Chica en apuros.| Alexander Thompson

Mierda, mierda, y mierda, esas eran las palabras que no paraban de resonar en mi cabeza. La noche anterior había estado de fiesta -grave error por mi parte-, lo que había provocado que me hubiese quedado dormida y ahora llegaba 10 minutos tarde a la clase. Corría por los pasillos esquivando a las personas, y chocandome con algunas que no podía evitar. El profesor de derecho tenía muy mal genio y odiaba la impuntualidad y eso era algo que todos sus estudiantes sabíamos. Tras correr bastante acabé llegando a la puerta del salón, me quedé parada mirándola mientras que podía oír a través de ella como daba clases tranquilamente. Inspiré profundamente, acercando la mano al pomo de la puerta pero sin llegar a girarlo, ¿y si sería mejor que faltase a clases? A decir verdad no me gustaban las miraditas que el profesor dedicaba a las personas que llegaban tarde, y probablemente si no asistiese quizás no se diera cuenta. Después de estar debatiendo internamente entre que hacer, opté por faltar y tomarme un respiro.

No tenía idea de a donde ir ya que ahora prácticamente todo el mundo estaba en clases. Hacía tiempo que no iba al Central Park y la verdad que tenía muchas ganas de ir. Era enorme, y siempre estaba lleno de gente, siempre que iba allí conseguía esbozar una sonrisa en mi rostro, además, seguro que allí encontraría alguien con quien poder hablar, era un muy buen sitio para hacer amistades. Salí de la Universidad, que por suerte no estaba muy lejos de mi destino por lo que en pocos minutos ya me encontraba allí. Comencé a caminar con tranquilidad, observando todo lo que ocurría a mi alrededor con una sonrisa en el rostro, cuando de repente noté como alguien me agarraba del brazo llevándome detrás de un árbol ¿qué demonios estaba pasando? Observé al joven, no tenía idea de quien era. Me miró de arriba a abajo con algo de lascivia, aquello me asustó pero intentaba mantenerme fuerte. - No hagas ningún ruido, quiero que me des todo lo que tengas. -Dijo sacando una navaja y poniéndola sobre mi cuello, presionando. No podía articular palabra, estaba paralizada por el miedo, pero podía notar como la furia en sus ojos aumentaba, notando como la presión aumentaba.

Aquel día había decidido salir a trotar, iPod en el brazo, zapatillas de trotar, unas bermudas y una camiseta gris. Ese era el atuendo elegido. No me había preocupado por arreglarme demás ni afeitarme, al fin y al cabo luego de trotar llegaría a casa abañarme de nuevo para ir al hospital. Así que solo me comí un poco de cereal y salí a hacer lo mío.

Llevaba ya 45 minutos trotando al ritmo de clásicos del rock, claro que no era la música más idónea para hacer ejercicio pero en realidad era lo único que me motivaba para seguir adelante con mi ejercicio aun cuando no quería.

Pare un momento apoyando las manos en las rodillas para descansar un poco y bebí algo de agua que llevaba en la riñonera que colgaba a un lado de mi cadera. Me levante luego, estiré los brazos y el pecho, extrañamente se acabó la batería de mi iPod ante lo que rodé los ojos y me quite los audífonos, seguro ya no podría seguir trotando, así que acabe de estirar y cuando estaba a punto de regresar escuché entre los arbustos “No hagas ningún ruido, quiero que me des todo lo que tengas."

Levante la ceja para mí mismo y me acerque despacio, era una jovencita no mayor de 25 años, tal vez mucho menos, con cara de pánico atacada por un hombre con una navaja. Trague grueso, me iba a meter ahí?... bueh…no podía dejarla tirada y menos viendo que era una chica tan hermosa y que el tipo le podía hacer más que robarle. Negué para mí mismo, mi sentido de auto preservación era aparentemente mínimo. Respire profundo y le salte al tipo en la espalda tirando de él y lanzándolo al suelo. Le agarre la mano donde traía el puñal y luego empecé a golpearle la cara justo después de darle un rodillazo brutal en los testículos, solo para asegurarme de que no se fuera a parar de ahí y sin más le di un fuerte golpe justo en la base del cráneo, debajo de la oreja derecha sabiendo que eso lo dejaría inconsciente. Me pare temblando, era mucha adrenalina para mí, me quede viéndolo ahí tirado y aleje el cuchillo de una patada…..estaba agitado y asustado…exhale pesadamente y luego mire a la chica
-estas bien?

Estaba asustada, muy asustada, quizás como nunca antes había estado. La presión de la navaja sobre mi cuello no cesaba, es mas, cada vez era más fuerte y yo más débil, no sabía como iba a salir de esta. La furia en los ojos del joven era cada vez mayor, al igual que la lascivia en su mirada. - No... no tengo nada... - Dije con un hilo de voz, notando como se iba poniendo más nervioso debido a la fuerza de la navaja, la cual me hizo un pequeño corte. En verdad no tenía nada que le pudiese servir, aparte de la ropa, pero estaba claro que no se la iba a dar. - No hagas ningún ruido ¿entiendes? - Se acercó a mi dándome un beso bruto en mis labios, a lo que cerré con fuerza los ojos, esperaba que sus intenciones no fueran las que tenía en la cabeza en estos momentos, si, violarme. - Ya que no tienes nada para darme, he buscado otra forma mejor de cobrarme - Sonrió con malicia, y mi mirada setornó a una mucho más asustada. Comenzó a manosearme con brusquedad, dando un pequeño quejido, y sin esperarlo me dio una bofetada. No sabía como reaccionar, estaba como paralizada y tenía mucho miedo, demasiado.

Justo en el momento en que el hombre parecía prepararse para bajarse el pantalón alguien vino en mi ayuda, pegándole una brutal paliza. Me quedé fijamente mirando como el hombre que segundos antes pretendía violarme se encontraba ahí tirado, en elsuelo. Una voz me sacó del ensimismamiento en el que me encontraba, se trataba el chico que había venido en mi ayuda. Asentí suavemente con la cabeza, sin poder reaccionar mas, no acababa de asimilar lo que acababa de ocurrir.