Si No Duele No Se Siente [Lyov]

¿Cómo era posible que hiciera tanto calor?. Eran las dos de la tarde y el sol estaba justo arriba de nuestras cabezas, podía sentir las pequeñas gotas de sudor formándose en mi frente mientras caminaba por el campus rumbo a mi fraternidad; había decidido que me quedaría a vivir en la fraternidad para no darle el lujo a mi madre de decir que tenía la casa hecha un desastre y que siempre podía a las sirvientas a hacer todo por mí. La razón por la que me dirigía a la fraternidad era para cambiar mi ropa. El resto del día estaba libre para mí, hoy no había entrenamiento de porristas y las clases que me tocaban en las horas siguientes ya habían acabado por el semestre. Una sonrisa se pinto en mi rostro porque podría ir al gimnasio a ejercitarme un poco, no me gustaba haber comido tanto (un desayuno de dos huevos, un pan tostado, un jugo de naranja y una manzana) y sentirme como me sentía.

Era verdad que la mayoría de las personas pensarían que tenía un problema alimenticio y psicológico, pero no aceptaba que me dijeran nada con respecto a eso, cuidaba mi figura porque no quería ser gorda, esa era mi peor pesadilla, encontrarme con el espejo y ver que tenía grasa en el estomago o en los muslos. Negué con la cabeza para alejar esos pensamientos de mi cabeza. 

Cuando entre al cuarto me dirigí al pequeño frigorífico que ahí había y tome una botella de dos litros de agua, tome un conjunto de ropa deportiva que consistía en una blusa azul turquesa y unos shorts negros con estampado, cambié mis zapatillas altas por unos tenis negros muy cómodos, hice una cola de caballo en mi cabello y me encaminé al gimnasio tomando mi bolso deportivo donde estaban todas las cosas que necesitaría.

Caminé con los audífonos colocados escuchando un playlist de la música que me gustaba para hacer ejercicio, tenía mi armband en la mochila pero no lo sacaría hasta comenzar, ahora mi iphone descansaba en la parte superior de mi bolso. Estaba totalmente perdida en mi mundo, concentrándome y pensando en la rutina que tomaría el día de hoy, trabajaría mis brazos e iba pensando en los aparatos de utilizaría. Llegue al local y me anoté en la lista que estaba para que la universidad tuviera un registro de los alumnos que venían aquí. Me preparé sacando los guantes para los aparatos y poniendo el peso específico para mí, acomodé mi teléfono en el armband y me volví a colocar los audífonos, a perderme en mi abstracto y divertido mundo personal. No me preocupaba si había alguien conocido o no, o siquiera si había alguien a mi alrededor, todo lo que quería era trabajar mi cuerpo para mantenerlo justo como estaba, después de todo solo habían como diez personas en el lugar, y ocho eran hombres, casi nadie venía a estas horas. Pero antes de colocarme en el aparato algo, o alguien más bien, me empujo tirándome de lleno contra la máquina, tuve que poner las manos para intentar amortiguar la caída, pero no contemple el pedazo de metal que salía por un lado y el que se estampo contra mi nariz. De inmediato sentí la sangre correr por mis labios, saboree el salado líquido y le dirigí una mirada de furia al chico que me había empujado-¿!Estas loco idiota!?-le dije mientras con la mano derecha intentaba detener un poco de la hemorragia. Comencé a caminar a la enfermería que ahí se encontraba y a medio camino vi un cuerpo conocido, el de Lyov, el capitán del equipo de football americano, no me quise detener a saludarlo porque la sangre no paraba de fluir.

Esto era increíble, el maldito que me había empujado ni siquiera se había tomado la molestia de preguntarme si me encontraba bien al ver que estaba sangrando de la nariz y quería darle un puñetazo en la cara. La sangre me hervía del coraje y eso no me ayudaba a concentrarme en intentar curarme. La puerta del cuarto que supuestamente era como una enfermería en el gimnacio estaba cerrada y no había nadie adentro, tendría que arreglármelas sola. En eso escuche que un chico decía mi nombre, si había sido Lyov al que había visto hacía unos momentos, la expresión arrogante y sin verguenza de su cara era estresante y sexy a la vez, era un maldito al cual era imposible odiar, o al menos si alguna vez habías tenido la oportunidad de estar entre sus sabanas.

Me tomó de la barbilla para colocar mi cara a una altura normal y se giró para tomar una toalla y comenzar a limpiar un poco de la sangre. Hice lo que me dijo de presionar el tabique y eso dolió.-¡Auch!-exclame cuando presiono debajo de mi nariz, pero después de sus últimas palabras mi mano se cerro en un puño que se estampo contra su pecho-Eres un maldito burlón, ¿Lo sabías ya verdad?-dije sonriendo ligeramente mientras el continuaba pasando la toalla por mi rostro-Déjame sentarme en algún lugar para poder estar más cómoda-mientras con la mirada buscaba un banco o algo parecido, lo más cercano era un aparato con pesas, de inmediato me senté y solté un gruñido-Haré que ese maldito pague por esto-gruñí entre dientes mientras fulminaba al chico que me había empujado. Ahora lo que hacía él era señalarme y reír de como mi nariz sangraba. Apreté los puños porque no podía creer que después de haberme lastimado todavía tenía el descaro de reírse de mí.

La sangre parecía que al fin dejaba de salir, al menos ya no era la misma cantidad que antes, ahora era menos. Intenté ignorar al chico tomando la toalla de las manos de Lyov y comenzando a limpiarme por mi cuenta-Gracias-dije sinceramente mientras le sonreía-Puede que seas un bastardo con aires de grandeza, pero por dentro eres una buena persona...-comenté honestamente-...una buena persona que también es un depravado sexual obviamente-agregué cuando vi la expresión de su rostro. La risa del tipo perforaba mis oídos y no podía ignorarlo más-Bueno ya estuvo, ¿no? ¿Cuál es tu problema conmigo?-casi tuve que gritar para que se oyera por entre sus risas tontas.

Sabía que al momento en el que Lyov supiera que me había tirado y no me había caído sola se armaría una gran bronca, no me haría enojar que le diera una buena golpisa al chico que me había empujado. Odiaba que las personas se burlaran de mí y nunca lo había permitido, en estos momentos ni siquiera tuve que recurrir a mi tipo de amenazas< las sociales, la humillación psicológica era lo mio; pero no necesitaba eso ahora, sabía que Mogilevich me defendería porque era la subcapitana de las porristas, no era lo que se dice nadie en esta universidad.

Continué limpiando mi nariz hasta que el liquido dejo de fluir y pude levantarme, no me mareé y eso era bueno, no había perdido mucha sangre. Sin embargo la toalla estaba parcialmente roja, levante la mirada y vi como el puño de Lyov viajaba hacia la cara del chico, hasta que se estampaba contra él y sus amigos inconscientemente daban un paso atrás y ponían expresiones de angustia.-Ya no eres tan machito, ¿Verdad?-dije con voz lo suficientemente alta para que él me escuchara, al mismo tiempo comenzaba a caminar despacio hacía donde estaba tirado. Pero me detuve en cuanto Lyov lo empezó a jalar hacia mí. Permanecí callada esperando y simplemente deje que las cosas sucedieran. El momento en el que si me llegué a preocupar un poco por la seguridad del chico fue en cuanto Lyov colocó la pesa a la altura de su rostro. Él me miro y vio que ya no sangraba, pero la sonrisa desapareció de mi rostro al ver su mirada, era una mirada desesperada y con ansias de sangre. Di unos cuantos pasos hacia donde estaban ambos tirados en el suelo y tome la mano del jugador de americano con suavidad-Tienes razón, no es para tanto, déjalo-dije con la voz más tranquilizadora que pude encontrar. Con cuidado tome la pesa entre mis manos, quitandola de la del ruso y la deje en su lugar.-No querrás ser castigado seriamente ahora, el Sábado hay un partido importante-susurre en su oído intentando calmarlo. Tampoco esperaba mucho, era de dominio público el genio que tenía Lyov.

Con delicadeza tome su rostro con una mano y lo forcé a que me mirara.

Aunque me pusiera resistencia no permitiría que lastimara más al chico, el si me había lastimado y burlado de mí, pero no dejaría que expulsaran a Lyov por algo así. Permanecí firme en mi agarre aunque el le habló al encargado y a este pareció no importarle lo del chico con la nariz rota.

Una vez me miro a los ojos tuvimos un pequeño enfrentamiento con las miradas, ambos no eramos de los que se daban por vencidos fácilmente.-De acuerdo-dije suavemente, después sonreí levemente por el beso que le dio a mi mano y coloque mi mano en su espalda, esperando a que se levantara. Una vez el se había levantado y a Lyov se le notaba más tranquilo me agache a un lado del chico y puse mi rostro junto a su oído-Más te vale tener más cuidado con quien te metes, si existe alguien que pueda hacer desaparecer personas en este campus soy yo, y más te vale tener cuidado, porque para la próxima...dejo caer la pesa sin dudar-murmure para que solo él me escuchara, mi tono no era el dulce y normal, era amenazante y ronco.

Me levanté y escuche las palabras del ruso. Ignoré al muchacho que seguía tendido en el suelo, como esperando a que nos fuéramos para levantarse. Comenzamos a caminar pero cuando dijo que en uno de los entrenamientos que teníamos al mismo tiempo el nos estaba viendo lo solté y me detuve en seco-¿Me estas diciendo que el capitán del equipo de football americano del colegio no presta total atención a sus prácticas?-dije con un tono alarmado y juguetón. Reí ligeramente y alcé una ceja por su comentario, frunciendo los labios-Sabes que no te necesito para ser más popular, con el puesto que tengo, las calificaciones y el apellido es suficiente-comenté haciéndome la altanera, aunque era una broma-Quizá sea yo la que te permita esta conmigo para que seas más popular.

Entramos a la pequeña cafetería y me senté en el primer lugar que vi, no le dí tiempo de ser caballeroso y acomodarme la silla porque de esos chicos ya tenía suficiente en las fiestas formales y estiradas de mi familia.-Así que solo esta vez-dije con una sonrisa traviesa y atrevida-¿Y que pasa si te agrada tanto mi compañía que quisieras volver a invitarme algo?-crucé los brazos sobre la mesa y lo observé a los ojos, eran azules como el cielo, y hermosos, hipnotizantes y sexis; pero para mí eran una maraña de pensamientos que quería desenredar, siempre había tenido curiosidad por saber quien era el verdadero Lyov, no al que todo el mundo conocía, sino el autentico. Habíamos salido de fiesta y a divertirnos antes, en grupo y con unas 15 personas más, o en las fiestas de después de los partidos, pero nunca habíamos hablado mucho ni de cosas interesantes. Los besos eran algo que le gustaba en lugar de entablar una conversación con las mujeres, y en varias ocasiones había caído ante sus encantos estando yo un poco pasada de copas, pero nunca había llegado a nada más que besos y una que otra caricia. 

Era imposible discutir con Lyov, sin duda tenía un encanto que derretía a cualquiera, y por más que dijera tonterías no se le podía renegar nada. Era un adonis y más de una vez había estado a punto de caer entre sus garras, en varias de las fiestas en las que nos habíamos llegado a besar y a jugar el uno con el otro subimos a alguna habitación, pero nunca paso a más, solamente el sin camisa; sabía lo mucho que le desesperaba no poder tenerme como el quería, ya había tenido a casi todas las chicas del campus después de todo, y yo no era una completa mojigata, pero me daba a respetar y él lo sabía. Cada vez intentaba nuevas maneras de llevarme a la cama.-Tienes razón con lo del equipo, antes eran patéticos-comencé a decir mientras veía que en la barra varias chicas discutían por lo bajo sobre quien debía atendernos. Me le acerque un poco más, cruzando mi pierna derecha sobre mi izquierda y rozando con la punta de mi tenis su pierna, comenzando a mover arriba y abajo mi pie.-Y no necesito admiradores ni más envidiosos, pero aún así me agrada tu compañía, aún estando sobria-dije con una sonrisa coqueta y una mirada que no se despegaba de la suya. Fruncí levemente mis labios en una expresión tierna.-Sabes que no caigo tan fácilmente Mogilevich, no como tus amigitas-dije moviendo la cabeza hacia donde se acercaba una camarera contoneando excesivamente las caderas, que zorra, se veía la manera en la que veía a Lyov. No pude evitar bajar la cabeza y reír para mis adentros, estas chicas que se lanzaban sobre él por el simple hecho de que era el capitán del equipo de football americano, un tremendo bombón y porque no era americano, se me habían patéticas.

La chica por fin llego a donde nos encontrábamos y por la forma en la que él le hablo supe que ya se la había llevado a la cama y la chica había quedado embobada con su presencia, me había incluso ignorado por completo. De inmediato note lo que Lyov hacía cuando me dijo cariño he hizo una cara de niño cursi, así que decidí que le seguiría la corriente y molestaría a la camarera, a mi nadie me ignoraba, y menor una simple camarera.-¿Podrías ser un poco más amable?, por favor, no te estoy haciendo nada y se supone que trabajas para servirme-le dije de la manera más tranquila y formal que pude hablar, sin ofenderle, simplemente mostrandole su lugar.-Yo quiero un café moca frío por favor-le dije alzando la cabeza para verla y notar como me fulminaba con la mirada-Gracias-dije sonriendo ligeramente y luego volteando a ver a Lyov, ella seguía tomando nota así que me escucharía perfectamente y vería toda la acción-Sabes cuanto me encanta hacer ejercicio contigo bebe-amplié mi sonrisa y estire un poco mi brazo para tomar su mentón, sin fuerza, ya que el estaba cooperando, me moví un poco y junte mis labios con los suyos. Fue un beso rápido, casi un pico solamente, pero fue todo lo que se necesito para que la camarera se diera la vuelta y se fuera gruñendo por lo bajo y dando maldiciones entre murmullos.

Reí suavemente y empuje a Lyov de regreso a su asiento-No sabía que tus admiradoras eran tan celosas-comente cruzando los brazos sobre mi pecho y recargándome en el respaldo del asiento. Mi pie continuaba moviéndose y acariciando su pierna, jugando con él.

Negué suavemente con la cabeza mientras reía por lo bajo debido a su comentario, no era que yo no lo deseara, dios si no tenía un cuerpaso para morirse, pero conocía su reputación y si llegaba a estar con él solo sería una más del montón, yo nunca me permitiría ser una más del montón. Si controlarlo mis mejillas se ruborizaron un poco.

Le guiñe un ojo cuando dijo que me gustaba poner celosas a sus admiradoras, y era cierto, si tenía la oportunidad lo haría, ¿Quién no?-No es mi culpa que no reconozcan su posición, ellas son empleadas, yo soy la que paga aquí-dije divertida.-No gracias, por ahora estoy bien de tus besos-sonreí ampliamente y quite mi pie de donde le estaba haciendo caricias en su pierna. Lyov era muy bueno besando, eso nadie se lo negaba, quizá el mejor de todos los que alguna vez había besado, no quería ni imaginarme como era haciendo otras cosas porque me tentaba demasiado a mi misma.

Hasta donde estábamos se escuchaban los murmullos de las chicas que trabajaban aquí, y ni que decir de sus "discretas" miradas que parecían perforarme con la mirada. Estaba acostumbrada a eso, cuando intimidaba a alguna chica que se quería pasar de la raya o meterse con alguna de mis amigas, ellas me daban esa mirada. Negué levemente con la cabeza-No me rebajaré a su nivel-le dije a Lyov, no necesitaba girarme para que ellas me observaran, las tenía justo de frente, algo se traían.

Reí ligeramente con lo que dijo, estaba a punto de contestar a las preguntas de él, era cierto que mi carrera no era tan fácil como la mayoría creía, tenía tanto que memorizar y leyes que aprender que estresaba. No pude comenzar a decirle porque la chica que nos estaba atendiendo, la tal Ginni, llego con las bebidas-Sus bebidas-dijo la muy zorra con una voz demasiado fingida de cordialidad. Tenía en una charola las tres bebidas. Primero colocó la soda de Lyov, pero la derramo dirigiéndola hacía mi. Acto reflejo me levante rápidamente, pero ya había sido muy tarde, estaba completamente empapada; mi blusa antes azul turquesa ahora tenía una especie de circulo café; los shorts eran cortos y estaban empapados, por eso mis piernas también estaban mojadas con el frío liquido. Escuche como Lyov le gritaba de lo enojado que estaba, pero yo no solamente le gritaría para desquitarme. La mire con odio y di dos pasos hacía ella, sonreí maliciosamente-Lo que la niña no tiene la culpa Lyov-dije dando un paso más, la vi retroceder y note algo de temor en sus ojos-Fue un accidente, ¿No?-agregué, sabía perfectamente que esa no era la verdad, mi voz era tan tranquila y calmada que amenazaba más de lo que lo hacía la de él en estos momentos. Tome el té que le había traído a él en mis manos, estaba tan caliente que salía mucho humo, incluso la taza me quemo un poco al momento de tomarla, pero no me importo y no lo dí a notar. Mientras vertía el líquido de la taza sobre la cabeza de la chica esta comenzó a soltar pequeños alaridos de dolor por lo caliente que estaba.-Ups, eso también fue un accidente-dije sonriendo falsamente-¿Vamos querido?, ya no se me apetece nada-agregue mientras comenzaba a caminar lentamente hacía la salida, una vez ahí me detuve y me gire para encarar a la camarera que ahora lloraba pero seguía parada donde antes-Ah, y no te molestes en venir mañana a trabajar, que yo me encargo de que para mañana no tengas este trabajo-le dije con un tono de lo más amistoso posible. Giré un poco la cabeza para ver a sus amigas en el mostrador y todas estaban con la boca abierta, sabía que si hubiera habido algún cliente más en el lugar, también estaría igual.

Una vez me gire y salí por completo del lugar no pude evitar reír mucho, la chica definitivamente no sabía con quien se había metido porque lo último que se había esperado era que le contestara así la agresión. Y sus amigas estaban igual o más asustadas que ella, la razón por la cual no la fueron a ayudar hasta que yo salí del lugar.

-opredelenno ne znayu, kto poluchil-él sabía que hablaba ruso porque ya le había hablado sucio en ese idioma varias veces entre los besos que nos dábamos cuando estaba borracha, y lo que le dije fue que en definitiva la chica no sabía con quien se metía. No podía parar de reír, su expresión, sus sonidos, las caras de sus amigas, todo eso me mataba de risa en estos momentos.-spasibo, spasibo-dije dándole las gracias y haciendo una expresión como si hiciera reverencias.

Después comencé a caminar para alejarme del lugar. Pero aún manteniendo una sonrisa maléfica en mi rostro-Su cara ya no puede quedar más fea-le dije al chico-ja ja ja-hice sarcásticamente cuando hizo saber que desearía que mi blusa hubiera sido blanca. Me preguntaba que hubiera hecho él entonces, ¿Me hubiera llevado a rastras a su habitación o a la mía y me lo hubiera hecho desgarradoramente?, eso hubiera sido tan genial, pero no, me seguía repitiendo que no sería como todas esas chicas que caían rendidas a sus pies. Solo negué con la cabeza a su alegación con respecto a las peleas de mujeres, sabía que yo nunca me rebajaría a pelearme de los cabellos con una mujer, pero a él le gustaba imaginárselo.

Entre tantas preguntas Lyov ni siquiera me había dejado contestar. Planeaba simplemente marcarle a mi papá y pedirle que hablara con Karkarov, después de todo ellos eran muy buenos amigos. Pero cuando dijo su plan no dude en apuntarme. Deje que me abrazara por la espalda y sentí su dulce aliento en mi cuello, cosa que me hizo dar un escalofrío-Por supuesto que amo ser una perra desgraciada, es lo que soy-dije sonriendo, me reí y retorcí un poco por la forma en la que paso sus manos por mi abdomen, era la zona más cosquilluda de mi cuerpo. Pero cuando me mordió sentí algo diferente que cosquillas en otra parte de mi cuerpo.

-my narushayem-le dije que la destrozáramos en ruso, no podía esperar a ver su cara de sufrimiento cuando fuera corriendo a la oficina del director a pedir su renuncia. Esto sería épico. Me giré con mucho cuidado de no romper su abrazo y pegue por completo mi cuerpo al de él, la verdad era que le traía muchas ganas, y sus palabras de amenaza y venganza habían hecho surgir muchas emociones no muy sanas en mí. Lo tome del rostro y lo bese apasionadamente. Las únicas otras veces que lo había besado así habían sido cuando estaba borracha, y entonces no besaba tan bien como estando sobria.-Te lo ganaste-le dije con una voz un poco ronca, sonriendo después de separarme por completo de su agarre y de su beso. Después me fui a donde había dejado mi mochila y la tome, me giré y lo vi observándome de una manera diferente. Lo salude con la mano, de una manera divertida y reí por lo bajo. Cuando llegué a donde estaba él le dije-Todo listo, empieza contándome como harás para que ella acceda a hablar conmigo.