¿Que mejor que llegar? {Aaron}

Después de lograr salir de todo ese maldito dilema, me dejaron bajo la supervisión de alguien de entera confianza, Pía Arcuri, una hermosa jovencita, curiosamente prima de mi mejor amigo el señor O´Donell, yo sabía perfectamente quienes me habían ayudado a salir y tambien sabia como por milagro de dios había acabado bajo la supervisión de esa joven morena de ojos azules, ya la había conocido antes, muchísimo antes de todo este estúpido relajo Leo me la había presentado y la habíamos llevado a varias fiestas , reuniones y para que decir mentiras , en varias ocasiones se notaba que había cierta tensión entre nosotros , pero yo estaba con Cass y le era totalmente fiel, pero después de todo lo ocurrido en verdad no sabía si estaba listo para tratar de estar con alguien, todo el proceso para que me dejaran salir había sido tedioso pero efectivo, si claro se tuvo que mentir para que me dejaran salir, al padre de Alexis y la inteligencia de Los Coldking y la Winterson me habían mandado directo a mi hermosa y ya casi perdida libertad , yo en verdad pensaba que me dejarían totalmente libre, que podría regresar a acabar mi carrera pero no me dejarían entrar a la universidad de nuevo aunque mi nombre ya estuviera “limpio”, sé que nadie me aceptaría pues que me acusaran de asesino no sería fácil de olvidar, pero con el tiempo y con l ayuda de mis verdaderos compañeros lo lograría, lograría volver a levantar mi nombre y nadie se interpondría en mi camino, de eso estaba más que seguro y apostaría mi vida a que si intentaba alguien volver a ponerme tras esa puerta de metal frio, no estaría de nuevo encerrado con ese bonche de personas enfermas y desubicadas, yo nunca estuve ni estaría enfermo, simplemente debía aprender a esconder mis ideales y así todos se tragarían aquellas palabras que dije , “ me arrepiento de todo, y sé que no conseguiré el perdón de nadie , pero era mi familia la que estaba en juego”.. ahora muchos tambien me veían como un mártir, como una víctima de todo y no era tan difícil de ver así , un joven rico el cual siempre sufrió de estar bajo las sombras de sus hermanos y padre , un joven el cual tuvo que ver toda la vida como su padre era un fácil y como su madre se mataba poco a poco, un joven el cual siempre fue señalado como un monstro cuando nunca nadie se dedicó un poco de su tiempo para conocerlo, un joven bastante deprimido el cual sufrió alcoholismo y repetidas depresiones amorosas, era toda una novela!, pero esas cosas me habían hecho un perfecto y maldito hijo de puta y lo amaba.

Ese día todo parecía estar perfectamente bien, me había metido a bañar por que tenía pensado salir con Leonarth por un nuevo y hermoso guardarropas, tenía muchas prendas que cambiar, ya no era un estudiante cualquiera, ya era un hombre hecho y derecho, así que por eso era esta pequeña salida de caballeros o igual si Pía se encontraba podía ir con nosotros y ayudarme. Me metí a bañar como si nada, pero estando ahí adentro paso algo que en verdad no esperaba, la primera palpitación me puso alerta, no podía regresar ahora que yo ya lo controlaba, la segunda palpitación me preocupo, en verdad que quería ahora? Simplemente volver a meterme mido como antes?, sentí otra palpitación y ahí fue cuando lo vi metido en la bañera conmigo, esta vez tenía el mismo traje blanco que le había visto puesto en el psiquiátrico, pero estaba manchado de sangre y lodo, su rostro estaba arañado y pálido con marca de los moretones que hace un tiempo ya se me habían borrado, su mirada estaba inyectada en odio y sangre, me sonrió y esos dientes eran blancos y afilados como si se tratara de una bestia “me has traicionado, nosotros deberíamos seguir ahí adentro…que traicionaste!” sentí el mismo miedo de antes, que pasaba? Que no queríamos estar libres? Eso era lo único que queríamos y aquel no parecía entenderlo del todo- Basta…estamos libres y bien, que no lo ves- dije saliendo de la bañera y amarrándome la toalla en la cintura, pero ese Aaron apareció frente a mi sangrando de la boca y viéndose horrible, me espanto y comenzó a caminar hacia mi así que tome un destapa caños, un acto muy estúpido de mi parte pero solo fue un reflejo- Basta!, ya basta!- le dije y escuche su risa sonora, apreté los ojos y segui con el brazo estirado apuntándole con el destapa caños, estaba muy alterado y todo mojado, nunca me percate cuando Pía entro al baño y se me quedo mirando, después me cubrió y se puso tras de mí y pregunto que si estaba bien, no , no lo estaba, ahora no lo estaba , porque ese Aaron había regresado? Que pretendía? Por qué dijo que lo había traicionado, en verdad quería estar encerrado, sentía las manos de Pía secar mi cabello, su cercanía era muy cálida pero no estaba calmando mis nervios, no dije nada y segui viendo mi reflejo en el espejo, buscaba indicios de ese Aaron, los ojos no estaban rojos, ni salía sangre de mi boca, no tenía ya moretones, pero aun así me ponía demasiado nervioso, no entendía como era que me estaba pasando eso de nuevo, lleve una de mis manos a la mano de Pía y la baje lentamente para que tocara mi mejilla y la mire por el espejo- Pía…regresó- le dije entrecerrando los ojos para que entendiera que las alucinaciones habían regresado, ella era mi psiquiatra personal, al cual se me había asignado para que me tratara.

Pía era de esas mujeres que a simple vista se veían como unas perras desgraciadas y de cerca lo eran y ella era una de las peores pero conmigo era muy diferente, aunque no me gustaba ser tratado como un niño pequeño con ella era grato en cierto punto, tenía esa facilidad para hacer que me calmara en cuestión de segundos. Su manita cálida se posó en mi torso desnudo y después la mía, tenía razón estaba muy alterado y cuando yo toque su pecho para sentir su corazón me di cuenta que me debía calmar, que estaba a salvo con ella enfrente de mí, que ese Aaron no era real que solo era una proyección de esa parte mía que temía, eso me había dicho Pía y tenía razón, no era más que una mala pasada de mi cabeza a mi persona, respire hondo y su comentario me relajo aún más, en verdad la tensión sexual que había entre nosotros era muy notoria pero respetaba a Pía por Leo, era su prima y no quería verme envuelto en algún problema, sé que Leo no era de ese tipo de chicos celosos y menso conmigo pero aun así, los 3 vivíamos bajo un mismo techo y no era prudente que nos enredáramos Pía y yo solamente por un momento de calentura, Su abrazo me fue calmando poco a poco y mi respiración se fue normalizando, al soltarnos mire su contoneo hasta en donde tomo ropa y me la ofreció, aun así vistiendo pants y sudadera era de las mujeres más bellas que había visto, ella era de esas mujeres que ni los vestidos ceñidos ni el maquillaje ni todo ese tipo de cosas, podía ganarle a la confianza y a la astucia que llegaba a manejar Pía .Deje que ella saliera del baño y una vez ahí me vestí rápido solamente poniéndome los boxers y el pantalón, la sudadera la tenía en la mano, no me sentí a gusto estando tapado y después de una ataque de esa forma, mi cuerpo se calentaba con cada ataque y se calentaba no en forma sexual si no que parecía alterarse tanto que mi temperatura corporal se elevaba como para dar la señal de que no estaba para nada cómodo. Salí del baño y me fui hacia la habitación de ella, ella estaba recostada y me invito con la mirada y na cálida sonrisa, en verdad tenia pena con ella, enfrente de ella no podía comportarme como el pomposo Aaron , engreído, petulante, pretencioso, don juan, no, con ella tenía que comportarme como era en ese momento, un chico asustado de su propia mente, eso era todo pero aun así y curiosamente no me molestaba tanto , ella en verdad parecía querer ayudarme y tambien debo aceptar que en ese momento lo que menos me importaba era tener a un bonche de mujeres muertas por mí, solo quería recuperar mi cabeza y sé que Pía me ayudaría- Lo lamento…no sé qué fue, en verdad no entiendo que lo ha detonado ahora- últimamente ella y yo habíamos hablado de los detonantes de aquella situación y normalmente era cuando estaba bajo presión, ya fuera enojado o con miedo, ahí era en donde ese Aaron salía, pero había momentos, si contados, pero había momentos en los que ese Aaron parecía salir cuando a él se le diera la gana. Me senté en la cama y me deje caer de lado recostando mi cabeza en la almohada mirando a Pía, la sudadera la había dejado de lado en la cama pues no pensaba ponérmela no la aguantaría – Esta vez no me moleste ni nada, en verdad no sé por qué lo volví a ver-agache la cabeza y vi las sabanas de la cama tratando de distraerme