Si tu no estás bien, yo tampoco (Daniel)

Eran ya las 3 de la mañana cuando el paciente de la sala 24 se había estabilizado. La ambulancia entró temprano con una urgencia al hospital central de New York. Estaba con Daniel cuando el celular comenzó a vibrar haciendo que yo abandonara toda actividad para atender esa llamada. Esa era la parte mala de mi trabajo. Cada vez que se presentaba una urgencia debía salir corriendo a socorrerla. Esa noche, no pude evitar el acordarme de la noche que conocí a Dani.

Flashback:

Me habían trasladado hacía varios días al nuevo hospital de New York. Aún todo era muy confuso para mí. Los traumas eran más complejos de los que yo había visto en mi antiguo trabajo. Me encontraba llenando planillas y revisando uno que otro caso cuando lo vi. Pasó en la camilla todo ensangrentado y muy mal herido. Corrí hasta el quirófano cuando escuché gritar mi nombre. –Dawson, apúrate- fue lo que logré escuchar aunque yo ya me encontraba alistándome para la cirugía.

Algo dentro mío me decía que esto era diferente, pero evité pensar que era eso que sentía hasta que logré ver su rostro. Un poco nubloso por el vidrio que nos separaba y todo magullado por los múltiples golpes se encontraba un muchacho. Cabello castaño, tez blanca y unos rasgos hermosos lo caracterizaban. Sentí como que se detenía el tiempo, como si el piso que me sostenía de pie se derrumbara debajo de mí. No me di por aludida cuando me pusieron la ropa de quirófano y volvieron a llamarme para que ingrese. Al acércame a él y contemplar la gravedad de su estado me juré a mí misma que iba a salvarlo.

Horas y horas de operación, horas y más horas de recuperación le brindé a este chico anónimo para todo el mundo. Pero todo el cansancio de mi cuerpo quedó aplacado cuando él abrió sus ojos…

Actualidad:

Suspiré pesadamente mientras tiraba los guantes descartables al cesto de basura. Sinceramente estaba devastada. Solo quería ir a ver a Dani y acostarme a dormir. MI mente no dejaba de pensar él ¿Había comido? ¿Había dormido? ¿Le habría pasado algo en la universidad? ¿Le habría dicho a Kim que la quería?... Esa última pregunta hizo revolverme las tripas –No es un niño Alexandra- mi subconsciente siempre me ponía el dedo en la llaga. Acaso no sabía ya eso? Pero tratarlo de esa forma evitaba que las demás personas supieran mi verdad…

Salí del hospital exactamente a las cuatro de la mañana, la noche estaba fría pero estrellada. Busqué mi móvil y marqué su número. No contestó. Volvía a llamar y nuevamente solo escuché la entrada al contestador. Algo iba mal, lo presentía. Llamé una y otra vez a su celular notando como mi corazón comenzaba a agitarse. Dani, el chico que tantas emociones lograba producirme, el chico que se había metido en mi vida para no salir jamás estaba desaparecido. Caminé rápidamente por las calles de la ciudad pensando en donde podría hallarlo. Quizás en un bar o quizás en la facultad pero algo me decía que no eran esos los lugares donde tenía que buscar.

Mi caminata me llevó al parque central. Busqué y busqué por todo el lugar hasta que un bulto en una banca llamó mi atención. Fui hasta ahí con cautela soltando un suspiro de alivio cuando lo reconocí. –Dani- murmuré despacio para no alterarlo- te estuve llamando- repuse al final intentando que no sonora a reproche- ¿Qué haces aquí? –No entendía que pasaba pero una cosa si supe…. Me alegraba volver a encontrarlo

Aquel día había sentido que el mundo me daba mil vueltas y que se desmoronaba a mí alrededor. Habían dos personas en mi vida que con solo verlas me robaban el aliento y esas eran Alexandra y Kimberly….sabia bien que una mujer como Alexandra jamás estaría con un chiquillo como yo, por un lado era menor por varios años, no era ni la mitad de atractivos que eran los hombres con los que ella salía y era mas que obvio que me veía como a un niño, le había tenido que decir muchas veces que no lo era, pero al parecer, ella no lograba entender tal cosa, así que eso me dejaba saber con exactitud, como me veía ella…ante sus ojos era un chiquillo sin futuro y sin pasado, solo con un presente que amenazaba con terminar.

Había decidido al fin dejar de arrastrarme, dejar de rogar por un amor que no llegaría. Si yo, que era una persona con un entendimiento del mundo muy básico, sabia que Velkan no era un buen hombre, Kimberly que si entendía las cosas con mas claridad lo sabia también, sabia mis intenciones, mi forma de verla, mi forma de amarla… sabia también lo que yo quería compartir a su lado, quería crecer con ella y aunque ella no hiciera que todo mi ser cambiara como lo lograba Alex, si lograba sentir como mi mundo empezaba a girar alrededor del de ella sin mucho esfuerzo, ella lograba hacerme sentir que en sus ojos se alojaba el paraíso y que su deliciosa calidez era lo que yo necesitaba para olvidarme de que jamás seria amado por Alex como yo la amaba a ella. Pero me había equivocado… ella elegiría a Velkan por encima de mi, era mas que obvio aun ante mis ojos inexpertos, yo notaba como se besaban y se tocaban, como las palabras de ella habían cambiado por la aparición de Velkan, como todo se me había caído encima en menos de una semana….si…yo había pasado al segundo plano y nuevamente me enfrentaba a un rechazo, como si corriera sin parar para darme contra una pared de rocas que me rompía todos los huesos…así se sentía.

Después de una conversación con Kim en la que le dije cuanto la amaba ella me besó (fue mi primer beso, un beso que me quemó entero...me dio vida para luego matarme), pero también se disculpó…esa fue la señal para darme cuenta que al día siguiente ella seria novia de Velkan y yo seria solo un recuerdo, un recuerdo vago y borroso de un idiota que vivía y moría por ella… cuando salí de su habitación caminé sin rumbo y termine en el parque…. me sentía cansado y es que me había escapado del hospital la noche anterior solo para verla, solo para darle un regalo, para entregarle en ello todo lo que yo tenia para dar, para decirle que me eligiera de una vez…pero ella… decidió mandarme lejos para estar con velkan, una señal mas de que era mejor alejarme de una vez.

Me acosté en la banca y sin mas me quede dormido, todo mi cuerpo me dolía y aunque lloraba, las lagrimas no bajaban tibias por mis mejillas…bajaban hirvientes como gotas de lava que hacían un surco en mi piel, hacían orificios al caer al suelo, o al menos esa era mi impresión y un temblor intenso lleno mi cuerpo como si todo mi esqueleto quisiera salirse de mi anatomía… suspiraba intermitentemente mientras una fiebre voraz me consumía… pasaron las horas...horas y horas y yo solo esperaba que esa oscuridad que vestia al cielo para convertirlo en noche me cubriera también y me llevara para siempre…por primera vez…deseaba morir.

-que haces aquí?
Logre escuchar entre mis pesadillas y abrí los ojos despacio, era Alex quien había llegado con su aura de luz, como el ángel que siempre había sido para sacarme de las tinieblas que me consumían, como cuando tantas veces me salvaba la vida en el hospital…parecía que ella siempre estaba allí para cuidarme y sacarme del infierno
-Alex
Murmure con la voz ronca y pastosa, como si se arrastrara por el aire hasta sus oídos por un camino de grava
-es..Es..Estoy…mal
Pude decir al fin con mucha dificultad, con los ojos rojos y entreabiertos, con un temblor intenso y una debilidad que no me permitía levantarme, que no me permitía cambiar la posición que tenia….sentía frio sobre la piel pero también sentía un calor intenso que me quemaba las entrañas
-no…no…no estoy bien
Volví a decir sin ser capaz de producir otra frase coherente…
-Alex….
salió casi como un gemido lastimero, una suplica de que me dejara ir o se fuera conmigo

Escucharlo romperse de esa forma fue devastador para mí. Mi Dani, el chico que siempre me sacaba sonrisas yacía destruido en esa banca del parque. No era lo que yo había esperado para él. Yo quería mostrarle el mundo, mostrarle cada lugar de la tierra, cada experiencia que podía…pero no. Sus palabras resonaban en mi cabeza, eran como ráfagas de vientos que golpeaban una y otra vez ¡quiero morirme!.

No pude evitar que mis lágrimas se derramaran de mis ojos en el momento que me acerqué a él. Lo insté a levantarse un momento para poder sentarme debajo de él. Dani apoyó su cabeza en mi falda y comencé a acariciar su cabello. Podía decirme que lo trataba como idiota, podía acusarme de que lo trataba como niño pero eso no iba a impedirme darle amor en este momento. –Dany Dany –musité suavemente intentando calmarlo- vamos a mi casa si? –quería decirle tantas cosas pero no era el lugar ni el momento. Lo confundiría aún más- comeremos algo, nos daremos un baño y hablaremos, puedo ayudarte- varias veces me había tocado darle muerte a pacientes que estaban sufriendo. Dani lo hacía ahora, pero yo podría intentar hacerlo cambiar de opinión. Quizás aceptaría mi propuesta.

Mientras esperaba que él dijera algo, me incliné un poco dejando que mi larga cabellera rubia recaiga sobre su rostro. Besé su frente y lo estreché aún más en mis brazos deseando quitarle el dolor de encima. Nada de lo que había vivido en toda mi vida se comparaba a este momento. Nunca una persona había significado tanto para mí como lo hacía él. De niña había sido una niña malcriada, nunca había dado nada por nadie… pero con él siempre fue diferente. Con él me dediqué de lleno a salvarlo, a hacer todo lo posible para que esté bien. Lo había ayudado en cosas que nadie había podido hacer. Le había dado de comer, le había ayudado a dar nuevamente sus primeros pasos. Le había enseñado todas las cosas que ahora sabía sin darme cuenta que en todo ese tiempo me había enamorado de él.

No dudé en dejar a mi futuro esposo por él, no dudé en dejar toda mi vida a un lado para servirlo a él y no dudaría ni un momento en terminar con mi vida si él terminaba con la suya…pero antes que eso pasara… yo debía decirle mi verdad… Lo amaba.