Si ves algo delante y no se mueve, debes moverte de lo contrario te llevará por delante (Becca)

Hoy definitivamente era uno de esos días en los que cuando te levantas no imaginas que terminará así. Cuando pensás que será un día tranquilo te chocas con alguien bajando de la escalera de tu edificio, y como piensas que la otra persona se moverá... tu no lo haces, y cuando estos dos eventos se juntan en un solo momento, ¿qué pasa?. Bueno, te caes y rodas cuesta abajo y te terminas rompiéndote la muñeca. Mientras, escuchas como entra en pánico la persona con la que te chocaste llorando porque piensa que te ha matado. Y tú le dices “estoy bien” intentando levantarte; pero ella te toma de los hombros y te estampa de nuevo contra el piso, haciendo que tu cabeza reciba otro golpe más. ¿y qué pasa? bueno ella vuelve a llorar y vuelve a pedir perdón. ¿Y cómo te sentís? malditamente molesto.

Rara eran las veces en que me sentía molesto. Pero joder...había rodado una puta escalera, y luego de un rato mi muñeca comenzó a doler horrores, y tenía a la chica que no se movió mientras corría escaleras abajo sin mirar al frente, llorando y haciendo espamentos al lado mío como si a ella le doliera, y yo todo lo que quería era que se callara. Ni siquiera la conocía, debía ser nueva. -Ya está...de verdad, no pasa nada-le digo apretando mis dientes y evitando mirarla -La próxima presta un poco más de atención ¿vale?-sonó malhumorado mi aporte pero no estaba como para preocuparme si lo tomaba mal o no. Mierda...que paren el dolor.

Veo que respira profundo varias veces y aparto mi mirada rencorosa de ella. De acuerdo sabía que también era mi culpa por no moverme, pero ella no venía mirando...asique era más su culpa.

Se pone a balbucear algo que ni me gasto en entender y me ayuda a incorporarme. Mierda...me dolía la espalda y la cabeza me daba vueltas. Largo un gemido cerrando fuerte los ojos intentando volver al piso pero la chica que sostenía mi peso me termina llevando a su auto. Y no sé porque pero se pone a parlotear de no sé qué cosas -¿Podrías callarte?- se lo dije en un susurro pero funcionó porque dejo de emitir sonido, le agradecí internamente; mi cabeza dolía mucho...nunca me había sentido tan mal. Se ve que como me vio con los ojos cerrados fuertemente y mi muñeca con el doble de su tamaño se le ocurrió preguntar -¿estás bien?- apreto fuerte la mandíbula y sin moverme y abrir mis ojos respondo -¿Qué te parece?-.

Llegamos al hospital y cuando pasamos la puerta yo con mi brazo alrededor de sus hombros cargando mi peso, que no era poco, sobre ella me reciben unos enfermeros. Les digo lo que pasó y me llevan a hacer placas y demás. Les digo que por favor le digan a la chica de afuera que se vaya. Me dijeron que se fue reticentemente pero que se fue. La verdad no tenía ganas de verla... de verdad estaba muy molesto...estaba...enojado...tenía ganas de matarla. Necesitaba mis manos y brazos. Mientras estaba sentado en la camilla con la vestimenta del hospital me preguntan un contacto para que llame, ya que no podían dejarme ir solo. Pienso un poco y no quería llamar a mis hermanos, no tenía ganas.

Mierda estaba enfurruñado.

Asique les doy el número de la única persona que llamaría si me encontrara con este humor. Rebecca. Me dicen que debo esperar a que estén los resultados y me dejan en un compartimiento cerrado con cortinas. Me siento en la cama por más que me dijeran que esté acostado. Y me quedo con la mirada perdida, me llevo las manos a la cara y noto que me late un lado del ojo derecho, definitivamente lo tengo hinchado. Dejo caer mis manos entre mis rodillas separadas y sigo mirando a la nada, sintiendo como los calmantes empiezan a hacer su trabajo.

Aburrido día de clases, como detestaba leer mil ochocientas páginas de libros gigantes sobre principios de administración, además siempre tenía que andar cargándolo, tenía esa clase tres veces a la semana y era obligatorio llevar el estúpido texto a clases, pero los días que no tenía esa clase tenía que hacer trabajos, así que por más facilidad mi tutor me compro todos los textos que me iban a pedir, pero no era divertido andar cargando ese peso, a veces tres libros gordos, principios de economía, principios de administración yel de apoyo de matemáticas con ejercicios complementarios. Por suerte el día de hoy solo cargaba uno. Ya estaba sentada en el aula de clases, que en nada comenzaba, había llegado temprano, o justo a tiempo, la profesora te dejaba fuera si llegabas tarde. En nada llego la profesora y comenzó la clase, el aula estaba llena, debido a que ella hacia actividades con calificación cualquier día y sin aviso, razón por la que estábamos obligados a estar allí.

Estaba justo en eso, tomando apuntes cuando comenzó a sonar el móvil - Demonios - susurre ya que había olvidado ponerlo en silencio, comencé a hurguetear en el bolso sin poder encontrar el bendito aparato mientras sentía todas las miradas en mi. Al ver el identificador me di cuenta que era un número desconocido, lo que me pareció sumamente raro. Tome mis cosas y salí veloz del salón de clases sin decir na palabra. Eso me costaría una amonestación así que más valía que fuera importante, en verdad me daban lo mismo las amonestaciones y esas cosas, era sabido que había cometido varias faltas ya, pero las sabía ocultar. Así que en la acta creo que no había cosas muy importantes, anda más cosas como "contesto el móvil en clases" "estaba escuchando música en clases" "salió del aula a mitad de la clase" y cosas así que no enfadaban a nadie.

Contesto el llamado y me sorprende cuando se presenta una enfermera y dice que llama de parte del paciente Maxime, que a sufrido un accidente, que esta bien, pero que es necesario que alguien vaya por el. Entonces inmediatamente lleno de preguntas a al enfermera y me dice que no puede decirme nada, que me explicaran en cuanto llegue. Corro pro todo el campus hasta la fraternidad donde dejo mis cosas en una cajonera de la sala, llevando solo el bolso conmigo, llego a mi loker saco el casco y corro a la moto para salir pitando de allí, el transito no estaba tan complicado cosas que podía evitar de forma ágil. Estacione en el aparcamiento del centro de atención de salud y entré hecha una bala a recepción preguntando por el nombre del paciente.

Al llegar al ala donde estaba el chico, me hicieron llenar unos formularios y cosas y luego de eso me explicaron lo ocurrido, que tenían que hacerle una serie de exámenes ya que se había golpeado bien fuerte la cabeza por haber rodado por las escaleras, que por suerte no paso a mayores, eso me lo contaba mientras me dirigían donde él se encontraba. Luego mueve una cortina y tras ella sentado tomándose las piernas estaba mi querido amigo, por la expresión en su rostro me pude dar cuenta de inmediato que estaba cabreado, hoy era uno de esos días - Muchas gracias - le dije a la enfermera para que se retirara, una vez que se fue me senté a un lado de mi amigo, no quería abrazarlo una porque le podía doler y dos porque cuando estaba así el tenía que dar el primer paso, que si no luego se enojaba más - ¿que paso? - susurro sentada a su lado, querías haber los hechos por su boca, aun que más o menos tenía una idea, el asunto había sido causa de una descuidada...

Me quedé mirando la textura de las cortinas que separaban las camillas. Intenté ubicar mis ropas pero no estaban. Al preguntarle al enfermero me dijo que estaban guardadas pero que en un momento me las devolvería. Asentí hoscamente con la cabeza. Si bien el dolor estaba remitiendo, miré mi muñeca enyesada... suspiré y miré hacia otro lado. Me quedé sentado observando lo que me rodeaba, cuando veo aparecer a una enfermera con Becca. La miro de reojo mientras ella despide a la enfermera. No la miro directamente ni siquiera cuando se sienta junto a mí. Con mis ojos al frente la escucho susurrar “¿qué paso?”.

Giro mi cabeza hastiado hacia ella. Joder, no me gustaban los hospitales. Ni tampoco estar con yesos y tampoco sentirme incapacitado para hacer cualquier cosa que tuviera ganas. Si queria escribir ahora no podría porque me había fracturado la izquierda y yo era zurdo. Elevo mi brazo hacia ella y levanto una ceja. Desvío mi mirada al frene dejando en evidencia el humor con el que estaba. Respiré hondo. No era culpa de Becca y me estaba comportando como un idiota redomado desde hacía varias horas en las que llevaba acá adentro. Por una milésima de segundo me sentí avergonzado de mi actitud con las personas que me había cruzado.

-Estaba subiendo por la escalera de mi departamento y una...- imbécil, descuidada, insoportable-chica, que venía bajando corriendo sin prestar atención me tiró. Y caí. Y caí de nuevo -Volví a levantar el brazo enyesado-. Y acá está el resultado-. Largué un suspiro molesto y me pasé la mano buena por la cara acordándome del ojo que me dolía haciendo una mueca. Mierda.

Me levanté de la camilla mirando el camisón o bata o como se llame que te ponían para las pruebas -¿No estoy demasiado sensual con esto?- en vez de en tono broma, salió como un comentario amargado. Levanté la mirada a Becca allí sentada, y agache la cabeza avergonzado por hablarle como le hablaba cuando se había tomado la molestia de venir -Estoy hecho un idiota, por no decir un hijo de puta. Perdoname- me rasqué el ojo y me senté a su lado de nuevo pegando mi hombro al de ella y dándole empujón amistoso. -Pero no te preocupes que los calmantes, me están bajando mi temperamento- ladeo mis labios en una sonrisa tensa. -¿Estabas ocupada cuando te llamaron?- le pregunto arrepentido. Si me hubieran dejado ir solo no tendría que haberla molestado por esto. Además cuando estoy así por lo general me aparto de la gente.

En eso veo que entra el enfermero y me tiende una bolsa donde se encontraban mis ropas. Me levanto demasiado rápido, dándome un mareo haciéndome tragar la bilis que se subió a mi garganta. Recibí la bolsa y le di las gracias. No le presté demasiada atención aunque ya me imaginaba por que se estaba demorando tanto en irse. Seguramente era por la rubia de mi amiga. Le di la espalda al enfermero y levanté una ceja para Becca empezando a recuperar un poco el humor a medida que sacaba mi ropa y ya me pensaba fuera del hospital. No sé si se había ido el enfermero o estaba hablando con Becca. Solo quería vestirme y salir de ahí. Luego nos reiríamos de todo esto.

Con cero pudor me saqué el camisón ese de un tirón quedándome desnudo de espalda a ellos. Me puse los bóxer y los pantalones. Me di la vuelta intentando subir la cremallera de los jeans con algo de dificultad, dándome por vencido por el momento ya que quería ponerme las zapatillas rápido. -En cuanto terminé de vestirme nos vamos ¿vale? no quiero estar más acá adentro- digo concentrándome en ponerme las zapatillas pero al mirar los cordones sentí de nuevo como las burbujas de cólera subían por mi garganta. No podía atarme las putas zapatillas. Me quedé muy quieto y con los dientes apretados. Luego me encontré tirando la zapatilla al suelo con brío-¡Joder!-. Agaché la cabeza y suspiré de nuevo, sonreí falsamente -Vaya, ya me acostumbraré. Perdón. No me gustan los hospitales, aunque ¿a quién le gusta no?, tal vez solo a los hipocondríacos- reí incómodo. Y me levanté a buscar de nuevo mi zapatilla.

Escuche atentamente lo que me había dicho, pero no respondí a nada, nada más deje que hablara y hablara, cuando dijo algo que creo pretendía se broma, pero hasta eso salió como enfado fue que hable - no tienes para que hacer este tipo de cosas para verme ¿sabes no? - reí un poco para que se relaje, De haber sido cualquier persona en el mundo, exceptuado a unas 5 seguro y lo mandaba al carajo por estar de ese humor conmigo, que ni culpa tenía en esto, más bien había venido lo más rápido que pude al escuchar el llamado pensando lo peor y super preocupada. Pero con él no podía enojarme, maldito desgraciado que me había cambiado mi carácter cuando andaba cerca suyo, claro eso pensamiento era broma, que mi amigo no era ningún maldito desgraciado y vaya que lo quería - pues vale, ya que no puedes escribir si quieres voy a tus clases y tomo nota por ti - dije mirándole sin decir nada sobre su estado actual de humor y pues bueno para distraerlo, además era cierto, si necesitaba ayuda y no tenía clase a la hora que el dí pues iría a tomar sus notas, no me costaba nada. Todo el tiempo estuve manteniendo la sonrisa y tratando de no hacer gestos cuando se quejaba por algún dolor, lo primero era cambiarle el ánimo y bueno si comenzaba a molestarle con preguntas estúpidas como "te duele" o algo así pues su estado anímico iba a empeorar

Llego el enfermero con las ropas del chico y se quedo embobado mirándome, solo sonreí para evitar que Luc se moleste o algo, en cuando mi amigo se dio la vuelta para cambiar su ropa mire al tipo con mi mejor cara de lárgate antes que te corte las bolas, no tenía intenciones ahora de hacer vida social, bueno, no tenía intenciones muy a menudo de hacer vida social la verdad. De reojo me di cuenta que Ya se había quitado la bata quedando desnudo cosas que no me incomodaba, entonces como el idiota del enfermero no se iba le mire alzando una ceja sugerente para que nos dejara solos, al parecer entendió mi mensaje porque puso cara de sorpresa, se sonrojo y se retiro, le había hecho. No me daba pena ver a Luc así, muchas veces lo había visto desnudo, por A,B o C motivos. Me voltee para quedar frente a él, pero aun seguía sentada sobre la camilla, así que cuando volvió a hablar y vi que tenía problemas con su cremallera me senté a la orilla de la camilla, las piernas me quedaba colgando, le hice un gesto de que se acercara, entonces él quedo entre mis dos piernas y le cerré con cuidado la cremallera del pantalón, le hice gesto de para que levante el brazo bueno para poder ponerle la camisa y luego pasarla con cuidado por el brazo enyesado, pero como no se podía porque estaba muy ancho, la rasgué con mis uñas a la altura del hombro, siempre con delicadeza para que el no sintiera nada, le di un beso en la mejilla y lo moví un poco para atrás para poder bajar poniendo los pies en el suelo y parándome, me agache tome la zapatilla derecha y se la mostré para que levante un poco la pierna derecha para poder ponérselo, una vez que ambas zapatillas estuvieron puestas y amarradas me levante y le bese la otra mejilla - Ya esta, vez no era tan complicado - le tomo la mano para sacarlo de ese horrible lugar que me ponía los nervios de punta - Ahora tienes enfermera personal - río un poco mientras camino lento al lado de el aun con su mano atada a la mía. era mi mejor amigo adorado y odiaba verlo mal.

Llene unas cuantas formas para poder salir de allí, mientras el ya estaba todo impaciente un poco más allá, mirándome y mirando a otros lados, pobre, parecía que le hubiese pasado un auto por encima en vez de que haya rodado por las escaleras, si veo a esa chica juro que algo le hago por estúpida de no tener cuidado. Unas cuantas firmas y le dieron el alta, con un par de recetas médicas y unas ordenes para dos secciones con el médico para ver como evolucionaba, que les habían preocupado el golpe en la cabeza, en dos días estarían listas las placas y al tercero había que venir para que las vea el doc y diga si esta todo bien o hay alguna lesión. La verdad me había quedado bien preocupada y no iba a estar tranquila hasta que los exámenes salieran bien. Puse una sonrisa en mi rostro y volví a tomar su mano para caminar a la farmacia - ya mejora ese animo que ya nos vamos - reí un poco para darle un beso en la mejilla antes de ir por los medicamentos y volver con él - me encargare de hacerte tomar estos, ahora si que no te libraras de mi amore - le sonreí y lo guíe hasta mi moto - ummm ¿puedes afirmarte de mi con una sola malo? - pregunte dudosa al ver su estado, obvio manejaría lo mejor posible con todo el cuidado del mundo.

No sé qué era. Si era por estar en el hospital (aunque me parecía excesivo) o por los medicamentos pero...joder, no me reconocía. Le agradecí interiormente a Becca que intentara bromear, y le respondí a esos intentos con una sonrisa ladeada que sentía que no se veía muy alegre pero no podía hacer nada o bien no quería hacer nada con eso. En cuanto dijo lo de los apuntes la miré con el ceño fruncido -Amore puedo grabar las clases con el celular, no te preocupes por eso- le digo mientras me giraba por el enfermero que traía mis ropas.

Mientras me vestía me di cuenta de que debía practicar esto, vamos ¡no era la primera persona que tenía una muñeca enyesada!. No debía ser imposible, solo que tenía que poner más esfuerzo, pero ahora mi mente estaba en salir al aire libre. Por eso cuando Becca me hace señas que me acerque lo hago. Dejé que me abrochara el pantalón con un gesto ausente en mis facciones, me sentía más inútil que nunca y eso me exasperaba. Un tiempo atrás no me habría molestado, pero desde que llagué a NY había aprendido a cuidar de mí mismo y ahora sentía que retrocedía. Era solo momentáneo, me dije. Para sacar mis pensamientos de la nebulosa, comencé a buscar el lado correcto de la camiseta que tenía en mis manos mientras Becca terminaba con el pantalón. Luego me sacó la camiseta de las manos y me la colocó. Seguí dejando mi rostro inexpresivo hasta cuando me dio un beso en la mejilla. Lo sentí como si fuera de lastima o pena, como diciendo pobrecito...Luego comenzó con las zapatillas, mi mandíbula se tensó pero sin mirarla a los ojos dejé que lo haga. Cuando termino me dice “ves no era tan complicado”, levanté la vista y la miré fríamente unos segundos, pero antes de que pudiera decir nada me agarró de la mano y caminamos para completar los papeles de salida. Sentía frío. Mi mano estaba helada, siempre me pasaba cuando entraba al hospital a ver a mi padre cuando hacia unas horas allí.

“Ahora tienes una enfermera personal”, eso dijo. Miré su perfil y me di cuenta que estaba actuando como un asno cuando ella quería hacer las cosas más livianas y llevaderas. La miré con todo el cariño que le tenía y apreté su mano inhalando hondo el aire con olor a hospital.

La vi llenar los papeles y cada vez me sentía peor conmigo mismo... miré para todos lados intentando pensar en otra cosa pero no funcionaba. No podía evadir la molestia y el enojo....pero esta vez conmigo mismo. No sé bien cuanto pasó. Los medicamentos habían hecho su trabajo porque sentía la cabeza pesada, escuche de refilón lo de mis exámenes. Tuve la lucidez de pensar razonablemente -No pueden tardar tanto en tener unos exámenes... en Francia lo tienen en el momento- le dije a Beca una vez salimos asqueado con la labor del hospital. Ella me dice que mejore el ánimo que ya salimos, mientras nos dirigimos a la farmacia. Me besa de nuevo en la mejilla y esta vez se lo agradecí interiormente. Lo sentí solo como una muestra fraternal y no de lastima.

Cuando volvió me muestra una bolsa con los medicamentos, me dice que ya no me libraré de ella, sonrío un poco y miro la bolsa pensando en que por favor haya calmantes. Mientras salíamos escucho que me pregunta: si puedo afirmarme con una sola mano. Lo sopese unos segundos pero creía que no había problema. -Sí, puedo-. Al oler el aire contaminado pero aire el fin de NY, y ver a ella por subir a la moto, dejo la bolsa de medicamentos sobre el asiento de la moto y la sujeto por el brazo haciéndola girar.

La tengo frente a mí y en mi rostro se formó por primera vez, desde que la vi hoy, una sonrisa sincera de agradecimiento y cariño. Saqué mi brazo de lo que lo sostenía sobre mi pecho y los pasé sobre sus hombros encerrándola en ellos. La estreche fuerte contra mí y apoyé mi mentón en su cien sintiendo la suavidad de su pelo en mi mejilla -Gracias- le digo sin soltarla. Necesitaba sostenerla así, o bien que ella me sostuviera, no lo tenía muy claro. Le doy un beso en la coronilla y la estrecho de nuevo -Te quiero. Sabelo. Y perdóname, no te traté muy bien y no me siento orgulloso por ello-. Cuando me alejé la miré como solía mirarla y con mis dedos puse un mechón de su cabello detrás de su oreja. Luego de unos segundos de silencioso agradecimiento por mi parte le pellizqué su mejilla -No sé qué haría sin vos- la abracé de nuevo pasándole un brazo sobre sus hombros, mientras mis labios la besaban en la mejilla en un beso prolongado. Con un ruido alejé mis labios, la miré sonriendo y le di otro pero esta vez fue fugaz.

Cuando la solté me senté en su moto y recé para no caerme. Me sentí un poco inestable pero aguantaría. Cuando ella se sube -Becca por favor, ve despacio ¿si?- le digo a su espalda dejando los medicamentos entre nosotros.

Lo que tenía claramente no era pena, si no que cólera, no me gustaba ver mal a mi gente y sabia que Luc odiaba los hospitales, ahora tenía que estar en uno por culpa de una tarada que no sabe por donde va. El humor que se cargaba ahora mismo era obvio, además que debe ser también culpa de los fármacos que le debieron de haber aplicado. Cuando dijo eso de que el podía grabar sus clases y me miró con el ceño fruncido tuve que necesitar toda mi fuerza de voluntad para no contestarle con una pesadez, solo mantuve mis vista al frente. Sabía que mi amigo estaba frustrado al tener que yo ayudarle a vestir y todo eso, ya se había acostumbrado a cuidar de si mismo, por lo que supongo que le molestaba lo que estaba haciendo, pero por ahora se iba a tener que aguantar que no estaba para niñerías, que lo iba a cuidar le guste o no, el sabe que tengo un carácter de los mil demonios y no va a querer pelearse conmigo que ya antes ha pasado y los resultados pues no han sido nada buenos. De verdad necesite de toda mis fuerzas para mantener la sonrisa en mi rostro y no zamarrearlo para que se comportara como un adulto y no como un chiquillo malcriado con esas miradas que me daba y gestos que ponía.

Cuando íbamos caminando de la mano, sentí el apretón que me dio y me relaje automáticamente, sabía que ya se había calmado, no sabía si era definitivo, pues aún estábamos en el hospital y bueno podía volver su cólera en cualquier comento, así que solo seguí caminando por los pasillo con él a mi lado y la enfermera delante. Llenar papeles y todo el asunto para salir de allí lo antes posible, mi firma era todo un garabato con la rapidez que firmaba cosas. No dije nada a su comentario de que en Francia tenías las cosas al momento, porque sabía que eso lo iba a calentar nuevamente y no lo quería enfadado si ya se había relajado.

Hice todo lo de comprar los fármacos, al llegar a la moto le pregunte que si podía sostenerse y me dijo que sí así que estaba ya por subirme cuando su brazo me topa por sorpresa y firmeza y me gira quedando frente a él, me pasa su brazo enyesado por los hombros y me aprieta en un abrazo que automáticamente correspondí y sonriendo aun que el no pudiera verme - de nada - susurro ante su agradecimiento -sabes que haría casi cualquier cosa por ti - le digo sincera, porque lo quería demasiado, era un buen amigo y me ayudo mucho en mi adaptación a este lugar tan... denso. - También te quiero y no te preocupes, todos tenemos malos días, solo que no se repita - le digo aun aberrada a él en un abrazo hasta que nos separamos, coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me mira con el suele hacerlo, le sonrió dulcemente - Y yo sin ti - le beso la mejilla nuevamente - he esos besos tan sonoros - bromee un poco por su beso en mi mejilla.

Nos acomodamos para partir, sabía que tenía que ser sumamente cuidadosa por que no quería que hay un accidente, si le pasaba algo pro mi culpa me muero - Claro que iré con cuidado - Le coloco el casco, me coloco el mío, me siento en la moto y hago que pase su brazo bueno por mi cintura y que se afirme fuerte. Salimos de allí mi velocidad no superaba los 25 kilómetros por hora y de bes en cuando para las vueltas ponía una de mis manos sobre el brazo de el para afirmarlo, sabía conducir perfectamente, esa moto era una extremidad más en mi. Llegamos a su casa, estacione la moto, giré mi cuerpo para ayudarle a bar - listo , sano y salvo - dije mientras me quitaba el casco y acomodaba mi cabello, él seguro podría quitarse el suyo, que ya sabía quitárselo con una mano.

Ante sus palabras mientras la tenía abrazada me hicieron sonreír, haciendo que el abrazo se estrechara más -¿Cualquier cosa he? bien, es bueno saberlo- le digo bromeando refregando mi mejilla en su pelo- De acuerdo, intentaré que no se repita. Aunque no puedo jurarlo- aflojé el abrazo porque no me quedaba otra. Me reí cuando me dice lo del beso sonoro -Sí, esos besos que te seguiré dando, cariño- voltee hacia la moto sonriendo divertido.

En el trayecto, por más que notaba como se contenía, y el cuidado que estaba teniendo. Mi cabeza en cada curva daba vueltas. Agradecí que me sujetara el brazo porque de lo contrario probablemente hubiera caído, o no, nunca lo sabré. Puse mi cabeza en blanco y cerré los ojos para que el momento se haga más llevadero. Cuando la moto se detuvo, los abrí lentamente. Agradecí el casco en ese momento, no la quería preocupar más. Cuando vi que ella ya estaba abajo y esperando, me decidí a bajar despacio. Cuando toqué tierra firme me alivié, y pude sentir como el color volvía a mis mejillas. Escucho el sonido amortiguado de su voz diciéndome que llagamos sanos y salvos, levanto el pulgar de mi mano buena y luego me saco en casco con cuidado porque...joder, sabía que me dolería cuando se me pasara el efecto de lo que sea que me dieron en el hospital.

Cuando mi cabeza estuvo libre del peso del casco aspiré una buena bocanada de aire -Fiuuu sí, sanos y salvos.- sonreí mirando al cielo y luego arrastré los ojos a ella - mon sauveur- murmuré lo suficientemente fuerte para ser escuchado. Lo decía con sinceridad. Ya no usaba mucho el francés, solo se me notaba en la pronunciación pero con el tiempo dejé de usar ambos idiomas en una oración. Solo en contadas situaciones y con ciertas personas, salía naturalmente. Y Becca era una de ellas. Pero esta vez no fue a conciencia.

-¿Queres subir un rato?, no lo dejé en las mejores condiciones- hice una mueca de costado- pero es habitable. Por lo menos yo puedo- la miré como sopesando mis palabras- Ok, eso no prueba nada- me reí mirando la puerta de entrada del edificio sencillo y sin ninguna clase de extravagancia. Era uno de los alquileres más accesibles que encontré en una zona no peligrosa, y que lo valía. A mí me gustaba no era tanto por el interior, sino que tenía completa independencia. En la universidad, por lo menos la primera y única semana que viví allí, me sentí atrapado. Mis padres se negaron a darme dinero para alquiler asique lo busqué por mi cuenta, y si bien en el momento me enojé ahora se los agradezco.

Pestañeé varias veces seguidas cuando volví a la realidad, y sin ser consiente de si me había hablado o no. Largué una exhalación junto con una carcajada -Perdón. Creo que estoy más disperso de lo usual, ¿Vienes?- me encamino hacia la puerta y busco las llaves en los bolsillos - ¿Estabas en la universidad?- le pregunto mientras buscaba en el otro bolsillo -Ya sabes... cuando te llamé- puse una mueca de disculpa. Las encontré y las puse en la cerradura pero había que tirar hacia delante para que se abriera, era como una especie de sistema de seguridad según me dijeron. -¿Me echarías una mano?- Ella ya había estado en casa y sabia a lo que me refería. Sonreí tirando de la puerta dejando la llave puesta.

Off: Como me imagino su casa. Su distribución, porque la decoración es mucho mucho mas desordenada y la planta seguramente estaría muerta xDD

Spoiler:

Escuche cada una de las palabras que me dijo momentos antes de partir a su casa, me gustaba que haya regresado su animo, no me gustaba verle mal, sobre todo porque el es un ser muy alegre y adorable, por lo menos conmigo - Ahora si me agradas - susurro con una sonrisa, le doy un último beso en la mejilla y me dispongo a partir. Me gustaba que sea todo un bromista, pero no del tipo pesado, debo decir que esas broma en un comienzo me jugaron malas pasadas, pero ya estaba acostumbrada y hasta las extrañaba cuando no las hacia. Le había tomado mucho cariño a ese chico, mi persona de apoyo y todas esas cosas, gratos momentos de aventura.


Cuando llegamos me quede esperando a un lado de la moto con toda tranquilidad que el se bajara y sacara el casco, cero presión, había mucho tiempo. Lo quede mirando por si necesitaba ayuda, pero no pudo bien solo, intente no hacer una mueca al ver su cara con machucones, me imagino como estaba su cuerpo, tenía que ser eficiente con el asunto de los medicamentos, si no seguro que sentirá dolor. Me percate mirando la bolsa, que le habían recetado un calmante por intravenosa, así que tendría que inyectarlo, por suerte estas cosas no me daban cosas las agujas, sabía inyectar perfectamente, el porque... mejor no pensar ni hablar de aquello. Miré la hora en mi reloj cuando lo escucho hablar y lo miró con dulzura - Me gusta como suena en Francés - me acerco para darle un suave beso en la mejilla, no quería hacerle doler. - Claro, subiré un rato, ya conozco tu desorden - rió bajito porque era cierto, conocía bien ese departamento, seguramente me pondría a limpiar y le prepararía algo de comer - No te preocupes, te comprendo, los medicamentos - le hago una suave caricia mientras tomo las cosas y dejo bien aparcada la moto. Entonces me doy cuenta que no me había escuchado lo que había hablado antes - Tiene que ser por los medicamentos, no te preocupes -le sonrió - Claro que pasaré incluso aun que no me invitases, tengo que velar por tu recuperación ¿recuerdas? - me rió un poco por las palabras que ocupo y era cierto, le gustase o no me haría cargo de él, por lo menos en lo que a la casa se refería.

Vi como se avanzo hasta la puerta, pero supuse que necesitaría ayuda que esa puerta tenía un truco para abrirla y no podría con una sola mano, así que me quede justo de tras de él cuando me llamo - Estaba en clases cuando me llamaste, pero era algo sin importancia - asiento para que no se vaya a preocupar mientras lo miró como va con el tema de la puerta - Ya sabes, esa vieja de mierda que odio - asiento y cuando le oigo pedir ayuda me acerco por detrás para tomar la manilla y jalarla hacia delante[color=#fa9a00] - ahora gira la llave- [/color]digo y se abre la puerta, por instinto o costumbre lo tomo de la mano y lo guío dentro, viendo el mismo desorden que ya estaba acostumbrada a ver, miro el reloj nuevamente al mismo tiempo que camino con él para que se siente en una silla, voy al lavaplato y saco un vaso y le doy su primer medicamento, en dos horas más tenía que inyectarlo, comienzo a recoger un poco el desorden - Ni se te ocurra protestar- a pesar de que siempre le ayudaba un poco cuando venía a verle y le preparaba cosas deliciosas para comer, hasta el día de hoy seguía protestando con que el lo haría más tarde.

La miré con los ojos entrecerrados con sospecha cuando dijo que tenía que velar por mi recuperación, la apunto con un dedo -Quiero a mi amiga no a mi enfermera- escondo la sonrisa y volteo hacia la puerta -Y sí, los medicamentos me vuelven más tarado que de costumbre- me reí agarrando la puerta.

Cuando me giré con mi mano en la manija viendo como la abriría; la escucho hablar y su voz sonó tan cerca en mis espaldas que me sobresalté. Al instante me puse a reír apoyando mi frente en la puerta mientras mis hombros se movían -No me hagas caso- le digo divertido con mis propios cambios de ánimo -Señorita no tendría que hablar así de sus profesoras- le digo respondiendo a lo que había dicho con el tono con el que le hablaba los niños -Deberías avergonzarte- la miro con cara de reproche pero sin aguantarlo me sonrío.

Cuando me volví a concentrar en la puerta le pido su ayuda para abrirla, ella pone su mano en la manija y tira hacia atrás. La miro de costado sonriendo -¿qué...no se giraba sola? en qué clase de lugar me vine a vivir.- le digo volviendo a sonreír, dándole un beso en la mejilla. Cuando se abre la puerta me sujeta la mano en un gesto que ya se me hacía natural y la seguí a mi propia casa.

Mientras me siento despacio en una silla veo que vuelve a mirar su reloj y frunzo el ceño apunto de preguntarle que si tenía que ir a algún lado que vaya, de todas maneras me acostaría y me dormiría la mona; cuando veo que se aleja al lavado por un vaso y vuelve con una pastilla. Miro la píldora en mi mano sopesando todo y veo de reojo que comienza a ordenar. Bajo la mano con el medicamento en ella aun y poyo el dorso en la mesa -Becca...- digo cuando me dice que no se me ocurra protestar. Dejo caer mis hombros mientras la observaba, era lo que solía hacer cada vez que venía... miro mi mano que tenía la palma abierta con la píldora y levanto la mirada sonriendo maliciosamente; me dirijo hacia el fregadero. Carraspeo con la garganta, varias veces y cada vez más fuerte -Beccaaaaaa.....- digo con tono meloso. Cuando tuve su atención estiro la mano sobre el fregadero, en la cual sostenía con mi dedo índice y pulgar la pastilla. La miré con una media sonrisa -Dejaras de limpiar mi mugre ahora o si no...-agité la pastilla y bromeando con que se me caía por las tuberías. En realidad no estaba sucio, era todo desorden -y puedo tirar muchas si no paras...- di un paso atrás aun con el medicamento colgando de mis dedos. Miro al techo con gesto pensante -Fue mi culpa, afuera te dije que quería acá adentro a mi amiga y no a la enfermera...me olvide decir que tampoco quería a la Señora Orden...- asentí solemnemente.

-Yo lo haré más tarde Señora Rocco- remarco la palabra señora, ya que cada vez que se ponía hacer las tareas de mi casa siempre la cargaba con ese mote. Y la miré inocentemente.

Cuando me dijo eso, me reí pero rápidamente alzo una ceja para contestar a su acusación - No te molestaba esa vez que use un traje de enfermera - dije con sonrisa ladina y tonó coqueto, para luego echarme a reír, luego de escuchar su nueva frese - Mas tarado de lo normal? es eso posible? - lo digo claramente en broma, se notaba en mi tonó de voz que era solo joda, es que me gustaba verle de buen humor.

Al parecer él no había sentido mis paso ya que se sobresalto, a veces era muy sigilosa, sin hacerlo a propósito, pero no me había dado cuenta que lo hacía, así que también me sorprendí cuando se sobresalto, para luego reír - lo siento, no lo vuelvo a hacer - Luego me reprocha con tonó autoritario, pero lo conozco demasiado para darme cuenta que esta jugando, que no va en serio, entonces agacho la mirada y juego con mis manos mirando el suelo - Lo siento - susurro, me quedo así un momento más para luego subir la mirada con una sonrisa - he que no tengo madre, así que no intentes hacerte pasar por una - reí por lo que había dicho

Cuando me acerco a ayudarlo para tomar la manija y girarla entonces escucho su queja y me rió - tontito - es lo único que digo para darle una amplía sonrisa cuando besa mi mejilla, haciendo el procedimiento de abrir la dichosa puerta, la verdad me gustaba bastante donde vivía, eso si cuando no estaba hecho un desastre. Entonces lo guíe de la mano hasta su apartamento.

No estaba sucio su apartamento, solo desordenado así que solo me dedique a recoger la ropa regada por todos lados, mientras separaba la que estaba limpia de la que estaba sucia, escucho que dice mi nombre, lo ignoro y sigo doblando la ropa limpia y separándole para meterla en la cajas y colgar lo que haya que colgar, entonces vuelve a nombrarme, su tonó meloso me hizo dar la cara, pues presentía que no era para nada bueno, lo veo al lado del lava platos y entiendo antes de que hable lo que pretende, pero lo dejo hablar, observando tranquilamente - Tu que haces eso y me iré de aquí totalmente enojada y no pienses en volver a buscarme, si a ti no te interesa tu salud no saco nada con quedarme aquí viéndote sufrir por gusto - dije en un tonó frío y totalmente sería, termine de doblar la camiseta que tenía en la mano la deje en el motón y camine hacia la puerta - Sabes que lo que digo es cierto, no juego con estas cosas - mi tonó sigue siendo frió y mi rostro carente de cualquier emoción, ya estaba junto a la puerta, generalmente solo rodaba los ojos cuando me decía señora Rocco, pero ahora estaba realmente enfada, pues si él no quería cuidar de su salud y hacía esas pendejadas, pues estaba de idiota allí ahora mismo - Para tu información soy Adkins, Rebecca Adkins- dije en el mismo tonó, no venía al caso hablar de eso ahora, pero era bueno aclararlo, Rocco ya no era más mi apellido, ahora que había encontrado a mi verdadera familia Italia es solo un mal sueño que me ha dejado a dos grandes personas que quisiera tener aquí ahora mismo.

Risas, coqueteos graciosos, humor todo parecía como siempre. Le devolvía sus sonrisas y sus bromas. Me reía cuando me dijo que no podía ser más tarado de lo normal. Me la estaba pasando bien, por fin. Pero una vez dentro de mi casa, verla ordenar y hacer lo que estaba haciendo me estaba molestando más de lo inusual; no podía pensar en una razón para sentirme así. Lo dejé pasar como a todo a lo que no encuentro respuestas.

Pero cuando me encontré al lado del lavado de la cocina y ver la expresión en su rostro, la forma que lo decía porque apenas si escuchaba lo que querían decir sus palabras. Empecé a sentir un burbuja en el pecho de...de....enojo, no, era más que eso. No podía ponerlo en palabras, era como si estuviera indagando. Había empezado como una broma, nada más. Y esto se estaba poniendo de azul oscuro a negro tan rápido que apenas si me daba cuenta. Pude sentir en mi rostro la tirantez. Apreté los dientes y la fulminé con la mirada en un primer momento...pero luego la furia roja que me hacía ver todo rojo, mutó en una calma helada que nunca había sentido. Mi rostro se convirtió en una máscara indiferente y me acerqué a ella. Sabía que estaba diciendo algo de su apellido pero no podía, no podía de verdad darle forma ni sentido. Mi cabeza estaba congelada con un enojo que nunca antes sentí.

Cuando estuve en el lugar que ella dejo junto a la ropa doblada, la volví a tirar por el piso y la cama sin apartar la mirada de sus ojos. Los míos los sentía inexpresivos. Y antes de siquiera darme cuenta me encontré hablando -No me interesa tu caridad. Crees que soy un puto niño que con unas amenazas de dejarme solo se contentará con lo que sea-Sentía las palabras frías en mi garganta y comenzaron a enfriarme el alma-. No necesito a alguien que me diga donde y cuando tomar nada. No necesito a alguien que doble mi ropa por que el incapaz no puede hacerlo. No te necesito para eso, ni a vos ni a nadie-Era un tempano de hielo. No quedaba calor en mí.

Tanto así que no sabía cómo no me caía en pedazos cuando me acerqué al lavado y recogí la píldora. Tampoco sabía cómo mis articulaciones no se desprendían de mi cuerpo cuando me acerqué a la ventana, la abrí y tiré la pastilla al exterior. Y tampoco sé cómo no me hice pedazos hasta desaparecer, al mirar el rostro de una de las mujeres que más amo y a la cual estaba lastimando como nunca antes había hecho con alguien.

Pero mi lengua no se detenía.

El veneno era resistente al frio -Ahora vete y llevate tu condescendencia con vos- dije entre dientes, y sin saber cómo, me encontraba a unos pocos centímetros de su cara. ¿Sentiría así de cerca el frio que yo sentía desprender de mi cuerpo? -No la necesito- le espeté -No me necesitas para mostrarte la salida ¿verdad?- dije con rabia en cada silaba que salía de mi boca. Una voz en el fondo de mi cabeza sentía que sollozaba. -Vete-.

Off: Ahora te mando un mp

Calmada estaba doblando la ropa del chico, separando como siempre hacia, los pantalones a un lado, las playeras a otro, las camisetas a otro lado, etc... Tenía esa mala costumbre con Maxime porque en cierta forma desde un principio me recordó a Alex, con la única gran diferencia que a Alex lo veía como un hermano y a Luc imposible verle de esa forma, pero había adoptado esa forma de ser con él desde que tomamos confianza, siempre había sido todo bromas y cosas así, solo unos cuantos roces al inicio pero jamás una pelea...

Todo el tiempo me quede mirando a aquel chico que conocía bien, no a al perfección había facetas de él que no había visto, eso lo tenía claro, pero si lo conocía más que cualquier persona común y corriente, lo miraba fijamente y cuando me miro con una expresión de odio no pude evitar sentir una horrible presión en el pecho, algo que no había sentido desde hace varios años, era un dolor que no quería volver a sentir jamás. Pero luego su expresión se volvió extraña, fría, como si de pronto no estuviese allí, como si de pronto el chico que se acerba a mi con paso decidido no fuese conocido, como si fuese uno de esos tipos prepotentes, malditos que alguna vez había tenido que lidiar en Italia, esos que se acercaban con un solo objetivo... hacer daño...

Cuando vi que volvió a tirar todo lo que había ordenado y luego de ver su actuar y todo lo que pasaba y todo lo que me recordaba esa escena mi mente comenzó a perturbarse y de pronto iba y venía no podía concentrarme en nada, mira un momento en suelo y luego gire mi cabeza para dar con el espejo que allí había y no podía reconocer al a chica que estaba reflejada allí, una chica con una mirada llena de odio y rencor, de rasgos fríos, como si no tuviera alma, me quede pegada mirando aquella que parecía ser yo pero que no lo era y de pronto algo sonó en mi cabeza como cuando bajas un interruptor y un montón de emociones y sensaciones comenzaron a fluir como si fueran parte de mi, escuche cada palabra que decía aquel, pero sin mirarle, el dolor se iba apagando hasta desaparecer y ser remplazado por un odio infinito, no sabía porque demonios sentía todo eso, de pronto veía todo rojo, para pasar a ver nada, "porque no veo nada, que pasa, que me ha pasado" sentía como que estuviera encerrada en alguna parte de mi misma...

- Tu, maldito idiota, quien te crees que eres para tratarme así - La voz era ronca y fría mientras salía casi a modo de silbido entre los dientes apretados por el veneno con el que iban. Caminando con paso decidido pero lentamente se acerco al idiota que tiraba sus medicamentos por una ventana, ya no oía nada de lo que aquel cretino decía, la sangre fría corría por sus venas, tomo cada una de las prendas que allí había y las tiro por una ventana para luego mirar al chico con una sonrisa macabra en el rostro - Tu crees que vas a venir a tratarme mal a mi - termina la frase con una carcajada - Claro que no pequeño bastardo - la mirada que le da es de odio puro - Me voy de aquí cuando se me plazca no cuando tu quieras - Se acerco nuevamente a él acortado la distancia que ya había generado él para morderle fuerte el labio hasta hacerlo sangrar - No que te gustan los besos - sigue mirando fríamente - Pues allí tienes - ríe de nuevo mientras con agilidad saca su daga y se la pone en la cara arrinconando al chico contra una pared - Te crees que puedes llegar he insultar a cualquier como se te plazca - la voz seguía ronca, de un modo tétrico acercando la daga a el rostro de Maxime pero sin tocarlo realmente...

De la nada vuelvo a recuperar la conciencia sacudiendo mi cabeza y lo que veo no me agrada nada, "que demonios hago con una daga en la cara de mi amigo y que mierda, le sangra el labio" -Yo.... yo...- saco la daga de allí y comienzo a retroceder con pasos inseguro sin mirarlo hasta chocar con la pared de atrás... Toma nuevamente la daga y comienza a caminar segura y lento con una sonrisa sádica jugando en sus labios.... Sacudo mi cabeza nuevamente y veo cuan firme tenia esa daga y veo como no puedo controlar mi cuerpo, con toda la fuerza del mundo intento luchar, ya me había pasado esto antes en Italia, según yo era un modo de auto defensa - A él no - sisee entre mis dientes pero mi voz no era como mi voz y con la otra mano tomo la otra parte de la daga arrancándola de mi mano derecha y a la vez pegando un agudo gritos, ya que al hacer la fuerza para quitar la daga me había cortado profundamente la mano, entonces caigo sentada al suelo y mi vista se queda fija pegada y sin expresión en la sangre corriendo por mi mano y cayendo por mi brazo directo a mi ropa...

Luego de sentir el filo de la navaja en mi mejilla mire a la persona que tenía en frente. No sabía quién era, articulaba palabras que a mis oídos no tenían sentido, las veía vacías. Casi con un impulso de seguir buscando un límite, moví mi cabeza para que mi mejilla entre en contacto con la navaja, pudiendo percibir que cortaba mi carne. Me hubiera gustado decir que lo sentí...pero sería una mentira. Aun no sentía nada...en ningún sentido, ni emocional ni físico, el frio me había entumecido por completo... ni siquiera sentía el mordisco que me había dado en el labio...nada.

Mis ojos la seguían en cada paso que daba mientras retrocedía aun sin ver realmente, casi había esperado que siguiera el recorrido y la herida sea más profunda para volver a sentir algo. Pero ella luchaba con sus propios demonios y al mirarla con gesto neutro, indiferente, pude ver la sangre brotar de sus manos...mis ojos se entornaron con confusión, y mis piernas entumecidas se movieron por voluntad propia hacia la mujer en el piso, que se veía tan perdida...y aun sin volver a sentirme yo mismo, la sujeté de los brazos levantándola en vilo y arrastrándola al baño. Una vez allí prendí la lluvia de la ducha y dejé que el agua nos mojara por completo. Agua fría hice caer sobre nosotros...la miré y vi el piso también, cuando su sangre comenzó a dirigirse al desagüe. La miré y pensé: ¿qué mierda me está pasando?... de un momento para el otro éramos la peor compania para el otro.

Respiré profundo y rápido, el agua comenzaba a estar helada y yo ya no. La arrastré afuera otra vez y la senté en el inodoro. Me puse en cuclillas frente a ella sin decir nada con la mirada clavada en su rostro. El pinchazo en mi brazo volvió...pero de todas maneras busque los primeros auxilios y curé su herida en un absoluto silencio de mi parte. Cuando terminé por fin hablé -No sé qué paso. Pero ahora no soy buena compañía para ti...-le digo claro y sincero -. Ni siquiera yo soy buena compañía para mí. Necesito estar solo, no puedo ser...-me quedé callado mirándola, y apartando su pelo mojado de su rostro-Perdóname.

Me paré y fui por una campera amplia. En el trayecto agarré el celular y mandé un mensaje a la última persona que pensé que lo haría, pero algo en mi estaba mal...”Papá, mándame un pasaje para Francia. Me vuelvo una temporada”. Lo envié y en vez de un mensaje recibí una llamada. Mientras atendía fui hasta el baño y puse la campera en los hombros de Becca con gesto de disculpa mientras escuchaba a mi padre del otro lado de la línea -Sí, voy a volver. Si no lo compras vos, lo compro yo.- dije mientras le hacia una señal a Becca para que me siga a fuera del baño-. Gracias- le digo agradecido, sabía que no se negaría y estaba seguro que había escuchado mi voz...muy diferente de la usual. La despreocupación ya no estaba presente en ella.

Colgué y la miro a Becca -Perdóname- repito-. Te quiero, pero ahora mismo soy demasiado inestable para poder...contenerte- la miro largando un suspiro. Llevo mi mano sana a mi mejilla y veo que aun salía un poco de sangre...esto me había asustado; me sentí una persona distinta, fría, apática...y aun me sentía muy lejos del que yo siempre fui -Estará todo bien. Vas a estar bien- recordé sus palabras cuando dijo que su verdadero apellido era otro...Adkins. Estará bien me repetí para mí mismo -Estarás bien- le digo, cuando recibo un mensaje de mi padre diciéndome que el vuelo era dentro de unas horas. Vi como mi mano comenzó a temblar -Te escribiré...cuando llegue- agacho la mirada.

La miré con dolor y pena. Así era la despedida, yo un cobarde escapándome, escapándome a un lugar que no me generaba lo que me generaba NY. Dios...era tan cobarde...tan cobarde...y me avergoncé de mí mismo. Pero no podía hacer otra cosa, asique haría lo que mejor sabia: correr. Correría hasta que el problema no me alcance. Me dirigí a por una maleta pequeña en donde llevaría lo justo y necesario. Luego mi hermano me mandaría el resto. Y en un completo silencio preparé mis cosas... dejando a mi amiga atrás, a esta ciudad atrás, a las personas que conocí en ella atrás...todos atrás. Cobarde, decía una voz. Seguramente ella se enojaría, porque no entendería los sentimientos que estaba teniendo, porque no eran ningún sentimiento que haya tenido antes. Me di la vuelta y la miré -Chau Becca- dije dando unos pasos cerca de ella y dejando un ligero beso en los labios, frio e impersonal -Chau-.

Off: Lestoo, contesta si quieres o dejalo acá. Un beso!