Mambrú se fue a la guerra(8) {#}Ficha de este man.

Nombre completo~ Prince Phoenix Leclercq
Edad~ Veinte
Ocupación~ Estudiante
Grupo~ Kappa Tau
Carrera~ Medicina
O. Sexual~ Pansexual
Nacionalidad~ Canadiense
Cumpleaños feliz, te deseamos a ti~ 13 de Mayo

GUSTOS
La comida picante.
Los días nublados.
Jugar con la arena.
Texturas suaves.
El té helado.
Las cerezas.
Las guerras de lodo.

DISGUSTOS
Días calurosos.
Los animales calvos.
Los calvos.
Los cubiertos.
La sopa.
El color gris.
Los perros chiquitos.

MANÍAS
Tronarse los dedos cada dos minutos.
Morderse los labios o el interior de la mejilla, los nudillos también.
Dormir del lado contrario al respaldar de la cama en invierno.
Jugar con el cabello de las demás personas.
E' casto/virgen/puro, mi peshosho >3

ENFERMEDADES
TDAH.

DATOS CURIOSOS
Cuando se enfada o está triste, suele descargarse haciendo repostería. Los cupcakes son su especialidad.
No come a menos de que sea con palillos chinos.
Se ha fracturado doce huesos en lo que va de su vida. Una de las razones por las que quiere ser traumatólogo.

Es... especial, y no, no tiene ningún problema cognitivo. No tiene síndrome de down, ni asperger, ni nada de eso. Sólo... ve las cosas desde un punto de vista totalmente distinto. Quizás desde el de un borracho adicto al LSD y que cuelga de cabeza de un árbol, mientras escucha un repertorio de drum & bass a todo volumen y al mismo tiempo, ve una película del Disney de antaño, pero la gente tiende a exagerar. Phoenix ve el mundo a través de los ojos de una niño, una niño lleno de energía e inocente, a su manera. Tan inocente, que tiende a ser sorpresa de muchos y que, por lo tanto, otros la tomen de tonto.

Soñador, entusiasta y siempre perdido en ese mundo de fantasías. En las nubes, Phoenix siempre parece andar por esos lares. Enteramente ajeno a lo que sucede a su alrededor, aunque tampoco es que le importe mucho. Es despreocupado en niveles casi inhumanos. Aunque existen esos días en los que no para de observar a los demás, fijándose en como se comporta cada uno con el ambiente que les rodea. En tal ámbito, se podría decir que se trata de un muchacho con bastante introspectiva.

Está dispuesto a prestar su ayuda a cualquiera que la necesite y sin esperar nada a cambio. Siendo él una persona tan voluble, muchos llegan a aprovecharse de esa cualidad y Phoenix ni se entera, pues es que, como ya se dijo, es tan inocente que cuesta para que se de cuenta de las cosas. Bastante optimista y lleno de positividad, por tanto, cuesta una vida y más hacerle sentir mal por algo.

A veces, y mayormente si no está medicada, puede ser impulsivo y un tanto agresivo. Pero sólo en casos en los que se vea envuelto por una gran presión emocional, suele estallar catastróficamente, acabando con todo lo que tenga a su alcance. Fuera de eso, es un muchacho tranquilo en cierto sentido, adorable y muy, pero muy directo con las cosas. No tiene un filtro para hablar, por lo que tiende a decir las cosas menos apropiadas en el momento más inapropiado.

Habla sin darse cuenta que lo está haciendo, ¿y cómo es esto? simple, dice incoherencias la gran parte del tiempo. Ni siquiera él está muy claro de lo que dice y es por esta pequeña razón (y muchas, demasiadas más) que puede ser catalogado como un demente de primera.

Nació en Québec, Canadá y es el sexto y último hijo del matrimonio Leclercq-Grimaux. Una familia bastante acomodada, pero muy unida, a pesar del poco tiempo que pasaban juntos a causa del trabajo de sus padres. El hombre, un abogado solicitado y bien conocido. La mujer, una diseñadora de interiores súper importante y reconocida por sus excelentes trabajos.

Toda su infancia se basó en intentar ser diferente (y lográndolo con notoriedad) a sus otros hermanos, quienes parecían ser más serios en (todos) algunos aspectos. Si ellos querían sushi, él quería pizza; si ellos querían irse a la playa, él quería irse a las montañas; si para ellos era azul, entonces para él era amarillo. Y es que fue así como sus Lysander y Dominique se dedicaron a criarlo-- sí, fueron ellos los que crearon a este niño grande que pronto tendrán el honor de conocer, porque es éso lo que él es, un niño grande.

Pasaban los años y todo parecía ser de arco-irises y mariposas. Todo iba perfecto: Angelique, la hermana mayor, se había casado y ya había tenido a sus gemelos. Beau, el siguiente, consiguió el trabajo que siempre quiso como director de cine. Y los otros tres hermanos: Theodora, Otto y Franco se fueron del país a continuar con sus vidas que son irrelevantes porque no estamos hablando de ellos, sino de Phoenix, punto.

¿Y qué fue lo que hizo que todo eso se viniera a abajo de un sólo tirón? Se preguntarán. Fácil, ¿qué es una historia trágica sin una muerte? (Ups, adiós mami). La repentina muerte de su madre fue lo que los llevó a todos a un estado catártico de depresión. Y, ¿catártico por qué? Jó, una familia no puede ser feliz y perfecta por todo el tiempo, habría desequilibrio y no es por decir que necesitaban la caída de uno de los pilares más fuertes que sostenían a la familia, pero algo tenía que suceder para volver a equilibrar esa vida tan ''calmada''.

El momento incorrecto, en el lugar equivocado. Dominique salía del trabajo y quiso pasar primero por la pastelería para comprar algunos dulces para sus hijos, pero un camión alcoholizado le impidió la tarea, acabando con su vida al instante. Por suerte-- o por desgracia, allá ustedes como lo vean, no sufrió, pues el impacto tan fuerte la mató enseguida.

De todos los integrantes de la familia, el más afectado (no, no fue Phoenix, no se crean que ya se la saben toda) fue Lysander, quién desde siempre había amado incondicionalmente a su mujer. No había día en el que no lo demostrara. Ya fuera con acciones o simplemente pronunciando aquellas dos palabras que a muchos parece costar pronunciar, (y no es ''Quiero cagar'', no). Este entró en un lapso bastante largo de depresión, e incluso fue internado en un psiquiatra a causa del trauma que tal incidente le había causado.

Ni siquiera sus hijos habían reaccionado de tal manera, pero ellos eran jóvenes superficiales que sólo se enfocaban en lo material y no lo sentimental. Phoenix cumplía entonces con sólo dieciséis años, y aunque quiso llorar, gritar y descargarse como lo hacen en las películas, lo único que logró fue despedir algunas lágrimas, pocas en realidad, y volver a la normalidad. Ya había muerto, no podía hacer nada al respecto.

Su padre lo mandó junto a Angelique a Nueva York pues no soportaba verle al rostro; el mismo tan peculiar y agraciado; el mismo tan fino y delicado; el mismo de su madre. Ninguno de los dos hijos tuvo problemas al respecto, el joven sabía que su padre sólo necesitaba tiempo y que dentro de unos meses todo volvería a la normalidad (nunca pasó, hasta el sol de hoy, no lo puede ver porque se pone a llorar como magdalena).

Phoenix entra por voluntad propia a Brown, como intento de despejarse de sus dramas familiares (que nunca le llamaron la atención y más bien le parecieron de relleno).
Y he me aquí... esa es mi historia, contada por mí mismo, con mis propias palabras. ¿Sorprendente, verdad?