Que comience la fiesta {Hanna}

Luego de que Hanna había dejado la cafetería, Bri pasó sus últimos minutos contemplando el lugar. Ya no le quedaba cafe ni tostadas en su bandeja asique lo único que podía hacer era observar quien entraba y salía de allí. Mas bien quien salía, porque la cafetería ya se estaba vaciando puesto que llegaba una nueva hora de estudio. Bri, esta vez, no estaba libre asique debía seguir a los alumno que se estaban despidiendo de su momento de descanso. Dejó la bandeja arriba de la mesa, tomó su mochila que había dejado a su lado desde que había llegado, y se dispuso a caminar hasta las puertas. Entre la multitud que salía, como si todos se hubiesen puesto de acuerdo para irse en ese mismo instante, se encontró a varios conocidos que había saludado desde la mesa con anterioridad. Sin mas, luego de unos besos en las mejilla y unos tantos hola, ya estaba en los pasillos dirigiéndose hasta uno de los salones.

Con la clase ya terminada, lo que se le había hecho una eternidad, salió corriendo hasta su departamento. Había terminado de dar las clases que tenía en el día a las 4 de la tarde por lo que no disponía de mucho tiempo para prepararse para salir con Hanna. Debía, antes que nada, llegar hasta su casa, luego tomar una ducha y ver que vestiría; la parte mas difícil de una salida. Que bendito atuendo iba a elegir para pasar la noche con su mejor amiga. Bueno, Brianna disponía de un gran y buen ropero, no tenía de que quejarse pero las mujeres siempre encontraban ese obstáculo en la decición de la ropa. Siempre pensaban que no tenían que ponerse y talvez tenían miles de convinaciones nuevas que nunca habían usado. Y eso era lo que le sucedía a la morena. Compraba a mas no poder pero siempre quería algo nuevo, aunque disponía de eso. En fin, cuando llegó corrió hasta su habitación y lo primero que hizo fue largar la mochila en su cama. Luego se metió en el baño y tomó la ducha que necesitaba y, aunque quería quedarse mas tiempo en ella, no pudo hacerlo sino sería ella la que se tardaría y Hanna la que debiera esperar. Algo irónico. Envuelta en una toalla, comenzó a revolver su armario para encontrar el atuendo perfecto; o al menos lo era para ella. Tal vez estaba simple, pero no mal. Si, había tenido ocaciones en que deslumbraba con lo que llevaba, pero esa vez decidió ir un tanto tranquila. Aun que sexy se vería siempre. Uno de los temas que había sido clave en la mañana entre la morena y su amiga.

Antes de vestirse, se maquilló. Lo de siempre; algo de base, un poco de colorete. Sombra infaltable y lapiz labial rojo pasión que le quedabe pintado en su boca. Una vez lista tomo el atuendo que había dejado encima de su cama el cual consistía en un pantalón negro ajustado, que marcaba todos sus atributos. Una simple remera beige, fina y liviana por si el calor llegaba a ella, acompañada de una chaqueta de cuero totalmente a la moda. Sin olvidar su par de zapatos negros taco aguja haciendo juego. Peinó un poco su cabello aunque lo mejor era dejarlo al natural; con sus ondas en las puntas y el lacio por donde comenzaba el pelo. Pensando en que nada mas se estaba olvidando, escucha su celular sonar. Era mensaje de Hanna que le avisaba que ya estaba llendo al bar. Tomó su cartera y, una vez en la calle, pidió un taxi. Le dió las indicaciones y en menos de 20 minutos ya se encontraba en el bar. Para su suerte Hanna estaba llegando a la par. Bajó del taxi y al encontrarse con su amiga le dió un gran abrazo, como si no se hubiesen visto en años, pero en realidad lo habían hecho esa misma mañana.

Contempló el bar. Si lo conocía, pero no solía pasarse por allí; Hanna había tenido una gran idea para pasar la noche y esperaba a que fueran mas seguidas. Debían compensar la falta de ambas y volver a ser ellas, tal como su amiga lo había dicho. Debía regresar ese dúo dinámico de las noches. Brianna debía admitir que ya extrañaba pasar esos ratos con la rubia. -¡Eh! Llegamos juntas- Rió al recordar que sus vehículos se estacionaban iguales. La decición de "sincronizar" horarios de Hanna había salido bien.

Tarde-noche. La jornada en la universidad había acabado y lo cierto era que una mezcla entre ganas de todo y de nada, se liberaba en su cabeza. Por una parte, Brianna y yo habiamos quedado en vernos en algun bar para ponernos al dia, mas que eso: para hacer de las nuestras; mientras que por otra parte, quedaba el volver a casa, a mi fraternidad, descansar y dormir todo el día siguiente para estar mucho más despejada. Me debatí entre ambas ideas durante unos instantes y gracias al compromiso que había adquirido con Bri y que el hecho de volver a casa era tan poco inspirador decidí ir junto a Brianna, donde habiamos quedado de vernos.

De todas formas ya apenas había alguien por casa, a estas horas todas debían estar de juerga o dedicancose a otras cosas; vamos que la noche era joven y quedarse en casa era un panorama lo suficientemente triste para cualquiera. Caminé desde la universidad hasta mi fraternidad, tampoco estaba demasiado lejos y necesitaba hacer tiempo para pensar en lo que me pondría. Efectivamente, al llegar a la fraternidad constanté que estaba totalmente sola; subí rapidamente a mi habitación y saqué el vestido negro que había pensado ponerme para la ocasioon; lo extendi sobre la cama y coloqué junto a el unos zapatos a juego; me inmiscuí en el cuarto de baño para una ducha.

Unos minutos después salí del baño, me había mojado el cabello, por lo que tardaría mas de lo que yo misma pensaba; aun con la bata de baño me dispuse a secarlo y acomodarlo en delicados rizos sueltos, base, maquillaje.. Coloqué mi vestido arreglando su escote para que cayera justo a la medida; terminé de maquillarme y calcé mis zapatos. Estuve apenas unos minutos buscando los accesorios que combinaran con mi vestido, ya había puesto mi habitación patas arriba cuando los encontré, aquellos pendientes justo del color de mis zapatos.

Bajé las escaleras de la fraternidad con mi bolso de mano, rebusqué en el mi celular y pedi un taxi; recordé que debia avisarle a Bri cuando estuviera lista, por lo que busqué su numero en la pantalla y le envié un texto "todo listo por aqui, estoy esperando mi taxi" -enviar- y listo. Tomé asiento en el sillón que adornaba la estancia hasta que escuché un claxon que venia de afuera; así que salí de mi fraternidad metiendo mi celular en el pequeño bolso que tenía. Unos minutos más y habia llegado al club, tan pronto le pagué al chofer me bajé del auto para entrar a aquel club y escuchar una voz conocida -Bri, que bien que hemos llegado juntas- la abracé a modo de saludo y caminé hasta la barra esperando que me siguiera -El club tiene un VIP, ¿Vamos allá?- la miré por unos segundos.

Era como un milagro que ninguna debiese esperar a la otra como mas de media hora en un lugar. Mas bien que Brianna no debiese esperar a Hanna. La rubia era una persona que se atrasaba al llegar, pero no eran 10 minutos nada mas. Aun que a Bri no le molestaba, o trataba de que no lo hiciera. Es que era Hanna Montgomery, su mejor amiga y la persona con quien quería algo mas que eso, o así era antes de conocer a su novia. Adrianne era una mujer realmente especial y Bri estaba muy enamorada; no era algo para darle celos a su rubia amiga. Estaba con ella por que así lo sentía y, si bien estaba con un chico y lo dejaba luego de terminar con sus cosas, con las mujeres no hacía lo mismo. Si decidía compartir su vida con una, era por que sentía un gran amor, y eso era lo que pasaba con Adri. También pasaba con Hanna y por eso quería salir de la zona de amistad, pero eso lo veía tan lejano que ya no se preocupaba. Adri ocupaba toda su cabeza y su corazón, por lo que ese tema lo evitaba de vez en cuando. -Creo que deberíamos implementar esto de las llamadas- Largó una risitar mientras abrazaba a su amiga quien la había saludado de esa forma. Podría ser una pequeña broma, pero de verdad el método que habían usado había funcionado a la perfección. -O podría haberte pasado a buscar- Se encogió de hombros cuando se soltó de ella. En la cafetería era lo primero que le había ofrecido pero ella se había negado; como pasaba siempre que Bri le ofrecía algo para su bien. Aun que sabía que no era de maldad o desagradecida que rechazara sus propuestas, tal vez se sentía mejor haciendolo sola.

Observó a su amiga por unos segundos y cuando notó lo que hacía de inmediato la siguió. Se adentraron al boliche, el cual estaba repleto de gente bailando y bebiendo por los alrededores. Gente en los rincones disfrutandose de cada uno, y otros bailando en la pista. Ese piso que Bri ya tenía ganas de pizar. Llegaron a la barra pero luego se dirigieron a otro lado cuando Hanna dió la idea de ir al VIP. Brianna asintió y encaminaron al lugar; uno bastante cómodo, con sillones. El ambiente era tranquilo y allí podrían hablar o pasar el rato antes de bailar como locas en la pista principal. El mismo VIP tenía su barra y antes de que la morena pudiera acomodarse se acercó a pedir dos tragos. No llegaría al lado de su amiga sin una copa. -Toma. No se lo que, pero el barista me lo recomendó- Se encogió de hombros al entregarle la bebida. Realmente no sabía bien de que estaba hecho. El chico de la barra le había hablado un poco pero no había prestado mucha atención; ni siquiera al nombre. Pero no importaba. Bri era de tomar de todo un poco y eso no la afectaría; ya lo probaría y vería de que se trataba.