You can take it twice but maybe not three times (Matthew)

Realmente ganas de entrar en clase me faltaban, no quería hacer absolutamente nada. Se me venía a la mente mi familia y de cómo había logrado a duras penas salir de casa para venir a estudiar. Todos estábamos conmocionados luego de lo de mi hermano…pero tuve que convencer a mis padres de que yo no haría lo mismo, que lucharía por tener y vivir lo que mi hermano no alcanzó.

Sentí el aroma a comida recién hecha que venía desde el casino. Sí, eso necesitaba, alimentación. Apuré el paso hacía el lugar y estaba lleno de gente. ¡Demonios! Tenía que esperar. Me arrimé en la fila, y luego de unos largos veinte minutos por fin era mi turno. Tomé la bandeja y le pedí a la señora fideos con salsa boloñesa. Agradecí con una sonrisa a la señora. Siempre era amable con el personal de la Universidad.

Me dispuse a pagar mi almuerzo. Comencé a caminar hacía las mesas, todos mis amigos estaban en clases. Al diablo, yo tenía hambre. No me faltaban ni cinco pasos para llegar a la mesa pequeña y vacía cuando no supe en qué momento ni circunstancias perdí el equilibrio de mi bandeja. Un sujeto había pasado corriendo entre la multitud hambrienta, empujándome por el costado. Dejé caer toda la comida sobre un chico que yacía solo comiendo. Levanté la vista y me encontré con un chico delgado con el cabello perfectamente arreglado.- ¡Diablos, cuanto lo siento! ¡No fue mi intención!-. El chico me miró con los ojos desorbitados, anonadado y con claras ganas de pegarme un puñete, o al menos eso suponía.- GUERRA DE COMIDA!-.No tuvo tiempo de contestar cuando un sujeto desde el otro lado del lugar gritó esas palabras. Provocando un alboroto entre la multitud y todo el mundo tirando bolas de carne y spaguetti por todas partes. Me agaché, buscando una servilleta y dándosela al chico para que pudiese limpiar un poco su ropa.

Cuantas veces podías ir a la cafetería en el día para poder tomar una miserable taza plástica de café y encontrarla llena. Every single time! La última fue la vencida, necesitaba tanto la cafeína en el cuerpo que la fila que tuve que hacer no importaba, era enorme pero no por eso iba a posponerlo una vez más. Diablos no! Me había tomado más o menos unos 20 minutos llegar a la caja para poder pagar y ordenar mi sencilla tacita de café, para luego ir hasta el final de la cafetería y tomar asiento junto a unos compañeros de clases, estábamos conversando de lo más ameno cuando sentí que algo caliente y pegajoso me lleno de cabeza hasta mi regazo, mierda! Y justo que usaba una polera blanca!

Mi irritación era evidente, mi cabeza se giró a la derecha y arriba para mirar al culpable de mi ropa arruinada, mis ojos tomaron la imagen y luego mis oídos escucharon lo que debería haber sido un chiste de secundaría.

Ahí estaba el, en toda su gloriosa y rubia cabellera escondida por ese gorro que se le veía tan bien, sus penetrantes ojos azul claro mirándome con una mezcla de horror, lamento y no sé qué otra cosa más, no podía descifrarlo cuando en mi interior las cosas estaban gritándose unas a otras t las emociones estaban empujándose para salir de mi pecho. La predominante era demencia, porque no podía estarlo mirando directamente a los ojos, justo ahora. Tres años después de que lo vi ser enterrado bajo tierra…-Esca….-me quede en el asiento, como si un pegamento extremadamente potente estuviese sujetandome en el lugar, mis brazos y piernas perdieron toda la fuerza posible, y mientra la comida seguía volando a nuestro al rededor yo seguía en cámara lenta, con el fantasma frente a mí.

El chico actuó como si estuviese frente a un fantasma. No faltaba más cuando pronunció un nombre, sabía que no era coincidencia pero no sabía como rayos el lo sabía.

"Esca" fue lo que oí en el mismisimo momento en el que el decano entra para calmar la situación "lanza-comida". Me quedé perplejo. Nadie en la universidad sabía de mi hermano gemelo. Mucho menos he hablado yo de él. ¿Es que acaso fue algo de mi hermano? Acaso el sabía más cosas? Cómo demonios me pudo haber llamado así!

Se me vino a la mente la imagen de mi hermano feliz, y colgado en su habitación, sin vida. Un escalofríos recorrió mi cuerpo. Temí por lo que podía pasar, más que nada por lo que este tipo podría saber. No tenía certeza de nada y eso era algo desesperante. Estaba paranoíco de que la Universidad se enterara de lo ocurrido con mi hermano, me había propuesto no hablar del tema y no dejar que me afectara frente a mis pares. Sin embargo, no siempre me daba resultado de esa manera porque mi memoria y los recuerdos me jugaban en contra.

Dí un paso atrás, un grupo salio corriendo del casino como unos escolares otros simplemente se quedaron a terminar su comida. Aclaré mi garganta.- Cómo me has llamado? Cómo sabes...? -. me atraganté con mis propias palabras.

Tomé un respiro profundo y traté de calmarme.- Por qué me has llamado así? -. lo miré directamente, parecía ya no importarle su ropa embarrada de comida. Sus ojos parecían desorbitados aún, esperé por alguna reacció o palabra.

Me estaba convenciendo, con cada segundo que pasaba que esto era un sueño, que estaba dormido en mi habitación en la fraternidad y que mi mente me estaba jugando uno se esos trucos pesados que tenía preparados para mí cuando mis horarios de sueño estaban desordenados, o cuando la falta de cafeína en el cuerpo era demasiada… estaba a punto de despertar en mi habitación con el frenético tintineo de mi alarma… tenía que pasar ahora, justo ahora…

Pero no ocurría, no pasaba nada, sus palabras, su voz profunda y hermosa me hablo, sus palabras de colaron en mi oídos y todo lo que oía era eso, el decano o las personas arrancando, nada tenía sentido, nada existía para mi excepto él. Y sus dudas, y el miedo que se reflejaba en sus ojos cuando mi información se posiciono en su cerebro.

Ustedes, a mi oficina ahora.-si no estaba en la preparatoria antes entonces ahora sí, el decano nos miró y nos hizo una simple señal para seguirlo fuera del lugar, de seguro había conseguido la información con el personal de la cafetería y ahora me estaba metiendo en problemas innecesarios, iba a tener que dar explicaciones que no tenía y me iba a tener que perder las clases que seguían en mi horario.

Una vez llegamos a la oficina, el hombre salió y nos dejó solos, otra vez pensé en que todo esto era una broma, en que me iba a despertar y todo iba a ser normal, pero otra parte de mi sabía que eso era imposible.-Eres… eres un fantasma, tienes que serlo porque como diablos voy a estar viendo a mi novio aquí si esta seis metros bajo tierra, hace tres años que paso eso y no puede ser que de un día para otro se levante de esa fosa y venga aquí!