Universidad Brown
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NEW YORK CITY
2013
Dicen que a los trece años es una época donde los niños dejan de ser niños y pasan a ser adolescentes. Se revelan contra el mundo, les salen espinillas, empiezan a interesarse en el amor, en el sexo, a las chicas les viene la menstruación etc. Vamos, una época en que estos pequeños humanos están en pleno crecimiento y comienzan a aprender las verdaderas lecciones de la vida. Dura exactamente cinco años, hasta los dieciocho años, cuando supuestamente pasar a ser adultos.

Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.

Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.

¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?

Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.

¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.

En resumen, el libertinaje total.

Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.

Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.

Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...

Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Mensaje por Kevin McGregor Vie Feb 01, 2013 9:48 pm

Por alguna estúpida razón aquella clase la había pasado pensando en donde llevar a Penélope. Obvié la posibilidad de pedir consejo a algún amigo para evitar las típicas bromas entre chicos que, seguramente, terminarían durando varias semanas. No cesé de mi empeño ni si quiera cuando entré a mi dormitorio, me duché, arreglé y vestí con aquellos vaqueros nuevos que esperaban una oportunidad para ser estrenados. Aquello fue acompañado de una camisa de seda abierta por los dos botones superiores y una chaqueta americana de estilo, no obstante, más tirando hacia lo informal.

Finalmente me había decantado por un bar en concreto en el que había estado varias veces, antes de entrar a Brown para cursar la carrera. Buen ambiente, música, pero discreto. No quería terminar con Penélope ni en un lugar con música estridente donde tuviésemos que gritarnos al oído para conversar, ni tampoco en un bar vacío y aburrido donde si no conversas mueres del aburrimiento. El lugar en el que pensaba era para gente joven, ponían buena música y tenia tanto espacio para quien quisiese bailar, como para aquellos que prefiriesen mezclarse con todos en la barra y disfrutar del ambiente, así como para aquellos que deseaban estar en mayor intimidad en alguna alejada mesa donde poder hablar sin dejar de escuchar la música de fondo.

Sí, era buena idea...

Cuando aparecí puntual con mi coche en el lugar y a la hora que habíamos acordado no me costó demasiado hacer contacto visual con ella. Salí del coche e hice una seña para atrapar su atención. ¿Preparada, Srta. Penélope? Dije en broma abriendo la puerta del asiento del copiloto.

No tardamos demasiado en estar en marcha y sobre cuatro ruedas. Dí un rodeo un poco más grande para pasar a propósito por varios lugares: la quinta avenida, Broadway, incluso el hotel Empire. A cada rato fui haciéndola comentarios sobre asuntos curiosos de cada uno de los lugares por los que pasábamos. Películas rodadas que sin duda habían sido visionadas en España, secretos típicos que conocíamos los New Yorkinos sobre cada lugar, etc. De ese modo, los diez minutos que en coche hubiésemos tardado desde la Fraternidad hasta el bar que tenía en mente, terminaron por convertirse en treinta; pero eso sí, siempre con la radio haciendo compañía con los últimos éxitos en música.

Finalmente, llegamos a la puerta del bar...
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Mensaje por Penélope Jezierski Vie Feb 01, 2013 10:26 pm

Intenté estudiar durante la tarde pero simplemente no me lograba concentrar... No podía dejar de pensar en que la hora se acercaba y debía calzar el tiempo de forma perfecta para tener todo listo en cuanto Kevin llegara a buscarme.

Terminé por levantarme, abriendo el armario de par en par. Miré la sección de los jeans pero algo me dijo que no era la decisión correcta. No era amante de los vestidos, pero la voz de mi madre dándome cátedra sobre las señoritas y su oposición a los pantalones me hizo escoger un vestido strapless con escote en forma de "corazón", como decían las entendidas, ceñido al cuerpo de color rojo, que resaltaba de sobre manera mi pálida piel y mi cabello negro. Miré los zapatos y escogí unos tacones del mismo color no muy altos... No quería terminar caminando con las manos o arrastrándome por el piso a causa de pies adoloridos. Tomé la cartera y salí en busca del muchachito...

¿Será...? - murmuré para mi misma al divisar a lo lejos un coche con alguien muy parecido a él... De hecho... ¡Era él! Levanté la manos haciéndole una seña, estacionándose y abriendo la puerta del copiloto - Vaya, que caballero - reí dándole un beso en ambas mejillas en forma de saludo y entré al coche - Siempre estoy lista, pero espero que me sorprendas - sonreí con el rostro oculto ya bajo la sombra del coche.

El castaño me dio un tour gratis por la ciudad. Miraba con los ojos abiertos como platos mientras miraba con atención cada una de las construcciones a las cuáles se refería. Todo lo que él había dicho podría haber sido mentira, pero yo creí a ojos cerrados cada una de sus palabras - Vayas... Cuantas historias eh? - dije regresando la mirada hacia el rostro del muchacho, que se veía iluminado suavemente por las luces de la ciudad, la cuál parecía jamás dormir - No sabía ni la mitad de lo que me acabas de contar... - sinceré mientras nos acercábamos al sitio que nos aguardaría a lo largo de la noche.

Entramos sin problemas, era un sitio bastante agradable... Relajado pero sin siquiera bordear lo aburrido. Era temprano aún... Serían a lo más las nueve de la noche, así que no habían más que personas conversando sin la intención de bailar aún en una pista de baila que se encontraba en el centro. - ¿Barra o mesa? - pregunté mirándolo de lado. No habíamos llegado simplemente a emborracharnos como para quedarnos en la barra con los tragos más a mano, así que nos dirigimos a unas mesas de por ahí. - ¿Qué vas a pedir? - pregunté mirando la tarjeta de tragos entre otras cosas - Recuerda que yo te invito... - dije divertida indicándolo con mi dedo índice para que no se olvidara de que así era, y no cedería frente a aquello.
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Mensaje por Kevin McGregor Vie Feb 01, 2013 11:00 pm

Aunque ya me había dado cuenta cuando la había recogido, ahora que volvíamos a estar fuera del coche entrando por aquel bar, lo pude confirmar. Estaba asombrosamente bonita, de hecho creo que las hormonas comenzaron a agitarse creyendo estar en una especie de partido de baloncesto, pues mentiría si negase que al verla un par de cosas inconfesables surcaron mi cabeza. Supongo que en Brown todos íbamos vestidos de una manera más informal, más cómoda, aunque lógicamente bien arreglados. Sin embargo, si ya de por sí yo tenía cierta debilidad hacia los vestidos ajustados en general, aquella chica en particular los vestía muy bien.

Había que controlar bien el grado de alcohol consumido, al menos si quería volver a escucharla llamarme "caballero"...

Creo que la mesa será más adecuada. Dije mirando alternadamente la barra y la mesa. Una vez sentados yo ni si quiera tuve que pensar en qué quería, generalmente era muy rutinario a la hora de tomar algo. Siempre comenzaba por lo mismo, aunque el transcurso de la noche me llevase después a variar. Pero ¡cuidado! "Recuerda que hay un límite de alcohol para ti, McGregor, y no sólo por el hecho de que tengas que regresarla en el coche" Me dije a mi mismo mentalmente. Hey, recuerda que acordamos que tú invitabas a la próxima, pero eso no significa que vayas a estar invitando a todas. Yo puedo beber hasta terminar con tus ahorros. Dije jocoso y finalicé aquella aclaración con una leve risa.

Pasaron un par de minutos hasta que el camarero viniese a tomar nota de nuestro pedido, esperé a que ella pidiese su consumición antes de hacer yo lo propio. Ron-cola... Dije con una sonrisa amistosa al camarero, el cual procedió a retirarse tras hacer un gesto afirmativo con su cabeza con el que trataba de hacernos entender que había tomado nota de todo. Recuerda que te he hecho una pequeña guía turística por la Gran Ciudad, espero ser correspondido si un día acabo visitando España. Comenté. Me gustaba viajar, y me gustaría viajar mucho más de lo que lo hacía. Tiempo habría tras finalizar la carrera, o eso esperaba.

Finalmente, nuestras consumiciones aparecieron sobre la mesa...
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Mensaje por Penélope Jezierski Vie Feb 01, 2013 11:24 pm

Kevin parecía mucho más relajado, más "él" ahora que no estaba con las cabeza gacha hacia sus libros... Podría jurar que aquellos ojos tan bonitos brillaban más en aquel momento que ocultos entre las paredes de Brown...

No pude evitar reír con su comentario, quizás nos iríamos a medias de vez en vez... Si que habían más veces en el futuro, claro... Aunque... Extrañamente... No tenía intención de perder aquella sensación tan grata que sentía junto a su compañía. - Entonces ambos saldremos pobres de bar. - reí entrelazando mis dedos por sobre la mesa - No soy una borraaacha... Pero me gusta divertirme... - dije moviendo las cejas de arriba hacia abajo dejando la insinuación al descubierto. ¿A quién no le gustaba tomar algunas copitas de más? No estaba mal de vez en vez sentir ese éxtasis que sólo te hacía sentir el alcohol, hacer cosas que ni en tus sueños más sobrios haría... Pero era una señorita... Y debía comportarme o como tal... O al menos intentarlo hasta que el alcohol hiciera lo suyo... Si es que ocurría, claro.

Llegó el camarero y volví a echar un vistazo rápido a los tragos. Odiaba pedir vodka, porque era un trago de niñas... Pero me encantaba y siempre caía a sus encantos tan... Líquidos (?). - Un vodka de naranja estaría bien - sonreí amistosa al muchacho que anotaba, supuestamente, al pie de la letra lo que decía. Recordé por un instante la vez que me sirvieron en una celebración organizada por amigos de mis padres vodka de piña... Y fue terrible... Tenía un gusto horroroso, pero aún así lo bebí sin quejarme... Sólo por ser una niña buena. El camarero se marchó y miré curiosa a Kevin - Así que Ron-Cola... - dije arrugando la nariz. Aquel era un trago, dentro de todo, suave... - Buena elección para comenzar la noche. - y no sólo había dado con la mezcla... Sino que también con el sitio. Era perfecto-

Demoraron unos minutos hasta que llegaron nuestros pedidos. No comencé a beber de inmediato, sino que mientras charlábamos me dediqué a pasar suavemente la yema del dedo por el borde del vaso. - ¿Y tendré la suerte de bailar con usted? - le dije con picaría mientras daba mi primer sorbo al vodka. Le hablaba con cierta elegancia divertida, haciendo énfasis en el "usted".
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Mensaje por Kevin McGregor Sáb Feb 02, 2013 12:56 am

Lo cierto es que el dinero era el menor de los problemas. Al contrario que otros chicos, no me gustaba presumir de aquellas cosas y muy difícilmente lo diría en voz alta. Sin embargo, ser hijo de un médico y neurocirujano que trabajaba en el mejor hospital de New York, y de la fiscal del distrito, tenía ciertas ventajas cuando se trataba de economía. No en vano vivíamos en aquella zona residencial acomodada. Eran cosas a las que a menudo seguramente no daba el valor que merecían, me fijaba en eso en Brown cuando algún amigo gestionaba su economía cara a alguna fiesta nocturna afanado en que le llegase para todo y teniendo que descartar una cosa en favor de otra, sin poder optar a las dos. Otros en cambio no teníamos esos problemas y no lo valorábamos tan a menudo, con sacar buenas notas teníamos asegurados coches y tarjetas de crédito con la que no únicamente podíamos invitar a Penélope hasta el coma etílico, sino que incluso podríamos comprar el propio bar.

Claro que para muchos ese tema era motivo de pedantería, pero al menos en ese sentido yo era un poco más prudente y la naturalidad me empujaba a no mencionarlo demasiado a menudo. Pobres pero saciados, al fin y al cabo eso es lo único importante. Dije meneando mis cejas de una manera idéntica a la que ella había hecho.

Asentí con mi cabeza cuando hizo aquel comentario sobre mi Ron-cola y coloqué mis brazos sobre la mesa prestandola toda mi atención. Siempre empiezo con esa bebida, digamos que es mi manera de inaugurar la noche. Lo que nunca está del todo asegurado es como se clausura, pero el inicio siempre es Ron-Cola. Contesté. Aunque tu elección no es nada mala tampoco. Añadí.

Cuando llegaron las bebidas, recibí la mía con un profundo trago que iba necesitando desde el primer momento que vi a Penélope aquella noche. Aún bebía cuando preguntó aquello del baile, dejé el vaso sobre la mesa asintiendo con mi cabeza ¿Acaso crees que te he traído a este lugar para que veamos lo mal que bailan los demás? Chasqueé la lengua contra el paladar y negué con mi cabeza. Está todo pensado, pequeña... Bromeé. Un lugar donde puedo bailar contigo y donde también puedo quedarme contigo a solas, y todo sin salir del mismo local ¿No es ingenioso? Reí divertido.

Francamente en absoluto fue premeditado, pero al decirlo me di cuenta que así mismo era. El lugar en ese sentido era muy ambivalente, seguramente por eso gustaba tanto a la gente joven cuando se hastiaban demasiado de repetir tanto en la discoteca. Aquello era un término medio refrescante. Incluso estamos a pocos minutos de Central Park por si deseamos vomitar el exceso de alcohol en privacidad social. Reí un poco más alto instantes antes de dar mi segundo trago al Ron-Cola.

Central Park más que un parque era casi un monte inmenso, el doble de grande que pequeñas ciudades como Mónaco. Tenía sus parques, sus senderos, y lógicamente sus lugares asilvestrados ¡Hasta algún estanque que más parecía un lago! En New York todos nos habíamos criado escuchando que no era el mejor lugar para que una mujer caminase de noche, pero en cambio también sabíamos (en teoría o en práctica) que algunas cuadrillas de amigos se juntaban para disfrutar del alcohol, las parejas se escabullían e incluso algunos mendigos se resguardaban. Central Park, en definitiva, era un paraje natural que servía de "madre multiuosos"
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Mensaje por Penélope Jezierski Sáb Feb 02, 2013 8:55 am

"Pobres pero saciados, al fin y al cabo eso es lo único importante"... ¡Vaya filosofía de vida! - Eso es lo que me gusta oír... La vida es corta, hay que disfrutar - dije emocionada. Hasta ahora parecía ser el compañero perfecto para pasar una de las mejores noches de mi vida... Bueno, quizás exagero un poco, pero prefiero vivir con la ilusión de que así será.

¿Por qué las muchachas de la Fraternidad no eran más desihnibidas? Cuidaban mucho las apariencias, cuando en realidad todas morían por derretirse entre sus tragos hasta no recordar nada... Algunas como yo, que le tenían la mínima importancia lo que decía el resto, sólo no lo salía a beber porque no había encontrado a alguien con quien hacerlo y sentirme segura. Tampoco iría emborrachándome por la vida para quedar tirada en cualquier sitio... Claro que no, también pasaba por una cosa de amor propio, pero acompañada la cosa cambia bastante, y la vergüenza se pierde un poco más de lo normal. Seguramente no llegaríamos a tal extremo con Kevin, pero lo pasaríamos bien, no me cabía ninguna duda.

Ajám - lo miré algo curiosa - Me muero por saber entonces cómo terminará esta noche... - sonreí divertida, y aunque no lo pareciera, me refería netamente a los tragos... ¡Lo juro!... Aunque... Bah... Aún no estaba medio feliz con el alcohol y a mi me mente ya venían ideas locas para hacer más... "Interesante" con este casi-periodista. Ideas que hasta el momento guardaría en lo más profundo de mi intimidad.

Cuando llegaron los vasos, Kevin le dio su primer sorbo rápidamente - Vaya, tenías sed, McGregor - dije en tono burlesco mientras le miraba detenidamente con una leve sonrisa en los labios hasta que esa sonrisa nuevamente se convertía en una pequeña risotada - Bueno, pero lo chicos de hoy ni siquiera bailan... - dije haciendo una gran observación media seria. Y era verdad... A lugar que iba, siempre las mujeres bailando en grandes grupos. Si yo no bailaba con un muchacho, no me gustaba y simplemente me quedaba a esperar hasta que alguien decidiera aventurarse con esta fémina. Por suerte no salía casi nunca y no sufría el bochorno de que no llegara nadie (?).

Alcé ambas cejas y reí junta a él. No caería ante sus encantos...- Suenas peligroso - dije arrugando la nariz - Tienes suerte de que hoy ando de buenas y cedería hasta a quedarme a solas contigo... - continué su juego con cierta coquetería,. Pese a que iba recién en el tercer sorbo, todo parecía que se me subía con anticipación a la cabeza.

Ay que rico - dije riendo cuando comentó Central Park. Había escuchado algunas de sus historias, pero nunca había presenciado algo así, era simple, no solía pasar por esos lados de noche, y sola, menos aún. - Pero no sé si quiera verte vomitar por la nariz, las orejas, los ojos... - comenté haciendo una mueca de rechazo cuando me lo imaginé colgado al puente haciéndolo - cuidaré que no llegues hasta esos extremos... Sólo podríamos ir cantando por las calles, o algo así. - sonreí con cierta dulzura mientras acaba con el vodka, mirándolo por un segundo y luego desviando la vista hacia las "parejas que bailaban mal" un poco nerviosa.
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Mensaje por Kevin McGregor Sáb Feb 02, 2013 3:53 pm

Algunos de años de varios fines de semana al mes, me habían hecho un tanto resistente al alcohol. Había personas que tomaban un par de copas y ya comenzaban a verse afectados por los efectos del alcohol, pero no solía ser mi caso. Al menos a estas alturas del partido, al principio seguramente era diferente. Aquellos tragos tan profundos por ende no me estaban afectando, si tal vez estuviese un poco más "lanzado" que por la tarde se trataba de una combinación de razones: el paisaje que tenía sentado a mi lado, y el hecho de haberme olvidado de los libros hasta pasado mañana.

¡Claro que bailamos! Exclamé acomodándome en la silla. Lo único que ocurre que muchos chicos piensan que este tipo de locales son más para beber, relacionan "bailar" directamente con "discoteca". Desventajas del siglo XXI. Bromeé. De hecho la discoteca era uno de los lugares de frecuente fiesta para nosotros, por lo menos en lo que respecta a mi grupo de amigos. No es la primera vez que vengo aquí. Comenté mirando a mi alrededor. Antes de entrar a Brown he venido varias veces, sobre todo con mis compañeros del instituto. Aunque no recuerdo haber venido tan bien acompañado antes. Maticé mirándola de soslayo.

Emulé una cara de exagerada inocencia cuando dijo aquello de peligroso, y todo lo demás. Negué con mi cabeza y di otro nuevo trago a mi bebida. ¿Peligroso? En absoluto, de hecho ¿qué peligro podrías correr conmigo? Arrugué la nariz de forma parecida a ella. La bebida poco a poco iba entrando en una crisis de sequía a medida que aquella conversación avanzaba, noté un ligero impulso de calor provocado por el ambiente cerrado y lo que consumía, así que sin demasiado esfuerzo me deshice de la chaqueta americana colocandola en el respaldo de la silla. Ya pasaban las 21:00h y el goteo de gente comenzaba a ingresar al local con mayor frecuencia. La mitad de ellos eran jóvenes, de entre 17 y 25 años y la otra mitad superaba los 25, aunque salvo el encargado nadie parecía llegar a los 40.

Aún faltaba un poco de tiempo para ver aquel local en toda su plenitud, a pesar de que no solía abarrotarse de manera agobiante. Era otro punto a favor natural que tenía aquel sitio. Así que había que aprovechar los momentos preliminares a despegar el trasero de aquella silla y bailar, algo que probablemente comenzaría a suceder a medida que aquel local arrancase una nueva jornada nocturna en todo su esplendor.

Bueno, futura enfermera, española, desde hoy enemiga del café demasiado caliente... Comenté. ¿Qué más cosas debería saber de ti? Pregunté. ¿Alguna dependencia insana? ¿Novio que confesar? ¿Antecedentes penales, tal vez? Bromeé.
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Mensaje por Penélope Jezierski Sáb Feb 02, 2013 5:21 pm

Kevin tenía buen gusto, yo no habría dado jamás con lugar así por mi misma en una ciudad tan desconocida como esta. - ¿Pero y en siglos anteriores existían las discos? - pregunté ingenua, negando con la cabeza cuando habló de la buena compañía - No me vas a comprar con esos halagos, eh? - reí y tomé una de sus mejillas moviéndola suavemente de un lado a otro. - Eres un encanto - reí volviendo a apoyarme en contra del respaldo, dando una mirada alrededor, percatándome que el lugar se había llenado un poco más desde nuestra llegada.

Y bueno sí... ¿Qué cosas podían pasar tan malas? Me encogí de hombros y dije colocando una mano en el pecho con cara de susto - Espero que ningún peligro, o sino me muero! - dije exagerando hasta la voz. - O al contrario... Ojalá pase algo malo, así si que no tendré motivos para olvidar esta noche - reí acabando de un gran sorbo el trago.

Pues mira... Futuro periodista, estadounidense, enemigo del café de Brown - dije divertida - Hay mucho por saber... Pero quizás no deberías- sonreí misteriosa alzando una ceja - Sólo puedo decirte que arraso con todo... Así que ten cuidado conmigo - dije bromeando mientras me levantaba, estiraba el vestido - Espera iré a buscar más de esos, ¿qué quieres? - pregunté y me dirigí hacia la barra en busca de otro par de vasos. Me apoyé en la barra viendo maniobrar a los muchachos que estaban al otro lado de ella. El ambiente estaba caluroso, y agradecía no haber llegado al bar con aquellos pantalones... Además... Además el color y la forma iba de acuerdo a la noche y a mi.

Regresé con los tragos donde Kevin y se lo pasé - ¿Vamos a bailar? Es mejor que descubras cosas de mi en la práctica - le guiñé un ojo y lo tomé de la mano mientras sostenía con la otra el vodka doble que había pedido esta vez. La música aún estaba un poco relajada, pero ya habían más personas que habían abandonado las mesas, sin tomar en cuanta que la hora avanzaba rápidamente, sin darnos cuenta siquiera.
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Mensaje por Kevin McGregor Sáb Feb 02, 2013 8:02 pm

Me encogí de hombros cuando ella me preguntó qué deseaba tomar, lo hice a la vez que "maté" del todo lo poco que quedaba de mi Ron-Cola. Miré a mi alrededor justo en el momento en el que las luces se volvieron una gota más tenues, señal en aquel bar para informar que oficialmente la jornada de noche había comenzado. De hecho los camareros nuevos que entraban en turno de noche eran los que solían hacer aquello, efectivamente desde ese momento la música sonaría con un leve mayor volumen y así estaría aquel local hasta las cinco de la madrugada; hora del cierre.

Tomaré lo que me des, sorprendeme. Respondí por fin ensanchando aún más mi sonrisa. Mi extraña "tradición" de inaugurar los tragos con un Ron-Cola ya había comenzado, desde el primer momento que apuré del todo mi vaso, así pues ¿qué más daba?

Penélope no tardó demasiado en llegar, tomé mi vaso y lo miré reconociendo el contenido (?), sonreí y lo inicié con un nada escaso primer trago mientras escuchaba la proposición de la morena. Extendí mi mano para dársela. Vayamos pues, aunque no soy el mejor bailarín de New York, quedas advertida ante cualquier posible pisotón. Bromeé poniéndome en pié, con una mano en la suya y la otra sosteniendo mi bebida. Seguramente exageraba, no recordaba haber pisado a nadie nunca y mi memoria tampoco conservaba el recuerdo de haber recibido alguna queja por mi forma de bailar. Pero no, desde luego tampoco se podía presumir de ser ningún artista... un término medio, supongo.

A pesar de que el volumen de la música había subido, aún el ritmo era flojo y la pista pensada para el baile, sólo estaba semi-llena. La mayoría aún permanecían o bien en la barra o bien en las mesas, incluso me fijé que un grupo de amigos habían salido a la puerta y reían hablando sosteniendo sus consumiciones.

El segundo sorbo a mi consumición, ya habiendo iniciado el baile con mi bella acompañante, me permitió ver de refilon mi reloj ¡¡Eran las 22:00!! ¿Como el tiempo podía pasar tan rápido? Bien, de momento en la práctica voy comprendiendo que te gusta bailar. Siempre se ha escuchado que los españoles tenéis un don artístico por naturaleza. Comenté divertido.
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Mensaje por Penélope Jezierski Dom Feb 03, 2013 3:20 am

Regresé con unos grandes vasos hasta el tope - Un "Corazón triste" para el caballero... - sonreí entregándole el trago en las manos. Era una bebida que mezclaba el ron y el vodka en la misma bebida. Atenuaba un poco la fortaleza del trago porque utilizaba un poco de crema, permitiendo que el golpe en el organismo no fuera tan fuerte. Le había hablado en español por la mera coincidencia de que ese era exactamente el nombre de la bebida... "Corazón triste"... Aquello que yo, pff, no conocía.

Llegamos a la zona de baile y lentamente fui soltando su mano, dejando que mi cuerpo de apoco sintiera la conexión con la música... ¿Cuánto tardaría aquello? Esperaba que no demasiado, aunque quizás me había apresurado mucho en levantar su trasero y el mío lejos de la mesa. Si me pisas, enterraré estos tacones - indiqué los zapatos - en tus pies!! - dije soltando una carcajada por lo matona que me sentía diciendole eso. Lo más probable es que al cabo de un rato me deshiciera de ellos, pues bailar con tantos centímetros que no te corresponde, se vuelve a la larga una de las peores torturas que se pueda conocer.

Dios, quedaré como una alcohólica frente a Kevin- pensaba mientras que a la vez continuaba bebiendo, atrapada entre la vergüenza y la falta de esta misma. La música había subido el tono, por lo cuál me vi obligadísima a acercarme un poco más al muchacho - Sí... Me gusta bailar - asentí con la cabeza mientras reposaba mi mano libre sobre su pecho sin dejar de mover las caderas al ritmo de la música. - Conozco movimientos de todo tipo - dije con cierta malicia alzando mis cejas - pero por ejemplo, flamenco no bailo nada - reí. Siempre había sido un asco con las castañuelas e intentado hacer sin torpeza alguna el golpecito de los pies contra el suelo. Yo más bien podía hacer de espectadora y ayudar con las palmas en los momentos necesarios, buscando aminorar mi falta de talento español en todo aquello que formaba parte de la cultura en mi país. - También puedo contarte que me encantan los deportes, y no me importa arruinar mis uñas a causa de ellos - comenté con un gesto cómico, pero con cierto orgullo en mi voz por no ser como el común de las chicas. Yo no era una mujer con complejos de hombre... Muchas veces utilizaba más del tiempo necesario arreglándome para salir, mis cuadernos se encontraban perfectamente ordenados, lleno de colores que destacaban lo más importante, etcétera, etcétera, etcétera... Pero era más abierta de mente. No sufría por los carbohidrátos, ni con las clases de gimnasia, tampoco me molestaba salir sin maquillaje. No solía utilizar demasiado color en la cara, porque a los 19 años, ¿quién necesita con tanta urgencia ocultar su rostro con tanta pintura?... Sólo las locas. - Adoro aprender idiomas, porque además me fascina viajar.... Conocer lugares nuevos, explorar, sentir el aire de otros lugares... - en mi mente rondaba, a parte de mi nativo español, el inglés, francés, italiano, un poco de alemán, y por cosas de límites, manejaba a la perfección el catalán. - Sentir en tu piel las olas del mar en alguna orilla que jamás habías pisado... Dormir tumbado sobre la arena mirando un cielo completamente despejado... Trepar por los árboles y asustarte por no saber cómo diablos viajar... Todo aquello me parece fascinante - dije un poco enamorada de mis propios gustos, dándome cuenta de que quizás había hablado con demasiada pasión... Hice una pausa bebiendo de olvidado vaso. Debía pensar en qué otro detalle simple de mi vida le podía contar - Y otras cosas más malas son mis manías de fumar a escondidas de vez en cuando, no controlar mis actos luego de algunas copas de más, y emmm... No sé... - titubeé acercándome hacia su oído murmurándole sensual (?) - También rapto hombres para hacerlos mis esclavos sexuales... Pero que se mantenga en secreto, vale?- bromeé riendo a lo bajo mientras volvía a separarme de él quedado a frente a frente. Sentía como el vaso iba perdiendo peso tras cada sorbo... La que parecía estar seca esta vez, era yo, porque dentro de nada iría por el tercero. Un poco de whisky no vendría nada de mal - se coló rápidamente por las rejillas de mi mente este pensamiento.

¿Y tú...? - dije desviando la mirada hacia el cuello de su camisa que estaba levantado. - ¿Qué haces de bueno? - lo miré un segundo con una gran sonrisa en el rostro, pidiéndole que sostuviera mi vaso un momento mientras llevaba mis manos a arreglar aquel desastre que estaba al rededor de su cuello. - O de malo... - agregué rapidamente para seguir expresando mi pensar - No sé... Dime tú... Quizás eres como Homero Simpson y amas las rosquillas... O puede ser que ames visitar McDonals, siendo esto parte de tu santo ritual de todas las semanas - dije divertida. Siempre veía en la tele y se sabía que los norteamericanos eran amantes de la comida rápida. Si no eras actor de cine o un gran deportista, lo más posible es que llevaras en tu panza algunos - o muchos- kilos de más... Pero él estaba en forma... Lo había mirado bien sin que se diera cuenta, así que podía dar fe de que él "estaba como quería".
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Mensaje por Kevin McGregor Dom Feb 03, 2013 4:47 pm

¿No sabes bailar flamenco? Creí que era algo típico en tu país. Dije burlón, a pesar de que el toque afectuoso en mi tono de voz no desapareció en ningún momento. Sabía pocas cosas sobre España, pero creo que todo el mundo sabía que ese país tenía como rasgo característico ese curioso estilo de música que llamaban "flamenco". Lo había visto en alguna ocasión a través de la televisión, aunque había de reconocer que no me gustó nada.

La bebida era notablemente más fuerte que el Ron-Cola, eso quedaba claro a cada trago que daba. De todas formas no estaba en absoluto mala, ni me era desagradable. Todo lo contrario. Sólo que no sabía si podía mantener aquello de "resistir bien el alcohol" si todas las bebidas fuesen iguales.

Oh, los deportes. Figúrate que ya tenemos algo en común. Contesté observándola más fijamente, se me escapó cierto tono de maravilla en mi voz, tono que supongo que delató mi agrado por aquella noticia ¿Le gustaban los deportes? Desde luego no era la preferencia más común entre las chicas de Brown... Penélope era un tanto distinta, sí. A medida que iba escuchando otros gustos de ella, como los idiomas, viajar, las playas ¡Hasta fumar! Me dí cuenta de varios puntos en común, más allá del deporte. Al menos salvo los idiomas, eran mi suplicio. Sabía un torpe español y otro torpe francés, y ciertamente no sabía ninguno otro más, además de mi inglés materno que, para colmo, no era un inglés universal si lo comparamos con el inglés típico británico. Mi inglés era el natural estadounidense, el New Yorkino más ser más precisos.

Aunque muy poco, yo también fumo. Mis labios dibujaron una sonrisa tímida, sé que era contradictorio con mi afán por el deporte, pero fumaba. No lo hago de manera ocasional y una cajetilla puede durarme sin mucha dificultad todo un mes, pero sí que fumo. Expliqué antes de dar un nuevo trago a la bebida, ambos seguíamos bailando a medida que transcurría la conversación.

El bar se iba llenando y llenando y alcanzó su plenitud cuando dieron las 22:30. Sosteniendo su vaso en la mano, noté un leve escalofrío en la espalda cuando noté sus manos dirigirse a mi para arreglar el cuello de mi camisa. Como te he dicho fumo, y la verdad es que los viajes y la playa son otros placeres que también sé apreciar. Contesté sonriendo agradecido por su ayuda con la camisa, cuando ya hubo terminado, y la extendí de regreso su vaso mientras le daba otro trago más al mío. En cuanto a los deportes, has de saber que estás bailando con el campeón en el torneo juvenil interestatal de artes marciales. Dije riendo, asintiendo con mi cabeza para darla a entender que, a pesar de la risa, estaba hablando en serio. Aunque tenía 16 años entonces... Y además practico otros deportes. Otro trago a la bebida pasó de mi garganta a través de mi esófago con destino al estómago.

En aquel momento ocurrió algo que nunca me había ocurrido, de hecho sólo había visto que ocurría en las películas y siempre me había parecido que únicamente una "casualidad" de esa naturaleza sólo podía ocurrir en ese contexto; las películas. Pero no, aquella noche me demostraría que estaba equivocado, pues cuando terminó aquella canción quedó todo unos pocos segundos en silencio, y posteriormente comenzó a tocar una canción lenta. Era del típico estilo del que sólo podía bailarse agarrados.

Ni pienses por un segundo que vas a escaparte. Reaccioné por fin, tras quedarme un par de segundos sin saber muy bien qué hacer. Tomé su vaso y lo coloqué junto al mío, antes de dar a mi propia consumición un nuevo trago, los dejé en un soporte que había en una columna del bar que estaba aproximadamente a metro y medio de nosotros. Esta es la espada de doble filo de desafiarme a bailar, en este segundo filo eres tú quien se corta. Bromeé, y coloqué mis manos en su cintura.

Acerqué mis labios a su oído. Míralo por el lado bueno, al menos aquí no ponen flamenco. Susurré jocoso.
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Mensaje por Penélope Jezierski Dom Feb 03, 2013 9:07 pm

Fruncí el ceño haciéndome la ofendida. - ¿Acaso crees que los adolescentes de mi país van por la calle bailando flamenco? - dije riendo a lo bajo, imaginándome a mis hermanos y sus amigos con castañuelas y toda aquella extravagancia. Era obvio que no... Sólo era un símbolo más... No todos sentíamos pasión por ese baile, pero lo respetábamos... Pues... "Correspondía".

Me limité a sonreír algo boba cuando me dijo que teníamos algo en común. Sus ojos verdosos se volvían demasiado intensos para mi gusto cuando sostenía la mirada intensa. Debía encontrar la forma de evitarla de vez en cuando... O sino terminaría hipnotizada... Hipnotizada y media borracha con tanto trago, que por cierto, se sentía excelente desde el primer momento que humedecía mis labios y me permitía degustarlo. - Tienes toda la pinta de deportista, no te voy a mentir... - sonreí sin dejar de mirarlo, era inevitable caer en esa mirada tan profunda.

¡Pero cómo fumas! Que vergüenza me das... - exclamé alzando las cejas, buscando molestarlo una vez más. - Oye, yo también fumo poco... - aclaré dándole un pequeño empujón amistoso en su hombro - Me haces sentir como una chimenea al lado yo - dije haciendo un pequeño puchero que duró sólo segundos, luego tomé un poco más del vaso y agregué - Pero está bien... Supongo. No fumas tanto así que no alcanza a influir ni lo mínimo. - Aquello que decía era una observación muy mala de parte de una estudiante de enfermería. Simplemente debía estar en contra del tabaco, ni siquiera debía consumirlo yo... Tantos compuestos tóxicos, adictivos, productores de enfermedades cardiovasculares, o hasta de cáncer... Pero no era el lugar para darle a Kevin una cátedra respecto a eso, además yo no era quién para hacerlo... De todas formas, si su padre era médico, y con la facilidad de conocer todo acerca de lo que sea, no me cabía duda de que el castaño sabía de memoria las desventajas de fumar, seguramente por eso sólo se limitaba a fumar de vez en vez... Cuando los nervios estaban de punta o no encontraba nada más que hacer, posiblemente.

Entonces te invitaré a "La Cala Macarella", una de las playas más hermosas de mi país... Así juntamos dos de tus más grandes placeres - dije con dulzura mientras deslizaba mis dedos desde el cuello de su camisa hasta el pecho, y soltando una mano para recibir nuevamente el trago que me sostenía. Si no hubiese sido por los exámenes, al día siguiente habría tomado un avión a las playas de Menorca. Mi sorprensa fue grande cuando comentó ser campeón en un torneo de artes marciales. Había sido de cierta forma prejuiciosa, y creí que el muchacho no era más que un fanático de los deportes, como la mayoría... Pero no. - Vaya, debes ser muy talentoso - sonreí con ternura - Ahora más que nunca tendré en cuenta no hacer enojar, porque Dios, la patada voladora que me llegará si te enfadas - dije soltando un pequeña risa - ¿Y cuántos años tienes ahora? - pregunté ladeando la cabeza. De seguro tenía al menos 20 años... Pero en cuatro años no creo que su cuerpo se haya oxidado lo suficiente como para perder toda sus capacidades en aquel deporte.

Estaba bailando de lo más bien cuando la canción que tenía moviendo nuestros esqueletos se terminó y cambiaba rápidamente a uno de esos bailes lentos. Si no hubiese sido por la luces bajas, de seguro mis mejillas sonrojadas se habrían notado. Me tomó de la cintura y mi cuerpo dio un pequeño salto apegándose al de él. - ¿Quién dijo que me quería escapar de ti? - me aventuré a decir, sonriendo serena y quizás un poco nerviosa. Dejó los vasos a un lado y cuando regresó me encargué volví a reposar mis manos sobre su pecho subiendo con lentitud y suavidad hasta rodear su cuello, sin evitar reír cuando habló de flamenco - Eso te beneficia a ti... O si no te habría dejado en ridículo - le dije con un tono de voz un poco más bajo, pero audible ya que me encontraba bastante cerca de su oído.

La música era dulce, algo romanticona... Quizás demasiado para el momento... Pero sus manos sobre mi cintura y su dulce vaivén provocaba que mi corazón comenzara a bombear un poco más rápido que de costumbre. Trataba de ocultar mi rostro en su hombro, cerrando los ojos, disfrutando del momento que parecía tomar un poco más de énfasis luego de eso traguitos que había tomado, mis sentidos parecían más sensibles que nunca, y hasta mis manos parecían sentir un cosquilleo en la punta de los dedos con cada cabello que tocaba...

¿Cómo diablos había llegado a eso?... A sentirme nerviosa, a embobarme con aquellos ojos... Con esa sonrisa... Acaricié suavemente su cabello mientras seguía su ritmo, sonriéndole cómplice que quizás jamás habría ocurrido si no me hubiese caído café caliente sobre las piernas... - Uhm... - titubeé alzando la vista hacia él, murmurando de una forma que sólo Kevin escuchara - Bailas... Perfecto - sonreí y agaché rápidamente la cabeza afirmándome nuevamente sobre su hombro... Había que echarle la culpa al vodka y al ron... Y si parecía insuficiente, también a la crema del último trago y olor a alcohol que había en el aire... Debía encontrar alguna excusa para todo aquello que estaba comenzado a sentir.
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Mensaje por Kevin McGregor Dom Feb 03, 2013 11:06 pm

Asentí mi cabeza conforme con su comentario sobre el tabaco, en realidad sí era cierto, apenas influía en nada. Generalmente el tabaco lo dejaba para las veces en las que salía de noche, era relajante junto al alcohol para disfrutar de toda una noche de discoteca o algo parecido. Tampoco se podía decir que fumase entre semana, y tampoco que saliese todos los fines de semana, por lo que una sola cajetilla podía alargarse algunas semanas y alcanzar a un mes sin mayor complicación. Los días laborables eran para el estudio y la práctica de deporte en ratos libres, así que el tabaco era un tabú.

Te tomo la palabra. Sonreí, respondí con aquello cuando ella había mencionado aquella playa cuyo origen intuí español. Nunca me había planteado visitar España, supongo que uno siempre piensa en países exóticos como China, Japón, India o la ciudad de Roma, pero ¿desaprovechar una oportunidad para conocer España? Eso, desde luego, no pensaba hacerlo si se diese en un futuro la oportunidad.

21 años, tengo 21. Aclaré a Penélope. Comencé con ese tipo de deporte muy joven, con siete u ocho años y a partir de los 14 comencé a competir. Expliqué mientras a mi cabeza llegaban retazos de aquellos tiempos. A partir de los 18 comencé a combinarlos con otros y hoy en día con tanto tiempo robado por los estudios, practico deporte sólo cuando puedo y más por diversión. Concluí aquel relato resumido.

Alrededor nuestro eran claramente parejas las que bailaban aquella lenta música, creo que en ese momento cualquiera que nos estaría mirando desde las mesas nos contaría como una de otras tantas parejas de la docena de ellas que había bailando en aquel momento. Sí que era curioso lo imprevisible que era pagar un simple café en la cafetería de Brown ¿no? Aduladora... Contesté cuando mencionó que bailaba bien ¿No era la primera vez que me decían eso? Creo que sí... Aunque ¿cuando fue la última vez que bailé así con una chica? Ni lo recordaba ya. Hay algo que no te he dicho, y muy mal por mi parte no decirte.[/b] Susurré en bajo, proyectando mi rostro hacia el hombro donde ella apoyaba su cabeza con el fin de facilitar que me escuchase. [b]Esta noche te ves realmente bonita. Susurré nuevamente.

Aquella canción terminó, fue cerrada por los aplausos de todos los presentes... Todos los presentes excepto yo, que me había quedado mirando a Penélope una vez nos hubiésemos separado. Dándome cuenta del peligroso vacío de reacción que estaba teniendo, sonreí parpadeando un par de veces con profundidad y me giré a por las bebidas a la vez que una nueva pieza de música, esta vez mucho más animada y similar al principio, comenzó a sonar. Apuré toda la bebida de un sólo trago y finalmente entregué su vaso a la morena.

¿Un rato de descanso o prefieres seguir bailando? Pregunté con una sonrisa, mientras notaba una sensación extraña por el tremendo trago que acababa de dar a una bebida tan fuerte.
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Mensaje por Penélope Jezierski Lun Feb 04, 2013 3:05 am

¿21 años? - repetí frunciendo el ceño - ¡Que viejo estás! - bromeé, para variar. Yo estaba feliz con mis aún 19 años... Quizás cuántas cosas me sucederán de aquí a dos años más... Podría conocer la luna o terminar trabaja en algún puesto de comida rápida... Las posibilidades eran infinitas.

Sí, estudiar arruina todo - medio bufé pensando en tareas, trabajos, clases, jeringas... Tal vez cuánto nos perdíamos de la vida misma por estar enterrados entre cuatro paredes y con la cabeza hundida en un libro... A mi no me hacía gracia - Lo importante es que no lo has dejado... Eso no debería suceder- reflexioné casi como para mi misma. No había nada peor en el mundo que abandonar nuestros mayores gusto sólo por las obligaciones, pues al fin y al cabo terminamos perdiendo nuestra propia escena, dejándola a la deriva de un destino cruel que te obliga a seguir una línea muy recta al momento de crecer y aumentar las responsabilidades.

¡¿Aduladora yo?! - exclamé divertida mirándolo con una ceja alzada - No lo soy nunca, así que agradece que se mentir y te digo esas cosas... - dije sacándole la lengua infantilmente y volviendo a acomodarme en su cuerpo. Y sin mirarlo escuché cómo me decía "bonita"... Aquello fue extraño... Los hombres jamás dicen esas cosas. No suelen llamarte linda, ni bonita... Sino que por sus cabezas pasan tantas cosas irreproducibles que salen de sus bocas cuando pierden la vergüenza o están en medio del delirio... Pero palabras delicadas, casi nunca salen de su boca. No quise levantar el rostro, aunque por alguna razón me había relajado un poco - ¿Me estás mintiendo de la misma forma que yo mentí con lo de tu baile? - dije sin levantar el rostro pero sonriendo maliciosa. Él bailaba bien... Tenía ritmo y sus movimientos eran fluidos y seguibles, pero no quería dejarlo en la cima del mundo como un rey... Luego le miré y le contesté con completa sinceridad - No sé si me veré así tal cuál como dices, pero al menos puedo ponerme a tu lado sin desentonar - sonreí. Y claro, él iba vestido muy guapo, aunque no sería tan directa para decírselo, porque los humos siempre se suben rápido a la cabeza, aún así no había estilo que me gustara más que aquel de los muchachos con camisas medias abiertas. Era todo un gusto para mis ojos.

Al comenzar la siguiente canción de onda más fiestera, con Kevin ya nos habíamos separados. Sonreí complacida con la "pieza de baile" que acabábamos de terminar, pero había sido bastante por el momento - Descanso, descanso... - dije después de terminar con lo poco que quedaba en el vaso, mirándolo angustiada, preguntándome si era correcto o no beber más. - Creo que debería calmar mi sed con algo más... - comenté - Quizás con un poco de sangre humana (?) - vaya chistes enfermizos que hacía. Iba a quedar como una fanática de vampiros o algo así, lo cuál era un horror... Yo simplemente los odié desde que los conocía, los odiaba y los odiaría por siempre... - Mentira, no te asustes... Creo que ya me hizo un poco de efecto el vodka... - reí camino a la felicidad mental mientras me acomodaba en el asiento.
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Mensaje por Kevin McGregor Lun Feb 04, 2013 4:40 am

Para nada es una adulación, y si lo es, es una de esas escasas adulaciones ciertas. Respondí a la chica. Podía haber utilizado un sinónimo a "bonita", pero mis formas siempre solían ser bastante buenas. Lo cierto es que bonita me pareció en la cafetería, en aquel bar y al calor del baile y del alcohol el "bonita" tomaba unos apellidos que preferí no decir en voz alta. Aún era demasiado temprano para recibir el primer golpe del mes, a mano abierta y directo a mi rostro.

Apenas costó unos segundos, simplemente dejé los vasos sobre la barra y un mar de muecas con mis manos hicieron entender al camarero mi deseo. Segundos después otras dos de esas fuertes bebidas estaban sobre la barra y una sonrisa en mis labios transmitieron mi gratitud al atareado trabajador. Tomé ambos vasos y volví raudo con la morena, extendiéndola uno de los vasos nada más llegar. Yo te dije mi edad, pero tú no me dijiste la tuya. Calculaba que era un tanto más joven que yo, probablemente 20 años, 19 quizás. El problema con la edad de las mujeres era curioso, Penélope con aquel vestido y sus formas bien pudiera pasar por una chica de algunos pocos años más. En cambio, cuando las mujeres superaban cierta edad, generalmente situada en los 40, sus arreglos iban en sentido proporcionalmente inverso; quitaban años.

Al llegar a la mesa, me coloqué en el mismo lugar en el que antes me había sentado. Identifiqué mi silla gracias a que la chaqueta americana colgaba del respaldo. Tras comenzar a beber mi primer trago de la renovada bebida, una vez estuviese sentado, solté un botón superior más de mi camisa (hasta ahora sólo abiertos los dos primeros) y agité el cuello de la misma para "auto-ventilarme". Diablos, no sé si es que me estoy haciendo viejo o si es que me estoy desacostumbrando al calor de estos sitios, como pistas de baile. Dije extrañando el aire acondicionado de la discoteca. Al terminar la frase me eché a reír, determinando interiormente que el alcohol ya hacía su efecto.

Las once de la noche ya... Hice aquella observación en voz alta mientras miraba mi reloj. Tras decir aquello arrimé mi silla aún más a Penélope, quedando en consecuencia bastante más cerca de ella y la miré con interés. Tras el descanso ¿qué es lo que prefiere la futura enfermera? ¿Un nuevo intento de enseñar a esta gente a bailar? ¿O por el contrario se te ocurre algún otro sitio al que te gustaría ir? Pregunté suspendiendo el vaso en el aire, sosteniéndolo en mi mano. Tras lo cual di otro profundo trago.
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Mensaje por Penélope Jezierski Lun Feb 04, 2013 2:47 pm

u. dasdghasd si yo hubiese sido Penélope habría jurado que me agregaste años con lo del vestido (?) jaajajjaj xDD

Ay sí, adulador - molesté achinando los ojos, agradeciéndole con una amistosa caricia en la mejilla. Solía ser bastante dulce cuando me lo proponía, así que tal gesto no tenía por qué tomar mayor relevancia... Aunque tal vez no correspondía para el momento que desde fuera podía parecer rebalsado de conquista y cursilerias.... Pero lo estaba pasando bien, así que lo del resto no me parecía importante.

Pese a que no sabía si seguir bebiendo o continuar, Kevin pidió dos tragos más... - A este ritmo, terminaré bailando sobre la barra - bromeé mientras recibía delicadamente el trago entre mis manos. Llegar a ese extremo estaría mal si es que él se emborrachara tanto como yo para que eso sucediera... Pero éste era un bar tranquilo, no podía hacer tal escándalo. Una sola vez terminé sola la mesa dándomelas de streep tees, pero había sido para la celebración de cumpleaños de un amigo... Así que le improvisamos un baile espacial con algunas de las muchachas, pero siempre sana y salva... Pero con McGregor... Aquello de "sana y salva" era relativo. - A una dama no se le pregunta la edad... - dije divertida. Aunque no le encontraba sentido a eso. - Tengo diecinueve - asentí con la cabeza. Era levemente más pequeña, pero no se notaba ni en lo mínimo. Además con aquel maquillaje que llevaba encima de seguro se me sumaban unos años demás, lo cuál me parecía terrible... Pero no podía hacer nada para evitarlo, había que arreglarse de ves en cuando, y aún más cuando se tiene "no-cita" con un muchacho como el que tenía al frente. - Pero que mi edad no te engañe, eh? - sonreí con cierta picardía, dejado a la suerte la interpretación de aquello.

Yo creo que es una mezcla de ambas - reí tratando de lanzarme un poco de aire con las manos. Menos mal había elegido aquel vestido con escote en forma de corazón, o sino me habría estado ahogando entre tanta tela luego de esos bailesitos por la pista. - Pero la verdad es que está muy encerrado el aire... - dije girándome hacia los demás rostros que se cruzaban de un lado a otro a lo largo del bar. De seguro de aquí a la media noche se alcanzaría a notar la rojez de la piel en la cara de muchos.

El trago parecía estar muchísimo más fuerte que el anterior, como si le hubiesen puesto doble ración de todo en el mayor de sus grados. Comencé a llevarme el vaso a la boca con una diferencia de segundos mucho menor que antes. Me preguntó como continuar, y por un impulso de esos que te genera el beber, rocé la punta de mi nariz con la suya luego de que se acercara a mi peligrosamente - Ahora creo que es tu turno de sorprenderme... - sonreí al futuro periodista sin soltar mi mirada de la suya.
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Mensaje por Kevin McGregor Mar Feb 05, 2013 3:13 am

Bueno, parece que no había calculado tan mal, después de todo. Según decía, tenía 19 años y era aproximadamente lo que yo había calculado. Otro asunto curioso de las edades eran las épocas en las que existía la diferencia. No es lo mismo tener 16 y 18, 19 y 21, o 40 y 41. En el primer caso uno es grande y otro es chico, en el segundo ambos son jóvenes y se llevan un poquito de edad, en el tercero se dice que tienen la misma edad. Cuando matizó aquello, advirtiéndome de que su edad no me "engañase", detecté un toque de picardia en su forma de decirlo que me había obligado a sonreír de manera un tanto singular. Sonreí con cierta leve complicidad a la vez que, juro que de manera inconsciente, asentí con mi cabeza.

¿Nuestras narices se habían tocado? Sentí incluso su aliento de manera muy breve, su perfume llenó mis fosas nasales y mis ojos, gobernados por sí mismos, posaron su mirada en sus labios. Tensé la mandíbula en un acto interno de contención y parpadeé un par de veces con cierta profundidad antes de redirigir la mirada directamente a sus ojos.

En realidad no, te toca a ti. Yo te he traído aquí. Dije despacio aún invadido por aquella extraña sensación, seguramente amplificada por el alcohol (por cierto ¿estaba alucinando o esa bebida, ya de por sí fuerte, era aún más fuerte que la anterior?). Pero está bien, volveré a sorprenderte. Dije, haciendo hincapié en la palabra "volveré" y sonreí divertido. Bebí un trago profundo y largo que redujo aquel vaso hasta más allá de la mitad. Aunque sería de gran ayuda que me dijeses en donde te gustaría estar ahora mismo. Maticé, y otro nuevo trago de aquella bebida pasó a través de mi gaznate.

Cuando terminé la bebida, y lógicamente cuando ella también terminó la suya, me puse en pie y con una mano tomé mi chaqueta americana y extendí la otra, haciendo un leve movimiento de mi cabeza que señalaba la salida. Por lo pronto, mientras nos decidimos, creo que será mejor tomar algo sólido. Casi son media noche y aún te tengo sin probar bocado, no quiero que nadie me acuse de que maté de hambre a una futura brillante enfermera. Reí.
Cuando salimos a la calle, fui consciente al notar el aire fresco en mi cara que había tomado más alcohol del que realmente preveí cuando entré a ese local con Penélope. Lógicamente, cuando ya estuvimos en el coche y este buen amigo de cuatro ruedas estaba en marcha, manejé notablemente más despacio. De hecho, más despacio de lo que nunca había manejado.

Nuevamente, en dirección hacia nuestro nuevo destino, destino que nada más que yo conocía. Seguí hablándola de detalles curiosos sobre los sitios que pasábamos. Pasamos por la York Avenue, y por ende por el hospital donde trabajaba mi padre, cuando pasamos a la altura del hospital casualmente un semáforo nos dio el alto. ¿Ves eso? Ahí trabaja mi padre. Si te portas bien conmigo, puedo decirle que te ayude a conseguir un puesto aquí. Bromeé. No se trataba de otro sino del Hospital Memorial de New York, posiblemente Penélope lo conociese.

Poco a poco se fue descubriendo el destino que había escogido. Central Park... Susurré, aún en un tono lo suficientemente alto para que me escuchase. Un giró aquí, un giro allá y nos colocamos delante de aquel establecimiento, justo en uno de los accesos occidentales de Central Park.

Ya verás, esto te va a gustar. Dije señalando al puesto de autoservicio que teníamos delante, mientras echaba el freno de mano y retiraba las llaves del punto de contacto. Ante nosotros, un puesto de barra alta de madera con un techo decorado por una gran guitarra de flamenco con unos débiles neones. El letrero ponía en español "Comida Española - Puesto de Auto Servicio". Eran una de las tantas ideas esperpénticas que se daban en la gran ciudad que nunca duerme, New York. En los derredores de Central Park, e incluso en el interior del gran parque, varios puestos de comida rápida para llevar se establecían. Lo más tradicional eran los perritos calientes, hamburguesas, helados, pero había un par de "exóticos": el de comida mexicana, y el de comida española. Según había leído de pasada en el diario de New York hacía unos meses, habían colocado uno de comida árabe, pero no recordaba donde estaba estacionado.

Vas a comer comida de tu país, pero paseando por Central Park ¿No es ingenioso? Bromeé nuevamente, mientras nos dirigíamos al puesto y el característico ruido del "cierre a distancia" asustaba a un pobre perro que pasaba por hay.
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Mensaje por Penélope Jezierski Mar Feb 05, 2013 8:49 pm

¿A mi me toca?... ¿O sea que no te he sorprendido ni en lo más mínimo? - pregunté con un tono cómico en mi voz, levantando los dedos haciendo el gesto de "poquito" con ellos. Y bueno, quizás tenía razón, era excelente para seguir los planes al pie de la letra, de la mejor forma posible, pero organizarlos no era lo mío... ¿Y si le decía "bien, vayamos a visitar el mirador de Rockefeller"? De seguro, luego de esos traguitos, con sólo unos segundos mirando hacia el vacío para luego terminar cayendo por el vacío mismo. De todas formas, es sólo un ejemplo... Dejaré aquel panorama para alguna noche nostálgica, de aquellas que aparecen de vez en vez, y me sumergiré en la belleza de la luz en medio de la noche.

Accedió a "sorprenderme" nuevamente, por lo cuál no logré evitar reír. Tenía un aire de "superman" en camisa que me hacía gracia. Negué con la cabeza divertida mientras le seguía en su actitud de bebedor insaciable. Hice una pausa y lo miré de lado - ¿Sabes...? - dije seria y continué - A veces no importa tanto el lugar, sino la compañía - sonreí con dulzura. Podría llamarme aduladora nuevamente, pero en mis palabras sólo existía sinceridad y ningún doble sentido. Era cierto, siempre había pensado aquello. Podría recorrer las siete maravillas del mundo, pero si no lo hacía junto a alguien de mi agrado, no tenía sentido... Y ahora, con él, sucedía lo mismo... En un buen sentido. - Salgamos un momento, y decidimos, vale? - sonreí nuevamente y terminé de una vez con el "Corazón triste".

Regresamos a su coche, a pesar del leve mareo, sabía que era peligroso estar en ese estado y andar por las calles de la ciudad sobre ruedas. Lo miré un poco asustada pero accedí en silencio a adentrarme en el auto, pero si volvíamos a tomar sólo un trago me inclinaría hacia la opción de caminar o bien alojar dentro de su "sexy, negro y curvilíneo" coche. Agradecí inmensamente el hecho de que el muchacho parecía no haber perdido su consciencia pues manejó en una marcha muy suave, pese a que todos los demás, creyendo estar en "Rápido y Furioso", lo pasaban a dejarlo por su lentitud. - Me gusta la vida que proyecta esta ciudad - murmuré a Kevin, embelesada con aquellos grandes carteles iluminados, personas alegres buscando más y más diversión, con la música que se podía captar de los interiores de algún bar o disco. - Pero... Creo que no podría pasar toda mi vida en un lugar así - suspiré - seguramente terminaría agobiada, pues parece que en una ciudad como esta el silencio y la tranquilidad no existen - dije frunciendo un poco el ceño. Siempre he creído que en la vida uno debe hacer y vivir de todo, pero en su justa medida... Por eso quedarme en una ciudad sin descanso me terminaría cansando. - Cuando la serenidad de mi hogar no es suficiente, por las noches me escapo hacia la playa... - dije algo risueña, confesando algo que seguramente no tenía relevancia para nadie, pero simplemente salía desde mis labios, podía ser causa de la confianza que sentía en aquel momento, o tal vez el vodka había soltado un poco mi lengua y me hacía decir aquellas cosas - Me gusta tumbarme en la arenaaa... Mojarme los pieees... Y quedarme allí hasta que se me de la gaaana - dije divertida alargando las palabras, cerrando los ojos y apoyándome en el asiento mientras venían a mi algunos recuerdos. ¿Por qué la juventud neoyorquina, tan alocada, no aprecia lugares como esos? La abandonan de noche, y por el día sólo saben tomar sol, como si no hubiesen más opciones... Suspiré y seguí atentamente sus palabras, regresando a las luces de neón que lograba ver a través del vidrio - Eres todo un guía turístico - sonreí y en cosa de segundos, llevé la vista hacia el lugar que indicaba justo cuando el semáforo se tornaba rojo. - Vaya, el Hospital Memorial, muy famoso, ¿eh? - alcé ambas cejas al observar la gran institución en la que operaba su padre. - ¡Hey! - exclame riendo - Siento decirte que no tengo ni la más mínima buena intención contigo, así que no te preocupes - seguí riendo un poco más bajo mientras retomaba la marcha del coche.

¡No! No podemos ir hacia Central Park - exclamé muy seria, aunque sólo se trataba de otra broma más - No estamos lo suficientemente borrachos para ser dignos de entrar allí - dije llevando una mano a su hombro re-meciéndolo con gracia.Habíamos llegado a un autoservicio, y aunque pareciera increíble, nunca había ido a ninguno. Sólo había asistido a un comedor de ancianos y había visto como estos se deslizaban al frente de los mesones y se servían las raciones correspondientes - ¡Esto es tan emocionante! Comida española - reí mientras le tiraba de la muñeca para ir a mirar el lugar. - También comerás, ¿cierto? - pregunté divertida. - Espero que con cada pedazo de lo que sea que elijamos, el español se cuele más y más en tu sangre - bromeé en dirección al sitio. Miré de un lado a otro y a través del vidrio podía observar desde una gran cantidad de opciones para tapear, gazpacho, paellas hasta ensaladas y tortillas de patatas. Mi madre cuando decidía cocinar de vez en cuando nos preparaba platos más típicos de España, pero por lo general la cocinera decidía qué cocinar y de a poco fue ajustando nuestro paladares a una comida más al estilo gringo. - ¿Qué vas a querer? - pregunté en español ajustándome al contexto. Yo no elegiría nada pesado, además ya era bastante tarde como para comer demasiado.- No lo puedo creer... ¡Ensaimada de chocolate! - exclamé para mi misma. Llevaba muchísimo sin probar aquella masa rellena de crema de cacao, jamás habría imaginado que rondaba este tipo de postres por estos lados - Esa es mi opción, sin duda... - reí luego de sentirme completamente infantil, como niña pequeña en una dulcería. Seguí a Kevin en sus movimientos, de seguro se dio cuenta que no tenía idea de qué hacer ahí... Sólo sabía que quedarme parada mirando con los ojitos brillantes no era lo que correspondía. Nos "auto-servimos"
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Mensaje por Kevin McGregor Vie Feb 08, 2013 2:33 am

¿Me agobiaba vivir en la gran ciudad que nunca duerme? Eso pensé durante un momento cuando escuché a Penélope hablar. La verdad es que a veces en aquella ciudad se vivía demasiado rápido y a menudo podía ser un poco agobiante y ser necesario tomar un alto y darse un tiempo de respiro. Pero supongo que estando toda mi vida en New York me había hecho acostumbrarme y eso me hacía verme capacitado para vivir allí de manera permanente.

O quizás no, nunca se sabe. Después de todo uno de mis gustos era viajar y no podía asegurar que, conociendo otros lugares que nunca antes había visitado, diese con un lugar que me resultase atractivo para vivir a gusto, más a gusto que en New York. Esta ciudad, sencillamente, tenía de todo lo que uno pudiese necesitar, era como un pequeño planeta encerrado en una sola ciudad. Cualquier tipo de cosa, cualquier tipo de gente, lo encontrabas allí. No en vano era una de las mayores ciudades del mundo, con un carácter cosmopolita a veces hasta exagerado.

Sí, claro que comeré. Respondí mientras curioseaba por aquel puesto de comida nocturno. Quien estaba en su interior era un hombre de unos 50 años de edad, bien abrigado y con una lata de cerveza en la mano y un periódico en la otra, periódico que leía distraidamente hasta que llegamos y quedó a la expectativa para atendernos.

Eché un suspiro cuando me preguntó en español qué iba a querer, mi rostro dibujó el típico gesto que dibujaba cuando no tenía ni la menor idea de lo que escoger. Nunca había comido ese tipo de comida, al menos no que yo recordara, y aunque había una interesante variedad de cosas finalmente terminé pidiendo lo mismo que ella ... y dos latas de cerveza. Añadí al pedido, idéntico al de Penélope.

Tras pagar, en esta ocasión yo, aquel pedido no tardamos demasiado en estar paseando por Central Park. No tenía demasiada intención de ahondar por allí, era demasiado grande y las zonas más profundas a estas horas de la noche no tenían por qué ser seguras. Nos adentramos por las zonas de los parques, prácticamente vacíos ¿Sabes? Si juntasemos lugares pequeños como Mónaco y El Vaticano, aún juntos, Central Park sería un poco más grande. Expliqué, entre bocado y bocado. Mmmm está bueno esto. Comenté. Es la rareza de esta ciudad, demasiado urbanizada, con la estatua de la libertad y otras mil cosas más, pero en mitad este gran parque ¿Habías estado aquí antes? No te preocupes, esta parada es para disfrutar de la comida de tu país, sigue abierta la posibilidad de proponer otro lugar. No estaba mala aquella... ¿ensaimada? No tenía ni idea lo que era, pero lo cierto es que estaba buena.
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Mensaje por Penélope Jezierski Dom Feb 10, 2013 4:29 pm

Dos latas más de cerveza... - murmuré negando con la cabeza divertida. Kevin parecía un perfecto barril sin fondo. Sólo esperaba que, si seguíamos ese ritmo, de verdad no volviera tomar su auto... Aunque mi inconsciencia se hacía notar, y no demoraría en subirme al lado de él en su coche aunque tuviéramos las mentes borradas.

No, no había paseado por estos lados - confesé. Últimamente sólo había tenido tiempo para ir de casa a la Universidad, y de vez en vez me hacía un espacio en la agenda para visitar a las muchachas. - Cuando llegamos junto a mi familia, no me di el tiempo de conocer nada - dije levantando la lata para hacerla chocar contra la suya - Salud... Por... Central Park (?) - dije un poco sin sentido, dándole un gran sorbo a la cerveza, mirándolo con los ojos empequeñecidos mientras comía un poco de la ensaimada. - A esto le falta un poco de acción... - dije meneando las cejas con una gracia sin igual. Volví a pedir otro par de cervezas cuando terminé la primera y nuestros platos se encontraban vacíos. No estaba segura de que McGregor había terminado su trago, pero ya habiendo pasado hace bastante rato la media noche, mi cuerpo necesitaba un poco más de movimiento... O al menos eso me pedía.

Vamos... Vamos a caminar un rato - dije tomándolo de la mano con la lata en la mano. - Pero a caminar... Porque si conduces, quizás qué suceda - dije soltando una risa boba al final de la oración, ya se me estaba notando tanto alcohol en el organismo - Estoy un poco mareada... ¿No te sucede? - dije llevándome mi mano suelta hacia la cabeza. - Me hace gracia... Podrías trabajar en la sección de turismo sin problema alguno... Poco te falta para saber hasta las especies de arbustos que hay en New York - bromeé. Aunque aquello no sería tan difícil, pues reinaba el cemento, y la poca vegetación que encontrábamos era casi toda la misma en cualquier sitio.

Visualicé una gran pileta desde donde estábamos, lugar al cuál deseaba llegar. Enredé una de mis manos, con total naturalidad, en el brazo de Kevin para no perder el ritmo de nuestros pasos hasta que estabamos al frente de mi deseado objetivo. - ¿Será muy profundo? - pregunté al periodista experto de la ciudad. Tenía deseos de sacarme los tacones y sumergirme un rato. No había gente pasando por ahí y mi lado más impulsivo comenzaba a aparecer salvajemente desde lo más profundo de mi ser. - Se ve... Tentadora... - sonreí mientras acariciaba con mis dedos la superficie del agua, alcé la vista hacia Kev y lancé unas cuantas gotas sobre su rostro - ¿No lo crees...? - reí con malicia, tomando asiento al borde de la pileta que reflejaba a la luna en todo su esplendor.
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Mensaje por Kevin McGregor Vie Feb 15, 2013 7:09 pm

Off: Mil perdones por el retraso! He tenido que ocuparme de unas cosas, y eso me apartó del rol por unos pocos días, pero ya estoy aquí ^^

¿Mareado? ¿Yo? No... Negué, aunque mi rostro a propósito delató que estaba mintiendo, y tras aquella "mentira" reí disfrutando de mi propia broma. Claro que estaba mareado, y encima me hallaba tomando una cerveza junto a Penélope ¿Como no estarlo? Pero aspiro a que el paseo nos aireé un poco y pueda conducir un poco más rápido. Seguí riendo, sin elevar demasiado mi tono de voz para no restarle intimidad a todo aquello. Después de todo era de noche y, salvo a algunos pájaros, no se escuchaba nada más a nuestro alrededor. Ese aire nocturno y natural que poseía Central Park en ese momento, te obligaba a, incluso de forma inconsciente, comportarte como si de un lugar íntimo se tratase.

Bueno... Bufé, protestando a modo de broma. En realidad espero poder aspirar a periodismo de mayor calidad, y no a una revista que terminará siendo regalada en las oficinas de turismo de New York. Arqueé una ceja mirando de soslayo a mi acompañante.

Cuando llegamos a aquella pileta, no sin aquella sensación extraña cuando enredó su brazo en el mío, yo había terminado ya mi cerveza y había desechado la lata en uno de los lugares convenientes que habíamos encontrado por el camino, consagrados a tal labor. Obviamente yo, como otros tantos new yorkinos que habíamos fraguado nuestra infancia rogando a nuestros padres que nos llevasen a Central Park para pasar el Sábado, conocía bien aquella pileta... pero no por eso miré con menos asombro a Penélope ¿Es que pensaba bañarse? ¡Naaah! ¿Como iba a querer decir aquello? No sería la primera, claro, pero generalmente las personas iban con atuendos más apropiados que aquel vestido...

Sí y no. Contesté mirando la pileta, y tras posar mis ojos un par de segundos en aquel lugar, redirigí mi mirada a Penélope. La zona más próxima llegará hasta los tobillos, si avanzas, cuando des cuatro o cinco pasos verás que cubre a las rodillas... y si te alejas más al interior te cubre entera. Respondí, no recordaba la profundidad... 2m aproximadamente, creo. Al menos explicado utilizando mi propia altura como referencia, tal vez en tu caso te cubra algo más. Maticé rápidamente, recordando que efectivamente hablaba por experiencia propia, más Penélope era de menor estatura.


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Mensaje por Penélope Jezierski Sáb Feb 16, 2013 1:03 am

u. Bah, no te preocupes!! Ya me tocará a mi el día en que ya no tendré tanto tiempo de ociosa :c y me tendré que desaparecer a momentos DDD: ajajaj (: y siento si salió medio sin sentido, ya son las cuatro de la mañana y no sé si escribo bien jhasdjags XD

Vas a terminar en alguna de esas revistas para adolescentes - reí burlona, imaginando su nombre al pie de una columna sobre qué color de labial utilizar para el verano o algo así... - En ese caso, las compraría sólo por ti, porque las detesto - reí diciendo completamente la verdad. No entendía cómo podían gastar tanto dinero en cosas como esas. Con suerte sabía de algunos actores y actrices que eran del gusto de mi hermana mayor, porque conseguir posters y esas cosas jamás había sido lo mio, y menos saber sobre tips de cómo llevar el cabello, qué colores utilizar, cómo hacer la mejor fiesta del mundo, etc... Eran cosas inútiles, cosas que veía todos los días al interior de la fraternidad Zeta Beta Zeta... - Yo soy más... Profunda... - dije con utilizando un tono de voz profundo, terminando con la pequeña risa la oración. Quizás no era la muchacha más culta del mundo, y las únicas revistas que compraba eran de música, de vez en vez cuando salía algún dato sobre Guns n' Roses o bandas de ese estilo, o bien revistas de deportes... Y vaya que decepcionada se sentía mi madre cuando las veía sobre mi cama.

Sí y no... - murmuré repitiendo. Escuché que de a poco iba aumentando la profundidad, pero nada me detendría a entrar en ella - ¿Y si entramos? - pregunté mordiendo mi labio inferior muy entusiasmada. Lograba ver en su cara no sólo el poco de interés de entrar a la pileta, sino que parecía oponerse por completo a esta loca idea, pero mi forma impulsiva parecía agudizarse con aquella noche tan silenciosa con una pequeña fragancia de alcohol en el aire. Parecíamos encontrarnos solos en todo Central Park... Podíamos hacer lo que desearamos, nadie nos vería ni escucharía, a lo más aquellas estrellas que nos cubrían y parecían seguir nuestros pasos, sin parpadear - Ven, no seas malito... Entremos - dije levantándome hacia él, dejando impulsar mi rostro hacia el suyo, mirándole de frente, dejando que nuestras narices se tocasen suavemente. - Imagina si me olvido de cómo nadar y me ahogo - pregunté coquetamente mirándolo con una preocupación un algo fingida... No creía que podía llegar a tal extremo, pero la idea de que entrara y verlo desperfilarse un poco, luego de tanta... Perfección que demostraba, me producía muchas ansias.

Me alejé un poco, desviando la vista de aquellos ojos algo verdosos que aún lograban demostrar su color original gracias a la luz profunda de la la luna que chocaba contra el agua y le daba un toque mágico prácticamente a todo su rostro. Dejé los tacones a un lado, subiendo al borde de la pileta, mirándolo nuevamente desde lo alto, más hiperventilada con el alcohol que completaba su primera fase, aquella en donde entraba recién a mi cuerpo, desde ahí enredé mis brazos al rededor de su cuello, con los ojos pegados a los suyos - Vamos McGregorito, nadie nos está viendo... - dije buscando su oído para susurrarle bien despacio, para luego depositar un pequeño beso debajo de su oreja. ¿Qué me estaba sucediendo? Era un lado que sólo en una noche como esa, y alguien como él podría llegar a conocer.

Me giré lentamente y con la punta de mi pie derecho sentí el agua, para sumergirme lentamente. No alcanzaba a mojar mi vestido, pues este iba bastante más arriba de las rodillas y habría tenido que avanzar mucho más allá para que recién tocara los bordes de mi ropa.
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Mensaje por Kevin McGregor Mar Feb 19, 2013 1:54 am

¿En serio pensaba ponerse a nadar en aquel lugar? Inconscientemente miré a mi alrededor imaginando la escena, bien era cierto que en aquel momento y a aquellas horas ese lugar de Central Park estaba vacío, pero ¿Nadar? Finalmente reí coincidiendo con aquel roce de narices, negué con la cabeza en una señal que no era de negación, sino con el tradicional semblante que alguien utilizaba para, en broma, "dejar algo por imposible". Creo que la cerveza terminó por afectarte ¿o acaso llevas un traje de baño a todas tus salidas nocturnas? Porque yo creo que me lo olvidé en mi casa. Bromeé.

Supongo que aquello bien hubiese sido aplicado a mí también, realmente contesté aquello porque dudaba mucho que Penélope hablase en serio, pero no porque yo me considerase en ese momento incapaz. Si no me lo consideraba en aquel momento, era precisamente por el alcohol, en momentos normales no acostumbraba a bañarme por los parques. No al menos desde que cumplí 15 años.

Mis brazos, en respuesta a los suyos, se dirigieron a su cintura cuando los suyos rodearon mi cuello. De una manera muy parecida a cuando en el bar estuvimos bailando, mis manos se colocaron en su cintura y cuando sentí el diminuto beso aferré durante un segundo su cuerpo al mío, movido por aquella sensación que produjo.

¿En serio estás diciendo que pretendes meterte al agua? Me agaché, colocándome en cuclillas, y acaricié con mi mano el agua al mismo tiempo que ella lo hacía con el pie. De hecho el agua estaba fría pero tampoco "exageradamente fría", sonreí ante la loca idea de hacer aquello.
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Mensaje por Penélope Jezierski Jue Feb 21, 2013 2:52 pm

Da igual que lo haya olvidado - dije divertida siguiéndole la broma - porque no hay mejor traje de baño que la misma piel... - hice un silencio mirándolo atenta y a los segundos estallé en una sonora carcajada. ¿Me habría creído por un momento? Lo cierto es que nunca en mi vida haría algo así como nadar desnuda, ni siquiera al encontrarme un poco "feliz" con aquellas cervezas, era un tanto tímida, y ni siquiera a las mejores playas nudistas me habría atrevido a entrar. Era evidente que ya no estaba bien en su totalidad, pero no había forma de retroceder el tiempo y haber rechazado ese par de tragos, y aunque hubiese existido la oportunidad, no habría cambiado la situación en nada - Hey no, estoy bromeando... No me creas... - sonreí desenrollándome de él con suavidad.

No, creo que no... No me meteré... - dije frunciendo el ceño mientras en realidad lo estaba haciendo - No lo haré porque al señorito casi periodista le da miedo... - sonreí mirándolo desafiante ya desde adentro de la pileta, rozando los dedos con la superficie. El agua erizó mi piel con el primer contacto, y las baldosas heladas que se encontraban bajo mis pies no ayudaban de mucho para reconfortar mi cuerpo.

Estiré las manos hacia él, ofreciéndole que entrara conmigo - ¿Vienes o me salgo? - pregunté serena. No tenía ni el mayor propósito de adentrarme más. No estaba borracha, sólo un poco pasada, así que atentar contra mi propia vida llegando hasta el centro no era una opción, por si era aquello lo que le daba miedo... - Venga, que me salgo mejor, ¿no?
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