{just walk around} -Valquiria D. Rosewart.

Una bola de pintura lanzada por un guapo muchacho que lentamente se acercaba a mi impactó de lleno en mi estómago, tiñendo mi blusa de azul, solté una carcajada y justo en ese momento, el molesto sonido de mi celular me arrastró, contra mi voluntad, hacia la realidad; ¡Menudo sueño el que estaba teniendo! Chillé mientras el peso de la pereza me aplastaba y sentía un pequeño vacío, acompañado con la desilusión de averiguar sin querer que aquellos chicos que me rodeaban, aquella fiesta desenfrenada y la guerra de pintura no eran más que una estúpida imagen creada por mi sobreactiva imaginación. Me levanté haciendo un mohín, frunciendo los labios y bufando cabreada. Aparte de que el estúpido aparatito ese hubiera espantado mi interesante fantasía, también me había despertado antes de tiempo, sin importar que anoche me hubiera acostado en la madrugada gracias a haber estado de visita el la fraternidad ya que hace tiempo no me pasaba por allí. Alargué mi brazo perezosamente y tomé el celular, aún con el ceño fruncido.
Y entonces sonreí, casi como si fuera arte de magia todo el malhumor se me esfumó, bueno, no exactamente por arte de magia, sino porque había leído de quién era el mensaje que me despertó y qué era lo que prometía en él. Me reí, no demasiado fuerte, ya que Alonso estaba durmiendo en la otra habitación, al lado de la mía y no me apetecía despertarlo en sábado, por lo menos no esta vez.
Hoy el ánimo se me había elevado, sonreí y, después de asearme y vestirme (Con un atuendo deportivo, por supuesto), fui hacia la cocina, puse una pequeña mueca pensando en qué hacerme para desayunar. Me decidí por unos huevos con tocino, luego de tener el plato servido, abrí la nevera y busqué algo para tomar, quería algo frío. Moví de un lado a otro los labios, negando para mi misma cuando mi vista se encontró con la última botella de Corona que nos quedaba, no lo tomaría por el único hecho de que tenía que ir a la cita con Chloë en motocicleta y aunque fuera una sola cerveza, no quería correr ni el más mínimo riesgo de algún accidente. No quería ni siquiera imaginarme en la clínica... otra vez.
Me decidí por un simple jugo natural y aún pensando en los recuerdos, me dirigí a la mesa, sentándome mecánicamente y con la mente por otro lado.
Cerré un solo ojo y una mueca de incomodidad y molestia se formó en mi rostro al recordar la mala atención de las enfermeras aquel día en el que derrapé en la carretera con mi moto, sólo por mi incompetencia, al manejar en medio de la lluvia (Aunque poca, era densa) con bastante alcohol en el cuerpo; recordé también la desabrida comida y como por un embrujo mi estómago rugió, avisándome que debía comer.
Engullí todo rápidamente y al terminar, dejé todo en su lugar, lavado, limpio y seco. Me acerqué con paso acelerado hacia la nevera, en donde había un talonario de anotaciónes pequeño colgado en su puerta. Tomé uno de los bolígrafos y escribí a Alonso una nota "Me fui a Central Park con Chloë, no sé a qué hora llegue, ¡No me esperes! Besos<3", luego me puse a pensar dónde tenía guardados mis rollers, tuve suerte de haberlos ocupado hacía más o menos una semana, porque sabía exactamente que estaban a un lado del librero azul de mi habitación. Los eché en mi mochilla y salí pitando del loft hacia el aparcamiento, donde sin dudar un segundo me subí a la motocicleta enfilando hacia Central Park.
Algo así como una media hora después, estaba apareciendo por una de las calles sur de frente al gran parque (caminando, ya que había dejado mi moto en un estacionamiento privado, una calle más arriba). La música, el gentío y el aire puro ya se sentía. Caminé ansiosa hasta donde se suponía que nos encontraríamos, estaba segura de que Chloë ya estaba allí, porque el parque le quedaba a pocos minutos de su casa. Agudicé mi vista y al localizarla, una sonrisa apareció en mi rostro y prácticamente corrí a su encuentro. -¡Chloëcienta!- Grité alegre, mientras me abalanzaba hasta el banco donde estaba sentada. ¡Teniamos tanto tiempo sin vernos!