The first time i saw you i fell in love (Gabriel)

por **Samuel J. Westerfield** Mar Jul 09, 2013 7:50 pm

Amanecía en la ciudad de Nueva York, el sol daba una hermosa vista a todo lo que estaba en su camino. Los rayos de luz iluminaban todo a su alcance, desde las plazas más pequeñas, hasta el gran Central Park. En la habitación que se encontraba en la fraternidad Omega Chi, esa fraternidad que tenía fama de ser solo para los niños ricos y para uno que otro chico que tuviera algún gusto distinto en ciertas cosas. Ese era mi caso. Mientras mis ojos se encontraban cerrados, por mi mente no pasaba nada, o eso creía yo, veía sangre y lo escuchaba gritar. De golpe me desperté sudando frio, era demasiado temprano en la mañana y siempre faltaba demasiado tiempo para ir a mi primera clase. Así que con delicadeza me levante de mi cama, con un paso lento caminaba. Al llegar a la ducha solo le di vuelta a una de las manillas de esta, el agua caliente comenzó a caer, dejando a su paso un ruido estruendoso. Me deshice de las ropas y con silencio di un paso hacia la ducha, en la cual el agua comenzó a golpear mi cuerpo y mientras esta se deslizaba por mi ser, yo mantenía los ojos cerrados.

Minutos despues me encontraba arreglado para salir a clase, aunque aun había una parada que hacer antes de eso. Salí del cuarto y comencé a caminar velozmente hacia una puerta que no se encontraba tan lejos de la mia. Mis pasos eran cuidadosos y al mismo tiempo veloces, ya que deseaba llegar a esta habitación de forma inmediata. Al llegar a aquel cuarto, le di unos suaves golpes a la puerta. “Gabriel, abre.” Dije casi en un susurro esperando a que el resto de los miembros de la fraternidad no oyeran mis palabras; al cabo de unos minutos el chico de cabellos marrones abrió la puerta, di un paso hacia adentro con sigilo tratando de evitar que alguien me viera en ese lugar. “Algun día le tendras que decir a todos lo nuestro” dije mientras me sentaba en su cama sonriendo con algo de malicia. Gabriel y yo nos habíamos conocido desde hace varios meses y desde el principio no se pudo negar la atracción entre ambos, o por lo menos la tensión de aquella primera vez que nos vimos en ese pasillo cuando este llego a la fraternidad como el nuevo hermano, pero quien diría que el seria mas que un hermano de fraternidad.

Mis ojos se habían fijado en los de él mientras que con delicadeza lo analizaba. “Te ves muy bien así sin bañar” dije mientras me acercaba un poco a él con algo de picardia antes de poner su cuerpo contra la pared, “Me encanta cuando estas así” si era demasiado agresivo, pero me gustaba saber hasta que punto podría llegar Gabriel soportando mis coqueteos directos.

por **Gabriel A. Lyon** Mar Jul 16, 2013 11:19 pm

...De pronto escuché unos golpes en la puerta y el intentar despertarme duró una eternidad, aunque sólo había tomado unos segundos realmente. Sin duda, mis párpados se encontraban pesados aquella mañana.

Las clases me parecían agotadoras. Mi hermana me decía que ya era momento de tomar el ritmo aunque ambos sabíamos que aquello sería difícil. En la infancia tomé la mala manía de negarme a ser un esclavo más del sistema... Aquello no era lo mío. Mis hermanos suponían que se debía a mi personalidad "caprichosa", de querer hacer todo a mi manera sin tener a nadie que me obligara a nada y sin bien ALGO de razón tenían, me inclinaba más a mi filosofía; Ni los libros ni los profesores saben enseñar acerca de la vida... ¿Cómo encontrarle el sentido entre unas hojas empolvadas que quizás nunca nadie antes leyó además del profesor que reproduce sus palabras con una voz adormecedora? Pues a mi no me parecía, no me gustaba estar allí. Entre las paredes de una simple universidad, que si bien te invita a desarrollar tus mejores capacidades, te impone límites a la vez.

Gabriel - alcancé a oír. Estaba tan decidido a ignorar los toques hasta que comprendí que se trataba de él... Una de las razones que había encontrado para pensar en una vida un tanto más..."Sedentaria".

Yaaaa... - murmuré lo suficientemente fuerte como para que escuchara y levantándome casi en un segundo me dirigí al baño en busca de un poco de agua para despertar por completo. Con el rostro menos adormecido y con la piel aún un poco húmeda rápidamente abrí, topandome nuevamente con aquellos ojos soñadores que iluminaban su rostro.

¡Samuel! - dije compunjido. Sabía que le gustaba sacar el tema a flote, pero yo simplemente no podía enfretarlo. El imaginarme el rostro de mi padre, madre y hermanos me generaba electricidad de pies a cabeza. Además... Él era el primer muchacho con él cuál "estaba".

No me digas esas cosas, ¿vale? - murmuré intimidado con esa actitud que me volvía loco pero me asustaba a la misma vez. Di unos cuantos pasos atrás hasta chocar contra la pared, dándome cuenta de que nuevamente me había acorralado... Como siempre lo hacía. - Tú... Tú me encantas siempre - respondí mirando sus labios que se movían dulcemente con cada palabra... Palabras que claramente me erizaban la piel, me ponían en aprietos. Aquel autocontrol me estaba matando por dentro.

Al diablo... Tanto pensar acerca de la vida y de cómo llevarla día a día cuando era necesario tenerlo al frente para que se me olvidara hasta mi nombre. Dejé reposar mis manos sobre su pecho e inclinándome suavemente hacia su cuello lo comencé a besar. Sabía que aquello era normal.. Samuel producía una serie de efectos en mi, pero aquello no era excusa... Permitirme momentos como ese no era más que un problema... Un recuerdo que se volvería culpa cada vez que me sentara junto a mi familia para cenar

¿Ti... Tienes clases ahora? - mis palabras se escuchaban un poco entrecortadas, la tensión era demasiado grande, al igual que mis esfuerzos por mantenerme cuerdo.

por **Samuel J. Westerfield** Miér Jul 17, 2013 4:30 pm

En su voz se notaba cierta debilidad, la cual yo usaría para mi provecho, la inseguridad de Gabriel y su miedo a que nos descubrieran o algo por el estilo era algo que siempre me hacía pensar de mi mismo como si yo fuera un pedófilo que estaba saliendo con un chico de los que no habían ni pasado por la pubertad, pero aun así con cada beso que le daba o con cada caricia que recibía de él me sentía feliz y tranquilo. Sus labios liberaron unas palabras que tanto había esperado, y aunque nos las decíamos varias veces al día siempre que las decíamos algo en mi sonreía y me ayudaba a sacar cualquier sensación diferente a lo que sentía por ese chico de cabellos marrones.

Sus manos hicieron contacto con mi cuerpo y luego lo hicieron sus labios. Gabriel conocía una de mis mayores debilidades, mi cuello, y justamente decidió ir a por él, sinceramente no me molestaba que se aprovechara de mis debilidades ni de mis puntos sensibles, por el contrario me encantaba que lo hiciera, lo único que no me gustaba eran las marcas que sus labios dejaban en mi cuello, ya que si algo tenía yo era una piel muy sensible y me marcaba my fácil. Sus besos me hicieron tomarlo por las piernas cargándolo hasta la cama. “Sabes…besar muy bien” dije entrecortado mientras que me acomodaba dándole la espalda a la cama y dejándolo acomodado sobre mi regazo.

“Tengo una sola clase” dije antes de depositar un dulce beso en sus labios, los cuales sabían a ambrosia divina. “Pero la puedo dejar para luego” dije mientras mis labios se separaban un poco de los suyos. Volví a tomar sus labios de forma dulce y apasionada al inicio, para ir aumentando la intensidad y la fuerza del beso. Había leído en una revista médica o algo por el estilo que las feromonas naturales del cuerpo eran suficientes para aumentar la pasión, y Gabriel estaba en un estado bastante natural. No era sorpresa que lo visitara o a estas horas o en las horas de la noche, ya era normal esta escena con él. Aun así cada vez que lo visitaba o que lo veía en los pasillos de la universidad algo en mi se movía como pidiéndome que fuera por él y lo secuestrara atrayéndolo a mí. Mis labios seguían sobre los de él aun siguiendo ese beso

“¿Qué tienes planeado?” dije intrigado en un tono algo coqueto basándome en la pregunta de que si tenía alguna clase, “porque por ti estoy dispuesto a lo que quieras” dije rozando mis labios con los suyos. Dejé caer mi cuerpo sobre el colchón que estaba detrás de mí, una sonrisa se escapo de mis labios al ver a Gabriel. “Te ves hermoso desde este ángulo” dije mientras le guiñaba un ojo y me mordía el labio inferior, casi al unisonó mi mano derecha si dirigió a su mejilla la cual acaricie con bastante ternura sin deshacer mi sonrisa. “¿A qué horas tienes clase hoy?” dije aun mirándolo desde abajo mientras sonreía.

Me encantaba verlo así casi fuera de control, pero lo que más me gustaba era saber que yo era la llave que podría lograr que perdiera tal control.

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