Reeva J. Klausser. {ID completa.

Reeva Juliette Klausser.
21 años.
Estudiante.
Zeta beta Zeta
Veterinaria.
Héteroflexible.
Norteamericana.
Noviembre 17, 1991.

GUSTOS
Le fascina el cine mudo, lo encuentra mucho más atractivo que el de ahora.
Los animales de todo tipo, por eso eligió veterinaria como su carrera.
Los paseos a la orilla del mar, lo encuentra sumamente romántico, placentero y relajante.
Ver a su familia toda junta en las comidas familiares de cada mes.
La música lenta y clásica.
El helado de pistache.
La lluvia.

DISGUSTOS
El maltrato animal, lo considera uno de los tratos más crueles que la humanidad puede hacer.
Las injusticias de cualquier tipo.
Las preferencias, piensa que todos somos iguales y merecemos igual trato.
Los días con demasiado calor.

MANÍAS
Cuando está nerviosa, arregla una y otra vez su cabello.
Pestañea con rapidez innecesaria cuando algo le molesta.
Si se enoja contigo siempre te apuntará una y otra vez con su dedo índice, es una manía que está tratando de acabar.

ENFERMEDADES
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DATOS CURIOSOS
Es más o menos hiperactiva, no le gusta quedarse tranquila por mucho tiempo.
Se hace la fuerte, pero más bien es "De hierro por fuera, de vidrio por dentro"
Sonríe ante todo, porque piensa que así la vida se ve mejor.
Colecciona cámaras de fotografía antiguas, hasta el momento tiene 25 análogas.

Encantadora y alocada, esas son las palabras que podrían definir totalmente a Reeva. A veces puede parecer dócil y tímida pero cuando se lo propone, puede ser la criatura más sensual y atrevida que jamás hayas visto. Jamás sabrás qué es lo que exactamente se trae entre manos, es una persona muy misteriosa y créeme, ella siempre, siempre estará maquinando algún plan alocado que llevar a buen cabo.
Ella siempre te dirá las cosas a la cara, no tiene problemas en decir todo lo que piensa, aunque es muy sensible, ha sabido manejar la manera en que se toma las críticas. Es muy observadora y apasionada, le gusta hacer las cosas por ella sola y que no se las hagan, jamás le gustó que todo se le diera tan fácil en bandeja de plata.
Siempre y cuando no la trates mal, ella será un cielo de persona contigo, pero si eres de los que les ha echo daño a ella o a algún ser querido, no dudará ni le temblará el pulso para hacerte caer. Es inquieta y en cuanto a sus sentimientos, prefiere dejarlos salir sin importar lo que pase. Tiene una paciencia infinita y una curiosidad que nunca se logra saciar del todo; está siempre con ganas de saber más, preguntando y buscando respuestas y si no las consigue por un medio, intentará mil formas más para llegar a lograr su cometido. Es productiva y movediza, siempre la verás de un lado para otro, porque no puede mantenerse quieta durante mucho tiempo. Aunque, con los años, el hecho de estar encerrada un tiempo prolongado, la ha hecho, casi forzosamente, acostumbrarse a estar mucho más quieta. Por esta razón es que en un principio puede resultar demasiado pacífica y puede parecer que no tenga, prácticamente, ganas de vivir, pero, en el interior, es todo lo contrario. La mayoría de las veces es muy obstinada y muy auto-exigente, pero está siempre atenta a la ayuda de otros. A veces le cuesta mantener los pies en la tierra, ya que es algo soñadora, lo que hace que la dañen más a menudo. Desde pequeña es siempre la primera en intentar participar en cualquier actividad que se le presente, por más tonto que el juego o actividad resulte, es su manera más viable para descargar esas energías que le sobran desde cuando está muy quieta. Aveces puede parecer ingenua pero la verdad es que está muy lejos de ser eso, es perpicaz, atenta y muy observadora, nada se le escapa, uno de sus mayores defectos es la terquedad siempre presente en ella, jamás dará su brazo a torcer una vez que toma una desición, así se derrumbe el mundo a su lado, no cambiará su opinión y no retractará jamás sus palabras dichas. Si le interesas en el contexto amoroso, hará de todo para hacerte caer en sus redes.

Una infancia común y corriente, una familia del mismo talante: padre y madre que comenzaron su historia de amor en los últimos instantes de adolescencia, una relación de amor cuyos frutos fueron tres hijos hermosos de los cuales Reeva fue la mayor. La mayor de los Klausser siempre fue de esas niñas quienes gustaban de pasar tiempo en el núcleo familiar, pero que, al mismo tiempo, y por la seguridad que sus parientes le transmitían a diario, podía desenvolverse en el mundo externo a su hogar con la soltura y alegría de una criatura que, de alguna manera, estaba “curtida” en ese ambiente no muy gentil. En ese contexto su crecimiento se desarrolló de manera un poco más apresurada, madurando antes que el resto de sus compañeros y compañeras, con un sentido del bien y del mal totalmente diferenciado. Esta manera de ser le ganó los amigos que ella siempre hubiera deseado, muy acorde a su estilo de vida, tranquilos pero activos, de esos chicos a los cuales les gusta leer y escuchar música, que cada vez que pueden se juntan detrás de las gradas de las canchas de deporte escolares a charlar sobre cine y fumar uno que otro cigarrillo. La crianza estricta no se notó tanto en su vida, dado que, al ser una chica responsable, nunca necesitó tener gente detrás de ella diciéndole tal o cual cosa debía, o no, hacer. Dagnae se ocupó de que este tipo de enseñanzas, que ella consideraba de un valor inacabable, dado que eran asuntos que ayudarían a sus hermanitos a desenvolverse como buenas personas durante lo que durara sus vidas, llegaran en su más pleno sentido hasta los entes más pequeños de la casa, quienes siempre recibieron sus consejos con mucha atención y aprecio.
Su adolescencia no fue algo realmente para nombrar tranquila y sin mayores contratiempos, su familia pasaba por altos y bajos de los que se supieron estabilizar y alcanzar el medio de la balanza. Su elección de universidad no fue a la ligera, se tomó varios años de su vida para elegir una buena, no demasiado estricta pero tampoco demasiado liberal, y el destino la trajo a Brown, a completar lo que le quedaba de esta etapa universitaria.