Universidad Brown
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NEW YORK CITY
2013
Dicen que a los trece años es una época donde los niños dejan de ser niños y pasan a ser adolescentes. Se revelan contra el mundo, les salen espinillas, empiezan a interesarse en el amor, en el sexo, a las chicas les viene la menstruación etc. Vamos, una época en que estos pequeños humanos están en pleno crecimiento y comienzan a aprender las verdaderas lecciones de la vida. Dura exactamente cinco años, hasta los dieciocho años, cuando supuestamente pasar a ser adultos.

Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.

Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.

¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?

Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.

¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.

En resumen, el libertinaje total.

Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.

Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.

Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...

Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Mensaje por Andrew O. Christensen Dom Ene 13, 2013 1:44 am

Estaba en un receso luego de la clase de Psicología, de la cual salí bufando exasperado por la profesora a la cual consideraba una completa inútil. De muy malhumor me dirigí apartando a todo lo que se me ponía enfrente hacia la cafetería. Estaba famélico ya que no había desayunado víctima del retraso con la hora al levantarme tarde. Todo gracias al clásico ''cinco minutos más'' que terminó siendo media hora más.
Con el semblante fruncido, caminaba debajo de la tranquila nevada, con mi sweater blanco y mis pantalones negros ajustados, haciendo la correa de mi morral algo impaciente por arribar a la cálida cafetería para poder almorzar algo.
Finalmente empujando la ligera puerta de cristal, llegué a la abarrotada cafetería. Abriéndome paso como pude alcancé la fila de la comida, delante del mostrador, dónde me serví pasta, espaguetis y una botella de agua. Luego de pagar giré sobre mis talones, para notar que estaba solo, no me esperaba nadie y nadie me guardaba un lugar. El mayor problema no era ese sin embargo, sino el que probablemente no hubiera lugares libres.
Resignado pero aún así necio a darme por vencido, comencé a vagar, errante entre las mesas, hasta dar con un milagroso lugar libre. Desapercibido ante la mayoría, habiendo recibido un par de invitaciones para sentarme. Las cuales, obviamente rechacé todas ya que eran de dones nadies logré dar por fin con el milagroso lugar. Se trataba de una mesa vacía, a excepción de una hermosa joven de cabellos rubios que caían sobre sus hombros para perderse en su espalda. De pestañas gruesas y ojos bondadosos estaba sentada sola. Sin podre creérmelo me acerqué decidido, tomando lugar enfrente de ella, dispuesto a almorzar allí. - Hola, ¿te molesta que me siente? - saludé en un principio. Abrí mi bebida y luego le di un sorbo largo, refrescando mi garganta. - Por cierto, soy Andrew... Andrew Christensen... ¿y tú? - me presenté intentando entablar una conversación con aquella chica. Luego de un silencio que resultó ser algo incómodo para ambos, tomé mi tenedor y dí un bocado a la pasta que tenía ante a mi. Luego, decidí montarme de nuevo al asalto por un tercer intento con esa chica, - a decir verdad, venía deseando encontrar una buena compañía con quién compartir mi almuerzo, ¿irónico no? que la haya encontrado, digo, eso es lo irónico... - concluí finalmente, intentando hacerla sonreír al menos.
Continué dando una bocada, a mis espaguetis enrollados alrededor del tenedor, antes de continuar. Para mi satisfacción, al menos, logré arrancarle una sonrisa, la cual resultó ser, acompañada de su risa, simplemente cautivante. Sacudí mi cabeza, para salir del ensimismamiento embobado en el que me dejó aquella muchacha, y sonreí intentando de que la leve sinapsis mental quedara disimulada. Luego, resolví que debía al menos decir algo, para no quedar tan mal, por lo que dejé que la conversación fluyera, - sabes, en la clase de psicología, estábamos viendo ese tema... - comencé a decir, antes de aclararme la garganta tragando saliva, - de casualidad o causalidad... porque yo deseaba una buena compañía y te encontré ¿no? - dije, extendiendo ambas manos, intentando darme a entender. Después proseguí, - ¿eso es una casualidad de mis deseos? ¿O una causalidad de mi búsqueda por compañía? - concluí por fin. Rayos pensé, por qué mierda le hablo a un rostro bonito como el de la chica de mis patéticas y aburridas clases de psicología con esas profesora tan estúpida. Solté un bufido que era mezcla de fastidio, exasperación y enojo conmigo mismo, por la maldita clase, por haber sacado ese tema de conversación que me dejaba tan mal parado y por la profesora de mierda, que daba clases de mierda y tomaba exámenes de mierda...
En un intento desesperado por salvar mi precaria y lamentable situación volví a hablare, - sabes qué, no tienes por qué responder ni fingir interés, realmente ese comentario fue patético lo sé, y me disculpo por ello... - terminé de decir, sin lograr ocultar todo mi enfado y molestia con ese día que me desfavorecía olímpicamente y conmigo mismo.
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Mensaje por Candice S. Henderson Dom Ene 13, 2013 5:15 pm

Era un lunes por la mañana. Estaba algo cansada pues la noche anterior no había dormido mucho. El término de las vacaciones me demacraba un poco, me quitaba las ganas de levantarme y hasta de comer. Debajo de las cobijas, algo enredadas por el movimiento nocturno, traté de abrir los ojos. Suspiré e hice a un lado la colcha, destapándome casi completamente. Me tallé los ojos y sin pensarlo mas.... me levanté. Llevaba puestos unos bóxer y una playera suelta de pijama. Mi cabello aún estaba peinado en su trenza con la que me iba a la cama y tenía la cara completamente lavada. Caminé lento hacia el baño, abrí las cortinas y me miré en el espejo. Sonreí pues el día estaba precioso, y yo no me veía tan mal. Me dí un baño rápido y me puse un poco de maquillaje. Mi alarma comenzó a sonar, por lo que puse cara de susto y corrí a vestirme. Opté por unos pantalones color crema y una playera verde floreada, tapándome con un saco del mismo color de los pantalones. Pasé mi mano sobre este suavemente para quitar cualquier pelusa, me coloqué unos tacones negros y corrí a clase.

Llegué cinco minutos tarde, los cuales aún eran permitidos. Tomé aire aliviada, y aún y cuando algunos compañeros me miraron extrañados de que llegara a esa hora, la maestra parecía serena. -Que no vuelva a pasar Sophie- dijo quitándose los lentes y dejándolos en su escritorio para continuar con la clase. Asentí y me puse cómoda en mi asiento.

La clase pasó rápido. En realidad, creo que más rápido que cualquier otra clase. La razón, definitivamente no era que me encantara, si no que quizás, por primera vez, no me aburrió. Aparte, estaba acostumbrada a odiar la escuela de la A a la Z, porque nada de lo que enseñaban ahí me interesaba, y la diferencia de ahora, era que estudiaba algo que me encantaba y me volvía loca. Al término de la clase, tomé mi bolso de el suelo y me dirigí a la cafetería. Mi estómago gruñía, pero tenía dos horas libres, por lo que no me apuré tanto.

Una vez ahí, hice fila para pedir mi comida. Me serví un poco de pasta y mariscos, y para tomar, un jugo de naranja embotellado. Miré algo nerviosa a mi alrededor, para buscar un lugar. No encontraba ninguno, y todos los chicos eran verdaderamente amables al ofrecerme un asiento en sus mesas. Casi aceptaba su oferta cuando escuché a mi grupo de amigas gritarme y lanzarme un papelito para que las notara. Sonreí y me senté con ellas. Apenas comenzaba a comer, cuando llegó el novio de Marie, por lo que ella tubo que irse. Poco a poco cada una se escapó, hasta que me quedé sola en la mesa. No me preocupé y para no parecer tan solitaria, hurgué en mi bolso para sacar un libro de mi siguiente clase.

Apenas pasaba la segunda página cuando un chico me pregunto si podía sentarse. Con asentí con la cabeza -Claro -Dije con una sonrisa -Mucho gusto Andrew, soy Sophie- Sonreí y le ofrecí mi mano. Lo miré por unos segundos sin saber que hacer cuando el chico rompió el hielo, diciendo algo que yo tomé como un cumplido. Solté una risita -Me alegro que la encontraras -hice una pausa- De hecho, me salvaste de mi soledad -Reí y me acomodé el cabello para atrás de los hombros. No comprendía que era lo irónico, pero preferí no preguntarle pues no quería incomodarlo. Comí un poco mientras lo escuchaba, cuando algo que dijo me llamo mucho la atención, y mi semblante cambió completamente. -¿Estás en psicología? -Dije sorprendida. Alcé los brazos como cuestionándome a mi misma -No sé porque nunca te e visto- dije en verdad extrañada. Lo medité un poco y sin mucho esfuerzo comprendí que en realidad nunca hablaba con nadie en las clases, pues de por sí me era difícil concentrarme, aunque todos fueran muy amables.

Di otro bocado, y contenta de encontrar un compañero de carrera, guardé mi libro y puse toda mi atención en el. -Vaya... -dije sonriente- No digas eso -coloqué mi mano sobre la suya para tranquilizarle- ¡Cuéntame mas de tí! -dije separándome y dando el último bocado, tomando un poco de agua.
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Mensaje por Andrew O. Christensen Dom Ene 13, 2013 7:25 pm

Asentí agradecido cuando confirmó que podía quedarme. Tal vez esperaba a alguien, aunque eso me daba igual, o quizás no tanto si esa presencia me impediría sacar mis encantos. Di otro bocado a mi comida, el cual acompañé con un sorbo de mi bebida antes de corresponder a su sonrisa. - Desde luego que no, el gusto es mío Sophie...- le respondí, con un tono alegre y simpático. Me quedé contemplando su sonrisa por unos momentos, y luego al levantar mi mirada, me crucé con la suya fugazmente, la cual me sorprendió. Parecía ser solemne y amable, leal y totalmente inocente. - Vaya... - dije soltando un suspiro, - tienes un nombre hermoso, pero seguro que escuchas eso seguido, a que si... - agregue al mismo tiempo que le guiñaba un ojo acompañando con una sonrisa pícara dibujada en mi rostro.
Me deleité con lo que generé a ella a continuación, había sido el cumplido perfecto, un cliché, pero con una medida de amabilidad, sinceridad y espontaneidad falsas, pero bien fingidas exactas para la ocasión, habían sido simplemente las medidas perfectas. Y luego, claro la modestia para con ella, renegandome a la falsa simpleza, al ''creer'' que se lo decían siempre. Si bien era un cumplido quizás común, un cliché viejo y desgastado, aún servía si se utilizaba bien.
La charla continúo, siendo interesante y animada, al mismo tiempo que me dedicaba a liquidar, poco a poco, bocado a bocado, mi almuerzo. Estaba dando un sorbo a mi botella de agua cuando me atraganté, sin poder creérmelo. - ¿Realmente me lo dices? - pregunté escéptico, - ¿cómo es eso posible? una rostro tan bonito como el tuyo en soledad? ¿prisionera de ella? eso está muy mal... - expresé, enfatizando enfado, molestia, incredulidad y resignación como si no pudiera creérmelo, como si fuera una calamidad que estuviera sola. Reímos juntos, por largo rato y con ganas gracias a mi exageración superlativa. Durante las risas, nos miramos, nos estudiamos, nos contemplamos, nos evaluamos, o eso creía yo, por lo menos eso hice yo. Descubría, cada vez más bondad en su rostro, unos ojos bonitos, y unos labios que me invitaban cada vez con más fuerza a unirmeles. Me consolé de manera soberbia, pensando que pronto sería, nadie lograba resistirse a los encantos de alguien como yo, esa chica no sería la excepción, tenía algo llamativo, que no lograba averiguar que era, que hacia que me atrajera cada vez más. No me gustaba, me encantaba, pero no en ese sentido barato y absurdo llamado amor, claro que no. Pero tampoco de esa manera vacía y superficial. Las risas terminaron y se produjo el silencio de nuevo, cada quien atendía su plato, pensando en lo suyo, y yo dudaba, tan solo dudaba.
Di otro bocado más a mi pasta, mientras salía de mis pensamientos. Dirigí mi mirada, nuevamente a aquellos ojos, tan profundos, al tiempo que la escuché hablar. - Bueno, no es que estudie psicología, solamente curso la materia... - comencé a decir, y decidí agregar más de mi, para darme a entender, - lo que quiero decir es que curso la carrera de filosofía claro, y una materia es psicología jajaja... - completé, mientras me encogía de hombros. Di un sorbo, acabando mi agua, para refrescar mi garganta, y volví a decir, - tal vez tenemos distintos horarios, por eso no nos hemos visto, yo tampoco te recuerdo de las clases y créeme que si estuviéramos juntos, alguien como tu no me pasaría desapercibida jaja...-. Había sacado todo mi arsenal de halagos, disparando uno tras otro, de manera sutil, y correcta, con las pizcas de amabilidad necesarias para cada ocasión, y el bombardeo cada vez me impresionaba más, algo me decía que sería un encuentro fructuoso este.
Jugué un poco con mi comida, sin decir nada más, hasta soltar aquel, patético comentario, desde luego, fingí esa inocencia y estar apesadumbrado, como cualquier muchacho inhibido por una chica hermosa. Levanté mi vista finalmente, sobrecogido y tomado por sorpresa, desarmado, pero por demás halagado y satisfecho. Aquella última pregunta que me lanzó, como un baldaso de agua fría, no por su expresión sino por mi desatención, fue satisfactoria, porque era una clara señal de interés, interés para saber más de mi, no quería decir que quería acostarse conmigo, pero si que había entrado en el juego, quizás llevado por el lado de la ''amistad'', pero no tardaría en girarle el horizonte, solo para orientarla. Con una sonrisa atrevida, y mirada atenta le dije, - ¿Más de mi dices? - comencé a decir, fingiendo estar sorprendido, - pues, soy un chico que le gusta divertirse ya sabes, estudio lo requerido para aprobar...ahms... soy un Omega - ese último dato, buscaba sorprenderla, todos sabían que entrar a los Omega no era nada fácil, esperaba que eso llamara su atención. Luego proseguí, - y bueno, me encanta el fútbol, juego en el equipo... - agregué, como si no tuviera nada más que decir, espere que hablar ella, - ¿qué hay de ti? - pregunté apoyando mi mentón sobre mis manos, que a su vez se apoyaban ayudadas por mis codos sobre la mesa. Atento a ella, sin despegar mi vista de su mirada, cruzandola, disfrutando de como me escrutaba con ella.
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Mensaje por Candice S. Henderson Dom Ene 13, 2013 10:54 pm

Me agradaban las palabras de aquel chico, pues no solo me alimentaban el ego pero me ponían contenta y de buen humor aparte de que me sacaban una sonrisa y me parecía muy amigable. Observé unos segundos a Andrew, pues era manía mía querer grabarme los rostros de la gente con la que hablaba. Tenía mis razones, entre las cuales figuraban:
1-Soy muy distraída. Si no hago esto, es posible que platique contigo y después no te reconozca. Es algo grosero, pero no lo hago con intención. Pienso en tantas cosas que muchas veces no puedo ni con una ni con otra.
2-Quizá sonaría cliché o muy quemado, pero yo sí siento que que los ojos son la ventana al ama. Y bueno, aún y no lo fueran, la mirada de las personas dice mucho, y ahora que estudio psicología, puedo darme el lujo de decir que puedo, aunque sea ligeramente, percibir sus intenciones y honestidad.
Moví un poco mi cabeza para ordenar mis ideas. Andrew era un chico alto, de buen cuerpo y esbelto. Era posible que practicara algún deporte con frecuencia, o tal vez le fue concedido un metabolismo de miedo. Su rostro era claro y joven, tal... como el de un niño pequeño. Sonreí y fruncí el ceño decepcionada. -Bueno, ¿Por lo menos te gusta la clase?- Pregunte mientras reía un poco y daba un sorbo a mi jugo. La carrera de Andrew me recordó a un maestro de mi infancia. A él le encantaba hablar acerca de su carrera Filosofía y letras. Recuerdo que siempre se molestaba con todos porque no podíamos atención y no le respetaban. Sonreí ante el pensamiento, y se me erizó un poco la piel.

No podía evitar ruborizarme un poco y actuar un poco lento al escuchar su halago. Sin darme cuenta comencé a jugar con mi cabello. Asentí cuando el chico me preguntó si hablaba de el y lo escuché. No podía evitar tratar de analizarlo. Sus palabras me describieron a un chico normal, abierto y que le gusta divertirse. No se porqué, pero me lo hubiera imaginado como un pintor, no como un jugador. Me alcé de hombros mentalmente e ignoré el pensamiento.
No puedo mentir. Andrew me dio mucha ternura cuando mencionó que era de Omega. Normalmente los chicos de Omega esperaban que lo averiguaras por ti misma... como si tuvieran algo en la cabeza que lo dijeran, pero me alegraba que estuviera orgulloso de aquello. Tengo vario amigos de aquella fraternidad, y los quiero, pero sé lo difíciles que son. Muchas veces podían llegar a ser creídos, o jugar con las personas.... y Drew me parecía... diferente.

Al escuchar acerca del fútbol mi yo interior chocó manos con mi yo interior (Si eso tiene algún sentido (?) Sabía que practicaba algún deporte de aquellos. -¿Fútbol eh? Eso te da buena condición- dije sonriente. Cuando me preguntó de mí, no supe que decir. Había muchas cosas, y al mismo tiempo muy pocas de las que quería confiar a alguien que no conocía tan bien y más ahora que hay una chica indiscreta, que no se palma el corazón al escribir crueles notas.
Rolee los ojos divertida y puse cara de estar pensando. Una vocesilla dentro de mi decía. -Bueno, me gusta mucho pasear por Nueva York, ir de compras y me siento muy orgullosa de mis calificaciones actuales. -Sonreí, como una niña pequeña presumiendo. - Mi fraternidad es la Zeta Beta Zeta y tengo diecinueve años. Me gusta pintar y el teatro y bueno... no se que mas decir -Reí y dí un último sorbo a mi jugo y lo guardé en mi bolso, acomodándome. Miré la mesa sin más que decir, y esperé a que el dijera algo. La cafetería se estaba vaciando poco a poco. Yo aún tenía mis horas libres, pero quizá el no. -Sabes, si tienes clase o algo, puedo acompañarte, no quiero detenerte aquí -Sonreí.
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Mensaje por Andrew O. Christensen Lun Ene 14, 2013 9:01 pm

Noté como hacía oídos sordos a mi primer halago. Aún así, su sonrisa y su mirada a la mesa, fingiendo distracción no me pasaron inadvertidas. Aquello me provocó una altanera sonrisa en mi rostro, que transformé en tierna y agradable. Divagué con mi mirada por la cafetería, ubicando distintos estudiantes, algunos conocidos, otros que tenía de vista, mientras seguía jugando con mi comida y daba algún que otro bocado, cada vez de manera más inusual. Luego regresé mi mirada, y busqué sus ojos. Basta, me dije repentinamente de forma mental, detente o te quedarás muy embobado con ella. Pero no pude evitarlo, y me perdí en ellos, en su mirada, fue un intercambio al principio vago pero profundo que luego se tornó intenso. Busqué provocarla con la mirada, hacer algún intercambio de señales, pero no lograba averiguar que pensaba, era seguro que era algo bueno. O eso quería imaginar. Transcurrió el tiempo, y ella me hizo aquella pregunta, que por muy indiferente que sonó, super al instante que la respuesta era crucial. Deduje, que adoraba su carrera, lo que estudiaba, entonces respondí, sacando a mi verdadero yo, algo bastante descarado. -Bueno, antes no era que me disgustara, pero ahora que sé que alguien tan atractiva como tu la estudia, creo que comenzaré a poner un poco más de atención...- bromeé soltando una ligera risa, sin elevar mucho la voz. Aún así, lo que había dicho era cierto, casi del todo, la clase en si, me agradaba la profesora no, que era otra cosa.
Poco a poco, fui procesando, observando y descubriendo cada una de sus reacciones. Sus expresiones, sus gestos, sus miradas, notando cada vez más detalles. Detalles, que me atrajeron y satisfacieron bastante. Cada uno de mis trucos, cada una de mis jugadas había resultado, una detrás de la otra. Adoraba cuando lograba que alguien se ruborizaba, me deleitaba con ello, pero aquel tono sonrosado en sus mejillas era muy atractivo algo que no me había sucedido con nadie. - Te has sonrojado un poco ¿eh? - dije, conteniendo una risa, amistosa, al tiempo que bromeaba. Quería hacerla reír para que entrara en confianza, quería ganármela, al igual que su corazón, por más que no fuera a entregarle el mío.
Sonreí de nuevo, lo que me llevo a pensar que estaba regalándole demasiadas sonrisas a aquella chica. Pero sospechaba que en lugar de ser así, ella me las arrebataba sin previo aviso. Sonreí de lado haciendo una mueca, -bueno, si quieres puedes comprobarlo tu misma, pero supongo que si, no me considero que esté mal... ¿tu que piensas?- comencé insinuando, y terminé preguntándole, al mismo tiempo que giraba mi torso, como si me mostrara para ella, exagerando y fingiendo ser un fisicoculturista, al tiempo que hacía que sacaba músculos, intentando que ría. -¿Y tú haces algún deporte o practicas algún hobbie?- se me ocurrió preguntar de repente.
Saqué mi celular para revisar la hora, al mismo tiempo que la escuchaba hablar. No era que no me importara su forma de ser. Bueno, lo cierto es que no me importaba más de lo necesario para interactuar e "intercambiar cariño". Pero aún así, tenía que escuchar los detalles, para marcar presencia en cada persona. Puse atención a lo que decía, dejando el celular de lado escuchando la mayoría de sus palabras, quizás un par se me escapaban, pero no eran indispensables. Suspiré, mientras la miraba de arriba a bajo, paseando mi mirada por todo su cuerpo, o lo poco que dejaba ver la mesa, -si digo que no me interesas...- fingí una tos, y que tragaba saliva, -quiero decir, que si no eres alguien muy interesante, Sophie...- volví hacer una pausa esta vez para respirar, -entonces, estaría mintiendo- finalicé.
Miré de nuevo mi reloj al escuchar la pregunta, y me mordí el labio, sumamente enfadado conmigo mismo. - Tengo que ir a clases, pero son solo 45 minutos, si estás libre luego de eso, puedo llamarte y pasarte a buscar para ir a tomar un café a donde tu quieras... - dije, maldiciendo a mis adentros por mi mala suerte, - podemos ir hasta la punta de América del Sur, Usuahia, en Argentina si así lo quieres a tomar un café, a donde sea, de veras...- agregué enfatizando, para dejar claro cuanto quería ir. Y luego le enseñé mi celular, a la espera de que me pasar su número, quizás mataría dos pájaros de un tiro o quizás se me escaparían todos, pero el que no arriesga no gana ¿no?
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Mensaje por Candice S. Henderson Vie Ene 18, 2013 5:13 pm

Observé a Drew mientras esperaba respuesta tranquila. Le tomó un poco de tiempo contestar, por lo que inferí que no estaba muy seguro. Esperaba, personalmente, que no sintiera la necesidad de mentir para quedar bien. Pero bueno, cada quien dice sus verdades. No estaba en posibilidad de juzgarlo pues uno, no sabía si siquiera fuera eso lo que pasaba pues podría haberse distraído o dos, yo hacía exactamente lo mismo, por más que me costara aceptarlo. Hacía un poco de aire, por lo que agradecí haber salido algo tapada. Froté lentamente mis manos contra mi brazo, por debajo de la mesa. Al escucharlo no pude evitar soltar una risita. -Entonces no te gusta. Reí. Me alcé de hombros sonriente y negué con la cabeza. -Sé que es una materia bastante pesada, no te culpo. Guardé mis manos en mis bolsillos tratando de calentarlos.

Sé que la materia puede exigir mucho. Pero así como en cualquier materia, te arriesgas a que te toque un maestro que ya sea no sepa explicar, no hable suficientemente fuerte, no sepa siquiera lo que dice, o sea grosero y sobre exigente.
Claro, yo sabía esto por experiencia. Unos años atrás había tenido un problema similar con mi maestro de matemáticas. No sabía impartir la clase y no le agradaba explicarle a los que no habían comprendido, que en su mayoría figuraba mi nombre. Odié la clase tanto, que me cerré completamente. Simplemente no ponía atención porque sabía que no entendería. No preguntaba nada, pues sabía que me regañarían. Por supuesto que la maestra me hizo la vida de cuadritos, pues yo me dedique a que todos siguieran mis pasos. No es algo de lo que me enorgullezca; claro que no. Sólo que esa maestra me transformaba.
Tiempo después, conseguí cambiarme de salón y me di cuenta de lo mucho que me gustaban.

Drew me parecía emocionante, simpático e interesante. Cuando contestó, no pude evitar en "Echar un ojo" a sus brazos entre risas. -Bueno, no te puedes quejar. Podrías estar peor -Dije en un tono indiferente, bromeando. Una vez que recuperé el aliento hice una señal para que me esperara un segundo y saqué mi agenda de mi bolso. La hojee y alcé una ceja. -En realidad no. -Dije aliviada, mas para mí misma que para mostrar, pues no había pensado en eso. -No tengo mucho tiempo ¿Sabes? Por las tareas.... y eso. Hice una ligera mueca de resignación. -Supongo que me meteré a algo... algún día. -Reí y me alcé de hombros. Sé que es necesario el deporte, por lo que voy al gimnasio. Pero en realidad tener la RESPONSABILIDAD de ir, uh, no no. Pero por otro lado no se podía decir que evadía completamente cualquier responsabilidad. Iba a clases de pintura, por lo que los Miércoles normalmente me dormía tarde para acabar con mis tareas. Perdida en mis pensamientos, capté la palabra "Hobbie" y dí un saltito. -Oh, pero si tengo un hobbie!-Sonreí extasiada. -Voy a clases de pintura. - Hice una seña con mi mano haciendo el intento de expresar "¿Cómo es que no lo pensé?" Me calmé un poco, asentí y me acomodé otra vez en mi asiento, inclinada hacia Drew y sosteniendo mi mentón con mis manos entrelazadas. Al ver que sacó su móvil, guardé silencio y me incliné hacia atrás. En realidad me parecía algo grosero, pero lo dejé escapar y permanecí callada. Al ver que me miraba, me sentí algo extraña, por lo que me miré el suelo sin entender para nada el sentido de su comentario. No sabía si tomar eso como un halago, o como una excusa. Alcé una ceja sin saber que decir, y forzando una media sonrisa.

Drew me invitó a salir después de su clase, a lo que negué con la cabeza un poco apenada. -Lo siento, pero recordé que tengo tarea. -Suspiré y lo miré con una sonrisa algo apenada, mientras ponía mi bolso sobre mi hombro y parándome de la silla. Drew me parecía un buen chico, pero de un momento a otro mi percepción de el cambió. Estaba algo confundida, si aquella era una charla casual entre conocidos o un coqueteo de su parte. Preferí no decir nada, pues tal vez era mera idea mía, pero creía que sería mejor que no saliéramos hasta haber charlado un par de veces más.

Andrew me arrebató una sonrisa al decir que iríamos a dónde yo quisiera por el café. Me hizo sentir mal ante mi actitud. Hice una pausa y reflexioné unos segundos. Vale, tal vez había sido pera idea mía. Me acerqué para darle un beso en la mejilla de despedida, cuando sin avisar siquiera repliqué. -Pensándolo bien.... creo que puedo hacerla mas tarde.-Me mordí el labio ¿Me hablas? Dije apuntando mi nombre en un papelito y entregándoselo. Lo miré con una sonrisa.
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Mensaje por Andrew O. Christensen Lun Ene 21, 2013 5:21 pm

Fui juntando los restos de mi almuerzo en la bandeja mientras daba rienda suelta a un risa sincera pero medida. -Bueno, si me gusta...- le contradije, reuniendo todos los deshechos y dejándolos a un lado sobre la mesa, para acomodar mejor los brazos sobre ella y mirarla. -Pero la profesora, es la que no me agrada como enseña...- añadí, para clarificar.
Había dicho la verdad, es decir, la profesora no me caía para nada. Ha decir verdad tampoco es que explicara horrible. Pero estaba tan buena, y lo hacía mal, la peor combinación posible, ya que no solo me distraía sino que cuando no lo hacía no entendía nada. Y por eso la detestaba, ella a mi por no haber aprobado su primer examen. Maldita bruja, debía tener menos de veintiocho y ya andaba odiando alumnos, encima uno como yo tan guapo y carismático. De seguro el novio no la satisfacía bien pensaba yo.

Sonrío con autosuficiencia cuando percibió la mirada de la chica recorrer su cuerpo. De una u otra manera, le había alimentado el ego aquel recorrido, pero decidió no comentarlo y fingió estar muy concentrado leyendo la etiqueta de su botella de agua. - ¿Tu crees? ¿tan mal estoy que debes mentirme así? - dice al mismo tiempo que levanta la mirada con una cara de pena fingida, en una clara broma.
Al escuchar su respuesta sobre que no hacía nada me sorprendí. Es decir esa chica tenía una figuraba que no le envidiaba nada a nadie. Acompañada de un cabello dorado y brillante como el oro y unos ojos claros, profundos y solemnes. Su cara angelical era, probablemente perfecta. Entonces si no hacía nada ¿cómo rayos acompañaba todo aquello con unas piernas de infarto, una silueta estupenda y un trasero que no había tenido oportunidad de evaluar pero que seguro no dejaba nada a la imaginación?
Ese era un interrogante que no podía responder, por mucho que quisiera. No podía preguntárselo tan directamente. Podría ser quizás, un poco más sutil. Fingiendo incredulidad, le interrogé, - ¿de veras ningún deporte? ¿solo pintura? - le dije. Luego de eso me apuré añadir algo halagador, - bueno, desde luego que debes de pintar como Picasso, de eso no tengo duda alguna... - dije, como si entendiera de arte y como si alguien que lo hiciera pudiera decir eso con solo verla.
Me acomodé en mi lugar, recargándome sobre la mesa de la cafetería observándola con una sonrisa bonita y traviesa en mi rostro. De pronto noté que ella se sobrecogía, y sentía incómoda, no había captado lo que había dicho. O quizás si y solo le había molestado o tomado por sorpresa. - ¿No estás muy acostumbrada a que te halaguen cierto? - le pregunté con un tono medio infantil y sincero. Negando levemente con mi cabeza, como diciendo, un grave error que eso no suceda seguido.
Luego mi semblante se aflojó, decepcionado por un momento y me apuré a buscar una salida, analizando todas mis opciones. Finalmente decidí mandar a cag*r la clase que tenía y me apuré a añadir, - bueno, supongo que si ahora mismo tienes tiempo puedo faltar a clases y escaparme conmigo...- dije revoleando los ojos, encogiéndome de hombros y mirándole pícaramente.
Al mismo tiempo ella, añadió o más bien decidió hacerse hueco a la tarde. Al instante ambos reímos, ambos queríamos salir con el otro sea de una forma u otra, como amigos o como desconocidos en plan "¿cuán interesante eres?".
Sonreí y le respondí, - claro que lo hago... pero viéndolo de manera justa ambos deberíamos sacrificar nuestro estudio... y salir todo el día ¿qué dices? - le inquirí. Tomé el papel que me pasó y comencé a agendar el número en mi celular y escribí "Sophie {Chica sexy rubia ZBZ}" en el nombre del contacto, la excusa de eso era que no conocía su apellido aunque no me moría por saberlo.
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Mensaje por Candice S. Henderson Mar Ene 22, 2013 7:40 pm

Me pareció aceptable la respuesta de Andrew y bastante inteligente. Me agradaba que le gustase aquella clase pues estaba más que segura de que yo también la cursaba y a mí me encantaban la mayoría de ellas. Sin embargo, el campus es un mundo, por lo que aunque no era demasiado difícil encontrarle, podía ser algo complicado que supiera de que maestra hablaba. Aparte, como había dicho ya repetidas veces antes, acerté al decir que la maestra era el problema. Solía ser bastante común. Me preguntaba si Drew tomaba esa materia porque fuera obligada o si la tomaba como extra. Junté las cejas sin siquiera pensarlo, y en cuanto me dí cuenta di unos movimientos suaves a los lados, como sacudiéndome la pregunta y sonriendo. Prefería no preguntar nada, pues no quería darle la impresión de que metía mis narices donde no me llamaban . Como acto seguido, asentí con la cabeza, tratando de decirle con la mirada que sabía que sentía, mientras jalaba las mangas de mi saco para taparme un poco las manos, que ya se estaban poniendo moradas del frío.

Solté un suspiro mientras veía a Adrew contenta. Solté una risita al escuchar su broma acerca de mi comentario. Apreciaba que hubiera comprendido que lo que decía era una broma, y que más bien, alagaba su MUY buen y ejercitado cuerpo. Alcé una ceja y no contuve mi risa -Todo para no hacerte sentir mal- dije tratando de ocultar que aquella situación me divertía bastante, poniendo una cara seria que no engañaba a nadie. Al relajarme un poco y dejando la risa a un lado me le quedé viendo a los ojos, observando su profundidad y expresión, angelical. Sentí como la sangre recorría mis mejillas y me coloraba. Cerré los ojos apenada y miré la mesa. Debatía internamente si aquel rubor se debía a Drew o era el frío que hacía. Por mas tonto que sonara, en verdad esperaba que se debiera al clima....

Escuché atentamente su pregunta, a lo que respondí casi automáticamente -Voy al gimnasio cuando tengo tiempo libre por las mañanas- dije restándole importancia, haciendo una pausa. -Me gustaba mucho practicar Voleibol, pero mi equipo de la infancia se desintegró- Fingí tristeza y me alcé de hombros. Tomé un pequeño mechón que estaba frente a mis ojos, colocándole detrás de mi oreja. No solté aquel mechinsito, pues me sirvió de juguete por un instante. Drew se aventuró a inferir que por alguna razón yo pintaba bien, a lo que puse mi mano sobre mi frente y negué con la cabeza apenada -Mi trabajo es lo mas alejado de un gran artista. -Solté mi mechón y puse ambas manos sobre la mesa, acomodando mi frente en ellas y riendo. -Dibujo como una niña pequeña. ¿Sabes? Algún día te dibujare y te demostraré lo mala que soy- Dije dulcemente amenazando a Adrew aún ruborizada pero determinada a ignorarlo.

-¿Cómo osas preguntar eso? Me pasa todos los días.- Dije en tono tono de broma, pero como diría mi abuela, de broma en broma la verdad se asoma. Sonreí para mi misma y me dí un high five divertida. Lo que pasaba, es que sí solía pasarme y BASTANTE. No podía decir que me desagradase pues estaría mintiendo. Sí, me encantaba. Solo que la mayoría de las veces acertaba en cuanto a las intenciones de los chicos al decirme tantos halagos, y muy profundamente, aunque tratara de demostrar lo contrario, esperaba que Drew fuera diferente, pues me parecía un muy buen chico y me agradaba. Por otro lado, el ambiente de la mañana no me dejaba pensar claro, y podía ser que solo fueran ideas mías.

Después de mi numerito, negué con la cabeza ante la propuesta de que faltara a clase pues no quería ser la culpable de una baja nota ni mucho menos. -No tienes que hacer eso por mí, podemos salir luego - dije de buena manera, tratando de convencerlo poniendo mi mano sobre su hombro, con un semblante agradecido. Andrew soltó una propuesta que parecía bastante interesante, a lo que le dediqué dos segundos para analizarlo y pensar en las clases que tenía. Solo quedaban dos después de este descanso y no eran tan importantes lo que me alegró bastante. -Bueno. -Sonreí -Parece que mis clases tendrán una alumna menos el día de hoy. Me alcé de hombros como si fuera muy ruda. -¿A dónde quieres ir? -Dije mientras tecleaba su número en mi móvil, viéndolo de reojo. Una vez que acabé lo guarde en mi bolso lista para salir.
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Mensaje por Andrew O. Christensen Sáb Feb 02, 2013 12:15 am

Tomé la bandeja descartable que contenía todos los restos de mi almuerzo. Desde bandejas plásticas y cubiertos desechables hasta restos de comida en sí y la botella de agua vacía. Y con un gran movimiento de muñeca, la lancé contra el cesto de basura enorme, apostado contra una columna, encestando en él. Festejé el “punto” sonriendo y riendo, mientras me cruzaba de brazos y los apoyaba sobre la mesa, mirando hacia el frente buscando con mis ojos los de Sophie. Contemplé divertido su expresión pensativa, me preguntaba si era cierto que íbamos a la misma clase ella y yo, y nunca la había cruzado ni reparado en ella. Con lo atractiva que era, me sorprendía realmente.
Sacudí mi cabeza, deshaciéndome de esa “inquietud”, ya no importaba aquello. Porque nos conocíamos ya ¿no? No había que lamentar, ni siquiera el “tiempo perdido”, porque en nada yo haría que se recuperase todo de este y más. Escuché como reía, una risa que me encantó por supuesto, no era de esas risas ni muy graves, ni muy estruendosas. Era aguda, pero no demasiado y melodiosa, daba gusto oírla reír. Decidí continuar bromeando junto a ella – Desde luego, es que alguien que tiene tanto para que le envidien, debe ser amable con los que no, y mentirles de vez en cuando…– le dije en chiste, mientras le guiñaba un ojo jugando y reía junto a ella sin apartar mi mirada de ella. Reímos juntos, ella con su cara, la cual más que otra cosa, me decía que para ella era una broma. Una que le había caído bien y eso me alegró. Reímos juntos, con ganas, mirándonos a la cara el uno al otro, y cuando sus ojos se clavaron en los míos, fue extraño, muy raro. Como si el tiempo se hubiera detenido perdiéndose en nuestras risas, y aquello me encantó, era nuevo para mí y lo disfruté. Luego noté como un leve tono rojizo iba ascendiendo hasta instalarse en sus mejillas, y yo aparté mi mirada y fingí ni haberlo notado. Si aquello se debía a mí, me sentía muy complacido por haber sido originador de aquello y me regodeaba de gusto, por saber que estaba en buen camino.
Sus palabras cayeron sobre mis oídos tan rápido, por la velocidad a la que me respondió, que casi no las entendí. En realidad, a la primera no las entendí, tardé como diez segundos en hacerlo. Deducir fragmentos que había escuchado nada más, sílabas, ordenar las palabras y por fin, comprendí. Sonreí satisfecho, me agradaban las chicas así, bellas y esbeltas, pero me agradaban aún más si se cuidaban. – Me imagino que una chica como tú no tiene mucho tiempo igual… das la impresión que no paras en todo el día – comenté perspicaz. Y continué escuchando, ahora entendiendo a la primera. – ¿Voleibol? Suena genial… una pena lo del equipo…– dije solemne, como si expresara mis condolencias por esa “muerte”. Sonreí divertido al verla jugar con su cabello, y luego al expresar aquella mueca negativa. Me resultó, graciosa, hasta tierna si se podía decir. – Desde luego que es lo más alejado a un gran artista, porque está más cerca del de una excelente artista… – le respondí, elocuente haciendo una mueca graciosa de elegancia y fingiendo sabiduría, que buscaba hacerla reír. Luego, deshice esa cara en mi rostro, para transformarla en una sonrisa encantadora. – Si, me demostrarás lo mala que eres, por dibujarme tan bien y mostrarme lo feo que soy… – le comenté fingiendo que me ofendía, mientras no podía contener la risa. Mientras tanto, pensaba “Prefiero que seas como una niña pequeña, curiosa, pero en la cama, y en la misma me muestres esa chica mala que puedes llegar a ser…” y sonreí, ante mi propio pensamiento. Sin embargo, su rubor no me pasaba por alto, y continuaba complaciéndome, además en cierto modo alagándome.
Solté otra sonora carcajada, a gusto, al escucharla. Es que su sentido del humor, de llevar la conversación hacía todo muy agradable, esa chica me estaba cayendo muy bien. – Es cierto, soy un desubicado…– hice que dudaba por unos momentos – ¿Cómo se me ocurrió preguntar tal incoherencia? – dije divertido, mordiéndome la lengua entre los dientes mientras la observaba. Noté como ella se quedaba pensando, mientras con un dedo enrulaba un mechón de su cabello, una imagen muy bella, sinceramente. Me golpeé suavemente la cabeza, con una mano como si me auto-castigara por la “ofensa” que había sido preguntarle aquello, continuando la broma.
Luego, su reacción a mi propuesta, fue la esperable. Pero no por eso, menos encantadora y complaciente. Aun así, la sorpresa llegó al sentir su tacto, sobre mi hombro. No exagero si pienso que aquel era un gran gesto, de confianza. Por lo que amplié sin proponérmelo aún más mi sonrisa. – Tienes razón, por ti tendría que viajar hasta el fin del mundo o bajarte la Luna, pero soy demasiado impotente para aquello y solo puedo ofrecerte faltar a mis clases, las cuales te prometo, no me extrañarán, no mucho – le comenté, dejando una broma para el final y durante mi parlamento agitando mi mano, con un movimiento de muñeca que intentaba restarle importancia al asunto de la falta. Me quedé sosteniéndole la mirada, directo a sus ojos oscuros, mientras le sonreía por enésima vez de manera natural y complaciente. Pero no pude reprimir una exclamación de victoria al escuchar que aceptaba. – ¡Excelente! – grité prácticamente. – En ese caso, te extrañarán demasiado, pero ¿qué puedo decir? Soy egoísta y te secuestro, solo para mí – le dije bromeando, mientras me encogía de hombros y flexionaba las manos en un gesto de “¿Y qué se puede hacer contra eso?”. La observe cuando se “enrrudezió” y reí con ganas. – Y bien chica mala, a cualquier lugar, mi placidez está en complacerla bella dama…– le respondí, haciendo una exageradísima reverencia, con un bamboleo de mi mano, haciendo un movimiento floreado de muñeca, como si fuera todo un caballero, conteniendo apenas la risa frente a aquello. Me erguí nuevamente, con una sonrisa ocupando mi rostro, y me sacudí, como si me preparara para salir ya. – Bien, ¿quieres ir a por un café a la ciudad? O, sino te incomoda mucho, podemos ir a patinar disfrutando un poco de este invierno…– sugerí animado, mientras entrelazaba mi mano con la de ella, juntando nuestros dedos, y tiraba de esta, hacia la puerta, para que ya nos fuéramos. – ¿En qué quieres ir? – le pregunté, dándome cuenta que quizás era una pregunta un tanto ostentosa, – Por cierto! ¿Dónde están mis modales? ¡Rayos! – enfaticé, exageré, mientras me daba vuelta para encontrarme con su rostro, y recorrerlo una vez más, por placer más que por curiosidad. – ¿Quieres que pasemos por tu habitación por si quieres recoger algo? Digo… si quieres vas tu sino te place que yo me entere donde vives, y nos encontramos en el estacionamiento…– le dije, divertido y le guiñe un ojo jugando.
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Mensaje por Candice S. Henderson Mar Feb 26, 2013 7:10 pm

Me agradaba el hecho de que Andrew fuera un chico simple o sencillo, pues solían ser de los mas divertidos. Lanzó su basura al cesto, como si esta fuera una pelota de basquet y festejaba al encestar. No podía evitar mirarlo divertida, con una gran sonrisa en la boca, que no despareció al escuchar su comentario acerca de que debía mentirles a los menos agraciados que yo. ¿QUEE? No comprendía que decía. Quería soltar una carcajada, pero mejor la guardé y solo negué la cabeza lo más tranquila que pude.

Me gustaba observar a las personas, por lo que con el tiempo que llevaba en Brown, podía darme cuenta de que nadie en realidad, o por lo menos no había llegado a conocer a una persona que auténtica-mente pensara ser mejor que los demás. La mayoría lo decía generalmente para sentirse superiores, para subirse el autoestima ellos mismos, o crear una falsa imagen. Pero cuando les dices o comentas cosas como "Enserio, eres el mejor" Aún y cuando tratan de ocultar la sorpresa... ¡Se les nota! Y bueno, para eso iba. El comentario de Drew provocó que pensara en todo esto: ¿Había personas mejores que otras? ¿De dónde salía esta jerarquía? Pero bueno, esto era reflexión para otro día.

Reímos por un lapso de tiempo considerable, su sonrisa me parecía increíble. Hice un nudito con mis manos por debajo de la mesa y dejé mi cabello tan libre como era posible, refiriéndome a que ya no ponía atención a mis mechones molestos. -Lo sé. -Hice una cara de tristeza y miré la mesa con un semblante triste que nadie me creería en un millón de años. Aun estaba concentrada en mi mala actuación cuando mencionó lo de el gran artista y no pude evitar reír y mirarlo contenta. Vaya dije con un semblante "interesante"- Quizá tengas razón. -Alcé una ceja y sonreí.

Drew me parecía un chico con bastantes cualidades y me hacía reír bastante. Hacía tiempo que no me distraía así. Lo miré sorprendida cuando dijo que le mostraría lo feo que era, y me alcé de hombros. -Si, el punto de un artista es mostrar la realidad. -Dije restandole importancia. -No debes preocuparte, no lo mostraré a nadie. Rolee los ojos y sonreí. El chico continuó haciendo bromas y sonriendo a matar. Yo tampoco estaba muy seria que digamos, pues con solo ver su rostro me ponía de buenas. Al escuchar acerca de que por mí debería bajar el cielo y las estrellas sentí bien, subió mi ego y me enderezó, pues ya me andaba perdiendo. Miraba mis zapatos esperando a que el dijera algo cuando escuché literalmente su reacción al decirle que saldría con él, un gesto bastante ... lindo.

El chico hizo una reverencia tal cual príncipe y me miró de una forma tierna. Mis mejillas seguían al rojo vivo, claro, y mi sonrisa al parecer no se borraría en un buen tiempo. Me acomodé la playera ya que estaba un poco emocionada e hice igual una reverencia un poco menos exagerada, divertida. -Bueno, patinar me parece una idea buenísima. -Dije sonriente, al sentir su mano entrelazada con la mía. El estómago me dolió, sentí una sensación extraña y quizá hasta me vi mal, pues no agarraba su mano tan fuerte como el agarraba la mía. Un poco confundida, lo miré y me precipité a contestar a su pregunta, tan solo segundos después de que el me preguntara si necesitaba ir a mi habitación. -De hecho, si iremos a patinar creo que sería una buena idea si paso por mi habitación primero. -Sonreí, soltando su mano poco a poco.-Nos vemos en el estacionamiento ¿Vale? Sonreí y le dí un abrazo torpe y alejándome de espaldas.

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