Aventuras por Cranberry

>¡Vamos! donde rayos está ese maldito bolso..< pensaba mientras corría de un lado a otro por la habitación recorriendo con la mirada cada pequeño espacio. Se suponía que había dejado todo listo la noche anterior, pero quizás en toda la pesadez del cansancio lo había dejado aparte en...algún lugar. ¿Como era posible olvidarme de uno de los bolsos y justo el que llevaba la mayoría de las cosas? Murmuré, enojada, una maldición e inspiré profundamente tratando de recordar.- Vamos..vamos..- susurré hacia mí misma, como pidiendo que mi mente soltara de una vez esa información. Todo estaba listo. Estaba lista en vestimenta, alguno que otro bocadillo, dos cambios de ropas por si acaso los necesitaba, bloqueador, ya que quedaría como un tomate por el sol si no llevaba y otras cosas que siempre llevaba conmigo, fuese a donde fuese. De un viaje tomé las converse negras y me las puse dando pequeños saltitos para no perder el equilibrio hasta que las pude hacer calzar, tomé un sombrero y unas gafas, pero aún me faltaba el bolso. Gruñí ya cabreada y tomé el bolso de mano que ya tenía preparado dispuesta a salir de la habitación, cuando de pronto se me alumbró el foco..como decían por allí, sonreí satisfecha y tomé el bolso, el cual estaba debajo de la cama, y lo coloqué en mi espalda totalmente lista para irme. Ni si quiera me había visto al espejo al colocarme todas esas cosas pero esperaba que me viera aceptable o meramente humana, cayendo en la tentación de no pasar vergüenza di un rápido vistazo al espejo y corroboré lo que antes, mentalmente, había dicho. Estaba bien para mí.

Salí corriendo de mi habitación y cerré al paso la puerta, estaba retrasada y ya no había tiempo que perder. Empujé a más de algún alumno que pasaba por los pasillos de la fraternidad y solo pude decir un "¡lo siento!" mientras corría, sujeté como pude el sombrero y salí de la fraternidad casi convertida en una bala. Sentía las miradas confundidas o más de alguna divertida mientras corría por los prados de césped que separaba las fraternidades y llevaban al edificio principal, pero unos par, muchos, metros más allá estaba el estacionamiento, donde debía haber estado hace unos minutos atrás. Con renovadas fuerzas me concentré en apurar mis piernas y correr con toda la fuerza posible. Sencillamente debía verme graciosa, muy pero muy graciosa. Como en esas películas de acción donde el personaje principal debía llegar a tiempo o matarían a su "ser querido" y debía pasar por un largo camino hasta llegar a él...pero en ese camino habían explosiones, peleas y la típica canción heroica de fondo. Así, creo, que me veía en esos momentos, claro exceptuando las explosiones y las peleas pero poniendo en esos lugares choques con otros alumnos, saltos, zigzagueos para no chocar más aún y como no debía faltar en mi vida, alguna caída, pero gracias al cielo no era yo. Mi respiración era agitada pero mantenía un ritmo, mis piernas daban grandes zancadas y hacía un gran esfuerzo para que el bolso no saliera lejos. Luego de una larga batalla, mejor dicho..larga corrida o maratón, llegué al estacionamiento. Doblé para seguir corriendo y a lo lejos distinguí a los alumnos junto a la profesora, eran un grupo un tanto grande por lo que me asusté y sin pensarlo grité a todo pulmón.- ¡HEY! ¡No se vayan sin mí!...- Alcé mi brazo y moviendolo enérgicamente, mientras corría, conseguí atraer la atención de todos. >Gracias al cielo...< pensé mientras me acercaba cada vez más por la velocidad que había alcanzado. Y luego de una larga carrera...llegué. Paré como pude y apoyé mis manos en mis caderas recobrando el aliento... Y allí me di cuenta que todos se mantenían callados nuevamente, aún cansada me dí cuenta de eso y giré mi mirada para saber que tanto les daba curiosidad. Todos, absolutamente todos me miraban. La vergüenza me atacó sin aviso y mis mejillas se encendieron más de lo que estaban.-¿Qué?..- susurré aún agitada, pero por esos extraños presentimientos quise mirar mi reloj de pulsera. Algo andaba mal. Moví mi brazo hacia mis ojos y allí quedó mi seguridad. Estaba bien en horario, el reloj de mi mesita de noche se había descompuesto. Ni hablar de mis mejillas, inmediatamente sentí como el calor crecía hasta no dar mas y agaché un tanto la cabeza, ocultándome.- Dios mío...-susurré avergonzada de mi obra antes hecha, pero para no quedar peor levanté la cabeza y me dirigí a ellos.- Hola..- solté con una risita nerviosa, para luego dirigirme a un lado un tanto alejado, sin separarme tanto del grupo. La vergüenza era apabullante, solo quería que se abriera la tierra y me tragara tal y como estaba. Me puse mis gafas y me quedé apoyada a uno de los autos a espera que llegaran los demás. ¡Yay! Era la protagonista de la primera anécdota...

Despertar sudada de pies a cabeza y con el nerviosismo adentrándose en ti a causa de una molesta pesadilla no es algo que desearías, no es algo que nadie desea, mucho menos Mayleen, que es la enemiga del sudor, ladeo la cabeza hacia su despertador observando que las luces de neón rosas le indicaban las 9:00 de la mañana. Estiró sus brazos llegando a tocar el tool que había instalado sobre su cama. Tomó las suaves sabanas que la cubrían tirándolas lentamente hacia atrás y saliendo de su cama, caminó hasta su baño cerrando la puerta con llave tras de sí, vivía sola, pero aquello se volvió una costumbre para ella. Se despojó de sus ropas dejándolas caer al suelo y se adentró en la ducha dejando que la tibia agua lavara sus preocupaciones y malos pensamientos, relajándose por completo, no hay persona que demore mas en la ducha que Mayleen, si vives con ella y estas apresurado, no soportarías quedarte esperándola poco mas de media hora y bueno ella tampoco es capaz de esperar mucho tiempo. Corto el agua y coloco una toalla al rededor de su cuerpo y otra en su cabello para secarle. Volvió hasta su habitación y buscó en su guarda ropa algo adecuado para una excursión, la cantidad de prendas que la joven tenia era incontable y muchas veces "no tiene que ponerse", sin embargo siempre logra encontrarlo, fashion y a la moda es su forma de vestir sin importar al lugar que vaya. Tomó una blusa blanca algo ancha y levemente escotada y unos shorts rosados con unos vinillos en el lado derecho y unas converse blancas con detalles rosados en los bordes. Uno de sus estilos favoritos, girly y fashion a la vez. Tomo un blanco que también podía usar como mochila y en el guardó lo primordial. Peinó un poco su cabello y bajó las escaleras hacia la sala de estar buscando las llaves de su auto, su hogar no estaba muy cerca de la universidad y no estaba muy adelantada en la hora, así que no se arriesgaría a llegar tarde. Subió a su auto y se encaminó hacia la universidad.

Al llegar observó a lo lejos a un grupo de estudiantes, supuso entonces que no estaba retrasada y se alegró por ello, caminó hacia ellos y los saludo con un gesto de mano. Vio a Beth que se encontraba apoyada en un auto y caminó hacia ella, Boo!, gritó divertida esperando asustara para luego saludarla con un beso en su mejilla y quedarse junto a ella a esperar que llegaran los demás.