M. Stefano Gorlani.

Sincero, honesto, directo, sentimental, apasionado, agradecido, impulsivo. Un hombre, que sin dejar de comportarse aún como un adolescente, piensa con madurez y actúa con el corazón, sin embargo es algo impulsivo. Desde pequeño y gracias a la crianza de su "madre" (niñera), Ian ha sabido lo que significa dejar que tu corazón te guíe, sabiéndolo escuchar y, más aún, comprender. El problema es que muchas veces actúa antes de pensar, lo que provoca que en ciertas ocasiones las cosas no le resulten como desea debido a lo mucho que acelera las cosas, sin embargo cuando se dedica a ver todas las perspectivas, pensar un poco en lo que está sintiendo o por lo que está viviendo, las decisiones que toma son las correctas provocándole gran satisfacción. Es demasiado sincero y directo, lo que es bueno y malo a la vez, pues si bien hará que confíes en su opinión, también te hará sentir incómodo(a) en ciertas ocasiones, sobre todo si eres mujer, pues al italiano no le importará lo tímida que seas o lo coqueta que seas, si le caes bien y le gustas, te lo hará saber de inmediato, pero si le caes mal o te considera una verdadera puta, también te lo hará saber de inmediato.

Valiente, protector, caritativo, servicial, leal. En palabras de soldado: "Jamás deja a un compañero atrás." No importa el peligro, no importa el adversario, no importa la desventaja, Joseph jamás te dará la espalda cuando lo necesites, una vez eres su amigo y, por ende, estás dentro del radar de su protección, jamás te sentirás solo, aunque lo alejes con palabras de odio, aunque le escupas en la cara, él jamás dejará de tenderte la mano, no es rencoroso, no es orgulloso, ni mucho menos se deja guiar por todo aquello que muchos llaman "ego" para cubrir su arrogancia. El único motivo por el cual Ian podría no considerarte en su radar de protección es si lo traicionas por la espalda. Él soporta todo, pero cuando se hace de frente, si te gusta su chica o estás interesado en la misma mujer que él, sé bien hombre y díselo de frente para así evitar problemas, si tienes algún problema o algún comentario que hizo te cayó mal, díselo a él, pero no lo andes comentando por detrás, si quieres ganarte su amistad sólo por conveniencia, ya sea por su carisma, su inteligencia, su habilidad con la chicas o simple conveniencia, puedes estar seguro que cuando se enteré serás el primero en salir de su lista de amigos y pasarás a formar parte de su larga lista de indiferencia, pues gente así, para el muchacho, ni siquiera es digna de un saludo.

Coqueto, juguetón, feliz, apasionado, intenso, directo y algo hormonal. La debilidad de Stefan, a parte de su amor por la música, son las mujeres, tiene gustos muy marcados, es verdad, sin embargo no le hace asco a nada, mientras sea mayor de edad, inteligente y tenga claro que con él sólo se podrá optar a diversión, el pequeño no dice que "No". No se cierra a la posibilidad de enamorarse, tan sólo se divierte con chicas mientras encuentra al amor de su vida, como dicen por ahí: "No es malo entretenerse con mandarinas mientras llega tu media naranja".

Romántico. Esta cualidad sólo sus amigos cercanos la conocen bien. Ian puede ser muy coqueto y un bala con las mujeres, sin embargo nadie puede negar que cuando al pequeño le baja el amor, puede ser el chico más tierno y sensible del mundo, es por eso que la mayoría de sus amigas acuden a él cuando tienen algún tipo de problema, ya sea para consejos, para acurrucarse en sus brazos - de buena manera - al sentirse protegidas y queridas por él o simplemente para divertirse en grande y así hacer que el cantante y buen bailarín las haga olvidar el mal rato sacándolas de parranda.

Hijo de padre y madre multimillonarios gracias a los ingresos que la empresa familiar les brinda. Ambos son arquitectos de renombre y maniáticos del trabajo. Con tres hijos ya mayor de edad, todos profesionales, la vida debería ser maravillosa para esta pareja, sin embargo para Stefano y Elisabetta no era así en lo absoluto, pues su cuarto hijo representa un verdadero dolor de cabeza: Ian.

Desde pequeño siempre demostró tener gusto totalmente opuestos a cada miembro de su familia, ni siquiera con sus parientes lejanos parecía tener fiato, es por esto que su felicidad dependía netamente de sus amigos, pues ni su madre se daba el tiempo de pasar tiempo con él y fingir que le interesaba lo que le ocurría en su diario vivir. Visto de este modo todos podemos pensar que la infancia y adolescencia del muchacho fue horrible, sin embargo no fue así. Gracias al cielo y a los millones de dolares que la familia Gorlani recibía al mes, pudo contar con una niñera excepcional: Rosabella. Rosa era todo lo que el muchacho podía desear en una madre y lo mejor de todo era que no lo hacía por el dinero que le pagaban a fin de mes.
Rosa se encariñó con Ian nada más nacer, llevaba gran tiempo siendo el ama de llaves de la familia, sin embargo con ninguno de los otros hijos Gorlani tuvo tanto lazo sentimental como el que logró forjar con el menor. Le enseñó todo sobre la vida, a cómo vivirla a concho, aprovechando todo lo que tenía, sin perder la humildad en el proceso y hasta el día de hoy Ian le agradece por ello.

Sus padres no lo molestaron por sus aficiones a la música y su gran destreza en el baile durante sus años de colegio, sin embargo cuando Ian hizo público su deseo de estudiar música o arte escénico, se enfadaron a tal punto de quitarle todo instrumento musical que estuviera en su pieza hasta que entrara en razón, lo cual provocó que se fuera de la casa para alcanzar sus sueños. Así fue como llegó a Oxford.
Luego de un año trabajando de mesero, barman y Dj en un pub con karaoke pudo juntar el dinero suficiente para matricularse en la universidad de Oxford entrando a la facultad de arte para estudiar música con diecinueve años de edad, hecho que jamás le comunicó a sus padres, pues ellos jamás se dignaron en llamarlo para saber cómo sobrevivía el día a día, mucho menos se molestaron en ayudarlo, sin embargo el moreno sí mantenía comunicación con Rosita, su niñera, quien de seguro informaba en casa que Stefano seguía vivo y se mantenía bien.
Durante los cinco años de estudio que le siguieron tuvo que trabajar y estudiar para poder costearse la carrera, sin embargo lo más importante en esta etapa de la vida del muchacho no fue su esfuerzo ni su pasión por su carrera, no, lo realmente importate fue haber conocido a una despampanante y tierna rubia que llenó todos los espacios vacíos que tenía su vida.

Conocer a Evangeline fue lo mejor que le pudo haber pasado, alegraba sus mañanas, divertía sus tardes y excitaba sus noches, era la mejor compañía que el muchacho hubiese podido desear, es por esto que cuando se enteró de su verdadera personalidad para luego verla marchar sin decir palabra alguna provocó que se llevara una desilusión mayor a la que podía expresar con palabras. El hecho de que tan sólo perteneciera a la logia, un desagradable grupo de personas, fue algo que le impactó al punto de - en un principio - no poder creerlo del todo, sin embargo cuando se enteró de que se había marchado a nueva york, matriculándose en otra universidad, sin ni siquiera despedirse, fue un golpe aún mayor, pues estaba perdiendo a la única mujer que lograba mover su mundo de principio a fin, haciéndolo experimentar y desear cosas que nunca en su vida había experimentado ni deseado.

Después de meditarlo por unas semanas, abandonó el trabajo de profesor de música que se había conseguido tras terminar su carrera, hace ya un año atrás, y decide volver a casa simulando tener la cola entre las piernas, dándole el amén a sus padres, aceptando que había obrado mal y que ahora quería estudiar una verdadera carrera que le daría buenos beneficios económicos: Arquitectura.
Ante la alegría de sus padres al saber que su hijo al fin estudiaría algo digno, no hicieron más preguntas y lo matricularon en la universidad que el muchacho les pidió, costeando todos los gastos sin reparo alguno. Así fue como el muchacho llegó a la Universidad de Brown.

Actualmente está matriculado para cursar arquitectura y lo único que desea es encontrarse a Evangeline para poder hacerla entrar en razón y obligarla a aceptar que no es sólo él el que siente cosas por ella, sino que el sentimiento es mutuo. Puede pasar mucho tiempo antes de que la rubia acepte que el castaño le mueve el piso tanto como ella a él, sin embargo si hay algo que tiene Stefano, además de su típico encanto italiano, es su perseverancia.

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