Te comería entera... Hamburguesa {Sophie M. Henderson}

Eran eso de las 6 de la tarde. Me vi obligado a quedarme unas horas más en la Universidad para pasar a la biblioteca y pedir unos libros que necesitaba para la clase del día siguiente.
El cielo había seguido igual de gris, como era costumbre en esta época invernal, los árboles y arbustos estaban cubiertos de helada y los pocos perros que uno podía ver por la calle parecían desesperados por cubrirse de tanto frío.
Mi estomago llegaba a sonar por el hambre que tenía, y sin duda no tendría mucho que comer cuando llegara a casa. Abrí la billetera y noté que aún me quedaban unos cuantos billetes, lo suficiente para comer algo en algún lado.
Caminé con el reproductor de música apagado, concentrado tan sólo en localizar algún lugar de comida. A unas cuadras se veía el magnífico logo de McDonalls... ¿Era una señal del destino? ¿Había algún tipo de conexión entre mi estómago vacío y ese lugar de comida rápida? Pues daba igual, no filosofaría más...

Abrí la puerta y tomé asiento en una de las mesas que daba hacia la calle... Pedí una gran hamburguesa, con queso, palta, tomate, carne, mayonesa, lechuga... Con todo lo que diera... Y un gran vaso de refresco para poder pasar la comida por mi garganta. Aguardé tranquilo a que llegara mi orden mientras veía a la gente entumida de frío en la comodidad de mi asiento... Y de un momento a otro vi como el mesero se acercaba con mi deseada comida.

- Muero... Muero de hambre - Pensaba entre los ruidos de mi tripas y los pasos del camarero.

La última clase de el día terminaba, por lo que yo estaba apresurandome para llegar a mi habitación temprano. Mi compañera no estaría pues sus clases terminaban tarde y yo salía antes que la mayoría ese día. Sería un día de belleza, paz y tranquilidad. Salí del salón con sonrisa en boca y emocionada. Había estado tan cansada por los exámenes decembrinos que para mí eran los más pesados. Y con harta razón pues apenas me estaba acoplando, la mudanza, las clases, los maestros, la forma de tomar apuntes... todo. Venía de una escuela en la que la tarea se hacía en clase, en la que si trabajas o no era razón de puntos extras. No quería desprestigiar mi escuela, pero la verdad era que nunca hacíamos nada. A eso, se le aumenta mi problema para poner atención y maestros que no saben lo que dicen, vaya que estaba exhausta y necesitaba un descanso. Caminé por los pasillos tranquila. Llegué a mi habitación y me cambié de ropa, poniéndome algo bastante cómodo que en este caso, había sido el pantalón de mi pijama roja a cuadros y una playera de Los Ramones. Sólo para tomar un descanso, me comprimí en el sofá y comencé a hacer una lista mental de lo que haría. Primero depilaria mis cejas... tratamiento en el cabello... manicura... exfoliación... y me quedé dormida. Profundamente. Tan profundamente que me fue imposible siquiera escuchar las llamadas entrantes, que después de el sueñito, aparecieron como perdidas.

Poco a poco, abrí los ojos, enmarañada e inflamada de la cara, sin contar el dolor de cuerpo por la mala posición. Me paré de susto y ví la hora. No era tan tarde, y mi pancita rugía. Me alcé de hombros, y aunque estaba algo decepcionada por no haber hecho lo que tenía planeado. Tomé un poco de dinero de mi bolso y me lo guardé en el bolsillo. Al cruzar por los corredores, la gente me miraba, y siendo sincera, no tenía idea por qué. No tardé mucho en llegar a la estación de taxis y tomar uno.

Había una zona de restaurantes cerca de la universidad, tenía planeado llegar ahí y caminar. Un poco antes, vi el letrero de McDonal's. ¡Aquí por favor! Grité al texista, le djé el dinero y corrí hacia la camida. Hice fila y pedí una hamburguesa con tocino. Se veía demaciado bien. Una vez que me la dieron, busqué una mesa, y comencé a comer.

Por fin la tenía al frente mío... Con todo lo que deseaba para poder alimentar mi vacío estómago... Dos grandes rebanadas de pan que cubrían una buena porción de mayonesa, palta, lechuga, carne, queso... Y cuantas cosas más que deseaba saborear y hacer resbalar por mi garganta - Gracias - murmuré prácticamente al camarero, ya no podía más con el hambre, el cuál había hecho desaparecer hasta mi propia voz.

Al pasar el rato, ya acabado tres cuartos de la hamburguesa y con un vaso de bebida a la mitad a mi lado, me detuve a mirar al rededor... Nunca había entrado a un McDonalls, de hecho llevaba tan poco tiempo en la ciudad, que de esta no sabía demasiado... Aprendí las calles principales, dónde encontrar el centro comercial y el camino a la Universidad, pero más allá de eso, no... Ah, y los al rededores... Había tenido el gusto de conocer la playa... Sitio de mi agrado; Tranquilo, sereno, silencioso... Sin gente corriendo por ningún tipo de oferta ni nada parecido... Sólo personas que buscaban paz. Y yo, sin duda, andaba en esa... Por ahora.

De pronto una muchacha se sentó en la mesa del frente. La podía ver con total claridad, rubia, de sonrisa simpática, con cara de sueño... No té que de su bolsillo estaban por caer algunos billetes... Y si no se caían de seguro alguien aprovecharía una mínima oportunidad para sacarlos y nunca se enteraría. Algún extraño impulso me invitó a ser algo así como caritativo y decidí avisarle sobre aquel percance.

- Hey, chica... - dije mirándola pero indicando mi bolsillo... Gesto torpe para intentar decirle que tuviera cuidado con el suyo - Se te caerán los... - agregué bajando el tono de voz para que nadie se enterara de los billetes colgadores. De seguro parecía mimo o algo así haciendo tantos gestos sólo porque las palabras claras no salían de mi boca.

Sus cubiertas de pan, suaves y acolchonadas, de un color y dorado perfecto, la carne, jugosa que provocaba una exploción de placer en mi paladar, las verduras que simplemente le agregaban frescura y el queso mas que perfecto, con ese espeso color amarillento que lo caracteriza... era perfeccta. Parecía que me había enamorado, y más que mordiendo una hamburguesa, estaba besando a una super estrella. El único sentido presente en mí en ese momento... era el gusto, y de ambos. Comía mas rápido de lo que normalmente lo hacía, pero era de aceptar, que no era la única cuando se está con hambre.

Podía sentir como la gente me miraba, lo que me daba un poco de risa. Sus caras parecían una convinación de preocupación y temor... y claro, no los culpaba. A juzgar por como iba vestida, bien podria ser un vago. Reí para mis adentros y moví la cabeza de un lado a otro, en forma de aprobación a mi misma. Tenía tiempo que no iba a un McDonal´s, pues no estaba en mi dieta. Recuerdo que solía ir todos los miércoles, antes de mi clase de guitarra. Siempre que regresaba de la escuela, mas o menos a las seis, mi papá pasaba por mi. De ahi, nos ibamos a comer y recuerdo que mi padre siempre pedía un Sundae de cajeta. Yo trataba de probar lo mas que podía, pero siempre regresaba a la hamburguesa universal. Cuando dejé las clases, era obvio que había subido de peso, por lo que lo dejé y me metí en una dieta... pero nunca dejó de gustarme. Claro, me acostumbré y cada vez se me antojaba menos. Desde entonces, no habia comido ahi. pero bueno, no era momento de los recuerdos, sino de la comida. ¡Y vaya que me gustaban esos momentos! Pensé "Manos a la obra" y comencé con mi hamburguesa.

Entre mordida y mordida, solamente tomaba unos segundo se respiración, pues estaba muy concentrada, razón por la cual, me costó un poco de trabajo, y tardó un poco mas de lo aceptable el darme cuenta de que una persona trataba de hablarme. Como si saliera de un transe, moví mi cabeza, como volviendo a la realidad y miré fijamente a la persona, aunque no intencionalmente, pues no quería que la persona en cuestión pensara que era demaciado extraña. El chico estaba señalando su bolsillo, pero un poco aún en el transe alzé la ceja con deseos de comprender, si lo conocía, o si siquiera se dirigía a mí. Voltee a ver a mi alrededor, viendo mi entorn y dándome cuenta de que no había nadie detrás mio. Toqué mis bolsillos y solté aire apenada. -Muchas gracias, no me había dado cuenta. Que torpe. -Reí un poco y guardé el dinero. Mire a mi hamburguesa, y casi inmediatamente regresé mi mirada al chico. -¿Vives por aquí? -Dije sonriente.

Más que una hamburguesa, la chica parecía que se estuviera drogando con pan. Estaba toda perdida, hipnotizada por la comida, lo cuál me hizo bastante gracia, y no pude evitar lanzar una pequeña carcajada cuando giró hacia todos lados con cara de ¿Me está hablando a mi...? o quizás también me veía muy torpe con la boca llena e intentando hablar con señas en vez de utilizar mi dulce voz (?) como lo hace la gente común y corriente...

- Descuida... Yo he perdido muchos billetes así - dije ayudando a sentir... La verdad es que no, tenía suerte con ello... O más que suerte, era extremadamente cuidadoso con mi dinero, pues no encontraba nada más terrible que buscar en los bolsillos plata para el taxi o para lo que sea y darte cuenta de que ha desaparecido y no puedes hacer nada.

- Ajá - asentí con la cabeza mientras tomaba un poco de bebida para no morir atorado con la comida. - Vivo a unas cuadras de la calle principal - era lo único que sabía, todavía no había aprendido bien sobre calles ni direcciones, con suerte sabía como llegar a mi casa - llegué hace un par de semanas nada más -que tontos nos deberíamos haber visto... Gritando de una mesa a otra, contándonos la vida, o algo así - ¿Y tú, de dónde saliste? - pregunté divertido, mascando la hamburguesa casi como un caníbal... Esa presentación tan peculiar me había hecho olvidar por un momento mis modales... Que vergüenza, seguramente no estaba generando una buena impresión (?)

Mientras el chico hablaba, yo comía. Sabía que tal vez me veía muy mal o mal educada, pero no podía con el hambre y bueno, tampoco me gustaba una hamburguesa fría. Cuando el chico habló sobre nuestra compartida mala suerte asentí y solté una risita. -¿Enserio? Me a pasado un par de veces y lo odio. Normalmente no soy tan descuidada, pero hoy ando algo perdida. Sonreí y lo miré. El chico se parecía a un integrante de un grupo... Pero no lograba recordar cuál.

Traté de visualizar la calle principal y ver más o menos que rumbos. Cerca de ésta si no era que en esta, estaba mi universidad, Brown. Ah, y era nuevo. ¡Vaya! El ser nuevo era algo.... hermoso. No conces nada, y siente un nosequé y nosecomo que simplemente es magnífico. Estar en un lugar nuevo... y conocer. Yo, a diferencia, había vivido aquí toda mi vida. Conocía el lugar como la palma de mi mano. Mi cerebro comenzó a maquilar los mejores cafés y cines, aparte de los asombrosos museos. Los últimos no me gustaban tanto de pequeña, me aburrían hasta la muerte, pero con el tiempo maduras y aprendes a apreciar su belleza. Ahora cuando voy, me divierto más que nunca.

Contenta, conteste: -¿HACE UN PAR DE SEMANAS? ¡Tienes mucho por conocer aún!
Solté una carcajada. En cuanto me terminé mi hamburguesa, liberé mi asiento y me dirigí a la basura, tirando la cajita en la que venía y dejando mi charola en su lugar. Después, corrí a sentarme frente al desconocido. -Soy Sophie. -Extendí mi mano con una sonrisa- Soy nueva en Brown. ¿Le conoces?

Sonreí amable, la verdad es que aquella chica me había generado muy buena onda. - Entonces me siento feliz de haberle salvado la vida a tu dinero - dije risueño, acabando ya con mi hamburguesa. Yo a veces era descuidado con los audífonos... Se me caían del bolsillo y los arrastraba por toda la calle hasta que alguna buena señora me decía "Jovencito, tiene algo colgado de por ahí" y yo las miraba asustado por aquellas cosas que me decían hasta mirar hacia bajo y darme cuenta de lo que colgaba y llegaba hasta mis pies... Eso era lo más descuidado que me llegaba a comportar.

La rubia hizo unas cuantas maniobras dejando las cosas en el basurero y se dirigió a mi - Sí, creo que contrataré alguien para que me haga un tour - dije mirándola divertido y moviendo mis cejas de arriba hacia abajo y largado a reír. Recibí su mano... Su mano de Sophie y me presenté de igual forma - Yo soy James, o Alonso... O Lawrence - dije confundido, la verdad es que ya no sabía cómo presentarme... Llevaba mi vida escuchando todo tipo de sobrenombres que ya con suerte sabía quién era yo y cómo me llamaba según la ley - Dime como te agrade en realidad... - reí levemente.

Acabé con la bebida en un último sorbo y me levanté del asiento - Vamos, enseñame un poco sobre la ciudad, pero gratis, eh... - sonríe y seguí el ritual que anteriormente Soph había realizado y boté lo que me correspondía. - Es día está bueno como para pasear, asi que aprovechemos antes de que se haga tarde - me crucé el bolso en el que llevaba, para variar, mis dibujos y esas cosas y nos dirigimos hasta la salida - Pues bien, mis pies y yo somos todo tuyos, tú decides a dónde ir - sonreí esperando sus dulces órdenes.

Le puse atención al chico mientras hablaba, cuando este se paró a dejar la basura en su lugar. Sonreí al escuchar sobre la vida de mi dinero y me acomodé el cabello. Yo era la que debería estar feliz, pues no me agradaba el perder el dinero, y bueno a quién. Lo que más me molestaba era contar con el dinero en mi mente y organizarme, y ya fuera al pagar pasar la pena de no tenerlo o al llegar a mi casa con las esperanzas de tenerlo y haberlo perdido. Eso me causaba una molestia muy grande y me sentía frustrada de no haber cuidado de el mejor. Lo que me podía dar cuenta, era de que esto pasaba exactamente porque no le daba la importancia que merecia en el momento. Simplemente me confiaba de que permanecería en mis pantalones o bolsa, pero terminaba por perderlo...

Al escuchar acerca de el tour alcé una ceja sorprendida. ¿La gente cobraba por hacer eso? Pero antes de que mi mente pudiera pensar en eso un poco mas, unos segundos después de que decicidiera presentarme, el chico me dijo su nombre. Palidecí cuando me dijo su nombre 'James' pues ese era el nombre de mi ex novio. Tartamudée un poco y cerre los ojos, moviendo ligeramente mi cabeza y acomodándo mi cabeza sobre mi mano. -Alonso esta bien -Dije algo perdida miestras sonreía. Después de captar un poco las cosas y tomar un suspiro, me alcé de hombros -Tu puedes llamarme como quieras, mientras sea un nombre bonito -reí- Estoy acostumbrada a tener muchos apodos, no me molesta.

Cuando Alonso se paró y habló sobre el paseo, salté de la mesa contenta y decidida, ofreciéndole mi brazo para que caminaramos y pensado dónde iríamos. Aún no era tan tarde y teníamos tiempo de ir a donde quisiéramos. El paseo costero de Brooklyn Hights... Compras, Bares, Cafés, Central Park, el parque más hermoso que e conocido hasta ahora, podríamos dar una caminata por los campos de fresas, el lago y los botes ¡Dios! Había muchas cosas que mostrarle. -Claro que gratis -Sonreí -De acuerdo, prepárate para destrozar tus pies. Iremos a central park.

Una mueca de aflicción se apoderó de su rostro cuando le dije mi nombre... ¿Tan terrible era como me llamaba? - Sé que Alonso no es de lo más lindo... - reí - pero tampoco es para asustarse tanto - dije entretenido.

Desde pequeño me habían llamado Alonso, no sé por qué... Siempre deseé ser sólo James, pero mi padre tenía ese nombre, y para no causar confusiones dejaron al olvido a aquel, y pues, nunca me agradó. Alonso es tan... Alonso, Alfonso, Fonso, Frondoso, Soso, Goso... Oso... No sé... Había llegado a New York presentando mis dos nombres, y ahora me debía a costumbrar a que me llamaran como se les diera la gana... Lo cuál por parte, tampoco me desagradaba.

- Sophie... Lindo nombre. Se me viene a la cabeza Shopho - este último me recordaba a una muchacha que vivía en mi barrio cuando eramos pequeños, pero no era un sobrenombre de mi total gusto - o más simple podría ser Soph... - quedé pensativo, mirando el suelo mientras reflexionaba... - ya veré como te digo - reí bajito, encogiéndome de hombros. Daba igual, ya habría tiempo para apodos.

Salimos y me tomé de su brazo. Ladeé la cabeza y me di cuenta que yo debía haberle ofrecido el brazo, o sino ella hacía de hombre y yo de mujer... Cosa rara, ¿no? - Al reveeees - reí, soltándome su brazo para efectuar el cambio. - Pues, entonces Central Park... Cuidado, porque allá vamos...

No tenía idea de qué era aquello... Nos fuimos caminando lentamente, y por primera vez, desde que había llegado a la ciudad, detenía mi mirada por cada rincón para conocer bien sus al rededores. - Y... Dime... Hace cuánto que vives por estos lados? - pregunté algo curioso... Debía conocer un poco más acerca de mi guía de tour persona que tenía al lado - Yo volé desde Louisiana... Necesitaba dejar, un poco, atrás mi historia.... E intentar comenzar de nuevo - dije con un tono de voz aún alegre, para que no creyera que estaba llorándole penas o algo así. Sólo me estaba encargando de contarle una verdad... Era sincero, sólo eso.

Me sentí mal al escuchar el comentario de Alonso, pues no era mi intención que pensara de ninguna manera que me desagradaba su nombre. Esperaba que el supiera que no era eso, así que me moví mi cabeza de un lado a otro en sentido de negación apenada y un poco ruborizada. -No es que no me guste, tu nombre es precioso. -Sonreí- Lo que pasa es que no e tenido buenas relaciones que digamos con los chicos llamados "James" -Solteé una risita y toqué su hombro más relajada. -Sé que tu serás la excepción. -Guiñe un ojo y me relajé.

Reí y muy sonriente escuche su comentario. ¿Le gustaba "Sophie"? A mí se me hacía el nombre mas común de el universo. Tenía un segundo nombre, pero siempre lo tomé como un arreglo nada más,supongo que para que me viera más formal... o yo que sé. Sofía por otro lado, que era lo que aparecía en mi acta de nacimiento me fascinaba. Pero en la escuela cuando era mas pequeña había tenido problemas en la escuela con eso, pues era un nombre en castellano, con acento y ... fue más fácil cambiarlo a Sophie. Lo miré algo incrédula y me alcé de hombros. Quizá solo quería ser amable. Por otro lado me agradaba que buscara un apodo, ya que me gustaba que las personas me llamasen diferente. No sé, pero me hacía sentir como... un agente secreto (?)

Me acomodé el cabello suavemente y puse cara pensativa. -Vale, tu tampoco te salvarás de tu apodo. Soy muy buena con esas cosas -Puse cara de profesional sin intentar y reí. Alfonso sonaba a.... -Junté las cejas sin encontrar nada- Ya veré.

Al sentir el movimiento de brazos puse los ojos en blanco, presione mis labios en una sonrisa y le cambié de buena manera. Traté de hacer un mapa mental de el McDonald´s a Central Park, el cual estaba ligeramente lejos. Pero eh, no importaba, tenía gran parte de el día y aparte valía muchísimo la pena conocerlo. Caminamos tranquilamente, y me dí cuenta de que Alonso estaba muy curioso, lo que me hizo snetir mejor, pues sentía que ayudaba a que se la pasara bien.

-He vivido aquí toda mi vida. -Le miré cautelosa- Nueva York es mi hogar -Sonreí, tal vez para mí, tratando de creelo. Sonreí y le ecuché. -¿Luisiana eh? Un lugar precioso... Que no conozco -Reí y le apreté suavemente el brazo. -Nueva York es perfecto para ello. Miles de personas que no conoces... hasta podría ser un poco intimidante -Le miré contenta, alzando las cejas y bastante divertida. La curiosidad despertó en mí de un momento a otro ... -¿Pasó algo en Luisiana?

No, no... Vale... Si ya dijiste que mi nombre era horrendo... ¡No te excuses más! - exclamé melodramáticamente sólo para molestarla un rato. Al cabo de unos segundos solté una pequeña carcajada - Ya verás, seré la excepción a la regla con todas sus letras y hasta en mayúscula... - sonreí divertido. Yo no tenía ningún interés de hacer sufrir o amargarle con idioteces la vida a esa dulce muchacha que tenía en frente mío. ¿Por qué lo haría?... Ni siquiera haberla visto como caníbal en McDonals era una razón de peso, al contrario... Me agradaban mucho más las muchachas cuando se alejaban aunque sea un tantito de la mujer perfecta que ni siquiera sabe cómo tomar entre sus manos una simple hamburguesa.

- Omg, por favor... No apodos! - mis palabras se vieron acompañadas de una risa un tanto quejosa. La gente tenía la extraña manía de inventarme nombres rarísimos que nunca habrían pasado por mi mente a no ser de ellos. - Si te contara algunos... - sonríe recordando algunos muy ridículos de mi niñez que no podía decir por ningún motivo. Estaba seguro de que tarde o temprano serían utilizados en mi contra (?) - Pero lamentablemente... No recuerdo ninguno - mentí. Pero no me convenía contárselos. Sophie tenía cara de saber hacer bromas, un poco de picardía se veía en su mirada, y en cuanto pudiese me gastaría chistes que no quería escuchar.

Algún día te llevaré a conocer Luisiana - aunque claro... Cuando ni siquiera mis padres ya se acordaran de mi. - De hecho, cuando quieras me dices, tomamos mi auto y nos vamos a donde quieras - agregué. Tenía ganas de cometer alguna locura... Y la Rubia tenía cara de buen acompañante para ello.

Pues... - titubeé nervioso. Era complicado tratar de escapar de una realidad dolorosa y llegar a otro lugar recordándola de forma inevitable - Sí... Pasó algo malo - suspiré mirando hacia lo lejos, oprimiendo en mi pecho la amargura que me hacía sentir aquel tema cada vez que salía a flote - Digamos que sólo quiero borrarme de la memoria de todos... Así que... Creo que tendremos que postergar el viaje para unos años más adelante... - sonreí evitando dar lástima siquiera con mi rostro. Aquello de causar pena no era lo mio y hacerlo me molestaba en demasía.