Dos rubias peligrosas se fugan a Londres[Lily, Douglas & Elliot]

Esa noche había hablado con papá sobre cosas que preferí borrar de inmediato de mi mente; Después de todo no era bueno remover cosas que no me convenían...

Llegue hasta mi habitación y cerré suavemente la puerta, dejando las llaves de la casa colgadas en caso de que alguien quisiera pasar pues de inmediato estas me avisarían con el ruido. Luego camine hasta el baño y me quede unos instantes parada frente al espejo analizando mis facciones y casi de inmediato cerré mis ojos para traer a mi el recuerdo de ella... Pero ladee el rostro indignada;  jamás quise parecerme a ella y es que su abandono me indignaba, me llenaba de rabia... Le odiaba demasiado, por más de que papá tratara de hacer lo contrario, yo siempre estaba criticándola cuando mis abuelos o alguien tocaban el tema.

Estaba asfixiada de todo, cansada de la pubertad, de los problemas, de sentirme aburrida... Ni siquiera lo que hacia me llenaba, era como si estuviera insatisfecha todo el tiempo, A veces eso me jodía, me re  jodía, por ello no lo pensé más, estaba decidida a hacer lo que me conviniera a mí y a nadie más. Después de una larga platica conmigo misma, corrí hacia el Armario y abrí la enorme puerta de madera, tomando de la parte más alta una mochila de cuero negra, la abrí y tumbe uno de los cajones hacia la cama, rebuscando entre mis cosas ropa interior y mis papeles. Con la mirada perdida por un instante en la nada, trate de pensar en las posibles formas de huir sin que nadie se diera por enterado sí quiera de que había decidido irme a otro lugar y en ello recordé que tenia algo de dinero guardado bajo el colchón, así que tome el mismo y lo tumbe con algo de esfuerzo aun lado; Pero de pronto sentí un estruendo fuerte. "Se rompió la lampara" Abrí mis ojos asustada y me tire por encima de la cama para mirar el daño, pero de pronto mi oído sintió los pasos de unos zapatos, por lo que corrí hasta la puerta para trancarla. Vi la sombra de alguien al otro lado, sin embargo nadie abrió y aunque fuese loquisimo, Me ore todo el Padre nuestro en cuestión de segundos y un suspiro me devolvió la tranquilidad cuando sentí que se fue. Como pude tome los trozos de vidrio y los puse en una bolsa, abrí la ventana y los tire hacia el jardín vecino.

Por ultimo tome la tarjeta de crédito que había escondido con cinta americana tras el retrete y un par de billetes más que tenia ahorrados para el regalo de navidad de papá y aunque por un instante llegue a sentir culpa por el uso que le daría. Trate de imaginar las cosas maravillosas que podría hacer con ese dinero. Para cuando me dí cuenta ya había arreglado la habitación. Pero sabia que si salía por la puerta delantera él me vería o en las peores circunstancias uno de mis vecinos. Así que espere a que fueran las 4:00 A.M cuando él esta realmente dormido y tome una cuerda gruesa que había en uno de mis bolsos, una navaja, mi pasaporte y salí por la ventana que daba vista a la casa de atrás. Eran casi dieciocho metros, pero el techo del primer piso se alargaba gusto en ese lugar, pise con cuidado y salte justo en un árbol. baje como una araña y tome rumbo hacia la calle que daba vuelta.

Un auto paro y me condujo hacia Pinkie. Cuando mire el celular, note que tenia dos mensajes de ella, sin embargo por pena preferí no responder, pues estaba cerca al aeropuerto, Al llegar camine hasta el lugar de encuentro con una sonrisa en mis rostro, De pronto la vi, allí estaba Mi rubia querida, con tantas maletas que ni siquiera pude imaginar como íbamos a cargar con todas ellas hasta el hotel en Londres.
-¡Pinkie! .¡Al fin te veo, creí que no ibas a llegar! -Me abalance a sus brazos, dándole un pequeño beso en la mejilla y tomando dos de sus maletas, para hacerle el peso mas liviano. Me di vuelta y esperaba que me siguiera, mientras yo caminaba hacia la Aduana para dejar las maletas y pasar a Registro y control, donde nos analizarían en caso de drogas y de ser negativo (Que era lo mas obvio) Nos darían paso para subir al avión. -Bueno y dime... ¿Elliot aún no sabe que has decido huir conmigo cierto?

Vi a la rubita acercarse a mí y besarme la mejilla- ¡Lil! A mis brazos cariño-La abracé y le acaricié la cabeza; Amaba a aquella rubia, no lo podía evitar, era tierna por fuera pero en verdad era toda una salvaje con ganas de diversión y hecha de acero puro, era completamente loca- Gracias…-Dije cuando noté que tomaba dos de mis maletas y las cargaba-Creo que no…Lo sabrá a eso de las 7:30 cuando suene su despertador-De repente me sentí mal por Elliot, por no habérselo dicho antes, me sentí fatal, aunque claro, también es él, el que quería que me quedase. Si él no hubiese intentado retenerme no hubiésemos llegado a estos extremos, tengo mi libertad también.

Seguimos adelante, hasta la aduana, allí registraron mis maletas y a mi y a Lil. Esperaba y rogaba que no llevase una navaja como solía hacer, unos instantes antes de que nos registrasen le susurre al oído a Lil- Si llevas una navaja escóndela ya-Me registraron y al parecer no encontraron nada extraño así que me dejaron pasar, luego miré nerviosamente como registraban a Lil, esperaba que encontrasen una navaja, dos kilos de coca o algo así, pero para mi sorpresa, nada, estaba limpia, sonreí aliviada y tomé mis maletas para llevarlas a facturar- ¿A que hora sale nuestro avión-Miré mi reloj y supe que seguramente Elliot no tardaría en enterarse de mi huída así que decidí darme prisa en facturar las maletas para tener una excusa para apagar el móvil.

Puse mis maletas sobre la cinta transportadora negra y le mostré el billete a la azafata, la cual se limitó a ponerle una etiqueta de color blanco y verde fosforito con letras negras a las maletas y el neceser. Me quedé despistada mientras veía como las maletas desaparecían tras los flecos negros y me volví hacia Lil mordiéndome el labio inferior- ¿Estaría muy mal si apago el móvil ya? Lo digo por Elliot…No quiero que me llame y me haga sentir mal-Saqué el móvil y lo apagué antes de que me pudiese llamar alguien por algo y crisparme. Saqué los billetes y miré cual era nuestra puerta de embarque- Tenemos que ir a la puerta de embarque numero 7-Dije con voz de azafata y me reí mirando los carteles para decidir por donde teníamos que ir.

Tenia bastante calor, así que me revolvía en la cama sudando. La verdad estaba durmiendo más de la cuenta debido a que habia estado cenando con Pinkie la noche anterior. Y sospechaba que le pasaba algo muy extraño estos días. Aunque sabia por lo que era, estaba inquieta porque deseaba irse con su amiga Lilith a Londres, o eso me explico días antes. ¿Estaba loca o que?, ¿es que quería meterse en líos?. Su amiga era bastante llamémoslo impulsiva y se metía en múltiples lios. La verdad no quería que acabase en la cárcel o algo parecido ni que le hicieran daño. Esa era mi preocupación. Yo le dejaba ir a todos lados que quisiese y no le ponía barreras, pero en este caso me parecía una excepción.
No quería verla mal ni que le hiciesen daño, ni que la maltratasen, y mucho menos que acabase peor. Porque con Lilith nunca sabe lo que se espera.
En cierto modo no entendía porque eran amigas, aunque no le podía prohibir con quien ir y venir y nada. Era libre de todo pero cuándo me asustaba de que corriese riesgos tan grandes pues como que no quería que fuese a ninguna parte.
Hable con ella intentándola convencer, pero últimamente parecía bastante rara y pensaba que era por eso. Pensaba que era porque ella quería ir y yo no le dejaba y le podía impedimentos para que lo hiciese.

Estaba también inquieto por todo eso además de el calor que hacía en la habitación ya que no sabía que poder hacer. Así que me levante sudando, es por ello que fui a darme una ducha y asearme nada más levantarme. Me vestí luego  poniéndome una camisa blanca de mangas cortas y unos pantalones vaqueros. Para después bajar a desayunar en la cafetería de la universidad.
Cuándo acabe me pase por la habitación de Pink, llame a la puerta. Pero entonces no contestaba nadie, ¿dónde estaba?. Era temprano aún para que no estuviese. Así que llegue a la conclusión de que seguro que se encontraba en la biblioteca.
Así que me encamine hasta allí y cuándo llegue empecé a buscar sin saber donde se encontraba. Así que le pregunte a la bibliotecaria para ver sí tenía más éxito, le describí como era y como le habia visto más veces era fácil, ella me contesto que no habia visto a nadie con esas características y que sí era la chica que ella pensaba no estaba aún esta mañana.

Decidí entonces seguir buscando por la universidad. Fui a los jardines, a la cafetería, entre en alguna que otra clase. Y es que no estaba en la universidad ni en el campus de los Gamma Phi.
Así que le pregunte a un chico que estaba en su misma clase y me dijo que tampoco sabía nada de ella. Así que decidí volver a mi habitación sin éxito ninguno y sin saber nada.
Cuándo llegue a mi habitación me senté y la cama y suspire con preocupación pero entonces vi una tarjeta en mi escritorio que decía
Elliot me he ido con Lilith a Londres, estaré fuera unos días.
No te preocupes no me pasara nada.
Te quiere Pink.
Cuándo vi aquello me quede con la boca abierta sin parpadear. Hasta que algo me volvió a la Tierra. Abrían la puerta de la habitación, así que gire mi cabeza para ver lo que era.
Y entonces vi a mi hermano Douglas y escuche lo que decía. Como siempre no tenía remedio, aunque esta vez tenía algo de razón, o eso creía.

Me divertía tanto ver la cara de imbécil que tenía mi hermano Elliot cuándo contemplo la tarjeta que se posaba en sus manos?. ¿Qué tarjeta?, pues la que decía que Pinkie se había ido por hay. Por fin se había dado cuenta de que no podia llevar una vida de abuela, una vida aburrida y tostosa. Al final se habia idio para irse de fiesta, y habia dejado al estúpido aquí.
Pero ya me lo suponía y no me extrañaba ya que días antes al parecer se lo habia contado a mi hermano que quería irse, pero no se enteraba al parecer, no se enteraba de que tenía que darle marcha, ya que una tía como Pinkie tan buenorra seguro que no duraba nada soltera. Seguro sí le diese lo que necesitaba no tenía que acudir a las mentiras.
Ver la cara de tonto que tenía me encantaba, me divertía a más no poder y una sonrisa maliciosa se mostraba en mi rostro.
Días antes Elliot me habia contado lo que le pasaba, ¿pero a mi que carajo me importaba?, siempre le decía lo mismo, pero no se enteraba. A mi parecer demasiado estaban durando saliendo juntos, porque el era tan aburrido que hasta los muertos seguro se quedan dormidos.
A veces me preguntaba porque carajo era mi hermano y sí habíamos salido del mismo puto chocho, se parecía de apariencia pero nada en forma de ser.

Me provoco bastante gracia cuándo vi desde el jardín que salía Pinkie con Lilith, ellas seguro que no me habían visto pero yo a ellas sí. Así que supuse que habia ocurrido y no dude al rato en ir a la habitación de mi hermano para verle su cara y digamos que convencerlo. ¿Convencerlo para que?. Pues me encantaba la idea de manipularlo para poder hacer lo que se me antojase con el. Lo cierto es que quería ir de viaje de diversiones y no habia nada mejor que ir con mi hermanito, ¿Por qué?, porque sí me iba yo solo mis padres no querrían seguramente, ya que ellos me pagaban todo. Y que mejor que “intentar reforzar la relación entre hermanos”. Tenía que disimular y hacer como el que me interesaba el estar con el. Ya que ahora que habia venido y me habia encontrado con esta nueva vida tenía que aprovecharla bien aprovechada.

Así que le mire y hable con cierto descaro intentando provocar su parte celosa
—Se fue con Lil, las vi salir, ¿sabes que sí va con Lilith no sacara nada bueno de ese viaje?.. se buscara otro mejor para que le de todo lo que tú no le das subnormal. ¿Sabes?. Deberías ir hasta allí y traértela hasta aquí sí no te quedaras sin ella seguro
Cuándo acabe de decir eso me miro con cara de preocupación y pareció que aquello le convencía. Y más cuándo me lleve al menos medía hora picándole con lo mismo.
Así que al rato no le quedó de otra que acceder, ya que tampoco la podía localizar por teléfono porque tenía el móvil apagado. Eso le hacía pensar mal de todo aquello y a mí me convenía, en cuánto que llegásemos a Londres me perdería en la noche, bueno y en el día también ya que sí salía no entraría mucho ¡JA!, o sí entraría en el coño de una tía seguro.

El parecía demasiado agitado de yo calentarle la cabeza y solo le podía mirar de manera maliciosa. Opto por ir, por cojones claro, ya que era demasiado pesado. Así que este llamo por teléfono y reservo dos billetes de avión para el próximo vuelo.
Entonces el comenzó a hacer las maletas y me mando a mí también, ¿iba a hacer mucha maleta?. La verdad es que el parecía que sí. Pero yo teniendo dinero seguro iba a hacerla, ni que la necesitase, además seguro que no estaba mucho con ropa.
Decidí largarme y quedamos en el aeropuerto para coger el avión. El se quedo haciendo sus maletas yo decidí ir a la cafetería y desayunar, ya que aún no habia desayunado y tenía un colocon de los porros,  aunque sí se le llama desayunar a comer a las cinco de la mañana había desayunado, y lo cierto que hasta el postre habia tenido.

Después fui a la habitación y me duche y me puse la primera ropa que cogí;  y puse unos jeans y una camiseta de tirantes de color negra con mi chupa negra. Luego pille mi mochila de clase y metí allí algunas drogas para pasar el tiempo que estuviese y metí el dinero que necesitaba y tenía, y algunas cosas mças que me eran necesarias. Para luego largarme hacía el aeropuerto.
Decidimos quedar allí mejor a la hora que era por sí alguno teníamos que ir a la ciudad para hacer las cosas que sea. Aunque yo no había hecho mucho, solo había hecho el vago y entretenerme sin hacer nada.
Preferí coger un taxi ya que me daba la gana y no tenía ganas de conducir y cuándo llegue al aeropuerto allí estaba Elliot dispuesto a coger el avión. Con dos maletas en sus brazos de viaje, y me miró con mala cara cuándo vio que solo llevaba una mochila de meter los libros.

Nos fuimos para poder cogerlo, pero antes debíamos pasar el control de aduana, el cual pasaría con chulería a pesar de llevar drogas.
Cuándo llegue le hice un gesto a uno de los guardas y ya entendía lo que ocurría. Así que pasaron la mochila sin detectar nada. Y cuándo ya hube pasado la puerta que recoge también lo mismo me acerque a un tío y le pase quinientos euros que me había metido en el bolsillo anteriormente, ya que iba a pasar. Sonreí y le dije
―Tío cuándo vuelva me paso por tú casa, hasta otra
Como decían “habia que tener amigos hasta en el infierno”, pues sí tenía un amigo pasando los controles de seguridad del aeropuerto. Y no tan solo eso, ya que sí me dejaban pasar luego les daba drogas gratis a ellos, así que digamos que les convenía que hiciese eso y que nadie se enterase de que llevaba drogas encima.

Y una vez que pasamos el control entramos al avión. Lo mejore era que el imbécil de mi hermano no se había percatado de nada, ya que estaba demasiado nervioso con sus claustrofobias como para hacerlo, además tenía que llamar a el hotel también donde nos quedaríamos y hacer dos reservas, ya que no nos quedaríamos juntos, eso seguro. Se dio cuenta de que era mi amigo pero nada más. Me parecía completamente gracioso que fuese tan enclencle y despistado.
Y cuándo subimos al avión en primera clase nos sentamos para así llegar a nuestro destino.