Reunión de Gamma Phi [Todos]

Era un día cálido, pero Kimberly no estaba tranquila. Quería conocer a todos (o por lo menos a la mayoría) de su fraternidad por eso decidió hacer una reunión de todos los integrantes. Tal vez no era nadie para hacer una reunión por que normalmente lo hacían el líder y el sub-líder pero ellos no tenían, así que se levantó y abrió su laptop creando un cartel diciendo: ''Hoy reunión de Gamma Phi a las seis, asiste por favor. Att: Kimberly Miller''. Tras acabarlo de hacer para que quedara bonito y visible lo imprimió. Hizo cuarenta copiar para asegurarse que lo viesen y lo dejó encima de su mesa de noche, entonces se fue a ducharse.

Tardó como unos cuarenta minutos en ducharse y arreglarse, un tiempo récord para ella ya que normalmente tardaba hora y media. Se puso esto y salió a pegar los carteles. Pego los carteles por todos los lugares: En árboles, en el tablón de noticias, en aulas, en la cafetería en la biblioteca etc. Realmente estaba asustada. Tenía miedo de que lo miraran y no asistieran por simplemente no ser ella la líder ni nada o por no tomárselo en serio.

Después de pasarse toda la mañana pegando carteles se dirigió a la cafetería a tomarse un café, había sido una mañana agotadora. No pensaba que pegar carteles por toda la universidad y alrededores fuera tan difícil por que convencer al director y a los profesores no fue tarea fácil, pero todo lo que ella quería lo acababa consiguiendo, o bueno, casi todo. Se lo tomó con calma, sin prisas mientras leía una revista, una de esas que solo hacían que meterse con los famosos cuando son personas... normales.

Al acabarse el café se levantó y se dirigió de nuevo a su fraternidad. Entró y se subió a su habitación para cambiarse de ropa ya que ese día ya no iba a salir más y se iba a quedar esperando a sus amigos, compañeros y conocidos de la fraternidad. Se había puesto mucho más cómoda, llevaba esto. Tal vez no era el mejor estilo del mundo, pero era su pijama. La camiseta que llevaba era el último regalo que le hicieron sus amigos antes de irse a la universidad, los echaba mucho de menos. Tras mirarse al espejo, ponerse las gafas y hacerse un moño, agarró su celular y bajo al salón de la fraternidad. Se sentó en un sofá y se puso a chatear desde su cel en la espera de que con suerte alguien hubiera visto los carteles (difícil no vernos) y llegara.