¿Por qué te me acercas? Ajj... {Ariadna}

Al fin había abandonado el trabajo en el bar. Estaba cansado de la gente borracha, de los nauseabundos y todo aquello. No tenía sentido estar entre tanto alcohol y tanta gente sensual sin poder disfrutar de ellos.

Eran eso de las once de la noche, cuando aún la pista no comenzaba a arder del todo, sino que las miradas corrían de un punto a otro, mientras hombres y mujeres trataban de localizar a su próxima presa.

Caminé hasta la oficina del jefe. Debía recoger algunos papeles que reutilizaría en la búsqueda de algún nuevo trabajo, si es que me daba la gana hallarlo, porque tomarme algunas vacaciones también era una buena opción. Avancé hasta el coche con las carpetas y una caja que guardaba algunas estupideces que había trasladado hasta el local. Regresé a despedirme y un poco tentado miré la barra... ¿Y si me servía algo? No le haría mal a nadie...

Una cerveza, nada más... - sonreí a un muchacho nuevo que estaba trabajando allí, seguramente el que había llegado a reemplazarme. Tenía cara de nene, entusiasmado y sonriente, desconocía por complejo lo desagradable que se volvería trabajar en un sitio como ese.

Mientras daba sorbos cortos, completamente relajado, pues nada ni nadie me apuraba ni me esperaba en ningún sitio, comencé a mirar hacia todos lados. La gente a eso de las doce de la noche comenzaba a movilizarse, bailaban al medio de la pista, se escondían en las esquinas del bar sintiendo sus cuerpo y otros tantos más inseguros que seguían mirándose a lo lejos. - Que idiotas... - rezongué para mi mismo. Odiaba aquellos planes de conquistas tan... Babosos.

-Como me vuelvas a tocar te parto la cara payasa. -Decía con un aire enfadada pero sin alzar la voz dentro del baño de las chicas de aquel local.

Resultaba que una listilla me había derramado 'sin querer' un poco de su cubata. ¿Pero de qué coño iba? Ahora llevaba el vestido blanco con una mancha de color marrón oscura que para mi suerte, se notaba muchísimo, y encima en todo el muslo. Gruñí para mi misma al mirarme en el espejo, salí del aseo pegandole un empujón a esa chica y caminé rapida hacia la barra encima de mis tacones bien grandes, porque sin ellos era una pulga y apoyé mis codos encima de la barra mirando al chico, que no era el de siempre, ¿nuevo?

-¡Eh! ¡¿Dónde está James?! -Pregunté cuando tuve la atención del chico arrugando el ceño sujetándome de la barra para acercarme lo más posible y alzando la voz para que me escuchara, ya que la música estaba bastante alta.

Éste me hizo un gesto hacia un lado de la barra y elevé una ceja seguidamente. ¿Qué hacia ahí? ¿Ya no tendría más bebida gratis? Qué mierda...

Caminé rodeando los taburetes hasta llegar a su lado y dí unos golpes en la barra para llamar su atención tirando todo mi pelo por uno de mis costados.

- Y yo que ahora quería pedirte un vozka negro solo para cobrarme una venganza... ¿qué hago ahora? Éste tío no se entera de una mierda... -Miré de reojo hacia el chico que estaba jugando con un vaso que se le cayó al suelo en un intento de hacer un malavar con él y volví mi mirada hacia James haciendo una mueca y esperando una respuesta concisa que me resolviera todas mis dudas.

En medio de mi mal humor y la dulce cerveza que resbalaba tomándose su tiempo por mi garganta, sentí que alguien se me acercaba. Sin darme vuelta sabía que ella - sí, ella, porque escuchaba sus tacones chocar con el suelo- iba directamente hacia mi. Giré lentamente y lo primero que vi fue una gran mancha en un vestido blanco. Que lío era aquello... Una vez derramé un trago de cereza sobre una muchacha que se enfadó tanto, tanto, que parecía querer arrancarme los ojos del rostro - Qué te pasó... Acaso no saciaste del todo a algunos de tus clientes y te derramó el trago encima?? - molesté. Era Ariadna... Una compañera de Universidad y la cliente frecuente del bar. Siempre lograba sacarme los primeros tragos gratis, pero no precisamente por sus encantos, sino porque quería mantenerla contenta y alejada de mi. No me caía mal, al contrario... Pero nuestra relación era así... Un tanto hostil, deseando que las asperezas si limen más y más con el tiempo.

Pues mala suerte... Tendrás que hacerte amiga de cualquier otro - dije mirando el vaso de cerveza que a cada segundo tenía menos contenido - Mira - indiqué al chico en la barra - el que me está reemplazando es un idiota que no te dará nada aún... Querrá hacer su trabajo de la forma más correcta posible... Pero con un poco de tu escote barato te lo ganarás - era genial ser un odioso con ella... Me hacía recordar mis momentos de adolescente popular al cuál todos respetaban, simplemente porque no querían toparse con mis comentarios que, frente algún ser falto de fortaleza, herirían. Pero sabía que ella no era así, estaba acostumbrada a mi humor, y sabía contestarme muy bien... Lo cuál, sinceramente, me gustaba. - Hoy sólo queda bancarte el disgusto de una mancha como esa.... Además, así marcas una nueva tendencia - sonreí buscando animarla un poco y quitarle esa cara de amargura con la cuál la había dejado - Mejor vete a bailar... -le dije luego de haber dado un gran sorbo a trago para acabármelo rápidamente - Me encantaría quedarme, peeero... Tengo cosas más importantes que hacer, como ir a dormir - dije sonriendo con malicia mientras me corría de la barra. Lo mío no era el baile... Llevaba años sin saber de qué se trataba aquello.

Achiné mis ojos de manera instantánea, mantenía esa expresión de mal humor que más de una vez me había echo cuestionarme si dirigirme a él o no y por lo visto estaba tomando una de las bebidas con la que siempre le veía. Su cerveza. Apoyé uno de mis codos en la barra y sobre mi mano el cuello rodando los ojos por su comentario. -No. Es que se acojonó nada más verte y vino a mí para ver si le calmaba, pero cuando vio mi silueta le dio un colapso al comparar tal ogro... -Hice una reseña con mi cabeza hacia tí. -... con tal belleza. -Moví mis brazos alrededor de mi cuerpo dibujando mi cuerpo. -Se puso nervioso el chico. -Dije como conclusión sentandome en un taburete y cruzando las piernas, después de arrastrar mi vestido corto hacia abajo para tapar un poco más mis piernas.

Ladeé mi cabeza mirándole de perfil entre algunos de mis mechones rubios. -Barato no, digno. -Sonreí de manera cómplice y traviesa. Asco de James...siempre intentando joderme a toda costa con sus palabras, seguro que algún día me pillaría con la guardia baja y me sentarían mal de verdad, aunque eso era casi imposible porque sabía que en el fondo de esas palabras había algo de cariño por su parte, sólo quería demostrarlo, todavía no. -¿Qué te juegas a que me invita sin enseñarle nada? -Miré al chico de la barra algo atenta mirando sus movimientos, se le notaba que estaba nervioso ya que las manos le temblaban y después del ridículo que había hecho con el malabarismo ya le sobraba. -A ti solo te hizo falta una sonrisa bonita para invitarme...porque iba como una monja, tapada hasta el cuello. -Solté unas carcajadas dando unos débiles golpes en la barra alzando mi cuerpo pulga un poco del taburete para que mi voz tuviera mas trayectoria. - ¡Eh! -Hice un gesto delicadamente con mi dedo índice mordiéndome el labio inferior cuando obtuve la atención del chico.

Éste no tardo demasiado en dejar de hacer lo que estaba haciendo, dejando de servir a otras chicas para acercarse a mí. Me alcé un poco más sobre el taburete notando como este podía perder la estabilidad en cualquier momento, así que fui rápida. Miré a James guiñándole un ojo y a la vez tirandole un beso al aire cuando el chico se inclinó hacia mí. Lo tomé de su mandíbula raspándole con la uña de mi dedo índice ésta, susurré unas palabras con esa característica que me distinguía y que aunque James se resistiera, sabía que le encantaba; la sensualidad. Me separé después de ello mirándole a los ojos, penetrándole con la mirada y me senté esperando lo pedido.

-Zas en toda la boca, -Dije gloriosa cuando éste me sirvió mi cubata mirando a James llena de satisfacción. - he conseguido lo que decías que conseguiría con mi 'escote barato'. Quiero mi premio y no te vayas aún, que es demasiado temprano y además es Sábado, los Sábados solo se van a sus casas los frikis. -Sonreí malévola en un intento de molestarle, tomando el cubata entre mis dos manos y dándole un trago algo concentrada.

¿Tapada como monja? - repetí burlesco - Para nada, ibas igual que siempre, simplemente que ese día andaba con la vista nublada - bromeé y la miré conquistando el chico de la barra.

Recuerdo el primer día que llego Ariadna al bar... No sabía por qué, pero lo recuerdo perfectamente. Era un día en donde se había llenado el local, parece que algo se celebraba... Un cumpleaños tal vez... Estaba demasiado lleno, no había centímetro vacío, sólo por eso, luego de que ella se acercara y dijera que no tenía nada para beber y comenzara a hablar a cada segundo más, le ofrecí un trago - Esta bien, yo te invito un trago, pero sólo porque con tanta gente nadie se dará cuenta... - sonreí como el jefe me había dicho que lo hiciera cada vez que un cliente se acercara. Aunque sonreirle a ella fue un error de cierta forma, por que luego de esa noche, se mal acostumbró a los tragos gratis...

Estás loca - reí cuando el muchacho le sirvió conquistado por sus ojos claros - Creo que lo has conquistado, y sí, sin tu escote... - levanté las cejas como si me hubiese sorprendido tremendamente.

Los frikis? - preegunté confundido - quizás yo soy uno, y aún no lo sabes - le dije con un tono de voz misterioso, aunque no sabía ni lo mínimo respecto a juegos de consolas o de computador... Asi friki mis cojones. - Vale, más tarde te doy tu premio - dije moviendo las cejas de arriba hacia abajo aunque jamás tendríamos nada... Ambos lo teníamos claro, creo... - Quizás, si me da la gana y tienes suerte... Baile un poco contigo - dije terminando la cerveza y pidiendo otra - Creo que tendré que usar escote más seguido, para que me den gratis... - hice una pausa y luego me di cuenta que aquello último sonaba mal, por eso agregué seriamente - ...Para que me den cerveza...

La música parecía subir cada vez más, y ya conversábamos simplemente a gritos... Ella tenía razón, no podía irme así sin más, y menos un día sábado.. ¿Qué podría llegar a hacer a mi casa? Dormir... Comer... Ver alguna película en el computador... Panoramas poco alentadores, sin duda. Miré la pista de baile mientras bebía mi tercera cerveza y de apoco sentía ganas de ir corriendo hacia ella. Llevaba tiempo sin hacerlo... ¿Un año? ¿Dos? Sí, quizás dos, porque hace un año atrás, cuando aún Matt vivía, asistíamos a las fiestas con ganas de ligar con cualquier cosa que se moviera y no precisamente para bailar. - Creo que... Tengo ganas de bailar... - susurré medio fuerte al oído de Ariadna, casi por instinto.

Ladeé mi rostro rodando los ojos por su comentario. Siempre estaba igual, a todo le sacaba pegas, era peor que un viejo cascarrabias. -Sí sí...nublada. ¿Y todas las demás veces también no? -Tomé mi copa con una presentación impoluta y saboreé el azúcar que había por el borde del cristal, mezclandolo más tarde con el alcohol que había dentro.

Esbocé a continuación una sonrisa totalmente cómplice por lo que dijo, me sentía gloriosa de que una vez más un chico cayera a mis pies sin apenas esfuerzo. Sabía la belleza de mis genes ya que nunca me habían rechazado, salvo James... maldito James... pero no pararía hasta que lo consiguiera, aunque realmente ni yo misma sabía si quería 'conquistarlo' o mantener esa rara 'amistad', pero...debía provar, me hacía ilusión, era mi reto conseguir unas palabras agraciadas por su parte, un tal sólo <<Qué guapa estás>> me bastaría. Así que no pararía.

-No tienes pinta de ser uno de ellos, sino no estarías aquí ahora mismo ni hubieras trabajado en un bar. Los frikis no tienen tantos pases para trabajar en sitios como éstos. Se los come la gente... imaginate uno aquí, hablándote de álgebra mientras te sirve un Martini. -Negué con la cabeza rodando la cabeza y soltando unas carcajadas. -Qué asco. Frikis, a ver si desaparecen del mundo, sólo estorban. -Dije brutescamente con mi falta de educación a flor.

Le miré arrugando el ceño, ¿bailar? Jamás lo había visto bailar y ante mi sorpresa mis facciones se volvieron en una expresión de impresión total. -Jota...¿estás bien? -Hacía tiempo que no le llamaba así, de echo creo que no lo había hecho nunca pero para referirme a él si lo hacía, es más en el móvil lo tenía como 'Jota'. -Uhm...te han tirado algo en la cerveza. -Bromeé. Más de una vez le había ofrecido bailar conmigo y siempre, siempre lo rechazaba, por lo que a la 2 vez de decirselo dejé de preguntarselo, así que lo hiciera él esta vez era un logro considerable.

Me levanté del taburete y estiré mi vestido para quitarle las arrugas e hice un gesto con la cabeza en dirección a la pista. -¿Y a qué esperas? Esta noche...hay bastantes chicas. -Agarré mi copa y la bebí de un trago bailando en el sitio tontamente. Frené y le miré. -Mira... -Me puse a su lado y señale con uno de mis brazos y dedo índice una chica morena de facciones agudas. -Esa es de las fáciles, a distancia se le ve. -Hice una cara de asco cuando se puso a perrear con una amiga y apoyé una de mis manos en el hombro de James. -Venga fiera...te quiero ver en toda tu esencia. -Giré mi mirada aguantando la risa mientras le miraba.

No... La primera vez tenía la mirada nublada... Luego sólo después te cogí algo de cariño... - sonreí mientras bebía un poco de mi propio vaso, siguiendo con la mirada cada uno de sus movimientos que por naturaleza eran muy sensuales. Y aquello no sólo lo creía yo, sino cualquiera que la mirase, hasta una mujer, podría opinar lo mismo... Con sólo verla a nuestros ojos llegaba su coquetería. - Pero casi nada, así que no te hagas ilusiones... - agregué con un tono de voz más hostil. Debía marcar los límites... Simplemente porque tenía el leve conocimiento de que algún tipo de historia que tenía con mi bro, Andrew... Y por respeto a él, prefería mantenerme distante... Y cuando me sentía muy cerca de Ariadna, un comentario desagradable salía de mis labios sin querer.

Largué a reír un poco descontrolado cuando la oí hablar de esa forma, ni siquiera titubeó, tenía muy claro su rechazo a los frikis - Vale, no soy uno pero tampoco vine a trabajar al bar sólo por gusto... - sinceré con la voz un poco baja. No quería dar explicaciones ni contar ninguna historia penosa, pero la verdad es que había escapado de la billetera de mis padres desde adolescente, y siempre hacía lo posible para conseguir mi propio dinero. Me había ido de casa y había llegado de improviso a New York y tenía lo suficiente como para mantener mis estudios al interior de una universidad como Brown. Lo que nadie sabía muy bien es que en me había marchado luego de la muerte de Matt, mi mejor amigo... Ambos sufrimos un accidente en el que yo manejaba ebrio... Me estrellé contra una camioneta y para mala suerte nuestra él salió expulsado desde la ventana. Mi único deseo era dejar en el pasado aquella dolorosa historia y comenzar de nuevo... Había prometido no volver a beber nunca más por respeto a la memoria de mi colega, y más aún porque yo había sido el culpable, pero la necesidad me llevó a trabajar en ese antros... Con el tiempo no soporté más y la presión me había llevado a renunciar esa noche. Pero lamentablemente sí había comenzado a tomar alcohol desde hace un tiempo, y con más frecuencia cada vez. - Hey Ariadna... No soy tan monstruo como crees...Todo lo que hago tiene una razón... No soy así como soy por nada- comenté seriamente, levantando el vaso para dar un gran sorbo. A lo que me refería es que yo jamás llegaba a un lugar, ni decía las cosas sólo por coincidencia... Siempre tenía un por qué cada uno de mis actuares... Y mi personalidad hecha un asco de hombre serio y hasta un poco hiriente de vez en vez tenía sus orígenes en aquel accidente.

Creo que ya me ha dado fiebre... Será el calor que expulsas que me está afectando - dije bromeando con una pequeña curva que hacía el intento de sonrisa en mi rostro. Me hizo gracia que me llamara Jota... En la escuela, cuando era muy pequeño me llamaban así, pero luego, a medida que iba creciendo, aquel apodo se había ido perdiendo... Hasta ahora, y me pareció... Dulce.

Bah, yo no bailaré con cualquiera - dije mirando al rededor. Habían más mujerzuelas que muchachas dignas de mi. Alcé una ceja al ver a un par casi apareándose entre las personas... Siempre pensaba que para ligar, una fiesta era el mejor sitio... Pero había que tener técnicas de conquistas, o sino sólo te convertías en un vulgar como aquellos. La tomé de la cintura y la llevé suavemente hasta el centro de la pista - Mejor bailo contigo, no quiero tocar algunas de esas... - dije haciendo un gesto con la cabeza indicando a las demás que se encontraban a mi espalda. Ariadna creo que jamás me había visto coqueteandole a nadie en una fiesta... No era lo mio, lo detestaba...

Le escuché elevando una ceja ligeramente, estaba de coña. -Qué gracioso te has vuelto... -Chasqueé mi lengua dándole otro trago a la copa que ya se estaba vaciando. Agité un poco mi cabeza apartando el cabello de mi cara y rodé los ojos con el siguiente comentario que salió de sus labios. -Sí sí... -Le vacilé un poco sólo para fastidiarle. Aunque dejé de jugar en el momento, sabía que el podría tomarse ese vacile muy enserio y me podría montar un espectáculo y ridiculizarme a su antojo, y no tenía ganas sinceramente.

Por el entusiasmo que le puso a la frase 'Trabajar por gusto' supe enseguida que no lo había echo porque le gustara sino por necesidad, lo que me hizo recordar lo que hacía yo haría unos meses para sacarme el dinero y poder seguir adelante. Maldita vida. Maldita suerte... era imposible no sentirse sucia y más desde que mi reencuentro con Andrew en la universidad que me vino de improvisto, ¿quién iba a decir que me encontraría de nuevo con él? Era más increíble todavía... Y ese hecho, me hacía recapacitar contra mis actos. Maldita sea... -No te preocupes, te sigo queriendo. -Dije en un intento de disipar mis pensamiento acerca de Andrew de mi cabeza, dandole unas palmadas en el hombro, bromeando con mis palabras. -...pero, ¿qué te he echo yo para qué me trates así entonces? -Dije con algo de curiosidad aunque realmente no sabía si realmente me importaba lo que saliera de esa boca. Seguro que las mismas groserías de siempre así que le puse una mano en la boca para que no dijera nada. -Déjalo, no quiero escucharlo. -Me adelanté soltando un pequeño suspiro, terminando mi copa y quitando mi mano de su boca a la espera de que no dijera nada que no quería escuchar.

-Ja, Ja, qué gracioso. -Torcí mi rostro negando con la cabeza. Sus brazos, entonces, rodearon mi diminuta cintura y me transladó hasta la pista como si fuese una muñequita... a veces odiaba eso, ser tan pequeña y tan poco pesada.

Negó el pase que le había dado para bailar con chicas de la pista pero parecía que no le gustó ninguna... así que, bueno, bailaría yo con él...no era mala idea, ¿o sí? Puse mis brazos en alto a unos centimetros de él ya que comenzaba una canción nueva y los agité al ritmo que movía mis piernas, bailando tranquilamente intentando evitar eso que me distínguía... -sensualidad.- no quería que pensara que buscaba algo en ese baile, pues, la imagen de una persona de vez en cuando frenaba mis movimientos, aunque... a veces, sí, se escapaba alguno por pura inercia. Así bailaba, así me movía. -¡Y no, ay que se quite el top, ay que se quite el top! -Canturreaba mientras bailaba separada por poco de él, agarrando su camisa y elevandola un poco riendo haciendo referencia a lo que decía la canción. -¡Qui-ta-te-lo! -Reía ante la vista de James, era demasiado graciosa, pero me lo estaba pasando bien. La canción me la sabía demasiado bien, pues más de una vez la había bailoteado en uno de los pubs en los que trabajaba. -¡Daleee duroooo! -Dí una vuelta bailando separada de él todo el rato, no quería invadir su burbuja aunque...más de una vez me había acercado demasiado y me había tirado hacia atrás, no queriendo hacerlo sentir incómodo. Pues sabía que mis bailoteos ponían nervios@s a más de un@ y no quería que una de mis víctimas fuera James, no por ahora...