Different sense [Phoenix]

No quería, no quería, no quería y tampoco iba a hacerlo. Por alguna razón que desconocía hasta el momento, no tenía ni pista de ganas de salir del edificio que correspondía a la fraternidad de los Kappa Tau. No sé, no me pregunten. Yo y mis manías locas, quizás. Tenía clases, sí, como cualquier otro día de la semana, pero era algo en el fondo de mi consciencia que me impedía u obstaculizaba la tarea de moverme de mi habitación y hacer algo productivo con mi vida. La idea de llamar a alguno de mis hermanos (cualquiera, no importaba si estaba ocupado o no) parecía tentadora, pero recordé que todos estaban en casa junto a mi padre e inmediatamente lo descarté. A Angie le había prometido llamarle todos los días, ya saben, para recordarle de mi existencia o decirle que aún seguía con vida—pero justo acababa de colgarle.

Recorrí toda la edificación; paseé por aquí; paseé por allá y aun así, seguía sin encontrar algo interesante y productivo que hacer. El lugar aparentemente estaba solo, restándome a mí, evidentemente. Bajé hasta el primer piso, llevándome la sorpresa de que no estaba completamente solo. Escuché una risa que al principio intenté ignorar, pero que de un momento a otro, captó mi total atención. Guiándome por mi no tan fino oído llegué hasta el vestíbulo y, eventualmente, otro chico estaba tumbado en uno de los sofás. Aunque desde el ángulo en el que le veía, parecía estar dormido.

Me acerqué hasta él y lo observé por un par de segundos antes de llevar mi mano izquierda hasta su rostro, y con el dedo índice picarle, sin descaro alguno, la mejilla. Era más que obvio que mis intenciones eran despertarle o joderle el sueño, a menos de que fuera de esas personas que ni porque se les venga la casa encima se despiertan. –Hey, personota, hey –murmuré, presionando con un poco más de fuerza (muy poco) su mejilla, frunciendo los labios al mismo tiempo y entornando los ojos.