Universidad Brown
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NEW YORK CITY
2013
Dicen que a los trece años es una época donde los niños dejan de ser niños y pasan a ser adolescentes. Se revelan contra el mundo, les salen espinillas, empiezan a interesarse en el amor, en el sexo, a las chicas les viene la menstruación etc. Vamos, una época en que estos pequeños humanos están en pleno crecimiento y comienzan a aprender las verdaderas lecciones de la vida. Dura exactamente cinco años, hasta los dieciocho años, cuando supuestamente pasar a ser adultos.

Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.

Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.

¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?

Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.

¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.

En resumen, el libertinaje total.

Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.

Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.

Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...

Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Mensaje por Marie A. Adkins Mar Sep 17, 2013 12:02 pm

20| Julio – 12:30 p.m
¡Café! justo eso es lo que estoy necesitando en estos momentos, la cafeína me despertará y podré terminar todo lo que me falta por hacer. Sin pensármelo mas me dirigí a la cafetería, había tenido una mañana muy ajetreada y estaba mas que cansada, tenía ya varias noches sin dormir bien debido a que la pasaba pensando en todos los problemas que me cargaba ahora mismo, cuando por fin me estaba por dormir, sonaba mi alarma recordándome que era tiempo de levantarme y alistarme para ir a clases, últimamente esto me estaba llevando mas tiempo de lo acostumbrado, pues debí combatir mis ojeras con exceso de maquillaje, llegaban momentos en que me sentía demasiado incomoda tan maquillada, pero al instante me recordaba a mi misma que esto era necesario.
En estos momentos no podía darme el lujo de sentarme y relajarme, mi ojos me pesan y en cualquier momento se cerrarían, terminaría dormida por ahí sin mas. Llegué a la cafetería y fui directo hacía la dependienta, pedí un café muy oscuro y cargado, para luego sentarme en una mesa cerca a un gran ventanal desde donde se veía el campus, saqué uno de los libros que debí terminar hace dos días y lo abrí, estuve tratando varias veces de concentrarme en la lectura, pero me era imposible.-¡Oh vamos! No me dormiré y terminare este libro-me reprendí en un susurro apenas audible y luego le dí un trago a mi café, no estaba muy agradable su sabor, pero funcionaría y con eso me basta en estos momentos. Pasé si acaso cinco minutos más  tratando de leer, pero me fue imposible, ese libro era endemoniadamente aburrido, maldije a Robert mentalmente al menos veinte veces, ya me las pagaría por obligarme a estudiar abogacía y cerré el libro frustrada; levanté la vista para ver que había a mi alrededor, pero todo era aburrido, hasta que vi una cara muy conocida que captó mi atención, ese era Leonarth O'Donell, aunque luego de todo lo que pasó él no debería estar aquí en Brown, él debería estarse escondiendo, debo estar alucinando, si eso, traté de convencerme de que mi falta de sueño me estaba jugando una mala pasada, así que cerré mis ojos y sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos, volví a abrirlos lentamente y ahí seguía él, me pellizqué a ver si me había quedado dormida, pero terminé soltando un chillido provocando que varias personas voltearan a verme, rodé mis ojos y me centré en Leo.
Guardé todo en mi bolso y me levanté decidida a averiguar que estaba haciendo aquí, se exponía demasiado. Me acerqué a él sin mas y me puse frente a él.-O'Donell que estas haciendo aquí? ¿acaso te has vuelto loco? esto es peligroso-dije lo suficientemente alto para que solo él me escuchara, estaba preocupada, pero una sonrisa se amplio en mi rostro no mas de verlo, lo había extrañado.-Leonarth te estoy hablando, digo admito que te he echado mucho de menosy que me alegra demasiado verte, pero...-hice una pausa para tomar aire.-¿no crees que te estas arriesgando demasiado?-Él me miraba como si no me conociera y eso me hacía sentir como una loca histérica ahí parada reprochándole sus acciones
Marie A. Adkins
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Mensaje por Leonarth O'Donell Vie Sep 20, 2013 10:13 am

Mi primer día de clases como el nuevo Leonarth iba a comenzar. Después de una semana ajetreada, envuelto en abogados, mas abogados y por ultimo… si, mas abogados. Termine exhausto, pero, tanto cansancio y estrés dieron muchos frutos, legalmente estaba vivo, pero mi libertad estaba condicionada clínicamente por un medico y por el fiscal, y obvio por la líder de la cooporacion a la que pertenecía. Hubiese empezado antes si mi plan no consistiría en tener que fingir que no recuerdo a nadie después del accidente de autos, pero, hasta que punto podría aguantarme la idea de seguir con esto, y que problemas me traería a la larga, eran cosas que dejaba en segundo plano para atenderlas luego. Hoy en día tocaba rehacer mi vida, Brown, la mansión, mi trabajo en la mega concesionaria O’Donell, la herencia, mi madre en Paris, ¿misterios sin resolver? ¡Patrañas! Quería si saber quien envió a Sean aquella noche, pero tampoco me iba a desvivir por eso, muchos planes en mente, y una boda que no era la mía dentro de poco, ¿Quién? Aaron Ryder y Natalie Ryder. Y yo el padrino por lo que tenia entendido desde hacia bastante, o al menos con eso bromeábamos con Aaron, que yo seria su padrino si algún día se casaría, y el seria el mio si a mi se me ocurría la idea de usar traje de novio.
En resumidas cuentas, volver a mi habitual vida, mi antigua mansión reformada luego del incendio, la ausencia del demonio y la presencia de un asesino, me envolvían nuevamente en un drama nuevo, uno que nunca termino, uno que… casi acaba con mi vida. Pero era más fuerte. Deje aquel Leonarth que era antes para formar uno que asuste a la alta sociedad, porque la baja y media las tenía dominadas.
Antes de plantearme volver a Brown y terminar con mis estudios, recibirme e irme de Nueva York, en mi cabeza rondaban nombres de personajes que saben sobre mi historia, pero que tengo que ser cauteloso a la hora de hablar con ellos frente a los demás: Aaron, Michael, Natalie, Marié, Valkiria. Ni mi madre podía saber sobre esto, no, su vida jugaría nuevamente peligro y era lo que menos quería ahora. Mi paso  a la fama iba ser la vuelta a Brown, pero mi glorioso estrellato seria coronado en la boda Ryder.
Como extrañaba las largas charlas con Charley mi perro, el pobre viejo no sobrevivió a tanta tristeza y falleció sin que yo pudiese despedirlo, mi amigo fiel, lo poco que traía conmigo cuando me vine de Paris, y la única vida que lamento haya fallecido por mi culpa. Solo me quedan fotografías y su collar, oh si, lo recupere robándolo, robando algo que era mio. Seguramente se lo daría a mi próxima mascota, pero nunca suplantaría a lo que fue él.
Con la hermosa imagen de mi perro en mente, llegue a Brown en la limosina negra. El personal era nuevo en la mansión. Los que trabajaban antes se rehusaron a trabajar en la mansión de una familia asesina, algo que les contaré resumidamente. ¿Y porque hago hincapié en esto? Fácil, la noche que se incendio la mansión todo quedo en escombros, todo menos la cámara que estaba junto al sótano, dentro, varios cuerpos de muertos desaparecidos en los cuales mi abuelo y mi padre estaban involucrados y que yo nunca llegue a ver. La inversión era millonaria, todo nuevo, reluciente, y mi habitación estaría en el mismo lugar que antes estaba.
Caminando por el caminito de tosca junto a Brown, observando mis zapatos negros brillantes, jugando que bailaba como Michael Jackson, repentinamente sacudí mi cabeza al ver que en la cafetería estaba Marié Adkins observando por la ventana, hermosura de mujer, de cabellera rubia y perfecta sonrisa, le veía desde el campus mientras ella estaba pensativa, la note algo decaído, triste tal vez, ¿Qué la traía así? Me digne a averiguarlo, pero, recordando que tenia que estar sereno y seguir disimulando la falsedad que me trajo a este mundo. Ella era de las pocas que sabía sobre mi vida, o al menos parte, porque nunca llegamos a tener una conversación sobre el tema, tampoco podía decirle mucho, tenía prohibidas ciertas cosas, entre ellas, La viuda negra. Pan comido.
Entre de manera normal a la cafetería, pero no era todo normal, varios se quedaron boca abierta, algunos murmuraban, y yo sonreía glorioso, como que nunca sucedió nada. Nadie se me acerco, por suerte, tener que preguntar nombres a personas que conocía me incomodaba. Entonces fui solo a la barra de la cafetería, una gigantesca vitrina de vidrio, con un extenso bufete. No era muy de mi agrado comer en este lugar, preferiría un buen restaurant, como “Monsieur Pierre” que estaba a dos cuadras de Brown. Visualice un bistec que se veía jugoso –una feta de eso y… ensalada de tomate Cherri con queso, murcie- enseguida de ordenar y esperar que me sirvieran, Marié se me acerco, evidente, verme aquí no era algo normal para ella –Buenos días señorita- que no finja para ella no quería decir que podía hacerlo en publico –me temo que no sé de que me esta hablando, pero con gusto almorzaría con usted y me cuenta un poco de usted- haciéndole seña con la cabeza para que vuelva a su mesa. Tome mi plato con la comida, lo puse en una bandeja, cogí una botella de Coca cola de la heladera y me fui a sentar junto con ella. Preferentemente una mesa que estaba algo apartada de las demás, así podíamos hablar –Me podría decir su nombre- dije mientras le escribía un mensaje de texto que decía “sigue el juego” y se lo envié. Algunos nos seguían mirando y levantando apenas la mano salude, estos volvieron a la suya sin dejar de vernos de reojos.

 
Leonarth O'Donell
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Mensaje por Marie A. Adkins Vie Sep 27, 2013 11:34 pm

Ay Leonarth, bonito momento en que viniste a aparecer, otra cosa mas en que pensar, bueno en realidad no tenia nada que pensar acerca de el, pues no pasaba nada, él es mi amigo y yo lo apoyo en todo, excepto en esto de estar en Brown, lo que me dejo fuera de lugar fue como actuó como si no me conociera.-ok, lo espero por alla-le señalé la mesa, pero no pude evitar fruncirle el ceño, sin embargo regrese a mi mesa, me sente a jugar con mi celular mientras el llegaba a la mesa, pero recibí un mensaje de nana y llame.-¿le paso algo al niño?-frunci el ceño nuevamente.-no niña, solo te llamo para avisarte que saldremos a pasear-dijo riendo, sabe que aveces soy demasiado sobreprotectora con Austin, pero ¿como no serlo? es mi primer y unico hijo, ademas de que aveces me siento culpable por tenerlo tan aislado.-Genial nana, quizas luego me les una, besos al niño debo colgar-sin darle tiempo de hablar cerré y dejé el celular en la mesa, pues Leo se estaba acercando con su bandeja de comida. Estaba tan guapo el condenado con esa cara de santo y esa nariz tan hermosa, siempre le he envidiado esa nariz tan recta y puntiaguda, sacudí mi cabeza discretamente para sacarme esos pensamientos y le dediqué una sonrisa falsa.-Marie Adkins, un placer-sentí mi celular vibrar y lo tomé enseguida lo revisé pensando que era nana para avisarme que Austin ya se habia roto algo, pero era leo pidiendome que le siga la corriente, me encogi de hombros y puse mi mejor sonrisa.-Creo que debo disculparme, he sido muy grosera, pero es que le he confundido con una amigo mio que es muy importante para mi y me preocupe, pero de verdad disculpeme-ya lo obligaria a decirme que estaba haciendo en este lugar, pero lo tomaría con calma y le seguiría el juego, actuaría delante de todos, aunque no se me da muy bien; tomé mi celular y escribí rapidamente un mensaje "¿Qué demonios estas haciendo? explicamelo y que sea pronto, no me importa si debemos irnos a lo mas recondito del campus, pero quiero saberlo" se lo envié a Leo y volví a mirarlo.-Eres nuevo en la universidad? podria darte un tour por el campus, es hermoso, te aseguro que te encantara-lo miré entrecerrando los ojos, si se llegaba a negar lo golpearia, se que soy muy chismosa, pero por Dios, es mi amigo, me preocupa. Recibí otro mensaje de nana avisando donde estaba y no me gusto eso, enseguida rodé los ojos, estaban muy cerca de casa de Jayden, le pedí inmediatamente que lo llevara a otro  lugar, es mejor evitar, con Rebecca rondandolo y las ganas enormes que tiene de amargarme la vida, es mejor prevenir, vaya y le diga jayden de Austin o peor aun, le meta ideas raras al niño en su cabesita inocente, pero fantaseosa.
Marie A. Adkins
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