Sushi for 2 [Henry]

Con tanto tiempo ocupado a Henry le quedaba muy poco para ver a las personas que lo rodeaban. Estaba su amigo Adrián que ya casi ni veía y también Sarah, esa pequeña que tanto le hacía falta. La boda cada día se veía más encima, y a Henry lo único que le provocaba era nauseas, no sabía como enfrentar todo lo que le venía, sencillamente no quería encararlo. Todo se había vuelto más complicado también desde lo que ocurrió en la cabaña con Dyanna y Scarlett, ahora su madrastra le envíaba unas miradas acusadoras, al castaño poco le importaban, cumpliría con su palabra de no ver nuevamente a Dyanna, así eso le costara su felicidad. Cuando llegó a la casa esa tarde recuerda haber encontrado a su padre en cama con una enfermera, Scarlett le dijo que el viejo Schoonmaker había sufrido una subida de tensión, y le advirtió a Henry que se cuidara de cometer cualquier estupidez que podría matar de un infarto a su padre. El castaño sencillamente se quedó callado y suspiró, quizás con su papá muerto todo sería mejor y le aterraba tener esa clase de pensamientos pero no se iba a engañar, la relación entre ellos era la peor que un padre y un hijo pueden tener, es decadente y distante. Lo único que hacía su papá era forzarlo a vivir un destino que no quería, era cerrarle las puertas de la libertad a su hijo. Desde entonces todo se calmó, Henry se dedicó a su trabajo y esquivó a Dyanna por todos los medios. Llamó a Adrián para hablar, necesitaba desahogarse, pero su amigo no atendió por lo que texteó a Sarah y lograron organizar un encuentro.

Ese día Henry se levantó temprano, sólo tenía una clase que dar por lo que fué y enseguida terminó se largó de la universidad, ahora menos pasaba tiempo paseando por los pasillos de Brown, el temor de encontrarse con la rubia lo hacía tomar esas clases de precauciones. Cuando se fijó en el reloj ya era casi la hora que acordó con Sarah, decidió llegarse al restaurant que la chica había escogido, pidió la mesa que estaba al nombre de su amiga y se sentó a esperar. Le haría bien estar con alguien que además de Dyanna, lo conocía a profundidad, Sarah sabía quién era él , sin caretas. Ella era como esa pequeña hermana que Henry nunca tuvo. Sacó su teléfono y le escribió a la chica - Ya llegué, no tardes mucho peque, sabes que no duro mucho tiempo sin hablar con alguien - lo envió y le pidió a la camarera una botella de vino, necesitaba alcohol en sus venas, así sea disimulado.

El castaño soltó una risa leve cuando leyó el mensaje de la rubia, sabía lo que pensaba la chica con respecto a aquel compromiso, además ella era una de las pocas personas que conocía la posición de Henry y sus sentimientos en cuanto a Dyanna. La mirada de Schoonmaker se paseó por el lugar, habían mujeres hermosas, de eso no hay duda, una le estaba coqueteando desde que llegó cosa que a Henry le causaba gracia, un tiempo atrás quizás él se hubiese sentado en la mesa de la chica y comenzaría a hablarle, o le enviaría una copa con una camarera. Sí ese era el Henry de no hace mucho tiempo, el que solo disfrutaba de las mujeres de a rato, el de ahora ni siquiera podía estar con la chica que él quería, ¿Algo más patético que eso? Imposible. Se llevó a la boca la copa que acababan de servirle, quizás si Sarah se tardaba mucho se acabaría la botella él solo. La camarera llegó y le entregó un dulce de fresas, el castaño se quedó perplejo - Se lo envía la señorita - aclaró ella, Henry le dedicó una mirada y la chica levantó la mano coqueta, él elevó la mano igual y se mordió los labios, necesitaba a alguien que lo rescatara o terminaría sentado en aquella mesa y le tomarían seguramente fotos para publicarlas en algún periódico tonto de Manhattan, en la parte de farándula "Henry Schoonmaker, visto con misteriosa morena desconocida en un restaurante de la ciudad ¿Irá el compromiso con la socialité Helena Herondale?" Se imaginaba hasta a Scarlett leyendole eso como reproche, ella siempre lo regañaba a pesar de que tenían casi lo misma edad. 

De pronto algo cubrió el campo de visión de Henry, conocía ese perfume, tenía años oliéndolo y digamos que cuando se trata de aromas femeninos él tenía mucho conocimiento, sonrío divertido por el comentario que hizo Sarah, sintió un poco de nostalgia por que en leve medida la chica le recordaba a Dyanna y rayos, como extrañaba a esa mujer. - Que nos maten entonces, que mejores de estas hemos salido - se rió Henry girándose y mirando a la rubia - Sarah Sarah, ¿Cómo puedes ser cada día más hermosa? - bromeó y se levantó a abrazarla, tanto tiempo sin verla, le hacía falta alguien tan retorcido como él con quién hablar.

Sarah y Henry habían viajado por el mundo juntos, ya sea por eventos familiares, campamentos que los enviaban sus padres, conciertos, y por supuesto nunca faltaban los cumpleaños, la familia Schoonmaker tenía esta costumbre de celebrar esas fechas por todo lo alto, fuera del país o de la ciudad, en cruceros, siempre eran el espectáculo del año. - ¿Cuál? ¿El que parecía uniceja? ¡Fabian! - atinó el castaño recordando ese momento y soltó una risa, con Sarah había vivido muchísimas cosas y era inevitable no reírse de un montón de momentos, en especial cuando mutuamente se salvaban el pellejo - Recuero la cara de tu padre "Henry, más que estar decepcionado de Sarah, me decepcionas tú" - fingió la voz del señor Fitzgerald que para él ya era como un tío. - Sin duda es una noche para la lista de noches salvajes - frunció el ceño sonriente - Deberíamos grabar una película con todas esas anécdotas ¿Te parece? - le guiñó un ojo divertido, quizás con la película ganaba dinero y no tenía que seguir con la estúpida farsa en la que se había convertido su vida. - Por los genes germanos - elevó un poco la copa entre risas, le encantaba como se expresaba Sarah, era muy natural y segura de sí misma, la había visto crecer y eso lo ayudaba a entender muchas cosas de la personalidad de la rubia.


Notó la mirada de la pequeña y alzó una ceja, ella lo conocía mejor que muchas personas y el castaño apostaba que con un sólo encuentro visual Sarah era capaz de conocer hasta su estado de ánimo, sintió el contacto de la mano de la rubia con la suya, lo tradujo a un gesto de apoyo. Ante la pregunta que emitió lo dejó perplejo, era sencilla, una pregunta común pero él no sabía bien que respuesta dar, no estaba bien, por supuesto que no, extrañaba a Dyanna perdidamente y cada día se sentía más miserable - Lo sé, gracias pequeña - le dedicó una sonrisa leve, ella lo apoyaba en todo y Henry agradecía tener una persona así en su vida - Respondiendo a tu pregunta, pues no voy bien, pero aquí estoy - se encogió de hombros, no sabía si respondió la pregunta o no pero eso fué lo que le salió - ¿Tú como estas? Hace tiempo que no sé mucho de tu vida - la boda no le dejaba tiempo para nada, siquiera para pensar en sí mismo, y hasta de eso se sentía culpable, de abandonar a las personas que quería.

Observó a la rubia divertido mientras pedía, él odiaba el sushi, tuvo que aprender a amarlo por que Sarah tenía una fiebre de comerlo siempre y lo había arrastrado con ella, así eran los dos las malas y buenas mañas se las transmitían - A mí me da unas croquetas de salmón y un tokio - le entregó la carta a la camarera - ¿Ya conociste a mi fan? - le dijo Henry que se había fijado cuando Sarah volteó por la chica que lo estaba viendo. Ambos compartían buena apariencia física, ya él estaba acostumbrado a que los hombres se le quedaran viendo a Sarah y ella que las mujeres a él.

Henry no pudo evitar soltar una carcajada con eso de los detalles de la boda, a veces a Sarah se le olvidaba que el castaño era poco detallista e indiferente en cuanto a las apariencias de lugares respectaba, incluso sabía como era la invitación de su boda por que hace unas semanas atrás la encontró en el departamento de Adrian - Más lento rubia, que sabes que a mi eso poco me importa - se rió por el puchero que hizo Sarah, le apretó un cachete con los dedos, parecían dos hermanos nadie se los negaba - Sé que la decoración tiene un toque de negro - el castaño frunció el ceño tratando de recordar los millones de paletas de colores que le presentaron - Helena es una maniática, a la final no sé cual escogió - se encogió de hombros, no era fácil tener que casarse con una perfeccionista, todo lo dudaba y lo corregía mil veces, le volvía loco esa particularidad de la Herondale - No te sientas excluida, sabes que si fuese por mí tu serías hasta el sacerdote de la boda - bromeó, sobre todo ellos que juntos habían cometido más pecados que cualquiera, eran unos verdaderos terremotos. Pero vaya, ni eso podía elegir el castaño, a duras penas tenía voz para decir algunas cosas y sugerencias pero por lo general no eran tomadas en cuenta. Henry escuchaba a Sarah hablar de su vida y se preguntaba por qué la suya no podía parecerse un poco - fiestas - repitió la última palabra que había dicho la rubia - Cómo las extraño - se rió negando con la cabeza, el castaño no recordaba la última vez que fué a una fiesta de jóvenes, sólo iba a las relacionadas con la boda y resultaban ser otro aburrimiento más.

El castaño se quedó pensativo - Bueno, si la propia hermana de la novia no le importa, todo puede suceder - su inconsciente habló por él y empezó a sentirse culpable, ¿Por qué siempre tenía que mencionar a Dyanna? Claro, por que tenía semanas sin siquiera decir su nombre en voz alta. Se odió a sí mismo por esa clase de comentario, estaba cargado de tantas cosas, de rabia, sarcasmo, resentimiento. - Te ve así por que piensas que eres mi date o algo parecido - dedujo él mirándola, Sarah era hermosa pero por alguna razón jamás la había visto de otra manera que no fuese como su mejor amiga, su hermana. Incluso a veces la sobreprotegía y se molestaba si alguien la molestaba, cuántas veces no se había peleado con un chico sólo por comportarse idiota con Sarah. - Ya tú sabes los detalles sucios - sonrió con algo de ironía - Ya hablas como las zeta beta zeta - no dejó escapar la broma, a veces todas esas chicas se le hacían una sola hablando de la misma forma - Nada, prácticamente la zorra nos encontró a Di y a mí - se encogió de hombros, usaban ese apodo para referirse a su madrastras Scarlett - desde allí no la veo - murmuró luego por lo bajó y suspiró. Tuvo que beber un sorbo de su copa para no amargarse tanto la existencia. Frunció el ceño luego por lo de la fiesta - ¿Qué fies... - de repente recordó que Helena le escribió ayer invitándolo - Mierda - hizo mueca - No me recordaba de eso - se pasó una mano por el cabello, daba igual, él no quería ir, ahora tendría que pasarse la noche debatiendo si acompañar a la castaña o no.

"Tendrás que ser muy cariñoso con ella" Henry no pudo evitar soltar una risa cuando escuchó eso, es que con Helena no le provocaba ni un abrazo, era tan repelente y odiosa, y fría, sobretodas las cosas Henry sentía que la castaña fingía hasta con su propia familia y eso no le gustaba, por más que sea el siempre se había enfrentado a su padre, por más malcriado que este lo calificara, pero hasta trataba mal a Scarlett en presencia del viejo. También le causó gracia lo de los paparazzi,aún no se acostumbraba a eso, antes le tomaban una que otra foto sólo para decir "El heredero Schoonmaker es una vergüenza", pero ahora se habían juntado los de él con los de Lena para amargarles la existencia, siempre que salían tendrían mil fotos, eso sí que era extraño. A Henry siempre le encantó llamar la atención pero no de esa manera, prefería llamarla sólo que salir en esas páginas que sólo leían las señoras ricas sin oficio para criticar o comentar las decisiones que tomaban las generaciones de sus hijos o incluso nietos. - Dime Sarah, ¿Cómo ser cariñoso con Helena? - hizo mueca como si eso era algo del otro mundo, incluso cuando al castaño le salían algunos gestos propios, sólo por el hecho de que la belleza de la castaña le provocaba, ella salía con su ironía y repelencia, Henry no la pasaba y aún no entendía como compartiría su vida con ella. El inglés estaba tomando de su copa cuando se tuvo que aguantar para no reírse, la rubia era bastante ágil con eso de los chismes, siempre lograba sacarle cada detalle sin que él se diera cuenta.

- ¿Tengo que hablar de sexo contigo pequeña? - bromeó divertido, le gustaba evitarse esos temas con Sarah, por que a ella aveces se le olvidaba que estaba hablando con él y daba más detalles de la cuenta, con la chica el castaño había comprendido cómo se expresaban las mujeres con respecto a los hombres y las relaciones, ella le daba explicación a todo lo que él no entendía y viceversa - Nah, sólo estábamos ... - buscó la palabra y sonrió algo enamorado recordando fugazmente el momento, sí, Dyanna lo ponía completamente tonto - Bueno estabamos en proceso de tener relaciones, cuando Scarlett nos consiguió casi sin ropa - no podía evitar entrecortarse, siempre le ponía nervioso contarle esas cosas a la rubia, chasqueó los dientes - Y pues, chao oportunidad de haber tenido un encuentro intímo con Di por primera vez - se encogió de hombros haciendo un gesto de decepción - Enserio que si me veías en ese momento ni me reconocías, Sarah, yo la estaba tratando tan especial. Ni yo sabía quién era ese Henry - se rió negando con la cabeza y sintió como sus mejillas se sonrojaban, verdaderamente parecía un adolescente enamorado, tantas veces habían estado a punto de concretar el acto cuando nunca podía darse, además el castaño quería algo especial para Dyanna, no quería que las cosas pasaran por pasar. - y le dije que la amaba varias veces - añadió al final entre risas, ella siempre le decía que jamás sería capaz de decirle un  te amo con sinceridad a una mujer. Sarah conocía como era él, nunca se tomaba esas cosas en serio, ella había estado presente en todas las bofetadas, llantos, reclamadas, insultos que Henry había recibido por se un patán, para ella no era secreto que poco le importaba el dolor ajeno al castaño. Él siempre le decía que no se encontrara un hombre como él, irónicamente.

Le dió gracia el gesto de la rubia, recordó de inmediato su adolescencia, esos dos vivían de secreto en secreto y siempre se hacían esa seña, se acercó para escucharla y luego se le quedó mirando con una sonrisa burlona, era ingeniosa la idea, podría funcionar, pero Helena siquiera tenía un poco de semejanza con Dyanna lo que hacía tan díficil poder quererla un poco - Si tan sólo besara como Dyanna, quizás - bromeó el castaño, sí a veces usaba ese tipo de mecanismos de defensa para no sentir el dolor que le producía pronunciar el nombre de la pequeña Herondale. Quizás podría funcionarle, cerrar los ojos y en verdad imaginar que Helena con todas sus malas caras era Di. Sacudió la idea de su cabeza, la rubia se moriría de la risa con eso o tiraría uno de sus comentarios sarcásticos, así era Dyanna. Se mordió los labios ante la carcajada de Sarah, siempre le había encantado la risa de su prácticamente hermana, era tan dulce y natural. La chica se llevó una mano al mentón, siempre que hacía eso el castaño se incomodaba por que sentía que su amiga lo estaba analizando. Eso era lo bueno y también malo de conocer tanto a una persona, pues podrías jurar que sabes lo que está pensando. Eso siempre le pasaba a Henry con Sarah. Schoonmaker se sintió un poco incómodo con la pregunta, realmente era extraño que él no lo hubiese hecho con Dyanna, cuando a las mujeres primero les conocía el cuerpo que el nombre, tan sólo ese era un indicativo para él mismo que Di era el amor de su vida. 

Se empezó a reír negando con la cabeza - El sexo no es tan importante Sarah, ya sabes, ese es el tercer escalón - bromeó fingiendo seriedad, la rubia conocía más que nadie los métodos de Henry, soltó una carcajada sin poder aguantarla, sabía que el hecho de confesarle que él y Dyanna nunca se habían acostado había dejado atónita a su amiga. - La encontré y me perdí pequeña saltamontes - chasqueó los dientes encogiéndose de hombros, ese tenía que ser el motivo de por qué él era tan diferente ahora, se había enamorado y el antiguo mujeriego playboy se había retirado por un tiempo. La sonrisa de Sarah le agradaba, es más se sentía bien de poder conversar de eso con ella y que lo aprobara, la chica siempre tuvo sentimientos sinceros con el castaño, al igual que él con ella, de verdad existía un lazo díficil de romper, sólido y especial. - ¡Tú puedes Sarah, vamos pon a funcionar esa cabezota de maní ! -bromeó animándola para que encontrara la manera de impedir la boda, aunque él sabía que era imposible, ya todo estaba hecho. Llegó la comida, estaba por empezar a comer cuando Henry se le quedó mirando a la rubia esperando a que comiera, él siempre estuvo al tanto de los problemas alimenticios de Sarah, incluso la había llevado a reuniones para ayuda a escondida de los señores Fitzgerald, le encantaría estar las 24 horas con ella para cerciorarse de que no decayera - Estás más flaca - la miró algo severo - Así que espero que te los comas todo, mira que a los hombres no les gustan los huesos - seguía con la expresión de seriedad, en realidad era un reproche, se sentía en el deber de regañarla y recordarle lo que tenía que hacer, porque si algo le pasaba seguramente Henry sería el primero en angustiarse. Aligeró en una sonrisa y luego en una risa leve. - Es broma, sabes que estás buenísima - le guiñó un ojo empezando a comer él sin bajar la guardia con respecto a Sarah.