Don't Speak... (Jesse)

Había sido una semana realmente dura, había reprobado los últimos dos exámenes que había tenido de Bioquímica y ahora tendría muchos problemas para poder pasar la materia, mis hermanos me habían regañado por la misma razón, bueno, solo Thomas me había regañado ya que era el mayor y supongo que a el si le importaban mis calificaciones, Prue solo había echado mas leña al fuego para empeorar el regaño, supongo que le entretenía ver a Thomas hablándome en un tono cargado de cólera mientras yo limaba mis uñas sin darle mucha importancia, aunque en el fondo me afectara. Tía Queen quería venir a pasar unos días en NY, lo cual significaba tener que ir a visitarla al hotel en el cual se hospedaría. Esa noticia no era de mucho agrado para mí, y no quería ni saber como lo estaba llevando Prudence. Y entre tantos problemas se sumaba uno más.

Thomas me había preguntado cual era la razón de mis malas calificaciones, por supuesto respondí que era que no había estudiado, pero yo muy bien sabía que si lo había intentado hacer en varias oportunidades, pero todos habían sido intentos fallidos. Por alguna razón… Pfff yo muy bien sabia que esa razón tenia un nombre, aunque no quisiera admitirlo.

Jesse Stoessel, el era la razón de mis malas calificaciones, el chico no salía de mi cabeza. No lograba concentrarme, había leído textos completos acerca de la Enzimología y no habían quedado ni dos palabras grabadas en mi mente. Por culpa de ese guapo moreno me había ganado un regaño y aunque sabia que no era intencional, que el no sabia ni que eso me estaba sucediendo, estaba segura de que si el pudiera hacerlo lo haría solo por el hecho de querer joderme. Sonreí por pensar tal idiotez, en realidad no era culpa de el, sabía toda la culpa era mía, el ni siquiera sabia que me gustaba y a decir verdad yo ya estaba grandecita como para andarme con esas por un chico.

Recogí los libros de texto que se hallaban sobre la mesita de noche de mi habitación, olvidados por mi, tenia varios días sin siquiera abrir uno de ellos, los había abandonado allí, dejando que se llenaran de polvo. Por un momento considere abrir el de anatomía y repasar algunas definiciones, pero sabia que seria en vano. A parte de eso era viernes y ya había salido de clases, eso significaba que saldría por ahí a dar algunas vueltas, o quizá iría a alguna fiesta, también estaba la opción de llamar a algún amigo o amiga para hablar un rato, eso ya lo vería mas tarde. Camine hacia el baño para darme una ducha y arreglarme.
Salí del baño envuelta en mi toalla y tome la ropa que había dejado con anterioridad sobre mi cama, escogí algo sencillo ya que había decidido llamar a alguien para hablar un rato, en realidad no lo llamaría, lo pasaría buscando y ¿que mejor persona sino el?; Me coloque mi pantalón desgastado y una camisa de un color rojo claro, mas bien como un rosado, unas zapatillas del mismo color de la camisa y aunque aun tenia el cabello algo húmedo de igual manera me lo amarre en una cola alta, tome mi celular y salí de mi habitación sin más.

Me dirigí caminando hacia mi destino, en realidad no quedaba lejos y me pareció que contaminar el ambiente por tan poca distancia no valía la pena. Llegué bastante rápido, lo cual me sorprendió ya que sentía que había caminado lento y con flojera. Toque el timbre de la puerta de la Fraternidad de los Omega, quien me abriera la puerta de seguro lo conocería, al menos de vista, en esa fraternidad se encontraban bastantes chicos guapos los cuales muchos llamaban la atención de las chicas. Espere mas o menos 5 minutos parada como una tonta en frente de la puerta sin tener respuesta, nadie dijo “Ya voy” o “Hey, están tocando, abran” toque nuevamente el timbre, esta vez un poco frustrada, pero el resultado fue el mismo, así que decidí actuar por mi cuenta y gire la manilla de la puerta, que por supuesto no tenia el seguro pasado y ahí estaba Jesse, recostado de un sillón y viendo Tv, camine dos pasos y me detuve, cerrando la puerta detrás de mi. –Ya se que si estoy muriendo no contare contigo- Dije intentado parecer lo mas enojada posible, aunque en realidad no pude contener una sonrisa.

Muy temprano por la mañana Jesse se despertó con el molestoso sonido de la alarma de su despertador. Esto siempre lo lograba estresar, quizá a eso se debiera su constante mal humor o tal vez solo fuera el causante de su mal humor mañanero- 5 minutos más - Murmuro el chico quien a su vez se cubría el rostro con la almohada. Una vez aparto la almohada de su cara se podía observar que sus ojos estaban enrojecidos por habérselos estrujado tanto. Camino descalzo hasta el baño, puso sus manos juntas dejando que el agua cayera sobre ellas, se llevó las manos a la cara y se la enjuago con el agua de estas. Lavo sus dientes y como de costumbre luego uso el enjuague bucal. Más tarde se puso sus zapatos deportivos una camiseta y un mono. Para ir a trotar. Solía hacer esto los lunes, miércoles y viernes; más que nada para despejar su mente del estrés de las pruebas y tareas.

Para el atardecer ya Jesse se encontraba de nuevo en su fraternidad, alistándose para salir con una chica que había conocido por la mañana mientras hacia sus ejercicios. Como siempre si eran lindas él no se oponía; le gustaba divertirse y pasarla bien. No pretendía romper ningún corazón, él no les pedía que se enamorasen de el. Además como decía su media hermana el era desagradable, engreído e infinitas palabras parecidas a estas. A esta los últimos días la había dejado descansar, no la había molestado y hacia mucho que no la amenazaba con una nota. Quizá se empezaba a aburrir de fastidiarla. El no era homofóbico ni nada de eso, pero solo quería que ella se sintiera mal, que no quisiera saber nada del mundo exterior, que se sintiera como el se habia sentido cuando se enteró de quien era su padre. Jesse sabía que ninguno de los dos tenía la culpa de lo que hicieron sus padres, pero aun así no terminaba de aceptarlo.

Se miro al espejo y alboroto un poco su cabello oscuro. Sin nada más que hacer en su habitación, salió de esta, claro, no sin antes cerrar la puerta y pasarle llave. No es que el desconfiara de sus compañeros de fraternidad, era solo que no soportaba la idea de que mientras el no estuviese alguien tocara o hurgara en sus cosas personales. Eso definitivamente lo odiaba.

En la parte baja se escuchaba un ligero alboroto de unos chicos discutiendo sobre el partido de futbol. El no les hiso caso y paso de ellos, dirigiendo sus pasos hasta la cocina para coger un vaso de limonada. Que anteriormente por la mañana había hecho el mismo. Allí cada quien andaba por su lado, a excepciones de chicos que eran pareja o muy buenos amigos, y lo último seria muy raro. Tomaba lentamente su limonada mientras se sentaba cómodamente en el sofá.

Alguien llamaba a la puerta. Ya la sala se encontraba despejada y solo estaba el, asi que si alguien esperaba visitas o algo, que estuviese pendiente y lo recibiera el mismo, porque el no era mensajero ni mandadero de nadie. Con suerte dejaba que los profesores le exigieran la tarea, y cosas como esas. La persona volvió a insistir, tocando de nuevo. A Jesse no le importó quien estuviese detrás de la puerta. Asi que siguió bebiendo su jugo mientras cambiaba los canales. Antes de poder decir algo, vio que Grace entraba en la estancia. Le dio un rápido vistazo a la morena y siguió en lo suyo. Pero esta niña, si, niña, asi le decía el para molestarla, ella era muy audaz y siempre le buscaba conversación. El estaba acostumbrado a que las chicas se sintieran atraídas por el, así que el hecho de que Grace se encontrara allí, seguramente buscándolo a el, no le sorprendía en lo mas mínimo.

La chica se acerco a el, con ese caminar tan sensual y gatuno que lo hacia pensar en mil formas de coquetearle y demás. A el le encantaba que ella fuera valiente y lo buscase, le encantaba cuando el decia algo y ella se ponia nerviosa y lo miraba con esos ojos que penetraban en lo mas profundo de su alma, haciéndolo débil, pero no por eso Jesse daba su brazo a torcer demostrándole cualquier tipo de afecto. Sonrió de costado- Grace, tú madre nunca te dijo que no debes entrar así en donde no te invitan- Dijo y volvió a tomar de su limonada. – Niña- musito despacio dejando salir una pequeña risa

- Se que no te puedo ignorar porque insistirías en hablar, asi que me ahorrare un dolor menos de cabeza e intentare hablar contigo como todo un adulto, claro que para ti eso seguro será difícil pequeña niña-Dijo esta vez molestándola descaradamente- Pero… mejor cuéntame que haces aquí; y por qué no estas pintando el elefante que la maestra te mando-Cosas como estas lo hacían pensar en porque demonios las chicas se fijaban en el, si sabía que era guapo, de eso no le quedaba duda, pero, había veces en que se fijaban mas que en su físico, se fijaban en su interior, era raro. Y Grace era una de esas que a pesar de que Jesse la molestara y estresara, se sentía atraída a el.

Jesse tenia muy claro que si Grace no estaba enamorada de el estaba muy atraída, demasiado a decir verdad. Y esto no le molestaba, en absoluto, el amaba que esto sucediera, aumentaba su ego y lo hacia ver bien ante los otros chicos.

Seguí avanzando a el sin dejar de sonreír, a pesar de ser sarcásticos y odioso este chico me gustaba y bastante. Hacia tiempo que no me sentía así por algún chico. Mis piernas temblaban un poco mientras me acercaba a el, pero lo oculte muy bien. Hice que mi caminar fuese más seductor que la mayoría del tiempo, aunque no era muy difícil, ya de por si con mis largas piernas embobaba a muchos chicos, con un poco de actitud era mas que suficiente para ser bastante sexy. –Mi madre… Si hubiese aprendido algo de mi madre, en estos momentos en vez de estudiar estaría parada en una esquina con una falta que parecería ropa interior, unas medias de mallas y un brasier sucio y roto, cobrando dos dolares la media hora- Dije cortante, pero no le mentía, mi madre no era un gran ejemplo a seguir, con el simple hecho de haberse marchado abandonando a mis hermanos y a mi cuando yo era bastante pequeña, me había dejado una especie de trauma pero sobre todo un rencor amargo y muy fuerte hacia ella. –A demás Stoessel, yo no creo que tú pidas permiso antes de entrar a todos lados, ¿o si?- Mis palabras iban con doble sentido. Sonreí ignorando lo de “Niña” no le daría el gusto de joderme con eso

-Tienes razón Jesse, quiero hablar y quiero hacerlo de una manera madura, sin insultos ni sarcasmo, aunque no se si puedas lograrlo ya que por lo que me doy cuenta el sarcasmo es una parte sumamente fundamental de ti- Observe a Jesse de arriba a abajo estaba muy guapo, y muy bien arreglado, bueno, el siempre iba muy bien arreglado, pero hoy se había esforzado un poco mas. –Parece que vine por poco tiempo… ¿Sadras?- . Pregunte algo indiferente, de todas maneras no podía hacer nada si era así. – ¿A ti de verdad te gusta verme molesta o que?- Sabia que su respuesta seria un “Sí” rotundo. Aunque quería aparentar estar molesta mi pregunta salió junto con una pequeña risa –A ver Stoessel, ¿como has estado?- pregunte mientras llegaba al sofá en el cual el se encontraba, permanecí de pie delante de el, esperando por que dijera uno de sus tantos comentarios sarcásticos que nunca faltaban

Acomode mi cabello, colocándolo todo de un lado. Por un momento me quede perdida en la mirada del chico, esa mirada que siempre tenia un brillo coqueto y a la vez serio, esa mirada en la cual ya me había derretido tantas veces. Voltee la cara sin poder sostenerle la mirada por más tiempo, sabia que si seguía viéndolo en cualquier momento las piernas me fallarían *Vamos Grace, no seas obvia*. Di una vuelta sobre mis pies y le di un breve vistazo a la sala en la cual nos encontrábamos, era bastante varonil a pesar de todo lo que se decía de esa fraternidad acerca de la homosexualidad; era acogedora con sus mezclas de colores que quedaban perfectos unos con los otros. Estuvimos en ese silencio incomodo que tanto detesto. Sonreí de lado y volví a verle con una mirada coqueta sin decir nada *oh rayos Grace! Quien te viera haciendo esto*. –¿Sabes? A pesar de todo, me agradas, lo cual es raro, ya que eres insoportable, inmaduro, odioso, egocéntrico- enumere con los dedos cada una de las razones que dije, lo dije sonriendo, no solía quedarme callada antes lo que el decía, al menos cuando me molestaba.

Lo que mas me molestaba de el no era su forma de ser, era el hecho de que a pesar de cómo era, me gustaba, me gustaba su sonrisa, sus ojos, esas pequeñas carcajadas cuando se reía de un chiste que el mismo decía y aquel Jesse que casi nunca se solía ver, aquel que se olvidaba de todo lo malo que podía llegar a ser y era tranquilo y amable, su manera tan discreta de coquetear y aquella mirada que hablaba por si sola.

-¿Por qué el, Grace? ¿Por que?- pregunte en un susurro ininteligible para mí, desde el primer día en el que me di cuenta de que el me gustaba, esa era la pregunta que rondaba mi mente. En ese momento me encontraba más nerviosa que antes, me di cuenta de toda la situación, yo había ido hasta su fraternidad, pero, ¿para que? Le diría lo que sentía, no, ya que ni yo misma sabia que era lo que realmente sentía por el, acaso, ¿estaba enamorada? No sabia que responder a eso, pero por lo poco sabia sobre estar enamorada, lastimosamente iba por ese camino.

Vi a varios chicos pasar de sus habitaciones a la cocina y luego de vuelta a sus habitaciones, algunos me dedicaron miradas interrogativas, supongo que se preguntaban que hacia una chica ahí, pero luego seguían su camino como si nunca me hubieran visto.

El seguía allí sentado, mas bien estirado en todo lo largo del sofá, Grace estaba de frente a el, hablando sin parar. Quizá por eso no tenia amigos de verdad, quizá por eso odiaba socializar, habían muchas preguntas que se hacia todos los días, el era un chico al que no le gustaba hablar mucho y cuando lo hacia era de una manera cortante, claro, le gustaban las chicas intelectuales y bonitas, como Grace, pero no soportaba la fastidiosa idea de sentarse a hablar horas y horas. Por eso a veces solía salir con chicas tontas con las cuales solo tenía sexo y ya; sin compromisos ni problemas amorosos solo una buena noche de placer. Sonrió al ver a la morena aun de pie frente a el, mirándolo no embobada pero si parecía perdida en sus ojos, el por otro lado le mantuvo la mirada hasta que ella se giro aparentemente para evitar el contacto visual. Jesse rio con satisfacción-Blackwood, sinceramente crees que alguien te pagaría dos dólares? Digo, a mí no me apetecería que una chica con un brasier sucio me hiciera un trabajito, ni por muy guapa que fuera- Dice haciendo un movimiento con la mano, que ella entendería perfecto. –Yo no pido permiso para esas cosas, ya que es obvio; claro que una niñita como tu, no entiende mucho estas cosas-Dice sin ganas a la morena, sin dejar de mirarla.- No es mi culpa ser sarcástico, es solo que tú lo provocas con tus niñerías y habladera.-

Ignoro el hecho de que la chica le dijera todas esas cosas, que bien no le molestaba ya que estaba cansado de oírlas. La miro un poco serio y se limito a quedarse en silencio, algo frustrado- Yo también espero que te vallas pronto, si a eso es a lo que te refieres-dice chasqueando la lengua- No es mi culpa que tengas un humor, tan malo y seco como el de mi hermana-Sin ganas habla y toma un poco de limonada. Suspira. – He estado bien… mejor que nunca, y si te marcharas ya, seria mucho mas feliz-La mira con los ojos entrecerrados; no sabia porque siempre estaba a la defensiva y se comportaba como todo un patán, su madre no lo había criado así, su madre era una mujer muy amorosa. Pero su muerte lo había vuelto mas frio y vengativo. Ella le enseño mucho y eso jamás lo olvidara. Jesse se tensó un poco al recordar a su madre. Aclaro su garganta- Quieres limonada?- Pregunta- En el refrigerador hay una jarra- Sonrio, lo caballeroso y respetuoso no estaban presentes en este momento. Aunque si llegara el momento indicado, o la chica indicada, seguro que si los tendría.

Jesse se quedo mirándola el tiempo suficiente como para que la chica se sintiera acosada. Pero por un momento se quedo fascinado con su dulce rostro, sintió ganas de abrazarla, de protegerla de los chicos como el, que solo buscaban divertirse. Ella le gustaba, si, pero no estaba dispuesto a confesarlo, ni a perder su fama de mujeriego. Ademas según el, jamas se enamoraría, y Grace solo seria una distracción. Le guiño un ojo y segundos después sonrio coqueto, tomo el control y empezó a cambiar los canales, no había nada interesante- Grace, no es por nada malo, ni porque te odie o algo asi; pero aquí, hablando como los adultos no has pensado en comer un poco mas digo, te ves esquelética; vienen los carnavales, no Halloween-Se cruzo de brazos mientras hablaba y sonrio ampliamente. Lo que probablemente ella no entendería, seria que Jesse estaba preocupado porque ella se viera tan delgada- Sin ofender-Agrego sarcástico mientras miraba la televisión. Rio para sus adentros

Ve su reloj y levanta las cejas- Si, voy a salir con una linda chica que conocí en la mañana mientras hacia algo de ejercicio; deberías verla, esta buenísima, y siéndote sincero no me importa que sus senos sean operados-Dice solo para atormentarla. Se levanta y se para frente a ella sin dejar de verla coloca ambas manos en los senos de la morena- Necesitas unas mas grandes si quieres impresionarme-Dice sin apartar las manos con una sonrisa algo burlona.

Suspire aun observando el lugar, luego dirigí mi mirada al mueble en el que se encontraba Jesse –era un simple ejemplo Jesse, pero para hacerlo más realista, 50 centavos. ¿Te parece?- Le dije al moreno sin muchas ganas. No estaba del todo segura del que *por muy guapa que fuera* fuese una especie de halago, de esos que Jesse solía utilizar, pero aun así sonreí. Mire mis uñas con indiferencia ya necesitaba cambiar el color del esmalte, ya que este empezaba a agrietarse. –Tu no pides permiso para nada Jesse, para nada y ambos lo sabemos- dije viéndolo a los ojos con una ceja alzada –Espera espera, no es mi culpa que tú seas sarcástico cariño. En realidad creo que eres así desde muy pequeño, tu madre tiene que ser una mujer realmente paciente.-

Trence y destrence mi cabello, mire mis uñas una y otra vez, sonreí y reí sola, todo a causa de mis malditos y asquerosos nervios –No Jesse, no me refería a eso, solo que la manera en la que estas vestido me hizo llegar a esa conclusión- dije seria, ya su sarcasmo empezaba a irritarme –¿Tienes una hermana?- pregunte muy curiosa, jamás la había mencionado. –Lamento que mi presencia te incomode tanto Stoessel- Había vuelto a mi tono cortante, jamas me habían despreciado de una manera tan obvia, mucho menos un chico, el golpeaba directamente a mi ego, porque aunque yo no lo admitiera era bastante egocéntrica, el hecho de dejar a chicas y chicos por doquier babeando por mí, había hecho que este aumentara drásticamente. –No gracias, no quiero limonada. Por cierto, que caballeroso eres- dije sarcástica.

Mire a Jesse que llevaba ya bastante rato viéndome, de una manera que me hacía sentir incomoda, era como si pudiera ver a través de mí, ver a la verdadera Grace, la que no tenía que ser perfecta para quedar bien con todas las personas, la que simplemente con ser ella era feliz, esa la que muy pocas veces llegaba a ser. Ignore el hecho de que Jesse me sonriera de manera tan linda, ya que estaba algo detraída, y para cuando ya mi cerebro había procesado lo que él había hecho, era tarde para devolverle la sonrisa –He estado comiendo bien Jesse, fui al nutricionista y me ha dicho que estoy en el peso adecuado para mi estatura y edad- Mi boca era una línea recta y mi rostro no expresaba emoción alguna, ver su sonrisa de diversión por burlarse de mí, me hacía hervir la sangre –Aja, seguro- dije sarcástica

A la final termine por atar mi cabello en una cola de caballo alta, justo como la que tenía cuando iba a la fraternidad de Jesse – ¿esta buena?- pregunte interesada en ese dato, aunque no sé muy bien por qué -Tu sales a hacer ejercicio y terminas con una cita, das asco Jesse- dije sincera, se lo decía más que por celos era porque no quería imaginar cómo pasaría el resto de su vida siendo de esa manera. Lo vi levantarse del mueble, sin sospechar sus intenciones. Seguí con la mirada sus manos, las cuales se posaron en mis pechos –¿Que carajos te pasa?- pregunte histérica quitando las manos del chico de allí. Levante la mano y sin pensármelo dos veces lo abofetee con suficiente fuerza como para que el chico se sobara el rostro toda la noche, yo no era partidaria de la violencia, pero eso no me lo aguantaría –Espero que a tu cita le agrade la marca roja que mi mano dejo en tu cara. No vuelvas a hacerme eso Jesse, no sin mi consentimiento y que te quede claro que yo no soy de esas chicas, no soy una cualquiera- mis palabras fueron frias, nunca me había sucedido eso –Esto es increíble, saldrás con una chica y tu hiciste eso- seguía sin creer lo que había sucedido