What we do is innocent. Just for fun and nothin’ meant {#} Priv.

Era otra noche más como las anteriores y la que aún faltaban por venir, las noches que la rubia pasaba con sus amigos haciendo cosas que solo ellos sabían, ya sea conversando amigablemente o teniendo una de las fiestas más salvajes de la historia, claramente esta noche no era de las mejores pero tampoco de las peores, era una noche como la mayoría, compartiendo algún tipo de sustancia y haciendo cosas que probablemente en la mañana no recordarían.
Nichole notaba como el aire entraba en sus pulmones, lo sentía, y toda sensación que tenía se multiplicaba, reía sin razón alguna mientras miraba como Marshall hacía de las suyas, de todos los presentes que habían consumido de su "producto" ella era la menos afectada, en general es su novio el que parece menos afectado pues él es el que más acostumbrado está a las drogas, pero como este no se hallaba ahora con sus amigos era ella. Nichole siempre había estado muy familiarizada con todo tipo de drogas, prácticamente siempre que podía se metía alguna sustancia a su organismo, esto la hacía más tolerante que sus compañeros, aunque hay que admitir que especialmente esta droga era una de las más fuertes y causaba mayor efecto en la chica.
La noche era especial, el cielo estaba especialmente despejado como para la época y dejaba ver el hermoso cielo estrellado. Las estrellas le parecían tan cercanas y lejanas a la vez a Nichole, como si quisieran que intentara alcanzarlas pero sabia que no lo lograría, aún así estiró los brazos al cielo, lo cual la desequilibro así que no tuvo más opción que bajar los brazos e intentar equilibrarse de nuevo, cosa que le era difícil. "Las cosas más bellas son inalcanzables" Pensó la rubia mientras su mirada se desviaba automáticamente hacia Debbonie, inmediatamente volvió a mirar el cielo y aspiró un poco más de su cigarrillo, uno común y corriente en esta ocasión, ya que las píldoras debían ser disfrutadas al cien porciento, esta vez habían salido especialmente caras, casi habían atrapado a Nichole robándolas al tipo al que siempre le compra o le roba, pero ella sabe fingir y actuar, escapó gracias a sus mentiras y a su astucia.

- Muy gracioso Mars - Respondió la rubia como de costumbre, con un tono y una sonrisa ironicas. Para la rubia Marshall era un amigo excepcional, igual que el resto de la "pandilla", con todos se llevaba bien, obviamente discutían por algunas cosas pero al fin y al cabo así son los amigos. Su mejor amiga era Debbonie, la morena que se hallaba sentada junto a ella, siempre se trataban de morena y de rubia porque Debb odiaba el nombre de la rubia y a la rubia le daba flojera decirle Debbonie, y cuando se drogaba demasiado Nichole olvidaba los nombres.
Siempre que Marshall le pedía algo a la chica ella se lo daba sin protestar, puede ser que el chico es muy convincente o Nichole nunca duda que lo que él pide es siempre lo mejor para todos, por esto mismo al instante que el joven le pidió una píldora no dudó en meter su mano a su bolsillo y entregarle un par, claro que Debb no dudó en reprocharle.

- ¿Por qué no se la daría? - Respondió la joven con una pregunta - Y no soy idiota, nadie muere por tomar un par de estas, yo he tomado cuatro y aún no muero - Aspiró una vez mas su cigarrillo observando la escena que se montaría en instantes, siempre que Marshall intentaba drogar a Einar saltaba Debbonie como si fuera su madre protegiéndolo. Lo que la rubia no esperaba era que Mars estuviera tan drogado como para irse al barranco y poner en riesgo su vida - Marshall baja de ahí ahora mismo y deja a Einar en paz, ya lo drogaremos otro día, baja da ahí, no seas imbécil - Le gritó la rubia con un notable tono de preocupación y acercandose hacia donde se encontraba el chico.

Llegaba tarde, como siempre. ¿Me importaba? En lo absoluto. ¿Me apuraba? Tampoco, disfrutaba del caminar enfundado en mi cazadora de cuero, con las manos en los bolsillos. Iba observando todo a mi alrededor, notando detalles en las plantas del pasar, rocas en el camino, insectos y aves varias, que huían a mi encuentro. Asustados por el paso del animal más peligroso sobre la Tierra, el hombre.
Llegué a una curva del sendero, era hora de desviarse. El mirador al que íbamos en varias ocasiones, no era uno como tal, o más bien si. Había un mirador, pero más arriba, abajo, un terreno baldío, que hacía también de mirador pero no era utilizado como tal. Era mas "natural" por decirlo de alguna manera, y detrás comenzaba el bosque. Pues yo iba por el sendero que conducía al verdadero mirador, pero debía desviarme en esa curva, para adentrarme en el bosque y salir a donde estarían los cuatro, como siempre tres de ellos drogados y la marica cuidando de todos ellos. Sobre todo -como había percibido alguna que otra vez al fingir drogarme, solo para deleitarme con las estupideces que hacían los demás al ciento por ciento. Y principalmente para ver: que hacía realmente, como reaccionaba y que señales corporales realizaba Einar, al reaccionar ante diferentes situaciones.- de Marshall. A todo esto, ya recorría casi el final de ese pequeño tramo de bosque. Apartando distintos matorrales y hojas de plantas gigantescas, o así me parecían luego de haber fumado hierba, dos veces. Por fin, sali a ese claro, en el extremo del barranco, donde terminaba o comenzaba el bosque, dependía de como se lo viera.

Por fin llegando a tiempo para escuchar los comentarios, de lo que parecía ser la pelea que se montaba siempre. Fumado y todo, lo pude deducir rápidamente más porque lo tenía asimilado y automatizado que otra cosa, de hecho no razoné nada. Sonreí burlón, ya que la situación era muy graciosa. Marshall, drogado, como era su estado natural, de pie sobre el barandal del barranco, con Einar sujetándole y hablándole de un lado. Al otro, Debbonie, más por Einar que por Marshall, balbuceando no sé que cosas. Y por último, aquella rubia que me tiraba, más por costumbre que por otra cosa, sentada en el pasto observando al trío gritando un último comentario. -Si tiene que probarnos algo- musité tomándolos a todos por sorpresa a tal punto que el idiota de Einar se sobresaltó, Marshall se tambaleó pero logró mantener el equilibrio. Debbonie, giró lentamente su cabeza, desencajada por todos los pensamientos desordenados a tal sobre salto, hacia mi. Y por último aquella rubia que perezosamente echó la cabeza atrás, y me miraba del revés. -Tiene que probarnos que no es el maricón que aparente ser...- agregué, para explicitar lo que todos, por costumbre, entendían ya a que me refería.
Rodé los ojos al escuchar las idioteces de Einar. Solté un bufido exasperado, por tanta estupidez juntas, sobre la lógica, la moral o la filosofía, de lo que mierda fuera que hablaba. Me acerqué unos pasos más al claro y al grupo. -No salgas con esa clase de estupideces muñequita de porcelana... lógica y esas mierdas son con... con... conceptos - me costaba hablar largo y tendido, esas dos "flores" que me había fumado más unos cuantos vasos de Gancia con limón hacían su efecto y la cabeza me daba vueltas y vueltas. - son totalmente abstractos y sobradamente estúpidos, dignos de un enclenque como tu... ¡idiota!- le escupí mi comentario lleno de altanería y asco, en palabras afiladas e hirientes añadiendo ese insulto final, solo para variar un poco y ser directo.
Luego me acerque un poco más, dejando que el comentario de lo que podría llamarse "mi novia" resonara en mi cabeza tardíamente como siempre ya que no tenían prioridad sus comentarios ni ella, y retumbaba, retumbaba, retumbaba... la cabeza me daba vueltas, mucho más rápido que antes pero aún así conservaba la calma, tenía más alcohol que otra cosa en mi cuerpo pero eso no me vencería, no esta noche. Entonces recargándome en una pierna y cruzando los brazos dejé que una media sonrisa burlona surcara mi rostro. - Oh pero cariño, si Marsh es imbécil sin necesidad de lanzarse de un barranco- dije a gritos prácticamente, para que todos me oyeran ya que dudaba que Marshall con lo drogado que estaba hubiera reparado en mi.
Finalmente di unos pasos más y musité, directamente a Marshall, para fastidiarle un poco. -Anda, lánzate, si eres tan hombre como aseguras ser, que pones a prueba a otros para que lo sean... lánzate tu, demostrando ser uno...- y luego, reparando en que no debía de joderle mucho, su mejor amigo sabía que no era precisamente fiel, y era capaz de hacérselo saber a ella, intenté suavizar el ambiente como mejor sabía. Jodiendole un poco más la vida a el que me gustaba llamar "la señorita". - ¿Es ese razonamiento lógico señorita intelectual? - le pregunté con palabras cargadas de ironía y sarcasmo a Einar mientras comenzaba a reír, desquiciado, muerto de gracia por esa pregunta sin ninguna connotación agresiva o hiriente, pero que para alguien que pensaba como yo, lo era y mucho más allá del cambio de género intencional.

Debbie estaba acostumbrada a controlar a la gente, fuera de manera directa o no, siempre lograba que se hiciera lo que ella quería. Por ello, cuando Einar rechazo drogarse para que Marshall no expusiera su vida, a ella la embargo una gran satisfacción, un logro pequeño pero bastante significativo fue el que obtuvo por un momento. No importaba que Luka retara a Einar diciéndole una y mil cosas, ella estaría ahí para defender al ojiazul de ese rubio patán que estaba más drogado que Lindsay Lohan en sus buenos tiempos. ¿O malos tiempos? Daba igual. La sonrisa de superioridad no dejaba de estar dibujada en su rostro, con cierta inocencia al mismo tiempo. Después de todo tenía una imagen que cuidar, no con los demás, sino con Einar. No le importaba lo que la rubia dijera, ni lo que dijera Luka, ella era su mejor amiga pero esa noche no podía evitar tenerle cierto rencor por no haber pensado que darle la pastilla a Marshall la molestaría de sobremanera. Así que sui en ese momento una luz blanca y cegadora se hiciera presente desde algún punto del cielo, y criaturas verdes vinieran a por ellos y a ella preguntaran a quien quería salvar, sin dudarlo diría que a Einar. Como esperaba, no paso mucho antes de que Marshall dejara su posición de defensa para ponerse en posición de ataque. Si Marshall fuera un pokemon, bien podría ser uno del tipo psíquico, de esos que lanzan hipnosis y confusión. No tenía idea de cómo, pero con cada palabra él lograba enredar a cualquiera para que hicieran su voluntad. Tal vez hacía lo mismo que ella. Pero ser igual a Marshall era algo que le repugnaba completamente. Escucho sus palabras, sin inmutarse, sin sentirse ofendida ante ninguno de sus insultos o amenazas, dejar que la tocara fue un privilegio para él, quien para su suerte se alejó antes de que ella echara uno de sus pies hacía atrás y le pateara la entrepierna matando dos pájaros de un tiro, pues al igual que Luka, tenía el cerebro ahí abajo. Se levantó de donde había estado sentada, una roca de esas grandes, incomoda y fría. Se acercó sin dudarlo hasta Einar, empujo a Marshall un poco, para que se alejara de Einar y ella pudiera quedar en medio de ellos dos. No le gustaba nada ver a ese Mounier cerca de Einar. -Tus aspiraciones son demasiado pequeñas, Marshall. No se puede tener todo lo que uno desea con sólo ir a la universidad -puso ojos en blanco, fastidiada de las idioteces sin sentido que su amigo llegaba a decir. -Como comienzo no suena tan mal -dijo más para ella misma que para los que la estaban escuchando. No le gustaba ponerse en plan futura dictadora del mundo con Einar cerca, él era un chico inocente y bueno, de esos que teniendo la edad del ojiazul ya casi no se veían. Y a él le gustaba la Debbonie inocente, así que no le quedaba de otra que ser así cuando estaba a su lado, no era mucho trabajo, él sacaba relucir lo mejor de ella.

-Ya que cambiamos de tema… -comenzó a decir de forma solemne, como cuando los presidentes pasan a decir su discurso de campaña. -No es necesario que Einar le pruebe nada a nadie, él lo hará cuando quiera, y ahora no quiere hacerlo, así que ustedes dos dejen de presionarlo -su mirada suplicante fue dirigida a la rubia para que le diera la razón, por lo menos así a Debbie se le olvidaría un poco que seguía molesta con ella. A los ojos dos les dedico una mirada fulminante, estaba segura que no la escucharían, pero con una sola mirada ella podía dejar bien claro que si la contradecían no dudaría mucho en ir directo a la yugular de esos dos. Sonrío con superioridad a Marshall antes de mirar a Einar. -Si tú quieres hacerlo, está bien -murmuro a su oído con suavidad, casi de forma dulce y tranquila. Le tenía que dar opciones para que él no pensara que, al igual que Marshall, intentaba jugar con su mente. Aquí la solución era hacerlo sentirse independiente, tampoco quería que él pensara que lo veía como alguien tan débil. -Pero hazlo si de verdad quieres, no porque te sientas presionado por el rubio ninfómano o el patetico y gordo ojiazul -una de sus manos se elevó para poder acariciar cariñosamente la mejilla de Einar, y que él supiera que hiciera lo que hiciera todo estaría bien. Como si los demás no estuvieran a su alrededor, se dio el lujo de dejar que sus mejillas se sonrojaran por el simple contacto de sus fríos dedos contra la piel del chico a su lado. Suspiro de manera casi imperceptible antes de pasarle un brazo por los hombros A Einar y otro a Marshall. -Me queda claro que todo lo que dices es broma, gatito. Por eso nadie te toma en serio -cerro los ojos mientras le sonreía alegremente, así como sonríe siempre Yukito. De improvisto le dio un beso en la mejilla, de esos que cosquillean los labios cuando se dan tronaditos. Dejo de abrazar a los dos chicos, y de la bolsa de su chamarra de color morado, saco una cajetilla de cigarrillos, de esos mentolados que le gustaba fumar y un encendedor amarillo con ojos de Jake el perro. Lo encendió, dejando escapar casi al instante una nube de humo pequeña que fue a perderse en el rostro de Marshall. -Las brujas de Salem, una de mis preferidas es esa historia -antes de que alguien dijera algo más ella hablo de nuevo, si estaba divagando, pero tenía un punto que por lo menos le divertiría a ella. -Muchas veces se equivocaban al juzgar a alguna mujer como bruja, aun así la llevaban a la hoguera alegando que si sobrevivía era bruja y se tendrían que enfrentar a su ira, si no sobrevivía… entonces sería una pena para la familia -frunció los labios, como si de verdad le entristeciera aquello. -Yo siempre he pensado que no solamente hay brujas, sino también hechiceros, así como en Harry Potter solo que con menos glamour. Y, ¿qué tal si la bruja no soy yo, chicos? Todos sabemos que es Marshall quien juega con ustedes-se alejó de él con brío y agilidad, y le apunto con el dedo. Lo que había comenzado como una pequeña discusión sobre si Einar debería de drogarse o no, se había convertido en una pequeña batalla entre Marshall y Debbonie. Camino con parsimonia hasta quedar tras Marshall, pego su torso a la espalda del ojiazul y sonrío con malicia. -Si alguien hay que quemar, debe de ser él -sentenció imponentemente. -Y yo quiero ser la primera en comenzar -sonrío de forma sombría antes de apagar su en el brazo derecho de Marshall. El olor a nicotina, menta y piel quemada era inigualable. Ella aspro profundamente y se alejó de él después de haberle dejado una marca que quizás no le duraría por siempre, pero unas semanas o meses sí. -En fin, pasemos a temas que importan más que Candy Kills -se refería a Marshall con ese nuevo mote. -Rubia, no quiero que estemos separadas en la universidad, así que podrías matricularte conmigo para música o teatro -no era una sugerencia, era como una orden disfrazada. No le importaba lo que respondería, solamente era para suavizar un poco el ambiente.

Nichole estaba cansada de todas las noches estuvieran presentes las mismas discusiones por el mismo motivo, siempre desperdiciaban las hermosas noches estrelladas y la droga de buena calidad por culpa del crío santo que no hace mal a nadie, a nadie excepto a la rubia, siempre causando molestia a ella indirectamente, Nichole no sabía explicarse como aquel chico podía pertenecer al grupo que había formado Marshall, simplemente no soportaba ver a Einar ahí, solo su presencia causaba repulsión a la rubia ¿por qué? porque era bastante obvio que Debbonie estaba embobada con él y eso no le agradaba.
Odiaba que todo siempre girara en torno a Einar, todo lo provocaba él y por su culpa el grupo se dividía, y como siempre ella debía ser la que estaba entre medio sin saber que hacer, siempre cambiando de opinión por Marshall o por Debbonie pero no esta vez. De repente una voz le pareció bastante familiar, la rubia echó la cabeza hacia atrás y vio a Luka, el chico que a los ojos de la rubia era perfecto, podía tener un mal carácter pero ella le tenía... ¿cariño? porque evidentemente no era amor lo que sentía por ese rubio, y menos esperaba que ese chico sintiera algo pero prefería no pensar en ello, después de todo era lo más cercano a un novio que tenía.

-No aparenta serlo, lo es. - Dijo fríamente.

La chica miró algo enojada toda lo que se estaba formando con una ceja levantada, siempre Debbonie bombardeaba a Marshall con palabras y Marshall a Debbonie, como si fuera una guerra, luchando por que Einar se drogara, era estúpido si lo miraba de aquel punto de vista.

Cuando Marshall habló de destierro las esperanzas de la rubia de no volver a ver a ese chico de ojos azules que arruinaba las noches se formaron sin base, era obvio que Marshall estaba drogado y usaba a Einar para molestar a la mejor amiga de la rubia.

-¿Saben? Me importa una mierda lo que haga el crío santo, por mi que se vaya o mejor, que se tire por el barranco. - Soltó la rubia llena de rabia, hace mucho quería decirlo porque en realidad no le interesaba en absoluto aquel chico, se levantó del tronco en el que se encontraba y se cruzó de brazos, no le importaba tener que enfrentarse a Marshall o a Debbonie, nisiquiera a Luka, tal vez por culpa de la droga. Lo que si era cierto es que aquel chico debería comenzar a defenderse solo, Debb siempre lo defendía y no siempre tendría a Einar a la vista. - Debb deja que se defienda solo ¿o no sabe hablar tampoco? - Dijo con rabia disfrazada de ironía.

Mars mencionó la universidad, ella sabía que iría a Brown pero ni idea de que estudiaría, seguramente algo que necesitara la menor cantidad de cerebro, odiaba mal gastarlo en la escuela y aún menos lo gastaría en la Universidad y seguramente Marshall se convertiría en el rey allí.

-Teatro me parece bien, tal vez música pero quiero también fotografía, no hay que estudiar demasiado- Suspiró la rubia volviendo a tomar asiento, al parecer Debb quería acalmar los aires.