¿Qué haces aquí? {Kimberly Miller.

En uno de esos días de sol insoportablemente incandescente, no estaba entre mis planes el salir al campus en busca de un buen paisaje el cual dibujar. Sin mencionar el hecho de que apenas y había tenido ánimos para levantarme este día, no tenía siquiera una idea de cómo había terminado rondando por los clubes de la universidad. No tenía clases programadas para este día hasta muy tarde, y era mejor así. Era como si el completo mundo se hubiera dedicado en crear un día para que no saliera por allí. El sitio parecía desolado cuando llegue al club de fotografía, viéndolo como una opción bastante llamativa. Me guardaba el trabajo de buscar un lugar, un ángulo y pensar qué dibujaría. Y solo me dejaba con el escoger cuál de todas esas fotografías tomaría y pasaría al papel.
Caminaba a lo largo y ancho de la habitación que no era lo suficientemente grande para tal cantidad de fotografías. No estaba realmente seguro de cómo una persona podía presionar el botón de una cámara en el momento exacto en que un ave batía sus alas por primera vez a la mañana, como un ejemplo. Me centré en una fotografía en donde habían muchas personas en el campus, estaba cayendo la noche y el cielo estaba entre azul y rojo. El reto perfecto y el de siempre, quitar e ignorar los colores definitivamente ya en el dibujo, y apartar a las personas, tratando de imaginar lo que permanecía oculto detrás de toda la muchedumbre. Nunca había personas en mis dibujos, era uno de mis principios. El viento frío que entro por una de las ventanas que no había notado abiertas hasta ahora me produjo un escalofrío, sintiendo la soledad del lugar. Me preguntaba por qué casi nunca había personas en los clubes en horas libres. Si es algo que les gusta hacer, como para dedicar su vida a ello estudiando para serlo, no pasan mucho de su tiempo libre en ello.
Ante la soledad que permanecía minutos antes, cuando comenzaba a trazar líneas en el block de dibujo, se podía sentir la otra presencia allí. Sin mencionar la no muy cautelosa entrada, eso daría una pista. Maldije a mis adentros, poniéndome a pensar por primera vez si pasaría algo por estar aquí. No es como que llevara mucho tiempo en este lugar después de todo, siempre y cuando me sirva la excusa de ser nuevo, estaré bien. Discreto, bajo el block de dibujo, y volteo un poco, encontrándome con una chica que no parecía haber notado mi presencia aún. No diría nada mientras no tuviese que hacerlo. Sería mejor así.

Levanté mi mirada hacía el gran reloj de la sala de castigos, diez minutos y sería completamente libre. Normalmente cuando me mandaban a esa sala no tenía problemas ya que sabía que ahí no me encontraría con ningún profesor y podría divertirme junto con los demás, pero al parecer Vlad se había enterado de que en vez de castigo para nosotros eso más bien era una hora de recreo, una hora para descontrolarnos lo cual sacó a la profesora de historia y puso al profesor de economía. No era un mal hombre, era bastante simpático pero solamente era así cuando estaba poca gente y justamente ese día estaba casi toda la clase llena. A mi era bastante normal verme en esa sala pero había chicas de notas honorificas y de comportamiento bastante bueno lo cual me hizo pensar que estaban allí solamente para tratar de coquetear con el profesor. Y sin darme cuenta esos diez minutos pasaron y pude salir de esa horrible clase. Me despedí de la demás gente y del profesor para luego suspirara aliviada al salir del lugar- Por fin libre, ¿que haré ahora? -miré mi bolsa y de ahí salía la correa de mi cara, para luego sorprenderme y llevarme la mano a la frente.

De un momento al otro comencé a correr por los pasillos, chocando con algunos compañeros de la universidad y pidiéndoles perdón. Tras pasar unos segundos me encontraba ante la clase donde se hacían las reuniones del club de fotografía. Yo era la líder y había olvidado preparar los papeles de la próxima clase, era toda una despistada, ¿como podía olvidar algo tan importante? Entré y me acerqué hacía un gran archivador. Lo abrí y rebusque en el los papeles. Al encontrarlos sonreí aliviada- Suerte que ordené esto el otro día -susurré para luego girarme y encontrarme con un chico. Al verlo me sonrojé levemente ya que no me esperaba que alguien estuviera en ese lugar a estas horas, es decir, fuera de la hora de los clubs. Tras quedármelo mirando varios minutos dejé los papeles en una mesa y me acerqué a el lentamente, tomando una silla y ponerla delante de el para sentarme en ella y mirarlo a los ojos- Hola, soy Kimberly Misty Miller, la líder del club de fotografía y pertenezco a Gamma Phi -me acerqué a el y le dí dos besos en la mejilla como saludo para luego alejarme y mirarlo con una sonrisa tierna, esa tan típica de mi- ¿Y tu quien eres? ¿Y que haces aquí solo? Digo, no son las horas de los clubs y bueno, no está prohibido venir pero es raro - ladee la cebeza y reí un tanto tímida, seguidamente lo volví a mirar tiernamente, aun sonriendo esperando que el chico me respondiera.

Parpadeé rápidamente un momento, tratando de analizar todo lo que acaba de escuchar en un momento. Estoy casi completamente seguro de que una persona no podía sonreír con tal naturalidad todo el tiempo, pero ella lo hacía. Me limite a tragar en seco, repitiéndome a mi mismo sus palabras antes de hablar. "No está prohibido." Bien, ningún problema, nada de que preocuparse. Hasta ahora va todo bien. Después de todo, no es como si se tratase de que estoy robando las fotografías del club. Aunque podrían decir eso, ya que las estoy pasando al papel. De cualquier modo, no veo como gustar de las fotos que han tomado pueda resultar mal. -Soy Phil, de Kappa Tau. Estudiante de dibujo-. Reí, arrancando la hoja con el dibujo ya avanzado de la fotografía que había estado mirando, del ocaso en la playa, y mostrándosela. En realidad, para cualquiera, el dibujo estaba completo. Pero para mí no. Solía dibujar cosas... Diferentes, en los dibujos. Muchas personas habían resultado extrañadas, y hasta horrorizadas por aquello. Pero supongo que todos tenemos una forma diferente de ver las cosas... El mundo. -Principalmente, suelo estar solo-. Reí, irónico. Era verdad, no solía estar con alguien en específico desde el mismísimo momento en que entré a la universidad, o incluso en la escuela. En realidad, el único momento en el que en realidad compartía con personas, era en clases y fiestas. En el primero, me veía obligado a hacerlo, a pesar de que a más de tres cuartos de la clase los conociese tan solo de vista. El segundo... Digamos que, una persona debía escoger una forma para socializar. Yo decidí esa. Personalmente, porque de cualquier modo, ebrio, seguía sin conocerlos al día siguiente. Eso me ahorraba muchas cosas. Aunque, sin mencionar las veces que había causado problemas. -Y, bueno, no estaba de ánimo para salir al campus a buscar algo que dibujar. Y veo que tienen toda la universidad aquí-. Volví a reír, dejando el lápiz dentro del block.

Reí por lo bajo, desviando la mirada un momento. Las personas no solían halagar, o siquiera hablar de mis... Trabajos, por así decirlo. Aunque no los mostraba muy a menudo después de todo, normalmente eran en este tipo de ocasiones en las que los mostraba a las personas, como cuando, no lo sé, dibujaba algo y llegaba alguien de repente, como solía ocurrir, ahí entonces venía la típica pregunta, qué hacía, levantaba el cuaderno, lo miraban y eso era todo. Cuando no eran mis maestros quiénes exigían verlos, realmente... No me gustaban las críticas. Las críticas eran sobre lo que los demás veían en el dibujo. Eso no quería decir que de eso se tratara realmente. Y nunca lograban dar con lo que era en realidad, se volvía bastante molesto, aunque comprensible. No eran los dibujos más fáciles de comprender. -Seguro  vendré seguido. -Reí ligeramente más fuerte cuando terminó de hablar por segunda vez, y su reacción ante sus propias palabras. Antes de que pudiera siquiera tomar el papel de sus manos, ella ya se había encargado de eso dejándolo en una de las mías. Miré el papel por un momento, asintiendo aún con la sonrisa divertida sobre los labios. No una risa de burla, ni de cerca, era sólo el que me hacía pensar. La mayoría del tiempo me mostraba, ante los ojos de los demás, con una frialdad como lo llamaban. Pero era que en realidad, no me llamaba demasiado la atención el tener la atención de los demás. Pero no era una persona fría ni nada de eso porque se me antojara sin más. -Claro, claro. Tenlo por seguro, Kim. -Volví a reír. -No lo sé, realmente. ¿Qué tienes en mente? Realmente no me parecía el lugar con más espíritu del mundo, pero ella parecía tener muchas ideas en su mente, como desde el momento en que entró y comenzó a hablar. Me apoyé en el marco de una de las ventanas que estaban en el salón, y cerré el cuaderno de dibujo guardando el papel donde había escrito su número dentro. Para luego voltear mi vista a ella, con una media sonrisa divertida, esperando a ver qué clase de cosa se le ocurría.