Astrid Signe Ivanov. |ID|

Nombre completo: Astrid Signe Ivanov Koster.
Edad: 32 años.
Ocupación: Abogada y Profesora en la carrera de Abogacía.
Grupo: Profesores.
Carrera: -
O. Sexual: Heterosexual.
Nacionalidad: Alemana.
Cumpleaños: 15 de Junio.

GUSTOS
▬ La lectura, en especial cuando la acompañada de una taza de chocolate caliente.
▬ La música le apasiona, es una gran pianista y posee una bella voz.
▬ Escribir novelas o relatos cortos, es lo que más le gusta en esta vida.
▬ Los lugares tranquilos, alejados de la ciudad, el bosque, la playa a mitad de la noche.
▬ El tabaco, no recuerda el momento exacto en que su adicción comenzó, pero ahora no puede dejarla.
▬ Los licores fuertes, sobre todo el whisky y el vodka.
▬ Las fresas, cerezas y arándanos, en especial cuando se las acompaña de crema o chocolate.
▬ La natación, es el deporte que más disfruta y el que se le da mejor.

DISGUSTOS
▬ Aborrece sobre todas las cosas que le mientan o traten de engañar.
▬ La humedad, la detesta, no puede controlar su cabello en los días húmedos.
▬ Las críticas, sobretodo de gente que apenas la conoce. No le agrada ser juzgada por su accionar.
▬ Los gatos, aquellos animalejos le ponen los pelos de punta.

MANÍAS
▬ Morderse el labio, es algo que simplemente no controla.
▬ Tamborilear sus dedos sobre cualquier superficies cuando se impacienta.
▬ Salir a correr cada mañana, sin excepción.

ENFERMEDADES
▬ Es alérgica a las nueces.

DATOS CURIOSOS
▬ Le encantaría viajar a París, conocer la torre Eiffel, pero en compañía de su verdadero amor.
▬ Sueña con publicar una novela, escribe mucho y bastante bien, pero jamás ha considerado ninguno de sus escritos lo suficientemente bueno.
▬ Siguió la carrera abogacía bajo la influencia de su padre. En realidad, ella siempre quiso estudiar Literatura.
▬ Posee su propia firma de abogados.
▬ Estuvo un año en un reformatorio debido a su mal comportamiento y uso de drogas durante el quinto año de su educación media.

Sin duda alguna, la primer palabra que te vendrá a la mente en el instante que miras a Astrid, es perfección, pero no te fíes de apariencias. Ciertamente una mujer hermosa, de buenos modales -aunque no siempre los use- y con un intelecto envidiable; pero todos tenemos nuestros defectos. Tiene una mirada severa, bastante fría, que causa una impresión errónea en quienes no le conocen realmente. Sumamente desconfiada -sobretodo si no te conoce-, aunque eso no significa que no vaya a hablarte, simplemente no te develará demasiado sobre su persona e incluso se mostrará un poco borde, quizás bastante. Para que crea fervientemente en algo debe tener evidencia de ello o haberlo visto con sus propios ojos. No le van los chismes, los cotilleos, aunque bien puede fingirse interesada, solo por apariencias o porque le es conveniente. Es honesta, en ocasiones demasiado aunque puede manipular a su antojo si es necesario.

Dice haber olvidado como reír, que debido a vivir bajo los estrictos esquemas de su padre la felicidad se le ha escapado. Jamás tuvo la oportunidad de seguir sus sueños, de vivir como ella realmente lo deseaba. Se refugia en la noche, el alcohol y quizás en alguna otra cosa, para sentirse viva por un momento. Se la considera una pródigo en su carrera y es que, de hecho, ha heredado la gran inteligencia y carisma de su padre. Ella simplemente lo hace por el dinero, por mantener orgulloso a su padre y, quizás, porque no conoce otra forma más de vivir. Sus pasiones siempre las ha seguido, pero jamás se ha atrevido a expresarlas en su totalidad. Jamás le ha mostrado alguno de sus escritos a ninguna persona, solamente toca el piano cuando está a solas en su casas y solo canta en la ducha.

En cuestiones del corazón jamás ha sido afortunada. Muy enamoradiza, pero suele pasársele rápidamente. Nunca ha conocido un hombre que realmente le ame, todos se fijan en ella tan solo por su físico y apenas se preocupan por su personalidad. Cuando ama a alguien realmente, para ella es mágico, su mundo es diferente, ella por completo se transforma. Si realmente ama es una pareja completamente fiel, si no, bueno, puede que no sea la mejor novia del mundo. En soltería, gusta de los encuentros esporádicos, aquellos en los que solo manda la pasión por una noche. Sumamente celosa y posesiva con todo aquel que considera suyo, no te recomendaría, si quiera, que lo mires.

Nacida en Berlín, Alemania, un 15 de junio de 1982. La primer hija del matrimonio de Theodor Ivanov y Antoinette Koster, dos abogados que fusionaron sus firmas y la convirtieron en la más importante de todo su país; casados por la ambición y la avaricia. Astrid se crió, como quien dice, en cuna de oro, pero aquello no significa que haya sido feliz. Sofocad por sus clases extracurriculares y atosigada por la gran exigencia de sus padres, así fue que la pequeña se crió. Cada cosa que quería lo tenía, todo lo material, pero siempre le faltó cariño y atención. Aunque aún quedaba algo peor, el ser testigo y cómplice de las mutuas infidelidades de sus padres. No, no es que ellos llevasen a su niña a los encuentros, sino que eran muy malos ocultándolo.

Así llegó a su adolescencia, entre mentiras y engaños, con padres que fingían ser la mejor pareja cuando a sus espaldas se veían con otras personas. Los aborrecía, detestaba vivir en una puesta en escena, aparentando que no sabía nada sobre las aventuras de sus padres. Y las actuaciones seguirían, pues no habría forma de decirle a sus padres que quería ser novelista y quería estudiar literatura. No, ellos enloquecerían, jamás lo aceptarían. Su vida había sido planeado desde su nacimiento, pues con ambos padres abogados más que exitosos, no se podía esperar de joven algo más que un exitoso futuro habiéndo estudiando algo que involucre las leyes y derechos. La presión era asfixiante, tener calificaciones perfectas, no faltar al colegio ni a ninguna de sus clases extra curriculares, comportarse como la hija prodigio de la familia Ivanov. Era demasiado y su rebeldía no tardó en estallar.

Estaba empezando a cursar el último año de la educación media cuando todo se empezó a desmoronar. Fiestas, alcohol, drogas y sobretodo sexo, comenzaron a reinar en la vida de Astrid. Faltaba a clases y ya ni siquiera asistía a sus lecciones de piano, quería olvidar, vivir inconsciente, pero no duraría demasiado. Sus padres encontraron las drogas y el boletín de calificaciones llegó como nunca antes, con todas las asignaturas suspendidas. Su padre siquiera lo dudó dos veces y la envió a un reformatorio.

'La peor experiencia de mi vida' eso fue la estancia en el reformatorio para Astrid. Convivir con adolescentes que habían perdido totalmente el rumbo de su vida, que soñaban cada día en encontrarse con la muerte, que simplemente se habían hundido tanto que no les era posible regresar a su vida normal, le hizo sentirse afortunada. Se recuperó pronto y en nueves meses estuvo devuelta en su casa. Astrid nunca había sido una mala persona, simplemente había perdido el camino por un instante. Terminó su educación media con un excelente promedio y decidió ir a la universidad de leyes, en Harvard.

No se puede decir que las leyes no le gustaran, pues son apasionantes. Sin embargo sentía cierto vacío dentro de ella que solamente podía completar cada vez que se sentaba y dejaba su imaginación fluir frente a la pantalla de su notebook o un trozo de papel. Terminó su carrera con las mejores calificaciones y comenzó a trabajar en una firma de abogados. Eso fue hasta un año cuando, bajo las influencias de su padre, Astrid abrió su propia firma en Nueva York. Oh, la ciudad la atrapó por completo, es cierto aquel lugar nunca dormía y eso lo hacía más cautivante.