Rodrick Z. Stracht + ID.

+ Rodrick Zigmund Stracht
+ 22 años.
+ Estudiante.
+ Omega Chi.
+ Arquitectura.
+ Heterosexual.
+ Británica.
+ 11/09

GUSTOS
+ Cigarrillos.
+ Videojuegos.
+ Fiestas.
+ Cerveza.
+ Armas maquetas.
+ Respirar aire puro.
+ Escuchar música.
+ Dulces.

DISGUSTOS
+ Personas falsas.
+ Los climas calurosos.
+ Tareas.
+ No dormir.

MANÍAS
+ Mover la cabeza al escuchar música.
+ Golpear su lapiz contra algo al aburrirse.

ENFERMEDADES

DATOS CURIOSOS
+ Lleva tatuado "heroes" en la muñeca derecha.

Buena onda, sería la palabra que lo describiría. Rodrick es un chico bastante amigable y dispuesto a recibir a cualquiera con una sonrisa. Las personas nuevas no lo intimidan, muy al contrario, le fascinan. Así mismo, es un chico camaleónico, tiene la facilidad de adaptarse a cualquier ambiente en el que se encuentre. Es por eso, que tiene amigos muy diferentes entre sí. Podríamos decir inteligente, pero no es algo que él mismo acepte. Se considera un tonto, y es que está perdido en matemáticas, ciencias y cualquier tipo de rama. Pero está enamorado de su profesión, la arquitectura, y es un chico bastante conocedor en lo que hace. Ama diseñar y edificar lugares con cartón o cualquier tipo de material; pero no le digas que hace artes manuales, que se molesta. Artístico, obviamente. Tiene una gran imaginación, especialmente cuando de diseñar se trata. Sabe que pieza podría encajar perfectamente o que es lo que le falta a su “obra de arte”. No es para nada exigente consigo mismo, Rodrick lleva una filosofía muy liberal. Si salió mal, salió mal. No hay manera de reparar el pasado, pero se puede hacer mejor en el futuro. No le gusta lamentarse de nada, ve todo positivamente aunque el asunto no tenga algo positivo.

Rodrick es un chico espontaneo y divertido, alguien que se ríe por cualquier babosada. Le gusta alegrar a las personas, tal vez por eso su afán de siempre decir algo gracioso. Muy elocuente con sus ideas, puede hablar babosada y media en un minuto, y de ahí decir algo coherente. Impulsivo, tiende a sus sentimientos y deja la razón de lado. Lo que quiere hacer lo hará, sin importarle lo que venga después. No es maduro, para nada. No acepta las consecuencias de sus actos y puede llegar a enojarse por tonterías. Pues, a pesar de tener un buen carácter, cuando se amarga es un ogro que vive para su cueva. No sabe aconsejar a las personas, pues ser empático no es lo suyo y prefiere mantenerse distante. Igual, siempre podrás encontrar en él un hombro donde llorar. Considera que la libertad es esencial en la vida, pues todos tienen “derecho a” vivir como quieren. Sí, tiene sus propias ideas, pero generalmente no las dice a menos que sea completamente importante. No, no por eso es un chico que no dice lo que piensa, o que no se expresa bien. Muy al contrario, si la situación lo requiere pondrá su modo de vista al tanto, pero solo si es importante. No malgasta sus palabras con personas que, sabe, no harán caso. El tiempo es oro, como dice él, y nunca se recupera.

Sus amigos son su vida y puede llegar a ser un poco sobreprotector con ellos. Haría todo por ellos, especialmente por sus amigos más cercanos, pues se han ganado su total confianza. Sabe que puede confiar en ellos, y eso es mutuo, pues él siempre pondrá todo de sí si necesitan apoyo. En el amor, es un chico sin suerte y prefiere mantenerse así. No ha encontrado a esa chica “especial”, o como muchos dicen, su alma gemela. Tampoco se desespera, le da tiempo para conocer otras chicas y, al menos, coquetear o liar.

Europa, Inglaterra. Un día como cualquier otro en un día de invierno, nació Rodrick, quién llevó el nombre de un viejo poeta. Sus padres, un abogado profesional y una ama de casa, no lo esperaban hasta dos semanas más. Matthew y Rose, a pesar de ser una pareja comprometida y nunca haberse conocido hasta antes de aquel acuerdo, eran un matrimonio feliz y contento que habían llegado a conocer la felicidad con el otro. Por eso, la noticia del embarazo de Rose entusiasmo mucho a la familia. Rodrick pasó a ser el mimado, el consentido, el único nieto de los abuelos y el único niño de la casa. No por eso, sin embargo, se convirtió en lo que muchos se convierten al recibir tales tratos. Tuvo la suerte de nacer en una familia donde el dinero no faltaba y más bien sobraba, pues su padre llevaba un buffet de abogados muy conocido para la época.

2 años después, la situación en la familia Stracht cambió. Nació su segunda hija, a quien llamaron Rose por la madre, y quién era igual de rubia que su primer hijo. Era el sueño de toda familia británica, un niño y una niña, y por ende eran muy felices. Matthew pasaba sus días en la oficina y compartiendo todo el tiempo que podía con sus hijos; Rose pasaba las tardes cuidando de Rose y viendo que todo anduviera bien Rodrick, y las cosas no podían ir mejor. El niño mayor, por su parte, no consideraba que su “puesto” estaba siendo amenazado, como había comentado su abuela – Clarysse – un tiempo antes que naciera la bebé rubia. Era más, ni siquiera le prestaba atención alguna. El abuelo, Johnatan, formaba a Rodrick para seguir con la empresa familiar, era decir, ser un abogado exitoso que siguiera con el buffet y llevará el apellido en alto. No desperdiciaba momento para mostrarle lo “divertido” que era la carrera, y no desperdiciaba los capítulos de series policiales para demostrárselo. Al cumplir los 5, 3 años después del nacimiento de Rose, nació quién sería su consentida para toda la vida… Clarysse. Su hermana, no su abuela, claro está. Rodrick fue el único capaz de usar un nombre original y no familiar. Para ese tiempo, los hijos mayores de los Stracht ya mantenían una relación, algo distante y especial, pues no paraban de pelear.

El primogénito ya había empezado el colegio y le iba muy bien, e incluso había considerado la abogacía como su carrera de profesión. Así pasaron los años, hasta que cumplió los 14. Su abuelo y padre decidieron mandarlo a un internado de hombres para que terminara el colegio satisfactoriamente; fueron los mejores años de su adolescencia, como suele decir. Allí descubrió que lo suyo era la arquitectura, y gracias a un profesor, logró encontrar una universidad para estudiar la carrera que tanto amaba.