Magdalena Elizabeth Cartwright {100%}

Alegre. Sonriente. Observadora. Objetiva. Soñadora. Cariñosa. Testaruda. Explosiva. Manipuladora. Persuasiva. Le sobran las muestras de afecto. Le faltan siempre palabras. Se necesita mucho para hacerla entablar una conversación pues si puede, no dirá palabra. Reservada y Represiva consigo misma. Depresiva en ocasiones, sólo cuando recuerda la muerte de sus padres. Es muy ansiosa. Tuvo problemas los cuales le orillaron a la auto mutilación{no puede decirse que ya no los tiene, solo hay que mirar sus muñecas}, Amante del sol. Amante de las magdalenas adornadas con crema pastelera de colores. Curiosa de la magia. Sufre de fascinación por la sutileza & colores pastel. Impredecible. Nunca hace lo que se supone debe hacer. No se deja aplastar por las reglas aunque las sigue al pie de la letra. Vive al día.

Suele complacer a las personas por el qué dirán. No es fácil de ganar y aveces es caprichosa, cortante y rebelde. Tiene una horrible obsesión con hacer ejercicio. Sincera y buena amiga, hace todo lo que puede por los que quiere y no es difícil ganarse su amistad, sino mantenerla estable. Es algo reventada y mal hablada cuando se enoja. Se pone rebelde y daña a los demás sin pensar en lo que pasará después cuando la fastidian o no le agradan. Hay que andarse con cuidado con ella, pues tiene varias facetas muy extrañas. Se vuelve loca si se le mantiene en un lugar fijo y sola. Sabe guardar los secretos muy bien. No suele abrirse a las personas hasta que esta completamente segura de que puede confiar, sin embargo eso no la aleja de hablar con cualquiera que le parezca agradable o indicado en cierto momento. Sabe escuchar a las personas de modo que todos se acercan a ella cuando necesitan ser escuchados y de vez en cuando da consejos. Sólo conserva a las personas que le han de dar algo a cambio; no algo físico, sino algo como confianza, amistad y que no le traicione pero para eso pasan por muchas cosas que ella no les hace evidente, por que no desea hipocresías. No se abre al primer momento, si se abre es poco a poco y jamás deja salir sus más grandes y sagrados secretos.

Era entonces el más frío invierno, cuando Minerva dió a luz a su segunda hija. Había nacido una semana antes, por lo cual nadie estaba preparado para el alumbramiento. Como eran días de nevada intensa, el transporte estaba suspendido y las calles repletas de nieve impedían el tránsito vial. La bebé fue recibida por una vecina de Minerva y Patrick, ella cortó el cordón umbilical y limpió a la bebé. Sin embargo Minerva comenzó a tener problemas de coagulación y el sangrado no se detenía, seguía constante pero lento. Patrick al no verlo como algo normal, llamó una ambulancia, esta iba en camino pero el clima no permitía que fuera demasiado rápido. Minerva pidió que le trajeran a la bebé, la tomo entre sus brazos y la acuno con ese amor de madre. La miró y sonrió al ver que tenía los ojos de Patrick. "Magdalena" Susurró y acarició la frente de la bebé con los labios. "Recuerda que te amo. Eso no pueden quitártelo." Le dijo con un suspiro de muerte. La ambulancia sólo llegó a recoger un cuerpo sin vida.

Magdalena creció los siguientes nueve años en un hogar donde no había figura materna, sólo femenina y era por parte de su hermana mayor por diez años: Elizabeth. Ella no amaba a Magdalena como todo el mundo lo hacía, le tenía coraje por haberle quitado a su madre y robarle la vida, sin embargo nunca la trató verdaderamente mal. Patrick había quedado desolado por la muerte de Minerva, tanto que le lloró por más de seis años. Cuando Magdalena cumplió nueve, su padre también murió. Elizabeth le explicó que él no iba a volver porqué había seguido su camino a con su madre, Magdalena pidió una explicación real, quería saber qué había pasado y dos años después supo que su padre había conducido en estado de ebriedad y chocado poco después contra una vaya que alejaba la carretera de un voladero.

Elizabeth apuntó a Magdalena en una escuela para señoritas, a la que ella siempre deseo ir y que ahora gracias al seguro de vida de sus padres podía costear para Lena, para entonces la pequeña tendría diez años y Elizabeth veinte. En aquella escuela le enseñaron música; cómo tocar el piano, el violin, chelo, guitarra y arpa, aprendió también pintura, dibujo artístico y de paisaje, fotografía, modelado, modales en la mesa, danza artística, tango, baile de salón, ballet, apreciación artística, historia del arte y teatro. Hizo ahí lo que le restaba de primaria y se sorprendió cuando Elizabeth le pagó la residencia ahí mismo. A los 14 años de Lena, su hermana mayor se fue sin dejar rastro alguno, nadie sabía a donde había ido ni qué planes había hecho. El dinero del seguro de vida de sus padres lo había cambiado al nombre de Lena y este estaba destinado a cubrir las necesidades básicas, por lo cual a Magdalena nunca le falto nada más que una familia. No tuvo problemas hasta que el departamento de derechos humanos visitó su escuela e hizo recuento de expedietes. Al no tener un tutor, a Magdalena se le dio de baja de la escuela y se le envió al orfanato.

Ahí fue donde empezó a derrumbarse. Se apartaba de todos a su alrededor y lloraba constantemente. Se escondía debajo de la cama y un día mientras lo hacía, se arañó medio brazo. Se quedó ahi quieta, mirando cómo la sangre se escurría por su pálida piel y de repente sintió una enorme sensación de alivio. "Se siente mejor. Mejor que todo lo demás." Se dijo a sí misma y empezó el hábito de cortarse con suavidad las muñecas. Se sentía más feliz entonces. Ya no se apartaba de los demás y comenzaba a convivir, así pasó cerca de cinco años. Cuando cumplió los dieciséis una mujer la cogió del orfanato. Lena se sentía extraña en la casa de una desconocida que respondía al nombre de Nattalia, sin embargo esos cabellos castaños risados la hacían muy familiar. Se encariñó pronto con ella y pasando todas las pruebas pudo quedarse en aquel nuevo hogar. Nattalia no tenía esposo y tampoco más hijos, pero sí tenía suficiente dinero como para volver a meter a Lena en la escuela para señoritas, sin embargo Lena no quiso volver ahí. Tomo clases en casa y compartió sus conocimientos artisticos y en los instrumentos musicales con Nattalia, quien estaba más que maravillada con su nueva hija.

Aunque Nattalia no podía ver lo obsesionada que Lena estaba con los cortes en las muñecas. Lo hacía cada Sábado, cuando Nattalia salía de la ciudad para trabajar en la convención de Victoria's Secret. Lena era esbelta y bonita, por lo cual hubo ocasiones en que Nattalia la tomaba como modelo para las fotografías de campo que debía entregar para conseguir un trabajo con mayor remuneración económica. Llegó a ser una modelo no muy reconocida pero bien buscada por revistas de buen nombre. Entonces llegó el momento en que Lena cumplió los dieciocho y no quería dejar la estabilidad familiar que por primera vez en la vida tenía, pero Nattalia le dijo que lo mejor era que hiciera sus sueños realidad y estudiara artes. Ambas decidieron que Lena iría a matricularse a la Universidad Brown.


~Minerva Underseen ~ Madre ~ Fallecida
~Patrick Cartwright ~ Padre ~ Fallecido
~Elizabeth Cartwright ~ Hermana Mayor ~ Desaparecida
~Nattalia Walker ~ Madre Adoptiva ~ Viva

~La música
~Magdalenas adornadas
~Tocar el piano
~Componer novelas


~Las personas que se sacan los mocos {niños pequeños}
~Las zapatillas que calan en los talones
~Los vestidos excesivamente cortos
~Las reglas


~Encorvarse cuando alguien le mira mucho
~Pasar sus dedos sobre su oido antes de hablar con alguien desconocido
~Sonreír antes de llorar
~Tocar la perla de su collar cuando está nerviosa


~Depresión
~Automutilación por ansiedad


~Nadie, al menos hasta ahora, ha notado las marcas en su brazo izquierdo
~Siempre se refugia en sus personajes, siempre estará instalada en alguno de ellos
~Teme ser ella misma y teme hablar de su pasado
~Solía ser modelo antes de entrar a la Universidad Brown