Universidad Brown
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NEW YORK CITY
2013
Dicen que a los trece años es una época donde los niños dejan de ser niños y pasan a ser adolescentes. Se revelan contra el mundo, les salen espinillas, empiezan a interesarse en el amor, en el sexo, a las chicas les viene la menstruación etc. Vamos, una época en que estos pequeños humanos están en pleno crecimiento y comienzan a aprender las verdaderas lecciones de la vida. Dura exactamente cinco años, hasta los dieciocho años, cuando supuestamente pasar a ser adultos.

Ahora mismo si estas planteándote en inscribirte en esta prestigiosa universidad es por que has pasado esta etapa, pero bueno, ¡eso cosa del pasado! Olvídalo, pon eso en un rincón de tu memoria.

Ahora estás viviendo el año 2013 en la Universidad de Brown, situada cerca del corazón de Nueva York.

¿Estás aquí por elección propia, por el sueño de convertirte en alguien famoso en la vida? ¿Por qué tus padres tienen una cuenta bancaria muy grande? ¿O tal vez por obligación?

Sea la razón que sea el resultado es el mismo, estas en una de las mejores universidades de América, pero aquí no te daremos 'la comida masticada' lo cual si de verdad deseas llegar a ser alguien en la vida tendrás que currártelo, aquí no regalamos nada.

¡Casi lo olvido! Tal vez exijamos mucho, pero tampoco descartes la idea de tener un poco de diversión. Fiesta, alcohol, sexo, drogas.

En resumen, el libertinaje total.

Para Algunos, la diversión significa dormir en tantas camas como sea posible, para otros, las compras y manicura son las cosas más importantes en su vida y siempre habrá los -por su padres- tienen dinero y reputación.

Pero dejando todo eso atrás, en la oscuridad de Brown se esconden varias personas que pertenecen a una especie de secta, un grupo donde su intenciones no son exactamente buenas. Se hacen reconocer por 'la logia', una panda de personas donde jugarán con cualquier persona que les apetezca. Les gusta ver sufrir a los demás, viven a costa de ellos. ¿Que pasa? ¿A caso tienes miedo de ser su próximo elegido? Tranquilo, como en los cómics y películas de Stan Lee donde hay un villano, hay un super héroe, e aquí nuestros super héroes se hace llamar anti logia, un grupo donde quieren la paz en la universidad y acabar con toda esa crueldad.

Y dime, ¿quien eres tu? ¿Eres un becado? ¿Un estudiante normal? ¿O tal vez te guste la idea de pertenecer a la logia? Otra posibilidad es que quieras cumplir el sueño de todo niño, ser un super héroe y pasar a ser miembro de la anti logia pero...

Seas lo que seas, se bienvenido a Brown University.
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Mensaje por Leonarth O'Donell Dom Jun 30, 2013 4:36 pm

 Ya los días habían pasado desde mi accidente y que terminase siendo auxiliado por Valquiria, quien a su vez me brindo un techo, comida y asistencia médica. Porque tenía la pierna abierta, y ella, no siendo cirujana, hizo puntos para unir la carne que estaba desprendida, yo no lo hubiese podido hacer con otra persona, siquiera a mí mismo. Al final de aquello, termino todo bien, dormí en una cama que no era mía, con ropa prestada, seguramente de Alonso. Y silenciosamente como un gato, me escape a la mañana siguiente de aquel lugar, para no tener que dar explicaciones y no ser retenido por Valquiria, porque si bien me ayudo, ella quería saber que me pasó. Exactamente qué es lo que realmente paso para que terminase en aquel  estado.
Deambule aquella mañana por las calles, y en los muelles me encontré con Mike y Aaron, pero nunca los enfrente, porque me sucedió algo que me cambio totalmente la perspectiva de vida, conocer a la famosa viuda negra. Pero eso no es nada, enterarme muchas cosas que jamás pensaría que fuesen ciertas. Temas que rondaron por mi mente durante días, en los que vivía en hostales, para sobrevivir, tenía una cuenta a otro nombre que era falsa y de allí podía sacar el dinero que necesitaba, pero siempre bajo una identificación falsa, no era mucho dinero, pero para sobrevivir un año me daba. Eso lo pude conseguir con facilidad con uno de mis contactos fieles. El cual solo pidió a cambio dinero, y cero explicaciones.

Lo único que tenia “mío” era aquella campera de cuero que Melissa mi ex novia me regalo tiempo atrás. Lo único que llevaba puesto la noche del accidente. ¿Por qué? Por su valor sentimental. El tenerla puesta, me hizo pensar en mis amigos, es por eso que les escribí, primero a Aaron, y este enseguida me pidió para vernos el jueves en la iglesia, ahí tendría que contar muchas cosas. También escribí a Mike, y se lo tomo de malas pero nunca perdiendo su aire sarcástico divertido. Por último, pero no menos importante, Valquiria, si, mi ángel que me salvo de la muerte. Pero a ella primero le escribí que estaba bien, y que pronto volvería a escribirle. Pero minutos después hice otro mensaje de texto, solicitándole que acudiese a la torre panorámica. Que viniese sola, y que no levantase sospechas, no quería involucrarle en mis hazañas, ya lo hice una vez, y una segunda vez ya no me gustaría que se vea perjudicada.
¿Flores? Hacia tanto tiempo que no regalaba flores a una chica, y fue lo que mejor se me ocurrió para obsequiarle a Valquiria. Un hermoso ramo de claveles rojos y blancos, perfectamente alineados en sus cavos, y rodeados de un papel transparente, atado con una cinta color blanca. Un puesto de recuerdos y florería estaban casi en las cercanías de la torre.
Casi era la hora que estipulaba ver a Valquiria, la 5 de la tarde, hora en la que si hubiese estado en mi casa, estaríamos tomando el té. Ahora eran solo ruinas aquello que mi abuelo construyo con tanto sacrificio. Matando por dinero, haciendo negociosos sucios, y simulando ser un hombre exitoso, como mi padre, y quizás, como yo. Generación tras generación, todos asesinos e corruptos, pero el único bipolar era yo, el que se olvidaba de todo, y que desde pequeño me trataban como si nada pasase. Dopado con pastillas, que generaban la alteración en mi cabeza, haciendo que olvidase todo lo que ocasionaba. Pero ahora ya no, aquellas pastillas no las tomaba mas, y muchos recuerdos llegaban a mi cabeza como si fuesen bombas atómicas.

Llegue a lo que era el tope de la “torre del vigía”, ese nombre le había puesto cuando no tenía idea del verdadero, y así quedo. En donde muchos rondaban para apreciar el paisaje que incluía la ciudad de Nueva York, Manhattan, Brooklyn, y otros barrios, inclusive se podía ver en un tamaño muy pequeño Brown, la universidad prestigiosa. Que habría sido de todas aquellas personas que me conocían. Se preguntaran acaso por mí, se lamentaran… sentí de repente una mano en mi hombro, era femenina –Viniste- me di la vuelta y le mostré las flores –para ti, pero no taparán todo el misterio que mi vida oculta- trate de simular una sonrisa, aunque todo lo que venía pensando con anterioridad me rechazaban el sentirme bien aunque sea un momento. 
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Mensaje por Valquiria D. Rosewart Jue Jul 11, 2013 5:05 pm

El tiempo había pasado y ya me separaban varios días desde que tuve aquella inesperada visita de Leo en mi casa. El paso del tiempo y la ausencia de preguntas me habían confirmado que nadie había sospechado ni visto nada, cosa que me venía bien, pero en cuanto a Leo, parecía que simplemente se lo había tragado la tierra. No recibí ninguna llamada o visita, ningún tipo de prueba que me advirtiera si él estaba bien o mal. 
Reconozco que su forma de escapar me tomó por sorpresa, no me había imaginado que él respondiera de esa manera, pero cuando pasó no tuve más que resignarme y hasta ahora aún tenía fresco en mi memoria aquel día, deseosa por encontrar a alguien o algo que me respondiera las preguntas que habían crecido en mi cabeza y se habían quedado allí, esperando a ser resueltas. Esperaba de todo corazón que las cosas hayan ido bien con él y con su herida, no me gustaría enterarme que algo había salido mal y que Leo había terminado mal, pero las malas noticias eran las primeras en llegar, así que no me podía preocupar de más.

Estaba en mi casa, editando unas fotografías que esa semana debía presentar ante mi clase, cuando el sonido de mi celular rompió el momentáneo silencio que se había instalado en la sala. Fruncí levemente el ceño, extrañada al notar que era un mensaje de un número desconocido. Algo parecido al alivio se extendió por mi cuerpo al empezar a leer y saber que se trataba de Leo, por fin estaba dando señales de vida. En el mensaje él reconocía que me debía explicaciones sobre el asunto y debíamos vernos algún día, pero que no podía volver a mi casa, añadiendo también que ese era su nuevo número de celular y que podía contactarlo libremente. Me alegré de saber que estaba bien y que aún se mantenía en New York, pero cuando pensé en responderle, deseché la idea porque en realidad no sabía qué decirle.
Suspiré y miré algún punto fijo en la pared, en blanco. Finalmente, en un futuro muy próximo, me enteraría de qué era lo que Leonarth estaba escondiendo. Mi ensoñación duró unos minutos, en los que dejé que mi imaginación volara. Sentía que había algo grande detrás de todo esto y mi curiosidad estaba a flor de piel con todo eso. 
Aún en mis manos, el celular volvió a sonar. Me sobresalté pero mis manos se movieron hábiles por la pantalla táctil. Se trataba otra vez de Leo, pero esta vez había una invitación concisa en el mensaje. Él quería que nos viéramos en la torre panorámica del mirador, un lugar al que yo no había ido más de un par de veces, pero sabía cómo llegar. Miré el reloj de mi celular, eran las 15:52 p.m, y considerando que la cita era a eso de las 5, tenía tiempo de sobra para arreglarme.

No sabía qué saldría de aquella reunión entre los dos y tampoco había pasado por alto que me había citado en un lugar bastante alejado. Seguramente él no quería testigos, no quería arriesgarse a que alguien escuchara nuestra conversación. 
Luego de los mensajes que recibí, no tuve cabeza para seguir editando las fotografías en la computadora, así que lo dejé de lado y me entretuve, en medio de la ansiedad, con alistarme para la cita.
Cuando salí, en el camino hacia el mirador, me puse a pensar en todo lo que pasaría. Yo realmente no conocía del todo a Leo, en realidad, lo conocía únicamente poco y nada, entonces. ¿cómo sabía yo, que todo lo que Leo dijera, era verdad? ¿Tendría que confiar en él, a ciegas? Era algo difícil, y el instinto no me ayudaba, porque no tenía ningún presentimiento. 
Llegué al lugar tres minutos después de las 5. Subí al topo de la torre, seguramente Leo ya estaría allí. Mi calzado no emitía ruido alguno, porque hoy no llevaba tacones como era mi costumbre, sino que zapatos estilo militar, así que cuando llegué allí y me encontré a Leonarth de espaldas hacia mi, atento a la vista que se exponía desde allí arriba, supe que no se había percatado de mi presencia.
Lo observé por unos momentos, se veía tranquilo, pero del tipo de tranquilidad cansada que sólo un hombre con pasado oscuro y tormentoso poseía. Me acerqué a él, pero no hablé, simplemente toqué su hombro, sacándolo de sus cavilaciones internas. 
Se volteó hacia mi y me sorprendió, realmente lo hizo, notar que tenía un delicado adorno floral entre las manos. Sonreí inmediatamente, algo atónita y agradecida, eran unas flores hermosas. Asentí levemente y luego de tomar las flores, besé su mejilla. —Es un bello detalle, te lo agradezco de verdad, Leo.— Mi sonrisa se apagó al ver su mueca, ese intento fallido de sonrisa que intentó hacer. Ladeé mi cabeza levemente y lo miré con apesadumbrada curiosidad. —¿Qué está pasando, Leo?— Gemí, descubriendo que no me gustaba ni un poco verlo mal. —Recuerda que puedes confiar en mí.—Dije intentando asegurar ese punto, que él supiera a ciencia cierta que yo estaría allí para él siempre. —Cuéntame qué sucede, quizás yo pueda ayudarte.— Le sugerí, pero una súplica iba disfrazada en la frase, quería descubrir qué era lo que lo atormentaba, quería en verdad que él me permitiera ayudarlo.
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Mensaje por Leonarth O'Donell Sáb Jul 13, 2013 4:55 pm

¿Qué lograría con un ramo de flores cuando la paz en mi interior ya no reinaba desde aquel día? Quizás el gesto era bueno, flores… ¿Por qué no bombones? ¿O un oso de peluche? Igual no daba para pensar mucho en que regalarle, sino, en que decirle a Valquiria. Puesto que ella, se estaba arriesgando a seguir mis pasos, ¿y que intento decir con esto? Que ella no sabe a lo que se enfrenta si sigue a mi lado, pues por más que exista un pequeño lazo de confianza, o ya un poco mas que pequeño, yo soy un hombre de pocas palabras con lo que respecta a mi vida privada, o la del criminal que llevo dentro.

Entonces fue ver aquel panorama desde la torre que provoco en mi mente volar mi imaginación por un instante, crear un mundo perfecto, poco realista, ¿utópico? Uno al que nunca tendría acceso al menos no luego de cumplir una larga condena en la cárcel si me entregaba. ¿20? ¿30? ¿60 años? ¿Cadena perpetua? No lo se, y no me importa, mi propósito ya estaba lográndose de a poco, para empezar la muerte de mi padre era un peso que me quite de encima, y ahora con la ayuda de la viuda negra seguiría con el plan de terminar con aquellos con los que mi padre tenia rivalidad a muerte. Y que ahora estaban detrás de mí, los mismos que mataron al hijo de la viuda.
Cerré los ojos, apoye una de mis manos en la piedra que dividía la pendiente del piso, un muro de no más de un metro. Entonces fue cuando alguien se estaba acercando, no mire al principio, pero en aquel lugar, y viendo la hora en mi reloj, se trataría de Valquiria. Entregándole sus flores, al acercarse y saludar, aquellas flores que compre antes de subir a la torre, escuche todo lo que su mente curiosa quería y necesitaba saciar, como un vampiro dependiendo de la sangre de su victima.

-tu me ayudaste suficiente en dos oportunidades, y se que sabes a cual me refiero con la primera- hablaba de lo ocurrido en la mansión OakTree –Ahora yo me pregunto Valquiria, teniendo la oportunidad de ser la heroína de Nueva York, entregando a uno de los peores criminales del territorio, ¿Qué te llevo a no entregarme a las autoridades? O peor aun, ¿a que se debe el querer ayudarme tanto? Esto te lo pregunto ya que en dos oportunidades pudisteis acabar con mi vida, aunque, se que no eres de ese tipo de personas, del cual yo si lo soy, por desgracia…- pause mis palabras dejando que el viento se las llevara. Silenciando el entorno, incitando a querer escuchar más.

No podía negar el no confiar en ella, en seguirme encontrando con su presencia, la cual me era muy satisfactoria. Agradable, e inclusive excitante, pues ella me agradaba, a tal punto que me estaba gustando. –me alegro saber que acudieras a mi llamado, como veras, ya no soy mas el chico millonario, popular, capitán del equipo de natación, codiciado por muchas en Brown, y detestado por la mayoría de los chicos, envidia oculta puede llamársele, como quieras, sino que ahora soy una comadreja que cava en la tierra, escapando de la sociedad y quedándome en hoteles de una estrellas, pues como veras, y abras leído en las noticias, yo fallecí en aquel accidente, en donde tu accediste a darme atención medica, pues no puedo acudir a un centro medico, ni puedo darme el lujo de gastar mi dinero, el que deposite bajo un nombre falso hace un tiempo atrás- me lleve la mano al pecho frunciendo el ceño, expresando lo tan agradecido que estaba con todo –aun me queda por aprender, pero tengo que empezar por mi mismo, y eso incluye saber hacer una saturación- reí apenas por mi propio comentario.

Lleve una de mis manos a la cabellera castaño claro de Valquiria, la suavidad de aquellos cabellos no podía explicarlo, era agradable tocarla, por mas que en toda mi vida hubiese estado con distintas mujeres, el contacto con alguien que te gusta no solo para tener sexo, es muy diferente al tocar una mujer que solo pasaría una noche en tu cama y al día siguiente ya no existiría mas en tu vida. –prometo que te contare todo, absolutamente todo sobre mi vida y porque me están sucediendo todas estas cosas, pero antes respóndeme las preguntas que te hice con anterioridad, la sinceridad antes que nada Val- ella sabría como responderme, pues estaba segura de si misma que estar conmigo, no era algo que le favoreciese. O si.

 U. perdón por demorar http://r27.imgfast.n 
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Mensaje por Valquiria D. Rosewart Lun Jul 15, 2013 7:59 pm

Las flores me sorprendieron. No me había esperado realmente aquel gesto atento de parte de Leo, y quizás en cierta forma eso confirmaba lo poco que le conocía. En verdad, él podría haber intentado una emboscada a mi persona ahí mismo, sin testigos ni nada que le inculpara, para salir sin pena ni gloria del embrollo en el que estaba metido y del que yo deseaba respuestas. ¿Qué le impedía, entonces, eliminarme del camino para no correr ningún riesgo? Nada y yo podía ser una estúpida al confiar en él y aventurarme a acudir a sus llamados y a mantener todo en secreto. Pero era como si algo me empujara a creer y a confiar en él, algo en mi instinto me decía que él no me dañaría ni ahora ni nunca, por lo menos no apropósito y yo me había aferrado a eso, sin querer alejarme de los misterios que se enredaban alrededor de Leo.
Yo sabía que no era fácil que él abriera sus secretos a los demás, mucho menos si nos conocíamos tan poco el uno al otro, pero algo entre nosotros se había formado, un muro de confianza que era difícil de evitar. Y eso hacía que me confiara en que sólo era cuestión de tiempo para saber qué pasaba en la cabeza de aquel hombre que tenía frente a mí. Miré a sus ojos y vi la inquietud que danzaba en el interior de ellos. El misterio, también. Algo que él se concentraba en mantener bastante escondido, que me avivó la curiosidad.
Luego de saludarlo y agradecer el detalle de las flores, me mantuve callada, esperando a que él diera el primer paso en la conversación que ambos nos debíamos y así lo hizo, mientras que yo escuchaba atenta. Tocó el tema sobre las dos oportunidades en que yo le había salvado de la muerte, alcé una ceja y esperé mi turno de hablar. Medité sus palabras y me detuve cavilando en su primera pregunta, algo fácil de responder para mí, en realidad.
Seguí su discurso, sin perderme nada. Esperaba que lo dijera todo, antes de que yo siquiera empezara a hablar, así que me mantuve a raya, hasta que terminó. Estaba siendo sincero, sincero de verdad y eso realmente me gustó, al fin teníamos aquella conversación que había anhelado desde el día del accidente.
El accidente... sí, el día en que Leonarth "había muerto" pero claro que no lo había hecho, se salvó por los pelos, en realidad, pero para todas las personas, de la universidad y los alrededores, él verdaderamente había perecido en aquel automóvil como decía claro en las noticias. Esas habían sido las únicas cosas que me había enterado luego de que él desapareciera de mi casa al otro día de haberlo ayudado.
Una sonrisa de medio lado se formó en mi rostro cuando Leo trató de bromear con su actual situación, pero no dije nada, aún quería que él llegara al final y luego hablar yo.
Luego de eso él llevó una de sus manos a mi cabello, me sorprendí un poco, pero no me alejé. En lugar de eso le sonreí mientras miraba a sus ojos. Esos ojos misteriosos que me tenían fascinada. Supe que en ese momento me tocaba hablar y lo hice, sin separar mi vista de él.
Bueno... me la has puesto fácil, porque sé como responderte.— Dije, sonriendo débilmente. Suspiré y miré hacia el paisaje que se exponía ante nosotros, para luego volver la vista hacia sus ojos. Era algo como una necesidad mía hablar mirando a los ojos. —En cuanto a lo primero, Leo...—Empecé a hablar, mientras mantenía mi rostro sereno. —En la manera de que yo lo veo, hubiera quedado como la heroína para las autoridades de New York, pero para mi, entregarte a la policía habría sido el actuar de una traidora.—Aseguré, con total sinceridad. —La lealtad es algo que a mí me importa mucho y la mía está de tu lado, ¿sabes? No sé desde cuándo, ni cómo, ni porqué, pero así es y es muy difícil de que eso cambie. Confío en ti, Leonarth, con secretos o sin ellos y si está a mi alcance, te defenderé y ayudaré, ¿entiendes?— Una suave brisa jugueteó con mi cabello y hice una pequeña pausa pero luego proseguí. —Estoy consiente de que tu vida es complicada, que hay cosas de ella que te avergüenzan y que las cosas no están bien en este momento para ti, pero... ¿quién dice que esto será para siempre? Llegará el momento en que todo se arreglará, o por lo menos la mayoría de toda esta locura. No eres un hombre malo, Leo y estoy segura de ello. No importa cuantas veces te has equivocado, ni qué cosas has echo en tu pasado, en realidad, esas cosas a mi no me importa, quiero que sepas que puedes confiar en mí, yo no te juzgaré porque no soy quién para hacerlo porque todos cometimos errores... No te haré preguntas, ¿está bien? Simplemente me quedaré confiada con todo lo que tú decidas contarme, no necesito más que eso.— Me quedé callada y esperé con ansias a que hablara. Había sido sincera, del todo sincera y había sido mucho más fácil de lo que había pensado en mi cabeza. Ahora esperaba que él fuese sincero y me dijera quién era realmente o qué pasaba con su vida, porque la verdad yo no estaba pidiendo demasiado.
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Mensaje por Leonarth O'Donell Mar Jul 23, 2013 4:02 pm

Dada mi situación actual, me encontraba en el extremo de no poder confiar en nadie, bueno, no en la mayoría, pero en Valquiria era y seguirá siendo extraño el que si confiase. Porque no soy de fiarme tan fácilmente a una persona, toma un cierto tiempo conocer con quien me estoy “codeando” y otro tiempo llevar una relación. Y por ultimo descartar aquello que no me sirve.
El gesto de las flores fue simplemente un detalle por haber acudido a mi llamado, la necesitaba, después de todo lo que ella hizo por mi, era momento de darle unas cuantas explicaciones, limitándome un poco, pero si hablarle sobre mi vida, sobre mi enfermedad, lo que estaba pasando con mis padres, la partida de Brown y el falso accidente que por poco termina con mi vida, por un acto inconsciente y egoísta. Egoísta con mi familia, o lo que queda de ella, y con mis pocos amigos.

Traición, fue lo primero que pude escuchar por parte de Rosewarth, podía pre sentir en sus palabras que ella no estaba mintiendo, pero, no podía cantar la ultima palabra, porque si bien me escape dos y hasta tres veces de ser entregado a las autoridades de Nueva York, ella seguía ahí sin decir absolutamente nada, ni preguntarme tampoco. –inteligente de tu parte, pero sigue hablando- deje que ella siguiese hablando sin interrumpirle pues me importaba saber el porque a todo esto.

Lealtad… confianza… palabras que ya resonaban una y otra vez en mi cabeza como grabación, pero no hipócritamente, sino, de manera sincera. Pero por mas que me hubiese dicho todo esto, se que ella algo esta buscando de mi, y que no incluye a los federales. ¿Qué?

-para no ser grosero Valquiria, preferí no reírme al escucharte que no soy una persona mala, lo soy, lamentablemente lo soy, pero no consciente, sino inconsciente, veras… hace muy poco tiempo que descubrí por mis propios medios que mentalmente no estoy bien, no soy una persona que deberías de tener esa confianza ciega que me expresas, a lo que voy es que tengo trastornos bipolares, aun estoy luchando con ello, no me es fácil, pero me entero de cosas atroces cuando recupero la memoria, porque no es que haya asesinado a uno o dos individuos, sino que estamos hablando de muchos mas, 10… 20… no puedo llevar una cuenta, y no la quiero llevar- camine unos pasos viendo el paisaje a mis espaldas y que ahora estaba frente a este, la hermosa ciudad de Nueva York, el puente de Brooklyn, Manhattan, entre otras arquitecturas famosas, y extremidades de las ciudades aledañas a Nueva York. Quede en silencio, cerré mis ojos y volví a dedicarle mi atención a Valquiria –el infierno es poco comparado con lo que me tocara el día de mi muerte, pero para que hablar de eso si ya van varias veces que escapo de la muerte, y, coincidentemente, en cada una de las situaciones extremas conocí a mis mejores amigos, Aaron, Mike, Marié, entre otros nombres, pero no muchos, en donde te incluyo… pero también perdí a personas que me querían ayudar y que yo ciegamente les di la espalda, cegado por la cólera que en mis venas circulaban- apenas podía sonreír, no me permitía sentirme orgulloso de lo que soy y de lo que estoy haciendo. Cualquiera podría juzgarme y no me importaría, porque lo que llevo dentro, es un peso muy grande para prestar atención a lo que se dice de mí, y para mis cansados pies.

De repente me abrasé a Val, rodee con mis brazos su cuerpo, sentí su calor y me quede así unos segundos –soy la peor amenaza que pueda existir para muchas corporaciones, incluyendo la Logia, soy de las personas mas buscadas por distintas mafias- di un paso atrás, se que ella había sentido sobre dicha situación, todo Brown sabia sobre la Logia y mas que evidente la Anti Logia –no formo mas parte de la Logia, igual nunca hice nada estando dentro de ella, solo me tocaba mover contactos y papeles, pero termine traicionándolos, y mate a dos individuos de esa secta… ya ves, soy impredecible, y aun así quieres estar a mi lado, lo aprecio, claro que si, pero Valquiria, entiendes que si te ven conmigo, corres un riesgo muy grande de que tu o tu familia terminéis muertos, es así, ya no existe mas aquel popular chico de Kappa Tau, se termino esa faceta, inclusive ya no podre llevar este nombre que llevo, soy un don nadie, un ente que camina y deambula por las calles, refugiado en…- silencie mis labios, no podía decirle mi ubicación, era mucha información –no importa, solo eh de decirte que en cuanto pueda dar solución a mi vida, serás la primera en saberlo- lleve una mano a mi corazón y dije por ultimo –palabra de boy scout- ahora si sonreí –hay mucho mas que tienes que saber, pero quiero tomar asiento, ¿podemos?- dije señalándole una banca junto a los miradores, mi pierna me estaba doliendo de estar parado. Aun estaba algo resentido por el accidente.
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