◆ Diletta G. Sognatore ; ID

Nombre completo: Diletta Gia Sognatore
Edad: 20 años
Ocupación: Ninguna, sus padres la mantienen
Grupo: Delta Nu
Carrera: Literatura
O. Sexual: Pansexual
Nacionalidad: Italiana
Cumpleaños: 24 de Agosto

GUSTOS
◆ Los libros de todo tipo, en especial las novelas.
◆ Leer al aire libre sin importar el clima.
◆ El café con mucha crema.
◆ Abrigarse, por ende, el invierno.
◆ Sus momentos de soledad.
◆ Literatura antigua alemana y española.

DISGUSTOS
◆ Que invadan su espacio personal.
◆ La tecnología. Apenas y usa su celular.
◆ Las personas muy gritonas y que buscan destacar todo el tiempo.
◆ La interrupción descarada de su lectura (mejor ni se atrevan).
◆ Cuando se tratan temas que a ella no le interesan en absoluto.
◆ El olor a cigarrillo. La descompone, prácticamente.

MANÍAS
◆ Acariciar los libros con pasión desenfrenada (sí, déjenla), oler el papel.
◆ Humedecerse los labios de forma constante.
◆ Juguetear con sus manos, entrelazando los dedos cuando está incómoda.
◆ Releer una y otra vez la última oración de los libros.

ENFERMEDADES
◆ Suele enfrentarse a fuertes dolores de cabeza con bastante frecuencia. Sin embargo, no es nada grave.

DATOS CURIOSOS
◆ Siempre se la verá con un libro y un cartón de jugo de naranja en mano. Puede que tal vez ni toque el jugo, pero el simple hecho de tenerlo ahí, cambia la situación.
◆ Si a la hora de saludarla no responde, mejor intentarlo una segunda vez. O está sumida en sus pensamientos, o está imaginando cómo podría seguir una historia que viene leyendo. Le gusta fantasear.
◆ Le gustaría trabajar en una biblioteca, para poder leer todo el tiempo. Más allá de eso, también le gustaría enseñar.
◆ Tiene algunos escritos que salieron de su propia imaginación. Sin embargo, nunca se los dio a leer a nadie, y no está en sus planes. De vez en cuando, se pone a escribir.
◆ Una buena forma de llegar a ella es mostrándole respeto, dejándole su espacio y actuando con tranquilidad. Cuando alguien se acerca de forma abrupta, ella se abruma.

Diletta se presenta como una persona indiferente a su entorno, envuelta en un aura de frialdad. Parece ser muy soberbia, y no es algo errado del todo, ya que confía plenamente en sus conocimientos, decisiones y forma de desenvolverse en cualquier ámbito. Segura de sí, de mente retorcida y según las circunstancias, práctica. Siempre a la defensiva, lista para protegerse de cualquier insinuación que pueda incluirla en una situación a sus ojos, incómoda. No es del tipo de persona que insulta, es descortés, o esconde su inseguridad bajo una fachada de superioridad. Al contrario, es tranquila, y trata de evitar problemas o relaciones de cualquier tipo. Nunca se propondrá herir a nadie, por eso suele medir bien sus palabras y sus actos. Sin embargo, antes que nada, evitará cualquier conexión con un tercero. Se la verá siempre absorta en la lectura, y si llegan a cruzársela, podrán verla llorar, reír, o incluso con el ceño fruncido, sumergida completamente en la trama. En ese momento, estará totalmente expuesta al otro, con sus sentimientos a flor de piel. De lo contrario, su expresión siempre será tranquila, sin alteraciones o modificaciones, puesto a que es muy difícil conmocionarla.
Meticulosa, perfeccionista y estricta consigo misma, siempre tratará de dar lo mejor en todo lo que se proponga, actuando con altura y honestidad. La duda raramente forma parte de su diccionario. El día en que ella demuestre duda, será algo épico... o mejor llamar a una ambulancia y llevarla de urgencia al hospital. Es difícil comprendarla, y ella está bien con eso. Su lenguaje corporal, aún así, es claro y en muchas ocasiones puede entenderse (gracias al mismo) qué es lo que realmente le está sucediendo en ese momento. Las personas no suelen intimidarla, nunca en realidad. Pero esto cambia cuando alguien parece penetrar ese escudo que construyó a su alrededor. Se asusta y se siente abrumada, y no sabe qué hacer al respecto.
Se nota, claramente, que nunca abre su corazón a otros. Aún así, si algún día llega a suceder, se encontrarán con una persona leal, comprometida y detallista.

Diletta nació el 24 de agosto, en Génova, Italia. Fue concebida en el seno de una familia de mucho capital y alta cultura artística: un padre pintor y escultor, una madre violinista y un hermano (mayor por casi siete anõs) aficionado a la lectura. A temprana edad, su familia comenzó a inculcarle conocimientos de todo tipo, de forma que Diletta desde siempre contempló el arte y la historia desde distintos puntos de vista, formando lazos muy estrechos con su pequeña y cálida familia. Desde siempre, Diletta había sido una niña muy bien predispuesta al aprendizaje, rápida e ingeniosa. La pintura se le hizo entretenida hasta cierto punto, puesto a que de una forma u otra, se veía limitada ya sea frente a la fluidez de su mano o a los colores tan comunes y repetitivos. La música era preciosa, y eso siempre lo había pensado. Disfrutaba de sobremanera cuando su madre tocaba una pieza, en especial cuando se trataba de Bach. Sin embargo, y aún conociendo una partitura de cabo a rabo, sentía que no era algo que realmente le llegaba al corazón. En sus diez años de vida jamás una nota había llegado a conmoverla. Probó con la danza clásica, el teatro, el canto, e incluso con algún que otro deporte o ciencia. Pero nada. Nada hacía que su corazón temblase de emoción... hasta que su hermano la sentó en su falda y entre sus pequeñas manos colocó una novela literaria. Diletta leyó, día y noche, durante y después de las comidas, devorando esa novela que salpicaba amor con todas esas letras impresas.
"Y en esas flores se dibujó su sonrisa. La besé, y fue un amor eterno". Leyó esa última oración veces seguidas, y sintió como el corazón se le estrujaba bajo el pecho. Los ojos le ardían, y desconocía la razón, hasta que alzó su mano y palpó las primeras lágrimas, tibias, que surcaban sus mejillas frente a esa historia de amor. Algo despertó en ella. Se inició en el terreno de la literatura de la mano de su hermano, y en pocos años conocía la biblioteca de su casa como nada en la vida. Novelas románticas, policiales, incluso obras de género dramático, toda encuadernación había pasado por sus manos, y cada texto le provocaba algo distinto.
Compartía días enteros con su hermano, hablando de distintos libros, explorando bibliotecas durante horas, compartiendo relatos. Eran muy unidos a pesar de sus diferencias, que eran más que solo la edad. La joven Diletta se sentía suya. Sentía que sus sentimientos, su forma de sentir, eran gracias a él, quién le abrió la puerta al mundo encantado de los libros. Desde afuera, cualquiera lo hubiese malinterpretado, pero no se trataba de una relación incestuosa. Diletta, al lado de su hermano, se sentía un ser completamente emocional, completo y con hambre de conocimiento. De amarlo, claro que sí. Pero no en una situación de pareja.
Un día, cuando Diletta ya tenía diecinueve años, su hermano llegó a casa con una joven preciosa y encantadora, a quien presentó como su prometida. Claro que Diletta no se sintió muy contenta con la noticia, pero no parecía ser algo tan peligroso, ya que de momento, esa chica no se había infiltrado en su tesoro, en eso tan importante que los hermanos Sognatore compartían: el amor a los libros.
El problema en el asunto surgió cuando, en una tarde, luego de regresar de la facultad, Diletta se decidió a ir a la biblioteca familiar, en busca de un tomo en particular, encontrándose con su querido hermano y su futura mujer a las carcajadas, compartiendo esa bella novela de amor. Esa oración atravesó sus pensamientos... "Y en esas flores se dibujó su sonrisa. La besé, y fue un amor eterno".
Actualmente, ella sabe y reconoce que fue un acto infantil, pero realmente lo sintió como traición. Tras darse la vuelta con los ojos nublados de lágrimas y tristezas, en esa ocasión, dejó atrás a su hermano. Se cambió de universidad, alejándose de su bella Génova, cerrando (de forma exagerada) su corazón frente a los demás... pero nunca a los libros.