2013
Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.
Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.
¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?
Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.
¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.
En resumen, el libertinaje total.
Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.
Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.
Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...
Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Lucas A. Macken | ID
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Lucas A. Macken | ID
Lucas A. Macken
► Lucas Adrien Macken ► Pato, Lu, Macken ► Treinta y cuatro años ► Pansexual ► Inglés ► Profesor de teatro ► Justin Bartha |
Estudios. ✖ Carreras terminadas: Historia del Arte, Gastronomía y Teatro. ✖ Carrera actual: - ✖ Año de la Carrera Actual: - ✖ Antiguos estudios: Estudios de primaria en Lyon, luego en Roma; secundaria en Roma; Historia del Arte en Roma; Gastronomía en Harvard; Teatro en Nueva York. ✖ Conservatorio: - ✖ Estatus escolar: - | Descripción psicológica. De acuerdo, hablemos sobre mí un poco. Hombre, treinta y cuatro años, profesor, actor, cocinero y amante del arte. Con todo esto se debe suponer que Lucas es un hombre serio, responsable, ocupado con tanto trabajo que no tiene casi vida personal. Lo de responsable es cierto, tuvo que serlo desde pequeño, desde que su padre murió. Pero... ¿Serio y sin vida personal? Mentira. El inglés casi nunca está serio, solo lo está cuando lo debe estar (por ejemplo en clase, o cocinando); siempre lleva una gran sonrisa en los labios, es un bromista de primera y espera que nadie se aburra con él, dentro y fuera de su casa. A veces considera que es un niño atrapado en el cuerpo de un hombre adulto, más que todo cuando se encuentra con su familia ya que con él se convierte en alguien más relajado, más feliz, alguien que solo se preocupa por hacer reír a sus hijos y a su prometido, no se preocupa por nadie más. A primera vista es alguien amistoso, caballeroso, divertido, pero eso no le quita lo sincero, lo es y podría decirse que demasiado. No le gusta dar rodeos, prefiere ser siempre directo en cualquier tema, dar su opinión sobre cualquier cosa. Optimista, le encanta ver el lado bueno de las situaciones y pensar que todo saldrá bien. Silencio, por favor, necesito concentrarme. ¿Lo has visto actuando o cocinando? Lucas se convierte en alguien muy cuidadoso y perfeccionista cuando está en la cocina (no importa si sea en la cocina de su casa o en la cocina de su restaurante) o en el escenario (de Broadway o del teatro de la universidad). Su rostro cambia, se nota la concentración que le entrega a todo lo que hace, y no está satisfecho hasta completarlo al cien por ciento. Al decir esto significa que el inglés es demasiado persistente con su trabajo. Y a veces, cuando no salen las cosas como quiere, se decepciona de sí mismo, sobre todo si falla en algún plato importante o en alguna actuación que signifique mucho para él. Siempre que trabaja pide críticas constructivas, piensa que son esenciales para su trabajo, en cualquiera de los casos. Muestra un gran interés por aprender de sus errores para no repetirlos, esto es válido en su vida profesional pero también en su vida privada. A veces es terco, un cabeza dura, que cuando se le mete una idea en la cabeza muy pocas cosas le hacen cambiar de opinión. Doy todo por ustedes, son mi vida. El amor, la familia y la amistad son lo más importante para Lucas. Es lo más indispensable en su vida. Es protector con aquellas personas que sean esenciales para él, tanto que asegura que podría dar la vida por ellas, sin importar las circunstancias. Siempre se preocupa por su felicidad y su bienestar, por lo que si eres amigo o familiar del inglés considérate algo así como privilegiado. Cuando ve a alguien triste hace hasta lo imposible por cambiar aquel sentimiento, por lo que se considera muy empático con las personas, sobretodo con sus hijos y su pareja. Los conoce tan bien, es tan observador, que sabe cuando algo malo está ocurriendo. Es mejor que no me molestes, ni a mi familia, ¿de acuerdo? Eso sí, cuando lo sacan de sus casillas el hombre risueño y de buen humor se convierte en alguien que muchos preferirían no conocer jamás. La ironía, las palabras hirientes y hasta los golpes en una situación extrema estarían en su "arsenal". No soporta que se metan con su familia, por lo que si lo haces no saldrás sonriendo ni riendo. Él muy pocas veces se ha visto en esta situación, y a pesar de que prefiere arreglar las cosas con calma, hablando, más de una vez ha terminado peleando. Puede perder la razón en este estado, puede que no se controle, aunque se controla mejor que cuando era un adolescente, las maravillas de ser un adulto responsable. |
Les contaré una historia...
Creo que es una gran oportunidad para contar mi historia. Es un poco larga, pero puede que valga la pena conocerla... Bueno, lo único que debes saber que no es nada aburrida. ¿Comenzamos?
Nací en Londres, Reino Unido, un día de verano, el 12 de junio de 1979. Soy el primogénito, el mayor de los Macken, pero también tengo una hermana llamada Aurora, nacida tres años después que yo, cerca de la noche de navidad. Mis padres son James y Anne Marie Macken, el primero siendo inglés nacido en Londres, la segunda siendo francesa, nacida en Lyon. Sí, mi familia era privilegiada, bastante. Nunca nos faltó nada, nos criamos en una casa grande, con cualquier cosa que quisieramos dentro, aunque nunca fuimos muy quisquillosos pidiéndoles cosas a mis padres. Pero hace años que no toco mi país natal. Desde que tenía un año de vida empecé a mudarme de ciudad, de país, todo por cuestiones de trabajo de mis padres, o simplemente por un cambio de paisaje. Después de Londres nos fuimos a Lyon, estando cerca de la familia de mi madre. Allí nació Aurora, convirtiéndose en mi hermana, éramos inseparables.
Un par de años después del nacimiento de Aurora, cuando yo tenía cinco años, un terrible acontecimiento nos golpeó a todos. Mi padre, James, murió por culpa de un cáncer de hígado muy avanzado, que cuando lo detectaron fue ya muy tarde. Aquel fallecimiento nos obligó a cambiar una vez más de lugar de residencia, siendo ahora Roma, Italia, a sus afueras, cuando tenía seis años. Mi madre estuvo bastante mal al no tener a mi padre a su lado, por lo que desde que tengo memoria me prometí ayudarle y cuidarle, todo con tal de que se sintiera mejor. Es mejor ignorar el tema, todavía le afecta aunque ya hayan pasado muchos años.
Estando en Roma, mi madre consiguió trabajo como diseñadora gráfica en una empresa importante y empezamos a vivir en una casa más modesta y más acogedora. Cuando comencé la escuela en aquella ciudad extraña para mí, cuando solo dominaba el inglés y un poco de francés, los niños se burlaban porque no lograba entender. Claro, al no entender un idioma el cambio es muy pesado para un niño de seis años, pero aquello no fue un impedimento para que conociera a la persona que se convertiría en mi mejor amigo y mi compañero de toda la vida, Francesco Vacchiani. Él me ayudó bastante cuando aprendía italiano, y con algunas clases de la escuela pero también solíamos salir a comer helado o ir en bici por las calles de Roma. Aquella época fue excelente, eso nunca lo podré negar, y no imaginaba que aquel chico sería tan importante para mí a lo largo de mi vida. Siempre consideraré que Roma es mi segundo hogar.
Los años pasaron, nuestra amistad iba creciendo más y más, pero también hubo varios cambios al llegar a la adolescencia. Fueron las primeras veces de todo para mí, lo de salir con chicas, tener relaciones, ir de fiesta, probar el alcohol... Todo sin arruinar mi buenas calificaciones y mi excelente desempeño académico, dominando el italiano como si siempre hubiera vivido en aquel hermoso país mediterráneo. En mi adolescencia me caractericé principalmente en tener una gran facilidad para conseguir amigos, una cualidad que aun mantengo con mis treinta y cuatro años actuales. Pero era un poco más despreocupado, lo normal en un joven que solo se preocupa por pasarla bien, sin irse a los extremos. Una vez nos fuimos Francesco y yo a La Toscana italiana, de vacaciones, solo los dos. FUE EXCELENTE. Desde aquella vez que fuimos, la Toscana es uno de mis lugares favoritos en todo el planeta.
A los dieciséis años, luego de tener novias sin nada serio, conocí a una chica llamada Marianna, una chica italiana que era de Florencia pero sus padres se habían mudado a Roma y que sería mi novia por unas semanas. Aquella chica, una noche llena de alcohol y descuidos por parte de ambos fue la mezcla que produjo algo tan inesperado que ni yo me lo esperaba. Cuando me preocupaba por la entrada a la Universidad a mis dieciocho años, para mi sorpresa me convertí en el padre de Elena y Nicholas, un par de niños pequeños que conocí cuando tenían la corta edad de dos años, hijos de Marianna y míos, pero antes de que me lo dijera sus padres se la llevaron lejos de Roma, sin dejar rastros. Volví a saber de ella justamente el día que me los presentó... Ya se imaginarán la reacción de mi madre y de mi hermana al ver a los pequeños.
Luego de recibir la carta de aceptación para estudiar Gastronomía en Harvard decidí guardar mi lugar para entrar unos años después. Necesitaba estar con mis hijos, aunque nadie, ni siquiera Francesco lo sabía. Es más, cuando se lo quise contar no lo encontré en su casa, y sus padres no quisieron decirme donde se encontraba, algo completamente extraño para mí. Intenté ubicarlo, hablar con sus hermanos, pero ninguno se atrevía a hablar, a darme siquiera una pequeña pista.
Empecé a estudiar Historia del Arte en Roma ya que uno de mis intereses es el arte en cualquier expresión, para luego ir a casa después de pasar horas estudiando, cocinar para mi familia ya que lo disfruto desde pequeño y es una de mis pasiones, y cuidar de mis hijos. Esta rutina la ocupé casi por dos años, hasta que cumplí veinte. A esa edad, luego de terminar mis cursos en Historia, mi madre me convenció de ir a Harvard y me aseguró que ella se encargaría de los niños que ya tenían cuatro años y estaban ya en el jardín de niños, hablando italiano e inglés sin muchos problemas. Fue difícil separarme de ellos, pero al final lo hice, yéndome a vivir a Cambridge, donde empecé a estudiar Gastronomía ya que uno de mis sueños era ser chef. Mis otros sueños eran ser experto en arte y actor. Sí, soy una mezcla de muchas cosas, pero las tres se complementan, las tres me hacen realmente feliz.
Otra sorpresa me llevé unas semanas después de comenzar mis estudios en Harvard, justamente el día del cumpleaños del italiano que era mi mejor amigo, mi... mejor amigo desaparecido apareció de la nada, en la cocina de la Universidad, cuando yo me encontraba practicando para un examen que me tomarían esa semana. Las coincidencias no existen, por algo pasan las cosas. Sí, creo en el destino. Desde ese momento intentamos recuperar el tiempo perdido, fue como estar en Italia en suelo estadounidense, me sentí en casa, me sentí muchísimo mejor.
Las cosas iban de viento en popa, pero por culpa del alcohol y mi mala reacción ante la confesión del italiano de que yo le gustaba hizo que... Que lo golpeara. Aquella reacción, aquel golpe que le di en el rostro, segundos después de haberlo hecho ya me había arrepentido a pesar de estar bajo el efecto del alcohol. Lo que ocurrió esa noche me hizo abrir los ojos, y casi pierdo a mi mejor amigo por siempre, algo que de verdad no podría tolerar nunca. Las cosas cambiaron, sí, bastante. Decidí alejarme de Francesco por su propio bien, que hiciera su vida, y fue así varias semanas, hasta que volvimos a hablar y me contó de su primer novio, Darren. Debo admitirlo, en ese momento sentí una gran punzada cargada de celos en mi interior, solo que no sabía bien si era porque era su novio, o porque estaba con mi mejor amigo. Bueno, por ambas cosas en realidad, solo que caí en cuenta mucho después. También me enteré (de la peor forma) de los celos de Darren hacia mí, dejándome con la nariz rota luego de una noche de tragos con Francesco, cosa que me sorprendió bastante debo admitirlo. No me alcanzaba a imaginar que el perfecto novio de mi mejor amigo estuviera celoso de mí.
En el vigésimo cumpleaños de Francesco, cuando yo tenía veintiún años, decidí volver con él a la Toscana. Lo necesitaba el italiano, o bueno, ambos lo necesitábamos. Necesitábamos volver a casa unos días, días que quedarían en nuestra memoria, porque sería la primera noche que pasaríamos juntos. Estábamos sobrios, y yo estaba seguro de lo que hacía. Esa noche nunca podré olvidarla. Cuando volvimos a Estados Unidos, en mi cabeza había un conflicto entre mi sexualidad y lo que había ocurrido con mi mejor amigo, ya que siempre me había considerado heterosexual, pero había disfrutado ese momento con Francesco. No fue fácil, mi interior estaba confundido y no podía hacer mucho. Mientras seguía estudiando en Harvard, mejorando todos los días mis platos, mi madre llegó con la noticia de que se mudaría pronto a Milán, por cuestiones de trabajo, semanas antes de que yo cumpliera veintidós años. Los niños se mudaron con ella, pero no tuvieron ningún problema en adaptarse y conseguir nuevos amigos.
Sin esperar más volví a Italia, a Milán, para estar con mis hijos durante unos meses antes de la graduación, pero también quería estar con el italiano que luego de todo lo que habíamos pasado juntos me había robado el corazón, algo podía intuir el castaño luego de todos mis intentos fallidos por enamorarlo. No hubo problema en contarle a mi madre sobre lo que sentía por Francesco, ni a mi hermana que había conseguido irse a estudiar Derecho a Oxford. Ambas se lo tomaron bastante bien a pesar de todo lo malo que solía decir la gente de aquellas personas que le entregan amor a personas del mismo sexo, y a pesar de la sorpresa en sus rostros ya que desde pequeño siempre me veían con chicas. ¿Pero sabes? No me importa, en lo absoluto. Unos meses después de que volviera a Milán apareció Francesco en casa, y sin dudarlo le presenté a mis hijos, que ya tenían ocho años. Cada vez que iba a casa o salíamos a caminar o a comer, simplemente intentaba una vez más, y otra más que el corazón del italiano quedara entre mis manos... NO DE UNA FORMA LITERAL, no soy un enfermo, su corazón está bien donde está, en serio. Solo quería que fuera mío, porque él había logrado que el mío fuera suyo sin mucho esfuerzo. Cuando por fin lo logré, cuando me confesó que estaba enamorado de mí, me sentí el hombre más feliz del planeta. Lo sé, soy cursi, pero me importa un pepino. Nos convertimos en novios, añadimos una nueva etiqueta a nuestra relación que comenzó desde que tengo seis años. ¿Increíble, no?
A los veinticuatro me gradué, convirtiéndome en Chef, cumpliendo uno de mis sueños, además de abrir un restaurante en Nueva York, lugar donde empezamos a vivir juntos en una casa acogedora, una casa que me recordó a nuestras casas en Roma. Mis hijos vinieron a vivir con nosotros y lograron adaptarse con facilidad, aunque nuestra familia fuera poco convencional para muchos. Los cuatro éramos felices, eso era lo único que importa en realidad. Estando en Nueva York me dio la oportunidad de estudiar Teatro más a fondo, consiguiendo fácilmente papeles protagónicos en obras de Broadway reconocidas, tanto así que varias personas me conocen por ellas. Francesco logra conseguir un gran empleo como asesor de imagen, al igual que diferentes empleos que le complementan y hace que disfrute al máximo su vida. En casa preferimos olvidarnos de las preocupaciones por un minuto y disfrutar un momento en familia, aunque era difícil hacerlo con dos hijos adolescentes que estaban a punto de entrar en la Universidad de Brown.
En este momento Francesco y yo estamos comprometidos. Cuando la boda suceda, te avisaré, lo prometo. También ando en varias obras de Broadway, manejando igualmente mi restaurante de comida italiana y también siendo profesor de Teatro en Brown. En mis tiempos libres disfruto investigando sobre Historia del Arte, y a veces voy con Francesco a galerías regadas por todo Nueva York solo para disfrutar, para deleitarnos con el arte. Sí, es una vida bastante ocupada, pero todo es más tranquilo al final del día cuando me encuentro con mi prometido y mis hijos.
Nací en Londres, Reino Unido, un día de verano, el 12 de junio de 1979. Soy el primogénito, el mayor de los Macken, pero también tengo una hermana llamada Aurora, nacida tres años después que yo, cerca de la noche de navidad. Mis padres son James y Anne Marie Macken, el primero siendo inglés nacido en Londres, la segunda siendo francesa, nacida en Lyon. Sí, mi familia era privilegiada, bastante. Nunca nos faltó nada, nos criamos en una casa grande, con cualquier cosa que quisieramos dentro, aunque nunca fuimos muy quisquillosos pidiéndoles cosas a mis padres. Pero hace años que no toco mi país natal. Desde que tenía un año de vida empecé a mudarme de ciudad, de país, todo por cuestiones de trabajo de mis padres, o simplemente por un cambio de paisaje. Después de Londres nos fuimos a Lyon, estando cerca de la familia de mi madre. Allí nació Aurora, convirtiéndose en mi hermana, éramos inseparables.
Un par de años después del nacimiento de Aurora, cuando yo tenía cinco años, un terrible acontecimiento nos golpeó a todos. Mi padre, James, murió por culpa de un cáncer de hígado muy avanzado, que cuando lo detectaron fue ya muy tarde. Aquel fallecimiento nos obligó a cambiar una vez más de lugar de residencia, siendo ahora Roma, Italia, a sus afueras, cuando tenía seis años. Mi madre estuvo bastante mal al no tener a mi padre a su lado, por lo que desde que tengo memoria me prometí ayudarle y cuidarle, todo con tal de que se sintiera mejor. Es mejor ignorar el tema, todavía le afecta aunque ya hayan pasado muchos años.
Estando en Roma, mi madre consiguió trabajo como diseñadora gráfica en una empresa importante y empezamos a vivir en una casa más modesta y más acogedora. Cuando comencé la escuela en aquella ciudad extraña para mí, cuando solo dominaba el inglés y un poco de francés, los niños se burlaban porque no lograba entender. Claro, al no entender un idioma el cambio es muy pesado para un niño de seis años, pero aquello no fue un impedimento para que conociera a la persona que se convertiría en mi mejor amigo y mi compañero de toda la vida, Francesco Vacchiani. Él me ayudó bastante cuando aprendía italiano, y con algunas clases de la escuela pero también solíamos salir a comer helado o ir en bici por las calles de Roma. Aquella época fue excelente, eso nunca lo podré negar, y no imaginaba que aquel chico sería tan importante para mí a lo largo de mi vida. Siempre consideraré que Roma es mi segundo hogar.
Los años pasaron, nuestra amistad iba creciendo más y más, pero también hubo varios cambios al llegar a la adolescencia. Fueron las primeras veces de todo para mí, lo de salir con chicas, tener relaciones, ir de fiesta, probar el alcohol... Todo sin arruinar mi buenas calificaciones y mi excelente desempeño académico, dominando el italiano como si siempre hubiera vivido en aquel hermoso país mediterráneo. En mi adolescencia me caractericé principalmente en tener una gran facilidad para conseguir amigos, una cualidad que aun mantengo con mis treinta y cuatro años actuales. Pero era un poco más despreocupado, lo normal en un joven que solo se preocupa por pasarla bien, sin irse a los extremos. Una vez nos fuimos Francesco y yo a La Toscana italiana, de vacaciones, solo los dos. FUE EXCELENTE. Desde aquella vez que fuimos, la Toscana es uno de mis lugares favoritos en todo el planeta.
A los dieciséis años, luego de tener novias sin nada serio, conocí a una chica llamada Marianna, una chica italiana que era de Florencia pero sus padres se habían mudado a Roma y que sería mi novia por unas semanas. Aquella chica, una noche llena de alcohol y descuidos por parte de ambos fue la mezcla que produjo algo tan inesperado que ni yo me lo esperaba. Cuando me preocupaba por la entrada a la Universidad a mis dieciocho años, para mi sorpresa me convertí en el padre de Elena y Nicholas, un par de niños pequeños que conocí cuando tenían la corta edad de dos años, hijos de Marianna y míos, pero antes de que me lo dijera sus padres se la llevaron lejos de Roma, sin dejar rastros. Volví a saber de ella justamente el día que me los presentó... Ya se imaginarán la reacción de mi madre y de mi hermana al ver a los pequeños.
Luego de recibir la carta de aceptación para estudiar Gastronomía en Harvard decidí guardar mi lugar para entrar unos años después. Necesitaba estar con mis hijos, aunque nadie, ni siquiera Francesco lo sabía. Es más, cuando se lo quise contar no lo encontré en su casa, y sus padres no quisieron decirme donde se encontraba, algo completamente extraño para mí. Intenté ubicarlo, hablar con sus hermanos, pero ninguno se atrevía a hablar, a darme siquiera una pequeña pista.
Empecé a estudiar Historia del Arte en Roma ya que uno de mis intereses es el arte en cualquier expresión, para luego ir a casa después de pasar horas estudiando, cocinar para mi familia ya que lo disfruto desde pequeño y es una de mis pasiones, y cuidar de mis hijos. Esta rutina la ocupé casi por dos años, hasta que cumplí veinte. A esa edad, luego de terminar mis cursos en Historia, mi madre me convenció de ir a Harvard y me aseguró que ella se encargaría de los niños que ya tenían cuatro años y estaban ya en el jardín de niños, hablando italiano e inglés sin muchos problemas. Fue difícil separarme de ellos, pero al final lo hice, yéndome a vivir a Cambridge, donde empecé a estudiar Gastronomía ya que uno de mis sueños era ser chef. Mis otros sueños eran ser experto en arte y actor. Sí, soy una mezcla de muchas cosas, pero las tres se complementan, las tres me hacen realmente feliz.
Otra sorpresa me llevé unas semanas después de comenzar mis estudios en Harvard, justamente el día del cumpleaños del italiano que era mi mejor amigo, mi... mejor amigo desaparecido apareció de la nada, en la cocina de la Universidad, cuando yo me encontraba practicando para un examen que me tomarían esa semana. Las coincidencias no existen, por algo pasan las cosas. Sí, creo en el destino. Desde ese momento intentamos recuperar el tiempo perdido, fue como estar en Italia en suelo estadounidense, me sentí en casa, me sentí muchísimo mejor.
Las cosas iban de viento en popa, pero por culpa del alcohol y mi mala reacción ante la confesión del italiano de que yo le gustaba hizo que... Que lo golpeara. Aquella reacción, aquel golpe que le di en el rostro, segundos después de haberlo hecho ya me había arrepentido a pesar de estar bajo el efecto del alcohol. Lo que ocurrió esa noche me hizo abrir los ojos, y casi pierdo a mi mejor amigo por siempre, algo que de verdad no podría tolerar nunca. Las cosas cambiaron, sí, bastante. Decidí alejarme de Francesco por su propio bien, que hiciera su vida, y fue así varias semanas, hasta que volvimos a hablar y me contó de su primer novio, Darren. Debo admitirlo, en ese momento sentí una gran punzada cargada de celos en mi interior, solo que no sabía bien si era porque era su novio, o porque estaba con mi mejor amigo. Bueno, por ambas cosas en realidad, solo que caí en cuenta mucho después. También me enteré (de la peor forma) de los celos de Darren hacia mí, dejándome con la nariz rota luego de una noche de tragos con Francesco, cosa que me sorprendió bastante debo admitirlo. No me alcanzaba a imaginar que el perfecto novio de mi mejor amigo estuviera celoso de mí.
En el vigésimo cumpleaños de Francesco, cuando yo tenía veintiún años, decidí volver con él a la Toscana. Lo necesitaba el italiano, o bueno, ambos lo necesitábamos. Necesitábamos volver a casa unos días, días que quedarían en nuestra memoria, porque sería la primera noche que pasaríamos juntos. Estábamos sobrios, y yo estaba seguro de lo que hacía. Esa noche nunca podré olvidarla. Cuando volvimos a Estados Unidos, en mi cabeza había un conflicto entre mi sexualidad y lo que había ocurrido con mi mejor amigo, ya que siempre me había considerado heterosexual, pero había disfrutado ese momento con Francesco. No fue fácil, mi interior estaba confundido y no podía hacer mucho. Mientras seguía estudiando en Harvard, mejorando todos los días mis platos, mi madre llegó con la noticia de que se mudaría pronto a Milán, por cuestiones de trabajo, semanas antes de que yo cumpliera veintidós años. Los niños se mudaron con ella, pero no tuvieron ningún problema en adaptarse y conseguir nuevos amigos.
Sin esperar más volví a Italia, a Milán, para estar con mis hijos durante unos meses antes de la graduación, pero también quería estar con el italiano que luego de todo lo que habíamos pasado juntos me había robado el corazón, algo podía intuir el castaño luego de todos mis intentos fallidos por enamorarlo. No hubo problema en contarle a mi madre sobre lo que sentía por Francesco, ni a mi hermana que había conseguido irse a estudiar Derecho a Oxford. Ambas se lo tomaron bastante bien a pesar de todo lo malo que solía decir la gente de aquellas personas que le entregan amor a personas del mismo sexo, y a pesar de la sorpresa en sus rostros ya que desde pequeño siempre me veían con chicas. ¿Pero sabes? No me importa, en lo absoluto. Unos meses después de que volviera a Milán apareció Francesco en casa, y sin dudarlo le presenté a mis hijos, que ya tenían ocho años. Cada vez que iba a casa o salíamos a caminar o a comer, simplemente intentaba una vez más, y otra más que el corazón del italiano quedara entre mis manos... NO DE UNA FORMA LITERAL, no soy un enfermo, su corazón está bien donde está, en serio. Solo quería que fuera mío, porque él había logrado que el mío fuera suyo sin mucho esfuerzo. Cuando por fin lo logré, cuando me confesó que estaba enamorado de mí, me sentí el hombre más feliz del planeta. Lo sé, soy cursi, pero me importa un pepino. Nos convertimos en novios, añadimos una nueva etiqueta a nuestra relación que comenzó desde que tengo seis años. ¿Increíble, no?
A los veinticuatro me gradué, convirtiéndome en Chef, cumpliendo uno de mis sueños, además de abrir un restaurante en Nueva York, lugar donde empezamos a vivir juntos en una casa acogedora, una casa que me recordó a nuestras casas en Roma. Mis hijos vinieron a vivir con nosotros y lograron adaptarse con facilidad, aunque nuestra familia fuera poco convencional para muchos. Los cuatro éramos felices, eso era lo único que importa en realidad. Estando en Nueva York me dio la oportunidad de estudiar Teatro más a fondo, consiguiendo fácilmente papeles protagónicos en obras de Broadway reconocidas, tanto así que varias personas me conocen por ellas. Francesco logra conseguir un gran empleo como asesor de imagen, al igual que diferentes empleos que le complementan y hace que disfrute al máximo su vida. En casa preferimos olvidarnos de las preocupaciones por un minuto y disfrutar un momento en familia, aunque era difícil hacerlo con dos hijos adolescentes que estaban a punto de entrar en la Universidad de Brown.
En este momento Francesco y yo estamos comprometidos. Cuando la boda suceda, te avisaré, lo prometo. También ando en varias obras de Broadway, manejando igualmente mi restaurante de comida italiana y también siendo profesor de Teatro en Brown. En mis tiempos libres disfruto investigando sobre Historia del Arte, y a veces voy con Francesco a galerías regadas por todo Nueva York solo para disfrutar, para deleitarnos con el arte. Sí, es una vida bastante ocupada, pero todo es más tranquilo al final del día cuando me encuentro con mi prometido y mis hijos.
Datos extras. Gustos: ✖ El arte en todas sus expresiones es una de las cosas que distrae y hace feliz al inglés, ya sea una pintura, una escultura, un buen libro, el cine, la música y el teatro. Cuando habla de ello lo hace siempre con muchísimo interés. ✖ Cocinar es su pasión, siempre que tiene oportunidad cocina para su familia y amigos, al igual que para sus clientes. Tiene una buena mano para ello, desde los seis años cocina y siempre le encanta ver a todos disfrutando de toda la comida y todos los platos que hacen sus manos. ✖ Le gusta salir a caminar en la mañana y al atardecer, solo o acompañado. ✖ Viajar. Le encanta explorar el mundo, lo hace desde que tenía un año con sus padres, luego con su mejor amigo y ahora con su mejor amigo y sus hijos sobre todo. Aquello ha hecho que los cuatro sean muy cercanos, casi siempre viajan a cualquier parte. ✖ Salir con su prometido, desde jóvenes disfrutan viajar juntos, salir a pasear, tener citas, cenar juntos. Pasar tiempo con su compañero de toda la vida le parece importante y esencial para que su amor crezca más y más con el paso de los días. ✖ La Toscana podría ser su lugar favorito en todo el mundo, tiene un gran significado para él y va solo con su pareja allí. Es muy personal todo lo que ha ocurrido en aquella zona italiana. ✖ Los animales siempre le han gustado, ha tenido varias mascotas a lo largo de su vida, casi siempre perros. ✖ La comida italiana le encanta, le gusta cocinarla y comerla, al igual que el helado italiano, siempre será el mejor. ✖ Pasar tiempo en familia, le parece algo sumamente importante y lo ha disfrutado desde que era un niño pequeño. Disgustos: ✖ Que se metan con su familia, ya sean sus hijos, su pareja, su hermana o su madre. Aquello le enfurece y los defendería como sea toda su vida. ✖ Las mentiras, y más que todo las personas que mienten y èl ya sabe que es una mentira. No lo soporta, se puede enojar bastante si ocurre. ✖ Que las cosas no le salgan como quiere, se frustra y hasta se decepciona de sí mismo. ✖ La sangre a pesar de tener varias cicatrices en las manos luego de cortarse sin querer mientras cocinaba. La ve y se siente mal de inmediato, aunque lo niegue siempre. Si ve a alguien herido intenta ayudarle como sea, intenta ser valiente en esos momentos. ✖ La arrogancia y las personas que se creen superiores. A pesar de tener medios para tener cualquier cosa, Lucas prefiere ser sencillo, sin muchos excesos, y aquellos que creen que con dinero pueden comportarse como se les dé la gana le enfurece. ✖ Le fastidian los insectos que vuelan, aunque no los mata por respeto a la vida. Enfermedades: ✖ No tiene. Dato curioso: ✖ Lucas desconoce que uno de sus hijos no lleva su sangre, es de un padre diferente. Nunca les hizo pruebas de ADN, pero los cuida a ambos como sus propios hijos desde el comienzo, sin dudarlo. |
Última edición por Lucas A. Macken el Dom Sep 15, 2013 5:59 pm, editado 3 veces
Lucas A. Macken- Fecha de inscripción : 13/09/2013
Re: Lucas A. Macken | ID
Matrícula Incompleta
Ficha Incompleta, cuando la finalices deja un post avisando de que la has terminado. Un Admin procederá a leerla y atenderte.
Velkan N. Asselborn- Fecha de inscripción : 11/10/2012
Re: Lucas A. Macken | ID
Matrícula Completa
¡Bienvenid@ al foro! Tu ficha ha sido aceptada, ahora debes realizar los Registros, únicamente los que veas que pone "Obligatorios". Al finalizar esos registros postea aquí mismo para que un Admin te de color.
Gabriella L. Chassier- Fecha de inscripción : 24/06/2013
Localización : Una piña debajo del mar
Re: Lucas A. Macken | ID
¡Aceptado!
Bienvenido seas a Brown. Esperamos que tu estancia sea buena y larga en el foro. Que postees mucho y que disfrutes mucho junto a nosotros aquí. Sigue las reglas y sé activo. ¡Bienvenido!
Velkan N. Asselborn- Fecha de inscripción : 11/10/2012
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