▌"Creo que era mejor no conocerte" ✖ Daphne L'Stone.

Una seria caminata se debía la ocasión de que este mismo diera con sus pasos hacia una zona un tanto elegante de la ciudad de nueva york, donde habitaban unas de las más lujosas casas que puedan hacer presencia de la vista de alguna persona. El muchacho no sabía lo que hacía, inclusive se lo había preguntado a si mismo un par de veces por que le daba cierta intriga que hiciera una "idiotez" para la vida suya, tanto como para su desarrollo. "¿Enserio quiero conocer a mi hermana? ,¿ A esa persona que me quito mi atención no muy bien dada de mis padres?" - pensaba el muchacho alertada-mente.

En su vestimenta hacia presencia una camiseta de color blanco, un chaleco de color café muy bien colocado y en su cara unos lentes sin aumento, tampoco sin polarizar. En sus piernas portaba un pantalón de color negro con una tela muy fresca la cual se adecuaba al cuerpo de el que lo usaba, dándole a este una figura singular, como si de una mujer se tratara. En sus zapatos solo portaba unos ligeros tenis de piso mientras en sus manos vacilaba con su celular en las mismas. Un tanto extraño mientras caminaba.

-Supongo que esta debe ser la casa que me indicó tío Oscar- comento el joven mientras se adentraba a el cancel de una casa muy grande, imposible de definir por su belleza y tocaba esta puerta metálica de barrotes, esperando que algo o alguien asistiera a su llamado, todo con la duda de donde se iba a encontrar su hermana.

En mis manos reposaba un libro, mi mirada solo se fijaba en aquellas letras, comprendiendo cada una y en su contexto, estaba bastante entretenida en eso, la música suave de piano sonaba de fondo en un tono que no era molesto, ni muy alto como para molestar al oído ni muy bajo como para no escucharlo, simplemente el volumen perfecto. Mis pies se movían en el aire casi sin pensarlo, estaba recostada boca abajo sobre el edredón azul de mi cama, mis pies juguetones de vez en cuando golpeaban los cojines, mis manos se recargaban sobre los codos y ante brazos aguantando todo mi peso, el cual últimamente no era mucho. Pase una mano sobre mi cabello para acomodarlo pues se había ido hacia el frente, pero no quitaba la vista del libro que tan interesante estaba, cambié de pagina y puse el separador para dejar aun lado el libro. Me levanté lento quedándome sentada en la orilla de la cama y suspiré.

Me puse de pie y camine hacia la cocina, al ser un día libre solo llevaba un pequeño short blanco con una blusa tipo camiseta color durazno de una tela bastante delgada y un poco transparente que dejaba ver un sostén negro por debajo, no llevaba zapatos, esas era una cosa que amaba, estar descalza en casa. Pase por todo el pasillo superior, la casa era enorme, les dije a mis padres que no necesitaba algo tan grande pues iba a vivir sola y no necesitaba tanto pero ellos insistieron hasta que tuve que aceptar, pensaba invitar a Nathan para que se viniera a vivir aquí, no me gustaba vivir sola y aquí sobraban cuartos, seguro se lo diría luego. Así pues cruce toda la parte de arriba, el piso era blanco, las paredes igualmente pero con franjas grises y azules en puntos estratégicos, aun no decoraba toda la casa y algunas cajas seguían en el piso sin desempacar. Baje las escaleras con pequeños brinquitos como niña pequeña y sosteniéndome de la pared, sonreí y al estar en el primer corrí a la cocina, pasando la sala con grandes ventanales trasparentes que me dejaban ver el patio. Había un pasillo que iba hacia una puerta, la cual daba paso a una pequeña habitación que hacía de recepción a la entrada. Cuando estaba en la cocina abrí el refrigerador sin saber que tomar.

Alguien toco la puerta, levanté la mirada ¿Quién sería? no conocía a nadie en esta ciudad y aun no daba mi dirección más que a mis padres, seguro era algún vendedor o algún vecino tal vez para darme la bienvenida. Cerré el refrigerador y volví a la entrada, abrí la puerta de madera con una ventana circular en el centro que daba al hall, y luego abrí la otra puerta, esta era solo una puerta metálica de barrotes, había un muchacho afuera, le sonreí y abrí la puerta para mirarlo mejor, al verlo solo una persona se me vino a la mente, mi madre, mi sonrisa se borró y lo miré confundida.

-Bonjour- dije con un perfecto acento francés, sabía el idioma pero me era costumbre saludar de está forma -se te ofregce algo?- pregunté con un toque de mi acento natal y le miré fijamente, seguro solo era mi imaginación o era algún familiar que ella tenía aquí y lo mandó a visitarme para no estar tan sola, típico de mamá y sus sobre protecciones hacia mi.

El chico espero un poco a que atendieran a su puerta, mientras recargaba su peso en una pared que estaba continua a la casa, solo esperando para que alguien le dejara entrar o que viniera algun críado o criada para que este le dejara pasar. "Si cualquier cosa pasa, lo mejor es que tomes con responsabilidad todo con tu hermana, si es que es verdad que reside en aquella casa de Nueva York" - pensó el chico el comentario de su Tío Oscar, el cual posiblemente la mujer lo recuerde, esperando que le abrieran la puerta se puso a revisar su red social mediante el celular que llevaba en las manos, el sonido de la manija de la puerta hizo que se pusiera alerta para despues ver salir a una mujer de pelo negro un poco castaño, no pudo reconocer el color de el mismo. Solo se le quedo viendo un poco sobre el vidrio de los lentes, para despues correr a abrazarla, sin razón... sería raro que algun extraño te viera y te abrazara en plena calle.

-¡Bonjour!- comento el chico un poco exaltado mientras apretaba con mucha fuerza a la que podía ser su hermana, aun sin tener información suficiente... solo esperando que el nombre que le dio su tío de "Daphne" no fuera algo que en vano supiera, por que le costaría mucha pena asimilarlo. -Ojos claros, pelo oscuro... debes ser una L'Stone- comento el chico mientras se separaba por ligeros momentos, para despues convencerse completamente de la persona a quien había abrazado. -¿Daphne L'Stone? Soy tu Hermano, Johan L'Stone... tengo muchas cosas que contarte- por el momento el chico no quería que el sentimiento de la ira saliera y se mantenía calmado con la otra.