2013
Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.
Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.
¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?
Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.
¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.
En resumen, el libertinaje total.
Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.
Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.
Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...
Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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{ Vayamos al cine... ¡a no ver una película! ~ Arianne }
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{ Vayamos al cine... ¡a no ver una película! ~ Arianne }
Era viernes por la noche, y no había ninguna fiesta programada. Me ubicaba solo y aburrido sobre mi cama mirando el techo, sin nada planeado para hacer. Vaya uno a saber donde estaban mis amigos, y no había ninguna chica con la que salir. Solté un bufido de resignación, solo me quedaba aprovechar el tiempo estudiando y era una idea que no me agradaba para nada un VIERNES EN LA NOCHE. - ¡Maldita sea mi suerte! - exclamé a la nada, rebotando la pelota de tennis que tenía entre mis manos, por vez número un millón cuatrocientos setenta y ocho mil quinientos veintidós en el techo, la cual rebotó y salió por la puerta abierta de mi cuarto, perdiéndose en el pasillo.
Fue entonces cuando recordé, fugazmente la clase del jueves en la facultad, la cual al salir me topé con una chica antes desconocida para mi, bastante sensual con la cual tuvimos un altercado, pero gracias a mi habilidad terminé con su número, obviamente no habíamos quedado de la manera ''normal'' ya que ella, seguía enfadada y echándome la culpa porque su Nikon se haya roto. Aunque yo le dije que le compraba ochocientas cámaras Nikon, la muchacha se empecinó en que aunque le comprara todas las del mundo, ninguna suplantaría la que le rompí nis las fotos que había perdido. Estiré mi mano derecha, dirigiendo mi vista hacia mi mesa de luz y tanteé sobre ella, hasta dar con mi celular el cual primero le dí un manotazo pero luego logré tomarlo. Bajé con mi dedo índice hasta dar con el número de la chica, ''Brooks'' era su nombre o así la tenía agendada, vaya uno a saber por qué. Tomé el número y comencé a escribirle un mensaje. "Oye, ¿Quieres tu Nikon nueva? ¿Qué tal si nos vemos en el cine a las diez y te la doy allí? Yo invito las palomitas..." le escribí, y al terminar me paré de un salto a darme una ducha mientras contestaba, desde luego no rechazaría una salida conmigo. ¿Quién lo haría? Nadie desperdiciaría esa oportunidad.
Salí de la ducha y regresé a mi habitación ya seco, justo cuando el celular terminaba de vibrar y aún seguía iluminando. Lo tomé con una media sonrisa en mi rostro y abrí el mensaje que había respondido, ''Ni en sueños saldría contigo'' respondió. Fue entonces cuando sonreí aún más, divertido, desde luego que iría, y si en sueños también saldría conmigo, había sido la única forma hasta hoy. Me dediqué a cambiarme, me puse unos vaqueros algo ajustados, pero cómodos, una camisa blanca y encima hola chaqueta de cuero negro. Me guardé mi celular en el bolsillo y la billetera, a continuación salí del cuarto apagando la luz del mismo. Bajé la escalera y salí por la puerta de la fraternidad dando largas zancadas. Por fin, salí hacia el cine, eran 22:15 Pm, pero sabía que ella iría por más que hubiera dicho que no, y que llegaría tarde, haciéndose de esperar y desear, probablemente llegaría 22:30 Pm, así que yo llegaría 22:45, porque si lo hacia a las 23:00 como me hubiera gustado, probablemente ella se marcharía, creyendo que yo había caído en su texto.
Mientras pensaba en la mueca de su cara al ver que yo terminaba llegando después de ella, no me debatía si sería de estupefacción o de enojo. Tal vez sería de ambas. Doblé en una esquina, y pude divisar, el frente del cine y su fachada. Inmediatamente la vi, parada, con cara de ofendida observando su reloj, sumamente impaciente. Por suerte no me vio, así que decidí sorprenderla, cruzando a la acera de en frente, oculto de su mirada al estar detrás de los vehículos aparcados al borde de la calle, fui sigilosamente hasta la esquina y tomé un desvío, en lugar de cruzar la calle que cortaba por la que iba, y encontrarme con ella, al cruzar nuevamente a la acera de en frente, decidí tomar por la calle que cortaba, y dar la vuelta a la manzana, para agarrarla por detrás. Eso hice, lo que me demoró cinco minutos más, y al verla nuevamente, esta vez desde la otra esquina, noté que estaba aún más impaciente a punto de irse, revisé la hora en mi celular y eran 22:50 Pm. Me apuré lo que pude, y de manera muy sigilosa me le acerqué por detrás, - ¿No era que no ibas a venir? - le susurré al oído por detrás, luego agregué - ¿qué te hizo ''cambiar'' de idea, suponiendo que en realidad siempre quisiste venir? ¿Las palomitas gratis? ¿O la idea de no-ver una película conmigo? -. Al terminar de decir, le sonreí de manera vanidosa, pero alegre, invitándola con mi mano, a entrar al cine. Una vez dentro, nos acercamos a la boletería, a lo que el empleado a través del micrófono y detrás del cristal, nos preguntó si queríamos boletos y para qué película los queríamos. Fue entonces cuando volví mi vista hacia ella, - y bien ¿qué quieres ver? Elige tu, que honestamente no le prestaré mucha atención a la película... - balbuceé mientras se me escapaba un bostezo, víctima del agotamiento del día, pero no desperdiciaría mi Viernes, no señor, me dije a mi mismo. Tal vez estaba siendo, muy directo sobre mis intenciones, pero ambos o quizás ella no tanto, sabíamos como terminaríamos en el cine. Ella eligió la película, la cual no escuché cuando le pidió los boletos y me dio un fuerte codazo en el estómago para que pagara. - Madre mía, que carácter - dije sin aire, mientras sacaba mi billetera y pagaba ambas entradas, mientras que ella las tomaba del empleado que reía por el golpe.
Tirando de mi oreja, me llevó hasta la fila de la película, mientras que robando cincuenta dólares de mi billetera se fue al Candy Bar diciéndome que me quedara a hacer la fila. Y reprimió mis quejas, diciendo que yo había dicho que invitaba las palomitas, por lo que tuve que callar.
Entonces, me quedé haciendo la fila mientras esperaba a que ella regresara, mientras me dedicaba a observar quienes estaban en la fila, a ver si lograba adivinar al menos de que se trataba. Disfrutando de la vista, varias chicas, un par de buenos traseros, a la única conclusión que pude llegar, juzgando la cantidad de jóvenes, es que era una película de niñas adolescentes hormonales, o una de amor. Es decir, o era una mala o era una muy mala, pero daba igual ya.
Fue entonces cuando recordé, fugazmente la clase del jueves en la facultad, la cual al salir me topé con una chica antes desconocida para mi, bastante sensual con la cual tuvimos un altercado, pero gracias a mi habilidad terminé con su número, obviamente no habíamos quedado de la manera ''normal'' ya que ella, seguía enfadada y echándome la culpa porque su Nikon se haya roto. Aunque yo le dije que le compraba ochocientas cámaras Nikon, la muchacha se empecinó en que aunque le comprara todas las del mundo, ninguna suplantaría la que le rompí nis las fotos que había perdido. Estiré mi mano derecha, dirigiendo mi vista hacia mi mesa de luz y tanteé sobre ella, hasta dar con mi celular el cual primero le dí un manotazo pero luego logré tomarlo. Bajé con mi dedo índice hasta dar con el número de la chica, ''Brooks'' era su nombre o así la tenía agendada, vaya uno a saber por qué. Tomé el número y comencé a escribirle un mensaje. "Oye, ¿Quieres tu Nikon nueva? ¿Qué tal si nos vemos en el cine a las diez y te la doy allí? Yo invito las palomitas..." le escribí, y al terminar me paré de un salto a darme una ducha mientras contestaba, desde luego no rechazaría una salida conmigo. ¿Quién lo haría? Nadie desperdiciaría esa oportunidad.
Salí de la ducha y regresé a mi habitación ya seco, justo cuando el celular terminaba de vibrar y aún seguía iluminando. Lo tomé con una media sonrisa en mi rostro y abrí el mensaje que había respondido, ''Ni en sueños saldría contigo'' respondió. Fue entonces cuando sonreí aún más, divertido, desde luego que iría, y si en sueños también saldría conmigo, había sido la única forma hasta hoy. Me dediqué a cambiarme, me puse unos vaqueros algo ajustados, pero cómodos, una camisa blanca y encima hola chaqueta de cuero negro. Me guardé mi celular en el bolsillo y la billetera, a continuación salí del cuarto apagando la luz del mismo. Bajé la escalera y salí por la puerta de la fraternidad dando largas zancadas. Por fin, salí hacia el cine, eran 22:15 Pm, pero sabía que ella iría por más que hubiera dicho que no, y que llegaría tarde, haciéndose de esperar y desear, probablemente llegaría 22:30 Pm, así que yo llegaría 22:45, porque si lo hacia a las 23:00 como me hubiera gustado, probablemente ella se marcharía, creyendo que yo había caído en su texto.
Mientras pensaba en la mueca de su cara al ver que yo terminaba llegando después de ella, no me debatía si sería de estupefacción o de enojo. Tal vez sería de ambas. Doblé en una esquina, y pude divisar, el frente del cine y su fachada. Inmediatamente la vi, parada, con cara de ofendida observando su reloj, sumamente impaciente. Por suerte no me vio, así que decidí sorprenderla, cruzando a la acera de en frente, oculto de su mirada al estar detrás de los vehículos aparcados al borde de la calle, fui sigilosamente hasta la esquina y tomé un desvío, en lugar de cruzar la calle que cortaba por la que iba, y encontrarme con ella, al cruzar nuevamente a la acera de en frente, decidí tomar por la calle que cortaba, y dar la vuelta a la manzana, para agarrarla por detrás. Eso hice, lo que me demoró cinco minutos más, y al verla nuevamente, esta vez desde la otra esquina, noté que estaba aún más impaciente a punto de irse, revisé la hora en mi celular y eran 22:50 Pm. Me apuré lo que pude, y de manera muy sigilosa me le acerqué por detrás, - ¿No era que no ibas a venir? - le susurré al oído por detrás, luego agregué - ¿qué te hizo ''cambiar'' de idea, suponiendo que en realidad siempre quisiste venir? ¿Las palomitas gratis? ¿O la idea de no-ver una película conmigo? -. Al terminar de decir, le sonreí de manera vanidosa, pero alegre, invitándola con mi mano, a entrar al cine. Una vez dentro, nos acercamos a la boletería, a lo que el empleado a través del micrófono y detrás del cristal, nos preguntó si queríamos boletos y para qué película los queríamos. Fue entonces cuando volví mi vista hacia ella, - y bien ¿qué quieres ver? Elige tu, que honestamente no le prestaré mucha atención a la película... - balbuceé mientras se me escapaba un bostezo, víctima del agotamiento del día, pero no desperdiciaría mi Viernes, no señor, me dije a mi mismo. Tal vez estaba siendo, muy directo sobre mis intenciones, pero ambos o quizás ella no tanto, sabíamos como terminaríamos en el cine. Ella eligió la película, la cual no escuché cuando le pidió los boletos y me dio un fuerte codazo en el estómago para que pagara. - Madre mía, que carácter - dije sin aire, mientras sacaba mi billetera y pagaba ambas entradas, mientras que ella las tomaba del empleado que reía por el golpe.
Tirando de mi oreja, me llevó hasta la fila de la película, mientras que robando cincuenta dólares de mi billetera se fue al Candy Bar diciéndome que me quedara a hacer la fila. Y reprimió mis quejas, diciendo que yo había dicho que invitaba las palomitas, por lo que tuve que callar.
Entonces, me quedé haciendo la fila mientras esperaba a que ella regresara, mientras me dedicaba a observar quienes estaban en la fila, a ver si lograba adivinar al menos de que se trataba. Disfrutando de la vista, varias chicas, un par de buenos traseros, a la única conclusión que pude llegar, juzgando la cantidad de jóvenes, es que era una película de niñas adolescentes hormonales, o una de amor. Es decir, o era una mala o era una muy mala, pero daba igual ya.
Andrew O. Christensen- Fecha de inscripción : 21/12/2012
Edad : 33
Localización : Brown University
Re: { Vayamos al cine... ¡a no ver una película! ~ Arianne }
*Un elefante, se columpiaba sobre la tela de una araña...* El por qué yo, en un viernes en la noche, seguía en mi cuarto aburrida y sin alguna fiesta era aún un misterio; llevaba como una hora y media mirando al techo mientras cantaba y pensaba en algo que hacer cuando estiré mi mano hacia la mesa esperando encontrar mi cámara y salir a la ciudad a tomar fotos de gente y eso, estaba aburrida hasta la madre y siempre puedes encontrar interesantes y divertidas, pero cuando tanteé en la mesa me di cuenta que estaba vacía y recordé con coraje y tristeza el incidente de esta tarde: iba pasando frente a uno de los edificios de filosofía hacia uno de los estantes por un frappe, la gente salía de clases y un chico chocó conmigo haciendo que mi Nikon cayera y se rompiera. Casi lo vale pensé, y es que de no haber sido porque había roto mi cámara favorita y estar muy muy enojada con el habría valorado el hecho de que era un alto, moreno, pelo oscuro y rizado muy caliente chico me pidiera el número, aunque claro no es que eso no me pasara tan seguido como cambiaba de ropa. Pero no importaba, porque había hecho romper mi cámara favorita y eso NO se perdonaba, le había reprochado hasta que me había conseguido el teléfono y prometido comprarme otra aunque sabía que eso no pasaría, la gente –incluso gente como el, que parece ser de buen nivel— no va regalando cámaras de esas por ahí, aunque debería. Le hice un drama total—y lo vale— por la parte sentimental y todas las fotos perdidas, pero la parte de que no podría recuperar las fotos y demás no es cierta así que con los retazos restantes de mi bebé paso al ordenador mi proyecto de clase y demás fotos que tomé en el camino antes del incidente. Cuando terminé aún era temprano y me metía a bañar para arreglarme y salir a algún lugar, posiblemente a tomar fotos —no sabes la cantidad de cosas interesante que se encuentra uno en esta ciudad si se sabe dónde buscar— o solo por ahí de fiesta cuando mi teléfono sonó. Ya estaba metiéndome a la regadera pero tenía el teléfono a mano para oír música mientras me lavaba así que revisé el texto, era de un número desconocido y ponía Oye, ¿Quieres tu Nikon nueva? ¿Qué tal si nos vemos en el cine a las diez y te la doy allí? Yo invito las palomitas...", la rabia me inundó al darme cuenta de quién era y recordar que le había dejado mi número, ¿Y el muy imbécil se creía que iba a aceptar ir al cine con él? Y sobre todo porque no creía que pretendiera ir a ver la película. Me metí a bañar no sin antes contestar “Ni en sueños saldría contigo” y decidida a ignorarlo, pero a medida que el agua caliente recorría mi cuerpo y el jabón se llevaba los retazos del mal día que había tenido me puse a pensar en su texto y en que realmente no tenía nada que hacer, no es que esperara que volvería con mi Nikon porque simplemente no, pero siempre podría tener una película y unas palomitas gratis, y también podría aprovechar una cita con un chico guapo aunque me costara admitirlo. Decidida a que no creyera que hacía algún esfuerzo por él me vestí simple con unos jeans oscuros ajustados, una camiseta negra floja, una camisa roja de botones abiertos encima y maquillaje oscuro ligero pero por muy casual que me visitera no podía evitar verme de maravilla.
Tomándome más tiempo en arreglarme del que tenía previsto salí tranquilamente de mi cuarto y hacia mi auto no queriendo arriesgarme a que tuviera que llevarme de regreso a mi habitación aunque era la fraternidad y no había que pudiera hacer por eso. Salí conduciendo rápidamente, y no porque quisiera llegar temprano o algo porque sabía que llegaría y me esperaría si llegaba después de él, pero porque me gustaba la sensación ligeramente mareante del carro llegando a un punto donde a los lados la ciudad se distorsionaba fusionándose en una sola sustancia multicolor. Puse el carro en el subterráneo estacionamiento del cine y subí esperando afuera, eran ya las diez veinte y el no aparecía pero decidí esperar. Los minutos pasaban y yo tan solo estaba ahí parada, revisé de nuevo mi reloj impaciente casi decidida a entrar sola, eran casi las once cuando una voz me susurró al oído y tuve que controlarme para no agarrarlo a golpes, aunque no pareciera que tuviera mucha oportunidad con el pero como decía Daphne: Mi cuerpo es un arma letal. Me preguntó que quería ver y rodé los ojos por su comentario, si pensaba el que yo…bueno, intentaría resistirme, no es que no tenga una voluntad de acero pero el chico está bueno aunque rompió mi cámara. Decidí hacerlo sufrir por un rato y elegí una de esas películas de vampiros guapos para adolescentes hormonales, le di un codazo en el estómago para que me diera el dinero para las entradas y sonreí cuando se quejó un poco raro por el aire que le había sacado, me reí más cuando el empleado se rio también. Llevándolo de la oreja a la fila de la sala tomé un poco de dinero de su cartera, ¿Él se había ofrecido a pagar las palomitas en el texto, no? Además, ¿Qué eran cincuenta dólares para alguien como él? Compré las palomitas y el refresco más grandes que habían y un montón de comida más de la que podía ingerir, por el simple placer de molestarlo. Cuando al llegar a la fila lo vi mirando a otras chicas le di un puntapié con una sonrisa de suficiencia y le entregué los dulces para que los cargara hasta la sala.
Una vez entrada me senté en la fila de hasta atrás con…el chico siguiéndome, rayos, ni siquiera recordaba el nombre del chico. *Tu, eh…* dije tratando de hacer memoria mientras me acomodaba en mi sillón reclinable y sonreía por dentro a la molestia de el por no recordar su nombre, porque era de esos que estaban acostumbrados a tener a todas las chicas a sus pies y yo no se la iba a dejar tan fácil. Las luces bajaban de intensidad pero sin apagarse completamente y comenzando los comerciales. Tenía pensado no comer nada de lo que había comprado pero no pude evitar echarme a la boca un puñado de palomitas, no podías ir al cine sin comer palomitas, me recliné un poco en mi asiento mientras la película comenzaba y volteé a ver al chico un poco demasiado callado ya que parecía gustarle demasiado su voz. Alcé una ceja y el me miró con sonrisa pícara mientras estiraba un brazo en el típico me estiro y te abrazo, aunque sabía que no pensaba ser precisamente romántico. Le di un mirada asesina de *Si lo intentas, te arranco el brazo* pero lo hizo de todos modos, y yo fingí no darle importancia. *Entonces, ¿Cómo dijiste que te llamabas?* pregunté aun tratando de ponerle nombre a su cara, había muchas personas en la sala e hice mi cabello a un lado para no asfixiarme con el calor que empezaba a hacer. La pantalla aún proyectaba comerciales y trailers de otras películas me le quedé mirando a que me dijera su nombre, admiré de nuevo la forma de su cabello rizado, su piel ligeramente morena y como la camiseta se ceñía a su cuerpo y me debatí entre dejarme ir por mi furia, o mi deseo. Tampoco es que fuera a morirme por seguirle la corriente al chico que había destruido mi más preciado objeto físico, pero siendo un niño mimando y creído incluso más que yo me dejaba en duda. Tomé un poco de refresco sopesando las posibilidades, incluso con lo impulsiva que era yo me planteé la posibilidad de dejar pasar esta oportunidad. Claro que mi otra parte seguía gritándome. ¡A la mierda! *¿Hace mucho calor no?* dije recogiéndome el cabello hacia un lado, la sala estaba casi completamente llena de chicas y chicas con sus novios con expresiones mortificadas por aceptar venir, reí de esto esperando que fuera esa la expresión de él pero desafortunadamente cuando lo volteé a ver de nuevo no era así. *Ya sé que soy hermosa, pero podrías intentar poner atención a la película después de todo el dinero fue tuyo* dije cuando empezó y el seguía con la mirada sobre mí.
Arianne L. Brooks- Fecha de inscripción : 17/07/2012
Edad : 30
Re: { Vayamos al cine... ¡a no ver una película! ~ Arianne }
En el transcurso que ella iba al candybar y regresaba cargada de más comida de la que pudiera uno ingerir en dos horas, yo me había dedicado a lo mío. Luego de guardarme ambos tickets de las entradas en el bolsillo de la chaqueta negra, delantero y de revisar cuánto dinero me quedaba en la billetera. – ¡Perfecto! Esta chica solo me ha dejado cien dólares para todo el mes… – exclamé algo enfadado. Al parecer había llamado la atención de dos jóvenes, ambas mujeres, las cuales me miraban con un disimulo bastante, por no decir totalmente, malo. Ambas estaban bastante bien, por lo que a la distancia desde mi lugar en la file, les guiñé el ojo a ambas, y les sonreí, lo que pareció atravesar todas sus barreras ya que ambas se miraron, rieron histéricas y luego me sonrieron como bobas. “Vaya, eso fue rápido y fácil, ojalá todas fueran así” pensé para mis adentros mientras sonreía divertido. Al regresar, con toda es comida, mi cara de estupefacción fue increíble, la cual cambié rápidamente temiendo que se burlara de ella. - ¿Todo eso te vas a comer? – le comenté divertido – con razón tienes esas caderas… - agregué suspirando, esperando ver como se picaba con mi comentario. A continuación recibí un buen puntapié en la canilla, por estar mirando a otras chicas. ¿Qué podía decir? Yo era demasiado, y sigo siendo demasiado para una sola, debo compartir mi amor con todas, o al menos, la mayoría posible. Me quejé con un sonoro “Au” el cual ella ignoró olímpicamente, y luego, sin permitir que me sobara el golpe, me colocó encima de mis brazos, todo lo que había comprado. Escéptico y algo irritado, le increpé – A ver si entiendo… - comencé a decirle, - encima que te gastas como cincuenta dólares ¡míos! En toda esta comida, la cual de seguro ni te vas a comer… encima de todo eso… ¿¡Yo debo cargarla por ti!?- culminé diciendo por fin. Pude notar varias miradas centradas en nosotros, algunas riendo por el puntapié, otras por el hecho de que le llevara toda esa comida, y algunas, de los padres acompañantes, hombres sabios y casados, entendedores del sufrimiento de tener pareja, mirándome con aprobación ante mi queja, riendo por lo irónico que sonaba, pero cierto que era. Solté un bufido, al fin y al cabo, nosotros no éramos una pareja, y de serlo no seríamos una común. Rendido, me quedé sosteniéndole toda esa comida, al fin y al cabo, yo también me alimentaría más tarde, pero a besos. Sin dejar de observar a las muchachas, esta vez con más disimulo para que no se diera cuenta, continué esperando a que abrieran la sala para que la gente pudiera pasar a acomodarse antes de la película. La espera cargando los dulces, las palomitas y el refresco se me hizo eterna, pero cuando por fin abrieron, exclamé agradecido. Luego de unos minutos retrasando la fila mientras hacía malabares sosteniendo los dulces y sacando los tickets del bolsillo de mi chaqueta, a todo esto ni ayuda de ella, claro ¿Cómo iba a ayudarme? En fin, luego de todo eso, pudimos pasar y guiado por ella, me acomodé en mi asiento no sin antes plantarle todos los dulces encima a ella, ya acomodada en su butaca. – Toma tus dulces, cariño – dije, enfatizando esa última palabra, hablando de manera fría y seca, arrastrando esa última palabra, letra por letra.
Proseguí a sentarme en mi butaca, a su lado, observando a toda la gente que había asistido a ver la película, lo que definitivamente me llevó a la conclusión de que sí, era una estúpida película para adolescentes, muchachitas, de algún actor popular de turno, el cual era el “sexy” del momento. Después de empezados los comerciales y demás publicidades sobre otras películas estrenadas o a punto de hacerlo en el cine, decidí hacer la jugada barata del bostezo, no para el abrazo sino, para tener una excusa para traerla de nuevo, y con ella girar su rostro. – Mátame si gustas, pero en la cama – le dije, intrépido y sin escrúpulos, de manera descarada. Luego volví a retraer mi brazo, pero en cambio de hacer la jugada de siempre, tomé unas cuantas palomitas y un paquete de golosinas que había comprado. Lancé las palomitas en mi boca, saboreándolas y comiéndolas, mientras que el paquete lo dejé en mi regazo a la espera de ser consumido. Pasaron unos segundos, antes de que me preguntara mi nombre en los cuales yo me dediqué a observar a dos rubias que tenía delante, al parecer lesbianas o al menos, muy cariñosas y afectuosas. Independientemente de que fueran, la situación era excitante. Su voz me sacó de mi ensimismamiento pero aun así yo estaba desorientado, - ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Qué cosa me has preguntado? Es que no te escuché bien, lo siento – mentí con suficiencia ante la situación desfavorable. Luego de prestarle atención a una de las propagandas que estaban pasando en la pantalla, la cual era sobre una película de acción, sobre soldados y la historia de cómo un pelotón de marines salvaron al mundo, lo que me distrajo un rato. Finalmente, esta vez más atento, cuando volvió a hablar le entendí perfectamente, y mi respuesta me hizo ganarme una bofetada y mirada de reproche pero a la vez deseo y lujuria, que no me olvidaré en muchos años, - pues estamos en otoño, yo no tengo calor…- dije, sin poder evitar sonreír, pensando ya en lo que diría a continuación, - será la manera en que te pongo, lo que te hace sufrir ese calor insoportable…- terminé diciendo, encogiéndome de hombro y fingiendo que estaba dubitativo, como si esa fuera una posible razón. Luego me colgué un rato, observándola, o eso quería hacerle creer, solo para buscar una razón más con la cual hacerla enfadar, ya que, ese placer masoquista de que me golpeé, se enfade y bufe, pero que a la vez expresaba su deseo y sus ganas, me encantaba. De todos modos, no podía decir que estaba absuelto, ya que ella hacía exactamente lo mismo conmigo. “Ya sé que soy hermosa pero no me mires tanto” resonó en mi cabeza, cuando lo mencionó, lo que me sacó una carcajada sarcástica y una sonrisa de satisfacción. Me acerqué a escasos centímetros de su rostro, cara a cara, a un simple movimiento del ansiado premio, para decirle en un susurro inaudible, - y ¿qué te hace creer que te estaba mirando a ti y no a la chica morena, de trenzas cuatro butacas hacia tu lado? - le pregunté sarcástico y divertido, esperando regodearme de satisfacción con su reacción.
Proseguí a sentarme en mi butaca, a su lado, observando a toda la gente que había asistido a ver la película, lo que definitivamente me llevó a la conclusión de que sí, era una estúpida película para adolescentes, muchachitas, de algún actor popular de turno, el cual era el “sexy” del momento. Después de empezados los comerciales y demás publicidades sobre otras películas estrenadas o a punto de hacerlo en el cine, decidí hacer la jugada barata del bostezo, no para el abrazo sino, para tener una excusa para traerla de nuevo, y con ella girar su rostro. – Mátame si gustas, pero en la cama – le dije, intrépido y sin escrúpulos, de manera descarada. Luego volví a retraer mi brazo, pero en cambio de hacer la jugada de siempre, tomé unas cuantas palomitas y un paquete de golosinas que había comprado. Lancé las palomitas en mi boca, saboreándolas y comiéndolas, mientras que el paquete lo dejé en mi regazo a la espera de ser consumido. Pasaron unos segundos, antes de que me preguntara mi nombre en los cuales yo me dediqué a observar a dos rubias que tenía delante, al parecer lesbianas o al menos, muy cariñosas y afectuosas. Independientemente de que fueran, la situación era excitante. Su voz me sacó de mi ensimismamiento pero aun así yo estaba desorientado, - ¿Eh? ¿Qué? ¿Qué sucede? ¿Qué cosa me has preguntado? Es que no te escuché bien, lo siento – mentí con suficiencia ante la situación desfavorable. Luego de prestarle atención a una de las propagandas que estaban pasando en la pantalla, la cual era sobre una película de acción, sobre soldados y la historia de cómo un pelotón de marines salvaron al mundo, lo que me distrajo un rato. Finalmente, esta vez más atento, cuando volvió a hablar le entendí perfectamente, y mi respuesta me hizo ganarme una bofetada y mirada de reproche pero a la vez deseo y lujuria, que no me olvidaré en muchos años, - pues estamos en otoño, yo no tengo calor…- dije, sin poder evitar sonreír, pensando ya en lo que diría a continuación, - será la manera en que te pongo, lo que te hace sufrir ese calor insoportable…- terminé diciendo, encogiéndome de hombro y fingiendo que estaba dubitativo, como si esa fuera una posible razón. Luego me colgué un rato, observándola, o eso quería hacerle creer, solo para buscar una razón más con la cual hacerla enfadar, ya que, ese placer masoquista de que me golpeé, se enfade y bufe, pero que a la vez expresaba su deseo y sus ganas, me encantaba. De todos modos, no podía decir que estaba absuelto, ya que ella hacía exactamente lo mismo conmigo. “Ya sé que soy hermosa pero no me mires tanto” resonó en mi cabeza, cuando lo mencionó, lo que me sacó una carcajada sarcástica y una sonrisa de satisfacción. Me acerqué a escasos centímetros de su rostro, cara a cara, a un simple movimiento del ansiado premio, para decirle en un susurro inaudible, - y ¿qué te hace creer que te estaba mirando a ti y no a la chica morena, de trenzas cuatro butacas hacia tu lado? - le pregunté sarcástico y divertido, esperando regodearme de satisfacción con su reacción.
Andrew O. Christensen- Fecha de inscripción : 21/12/2012
Edad : 33
Localización : Brown University
Re: { Vayamos al cine... ¡a no ver una película! ~ Arianne }
Reí cuando me dijo cariño fastidiado por cargar la comida y las demás chicas se reían conmigo, una completa ternura. Los demás novios, papás y esposos los miraban con empatía, no es que fuera mi novio ni nada pero ser arrastrado a este tipo de eventos cumplía la funcion. *Te sorprendería* dije porque no estaba al tanto de mi capacidad de almacenamiento de alimentos, que aun a veces a mí me sorprendía. *Y aun así estás aquí* dije con el comentario de mis caderas, de un tamaño considerable pero en el buen sentido. Eso de golpearle se estaba volviendo divertido, definitivamente podría acostumbrarme. Y claro que lo hice cargar todo eso, si me había invitado al cine tenía que hacerlo bien. Rodé los ojos con su intento de frase atrevida. *Por supuesto, te esposaré, te cortaré en pedacitos y dejaré tus manos atadas a la cama como recuerdo* Dije sonriendo ampliamente. *Oh, tal vez te dé de comida a los perros.* Se embobó con un par de rubias que, a decir verdad, estaban bastante buenas pero ese no era el punto, y luego con un corto de alguna película de marines o algo parecido y claro cómo le parecía divertido molestarme y ser golpeado le zapeé, personalmente no me quejaba de eso. No es como si yo no anduviera de mirona también, pero al menos sabía ser un poco más discreta pero de nuevo, ese era su punto. Dios, estoy teniendo un típico amor-odio —cambiando la parte de amor por algo como deseo— con un niño mimado, es tan…tan… ¡Insoportable! Tan creído…tan…mierda, tan yo. Ahora me pregunto cómo le hace la gente para soportarme. No, aunque podría ser cientos de veces tan molesta como el si quisiera, yo era encantadora normalmente, por otra parte puede ser muy divertido interactuar con alguien así, puesto que somos muy parecidos podemos jugar al mismo juego. Bufé. *Ohh, debe ser eso, es que te deseo tanto…y me pongo tan caliente…Ohh Andrew...* dije dramáticamente pestañeando e imitando la cara de las adolescentes de la sala que se derretían al mirar al chico de la película no aguantar ni cinco minutos sin quitarse la camiseta. Luego se acercó tanto queriendo hacerme enojar y ya que esto parecía una competencia que ambos parecíamos disfrutar le sonreí igualmente cerrando aún más la distancia que él había creado, nuestro labios casi rozándose. *Porque esa morena* dije mirando brevemente hacia ella*No te pone como yo, y lo sabes* terminé y casi rozando mis labios contra él me volví a mi asiento tomando otro puñado de palomitas. Sofoqué una carcajada al mirar a la morena suspirar y dar grititos por el tipo de la película, hablando con emoción frenéticamente a la otra chica emocionada de al lado y sabiendo que no sería su tipo, aunque ahora que miraba la pantalla, el chico sí que tenía buen cuerpo. Ladeé mi cabeza un momento tratando de darle sentido a la secuencia de imágenes pero me rendí y tomé una nota mental de mirar después de que iba.
Tomé un sorbo del refresco y mirando el montón de dulces que había comprado, tomé el paquete que él tenía en el regazo, lo abrí y tome algunas golosinas de dentro metiéndolas en mi boca. Me llevó un par de minutos saborearlas y terminarlas, cuando terminé lo miré con cara de inocencia *Oh, ¿Quieres?* dije ofreciéndole la bolsa y con la comisura del labio ligeramente curveada, metí otro dulce en mi boca y lo saboreé jugando con mi lengua. El juego apenas empezaba pero ya me sentía animada y llena de energía, mi instinto competitivo y mis ganas de molestar, especialmente a él, me llenó la cabeza de ideas todas arremolinándose tan rápido que era difícil concentrarse en una. Aún con la divertida cara de inocencia fingida observé sus rizos casi perfectos, hice otra nota mental de preguntarle más tarde si eran naturales. Su piel ligeramente morena iba muy bien con sus ojos y su pelo oscuro, los músculos se le marcaban bien bajo la camiseta, el chico era muy lindo la verdad y era bastante divertido pelear con el así que por un momento pude olvidar que trataba de molestarlo y había roto mi cámara, solo podía pensar en lo lindo que era y que quería besarlo. Por otro lado aun no quería darle esa satisfacción, había de ganársela y en última instancia no iba a dar yo el primer paso, incluso si usualmente lo hacía. Las circunstancias especiales hacían que me molestara más por verlo de esa forma pero discutir con él era tan divertido como no lo había hecho en un tiempo, así que esperé ansiosa su reacción.
Arianne L. Brooks- Fecha de inscripción : 17/07/2012
Edad : 30
Re: { Vayamos al cine... ¡a no ver una película! ~ Arianne }
Medio boquiabierto, antes de entrar a la sala habiendo recibido la respuesta le miraba. ¿Sorprenderme? Desde luego, pero no de ese modo, o al menos no lo esperaba. -No realmente, ya te he dicho, con esas caderas... no me sorprendería...- le dije riendo sarcástico, mientras me metía como podía un par de palomitas en la boca. -Estoy aquí porque te mueres por mi y era mi noche de hacer caridad cariño, que no se te suba a la cabeza...- le respondí con un gran dejo de soberbia en mi voz y la mueca que se plantó en mi rostro al decir esto.
Comencé a reir con ganas ante la elocuencia de su respuesta. A fin de cuenta era patética, muy literal, muy tomada a pecho, pero había sido buena, y reí con ganas. Sin embargo lo hice con discreción como sabía hacerlo para no atraer miradas ajenas, -Bueno, se ve que eres morbosa y masoquista te gusta el dolor mientras lo haces...- comencé a decir, interpretando lo que se me daba la gana, -y además zoofilica, mira que serás pervertida ¡eh!- añadí luego, sin poder contener la risa nuevamente ante mi incoherencia.
Recibí un ligero zape en la nuca, haciendo que me hiciera un poco hacia delante. -¿Y ahora eso por qué fue?- pregunté realmente molesto, esa chica ¡rayos! que me podía, -me golpeas, como si fuéramos algo, cuando solo vamos a hacer algo...- le increpé e inmediatamente añadí -además, como si tu no estuvieras mirando te crees que soy idiota o un novato en esto...-.
Luego revoleé los ojos, con un poco más de disimulo hacia adelante en algunas ocasiones más. Deleitándome con aquellas rubias.
Ella dramatizó y yo reí, ella pestaneó y yo le dedique una de esas miradas que tan bien me salen, tan naturales y espontáneas. No de conquista, sino solemnes, totalmente ajenas a mi verdadero yo, que hacían sucumbir a cualquiera a mis pies. Noté como sus defensas tambaleaban peligrosamente, con vértigo, justo lo que yo quería. También observé como ella entraba en pánico por aquel súbdito e inesperado golpe que casi la hace caer, pero logró contenerse y yo sonreí, con malicia y auto satisfacción. -Desde luego que te pongo cariño, desde luego y en el mismo modo que tu a mi- le largué, con un guiño de ojo sincerandome, para sorprenderla una vez más.
Continué divagando un poco más, para luego echarle ese comentario en cara que la dejaba en off-side. Cuando quedé perplejo por la forma en que se las rebuscó para responderme, pero yo ávido y elocuente tome su rostro con una mano sujetándola con firmeza por la barbilla sin dejarla alejarse de mi. Ella había acortado la distancia, pues iba a ver si era capaz de mantenerla y no la dejé echarse atrás. -Si así fuera,- comencé a decirle sonriendo con malicia -estaría haciendo algo por meterme en tus pantalones mi amor...- le dije y le robé un beso, no uno de aquellos sino un simple e inocente, el junte de labios, el famoso "pico".
La solté y volví a acomodarme en mi butaca colocando mis brazos detrás de mi cabeza haciendo que disfrutaba de la película sin embargo pensaba e ideaba el tercer asalto. Del primero no había resultado ganador ninguno, del segundo fue ella haciendo que rozara mis labios con los suyos. Pero el tercero, ganaría yo, sin importar si parecía que lo hacía ella, el premio era compartido porque sin mi ella no tendría su victoria y yo... también ganaría al fin y al cabo. A todo esto ella había arrebatado las gomitas de mi regazo y me ofrecía ahora el paquete vacío. -¿No tenías otra excusa para rozar y tantear mi entrepierna cariño? Esa es muy obvia querida...- le dije bostezando, como si estuviera aburrido, pero era todo lo contrario. -¿Qué si quiero?- fingí preguntarle como si no hubiera oído bien, -desde luego que te quiero... pero desnuda y sobre mi cama...- culminé la frase sonriendo soberbio.
Comencé a reir con ganas ante la elocuencia de su respuesta. A fin de cuenta era patética, muy literal, muy tomada a pecho, pero había sido buena, y reí con ganas. Sin embargo lo hice con discreción como sabía hacerlo para no atraer miradas ajenas, -Bueno, se ve que eres morbosa y masoquista te gusta el dolor mientras lo haces...- comencé a decir, interpretando lo que se me daba la gana, -y además zoofilica, mira que serás pervertida ¡eh!- añadí luego, sin poder contener la risa nuevamente ante mi incoherencia.
Recibí un ligero zape en la nuca, haciendo que me hiciera un poco hacia delante. -¿Y ahora eso por qué fue?- pregunté realmente molesto, esa chica ¡rayos! que me podía, -me golpeas, como si fuéramos algo, cuando solo vamos a hacer algo...- le increpé e inmediatamente añadí -además, como si tu no estuvieras mirando te crees que soy idiota o un novato en esto...-.
Luego revoleé los ojos, con un poco más de disimulo hacia adelante en algunas ocasiones más. Deleitándome con aquellas rubias.
Ella dramatizó y yo reí, ella pestaneó y yo le dedique una de esas miradas que tan bien me salen, tan naturales y espontáneas. No de conquista, sino solemnes, totalmente ajenas a mi verdadero yo, que hacían sucumbir a cualquiera a mis pies. Noté como sus defensas tambaleaban peligrosamente, con vértigo, justo lo que yo quería. También observé como ella entraba en pánico por aquel súbdito e inesperado golpe que casi la hace caer, pero logró contenerse y yo sonreí, con malicia y auto satisfacción. -Desde luego que te pongo cariño, desde luego y en el mismo modo que tu a mi- le largué, con un guiño de ojo sincerandome, para sorprenderla una vez más.
Continué divagando un poco más, para luego echarle ese comentario en cara que la dejaba en off-side. Cuando quedé perplejo por la forma en que se las rebuscó para responderme, pero yo ávido y elocuente tome su rostro con una mano sujetándola con firmeza por la barbilla sin dejarla alejarse de mi. Ella había acortado la distancia, pues iba a ver si era capaz de mantenerla y no la dejé echarse atrás. -Si así fuera,- comencé a decirle sonriendo con malicia -estaría haciendo algo por meterme en tus pantalones mi amor...- le dije y le robé un beso, no uno de aquellos sino un simple e inocente, el junte de labios, el famoso "pico".
La solté y volví a acomodarme en mi butaca colocando mis brazos detrás de mi cabeza haciendo que disfrutaba de la película sin embargo pensaba e ideaba el tercer asalto. Del primero no había resultado ganador ninguno, del segundo fue ella haciendo que rozara mis labios con los suyos. Pero el tercero, ganaría yo, sin importar si parecía que lo hacía ella, el premio era compartido porque sin mi ella no tendría su victoria y yo... también ganaría al fin y al cabo. A todo esto ella había arrebatado las gomitas de mi regazo y me ofrecía ahora el paquete vacío. -¿No tenías otra excusa para rozar y tantear mi entrepierna cariño? Esa es muy obvia querida...- le dije bostezando, como si estuviera aburrido, pero era todo lo contrario. -¿Qué si quiero?- fingí preguntarle como si no hubiera oído bien, -desde luego que te quiero... pero desnuda y sobre mi cama...- culminé la frase sonriendo soberbio.
Andrew O. Christensen- Fecha de inscripción : 21/12/2012
Edad : 33
Localización : Brown University
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