It's getting late to give you up [ஓ] Colin L. Shepherd [ஓ]

Miércoles, 20:38, Aula de Música

Recién había terminado de grabar la última prueba de voz para el programa de  radio para este viernes, fíjate que simplemente era una prueba  y aún así la había hecho con varios días de antelación. Trabajar en la radio era lo que más me gustaba --después de trabajar en la discoteca--, por eso no tenía sueldo, y simplemente me tenía que encargar que hacer un poco de publicidad de los programas de la universidad. En el resto de franja horaria, hacia lo que quería con mis amigos.

Pero toda mi vida no se volcaba en la radio y la música de discoteca, también tenía mi nivel de músico medio, tocando la guitarra o tocando el bajo. Éste último con quizá más destreza que la guitarra, siendo ella una de mis materias pendientes en progresar- que no estoy diciendo que no sepa tocarla-, ni mucho menos. Pero era algo en lo que tenía a un pequeño compañero que me ayudaba, el bueno de Colin que sí sabía tocarla me ayudaba. Quedabamos en varios ratos libres de sus clases, las mías y mi trabajo. Era verdaderamente un chico espabilado y me caía la mar de bien, porque su rollito friki me gustaba.

Te espero en el club de música, ya sabes qué traerte, te espero, campeón.

Tras guardar mi teléfono después de enviar el sms al rubio, caminé hasta llegar al club de música. Abrí la puerta y como esperaba estaba vacío, los miembros del club no usaban la sala a estas horas. Agradecía que me permitieran colar aquí mis instrumentos  y que me asegurasen de que nadie los tocaría, pero yo además tenía puesto un pequeño candado en el armario donde guardaba mis cosas.  No es que yo repudiera el material que había en la universidad -que era de lo mejorcito- es que mis cosas no las toca nadie sin mi consentimiento o presencia, menos aún mis instrumentos, cualquier mocoso podría llevarse los dedos a la nariz y después tocar las cuerdas de mis preciosidades. Solté la mochila con mi portátil y mis demás objetos encima de la mesa 2 de la sala y fuí a sacar mi bajo de mi armario. La saludé despés de subir la cremallera de su funda y en un tiempo rápido de no más de 4 minutos ya estaba insertándole el amplificador después de haber conectado la parafernalia musical pertinente. Dejé mi bajo sobre la mesa y fuí a por mi ordenador portátil, y nuevamente en un intervalo no mayor de 6 minutos estaba conectado al altavoz y tenía una lista de reproducción que tocar.

Inicié la música en mi ordenador y comencé a acompañar el ritmo con mi bajo, luciéndome sin que nadie me viera pero haciendo lo que más me gustaba.

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