiempo, por más que después anduviera dolorido en mis partes íntimas...que en estos momentos comienza a tensar mi pantalón. Pensé en hacer que ella no se diera cuenta pero era muy complicado por la posición en la estábamos. Y la verdad es que no quería apartarla, sinceramente. Mi lengua dejó de ser tímida y comencé a lamerla usando mis labios también, acercándola cada vez más a mí, hundiendo mis dedos en su pelo; recorriendo su cuello y bajando por su clavícula haciendo que se arqueara un poco hacia atrás con el brazo que rodeaba su cintura. Llegué hasta casi el nacimiento de sus senos, viendo como estos (por la posición) quedaban más elevados, casi como una ofrenda... Arrastré mi lengua hacia arriba otra vez, rozándola de vez en cuando con los dientes, como si de un helado se tratara, y no mentiré...era más deliciosa que uno. Volví a atacar su cuello, con las ganas de haber seguido bajando más abajo, mientras la mano que tenía a su espalda se colaba entera bajo su camiseta ceñida, que dejaba todas sus formas perfectamente delineadas. Acaricié su espalda perezosamente hasta tocar la fina tela del sostén, sus breteles...y comencé a besar su cuello como lo haría con su boca. Lo que estaba haciendo con mi mano en su espalda, hizo que la camiseta se le subiera hasta la parte inferior de sus pechos, dejando su vientre al descubierto. Cuando me alejé un poco y vi hacia abajo...me di cuenta lo cerca que estaba de desnudarla en el hueco de la escalera si ella me dejaba. Respiré un poco agitado y la miré casi como si de un depredador se tratara, y ella puso en sus labios esa sonrisa traviesa...que me dieron ganas de borrársela mordiendo sus boquita perfecta.
Por dios estaba muy acelerado, lo empecé a notar por mi forma de pensar y que mis manos cada vez tenían mas vida independiente. Entonces siento que sus manos bajan tan despacio y suave por mi cabeza y me hace cerrar los ojos del placer, quería que lo haga de nuevo. Pero lo que siguió me hizo olvidar ese deseo. Se acomodó sobre mí de tal manera que sintió como de duro me estaba poniendo...joder, apreté los dientes cuando la sentí rozarme, mis músculos se contrajeron y ajusté el apriete que tenía en su trasero…¿en qué momento había bajado mi mano ahí?. Cuando me di cuenta de ese detalle de nuevo me quede mirando su vientre y como se delineaban las caderas y la cintura perfectamente, haciendo que mi mano resiguieran sus curvas. Llevé mi dedo pulgar a acariciarla alrededor su ombligo...y me imagine poniendo mi boca allí y bajando... rayos, la miré de nuevo para encontrar un poco de raciocinio...pero su cara me excitaba tanto o más.
Entonces sentí como su mano se deslizaba por mi nuca...hombros...cerré los ojos...mis bíceps...hasta que la sentí en mi pectoral, pero no la dejo allí...no...la fue bajando hasta que sentí como la colaba dentro de mi camisa. Creo que largué un pequeño jadeo bajo, al sentir su mano en mi piel. -no pares- me di cuenta que lo dije en voz alta cuando tendría que haber sido un pensamiento.
Ella miraba con sus labios entre abiertos como su mano obraba estragos en mí. Y cuando levantó su mirada se encontró con la mía con las mismas ganas depredadoras de hace unos instantes y sonríe cómplice... le sonrío de la misma manera. Entonces se abalanzó sobre mí y sonrío más ampliamente agarrando su cabeza con la mano libre, para que sea ella esta vez la que no se aleje ni un milímetro. Entonces comienza a hablarme, pero se detiene para hacer algo que me hizo latir la entrepierna, me paso su lengua por mis labios...y me tomo por sorpresa. Casi al instante o simultáneamente me paso mi lengua por mis labios para saborear su sabor en los míos, rozando su labio inferior pero sin llegar a alcanzar su lengua cálida y sedosa... empecé a respirar más rápido y moví mi mano por su espalda de nuevo pero esta vez dibuje el contorno del costado del sostén, colocando mi mano debajo de su axila...si la moviera solo un poco más podría tomar su pecho...pero me contuve. Me dice que si quiero seguimos jugando al escondite con el director, pero que si no nos podríamos ir y jugar a otra cosa. Sonreí de lado otra vez porque sabía a qué se refería. Comenzó a mordisquearme la mejilla hasta llegar a mi oreja, depositando un beso...inhalé hondo y escucho que me susurra, “si quiero”.
Si no hubiera estado tan excitado me hubiera puesto a reír, quería gritar que sí sí sí. Pero todavía no terminaba. Me empujó hacia atrás con su pecho hasta que toqué la pared con mi espalda. Nos miramos todo el tiempo a los ojos y sentí como su uña raspaba mi piel cerca de mis pantalones... ladee el cuello un poco mirándola con una mirada de advertencia -Ariadna...- entonces tiró todo su cabello hacia un lado. Mierda iba a agujerear mis putos pantalones... llevé una de mis manos a su pelo y tiré de ella tal vez un poco abruptamente y pegué mi boca a la de ella. Respiré agitado, jadeando sobre su boca -Vayámonos...ahora. Y vamos a pasar toda el puto rato con la luz prendida porque no pienso perderme nada-. Hablaba tan pegado su boca que hacía que en ciertas palabras nuestros dientes chocaran. Apresé su labio inferior y lo mordí no tan suavemente. Cuando lo solté estaba un poco hinchado y le pasé mi lengua para después chuparlo. Entonces la solté, y pude ver como brillaba con mi saliva -me estas volviendo loco...más de lo que ya estaba....- la miré a los ojos y luego a sus pechos pensando en lo que les haría. Y la miré con el hambre escrito en mis facciones -Vamos antes de que no pueda parar-
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
"Hinateë..." Me reñía mentalmente por aquello que sabía mi querida cabeza que pasaría en cuestión de minutos, pero ya no podía tirarme atrás...no lo iba a hacer de todas formas. Lamia sus labios, haciendo que se iluminaran, haciendome que lo observara. Él tampoco quería salir de ahí, pero ambos sabíamos que debíamos hacerlo en cuanto el director dejara de pegar voces y amenazarnos. Entonces, sus labios se chocaron fugazmente contra los míos algo que me hizo sonreír mordiendo el interior de mi mejilla derecha...era tan, arggg.
Disfrutaba ante cada caricia, cada beso, cada mordisco, cada lamida. Era una situación que jamás pensé que se daría al ir a buscar un libro de arquitectura, jamás pensé que me encontraría a Maximé allí, que me confundiría al verlo como un profesor con esa ropa tan elegante que llevaba, que ambos nos escondíamos del director...la afinidad al fin y al cabo existía o eso parecía hasta el momento.
Notaba como algo tenso apretaba mi parte media del ceñido pitillo que llevaba, algo que...con sus proporciones también parecía bastante grande. Apreté mis labios fuertemente de lo que me gustó ésta suposición. Era excitante todo aquello, escondidos del director pudiendo pillarnos en cualquier momento y nosotros siguiendo con nuestra aventura... Sus movimientos cesaron, y yo tan sólo podía dejarme llevar por él, era tal la tensión que había entre nosotros que a mí me hubiera dado lo mismo desarmarme ahí mismo con él, pero sabía a la perfección que corríamos un riesgo muy grande, más aún cuando en los próximos diez minutos tocaría el timbre y los alumnos saldrían de sus clases. Sería bochornoso que nos encontraran así. Arqueé mi espalda cuando éste posó uno de sus poderosos brazos alrededor de mi cintura, el corazón cada vez me latía más fuerte queriendo salirse de la excitación...su lengua iba en dirección a mis senos, pero se detuvo volviendo hacia arriba. Mierda. "Control, control" ¿Qué control ni qué carajo? No sé que es eso ahora mismo.
Coló su mano camisa, jugando con el cierre de mi sostén algo que me hizo sonreír traviesamente, agarrando una mejilla suya con una mano y pegarle un pequeño mordisco en un labio, tirándo de éste para dejar sus labios entreabiertos. Por inercia me froté contra él, cosa que segundos después me hizo sorprenderme...su cosa; "ist riesig", mis ojos se abrieron pero lo disimulé deslizando una mano a forma de tenedor por mi cabello, tirándolo hacia atrás. Volvió a jugar con mi cuello. Me volvía loca eso...era la perdición.
La camiseta se me subió sin darme cuenta, de seguro fué por la mano que tenía en mi espalda, quedándose frenada bajo mis senos. Deslicé una de mis mano por su revuelto cabello, peinando una de sus patillas delicadamente, observandole. Era muy lindo...
Ni me dí cuenta como su mano llegó a mi trasero ya que estaba demasiado perdida en sus ojos y en las reacciones de éste ante mis actos. Sus muslos se tornaron algo duros, ya no parecía que estaba sentada en una banqueta blandita, ahora parecía que estaba sobre una tabla dura y férrea...era fuerte, sí, algo que por un momento me dió miedo. Mis manos recorrieron algunas partes de su cuerpo notando, sí, notando como a este le gustaba...
Pegada a él, sentí su mano en mi cabeza...haciendo que de esta manera no me pudiera separar de él. Sonreí ante la reacción de mi lamida fugaz en sus labios en su entrepierna...me estaba asustando ya, como siguiera creciendo más terminaría exhausta y adolorida después de hacer aquello que ambos deseabamos. Reí para mis adentros ante ésto, tendría así una escusa para verlo otro día... me tendría que cuidar. Lamió sus labios, dejando una cortina cristalina y brillante por éstos encendiéndose más, haciendo que yo también me encendiese. Sentí el tacto de una de sus manos en el costado de mi sostén, haciendose camino para agarrarme por la axila...cubríendome casi en plenitud el seno con esa mano.
Lo abalancé hacia atrás sin dejar mas espacio entre nosotros, pero me llamó la atención soltando mi nombre, elevé una ceja simultáneamente. ¿Qué pasaba? No le dejaría hablar en ese momento...giré mi cabeza dejando que mi cabello cayera hacia el lado y éste llevó una de sus manos a mi cabello tirando de mí algo brusco, haciendo que su boca se pegara a la mía. -Hay luz del día... -Solté varias carcajadas con un tono de picardía y se adelantó a mis actos agarrando mi labio inferior, mordiéndolo y sólo me pude dejar hacer...estaba presa entre sus dientes. Lo noté hinchado cuando lo soltó y éste lo lamió delicadamente. -Siento ese echo Herr... -Dije con la misma picardía tras que dijera que le estaba volviendo loco. No sólo era él, yo también estaba volviendome loca...retorciendome en mí misma, aguantando las ganas de hacerle de todo bajo esa maldita escalera. Sugerió, entonces, que nos fuéramos antes de que no pudiera parar, así que asentí lévemente. -Donde digas... -Murmuré y seguidamente sin aguantarlo más choqué mis labios con los de él, jugando a darle el mejor beso que hubiera recibido, deslizando mi lengua por su interior, mordiendole...Algo brutesco ese beso, pero llevaba demasiado tiempo aguantando la tentación de hacerlo.
Disfrutaba ante cada caricia, cada beso, cada mordisco, cada lamida. Era una situación que jamás pensé que se daría al ir a buscar un libro de arquitectura, jamás pensé que me encontraría a Maximé allí, que me confundiría al verlo como un profesor con esa ropa tan elegante que llevaba, que ambos nos escondíamos del director...la afinidad al fin y al cabo existía o eso parecía hasta el momento.
Notaba como algo tenso apretaba mi parte media del ceñido pitillo que llevaba, algo que...con sus proporciones también parecía bastante grande. Apreté mis labios fuertemente de lo que me gustó ésta suposición. Era excitante todo aquello, escondidos del director pudiendo pillarnos en cualquier momento y nosotros siguiendo con nuestra aventura... Sus movimientos cesaron, y yo tan sólo podía dejarme llevar por él, era tal la tensión que había entre nosotros que a mí me hubiera dado lo mismo desarmarme ahí mismo con él, pero sabía a la perfección que corríamos un riesgo muy grande, más aún cuando en los próximos diez minutos tocaría el timbre y los alumnos saldrían de sus clases. Sería bochornoso que nos encontraran así. Arqueé mi espalda cuando éste posó uno de sus poderosos brazos alrededor de mi cintura, el corazón cada vez me latía más fuerte queriendo salirse de la excitación...su lengua iba en dirección a mis senos, pero se detuvo volviendo hacia arriba. Mierda. "Control, control" ¿Qué control ni qué carajo? No sé que es eso ahora mismo.
Coló su mano camisa, jugando con el cierre de mi sostén algo que me hizo sonreír traviesamente, agarrando una mejilla suya con una mano y pegarle un pequeño mordisco en un labio, tirándo de éste para dejar sus labios entreabiertos. Por inercia me froté contra él, cosa que segundos después me hizo sorprenderme...su cosa; "ist riesig", mis ojos se abrieron pero lo disimulé deslizando una mano a forma de tenedor por mi cabello, tirándolo hacia atrás. Volvió a jugar con mi cuello. Me volvía loca eso...era la perdición.
La camiseta se me subió sin darme cuenta, de seguro fué por la mano que tenía en mi espalda, quedándose frenada bajo mis senos. Deslicé una de mis mano por su revuelto cabello, peinando una de sus patillas delicadamente, observandole. Era muy lindo...
Ni me dí cuenta como su mano llegó a mi trasero ya que estaba demasiado perdida en sus ojos y en las reacciones de éste ante mis actos. Sus muslos se tornaron algo duros, ya no parecía que estaba sentada en una banqueta blandita, ahora parecía que estaba sobre una tabla dura y férrea...era fuerte, sí, algo que por un momento me dió miedo. Mis manos recorrieron algunas partes de su cuerpo notando, sí, notando como a este le gustaba...
Pegada a él, sentí su mano en mi cabeza...haciendo que de esta manera no me pudiera separar de él. Sonreí ante la reacción de mi lamida fugaz en sus labios en su entrepierna...me estaba asustando ya, como siguiera creciendo más terminaría exhausta y adolorida después de hacer aquello que ambos deseabamos. Reí para mis adentros ante ésto, tendría así una escusa para verlo otro día... me tendría que cuidar. Lamió sus labios, dejando una cortina cristalina y brillante por éstos encendiéndose más, haciendo que yo también me encendiese. Sentí el tacto de una de sus manos en el costado de mi sostén, haciendose camino para agarrarme por la axila...cubríendome casi en plenitud el seno con esa mano.
Lo abalancé hacia atrás sin dejar mas espacio entre nosotros, pero me llamó la atención soltando mi nombre, elevé una ceja simultáneamente. ¿Qué pasaba? No le dejaría hablar en ese momento...giré mi cabeza dejando que mi cabello cayera hacia el lado y éste llevó una de sus manos a mi cabello tirando de mí algo brusco, haciendo que su boca se pegara a la mía. -Hay luz del día... -Solté varias carcajadas con un tono de picardía y se adelantó a mis actos agarrando mi labio inferior, mordiéndolo y sólo me pude dejar hacer...estaba presa entre sus dientes. Lo noté hinchado cuando lo soltó y éste lo lamió delicadamente. -Siento ese echo Herr... -Dije con la misma picardía tras que dijera que le estaba volviendo loco. No sólo era él, yo también estaba volviendome loca...retorciendome en mí misma, aguantando las ganas de hacerle de todo bajo esa maldita escalera. Sugerió, entonces, que nos fuéramos antes de que no pudiera parar, así que asentí lévemente. -Donde digas... -Murmuré y seguidamente sin aguantarlo más choqué mis labios con los de él, jugando a darle el mejor beso que hubiera recibido, deslizando mi lengua por su interior, mordiendole...Algo brutesco ese beso, pero llevaba demasiado tiempo aguantando la tentación de hacerlo.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Hoy era la prueba de que la vida te sorprende continuamente. Esa era mi pensamiento hasta que Ariadna comenzó a morder mi labio y frotarse contra mí...y volví a perder el eje de mis pensamientos y solo me podía percatar de la nebulosa llena de deseo que nos rodeaba. Volví a apretar los dientes dejándola hacer lo que quisiera... intente en varias oportunidades ponerme a pensar pero solo bastaba sus labios en mi piel, sus manos en cualquier lugar de mi cuerpo ...o simplemente que moviera ese pelo suyo con una sensualidad que me desarmaba, para que me perdiera otra vez... y volviera a asaltarla con más pasión de la que esperaba. Es que una vez que mi lengua rozaba su piel y sentir como ella se estremecía, arqueaba, rozara o simplemente me tocara...largué un suspiro derrotado cuando me comenzó a tocar muy suavemente por mi cabello mientras me observaba, me encantaba que me tocaran así el pelo y más si me miraban después de esa manera. Giré mi cabeza para besarle su palma...para después volver a ponerla en la posición en que estaba y que no se detuviera, prácticamente me refregué contra su mano buscando la caricias.
Pude sentir como crecía en grosor en mis pantalones...y con un movimiento rozarla. Mis manos aparecieron mágicamente en su trasero y lo amase haciendo que quedara mejor posicionaba sobre mi protuberancia...joder que bien se sentía tocarla. Definitivamente era química... si no, no podía expresar como nos comunicábamos tan bien sin hablar. Cuando pensé que mi excitación había llegado a su punto máximo...siento su lengua en mis labios...y esto no hizo más que hacerme palpitar en donde estábamos unidos, a través de la ropa aun...
Tenía tantas ganas de tocar sus pechos que me picaban las manos. Pero no quería hacerlo allí debajo de una escalera escapando de un director que prácticamente había olvidado por completo su existencia. Cosa que no debería, porque el sol estaba poniéndose en la posición cerca de la hora de salida de varios cursos...a veces cuando estaba aburrido en clases me fijaba en eso, en algo tenía que entretenerme.
En esto quedamos pegados cuando se abalanzó a mí...haciendo que liberara más endorfinas de las que era capaz de soportar en ese hueco...cuando acaricie el contorno de su pecho debajo de la axila, no pude evitar colar un dedo debajo del sostén para tocar la parte baja del seno solo rozándolo lentamente...un movimiento ascendente y podría subírselo...pero cuando dejo su cuello al descubierto con el movimiento de pelo, surgió en mi tanto anhelo por tenerla desnuda y disfrutarla...porque por dios que la disfrutaría, y tan lentamente...porque así se disfrutaban ciertos momentos....despacio.
Habla con su boca pegada a la mía, ya que mi mano no permia que se alejara de mí. Me dice que había luz lanzando unas carcajadas que me hicieron sonreír y morderle el labio inferior...-Lo sé...pero solo quiero dejarlo claro...nada de cerrar cortinas o persianas...-negué con la cabeza aun viendo lo que le había hecho a su labio...que se veía húmedo y no por su saliva...era la mía, en ese labio hinchado y que pareciera que pidiera que lo haga de nuevo. Le confesé la locura a la que había llegado por ella, y me dice que lo sentía herr...no hacía más que aumentarla con esa frase y ese tono de voz. Inhalo el aroma que desprendía su boca rozando sus labios con los míos de una forma delicada y tentadora -Menteuse-le digo en susurros. Sin poderme aguantar luego de ver el deseo que también nublaba su visión, decirle que nos vayamos porque estaba a punto de no poder parar...nos habíamos inclinado sobre la pared dejándola a ella casi tendida sobre mi...una de mis manos estaba en su trasero y la otra debatiéndose si se deslizaba debajo del sostén...mientras yo contemplaba su cara...su boca entreabierta...sus ojos... Veo que mueve sus labios un poco hinchados, me murmura: donde yo diga....Le dedico una media sonrisa seductora, esta mujer había salido de mis fantasías estaba seguro. No podía ser real... y para demostrarme que tan real era termina la distancia que separaba nuestras bocas.
Fue el beso más hambriento que di y recibí. Había de todo contenido en ese beso. Llevé ambas manos a su cabeza hundiéndolas en sus cabellos y otra al costado de su cara. Mordimos y nos degustamos. Cuando sentí el primer toque de la suya en la mía me incorporé sentándome recto de nuevo llevándola a ella conmigo e incliné la cabeza para poder hundirme mejor en su boca. Por dios que bien besaba... en un momento se escapó de mi garganta un gruñido mientras exploraba toda su boca. Me separaba unos segundos solo para pasarle la lengua a sus labios y luego volver a sumergirme en ella. En esos momentos podía ver que habían tomado un tono rojizo e hinchado ambos labios y sin poder contenerme volvía a la carga de nuevo con más pasión que antes. Mi respiración se hizo inestable y acelerada, bajé por su cuello y mordisquee la parte superior de sus senos bajando un poco su camisa, sintiendo como estos también se habían hinchado un poco, eran turgentes... volví a su boca con más hambre que antes y le susurro entrecortadamente -hay que salir...-y con una sonrisa pícara agrego-pero no puedo caminar así por la calle...- le digo mientras miro hacia abajo para ver la prueba fehaciente de lo excitado que estaba. Apoyé mi frente en la suya recobrando el aliento e intentando calmarme -dame un segundo...- cerré los ojos y intenté pensar en cualquier cosa, pero estaba complicado.
Hundí mi nariz en el hueco entre su cuello y el hombro -acariciame...-le digo llevando sus manos a mi cabeza y mi pelo y la abracé fuerte por la cintura con ambos brazos para evitar seguir tocándola. Era tan menuda... intenté recuperar el aliento junto con su aroma. Y de apoco sentí que me fui calmando... pude sentir que ya no estaba tan rígido en mis pantalones. Era extraño lo sé, pero me calmaba que me tocaran...era un animal de afecto...pensé mientras me sonreía en su cuello. Habían caricias que podían ser relajantes y otras excitantes...y Ariadna tenia ambas. -Vivo en xxxx si tu casa está más cerca...vamos allá- vuelvo a mirarla a la cara y la beso de nuevo pero esta vez con un beso más suave y perezoso.
Pude sentir como crecía en grosor en mis pantalones...y con un movimiento rozarla. Mis manos aparecieron mágicamente en su trasero y lo amase haciendo que quedara mejor posicionaba sobre mi protuberancia...joder que bien se sentía tocarla. Definitivamente era química... si no, no podía expresar como nos comunicábamos tan bien sin hablar. Cuando pensé que mi excitación había llegado a su punto máximo...siento su lengua en mis labios...y esto no hizo más que hacerme palpitar en donde estábamos unidos, a través de la ropa aun...
Tenía tantas ganas de tocar sus pechos que me picaban las manos. Pero no quería hacerlo allí debajo de una escalera escapando de un director que prácticamente había olvidado por completo su existencia. Cosa que no debería, porque el sol estaba poniéndose en la posición cerca de la hora de salida de varios cursos...a veces cuando estaba aburrido en clases me fijaba en eso, en algo tenía que entretenerme.
En esto quedamos pegados cuando se abalanzó a mí...haciendo que liberara más endorfinas de las que era capaz de soportar en ese hueco...cuando acaricie el contorno de su pecho debajo de la axila, no pude evitar colar un dedo debajo del sostén para tocar la parte baja del seno solo rozándolo lentamente...un movimiento ascendente y podría subírselo...pero cuando dejo su cuello al descubierto con el movimiento de pelo, surgió en mi tanto anhelo por tenerla desnuda y disfrutarla...porque por dios que la disfrutaría, y tan lentamente...porque así se disfrutaban ciertos momentos....despacio.
Habla con su boca pegada a la mía, ya que mi mano no permia que se alejara de mí. Me dice que había luz lanzando unas carcajadas que me hicieron sonreír y morderle el labio inferior...-Lo sé...pero solo quiero dejarlo claro...nada de cerrar cortinas o persianas...-negué con la cabeza aun viendo lo que le había hecho a su labio...que se veía húmedo y no por su saliva...era la mía, en ese labio hinchado y que pareciera que pidiera que lo haga de nuevo. Le confesé la locura a la que había llegado por ella, y me dice que lo sentía herr...no hacía más que aumentarla con esa frase y ese tono de voz. Inhalo el aroma que desprendía su boca rozando sus labios con los míos de una forma delicada y tentadora -Menteuse-le digo en susurros. Sin poderme aguantar luego de ver el deseo que también nublaba su visión, decirle que nos vayamos porque estaba a punto de no poder parar...nos habíamos inclinado sobre la pared dejándola a ella casi tendida sobre mi...una de mis manos estaba en su trasero y la otra debatiéndose si se deslizaba debajo del sostén...mientras yo contemplaba su cara...su boca entreabierta...sus ojos... Veo que mueve sus labios un poco hinchados, me murmura: donde yo diga....Le dedico una media sonrisa seductora, esta mujer había salido de mis fantasías estaba seguro. No podía ser real... y para demostrarme que tan real era termina la distancia que separaba nuestras bocas.
Fue el beso más hambriento que di y recibí. Había de todo contenido en ese beso. Llevé ambas manos a su cabeza hundiéndolas en sus cabellos y otra al costado de su cara. Mordimos y nos degustamos. Cuando sentí el primer toque de la suya en la mía me incorporé sentándome recto de nuevo llevándola a ella conmigo e incliné la cabeza para poder hundirme mejor en su boca. Por dios que bien besaba... en un momento se escapó de mi garganta un gruñido mientras exploraba toda su boca. Me separaba unos segundos solo para pasarle la lengua a sus labios y luego volver a sumergirme en ella. En esos momentos podía ver que habían tomado un tono rojizo e hinchado ambos labios y sin poder contenerme volvía a la carga de nuevo con más pasión que antes. Mi respiración se hizo inestable y acelerada, bajé por su cuello y mordisquee la parte superior de sus senos bajando un poco su camisa, sintiendo como estos también se habían hinchado un poco, eran turgentes... volví a su boca con más hambre que antes y le susurro entrecortadamente -hay que salir...-y con una sonrisa pícara agrego-pero no puedo caminar así por la calle...- le digo mientras miro hacia abajo para ver la prueba fehaciente de lo excitado que estaba. Apoyé mi frente en la suya recobrando el aliento e intentando calmarme -dame un segundo...- cerré los ojos y intenté pensar en cualquier cosa, pero estaba complicado.
Hundí mi nariz en el hueco entre su cuello y el hombro -acariciame...-le digo llevando sus manos a mi cabeza y mi pelo y la abracé fuerte por la cintura con ambos brazos para evitar seguir tocándola. Era tan menuda... intenté recuperar el aliento junto con su aroma. Y de apoco sentí que me fui calmando... pude sentir que ya no estaba tan rígido en mis pantalones. Era extraño lo sé, pero me calmaba que me tocaran...era un animal de afecto...pensé mientras me sonreía en su cuello. Habían caricias que podían ser relajantes y otras excitantes...y Ariadna tenia ambas. -Vivo en xxxx si tu casa está más cerca...vamos allá- vuelvo a mirarla a la cara y la beso de nuevo pero esta vez con un beso más suave y perezoso.
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Parecía todo tan de película...no nos conocíamos de nada y teníamos una afinidad en los gestos impresionante. Había química, parecía, cosa que por un momento me hizo sentir miedo. Jamás había sentido eso antes y el echo de que eso fuera un sentimiento nuevo, me causaba lo ya dicho: miedo. ¿Por qué? Era sencillo, no sabía que pasaría con aquello...y el no saberlo me hacía reconcomerme la cabeza, como una tonta. Estaba pasando todo demasiado rápido, no hacía ni más de 30 minutos que nos habíamos conocido y ya nos estabamos sobando mútuamente. Era como si fueramos borrachos en una discoteca y nos hubiesemos elegido el uno al otro para tener diversión por un rato y no estar aburridos en la discoteca. Era raro. Demasiado raro. Pero en cambio, nosotros no íbamos borrachos, ni drogados, ni nada por el estilo, estabamos haciendo aquello por puro placer carnal...o así lo quise entender yo.
En sus pantalones todavía podía sentir aquello que me dió miedo por unos minutos. Qué miedosa me estaba haciendo con el francés... El juego continuaba, parecía que queríamos ver quién se encendía más rápido de los dos. Era como una competencia por hacer morir en deseo al otro sin llegar a más de besos, mordiscos y caricias. A su vez, me resultaba curioso la manera de entendernos, ambos sabíamos lo que teníamos que hacernos para volver loco al contrario, algo que tenía su punto y coma, ventajas e incovenientes.
Seguía contra él, dejando mi leve peso encima de él, el cual parecía que no le molestaba o si le molestaba lo disimulaba muy bien. Coló uno de sus dedos por bajo mi sostén y no pude evitar sonreír mordiendo mi labio inferior. Estaba muerto en deseo, al igual que yo. No pude evitar agarrarme a ese brazo que intentaba colarse por mi sostén, posando mi mano en su antebrazo para mantener el equilibrio cuando torcí mi cuello a la vez que me sentía presa de él con sus manos por mi cuerpo. -No las habrán... -Solté varias carcajadas ahogándolas al rozar sus labios y siquiera escuché lo siguiente, ya que estaba imnotizada, pensativa mirando sus labios. Nos inclimamos hacia la pared quedando tendida encima de él casi y el todavía no había apartado sus manos de mí. Deslicé una de mis manos por el contorno de su mandíbula, acariciando ésta con una ternura que ni yo misma sabía que tenía, terminando por dejarla apoyada en su mejilla para seguidamente hacer que no se separara de mí en lo que fué el primer beso entre ambos, intenso y lleno de deseo interno. Sus manos cambiaron esta vez de lugar, posandose en mi cabeza y mejilla... él tampoco quería que aquello terminara. Me movía a su antojo, se puso recto y mi espalda se arqueó debido a la posición que había adoptado antes, quedando pegada a él, fundiendome en ese beso con él. Definitivamente era química. Se detuvo lo que me dió tiempo a tomar unas bocanadas de aire y seguirle de nuevo el siguiente beso, que fué incluso mejor que el primero. Nos entendíamos tan bien...no fue para nada un beso raro ya que nos entendimos desde que mi lengua se dispuso a recorrer la suya. Era increíble, por lo que empecé a pensar que estaba en una nube. Los besos no cesaban...sino que se incrementaban, cada vez mejores, más provocadores. Me dijo que teníamos que salir y le corté la frase besándole de nuevo, después dejándole hablar de nuevo pero no por mucho tiempo...le interrumpía con pequeños picos riendo entre éstos. Era verdad, así no podría salir con su cosa de esa manera...si al menos fuera chica, pues podríamos disimularlo entre ambos pero como era, era imposible disimular nada. -Piensa en el director desnudo...bailandote a lo shakira... -Susurré soltando a carcajadas silenciosas al imaginarmelo yo también.
Noté su nariz acariciar mi cuello cuando intentó esconder su rostro en el hueco de mi hombro, me hizo besarle el lateral de su cabeza, donde nacía su cabello. Me pidió que lo acariciara y así lo hice, acaricié con tranquilidad su cabello enroscando algún que otro mechón entre mis dedos, como si acariciara a un bebé para que se durmiera. Pareció que se iba calmando...ya que no notaba aquello tan rígido en mi entrepierna. Qué curioso... -Yo vivo en la residencia del campus, comparto habitación con una chica. -Susurré levemente sin apartar aun mis manos de su cabello, tan sedoso, volviendome a besar con él...entrecerrando mis ojos en aquello. Maldita sea...¿qué estaba pasando?
Separé mis labios de los de él con lentitud, sin querer hacerlo, pero la campana sonó y empezaron a oirse puertas abrirse, sillas arrastrarse y voces fuertes chillando libertad. Chasqueé mi lengua maldiciendo el tiempo que había pasado tan rápido y lo miré. -Espérame en la salida, prometo no tardar en salir. -Besé sus labios de nuevo con algo de ansia y me separé apoyándome de sus hombros para levantarme. Recolocandome una vez casi de pie -ya que si me ponia depie entera me daría de lleno con las escaleras- la camisa, subiendo mis pitilleros y deslizando mis manos por los muslos y gemelos para adecentarlos. Salí fuera y una vez allí agité mi cabello mientras la gente comenzaba a bajar por las escaleras, observándome como diciendo ¿qué hace en el hueco contiguo de la escalera? Me agaché un poco para mirar a Maximé dedicandole una sonrisa. -Espera a que esto se calme un poco para salir si no quieres pasar vergüenza... voy a clase a recoger mis cosas. -Le lancé un beso al aire y me dispuse a caminar hacia la clase retocandome los labios para eliminar el labial que se hubiera podido correr, aunque llevaba uno fijo pero no sabía si había durado tanto agetreo.
Llegué a la clase y todos los alumnos ya se habían ido y el profesor Bright seguía allí. Me miró con una cara de pocos amigos y me preguntó que qué había estado haciendo. -Buscar el libro. -Dije mientras notaba como su mirada perforaba mi espalda cuando recogía mis cosas. Me dijo que no habría sido en la clase que me pidió porque el salió y yo allí no permanecía y rodé los ojos. -Fuí hasta la biblioteca. -Negó con la cabeza y dijo que había estado con un muchacho, abrí los ojos lentamente, girando sobre mi eje para mirarle, no sabía si era una trampa o esque realmente me había pillado, pero era casi imposible, si ese hombre estaba más ciego que el director. -Le va a crecer la nariz como a pinocho profesor Bright... -Solté entre una sonrisa fingida. Dijo que el sabía lo que veía, pero no le tomé importancia. Entonces escuché a mis espaldas como hacía girar la cerradura de la puerta y me giré rápidamente. ¿Para qué cerraba? Mierda. Se acercó hasta mí haciendo sentar en el pupitre de tanta cercanía que quiso tomar y le miré desde ahí con algo de asco, pues éste pegó sus muslos a mis rodillas y se inclinó hacia mí, diciendome con ese apestoso acento ruso que me había pillado. Debido a que estaba dejando su peso en mis rodillas el pupitre se movió algo violento conmigo encima hacia atrás y rodé los ojos. -Lo que usted diga. -Dijo que claro que era lo que el dijera, que para eso era el profesor y volví a rodar los ojos. -Oiga, tengo prisa, ¿podría abrirme la puerta? -Me lo negó pasando su dedo morcillero a centimetros de mi cara. Elevé una ceja, no sabía a qué venía todo aquello. -Porfavor... -Siguió negándomelo y por un momento ví mi salida por una de las ventanas, como mujer de spiderman, pero este me volvió la mirada para que lo mirara a él, qué asco, me había tocado con esas manos sudoras llenas de callos de tanto... bajjj. Un escalofrío me recorrió el cuerpo de asco. Me dijo que no saldría de allí hasta que el quisiera que sabía el lío que tuve con director haría meses, sonriendome con una sonrisa que...me hizo morirme en asco al igual.
¿Qué buscaba? ¿Tener lo mismo que tuvo el director? Jajaja, qué risa. Bajé del pupitre sacándole las llaves bruscamente de la mano donde permanecían. Agarré mis cosas y caminé rápida hasta la puerta intentando averiguar en el camino que llave era. Probé varias pero no me dio tiempo a más, me tomó bruscamente presionandome contra la puerta y sacándomelas de las manos. Mierda. Me había metido en un lío que ni yo misma sabía como iba a salir, y Maximé esperándome fuera. Quería salir. -Viejo asqueroso. -Me giré bruscamente al igual pegándole un empujón, que ni lo movio del sitio. -No me vuelvas a tocar de esa manera. -Dije gruñiendo. Estaba acostumbrada a aquellas cosas por parte de ese profesor, chorreaba baba cada vez que alguna joven se le acercaba, no era el primer enfrentamiento que tenía con él a solas. Sonrió trémulo volviendo a aproximarse a mí, tomandose mis palabras como un juego. -Siquiera me toques más. -Hice el amago de intentar rodearlo para quitarmelo del frente, pero el espacio era estrecho y no pude. Éste observaba mi cuerpo y rodeé los ojos. -Tengo un babero aquí...si lo quieres... -Hice como rebuscaba en mi bolso ese babero y rodé los ojos de nuevo. Quería salir ya.
Odié mi pasado, odié lo que hice por estar en la universidad...lo odié todo en ese momento, mirando al viejo Bright
[*]. Suspiré y volví a rogarle que me abriera, sin conseguir resultado. Giré contra la puerta para asomarme por la pequeña ventana y ver si venía algún profesor colocando mi bolso en mi trasero para que el pobre no sufriera de maltrato visual, pero no venía nadie. Bufé mas fuerte y pegué un plantazo en el suelo con mi pierna derecha, pasandome una mano por la cara. -Te vuelvo a repetir que tengo prisa, necesito salir ya. -Dije a regañadientes, comenzando a enfadarme.
Seguía negándose el viejo verde aquel. Sabía lo que quería...estaba claro, así que suspiré para mis adentros empotrada contra la puerta con los pelos de punta del asco que me daría si se volvía a pegar a mí. Se puso en un lado e hizo con un brazo un pase para que me fuera a mi pupitre y negué levemente, torció su rostro y se pegó de manera más brusca que anteriormente a mí, volviendome a dejar pegada en la puerta. Pasó una lengua por mi mejilla y le metí con un tacón en una de las uñas de su pie, alejandolo enseguida de mí. No me asustaba aquello, era una lucha contínua y no era la primera. Se apoyó en la pared agarrandose el pie y haciendo recales de dientes por el dolor. Me acerqué a él y volví a coger las llaves sacando de casualidad la llave que sí era, abriendo rápidamente mientras este intentó correr para detenerme. Cerré tras de mí igual de rápida y le encerré allí dentro. Reí sobreactuadamente para que me escuchara y le enseñé por la ventana las llaves. Comencé entonces a caminar hacia la salida pasandome un pañuelo mojado en mi perfume por la mejilla dándome arcadas del mismo asco. Habían pasado ya aproximadamente 20 minutos.
[*]Tuvo que tirarse al director. Es raro sí, pero todo tiene explicación. xD
En sus pantalones todavía podía sentir aquello que me dió miedo por unos minutos. Qué miedosa me estaba haciendo con el francés... El juego continuaba, parecía que queríamos ver quién se encendía más rápido de los dos. Era como una competencia por hacer morir en deseo al otro sin llegar a más de besos, mordiscos y caricias. A su vez, me resultaba curioso la manera de entendernos, ambos sabíamos lo que teníamos que hacernos para volver loco al contrario, algo que tenía su punto y coma, ventajas e incovenientes.
Seguía contra él, dejando mi leve peso encima de él, el cual parecía que no le molestaba o si le molestaba lo disimulaba muy bien. Coló uno de sus dedos por bajo mi sostén y no pude evitar sonreír mordiendo mi labio inferior. Estaba muerto en deseo, al igual que yo. No pude evitar agarrarme a ese brazo que intentaba colarse por mi sostén, posando mi mano en su antebrazo para mantener el equilibrio cuando torcí mi cuello a la vez que me sentía presa de él con sus manos por mi cuerpo. -No las habrán... -Solté varias carcajadas ahogándolas al rozar sus labios y siquiera escuché lo siguiente, ya que estaba imnotizada, pensativa mirando sus labios. Nos inclimamos hacia la pared quedando tendida encima de él casi y el todavía no había apartado sus manos de mí. Deslicé una de mis manos por el contorno de su mandíbula, acariciando ésta con una ternura que ni yo misma sabía que tenía, terminando por dejarla apoyada en su mejilla para seguidamente hacer que no se separara de mí en lo que fué el primer beso entre ambos, intenso y lleno de deseo interno. Sus manos cambiaron esta vez de lugar, posandose en mi cabeza y mejilla... él tampoco quería que aquello terminara. Me movía a su antojo, se puso recto y mi espalda se arqueó debido a la posición que había adoptado antes, quedando pegada a él, fundiendome en ese beso con él. Definitivamente era química. Se detuvo lo que me dió tiempo a tomar unas bocanadas de aire y seguirle de nuevo el siguiente beso, que fué incluso mejor que el primero. Nos entendíamos tan bien...no fue para nada un beso raro ya que nos entendimos desde que mi lengua se dispuso a recorrer la suya. Era increíble, por lo que empecé a pensar que estaba en una nube. Los besos no cesaban...sino que se incrementaban, cada vez mejores, más provocadores. Me dijo que teníamos que salir y le corté la frase besándole de nuevo, después dejándole hablar de nuevo pero no por mucho tiempo...le interrumpía con pequeños picos riendo entre éstos. Era verdad, así no podría salir con su cosa de esa manera...si al menos fuera chica, pues podríamos disimularlo entre ambos pero como era, era imposible disimular nada. -Piensa en el director desnudo...bailandote a lo shakira... -Susurré soltando a carcajadas silenciosas al imaginarmelo yo también.
Noté su nariz acariciar mi cuello cuando intentó esconder su rostro en el hueco de mi hombro, me hizo besarle el lateral de su cabeza, donde nacía su cabello. Me pidió que lo acariciara y así lo hice, acaricié con tranquilidad su cabello enroscando algún que otro mechón entre mis dedos, como si acariciara a un bebé para que se durmiera. Pareció que se iba calmando...ya que no notaba aquello tan rígido en mi entrepierna. Qué curioso... -Yo vivo en la residencia del campus, comparto habitación con una chica. -Susurré levemente sin apartar aun mis manos de su cabello, tan sedoso, volviendome a besar con él...entrecerrando mis ojos en aquello. Maldita sea...¿qué estaba pasando?
Separé mis labios de los de él con lentitud, sin querer hacerlo, pero la campana sonó y empezaron a oirse puertas abrirse, sillas arrastrarse y voces fuertes chillando libertad. Chasqueé mi lengua maldiciendo el tiempo que había pasado tan rápido y lo miré. -Espérame en la salida, prometo no tardar en salir. -Besé sus labios de nuevo con algo de ansia y me separé apoyándome de sus hombros para levantarme. Recolocandome una vez casi de pie -ya que si me ponia depie entera me daría de lleno con las escaleras- la camisa, subiendo mis pitilleros y deslizando mis manos por los muslos y gemelos para adecentarlos. Salí fuera y una vez allí agité mi cabello mientras la gente comenzaba a bajar por las escaleras, observándome como diciendo ¿qué hace en el hueco contiguo de la escalera? Me agaché un poco para mirar a Maximé dedicandole una sonrisa. -Espera a que esto se calme un poco para salir si no quieres pasar vergüenza... voy a clase a recoger mis cosas. -Le lancé un beso al aire y me dispuse a caminar hacia la clase retocandome los labios para eliminar el labial que se hubiera podido correr, aunque llevaba uno fijo pero no sabía si había durado tanto agetreo.
Llegué a la clase y todos los alumnos ya se habían ido y el profesor Bright seguía allí. Me miró con una cara de pocos amigos y me preguntó que qué había estado haciendo. -Buscar el libro. -Dije mientras notaba como su mirada perforaba mi espalda cuando recogía mis cosas. Me dijo que no habría sido en la clase que me pidió porque el salió y yo allí no permanecía y rodé los ojos. -Fuí hasta la biblioteca. -Negó con la cabeza y dijo que había estado con un muchacho, abrí los ojos lentamente, girando sobre mi eje para mirarle, no sabía si era una trampa o esque realmente me había pillado, pero era casi imposible, si ese hombre estaba más ciego que el director. -Le va a crecer la nariz como a pinocho profesor Bright... -Solté entre una sonrisa fingida. Dijo que el sabía lo que veía, pero no le tomé importancia. Entonces escuché a mis espaldas como hacía girar la cerradura de la puerta y me giré rápidamente. ¿Para qué cerraba? Mierda. Se acercó hasta mí haciendo sentar en el pupitre de tanta cercanía que quiso tomar y le miré desde ahí con algo de asco, pues éste pegó sus muslos a mis rodillas y se inclinó hacia mí, diciendome con ese apestoso acento ruso que me había pillado. Debido a que estaba dejando su peso en mis rodillas el pupitre se movió algo violento conmigo encima hacia atrás y rodé los ojos. -Lo que usted diga. -Dijo que claro que era lo que el dijera, que para eso era el profesor y volví a rodar los ojos. -Oiga, tengo prisa, ¿podría abrirme la puerta? -Me lo negó pasando su dedo morcillero a centimetros de mi cara. Elevé una ceja, no sabía a qué venía todo aquello. -Porfavor... -Siguió negándomelo y por un momento ví mi salida por una de las ventanas, como mujer de spiderman, pero este me volvió la mirada para que lo mirara a él, qué asco, me había tocado con esas manos sudoras llenas de callos de tanto... bajjj. Un escalofrío me recorrió el cuerpo de asco. Me dijo que no saldría de allí hasta que el quisiera que sabía el lío que tuve con director haría meses, sonriendome con una sonrisa que...me hizo morirme en asco al igual.
¿Qué buscaba? ¿Tener lo mismo que tuvo el director? Jajaja, qué risa. Bajé del pupitre sacándole las llaves bruscamente de la mano donde permanecían. Agarré mis cosas y caminé rápida hasta la puerta intentando averiguar en el camino que llave era. Probé varias pero no me dio tiempo a más, me tomó bruscamente presionandome contra la puerta y sacándomelas de las manos. Mierda. Me había metido en un lío que ni yo misma sabía como iba a salir, y Maximé esperándome fuera. Quería salir. -Viejo asqueroso. -Me giré bruscamente al igual pegándole un empujón, que ni lo movio del sitio. -No me vuelvas a tocar de esa manera. -Dije gruñiendo. Estaba acostumbrada a aquellas cosas por parte de ese profesor, chorreaba baba cada vez que alguna joven se le acercaba, no era el primer enfrentamiento que tenía con él a solas. Sonrió trémulo volviendo a aproximarse a mí, tomandose mis palabras como un juego. -Siquiera me toques más. -Hice el amago de intentar rodearlo para quitarmelo del frente, pero el espacio era estrecho y no pude. Éste observaba mi cuerpo y rodeé los ojos. -Tengo un babero aquí...si lo quieres... -Hice como rebuscaba en mi bolso ese babero y rodé los ojos de nuevo. Quería salir ya.
Odié mi pasado, odié lo que hice por estar en la universidad...lo odié todo en ese momento, mirando al viejo Bright
[*]. Suspiré y volví a rogarle que me abriera, sin conseguir resultado. Giré contra la puerta para asomarme por la pequeña ventana y ver si venía algún profesor colocando mi bolso en mi trasero para que el pobre no sufriera de maltrato visual, pero no venía nadie. Bufé mas fuerte y pegué un plantazo en el suelo con mi pierna derecha, pasandome una mano por la cara. -Te vuelvo a repetir que tengo prisa, necesito salir ya. -Dije a regañadientes, comenzando a enfadarme.
Seguía negándose el viejo verde aquel. Sabía lo que quería...estaba claro, así que suspiré para mis adentros empotrada contra la puerta con los pelos de punta del asco que me daría si se volvía a pegar a mí. Se puso en un lado e hizo con un brazo un pase para que me fuera a mi pupitre y negué levemente, torció su rostro y se pegó de manera más brusca que anteriormente a mí, volviendome a dejar pegada en la puerta. Pasó una lengua por mi mejilla y le metí con un tacón en una de las uñas de su pie, alejandolo enseguida de mí. No me asustaba aquello, era una lucha contínua y no era la primera. Se apoyó en la pared agarrandose el pie y haciendo recales de dientes por el dolor. Me acerqué a él y volví a coger las llaves sacando de casualidad la llave que sí era, abriendo rápidamente mientras este intentó correr para detenerme. Cerré tras de mí igual de rápida y le encerré allí dentro. Reí sobreactuadamente para que me escuchara y le enseñé por la ventana las llaves. Comencé entonces a caminar hacia la salida pasandome un pañuelo mojado en mi perfume por la mejilla dándome arcadas del mismo asco. Habían pasado ya aproximadamente 20 minutos.
[*]Tuvo que tirarse al director. Es raro sí, pero todo tiene explicación. xD
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Donde sea que ella apoyaba sus manos podía sentir un fuego abrazador que incluso hacia que se dificultase pensar y ni hablar de respirar. ¿Cómo...? no sé, pero no quería que parase nunca. Ahora no quería pensar en por qué estaba pasando esto y las sensaciones que despertaba. Incluso sus gestos cuando la tocaba...era un poema que no me molestaría en leerlos muchas veces. Como cuando comencé a colar mi mano debajo de su sostén, y fue sentir esa piel suave y tierna...y ella sujetándome con su mano mi brazo, para querer agarrar el pecho completo... me dijo que no habrían persianas cerradas ni cortinas...sonreí instintivamente, pero esta comenzó a borrase de a poco hasta solo ser un fantasma de lo que fue, cuando ella rozó sus labios en los míos, sin poder evitarlo me los humedecía sutilmente. Hasta que sentí sus labios. Uno de los mejores besos en mi vida... que hacían desear más y a la vez no separar mi boca de la de ella. Nos besamos mucho...y a veces entre beso y beso nos sonreíamos...tal vez por los nervios o por lo alucinante que era esto...no lo sé.
Cuando paramos el torbellino de sensaciones que nuestras lenguas estaban decididas a hacernos sentir, le digo que no podía salir así, mirando mi entrepierna. Joder...estaba muy duro. Escucho que ella me dice que piense en el director desnudo bailándome Shakira. Me reí sobre su boca -Gracias por las pesadillas de los próximos meses...-le digo acariciando su espalda con movimientos lentos ascendentes y descendentes, que llegaban hasta su cintura para volver a subir.
Luego sin poder evitarlo, hundí mi nariz en su cuello. Abrazándola mas fuerte por la cintura...y de a poco, mientras sentía sus manos en mi pelo, en esas caricias tranquilas y sin apuro, sumado la cercanía de su cuerpo (por contradictoria que sea), sentí como me iba relajando. Era como un tranquilizante natural. Volví a mover mi nariz sobre su cuello, rozándola delicadamente, y fui subiendo hasta llegar al hueso de su mandíbula y seguirlo hasta que me encontré de nuevo frente a su cara cuando me decía que vivía en el campus y con una compañera, la escuche a medias porque de nuevo esa boca estaba hipnotizándome. La besé de nuevo...pero fue distinto...fue suave y lento, muy lento. Nos miramos durante este beso a través de nuestros parpados semicerrados. Nos separamos despacio, sintiendo que tan blandos eran sus labios. Y haciéndome relamerme los míos teniendo aun la sensación que ella seguía ahí.
Escuché la campana y miré hacia atrás de ella porque comenzaron a escucharse voces animadas. Me dijo que la esperara en la salida que no tardaba en salir. La miré con una media sonrisa -De acuerdo princesa, allí estaré- nuestros labios se encontraron con avidez de nuevo y haciendo un ruidito al separarse. La observe recostado en la pared como se acomodaba su ropa y no pude evitar admirar lo que se adivinaba debajo. Estaba un poco despeinada, debido a mis manos y tenía la boca roja e inflamada por los besos, seguramente yo la tendría igual. Me dice antes de irse que espere a que se calme todo ahí afuera para no pasar vergüenza, la miré con una sonrisa pícara -No te preocupes. Volvé rápido-. La miré irse y flexione mis rodillas para apoyar mis brazos, dejando a mi cabeza recostarse en la pared. ¿Qué estaba pasando?, mi mirada se perdió al frente y mi gesto se puso serio. Incluso ahora podía sentir su peso sobre el mío y sus manos...y su lengua...joder ¿qué estaba pasando?, me rasco la cabeza algo enérgico, parándome y dándome la cabeza contra la escalera -Merde...- salí sobándome la cabeza y sintiendo como me miraban muchos de los alumnos -hola...- les dije con una sonrisa y animado, como si no hubiera nada raro en salir de ese lugar.
Salí al exterior y mire el campus. Bajé las escaleras despacio y me senté en los últimos escalones, inclinándome hacia delante, apoyando mis codos en las rodillas. Podía sentir como mis ojos se movían de un lado para otro pero sin mirar nada. De repente me habían dado ganas de salir corriendo. Una idiotez que no sé de donde salió. Solo fue una idea fugaz que me sorprendió hasta a mí.
De verdad quería estar con ella...si así fue estar con ella con ropa, sin ella sería... suspiro mirando al cielo. Me saqué la camisa de adentro del pantalón y me abrí unos botones más. Supongo que estaba vestido demasiado formal por cómo me miraban. Por favor... era solo un uniforme de mozo, solo eso.
Me comencé a frotar las manos y saqué el celular para llamar a quien sea. No sabía porque pero de repente me puse nervioso, no era la primera vez que tenía un ligue de una noche, tarde, lo que sea...joder. Cuando miré la hora habían pasado 15 minutos. Arrugue el ceño y pensé que tal vez se arrepintió y salió por otra puerta. Volví a guardar el celular en mi bolsillo. Me levanté de un salto y puse mis manos en el bolsillo y comencé a mirar el piso todavía confundido. Vamos, es solo un ligue y ella también lo sabe. Una química así seria pecado desperdiciarla, me dije. Deje caer un poco los hombros y no sé cuánto paso, pero ya había decidido irme a mi casa. Miré por ultima ves el piso y me gire, cuando levanto la mirada la veo bajando los escalones. Ni siquiera analizaré lo que me paso por la cabeza, ni por el cuerpo...porqué no...y punto.
La miré con una sonrisa pícara en la cara -Pensé que te habías ido por otra puerta cherie- la repaso de nuevo despacio -Y tendría que venir todos los días a esta hora para saber si te encontraba de nuevo- Me acerco a ella subiendo unos escalones despacio hasta encontrarnos, me quede algunos debajo, quedando ella unos pocos centímetros más alta que yo, llevo mi mano a su pelo y le coloco un mechón detrás de su oreja, siguiendo el largo del pelo hasta encontrar el final. Veía algo extraño -¿Estas bien?-pregunto ladeando la cabeza y posando ambas manos en su cadera.
Off: que estomago tiene Ariadna!. No se vos, pero yo al director me lo imagino con un poco de sobre peso, viejo, cachi ciego, . Y alto. jooo
Cuando paramos el torbellino de sensaciones que nuestras lenguas estaban decididas a hacernos sentir, le digo que no podía salir así, mirando mi entrepierna. Joder...estaba muy duro. Escucho que ella me dice que piense en el director desnudo bailándome Shakira. Me reí sobre su boca -Gracias por las pesadillas de los próximos meses...-le digo acariciando su espalda con movimientos lentos ascendentes y descendentes, que llegaban hasta su cintura para volver a subir.
Luego sin poder evitarlo, hundí mi nariz en su cuello. Abrazándola mas fuerte por la cintura...y de a poco, mientras sentía sus manos en mi pelo, en esas caricias tranquilas y sin apuro, sumado la cercanía de su cuerpo (por contradictoria que sea), sentí como me iba relajando. Era como un tranquilizante natural. Volví a mover mi nariz sobre su cuello, rozándola delicadamente, y fui subiendo hasta llegar al hueso de su mandíbula y seguirlo hasta que me encontré de nuevo frente a su cara cuando me decía que vivía en el campus y con una compañera, la escuche a medias porque de nuevo esa boca estaba hipnotizándome. La besé de nuevo...pero fue distinto...fue suave y lento, muy lento. Nos miramos durante este beso a través de nuestros parpados semicerrados. Nos separamos despacio, sintiendo que tan blandos eran sus labios. Y haciéndome relamerme los míos teniendo aun la sensación que ella seguía ahí.
Escuché la campana y miré hacia atrás de ella porque comenzaron a escucharse voces animadas. Me dijo que la esperara en la salida que no tardaba en salir. La miré con una media sonrisa -De acuerdo princesa, allí estaré- nuestros labios se encontraron con avidez de nuevo y haciendo un ruidito al separarse. La observe recostado en la pared como se acomodaba su ropa y no pude evitar admirar lo que se adivinaba debajo. Estaba un poco despeinada, debido a mis manos y tenía la boca roja e inflamada por los besos, seguramente yo la tendría igual. Me dice antes de irse que espere a que se calme todo ahí afuera para no pasar vergüenza, la miré con una sonrisa pícara -No te preocupes. Volvé rápido-. La miré irse y flexione mis rodillas para apoyar mis brazos, dejando a mi cabeza recostarse en la pared. ¿Qué estaba pasando?, mi mirada se perdió al frente y mi gesto se puso serio. Incluso ahora podía sentir su peso sobre el mío y sus manos...y su lengua...joder ¿qué estaba pasando?, me rasco la cabeza algo enérgico, parándome y dándome la cabeza contra la escalera -Merde...- salí sobándome la cabeza y sintiendo como me miraban muchos de los alumnos -hola...- les dije con una sonrisa y animado, como si no hubiera nada raro en salir de ese lugar.
Salí al exterior y mire el campus. Bajé las escaleras despacio y me senté en los últimos escalones, inclinándome hacia delante, apoyando mis codos en las rodillas. Podía sentir como mis ojos se movían de un lado para otro pero sin mirar nada. De repente me habían dado ganas de salir corriendo. Una idiotez que no sé de donde salió. Solo fue una idea fugaz que me sorprendió hasta a mí.
De verdad quería estar con ella...si así fue estar con ella con ropa, sin ella sería... suspiro mirando al cielo. Me saqué la camisa de adentro del pantalón y me abrí unos botones más. Supongo que estaba vestido demasiado formal por cómo me miraban. Por favor... era solo un uniforme de mozo, solo eso.
Me comencé a frotar las manos y saqué el celular para llamar a quien sea. No sabía porque pero de repente me puse nervioso, no era la primera vez que tenía un ligue de una noche, tarde, lo que sea...joder. Cuando miré la hora habían pasado 15 minutos. Arrugue el ceño y pensé que tal vez se arrepintió y salió por otra puerta. Volví a guardar el celular en mi bolsillo. Me levanté de un salto y puse mis manos en el bolsillo y comencé a mirar el piso todavía confundido. Vamos, es solo un ligue y ella también lo sabe. Una química así seria pecado desperdiciarla, me dije. Deje caer un poco los hombros y no sé cuánto paso, pero ya había decidido irme a mi casa. Miré por ultima ves el piso y me gire, cuando levanto la mirada la veo bajando los escalones. Ni siquiera analizaré lo que me paso por la cabeza, ni por el cuerpo...porqué no...y punto.
La miré con una sonrisa pícara en la cara -Pensé que te habías ido por otra puerta cherie- la repaso de nuevo despacio -Y tendría que venir todos los días a esta hora para saber si te encontraba de nuevo- Me acerco a ella subiendo unos escalones despacio hasta encontrarnos, me quede algunos debajo, quedando ella unos pocos centímetros más alta que yo, llevo mi mano a su pelo y le coloco un mechón detrás de su oreja, siguiendo el largo del pelo hasta encontrar el final. Veía algo extraño -¿Estas bien?-pregunto ladeando la cabeza y posando ambas manos en su cadera.
Off: que estomago tiene Ariadna!. No se vos, pero yo al director me lo imagino con un poco de sobre peso, viejo, cachi ciego, . Y alto. jooo
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
No pude evitar las carcajadas de volver a imaginarme al director desnudo bailando shakira, tirando mi cabeza atrás riéndome más. -Ha sido un placer, almenos tendrás el recuerdo entre todos esos movimientos de que la culpable de eso fuera yo. -Reí más aún, no podía sacarme la imagen de la cabeza, el director bailando la loba, bailando el waka waka. Demasiada libertad había adoptado en un corto periódo de tiempo.
Su nariz recorría mi cuello y mandíbula algo que me causó cosquillas y me hizo encoger mi cuello un poco por el lado que hacía aquello, soltando un gruñido en forma de queja, sin perder la sonrisa. Una vez tuve su rostro de nuevo frente a mí, llevé mis manos a sus mejillas, entrecerrando los ojos por completo al sentir sus labios de nuevo pegarse a los míos...dejándome llevar por el beso en el que ese instante pretendían fundirse nuestro labios y lenguas, lentamente, cálidamente...muy pasional. Separamos ambos a la vez nuestros rostros y dejé un beso fugaz antes de escuchar la campana. Parecía una manía aquello.
La campana sonó y yo debía irme. Quedamos ambos en vernos fuera de la institución, lo que no supe era lo que me esperaba en aquella sala, asqueroso viejo verde. Una vez salí de esa sala, me detuve unos segundos apoyándome en una pared para recobrarme de lo pasado. A veces parecer dura y férrea se hacía difícil y más cuando tenías que soportar cosas como aquella día a día. Suspiré apretando mis ojos, sacando un pañuelo, mojándolo en mi perfume de D&G The One, y lo restregué por mi mejilla con ansia...queriendo que todas las babas que habían quedado allí desaparecieran. Tiré ese pañuelo a la basura que tenía al lado y saqué otro de nuevo, mojándolo igual y pasándolo de nuevo. Qué difícil era ser yo. Guardé todo en el bolso de nuevo y lo colgué en mi antebrazo, donde mi brazo se articulaba, mientras en la otra mano inspeccionaba las llaves del profesor. A lo que me fijé que estaba la llave de su coche. Esbocé una sonrisa casi de gratitud por aquello, tendría problemas si tocaba aquel coche pero me daba igual, mi venganza sería esa.
Me encaminé hacia la salida, escuchando solo el eco de mis pasos, ya nadie había por los pasillos. Y tiré de la puerta de la entrada que pesaba más que yo y me encaminé hacia las escaleras, mirando a Maximé...dándome un espasmo al corazón ya que no esperaba que siguiera allí. Me quede frenada unos segundos, pero luego volví a seguir bajando las escaleras hasta quedar a una posición en la que yo era más alta que él. Le miré, atenta a sus palabras. -Si lo hubiera sabido...me hubiera ido, así te vería todos los días... -Solté en un susurro ya que tenía por seguro que si lo veía no sería más que para aquello que ambos queríamos y en ese mismo instante yo me repujnaba, así que tenía un lío mental de lo que quería hacer con el gentil francés. Confusa. Acarició mi cabello, colocando un mecho tras mi oreja...era tan tierno, parecíamos más una pareja en vez de unos recién conocidos. Dejé que mis ojos se entornaran, mojandolos para que no se resecaran. Ya que cuando pasaban cosas así, que me afectaban en cierto grado, no sabía por qué me pasaba aquello de los ojos. Reaccioné enseguida, posando una de mis manos en su mejilla. -¿Lo estás tú? -Le sonreí sin mostrarle los dientes, aunque fingía bien el estarlo...o almenos para ojos de otras personas así era. -Siento haberte tenido esperando aquí tanto tiempo, ya sabes, me tuve que tragar una pequeña regañina. -Un suspiro subía por mi garganta para hacerse visible, así que me incliné hacia él dándole un beso en los labios fugaz. Me deshice de una de sus manos de mi cintura agarrándola con la mía, guardando las llaves del profesor en el bolso y sacando mi gafas de sol. Bajé las escaleras que quedaban colocándomelas y llevándolo a él conmigo. -Nada fuera de lo normal. -Sonreí de nuevo sin muchas ganas y comencé a caminar hacia el frente con él, atravesando el campus con la finalidad de llegar a la residencia.
u; La verdad que yo también ._. sufrí cuando escribí su historia al imaginarmelo e.e pero bueno...es lo que le da esencia al personaje en sí.
Su nariz recorría mi cuello y mandíbula algo que me causó cosquillas y me hizo encoger mi cuello un poco por el lado que hacía aquello, soltando un gruñido en forma de queja, sin perder la sonrisa. Una vez tuve su rostro de nuevo frente a mí, llevé mis manos a sus mejillas, entrecerrando los ojos por completo al sentir sus labios de nuevo pegarse a los míos...dejándome llevar por el beso en el que ese instante pretendían fundirse nuestro labios y lenguas, lentamente, cálidamente...muy pasional. Separamos ambos a la vez nuestros rostros y dejé un beso fugaz antes de escuchar la campana. Parecía una manía aquello.
La campana sonó y yo debía irme. Quedamos ambos en vernos fuera de la institución, lo que no supe era lo que me esperaba en aquella sala, asqueroso viejo verde. Una vez salí de esa sala, me detuve unos segundos apoyándome en una pared para recobrarme de lo pasado. A veces parecer dura y férrea se hacía difícil y más cuando tenías que soportar cosas como aquella día a día. Suspiré apretando mis ojos, sacando un pañuelo, mojándolo en mi perfume de D&G The One, y lo restregué por mi mejilla con ansia...queriendo que todas las babas que habían quedado allí desaparecieran. Tiré ese pañuelo a la basura que tenía al lado y saqué otro de nuevo, mojándolo igual y pasándolo de nuevo. Qué difícil era ser yo. Guardé todo en el bolso de nuevo y lo colgué en mi antebrazo, donde mi brazo se articulaba, mientras en la otra mano inspeccionaba las llaves del profesor. A lo que me fijé que estaba la llave de su coche. Esbocé una sonrisa casi de gratitud por aquello, tendría problemas si tocaba aquel coche pero me daba igual, mi venganza sería esa.
Me encaminé hacia la salida, escuchando solo el eco de mis pasos, ya nadie había por los pasillos. Y tiré de la puerta de la entrada que pesaba más que yo y me encaminé hacia las escaleras, mirando a Maximé...dándome un espasmo al corazón ya que no esperaba que siguiera allí. Me quede frenada unos segundos, pero luego volví a seguir bajando las escaleras hasta quedar a una posición en la que yo era más alta que él. Le miré, atenta a sus palabras. -Si lo hubiera sabido...me hubiera ido, así te vería todos los días... -Solté en un susurro ya que tenía por seguro que si lo veía no sería más que para aquello que ambos queríamos y en ese mismo instante yo me repujnaba, así que tenía un lío mental de lo que quería hacer con el gentil francés. Confusa. Acarició mi cabello, colocando un mecho tras mi oreja...era tan tierno, parecíamos más una pareja en vez de unos recién conocidos. Dejé que mis ojos se entornaran, mojandolos para que no se resecaran. Ya que cuando pasaban cosas así, que me afectaban en cierto grado, no sabía por qué me pasaba aquello de los ojos. Reaccioné enseguida, posando una de mis manos en su mejilla. -¿Lo estás tú? -Le sonreí sin mostrarle los dientes, aunque fingía bien el estarlo...o almenos para ojos de otras personas así era. -Siento haberte tenido esperando aquí tanto tiempo, ya sabes, me tuve que tragar una pequeña regañina. -Un suspiro subía por mi garganta para hacerse visible, así que me incliné hacia él dándole un beso en los labios fugaz. Me deshice de una de sus manos de mi cintura agarrándola con la mía, guardando las llaves del profesor en el bolso y sacando mi gafas de sol. Bajé las escaleras que quedaban colocándomelas y llevándolo a él conmigo. -Nada fuera de lo normal. -Sonreí de nuevo sin muchas ganas y comencé a caminar hacia el frente con él, atravesando el campus con la finalidad de llegar a la residencia.
u; La verdad que yo también ._. sufrí cuando escribí su historia al imaginarmelo e.e pero bueno...es lo que le da esencia al personaje en sí.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Podía sentir algunas alarmas en mi cerebro que no sabía de donde venían, muy contadas veces me pasaba. Sacudo la cabeza y pienso en otra cosa. Pero la frase que me dijo debajo de la escalera del baile del director y que cada vez que lo pensara seria ella la culpable...me hacía sentía ¿raro?. Sacudo la cabeza de nuevo, ¡Dios! fue solo un comentario amistoso, me reí de mí mismo. Porque no entendía lo que me pasaba. Me sentía en un terreno extraño. Pero no lo era...Yo ya había estado en varias situaciones así. Bueno...tal vez no taaan así, con la química y demás...y la piel...y ...todo eso. Llevo mis manos a mi cabeza mientras estaba sentado en las escaleras de la salida de la universidad. Miré la hora y me sorprendió lo rápido que pasó el tiempo. Me paré pensando que tal vez ella se arrepintió. Y de nuevo me reté mentalmente por no haberle pedido su número de celular antes. Con mis manos en los bolsillos y mirando al suelo niego con la cabeza. Ya la cruzaré de nuevo, y le diré que si nos vemos no necesitábamos acostarnos. Me giré para buscar las cosas que dejé en la escalera, y la veo salir. Momentáneamente no sabía si era ella o no, en realidad sí sabía, pero no me lo creí. Estaba seguro que se habría ido.
Me acerqué a ella y se lo digo, agregando que además tendría que haber ido todos los días a esa hora. Cosa que claramente haría de verdad, no todos los días encontrabas a una chica hermosa, divertida, con iniciativa. Ella me contesta que si lo hubiera sabido se hubiera ido, así me vería todos los días. Agaché la cabeza con una media sonrisa y luego la levanto de nuevo inclinándola hacia atrás por la distancia a la que estábamos -si, por tu culpa tendré que cambiar mi técnica. Aunque no sabía que te gustaba que te acosen-niego con la cabeza bromeando-pero si en los días siguientes me ves no te asustes ¿vale?-le digo y me termino riendo. Bien...eso había sido raro. Tal vez ella era una de las chicas con las que se podía seguir teniendo trato luego de pasar por la cama. De todas maneras se lo preguntaré luego. Me llama la atención su falta de energía en comparación de cuando recién nos conocimos... 1 hora tal vez. Le pregunto si estaba bien y me responde con la misma pregunta sujetando mi mejilla -No me puedo quejar...-le digo dándole un beso de nuevo en la palma. Eran gestos que solo salían y que luego de hacerlos a veces veía confusión en la otra persona. Ella me dice que lamentaba la demora pero que tuvo que escuchar el reto. Medio sonreí -Si, suelen ser bastante densos a veces. No te preocupes- le sonrío de nuevo y me sorprende con el beso que me da, no sé porque me sorprendí, recién nos comimos la boca literalmente. Le sonreí ampliamente cuando se alejó, porque esas sorpresas que uno se lleva son las mejores. Daban ganas de cantar ¡Mas sorpresa!.
Entonces me sujeta una de mis manos entre las suyas y nos ponemos a andar. Arrugo un poco el ceño mirando las manos, mientras escucho que me dice: nada fuera de lo normal. Bien, para mí sí estaba siendo algo fuera de lo normal y no sabía por qué. Es más algo en mi cerebro empezó a sonar. Me estoy volviendo loco. Pero no me gustaba sentirme en terreno desconocido. Levanto nuestras manos que aun seguían entrelazadas y me las llevo a la boca para darle un beso en el dorso, para luego soltarla y ponerme a caminar de espaldas mirándola a ella. -¿A dónde vamos femme sexy?-con las manos enlazas en mi espalda y sonriéndole lentamente. - ¿Sabes? estoy sospechando que solo quieres llevarme a la cama-le digo aguantando la risa y entrecerrando los ojos- Y no sé por qué no me siento mal por eso...-me llevo una mano al mentón y me giro de nuevo poniéndome a caminar a su lado y pasando un brazo sobre sus hombros e inclinarme a su altura -Me estas pervirtiendo-le digo casi en un susurro para acto seguido reírme. Menos mal que el cuento de pinocho no era verdad porque si no le sacaría los ojos a unos cuantos que pasaban por delante.
Así me volvía a sentir más yo. En terreno seguro. -Y me gusta-la rodeo un poco y termino dándole un beso en la comisura de su boca, me alejo unos centímetros y miro su perfil y lentamente una media sonrisa se acomoda en mi rostro y en un susurro le digo sincero -Me encanta tu boca belle. Es peligrosa.- Si, lo era. La suelto y comienzo a caminar a su lado girando un poco mi cuello para descontracturar. -¿No tenes sed?-la miro y me doy cuenta que tal vez mi comentario quedo un poco descolocado. Es que solo lo pensé y salió sin filtro.
Me acerqué a ella y se lo digo, agregando que además tendría que haber ido todos los días a esa hora. Cosa que claramente haría de verdad, no todos los días encontrabas a una chica hermosa, divertida, con iniciativa. Ella me contesta que si lo hubiera sabido se hubiera ido, así me vería todos los días. Agaché la cabeza con una media sonrisa y luego la levanto de nuevo inclinándola hacia atrás por la distancia a la que estábamos -si, por tu culpa tendré que cambiar mi técnica. Aunque no sabía que te gustaba que te acosen-niego con la cabeza bromeando-pero si en los días siguientes me ves no te asustes ¿vale?-le digo y me termino riendo. Bien...eso había sido raro. Tal vez ella era una de las chicas con las que se podía seguir teniendo trato luego de pasar por la cama. De todas maneras se lo preguntaré luego. Me llama la atención su falta de energía en comparación de cuando recién nos conocimos... 1 hora tal vez. Le pregunto si estaba bien y me responde con la misma pregunta sujetando mi mejilla -No me puedo quejar...-le digo dándole un beso de nuevo en la palma. Eran gestos que solo salían y que luego de hacerlos a veces veía confusión en la otra persona. Ella me dice que lamentaba la demora pero que tuvo que escuchar el reto. Medio sonreí -Si, suelen ser bastante densos a veces. No te preocupes- le sonrío de nuevo y me sorprende con el beso que me da, no sé porque me sorprendí, recién nos comimos la boca literalmente. Le sonreí ampliamente cuando se alejó, porque esas sorpresas que uno se lleva son las mejores. Daban ganas de cantar ¡Mas sorpresa!.
Entonces me sujeta una de mis manos entre las suyas y nos ponemos a andar. Arrugo un poco el ceño mirando las manos, mientras escucho que me dice: nada fuera de lo normal. Bien, para mí sí estaba siendo algo fuera de lo normal y no sabía por qué. Es más algo en mi cerebro empezó a sonar. Me estoy volviendo loco. Pero no me gustaba sentirme en terreno desconocido. Levanto nuestras manos que aun seguían entrelazadas y me las llevo a la boca para darle un beso en el dorso, para luego soltarla y ponerme a caminar de espaldas mirándola a ella. -¿A dónde vamos femme sexy?-con las manos enlazas en mi espalda y sonriéndole lentamente. - ¿Sabes? estoy sospechando que solo quieres llevarme a la cama-le digo aguantando la risa y entrecerrando los ojos- Y no sé por qué no me siento mal por eso...-me llevo una mano al mentón y me giro de nuevo poniéndome a caminar a su lado y pasando un brazo sobre sus hombros e inclinarme a su altura -Me estas pervirtiendo-le digo casi en un susurro para acto seguido reírme. Menos mal que el cuento de pinocho no era verdad porque si no le sacaría los ojos a unos cuantos que pasaban por delante.
Así me volvía a sentir más yo. En terreno seguro. -Y me gusta-la rodeo un poco y termino dándole un beso en la comisura de su boca, me alejo unos centímetros y miro su perfil y lentamente una media sonrisa se acomoda en mi rostro y en un susurro le digo sincero -Me encanta tu boca belle. Es peligrosa.- Si, lo era. La suelto y comienzo a caminar a su lado girando un poco mi cuello para descontracturar. -¿No tenes sed?-la miro y me doy cuenta que tal vez mi comentario quedo un poco descolocado. Es que solo lo pensé y salió sin filtro.
Maximé L. Levy- Fecha de inscripción : 11/03/2013
Re: Maldita suerte {Maxime L. Levy}
Estaba semi ausente después de lo sucedido y me sentí culpable por un momento de lo cabrona que habia sido siguiéndole el juego al francés, pero era imposible no seguirselo y más crear mi propio juego. Era la maldita química...me recorría el cuerpo y eso me daba muchísimo miedo, jamás me había sentido de esa manera salvo con las personas que había 'querido' ya que nunca me había enamorado plenamente. Mojé mis labios en saliva, restregándolos para que el labial transparente se extendiera por éstos, él sonrió ante mi comentario de que hubiera sido bueno desaparecer así le vería todos los días y a decir verdad...de haberlo sabido si lo hubiera echo. No sabía en ese momento si sólo quería acostarme con él o esperar...aunque sí que tenía claro que si no hubiera sido lo que pasó tras la escalera, me hubiera dejado llevar, pero eso de irse ahora a otro lado y que saltara de nuevo la chispa, no sabía si lo conseguiría y más con lo pasado con el profesor. Lo miré dejando de pensar en pamplinas y sonreí sin mostrarle mis dientes. -Estoy acostumbrada pero tu shh. -Dije poniendo mi dedo índice enmedio de mis labios soplando sobre éste para que saliera el sonido de 'shh'. Deslicé mi dedo, quitándolo de mi boca y rodé los ojos con dejadez por el siguiente comentario. -Si fueses un ogro, lo haría, pero como eres... Maximé-Señalicé con su acento.- no me asustaré. -Le guiñé un ojo seguidamente.
Confirmé entonces que él si estaba bien, era una de las maneras de evitar algo que no quería responder, pues sí, sabía actuar bien con lo que quería pero con eso no podría. Besó el contorno de mi mano que estaba en su mejilla y acaricié con delicadez el contorno de su mandíbula, casi sin rozarle. Asentí con lentitud cuando me dijo que no se podía quejar de su estado y escuché lo siguiente. -Un poco. -Le devuelvo la sonrisa intentando ponerle el mismo entusiasmo, cosa que creo que no conseguí así que le besé simplemente. -Eres irresistible... -murmuré en sus labios super bajo antes de separarme.
No sé ni por qué lo cogí de la mano, fué un impulso que no me dí cuenta de que estaba haciendo hasta que éste hizo que las manos se soltaran, algo que agradecí mentalmente. No sabía lo que estaba haciendo, estaba en una burbuja. Tampoco sabía donde llevarle, estaba desorientada, no sabía que quería hacer con él... -No...no lo sé. -Arrugué el ceño confusa, cruzandome de brazos mientras caminaba. Con lo siguiente que dijo me quedó claro que sólo me querría para sexo, baj, era normal. ¿De qué te sorprendes Hinateë(*)? No sabía por qué en ese momento mi cuerpo sentía la necesidad de huir, no sabía si quería acostarme con él, no sabía nada... Y eso me hizo cabrearme conmigo misma, ¿qué coño te está pasando? ¿eh? -Tal vez no te lleve a mi cama... -Mi bipolaridad afloró, toda la pesadilla que tenía hacía segundos se transformó en picardía y lo que hacía una hora estaba siendo, siendo yo. -Tal vez te esté confundiendo. -No quería ser borde con él, porque no era un tío cualquiera, o eso parecía, aunque... tragarme palabras no me estaba sirviendo de nada. -O tal vez sí te lleve...pero sólo la verás. -Murmuré entre dientes con picardía, recolocando mi bolso, cruzando los brazos de nuevo.
Me rodeó y me dió un beso fugaz, sonrei a medias y seguí caminando junto a él. No respondí ante su comentario de que le encantaba mi boca, era un alago para mí, estaba claro pero nunca respondía nada hacia los alagos. Me soltó y escuché como se crugia el cuello y me detuve, me recorrió un escalofrío de escuchar eso, me daba mucha rabia. -Argg, no hagas eso. -Hice una mueca de la tiricia que me daba y volví a caminar con lentitud. Me dijo si tenía sed y le miré. -Ehm...no, no tengo, pero si tu tienes...paremos en esa cafetería. -Dije elevando una ceja descolocada totalmente con esa pregunta, señalando la cafeteria que estaba a 10 metros.
Si había dicho si tenía sed era por que él si tenía así que obligatoriamente le hice frenar delante de una máquina expendedora y le saqué un refresco al azar, ni me detuve a preguntarle cuál quería y se lo dí. Comenzó entonces a sonar mi teléfono móvil y rodé los ojos sacándolo del bolso con total tranquilidad. Era el profesor. Empecé a rerieme a carcajadas apoyandome de Maximé de vez en cuando. -¡Qué pringao! -Seguía riendome a carcajadas de la gracia que me causaba. El profesor estaba encerrado allí y sólo se le había ocurrido llamarme a mí...claro si le decía a cualquiera que le habían encerrado allí tendría que dar demasiadas explicaciones, pero hoy ese profesor dormiría allí.
Una idea brillante, fugaz, pulsó un botón de mi cerebro y miré a Maximé. -Qué prefieres, ¿una cama o un coche y una excursión? -Dije poniendome frente a él, apoyándo mis dos manos en su pecho, tirando mi cuello hacia atrás para ver su rostro y buscar sus ojos. Una vez encontrados deslicé uno de mis dedos por sus labios, haciendo que el de inferior se separara del superior...frenando mis ganas de morder ese labio por la gente que había alrededor, que nos miraba con cara de sorpresa. Pero a mí las miradas me daban igual, era ya costumbre que me punzaran por todos los rincones de mi cuerpo. Esperé su respuesta con una sonrisa traviesa, pegada en él.
(*) Hinateë es su segundo nombre.
PD: Siento el suuuuper retraso -.- quise responder antes pero tenía la mente desinspirada.
Confirmé entonces que él si estaba bien, era una de las maneras de evitar algo que no quería responder, pues sí, sabía actuar bien con lo que quería pero con eso no podría. Besó el contorno de mi mano que estaba en su mejilla y acaricié con delicadez el contorno de su mandíbula, casi sin rozarle. Asentí con lentitud cuando me dijo que no se podía quejar de su estado y escuché lo siguiente. -Un poco. -Le devuelvo la sonrisa intentando ponerle el mismo entusiasmo, cosa que creo que no conseguí así que le besé simplemente. -Eres irresistible... -murmuré en sus labios super bajo antes de separarme.
No sé ni por qué lo cogí de la mano, fué un impulso que no me dí cuenta de que estaba haciendo hasta que éste hizo que las manos se soltaran, algo que agradecí mentalmente. No sabía lo que estaba haciendo, estaba en una burbuja. Tampoco sabía donde llevarle, estaba desorientada, no sabía que quería hacer con él... -No...no lo sé. -Arrugué el ceño confusa, cruzandome de brazos mientras caminaba. Con lo siguiente que dijo me quedó claro que sólo me querría para sexo, baj, era normal. ¿De qué te sorprendes Hinateë(*)? No sabía por qué en ese momento mi cuerpo sentía la necesidad de huir, no sabía si quería acostarme con él, no sabía nada... Y eso me hizo cabrearme conmigo misma, ¿qué coño te está pasando? ¿eh? -Tal vez no te lleve a mi cama... -Mi bipolaridad afloró, toda la pesadilla que tenía hacía segundos se transformó en picardía y lo que hacía una hora estaba siendo, siendo yo. -Tal vez te esté confundiendo. -No quería ser borde con él, porque no era un tío cualquiera, o eso parecía, aunque... tragarme palabras no me estaba sirviendo de nada. -O tal vez sí te lleve...pero sólo la verás. -Murmuré entre dientes con picardía, recolocando mi bolso, cruzando los brazos de nuevo.
Me rodeó y me dió un beso fugaz, sonrei a medias y seguí caminando junto a él. No respondí ante su comentario de que le encantaba mi boca, era un alago para mí, estaba claro pero nunca respondía nada hacia los alagos. Me soltó y escuché como se crugia el cuello y me detuve, me recorrió un escalofrío de escuchar eso, me daba mucha rabia. -Argg, no hagas eso. -Hice una mueca de la tiricia que me daba y volví a caminar con lentitud. Me dijo si tenía sed y le miré. -Ehm...no, no tengo, pero si tu tienes...paremos en esa cafetería. -Dije elevando una ceja descolocada totalmente con esa pregunta, señalando la cafeteria que estaba a 10 metros.
Si había dicho si tenía sed era por que él si tenía así que obligatoriamente le hice frenar delante de una máquina expendedora y le saqué un refresco al azar, ni me detuve a preguntarle cuál quería y se lo dí. Comenzó entonces a sonar mi teléfono móvil y rodé los ojos sacándolo del bolso con total tranquilidad. Era el profesor. Empecé a rerieme a carcajadas apoyandome de Maximé de vez en cuando. -¡Qué pringao! -Seguía riendome a carcajadas de la gracia que me causaba. El profesor estaba encerrado allí y sólo se le había ocurrido llamarme a mí...claro si le decía a cualquiera que le habían encerrado allí tendría que dar demasiadas explicaciones, pero hoy ese profesor dormiría allí.
Una idea brillante, fugaz, pulsó un botón de mi cerebro y miré a Maximé. -Qué prefieres, ¿una cama o un coche y una excursión? -Dije poniendome frente a él, apoyándo mis dos manos en su pecho, tirando mi cuello hacia atrás para ver su rostro y buscar sus ojos. Una vez encontrados deslicé uno de mis dedos por sus labios, haciendo que el de inferior se separara del superior...frenando mis ganas de morder ese labio por la gente que había alrededor, que nos miraba con cara de sorpresa. Pero a mí las miradas me daban igual, era ya costumbre que me punzaran por todos los rincones de mi cuerpo. Esperé su respuesta con una sonrisa traviesa, pegada en él.
(*) Hinateë es su segundo nombre.
PD: Siento el suuuuper retraso -.- quise responder antes pero tenía la mente desinspirada.
Ariadna H. O'Vullöus- Fecha de inscripción : 18/01/2013
Edad : 32
Localización : Donde la mierda no llegue.
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