Hey, how ya doin? [ Samuel J. Westerfield ]

Tenía un buen rato por la tarde-noche, así que, ¿por qué no salir a dar una vuelta? Acomodé levemente mi rizado y azulado cabello, para que no se viera tan desordenado, aunque sabía perfectamente que el viento que solía hacer en la ciudad a las ocho de la tarde no iría a mi favor. Debía que hacer unos deberes que me había puesto el profesor, pero ya los haría al día siguiente o cuando volviera de mi destino esa noche, aunque no sabía dónde me dirigía. Subí la cremallera de mi chaqueta fina de color negro, Adidas. No hacía mal tiempo, pero la verdad es que iba algo fresca con esos shorts negros y por debajo de esa chaquetita, una camiseta de tirantes por la altura del ombligo.

Caminaba lentamente por las calles de Nueva York, saludando con la mano y una muy leve sonrisa a aquellos con los que tenía algún tipo de relación positiva y me encontraba, obviamente. Pasaba con las manos en los bolsillos de la chaqueta, mirando cada edificio que había a mi alrededor, hasta que pasé por al lado de un bar. En un principio lo ignoré, pero dos segundos después, retrocedí unos pocos pasos para quedarme justo delante, mirándolo. Se me hizo un bastante atractivo por fuera, así que decidí pasar. Había bastante gente, y seguramente conocería a más de uno. Había mucho ruido, música, risas y conversaciones poco serias, pero simplemente me adentré en aquél lugar, sentándome en una silla libre que había en la barra.

Habían dos hombres a mi lado, cerca de los cuarenta años supuse, teniendo una conversación sobre chicas jóvenes bastante salido de tono. No podía evitar reír por cada barbaridad que decían sobre nosotras, pero no quería que se dieran cuenta. Si algo sabía, a pesar de ser como era, el respeto a los mayores siempre es lo más importante. Se acercó una camarera a preguntarme que quería, y sólo pedí una cerveza. No tenía mucho dinero ni ganas de beber tanto como siempre hacía, al menos, a esas tan tempranas horas. Apoyé el codo en la mesita, apoyando la cabeza con mi mano. Quería hacer algo interesante, no estar aburrida, pero viendo la gente que había, no había muchas oportunidades.